Miércoles, 4 de diciembre de 2024
Introducción
Contenidos
- Introducción
- Iglesias del siglo XVII
- Mapa de los Monumentos y puntos de interés
- Más Sevilla
- Monográficos de Sevilla
En esta página, la tercera que unaVentanadesdeMadrid (uVdM) publica sobre el Siglo XVII en Sevilla, recorreremos algunas de las iglesias construidas durante esta centuria que aún se conservan en la ciudad, dejando para la próxima página, Sevilla (XV), aquellas otras que fueron capillas de conventos que ya no existen. También, tal y como hemos hecho en las dos páginas anteriores del siglo XVII en la capital andaluza –Sevilla (XII) y Sevilla (XIII)–, en cuyas introducciones tratamos sucintamente sobre la población y la religión en la Sevilla de la época, en ésta conoceremos, de manera breve, algunos de sus elementos artísticos de entonces.
Antes de continuar, es preciso mencionar, al igual que ya hicimos en las otras dos páginas de este siglo, que, durante él, Sevilla perdió casi la mitad de su población –unos 60.000 habitantes– debido a las epidemias, la hambruna asociada a las malas cosechas y el reclutamiento de soldados para los numerosos conflictos bélicos en los que se vio envuelto el Imperio Español. A esta circunstancia, hay que añadir la crisis económica de la monarquía hispana durante este siglo y el cambio de puerto de carga y descarga de las flotas de Indias a Cádiz en 1680.
Pero no es así como comienza el siglo XVII en Sevilla. La ciudad lo inicia como una continuación del anterior, en el que, gracias a las riquezas aportadas por el hecho de tener el monopolio del comercio con las Indias, vivió su mejor época. De hecho, para algunos historiadores, en este desafortunado siglo XVII, la ciudad alcanzó su apogeo artístico. No debemos olvidar que en esta centuria surgió el Barroco1, así como la evolución que éste tuvo a lo largo del mismo.
De este modo, durante este período, en que la escasez económica trajo consigo el uso de materiales más baratos como el ladrillo, las yeserías o los azulejos, la arquitectura evolucionó desde las formas clasicistas del Renacimiento3 y su transición en el Manierismo4, presentes a principios de siglo, hasta la grandiosidad y teatralidad del Barroco. En Sevilla, podemos citar a los arquitectos Juan de Oviedo y de la Bandera, Miguel de Zumárraga, Diego López Bueno, Pedro Sánchez Falconete y Leonardo Figueroa.
Arquitectura
Pintura de la cubierta del presbiterio de la Iglesia del Divino Salvador representando la Gloria Celestial. Es una obra de Juan de Espinal del Siglo XVIII.
Juan de Oviedo y de la Bandera (Sevilla, 21 de abril de 1565-Bahía (Brasil), 25 de marzo de 1652) fue un ingeniero militar, arquitecto, matemático y escultor. En 1603, ocupó el puesto de maestro mayor de construcciones y arquitectura de la provincia de Sevilla y se le considera como el principal arquitecto sevillano de la época. En esta ciudad, fue autor como arquitecto, entre otras obras, de la Iglesia de San Benito, de los conventos de la Asunción y de la Encarnación de Belén y de su obra más destacada: la Iglesia y el Convento de Nuestra Señora de la Merced Calzada. Como ingeniero, trabajó en el encauzamiento del río Guadalquivir, en el suministro de agua potable a las alamedas y en la restauración de varios edificios, entre otros, el del Ayuntamiento. Además, en un memorial que presentó en la Corte, enumeraba también la construcción de dos teatros, el peladero del ganado de cerda, el matadero del ganado vacuno y otras varias obras en distintos edificios de la infraestructura sevillana.
Miguel de Zumárraga (¿?, ca.5 1550-Sevilla, 17 de julio de 1630) fue un arquitecto que logró los nombramientos de maestro mayor de la Catedral, de la Casa Lonja de Sevilla y de los Reales Alcázares. Fue autor, entre otras obras, del claustro del Monasterio de San Jerónimo de Buenavista, de la Portada del Hospital de las Cinco Llagas y del diseño del trascoro de la Catedral. Además, en colaboración con otros diferentes arquitectos, fue coautor de la Iglesia del Sagrario de la Catedral, del claustro del Real Monasterio de San Clemente y de las iglesias de los conventos de Santa Clara, de Trinitarios y de la Purísima Concepción (desaparecida). Todas estas obras, tanto las de autoría en solitario como en colaboración, son las realizadas en Sevilla capital; no mencionamos, pues, las de otras localidades.
Diego López Bueno (Sevilla, 1565-1632) fue un ensamblador, escultor y arquitecto que fue nombrado maestro mayor de fábricas del Arzobispado sevillano y de los Reales Alcázares. Veamos, a continuación, algunas de las obras que realizó en la ciudad de Sevilla.
Como arquitecto, fue autor de la portada Sur de la Iglesia de San Pedro; del claustro, la espadaña, los coros y la decoración del interior de la iglesia del Monasterio de Santa Paula, del Convento de San Antonio de Padua y de la iglesia del Colegio de San Buenaventura. Fue coautor, además, de la reforma del crucero6 de la iglesia de San Lorenzo y del claustro y la espadaña del Real Monasterio de San Clemente.
Como ensamblador, realizó los retablos mayores del antiguo Convento de Trinitarios y los de las iglesias de San Martín y de Santa Catalina. También los retablos de la Incredulidad de Santo Tomás, del Hospital de las Cinco Llagas; del Dulce Nombre de Jesús, de la iglesia del Convento de Nuestra Señora de la Paz; de San Pedro, en la Catedral; y del Real Monasterio de Santa Inés. Y como coautor, participó en la creación del retablo de la Inmaculada Concepción, de la iglesia de Santiago el Mayor.
Como escultor, son obras suyas el relieve del Nacimiento, de la iglesia del Convento de Trinitarios; la Inmaculada Concepción, San Sebastián y San Roque, de la Iglesia de Santiago el Mayor; y la Inmaculada Concepción, San Juan Bautista, San Juan Evangelista, San Pedro y San Pablo, de la iglesia de Santa Catalina.
Pedro Sánchez Falconete (Sevilla, 1587-1666) fue arquitecto de la Catedral, del Ayuntamiento y de la Casa Lonja.
Torre campanario de la Iglesia del Divino Salvador fotografiada desde el Patio de los Naranjos del Salvador.
En Sevilla, fue autor de la Sala de Rentas y del trascoro de la Catedral (este último diseñado por Miguel de Zumárraga), de la culminación de la Iglesia del Sagrario de la Catedral y de la espadaña de la Iglesia de Santa María la Blanca. Y como coautor, participó en la creación de la Iglesia del Hospital de la Caridad, de la portada de la Iglesia del Sagrario de la Catedral, de la Capilla del Rosario del Convento de Regina Angelorum (desaparecido) y de las obras del Corral de la Montería (desaparecido).
Leonardo de Figueroa (Valencia, ca. 1655-Sevilla, 09 de abril de 1730). Fue un destacado arquitecto en Sevilla a finales del siglo XVII y principios del XVIII, gran parte de cuyas obras se terminaron –cuando no empezaron– en el siglo XVIII. Por ello, aunque las mencionamos aquí, algunas de ellas las trataremos, más adelante, en las páginas correspondientes a dicho siglo. Fueron obra suya las iglesias del antiguo Convento de San Pablo, del Salvador y de San Luis de los Franceses; la Capilla Sacramental de la Iglesia de Santa Catalina y el colegio de San Telmo.
Escultura
A pesar de las penurias, para Sevilla, éste fue el siglo de su escultura y de su pintura. Así, para la primera, tenemos los nombres de Juan Martínez Montañés González, Francisco de Ocampo y Felguera, Juan de Mesa, Felipe de Ribas, José de Arce o Pedro Roldán, mientras que para la segunda, vemos los de Francisco Pacheco, Diego Velázquez, Francisco de Zurbarán, Alonso Cano, Bartolomé Esteban Murillo y Valdés Leal.
Juan Martínez Montañés González (Alcalá la Real, Jaén, 16 de marzo de 1568-Sevilla, 18 de junio de 1649) fue un afamado escultor y arquitecto de retablos que, tras formarse en Granada con el igualmente escultor e imaginero Pablo de Rojas, se estableció en Sevilla, donde abrió un taller de gran importancia. En el año 1635 fue llamado a la Corte para hacer un retrato en barro del Felipe IV cuyo fin era la realización de la magnífica estatua estatua ecuestre del soberano que hoy luce en la Plaza de Oriente.
En Sevilla, Montañés fue autor de, entre otras obras, las imágenes de San Cristóbal, de la iglesia del Salvador, de Cristo de la Clemencia y de la Inmaculada Concepción “la Cieguecita” de la Catedral, de Santo Domingo Penitente y de San Bruno del Museo de Bellas Artes, del Niño Jesús de la Iglesia del Sagrario de la Catedral, de San Ignacio de Loyola de la Iglesia de la Anunciación, de Jesús de la Pasión de la iglesia del Salvador, de Cristo de los Desamparados de la iglesia del Santo Ángel, de San Juan Bautista y de San Juan Evangelista del convento de Santa Paula.
En cuanto a los retablos, a él se deben el de San Juan Bautista de la Iglesia de la Anunciación, el de San Juan Bautista del Real Monasterio de San Leandro, y el Retablo Mayor y la imaginería del Convento de Santa Clara.
Francisco de Ocampo y Felguera (Villacarrillo, Jaén, 1579 - Sevilla, 29/12/1639) (Villacarrillo, Jaén, 1579-Sevilla, 29 de diciembre de 1639) fue un escultor del taller de Martínez Montañés, autor en Sevilla de la imagen del Cristo del Calvario de la Hermandad del Calvario.
Fotografía del cuadro de Diego Velázquez (1599-1660) "Juan Martínez Montañéz" realizada por Jean Laurent (1816-1886). Biblioteca Nacional de España.
Juan de Mesa y Velasco (Córdoba, bautizado el 26 de junio de 1583-Sevilla, 24 de noviembre de 1627) fue un escultor e imaginero que, además de ser el discípulo más destacado del taller de Martínez Montañés, está considerado como uno de los maestros de la escultura y la imaginería barroca de España. Su obra más célebre es la imagen de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder de la Basílica Menor de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, realizada en 1620.
Otras obras suyas en Sevilla son las imágenes de San Blas de la Iglesia del Real Monasterio de Santa Inés; de San Carlos Borromeo de la Iglesia Nuestra Señora de la Paz; del Santísimo Cristo del Amor de la iglesia del Divino Salvador; del Santísimo Cristo de la Conversión del Buen Ladrón de la capilla de Montserrat; del Santísimo Cristo de la Buena Muerte de la capilla de la Universidad de Sevilla; del Crucificado de la Misericordia de la iglesia del iglesia del Convento de Santa Isabel; de la Virgen de las Cuevas, de San Juan Bautista y de San Ramón Nonato del Museo de Bellas Artes; y de San Juan Evangelista de la Basílica Menor de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder.
Igualmente, es autor del relieve de la Asunción de María, en la iglesia de la Magdalena, y del Retablo Mayor de la iglesia del convento de Santa Isabel.
Felipe de Ribas (Córdoba, 20 de mayo de 1609-Sevilla, 01 de noviembre de 1648) fue un arquitecto de retablos y escultor. Tras trasladarse a Sevilla, entró como aprendiz en el taller de Juan de Mesa. Su aprendizaje fue tan fructífero que está considerado como uno de los más destacados retablistas sevillanos de la primera mitad del siglo XVII.
Sus obras más destacadas en Sevilla son el Retablo Mayor del Convento de Santa María del Socorro, el Retablo Mayor y cuatro relieves de la iglesia de San Pedro, el del Bautista y del Cristo del Coral del monasterio de Santa Paula, y los retablos y la imaginería del monasterio de San Clemente el Real y de la iglesia de San Lorenzo Mártir.
José de Arce, nombre real de José de Aerts (Flandes, Bélgica, ca. 1607-Sevilla, 18 de enero de 1666). Fue un escultor flamenco que llegó a Sevilla en 1636, difundiendo el llamado “barroco internacional”, contribuyendo así al desarrollo del barroco nacional.
En Sevilla, entre otras obras, realizó la figura de Nuestro Padre Jesús de las Penas, de la cofradía de la Estrella, de la iglesia de San Vicente Mártir; y los Cuatro Evangelistas, los Cuatro Padres de la Iglesia, los capiteles7, las columnas, la Puerta de la Caridad y la escultura de la Fe en el remate exterior de la bóveda, todo ello en la iglesia del Sagrario.
Pedro Roldán (Sevilla, 14 de enero de 1624-3 de agosto de 1699) fue un escultor que, tras comenzar en Granada como aprendiz en el taller de Alonso de Mena, padre del afamado escultor Pedro de Mena, se trasladó a Sevilla en 1646. En 1658, se examinó como dorador y estofador8.
Entre sus obras, citamos las imágenes de la Dolorosa, de la Cofradía de “La Antigua”, y de la Virgen del Rosario, de la iglesia de la Magdalena; la del Nazareno de la iglesia de la Candelaria; la del Arcángel San Miguel de la iglesia de San Vicente; la de San José de la sacristía de la capilla de la Virgen de la Antigua; la de San Fernando de la Sacristía Mayor de la Catedral; las de San Fernando y San Hermenegildo de la iglesia de San Ildefonso; la del Cristo de la Coronación de Espinas, de la Cofradía de El Valle, de la Iglesia de la Anunciación; las de San Pedro y San Fernando del Hospital de Venerables Sacerdotes; y el retablo de la Virgen de la Salud de la Iglesia de San Isidoro.
Pintura
Grabado de Bartolomé Maura Montaner (1844-1926) del autorretrato de Diego Velázquez (1599-1660), Biblioteca Nacional.
Francisco Pacheco, cuyo nombre real era Francisco Pérez del Río (Sanlúcar de Barrameda, Cádiz, 1564-Sevilla, 1644), fue un pintor –suegro y maestro de Velázquez– que, además, escribió excelentes obras sobre pintura, como el Libro de descripción de verdaderos retratos y Arte de la pintura.
Para Sevilla, entre otras, realizó “La aparición de la Virgen a San Ramón Nonato”, “San Pedro Nolasco embarcando para redimir cautivos”, “San Francisco de Asís”, “Santo Domingo”, “San Juan”, “San Mateo”, “San Marcos”, “San Lucas” y “Los desposorios místicos de Santa Inés”, del Museo de Bellas Artes; “Santa Ana”, “San Juan Bautista”, “San Jerónimo”, “Santo Domingo”, “Santa María Magdalena”, “San Miguel”, “San Pedro Mártir” y “San Francisco de Asís”, de la capilla de San Onofre; la “Anunciación”, “Santa Ana”, la “Virgen y el Niño”, “San José” y “San Juan Bautista”, de la iglesia de Santiago; “Santa Inés”, “San Juan Evangelista”, “Santa Catalina” y “San Juan Bautista”, de la iglesia del Santo Ángel; la “Inmaculada con el retrato de Miguel del Cid”, “San Fernando recibiendo las llaves de Sevilla” y los retratos de Francisco Gutiérrez de Molina y de su esposa Jerónima Zamudio, todo ello de la Catedral; “Una dama y un caballero jóvenes” y “Una dama y un caballero ancianos”, del convento del Santo Ángel; “San Pedro” y “San Jerónimo”, de la iglesia de San Isidoro; la “Anunciación”, de la iglesia de Santiago; la “Virgen del Rosario”, de la iglesia de la Magdalena; la “Inmaculada”, de la Iglesia de San Lorenzo Mártir; la “Inmaculada con el retrato de Vázquez de Leca”, de la Colección Marqués de la Reunión de Nueva España; y la “Apoteosis de Hércules”, de la Casa de Pilatos.
Diego Rodríguez de Silva y Velázquez (Sevilla, bautizado el 06 de junio de 1599-Madrid, 06 de agosto de 1660) fue un pintor –considerado por algunas fuentes como el mejor de la historia de España– discípulo de Francisco Pacheco, al que, tras triunfar en la Corte, fue nombrado pintor de Felipe IV.
De entre su brillante obra, destacan sus retratos, por su colorido, extremo realismo y caracterización. Sobresalen “El Cristo de San Plácido”, “Las Meninas”, “Las Hilanderas”, “La rendición de Breda”, “La Venus del Espejo” y “La Fragua de Vulcano”.
En Sevilla, entre otras, se encuentran las imágenes de la “Inmaculada Concepción”, de la “Imposición de la casulla a San Ildefonso” y de “Santa Rufina” del Centro de Investigación Diego Velázquez, en el Hospital de los Venerables Sacerdotes; y del “Retrato de Cristóbal Suárez de Ribera”, del Museo de Bellas Artes.
Francisco de Zurbarán y Salazar (Fuente de Cantos, Badajoz, 07 de noviembre de 1598-Madrid, 27 de agosto de 1664) fue un pintor formado en el círculo de los pintores Roelas y Pacheco, y amigo de Velázquez. Su pintura se caracteriza por los claroscuros y el misticismo11 de su autor.
Entre sus obras más destacadas, están “El sueño de San Pedro Nolasco”, el “Triunfo de Santo Tomás”, “San Bruno”, “San Francisco de Asís” y “Los trabajos de Hércules”.
En Sevilla, se conservan las pinturas de “San Ambrosio”, de “San Jerónimo”, de “San Gregorio” y de la “Apoteosis de Santo Tomás de Aquino”, del Museo de Bellas Artes; y de “La curación milagrosa del Beato Reginaldo de Orleáns” y de “Santo Domingo en Soriano”, de la iglesia de la Magdalena.
Francisco de Herrera el Viejo (¿Sevilla?, ca. 1590-Madrid, ca. 1654) fue un pintor, grabador y arquitecto, considerado como uno de los tres grandes artistas del primer Naturalismo12 de Sevilla de esta centuria, evolucionando desde una pintura que se resistía a las nuevas innovaciones a otra de carácter más naturalista para llegar, en su madurez, cerca de la plenitud del Barroco.
Entre otras, de sus obras, se conservan en Sevilla las pinturas de la “Glorificación de San Ignacio de Loyola”, de “San Ignacio de Loyola”, de “San Francisco Javier”, “San Naucracio”, de la “Visión de San Basilio”, de la “Apoteosis de San Hermenegildo”, de la “Inmaculada Concepción” y de los “Desposorios Místicos de Santa Catalina”, del Museo de Bellas Artes.
Retrato de Alonso Cano (1601-1667) dibujado por José Maea (1760-1826) y grabado por José Vázquez (1768-1804). Biblioteca Nacional de España.
Alonso Cano (Granada, 19 de febrero de 1601-03 de septiembre de 1667) fue un pintor, escultor y arquitecto discípulo del pintor Francisco Pacheco y del escultor Juan Martínez Montañés. Son obras suyas, como arquitecto, la fachada de la Catedral de Granada; y como escultor, una figura de San Bruno y los bustos de Adán y Eva, entre un gran número de esculturas y cuadros de temática religiosa.
En el Museo de Bellas Artes de Sevilla, se conservan las pinturas de “San Francisco de Borja”, de “Las ánimas del purgatorio” y de “Santa María Magdalena de Pazzi”, así como las esculturas de San Alberto y Santa Teresa, de la iglesia del Buen Suceso, y de la Inmaculada, de la Iglesia de San Andrés.
Bartolomé Esteban Murillo (Sevilla, bautizado el 01 de enero de 1618-03 de abril de 1682) fue un pintor del barroco español caracterizado por ser un excelente colorista y tener una composición sobresaliente. Su pintura, exquisita y refinada, fue la preferida de la sociedad sevillana de la época. Su maestro, entre 1630 y 1640, fue el pintor Juan del Castillo. En el año 1660, fundó, junto al pintor Francisco Herrera el Joven, una academia de pintura con el objetivo de perfeccionar la técnica de los pintores sevillanos. En 1670, Murillo rechazó la oferta de Carlos II, rey de España entre 1661 y 1700, de incorporarse a la corte como pintor del rey.
Está considerado como el más importante pintor del barroco sevillano.
Entre otras obras existentes en Sevilla, en el Museo de Bellas Artes de la ciudad, se encuentran las siguientes: la “Anunciación” (1668), la “Dolorosa” (1660), la “Estigmatización de San Francisco” (1645), la “Inmaculada” (1670), la “Inmaculada con el Padre Eterno” (1668-69), la “Inmaculada Concepción” (conocida como “La Colosal”) (1652), la “Inmaculada Concepción” (“la Niña”) (1668-69), la “Adoración de los pastores” (1668-69), la “Piedad” (1668-69), “San Agustín con la Trinidad” (1664-65), “San Agustín y la Virgen con el Niño” (1664-65), “San Antonio de Padua con el Niño” (1665-66), “San Antonio de Padua y el Niño” (1668-69), “San Buenaventura y San Leandro” (1665-66), “San Félix Cantalicio con la Virgen y el Niño” (1668-69), “San Félix de Cantalicio con el Niño” (1665-66), “San Francisco abrazando a Cristo” (1668-69), “San Jerónimo Penitente” (1665-75), “San José y el Niño” (1665-66), “San Juan Bautista” (1665-66), “Santa Catalina de Alejandría” (1650), las “Santas Justa y Rufina” (1665-66), “Santo Tomás de Villanueva dando limosna” (1668-69), “Santo Tomás de Villanueva y el Crucifijo” (1665-1670) y la “Virgen con el Niño” (“Virgen de la Servilleta”) (1665-66).
Juan de Valdés Leal (Sevilla, bautizado el 04 de mayo de 1622-09 octubre de 1690) fue un pintor hispalense considerado como el segundo en importancia en el barroco sevillano, sólo por detrás de Murillo. Tras formarse en Sevilla, aproximadamente entre los años 1637 y 1642, se trasladó a Córdoba, donde comenzó su trayectoria profesional. En 1656, regresa a Sevilla y, en 1660, monta, junto a otros artistas, la academia de pintores sevillanos de la que llegaría a ser presidente.
Grabado, obra de Arturo Carretero (1852-1903) y Alfredo Perea (1839-1895), de la copia de un autoretrato de Bartolomé Esteban Murillo (1617-1682) pintada por Alonso Miguel de Tovar (1678-1752). Biblioteca Nacional de España.
En el Museo de Bellas Artes, se hallan sus siguientes obras: la “Aparición de la Virgen con el Niño a San Ignacio” (1660-64), la “Asunción de la Virgen” (1660-80), la “Asunción de la Virgen” (1670-72), el “Bautismo de San Jerónimo” (1657), los “Desposorios de Santa Catalina” (1680-85), “El milagro de las abejas” (1673), “El Padre Alonso de Sotomayor y Caro” (1657), “El trance de San Ignacio de Loyola en el hospital de Manresa” (1660-64), “Fray Alonso Fernández Pecha” (1656-57), “Fray Fernando Yañez de Figueroa” (1656-57), “Fray Hernando de Talavera” (1656-57), “Fray Juan de Ledesma” (1656-57), “Fray Pedro de Cabañuelas” (1656-57), “Fray Pedro Fernández Pecha” (1656-57), la “Inmaculada Concepción” (1665), “Jesús disputando con los doctores en el templo” (1661), “La Virgen con las Tres Marías y San Juan camino del Calvario” (1657-59), “Las bodas de Caná” (1661), “Las tentaciones de San Jerónimo” (1657), “San Francisco recibiendo la Redoma Sagrada” (1665), “San Ignacio de Loyola exorcizando a un endemoniado” (1660-64), “San Ignacio de Loyola haciendo penitencia en la Cueva de Manresa” (1660), “San Ignacio de Loyola recibiendo del cielo el nombre de Jesús” (1676), “San Ignacio recibiendo la bula de fundación del Papa Paulo III” (1660), “San Ignacio y San Francisco de Borja contemplan una alegoría de la Eucaristía” (1671), “San Jerónimo azotado por los ángeles” (1657), “San José y el Niño” (1675), “Taller de Nazaret” (1680-85), “Visión de San Ignacio de Loyola en las calles de Roma” (1660), “Visión de San Pedro por San Ignacio en Loyola” (1660-64).
También, en el Hospital de la Caridad de esta misma ciudad, tenemos varias obras de Valdés Leal, entre las que citamos “Finis Gloriae Mundi”, “In ictu oculi” y la mayor obra que Valdés realizó en Sevilla, la “Exaltación de la Cruz”, de planta semicircular y unas dimensiones de 10 metros de base y más de 4 metros de altura.
Literatura
Durante la primera mitad de este siglo, Sevilla continuó teniendo un buen número de corrales de comedia13. Así, en el año 1602, llega hasta la ciudad la compañía de teatro de Baltasar de Pinedo con la cómica Micaela Luján, una mujer de gran belleza. Coincidiendo con esto, viene también a Sevilla su amante, Lope Félix de Vega Carpio, el Fénix de los Ingenios, (Madrid, 25 de noviembre de 1562-24 de agosto de 1635). No obstante, hay fuentes que señalan que la estancia de Lope de Vega en la ciudad fue anterior a la señalada. Sea una fecha u otra, lo cierto es que la presencia de uno de los más grandes poetas y dramaturgos españoles del Siglo de Oro, creador del teatro nacional, revitalizó las letras sevillanas participando en las reuniones presididas por el caballero Veinticuatro14 don Juan de Arquijo. La existencia de otra reunión literaria en Sevilla, presidida por Juan de Ochoa Ibáñez –amigo de Cervantes, quien, a su vez, era enemigo de Lope–, trajo consigo una sucesión de encarnizados epigramas15 entre ambas academias.
Retrato de Lope de Vega (1562-1635) dibujado por Rafael Ximeno y Planes (1759-1825) y grabado por Fernando Selma (1752-1810). Biblioteca Nacional de España.
Tras la marcha de la compañía a Granada, Lope se traslada igualmente a esta ciudad, aunque la vuelta de América del marido de Micaela provocará el regreso a Madrid del dramaturgo. Posteriormente, este autor volvería en varias ocasiones a Sevilla, dedicándole varias obras, como, entre otras, “El Arenal de Sevilla”, “La Estrella de Sevilla” o “El Ruiseñor de Sevilla”.
Lope de Vega dedicó algunas coplas a Sevilla, como ésta, de su comedia “Lo cierto por lo dudoso” (Acto Primero), de 1625:
"Rio de Sevilla quan bien pareces,
Con galeras blácas y remos verdes".
Sin embargo, el ambiente existente en la ciudad tras la epidemia de peste de 1648-49, que acabó con casi la mitad de su población, unido al hecho de que la iglesia nunca había visto bien el teatro y la nueva epidemia de peste desencadenada en algunas ciudades andaluzas, llevaron a la prohibición de representar comedias con el fin de evitar su propagación ya que provocaba la “cólera de Dios”. Una prohibición que estuvo vigente desde 1678 (o 1679, según la fuente a consultar) hasta mediados del siglo XVIII.
El veto de este medio de esparcimiento, unido a la desconfianza que provocaba cualquier festejo no religioso, trajo consigo que la sociedad se volcara en las festividades religiosas, como el Corpus, la Semana Santa, las romerías, etc. De todas ellas, el Corpus era entonces la más importante de las celebraciones, al reunir lo religioso, lo profano y lo popular.
La prohibición de este medio de esparcimiento unida a la desconfianza que provocaba cualquier festejo no religioso trajo consigo que la sociedad se volcara en las festividades religiosas como el Corpus, la Semana Santa, las romerías, etc. De todas ellas, el Corpus era entonces la más importante de las celebraciones al reunir lo religioso, lo profano y lo popular.
Otro elemento de celebración eran las corridas de toros, festejadas, primero, en la plaza de la Encarnación, y luego, en la de San Francisco.
Forjado del hierro
Otro interesante aspecto cultural del siglo XVII en Sevilla fue el arte del forjado del hierro, en el que destacó el maestro Juan Bautista de Valencia. Tras la epidemia de peste de 1649, se forjaron muchas cruces de hierro para colocarlas en algunas de las plazas sevillanas en las que habían sido enterrados los muertos de la misma. Las hermandades también levantaron algunas de estas cruces, pudiendo citarse la que, en 1692, encarga la Hermanad del Rosario al artista Sebastián Conde. Inicialmente, se instaló en la esquina de las calles Sierpes y Cerrajería, por lo que pasó a llamarse Cruz de la Cerrajería. Más adelante, fue trasladada en varias ocasiones hasta que fue colocada en su ubicación actual en la plaza de Santa Cruz.
A continuación, veremos las iglesias construidas en el siglo XVII que aún quedan en Sevilla y que no surgieron como capillas de desaparecidos conventos, las cuales las veremos en la próxima publicación. Se trata de las iglesias de Santa María la Blanca, del Divino Salvador, de Nuestra Señora de la O, del antiguo Colegio de San Hermenegildo, del Sagrado Corazón de Jesús y del Hospital del Buen Suceso o de Convalecientes.
Comenzando por la primera, la Iglesia Parroquial de Santa María la Blanca, también llamada Iglesia de Santa María de las Nieves por ser ésta su advocación, se construyó entre los años 1650 y 1655. Es un templo de planta rectangular, tres naves, presbiterio16 poligonal, coro a los pies y cubierta a dos aguas17 asimétrica sobre las naves y a cuatro aguas sobre la cúpula del crucero. Las naves, divididas en seis tramos, están separadas por diez columnas de mármol rojo de estilo toscano18 sobre las que se elevan arcos de medio punto27. Adosados a la nave de la Epístola28, hay otros dos cuerpos en los que se hallan la sacristía (en el más cercano al presbiterio) y la capilla sacramental (en el más cercano a los pies del templo).
La nave central y el presbiterio tienen bóveda de medio cañón29 –con falsos lunetos30 en la primera y reales en la segunda–, mientras que las laterales las tienen de arista31. En los dos tramos situados más cerca del presbiterio, hay un falso crucero en el que se levanta una cúpula semicircular sobre pechinas32 con una ventana rectangular en cada lateral. El calificativo de falso es porque carece de los brazos laterales del crucero, aunque el espacio lateral entre pechinas, donde comenzarían ambos brazos, queda remarcado por sendas pinturas semicirculares. Precisamente en este espacio, al quitar las pinturas durante una restauración finalizada en 2015, aparecieron unos pequeños arquillos de su pasado como sinagoga.
Las bóvedas, la cúpula del crucero, los intradoses34 de los arcos y el coro están cubiertos de una profusa decoración de yeserías y pinturas murales. A los pies de la nave de la Epístola, se encuentra la capilla bautismal y la escalera que comunica con el coro y la torre.
El templo forma parte de una manzana de edificios y sólo cuenta con dos fachadas exteriores: la principal, en la calle Santa María la Blanca, y la del lateral de la Epístola, en la calle Archeros. Cuenta con una portada en cada una de ellas, más una tercera cegada que da al patio de la casa del párroco, en el lateral del Evangelio. Esta última es un antiguo arco de entrada de la mezquita que, originalmente, se levantaba aquí.
La portada principal, la de la calle Santa María la Blanca, está formada por un arco apuntado35, doblado y abocinado36 con la rosca38 adornada con una decoración de puntas de diamante39 realizada en piedra. Por encima de él, y bajo la imposta40 que lo separa del piso superior, se encuentra la inscripción:
HAC EST DOMUS DEI ET PORTA COELI 1741
(Esta es la casa de Dios y la puerta del cielo 1741)
Sobre la imposta, se levanta una torre de tres cuerpos, de los que los dos últimos son espadaña. El primero consta de dos vanos44 de medio punto, sin decoración, que dan al coro de la iglesia. El segundo, de otros dos vanos, también de medio punto, protegidos con barandas de forja y enmarcados entre pilastras cajeadas45 que sustentan un frontón46 triangular partido. Finalmente, sobre el tímpano47 del frontón, se levanta el tercer cuerpo, enmarcado entre sendos pequeños pilares rematados con jarrones de cerámica vidriada y dotado de un solo vano, también de medio punto y enmarcado entre pilastras. Este cuerpo queda rematado por dos jarrones de cerámica como continuación de las pilastras y por una cruz central dotada de veleta. En los dos vanos del segundo cuerpo y en el del tercero es donde se encuentran las campanas.
En la fachada de la Epístola se abre una serie de vanos de iluminación de este sector del templo y una portada con arco de medio punto peraltado48 con el tímpano cegado. El arco descansa sobre sendas columnas, de acarreo49, datadas del período tardorromano o visigodo, con capiteles corintios50.
Además de la fachada-espadaña, en el exterior, destacan también las pinturas murales y los esgrafiados de sillares, rombos, círculos, etc. de los paramentos. Ésta era una técnica muy utilizada en la Sevilla de los siglos XVII y XVIII.
A lo largo del templo, se ven diferentes esculturas y pinturas de, entre otros, los siglos XVI, XVII y XVIII como “La Última Cena”, de Murillo.
Historia de la Iglesia de Santa María la Blanca
Veamos, ahora, un poco de la historia de este templo. Y es que por él han pasado las tres grandes religiones monoteístas. Inicialmente, ésta fue una de las tres mezquitas que Alfonso X el Sabio, rey de la corona de Castilla57 entre los años 1252 y 1284, cedió a los judíos. De su pasado musulmán son parte del patio de las abluciones58 y la portada cegada que da a él –hoy patio de la casa del párroco–.
Las otras mezquitas convertidas en sinagogas fueron las posteriores iglesias de Santa Cruz (desaparecida) y de San Bartolomé. Con la conversión a sinagoga, la hoy Iglesia de Santa María la Blanca cambió su orientación de Oeste-Este a Sur-Norte, pasando a ser la sinagoga mayor de Sevilla.
En 1391, hubo una revuelta antijudía que provocó el paso de sinagoga a iglesia. Durante estos disturbios, parte de la población sevillana, incitada por las predicaciones del arcediano de Écija Martín Ferrand, asaltó la judería y mató a más de cuatro mil judíos. Tras la incautación de sus propiedades, dos de las sinagogas, las posteriores iglesias de Santa María la Blanca y la de San Bartolomé, pasaron a depender de la Catedral. Como podemos leer en la web oficial de este templo, de su antigüedad judía quedan los muros perimetrales, unos arquillos ya mencionados y los anaqueles (estantes) donde se guardaban los rollos de la Torá, todos ellos ocultos tras yeserías o pinturas.
Tras su conversión en iglesia cristiana, en el siglo XV se construye una nueva fachada en el muro Sur al abrirse en ella la entrada principal con arco ojival59, de estilo gótico60, que hoy vemos, y una pequeña torre que, en el siglo XVII, se amplió con la actual espadaña de tres cuerpos, de los que el primero pertenecía a dicha torre.
En el siglo XVI, dentro de las pequeñas intervenciones de esta centuria, se instala el retablo de la Piedad, realizado en 1564 por Francisco Ortiz Alemán y su esposa Melchora de Maldonado, con pinturas de Luis de Vargas.
Ya en el siglo XVII, entre 1642 y 1646, se añade al templo la capilla sacramental, una obra del maestro mayor de obras del arzobispado de Sevilla, el arquitecto Diego Gómez (¿?, ca. 1580-Sevilla, 1659). También de similares fechas es la capilla bautismal, situada a los pies de la nave de la Epístola.
Al parecer, la reconstrucción inicial del edificio fue una obra del ya citado arquitecto Diego Gómez, al que, tras su muerte en 1659, sustituyó el también arquitecto Pedro Sánchez Falconete (Sevilla, 1586-1666), quien finalizó su intervención en 1662. Posteriormente, entre 1662 y 1665, el nuevo maestro de obras del arzobispado, Juan González (1606-1674), se hizo cargo de otra etapa de la reconstrucción, tras la que el edificio adquirió su actual aspecto. Las yeserías del Barroco cubrieron el estilo gótico del edificio original; las de las naves son obra de los hermanos Pedro y Miguel Borja conforme a un diseño en el que parece que participó el escultor Pedro Roldán; en cuanto al zócalo de azulejos, de unos 2 metros de altura, éste fue una obra de 1657 de, se cree, el taller de Diego de Sepúlveda.
El Retablo Mayor, de estilo barroco y dotado de columnas salomónicas65, es de finales del siglo XVII, mientras que la imagen de Nuestra Señora de las Nieves que en él se aloja es una obra de Juan de Astorga Cubero (Archidona, Málaga,1777-Sevilla, 1849) de principios del XIX.
Hay que señalar que en el proyecto de reconstrucción del siglo XVII había cuatro pinturas, de las que, tras su robo por los invasores napoleónicos, sólo fue posible recuperar dos: “El sueño del patricio Juan y su esposa” y “El patricio le revela su sueño al papa Liberio”, que actualmente están el Museo del Prado. Las otras dos están, la primera, “La Inmaculada Concepción”, en el Louvre, y la segunda, “El Triunfo de la Eucaristía” o “La Iglesia triunfante”, forma parte de la colección privada de Lord Faringdon de Buscot Park (Reino Unido). Los dos primeros son grandes pinturas semicirculares cuyas copias, realizadas en los años 70, ocupan los puestos de las originales entre las pechinas de los inexistentes brazos del crucero. De las segundas, y como parte de la restauración de 2015, se instalaron en su lugar original –las cabeceras de ambas naves– sendas copias realizadas por el equipo formado por Fernando García García (pintor) y Juan Luis Coto Cobo (director técnico).
La Iglesia de Santa María la Blanca fue declarada Bien de Interés Cultural, con la categoría de monumento, por Decreto 214/2003, de 15 de julio de 2003.
Localización: Calle Santa María la Blanca, 5. 41004 Sevilla.
La Iglesia Colegial del Divino Salvador, el templo de mayores dimensiones de Sevilla tras la Catedral, se construyó entre los años 1674 y 1712 sobre una antigua mezquita. Es un templo de planta de salón68, tres naves y cubiertas de teja curva a distintas aguas: a cuatro en la nave principal, presbiterio y brazos del crucero; a un agua en las naves laterales; y a ocho tanto en la cúpula como en la linterna69 de ésta.
La fachada principal, resultado de las obras del siglo XIX, es de estilo clásico, teniendo tres grandes portadas, una por cada nave, y otra más en el extremo Norte, a la izquierda, según la miramos, donde se sitúa la Capilla del Carmen, del siglo XIX. Se trata de un pequeño espacio con una portada neoclásica70 formada por dos pilastras de ladrillo y un frontón partido con el escudo del Carmelo pintado en su centro. Esta capilla, tras las obras de restauración de 1992, fue despojada de toda su ornamentación y cerrada al culto, trasladándose la imagen, la Virgen del Carmen, hasta la sacristía del Divino Salvador. Tras la restauración de esta última, la capilla volvió a abrirse con la Virgen del Carmen elevada sobre una columna de piedra, pero sin la ornamentación retirada en los años 90 del siglo XX, incluyendo el retablo neoclásico de la Virgen.
A la derecha (al Sur) de la fachada principal, en la esquina con la calle Villegas, se encuentra la Cruz de las Culebras, que no es sino la antigua cruz de madera del cementerio parroquial de esta iglesia; bajo ella, hay una placa con siguiente ley dada por Juan II, rey de Castilla entre 1406 y 1454:
”EL REY D. JUAN, LEY 11. EL REY, I TODA PERSONA ,QVE TOPARE EL SANTISSIMO SACRAMENTO, SE APEE AVNQVE SEA EN EL LODO, SO PENA DE 600 MRS DE AQVEL TIEMPO, SEGVN LA LOABLE CONSTVMBRE DE ESTA CIUVDAD, O QVE PIERDA LA CAVALGADVRA, Y SI FUERE MORO DE 14 AÑOS ARRIBA QVE HINQVE LAS RODILLAS O QVE PIERDA, TODO LO QVE LLEVARE VESTIDO, Y SEA DE EL QVE LO ACVSARE. SE PVSO ESTA LOZA POR LA ARCHICOFRADIA DEL SANTISSIMO SACRAMENTO, DE ESTA IGLESIA COLEGIAL AÑO DE 1714”
Junto a la cruz, bajo un tejaroz71 de madera, hay un retablo de cerámica del Cristo del Amor realizado a tamaño real en 1930 por el ceramista Enrique Mármol Rodríguez. Según algunas fuentes, es el mayor de Sevilla.
En el lateral contrario, anexo al lado Norte de la iglesia, se encuentra el Patio de los Naranjos del Salvador, el antiguo patio de abluciones de la mezquita. Rodeándolo por dos de sus laterales, vemos una hilada de arcadas interrumpida realizada en ladrillo sobre antiguas columnas con capiteles de origen romano o visigodo. Las columnas que vemos son muy cortas, pero no es que fueran así originalmente, sino que se debe a lo mucho que ha ido subiendo el nivel del suelo, como podremos comprobar en la Capilla de los Pineda.
Este patio es un espacio interesante de recorrer ya que en él hay varios elementos que señalar. En el lateral Oeste, a la izquierda, dejando el Divino Salvador a nuestra espalda, se encuentra la Capilla de los Desamparados; en el Norte, la torre-campanario; en el Este, lo que queda de la antigua Capilla funeraria de los Pineda; y en el Sur, el lateral del Evangelio de la iglesia del Divino Salvador con la cabecera barroca de la Capilla Sacramental y, bajo ésta, la cripta del templo.
La Capilla del Cristo de los Desamparados es una obra del siglo XVIII realizada entre los años 1756 y 1764. Fue una obra del arquitecto Matías José de Figueroa (Sevilla, 1698-1765) –aunque algunas fuentes citan como autor a Ambrosio de Figueroa (Sevilla, 1702-1775)– que terminó el también arquitecto Pedro de Silva (Sevilla, 1715-1781).
Es de planta rectangular y cuenta con una cúpula con óculos72 y linterna. La portada, situada al Sur de este pequeño templo, es un vano rectangular enmarcado entre pilastras sobre las que se extiende un frontón partido. Sobre este último, se levanta un segundo cuerpo, también con pilastras y frontón partido, en cuyo centro se abre un óculo de iluminación. Rematando el conjunto, entre los jarrones situados sobre los pilares que dan continuidad a las pilastras por encima del frontón, se levanta una cruz de forja. En su interior, se hallan el Cristo de los Desamparados, la Virgen del Prado y la Virgen de los Dolores.
Situada en el lateral Este (el que da al patio) de la anterior capilla, tenemos la Cruz de los Polaineros. Ésta no procede de cementerios parroquiales, sino que, inicialmente, era una de mármol que se colocó en la hoy desaparecida plaza de Polaineros y, tras su desaparición, se situó otra de jaspe que, en 1840, se trasladó hasta este lugar.
La torre-campanario de la iglesia del Divino Salvador está construida sobre el primitivo alminar73 de la mezquita del que sólo se conservan unos diez metros por encima del suelo. Sobre éste, se levantan otros dos cuerpos: uno, del siglo XIV, con dos ventanas apuntadas en los laterales Norte y Sur; y otro, del XVIII, realizado en estilo barroco entre 1718 y 1719 por Leonardo de Figueroa. Este último es el campanario y cuenta con dos vanos rematados con arcos de medio punto en cada lateral que contienen las campanas de la iglesia.
La Capilla funeraria de los Pineda, fundada a finales del siglo XIV por la familia de igual nombre, se cubre con una bóveda vaída75 sobre trompas76 y contaba con tres laudas (lápidas) sepulcrales, de las que sólo queda una de azulejos.
La cabecera de la Capilla Sacramental, de estilo barroco y enmarcada por los cuatro Padres latinos de la Iglesia (San Ambrosio, San Agustín, San Gregorio Magno y San Jerónimo), presenta aquí un balcón cerrado con forja bajo el que se encuentra la entrada a la cripta de la iglesia.
Una vez en el interior del templo, vemos que los pilares que sustentan las bóvedas son de orden corintio y compuesto77, mientras que las bóvedas, construidas de ladrillo para ahorrar peso, son de arista en las naves laterales y vaída, también conocida como de pañuelo, en la central. Por encima de las bóvedas, protegiéndolas, hay cuatro grandes cámaras de madera. La cúpula del crucero es de media naranja. Las naves laterales se cierran lateralmente por los muros y los cercanos arcos laterales, lo que deja un espacio algo estrecho para las capillas de ambos lados.
En la nave central, tenemos el Retablo Mayor, una obra de aproximadamente 21 metros de alto y 10,5 de ancho que el escultor portugués Cayetano de Acosta realizó entre 1770 y 1779. Se lo considera la culminación del Barroco en Sevilla, a la par que el último gran retablo de este estilo. Está formado por un banco81 inferior, tres calles82 centrales y un ático83 superior.
Iniciemos un pequeño recorrido visual por él, comenzando por el banco, en el que, además de las figuras de algunos Padres de la Iglesia, se encuentra, en el centro, el Sagrario, y por encima, una imagen de la Inmaculada Concepción, al parecer del siglo XVIII. A ambos lados del Sagrario, entre sendos grupos de tres ángeles, aparecen los relieves de dos Padres de la Iglesia.
En el cuerpo central, en la calle de en medio y destacado visualmente, se encuentra el motivo principal del retablo: la Transfiguración84 del Señor en el Monte Tabor. A su lado, están Moisés y Elías, y por debajo, los apóstoles Pedro, Santiago y Juan. La imagen de la Transfiguración queda enmarcada por cuatro grupos de tres arcángeles cada uno situados en las calles laterales del retablo. Los seis de los dos grupos inferiores son las imágenes, de izquierda a derecha, de Yehudiel, Rafael, Baraquiel, Gabriel, Miguel y Seatiel.
En el ático, por encima de Jesucristo y coronando el retablo, aparece la representación de Dios Padre entre sendas columnas salomónicas, con capiteles corintios y adornos de rocalla85.
Otros elementos a señalar del presbiterio son los dos relicarios de plata, situados a izquierda y derecha, adelantados al retablo, con las imágenes de San Isidoro y San Leandro, y los dos ángeles lampareros situados tras los dos púlpitos de mármoles policromados.
Por encima del presbiterio, es igualmente destacable la pintura que Juan del Espinal realizó en el siglo XVIII representando la Gloria Celestial.
En la cabecera de las naves laterales, tenemos, en la del Evangelio (Norte), el Retablo de las Ánimas, con su sacristía, y el Retablo del Sacrificio de Isaac tras él; y en la de la Epístola (Sur), el Retablo del Cristo del Amor, igualmente con su sacristía.
Continuando con esta última, la de la Epístola, y comenzando por la parte más cercana a la entrada, en dirección a la cabecera, se encuentran los retablos y capillas de las Santas Justa y Rufina, tras la que se encuentran las capillas de San Cristóbal y San Miguel; los retablos del Cristo de la Humildad y Paciencia, y de San Fernando; el Retablo de la Virgen de las Aguas y, tras éste, su camarín86; y el retablo de San Crispín y San Crispiano.
En la nave del Evangelio, en el mismo sentido anterior, tenemos los retablos de la Virgen de la Antigua, de Santa Ana y de la Virgen del Rocío; la portada de la Capilla Sacramental, con el Retablo de la Pasión en ella, y el retablo de la Transfiguración, en el espacio colindante por su lateral Norte (a la izquierda, según lo miramos) al retablo de las Ánimas. Sobre el Retablo de la Pasión, hay que señalar que es una obra espectacular de Cayetano de Acosta cuya realización significó que, posteriormente, le fuera encargada la obra del Retablo Mayor.
A los pies de la nave central, sobre la puerta de entrada, se encuentra un órgano del siglo XVIII ornamentado con ángeles.
A lo largo del templo hay un buen número de imágenes de, entre otros, los siglos XVII y XVIII, entre las que se hallan la del Cristo del Amor, de la cabecera de la nave de la Epístola, una obra de Juan de Mesa; la de Nuestro Padre Jesús de la Pasión, de la Capilla Sacramental, obra atribuida a Martínez Montañés, con policromía de, posiblemente, Fernando Pacheco; o la de San Cristóbal, de la antigua Capilla Bautismal, también de Martínez Montañés. Recorriendo sus distintos espacios, en el templo, podemos encontrar obras de Matías de Figueroa, Pedro de Silva, Juan del Espinal, Pedro Duque Cornejo, Francisco Pacheco, etc.
Historia de la Iglesia Parroquial del Divino Salvador
Para comenzar la historia de la iglesia del Salvador, podemos ir hasta la época de la Sevilla romana, la la visigoda o la islámica. Y es que existe la posibilidad de que bajo este edificio se encuentren los restos de la anterior Catedral visigoda de Sevilla, llamada de Santa Jerusalén y también de San Vicente. No obstante, al estar situados bajo la capa freática87, no se ha podido corroborar esta idea durante las obras de restauración llevadas a cabo en la primera década del siglo XXI. En aquella vieja Catedral es en la que se celebraron los concilios de los años 590 y 619, el segundo presidido por San Isidoro, quien tenía en ella su sede. Y, acudiendo más atrás en la historia del edificio, también es posible que la vieja Catedral sevillana se instalase sobre una anterior basílica de época romana, como así ocurrió en algunas basílicas romanas reconvertidas en templos por los cristianos.
La probable existencia de la basílica romana y de la Catedral visigoda bajo la iglesia del Salvador tienen su base, entre otras cuestiones, en la existencia de un gran número de columnas y capiteles romanos reutilizados tanto en el patio colindante a la iglesia, el antiguo patio de las abluciones de la mezquita, como en las tiendas de los alrededores; en la propia construcción de la que fue mezquita aljama88 de la Sevilla islámica, la cual se levantaría en un lugar principal de la ciudad y, probablemente, sobre un importante edificio anterior; y en la ubicación del solar de la propia iglesia en época romana, junto al foro89 de Sevilla, por lo que aquí podría haber un edificio de importancia como una basílica.
Lo que sí está comprobado es que aquí estuvo la mezquita de Ibn Adabbás, que se fundó en el año 829 y se mantuvo como aljama hasta el año 1182, en que la sustituyó la nueva mezquita mayor, construida en el solar donde hoy está la Catedral de Sevilla, junto a la Giralda.
Tras la reconquista cristiana de Sevilla en 1248 por Fernando III el Santo, rey de Castilla entre 1217 y 1252, de León entre 1230 y 1252, y conquistador de los de Jaén, Córdoba y Sevilla, la mezquita de Ibn Adabbás pasó a ser iglesia cristiana, manteniéndose el edificio original hasta que se demolió en 1671 para construir un nuevo templo cristiano. De la antigua mezquita, quedan el que fue patio de las abluciones, actual Patio de los Naranjos del Salvador, y parte del alminar como inicio de la torre-campanario. Tras la reconquista, el patio de las abluciones comenzó a remodelarse, levantando en el lateral Este, el que da a la Plaza de Jesús de la Pasión o Plaza del Pan, una capilla destinada a Sagrario. Una reforma que continuó con la construcción en él de viviendas destinadas al personal no clerical de la iglesia, como podrían ser el sacristán o el campanero.
Una vez demolida la mezquita, se construyó un nuevo templo cristiano entre los años 1674 y 1679. El responsable de las obras fue el maestro Esteban García y contó con la ayuda de Pedro Roldán y Bernardo Simón de Pineda. Sin embargo, con el edificio ya casi terminado, el 24 de octubre, a las 04:00, se derrumbó todo el interior, quedando en pie solamente los muros perimetrales. La fallida construcción se realizó en estilo barroco, con columnas salomónicas como pilares principales. Un tipo de columnas al que la opinión principal culpó de la caída del edificio por creer que tenían menos resistencia.
La reconstrucción o, más bien, construcción de un nuevo templo, la actual Iglesia del Divino Salvador, terminó en el año 1712. Se respetó la planta del edificio colapsado, encargándose de las obras en piedra el maestro cantero Francisco Gómez Septier hasta su muerte, ocurrida en el año 1696. A cargo de las mismas lo sustituiría Leonardo de Figueroa, experto en las obras de ladrillo y considerado como uno, cuando no el principal, de los arquitectos barrocos andaluces. Obra de Figueroa son el cierre de las bóvedas, la cúpula y la decoración interior.
Sin embargo la obra no llegó a terminarse y ni se levantaron las dos torres previstas en el proyecto ni se colocaron las estatuas decorativas de la fachada. Como podemos leer en la página 32 del libro “Iglesias de Sevilla”, del licenciado en Geografía e Historia (especialidad Historia del Arte) Manuel Jesús Roldán Salgueiro (Sevilla, 1970), “siendo el resultado final una de las iglesias más barrocas de la ciudad con una de las fachadas más clásicas”.
A mediados del siglo XIX, en 1852, la hasta entonces colegiata90 perdió esta característica de colegial, pasando a ser como cualquier otra parroquia de la ciudad. Esta merma en sus funciones llevó aparejada la desaparición del coro de madera construido en el siglo XVII. En este mismo siglo, distintas intervenciones en el templo llevaron aparejadas la sustitución del suelo original por el actual de mármol y la instalación en la fachada de algunos ornamentos de estilo neoplateresco96.
A finales del siglo XX, hubo otras pequeñas obras y entre los años 2003 y 2008, tras la caída de una piedra en el interior del templo, éste se cerró para llevar a cabo una completa restauración del edificio.
A la Iglesia Colegial del Divino Salvador se incoó expediente de declaración de Bien de Interés Cultural, en la categoría de monumento, por Resolución de 20 de abril de 1981, de la Dirección General de Bellas Artes, Archivos y Bibliotecas. Y por Decreto 28/1985, de 5 de febrero, se la declaró como Monumento Histórico Artístico de Carácter Nacional.
Localización: Plaza del Salvador, 3. 41004 Sevilla.
La Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la O es la segunda más grande en el barrio de Triana, después de la Real Parroquia de Señora Santa Ana. Fue levantada entre 1697 y 1702, y presenta un diseño en planta rectangular, con tres naves, coro al fondo y techo a dos aguas cubierto con tejas curvas.
El templo está orientado en dirección Norte-Sur, concretamente Noroeste-Sudeste, y su entrada principal se sitúa en el lateral del Evangelio (el Oeste), frente a la calle Castilla. Esta portada de piedra presenta un arco de medio punto flanqueado por pilastras toscanas que sostienen un frontón roto con un escudo en el tímpano. En el escudo, una gran “O” se eleva sostenida por un ángel a cada lado. A la altura del frontón, se abren tres vanos de luz con arcos escarzanos97; un cuarto vano, también con un arco escarzano, pero de tamaño considerablemente mayor, se ubica al Norte y da a la cabecera de la nave del Evangelio.
A la derecha de la portada (hacia los pies del templo), contigua al costado Sur, se alza una torre campanario adornada con azulejos en este mismo lado. En particular, destaca un azulejo con la figura de Jesús Nazareno fechado en 1760 y en el que aparece la siguiente inscripción:
“HYJAS DE JERVSALEN. NO LLOREIS POR MY.. SYNO LLORA POR VOSOTRAS MYSMAS Y VUESTROS HYJOS. A. DE 1760”
Este retablo cerámico ocupa el cuarto lugar, si contamos desde la parte inferior, y, según lo indicado en la página 296 del libro “Iglesias de Sevilla”, de Manuel Jesús Roldán, puede ser considerado el más antiguo de su tipo, actuando como precursor de todos los demás retablos cerámicos que contienen imágenes del titular en la Semana Santa.
Debajo de esta pieza de cerámica, se encuentran tres más, mientras que por encima de ella, hay uno adicional. Los tres inferiores, ordenados de abajo hacia arriba, consisten en: primero, la decoración del buzón de limosnas; segundo, una Apoteosis de la Eucaristía, que se atribuye a la segunda mitad del siglo XVIII; y tercero, una representación de San Andrés con una inscripción que reza “SE ACABA 1699 / SE RENOBA 1756”. Por su parte, el retablo que se ubica sobre el de Jesús Nazareno ilustra la “Imposición de la Casulla a San Ildefonso”.
Bajo los retablos de Jesús Nazareno y de San Ildefonso, se pueden observar unos óculos que parecen tener la función de proporcionar iluminación. Además, por encima de este último, encontramos la prolongación de la línea de imposta de la fachada de la iglesia.
En el cuerpo superior del campanario, se halla el cuerpo de campanas, con un vano terminado en arco de medio punto, un enrejado y una campana en cada lateral. Los vanos están enmarcados entre columnas salomónicas y tienen, por debajo del enrejado, en la mampostería98, una decoración de azulejos que, en el Norte, representa las imágenes de las santas Justa y Rufina en el centro, y de San Gabriel y de San Miguel en los pequeños retablos laterales; y en el Oeste, las imágenes de Santa Brígida en el centro y de San Francisco de Asís y de San Antonio de Padua a los lados. Coronando el campanario, tenemos un chapitel100 bulboso rematado por la corona imperial y una cruz con veleta. El chapitel está recubierto de cerámica blanca y azul, y está rodeado de diferentes dados rematados con jarrones de cerámica.
Pasando al interior de la iglesia, en ella, observamos las tres naves que la conforman, siendo la central considerablemente más ancha y sólo ligeramente más alta que las laterales. Las naves están separadas por arcos de medio punto apoyados sobre seis (tres a cada lado) columnas de orden toscano con los fustes en mármol rojo y las basas y capiteles en mármol negro, procedentes, respectivamente, de las canteras andaluzas de Antequera (Málaga) y Carcabuey (Córdoba). Este templo de Sevilla también fue el iniciador de la utilización de columnas en lugar de pilares.
Según entramos, tenemos, a la izquierda, en la cabecera del templo (Norte), el presbiterio, cubierto con una bóveda vaída y con el Altar Mayor, de estilo barroco, realizado por Miguel Franco en 1716. Este retablo, de tres calles separadas por cuatro columnas salomónicas, tiene, en la central, la imagen de la Virgen de la O, mientras que en las laterales se encuentran las de Santa Bárbara y Santa Brígida. Por encima de la imagen titular, tenemos una hornacina con la representación del arcángel San Miguel, también entre columnas salomónicas y bajo la figura de Dios Padre.
En los pies de la nave, en el centro, tenemos el coro, con un órgano desproporcionadamente grande para el conjunto de la iglesia. La explicación es que éste procede del ya inexistente Oratorio de San Felipe Neri. En el lado de la Epístola, se encuentra la capilla bautismal, mientras que en el del Evangelio, está la torre-campanario.
En su conjunto, la decoración del templo se limita a las paredes pintadas de blanco, los azulejos del zócalo del siglo XIX que recorre las paredes y unas cuantas yeserías en las roscas de los arcos, las albanegas101, las cornisas y los medallones de las claves de la nave central. Como podemos leer en la web de la Hermandad de la O, las paredes interiores, en otros tiempos, estaban recubiertas de pintura que simulaba jaspe103, en concordancia con el mármol de las columnas.
A la derecha de la nave de la Epístola, se abre la Capilla Sacramental, de planta cuadrada, cubierta de arista y dotada de dos óculos de iluminación.
Distribuidas a lo largo del templo, hay varias obras de arte, sobre todo de los siglos XVII y XVIII, entre cuyos autores podemos citar a Miguel Franco, Juan Tejerizo, Pedro Roldán y Juan del Castillo.
Historia de la Iglesia de Nuestra Señora de la O
La Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la O tiene su origen en la capilla de un antiguo hospital del siglo XV dedicada a las santas Brígida, Justa y Rufina. En el siglo XVI, en concreto en el año 1560, la congregación de la Virgen de la O toma dicha capilla como sede, levantando una gran devoción en el barrio de Triana.
Por ello, a finales del siglo XVII, surge la necesidad de levantar un templo de mayor tamaño con el que rendir culto a la Virgen de la O. Para ello, utilizando el solar de la vieja capilla y del hospital, se construyó, entre los años 1697 y 1702, el actual templo. Los costes se sufragaron mediante aportaciones populares y tiene la particularidad de ser el único en la ciudad que es propiedad de la propia congregación y no de la diócesis sevillana. En 1755, a consecuencia del terremoto de Lisboa, el templo sufrió daños de consideración que fueron reparados al año siguiente.
A principios del siglo XX, en 1909, el cardenal Almaraz le concede la categoría de parroquia, una labor que ya había realizado antes en auxilio de la Real Parroquia de Señora Santa Ana. En 1936, la iglesia es asaltada por elementos radicales, perdiéndose parte de sus obras de arte. En 1992, se restauró el edificio mediante unas obras patrocinadas por la Real Maestranza de Caballería. En 1994, durante unas obras realizadas en la torre, se encontró en su interior un pequeño vano de unos 20 cm de diámetro en el que aparecieron los restos momificados de un niño de 18 a 24 meses de edad que fueron depositados ahí en una fecha indeterminada entre el siglo XVI y XIX. Otros hallazgos en este vano fueron los de restos de cerámica, de soga, vértebras de animales y semillas de frutas. Al parecer, tras una reforma de la escalera interior, este hueco dejó de tener utilidad y se tabicó.
Localización: Calle Castilla, 30. 41010 Sevilla.
La Iglesia del antiguo Colegio de San Hermenegildo, del siglo XVII, es la única construcción que queda de este antiguo centro de enseñanza. El templo, proyectado inicialmente por el matemático y erudito jesuita Juan Bautista de Villalpando (Córdoba, 10 de febrero de 1552-Roma, 1608), fue reformado posteriormente; y en 1614, el arquitecto jesuita Pedro Sánchez (Villanueva de la Zarza, Cuenca, 1569-Madrid, 31 de mayo de 1633) diseñaría una nueva planta que comenzaría a construirse dos años más tarde y sería finalizada en 1620.
Tiene una planta elíptica inscrita en un trapecio casi rectangular, con cúpula ovalada y cubierta de teja curva a ocho aguas. Dicha cubierta, actualmente, está modificada con respecto a la original, pero, si nos fijamos en las capturas de Google Maps, su lateral Oeste no es recto como el edificio, sino poligonal de tres lados. Una disposición muy modificada, casi desaparecida en el Este, pero aún distinguible en el vértice Sudoeste. Por lo tanto, es posible que la cubierta, originalmente, fuera octogonal, conforme a la planta elíptica del interior. La planta del edificio, según recogen numerosas fuentes, está inspirada en la de la Sala Capitular de la Catedral de Sevilla. La fachada Sur fue reformada tras el derribo del colegio y la construcción de la que hoy es Plaza de la Concordia. Como parte de estas obras, se levantó el volumen, de planta rectangular y dos alturas, anexo a su lateral izquierdo (Oeste).
La portada principal de la iglesia, situada en su lateral Sur, está formada por dos cuerpos y un ático claramente separados por las líneas de imposta. A los lados, sendas pilastras pareadas, con hornacinas entre ellas, enmarcan el eje central de vanos. Éste está formado por la portada inferior, situada bajo un frontón curvo partido y enrollado con una cartela104 en el tímpano; y el balcón superior, bajo otro frontón curvo, en este caso no partido. En el ático, rematando el conjunto, los ejes de pilastras continúan con estípites106 rematadas con bolas y otro frontón curvo partido y enrollado en su centro.
Aunque se ha venido planteando la posibilidad de que el autor de esta portada fuera el arquitecto y tratadista Alonso de Vandelvira (Úbeda, Jaén, 1544-Cádiz, ca. 1626-1627), informaciones más recientes parecen descartar esta posibilidad, sugiriendo que lo que Vandelvira construyó fue la desaparecida portada del colegio. Al parecer, la portada principal es una obra realizada durante la reconstrucción de los años 60, algo que veremos más adelante, al tratar sobre la historia del edificio.
Por ello, la portada del lateral Este, de aspecto similar, aunque más renacentista y menos manierista, podría haber sido el modelo para levantar la principal. Continuando con la del Este, en el primer, piso hay tres frontones –triangulares, los de los extremos, y curvo, el central– que disimulan visualmente la portada, por lo que es posible que procedan de una posterior reforma, en estilo neoclásico, de esta fachada.
Una vez dentro del edificio, su planta ovalada cuenta con dos alturas, dotadas de capillas en la inferior y tribunas en la superior. Los paramentos interiores se organizan a base de arcos de medio punto entre dobles pilastras con hornacinas entre éstas. En el momento de su construcción, en estos nichos había imágenes de los Apóstoles y Padres de la Iglesia. En la planta superior, una baranda de forja recorre la cornisa del piso inferior.
La cúpula ovalada que cubre el templo, gallonada108 y con lunetos, tiene una clave con una cartela, igualmente ovalada, con la imagen del Niño Jesús. Los doce nervios que separan los gallones se van ensanchando hasta conformar, cerca ya del techo de la altura superior, hornacinas con las imágenes de santos. Los gallones también están decorados, en este caso, con motivos vegetales y cabezas de ángeles. Estas yeserías se cree que fueron obra de Francisco de Herrera el Viejo.
Algunas fuentes opinan sobre esta iglesia que, además de su estilo manierista, en ella se aprecia ya un incipiente barroco.
Historia de la Iglesia del antiguo Colegio de San Hermanegildo
El antiguo Colegio de San Hermenegildo, del que formaba parte esta iglesia, fue fundado en 1580 por la Compañía de Jesús a petición del Ayuntamiento sevillano, cuyo cabildo aportó 5.000 ducados109 para su construcción, con el objetivo de ampliar las clases sociales a las que este centro estuviera destinado. Los jesuitas establecieron la condición de que los futuros alumnos, para acceder al centro, ya debían saber leer y escribir.
En el siglo XVIII, en 1767, tras la expulsión de los jesuitas del territorio español, se instaló en este centro la Fundación de los Niños Toribio, un hospicio para los niños desamparados que vagaban por las calles de Sevilla.
Más adelante, estas instalaciones funcionaron como cárcel religiosa, sede de una de las Escuelas de Cristo de la ciudad, gallera (lugar dedicado a las peleas de gallos), acuartelamiento de Artillería y sede del Parlamento de la Nación durante la invasión de los Cien Mil Hijos de San Luis (1823).
En el siglo XX, en la década de los años 60, se derribó el colegio/cuartel para construir la Plaza de la Concordia, ocasión en la que se levantó el volumen rectangular de su lateral Oeste, así como la fachada Sur, instalándose, además, algunas mansardas110 en el tejado.
Consultando viejas fotografías, anteriores al derribo del viejo colegio, vemos que éste estaba anexo a las fachadas Sur y Oeste de la iglesia, por lo que nos surgió la duda sobre si esta portada, posible obra del siglo XVII de Alonso de Vandelvira, estuviera situada en otra parte del edificio o diera a un espacio interior, ya que, conforme a las fotografías antiguas, no había patio en este lugar. Al fin, tras buscar en diferentes fuentes, encontramos en internet el artículo “La dialéctica entre lo original y lo nuevo”, de doña María Gracia Gómez de Terreros Guardiola, Doctora en Arquitectura y Profesora Titular de Construcción y Restauración de la Universidad de Sevilla. En él, vemos una serie de fotos que aclaran la situación de la portada principal –la del Sur– del edificio.
Y es que no existía dicha portada. Sólo se contaba con la entrada y el frontón del primer cuerpo, aunque sin el actual escudo, del que hoy conocemos. Éste estaba situado en un muro interior del derribado cuartel, algo separado de su actual posición. Entendemos que con este arco y la portada del Este, el arquitecto e investigador Félix Hernández Giménez (Barcelona, 21 de junio de 1889-Córdoba, 17 de mayo de 1975) diseñó la actual portada, aunque con un aspecto algo más manierista.
Posteriormente, entre los años 1985 y 1992, fue sede del Parlamento de Andalucía, y en 1995, con el nombre de Sala San Hermenegildo, la vieja iglesia fue rehabilitada como un centro de congresos y exposiciones del Ayuntamiento sevillano.
En el siglo XXI, durante el año 2006, unas grietas aparecidas en la bóveda obligaron al cierre del edificio, permaneciendo así hasta la profunda reforma iniciada en julio de 2023 y que, previsiblemente, finalizará en el verano de 2025. Entre otras actuaciones, se ha desmontado la cubierta, con el fin de reparar la estructura de madera; se han picado sus paramentos exteriores; reparándolos y haciendo pruebas de color; y es posible que las mansardas, instaladas en los años 60, sean desmontadas.
La Iglesia del antiguo Colegio de San Hermenegildo fue declarada Bien de Interés Cultural, en la categoría de Monumento, según Decreto 845/1959, de 13 de mayo de 1959.
Localización: Calle Muñoz León, 6. 41003 Sevilla.
La Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, del siglo XVII, es, al igual que la anterior Iglesia del Colegio de San Hermenegildo, la única construcción que se ha conservado del antiguo Colegio de San Francisco de Paula, de la Orden de los Mínimos, del que era su capilla. Comenzada a construir en el año 1647, su diseñador fue fray Juan de Saavedra y su arquitecto, Antonio de Fuentes. Se trata de un templo de planta de cruz latina111, tres naves, coro a los pies y tejado a tres aguas sobre las naves y los brazos del crucero, y a cuatro aguas sobre la cúpula.
La fachada principal del templo, correspondiente a sus pies, da a la calle Jesús del Gran Poder. En ella, destacan tanto los distintos paños de azulejos con los que cuenta como la portada de acceso. Comenzando por esta última, se trata de un acceso adintelado enmarcado por sendas pilastras y bajo un friso, con decoración vegetal y el anagrama de los jesuitas en el centro. Sobre él, se extiende un frontón curvo partido y ornamentado con veneras113. Por encima de éste, se eleva un cuerpo rectangular, bajo un frontón curvo, con un paño de azulejos en su interior. En él, la imagen representada es la de San Francisco de Paula, fundador de la Orden de los Mínimos a la que pertenecía este colegio. A ambos lados, bajo frontones triangulares, se encuentran las imágenes de San Isidoro y San Leandro, y por debajo de éstos, las de San Cristóbal y San Jerónimo.
En el cuerpo de la torre-campanario, situada a la derecha de la iglesia, hay también una sucesión de azulejos. Comenzando por abajo, bajo un frontón triangular, vemos la imagen del Sagrado Corazón de Jesús; por encima de esta imagen y bajo una de las ventanas de iluminación, se halla un tríptico de azulejos con las imágenes de la Virgen con el Niño, en su centro, y las de San Juan Bautista y San José, a los lados. El cuerpo de campanas cuenta con un vano rematado por un arco de medio punto en cada lateral y, por encima de éste, hay un cuerpo más pequeño, también con arcos de medio punto en cada lado, sólo que, en este caso, están cegados por azulejerías con la representación de distintas imágenes.
En el otro cuerpo anexo a la iglesia, el situado en el lado del Evangelio (el Norte), además de un eje vertical con dos vanos, hay otro paño de azulejos con la imagen del Venerable114 sacerdote Francisco de Paula Tarín Arnau (Godelleta, Valencia, 1847-Sevilla, 1910), enterrado en el interior del templo y que fue declarado Venerable por San Juan Pablo II en 1987.
Una vez dentro de la iglesia, en ella, tenemos tres naves separadas por seis arcos de medio punto (tres a cada lado) y cubiertas, las laterales, con bóvedas de arista. La nave central es más alta y ancha que las laterales y se cubre con un artesonado del siglo XVII. En su parte superior, se abren siete ventanas de iluminación, cuatro en el lado del Evangelio y tres en el de la Epístola.
Las bóvedas de los brazos del crucero y del presbiterio son de medio cañón, mientras que sobre el crucero se levanta una bóveda semiesférica apoyada sobre pechinas con las imágenes de los evangelistas en ellas. En cada una de estas últimas hay un relieve circular con la imagen de un evangelista.
El retablo Mayor, realizado en el siglo XIX por un artista de nombre Frapollí –del que desconocemos si podría ser José Frápolli Pelli (Lugano, Suiza, 1818-Málaga, 1902), un marmolista suizo afincado en Málaga–, está construido en mármol y cuenta con un banco, dos cuerpos superiores de tres calles y ático. El retablo lo preside, desde el centro del primer cuerpo, un Sagrado Corazón de Jesús. A ambos lados de éste, están las imágenes de la Inmaculada y San José. En el cuerpo superior, en el centro, está la escultura de San Ignacio de Loyola con sendos cuadros a los lados con las imágenes del Nacimiento y el Calvario de Cristo.
Repartidas por el templo, hay distintas imágenes del siglo XVIII, entre las que podemos destacar la Gran Madre que Pedro Duque Cornejo realizó en 1721. Quizás también sea de interés mencionar las pinturas situadas a ambos lados de la nave central, con copias barrocas de grandes obras, como el “Camino del Calvario”, de Rafael o la “Piedad” y la “Anunciación”, de Van Dyck, entre otras.
Historia de la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús
En 1589, la Orden de los Mínimos, con sacerdotes procedentes del Convento de Nuestra Señora de la Victoria, de Madrid, fundó este colegio.
La iglesia se construyó en el siglo XVII y, en el XVIII, al igual que tantos otros conventos y templos de Sevilla o del resto de la España peninsular, sufrió las nefastas consecuencias de la invasión de las tropas napoleónicas, como la expulsión, la ocupación y el expolio de sus dependencias. Tras esta expulsión, no se sabe nada de que los Mínimos volvieran a ocupar el colegio una vez finalizada la Guerra de Independencia Española (1808-1814).
El colegio pasó a ser cuartel de Artillería y, tras la desamortización115, parte de la iglesia se integró en estas dependencias militares. Una vez finalizada su actividad como cuartel, el colegio quedó abandonado y la iglesia quedó a cargo de un capellán hasta que, tras la Revolución de 1868, el templo fue vendido a la Sociedad Bíblica de Londres, que instaló en él el primer templo protestante de España.
Unos años después, en 1887, la adinerada y devota dama sevillana doña Dolores Armero y Benjumea compró la iglesia para entregársela a la Compañía de Jesús y restituir así el culto católico en este antiguo templo barroco.
Posteriormente, a principios del siglo XX, en la calle Trajano, se añadieron nuevas construcciones al edificio, entre ellas, la capilla conocida como de “Los Luises” y una residencia anexa para la Congregación de María Inmaculada y San Luis Gonzaga. Estas construcciones fueron obra del arquitecto Aníbal González Álvarez-Ossorio (Sevilla, 1876-1929).
En 2020, todas estas dependencias (el templo, la capilla y la residencia) eran de la Compañía de Jesús, año en que ésta comunicó que se marchaba de estos lugares.
En noviembre de 2024, la sevillana Hermandad de los Javieres estaba en negociaciones con la Compañía de Jesús para que ésta les cediera la Iglesia del Sagrado Corazón y la Capilla de los Luises.
Localización: Jesús del Gran Poder, 40. 41002 Sevilla.
La Iglesia del Buen Suceso es también el único vestigio que queda del establecimiento del que formaba parte, en este caso, el Hospital del Buen Suceso o de Convalecientes. Se comenzó a construir en el año 1690, al parecer, con la participación del arquitecto Leonardo de Figueroa. Tiene planta rectangular, una sola nave y falso crucero con cúpula circular.
En el exterior, el templo sólo cuenta con la fachada principal, ya que el resto de los muros están cubiertos por las construcciones colindantes, excepto un pequeño tramo de la cabecera que da a un patio interior. Esta fachada, completamente de ladrillo, está dividida horizontalmente en tres cuerpos separados por impostas, y verticalmente, en tres ejes, de los cuales, el central es el más ancho.
En el cuerpo inferior, en el centro, muy poco destacada con respecto al resto de la fachada, se encuentra la portada de acceso, también de ladrillo y formada por un arco de medio punto apoyado sobre pilastras y embutido en un alfiz. En cada uno de los laterales, hay situados dos vanos ciegos, cada uno de ellos bajo un óculo, formando un eje vertical.
En el cuerpo medio de la fachada, el más decorado de los tres, hay tres hornacinas con las imágenes de la Virgen del Carmen –en el centro–, de San José con el Niño –en el lado de la Epístola (a la derecha, según vemos la fachada desde el exterior)– y de San Elías –en el lado del Evangelio (a la izquierda)–. Según leemos en la página 139 del libro “Iglesias de Sevilla”, de Manuel Jesús Roldán, todas estas figuras son de barro cocido y las realizó, en el año 2006, el escultor e imaginero Darío Fernández (Sevilla, 1973).
En el tercer cuerpo, hay un óculo en cada eje. De éstos, el central, sensiblemente mayor, cuenta con una vidriera con el escudo del Carmelo. Este cuerpo tiene como remate un alero sobre canecillos116, todo ello también en ladrillo.
Con la información de que disponemos, no sabemos si la iglesia es otro templo de tantos inacabados como hemos visto, a lo largo de todos estos años, en unaVentanadesdeMadrid (uVdM). Sí observamos que la fachada pierde su simetría con la pequeña torre que se levanta en el lado de la Epístola. Desconocemos si está inacabada o ha sido un añadido posterior para permitir el acceso a la azotea del templo, una cubierta más o menos llana.
En ella, destacan la cúpula circular situada sobre el crucero, de planta ochavada y cubierta con tejas curvas, entre las que sobresalen los ocho radios de tejas blancas y, creemos, negras. En el tambor de esta cúpula, hay dos vanos de iluminación, uno en el lado de la cabecera y otro en el de la Epístola (no están situados el uno enfrente del otro). Otros dos elementos a destacar en la azotea son la espadaña, que se alza en la esquina Nordeste (al fondo y a la izquierda, según miramos, desde el exterior, hacia la fachada principal), y la cubierta a cuatro aguas, situada en la única nave del templo, en el espacio delimitado por el coro o tribuna de los pies, las dos tribunas laterales y el crucero.
Una vez dentro de la iglesia, ésta cuenta con una única nave con coro, o tribuna, a los pies, tribunas en los laterales, cubiertas vaídas, un crucero bajo cúpula y presbiterio. Unos de los elementos que destacan en su interior son los seis pares de columnas que sostienen las bóvedas y que son obra de Pedro Roldán y su hijo. Otro elemento señalado es la decoración de pinturas murales que cubren las paredes, a pesar de no ser de los siglos XVII o XVIII; su autor, entre los años 1920 y 1935, fue el pintor Antonio Rodríguez Gutiérrez.
El Retablo Mayor se construyó durante el primer tercio del siglo XVIII, se cree que por el retablista José Fernándo de Medinilla (Sevilla, 1682-1757). En él, hay pinturas de Domingo Martínez (Sevilla, 1688-1749), considerado uno de los mejores pintores españoles de su época y uno de los más destacados de la escuela sevillana durante la primera mitad del siglo XVIII. El conjunto del retablo está formado por un elemento central en el que destaca un camarín con la Virgen del Carmen con un sagrario a sus pies; por encima de éste, se encuentran las figuras del profeta Elías y de Dios Padre. Todo este conjunto está situado en el interior de un arco que se halla ornamentado en toda su superficie con distintos cuadros representando la genealogía de Jesús, desde Abraham hasta San José, y la historia de la Virgen del Buen Suceso en tres imágenes.
Los cuadros ocupan toda la superficie exterior del arco y de las pilastras sobre las que éste se asienta, así como también la superficie interior del mismo que, al estar abocinado, permite así mostrar todas las pinturas.
Entre las diversas imágenes de, entre otros, los siglos XVI, XVII y XVIII, hay un grupo labrado por Martínez Montañés, de 1632, situado en el altar de Santa Ana y la Virgen; una Santa Teresa y un San Alberto de Sicilia, de Alonso Cano.
Historia de la Iglesia del Buen Suceso
En el año 1635, la Mínima Congregación de Hermanos Enfermeros Pobres (Congregración de los Obregones) solicitó licencia al Consejo de Sevilla para fundar un hospital destinado a los enfermos pobres que fueran dados de alta en otros hospitales. La licencia fue concedida en 1637, instalándose un hospital en la Plaza del Buen Suceso. Además, se fundó la Cofradía de Nuestra Señora del Buen Suceso para ayudar al mantenimiento económico del establecimiento.
En 1690, se comienza la construcción de la actual Iglesia del Buen Suceso.
En 1835, tras la supresión de órdenes religiosas, junto a la desamortización de sus bienes decretada por Juan Álvarez Mendizábal (presidente interino del Consejo de Ministros de España y Ministro Hacienda), se expropió esta congregación, siendo dedicados sus bienes a viviendas. Más adelante, el hospital sería derribado, quedando el templo para el culto católico hasta la revolución de 1868, cuando se dedicó a local de reunión de un batallón de milicias. Más adelante, las monjas mercedarias, tras la expulsión de su convento, se instalaron en este edificio hasta el año 1895.
En 1896, el cardenal Marcelo Spínola y Maestre (San Fernando, Cádiz, 1835-Sevilla, 1906), arzobispo de Sevilla entre 1895 y 1906, cedió el templo a los carmelitas descalzos, quienes continúan en él, teniendo su residencia junto a la iglesia. En el año 1931, el templo fue atacado y saqueado por grupos de anticlericales que quemaron algunas importantes imágenes.
Localización: Plaza del Buen Suceso, s/n. 41004 Sevilla.
Lourdes Morales Farfán es Licenciada en Periodismo por la Universidad Rey Juan Carlos. ↑
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- Reales Alcázares (I)
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- 1 Barroco: Dicho de un estilo arquitectónico o de las artes plásticas: Que se desarrolló en Europa e Iberoamérica durante los siglos XVII y XVIII, opuesto al clasicismo2 y caracterizado por la complejidad y el dinamismo de las formas, la riqueza de la ornamentación y el efectismo. ↑
- 2 Clasicismo: Estilo artístico o literario conforme a los ideales de la Antigüedad grecorromana. ↑
- 3 Renacimiento: Movimiento artístico europeo, que comienza a mediados del siglo XV, caracterizado por un vivo entusiasmo por el estudio de la Antigüedad clásica griega y latina. ↑
- 4 Manierismo: Estilo artístico y literario del Renacimiento tardío, caracterizado por su refinamiento y artificiosidad. ↑
- 5 ca.: Circa: Hacia. / Alrededor de. ↑
- 6 Crucero: Espacio en que se cruzan la nave mayor de una iglesia y la que la atraviesa. ↑
- 7 Capitel: Parte superior de una columna o de una pilastra, que la corona con forma de moldura y ornamentación, según el orden arquitectónico a que corresponde. ↑
- 8 Estofar: Entre doradores, raer con la punta del grafio9 el color dado sobre el dorado de la madera, formando rayas o líneas para que se descubra el oro y haga visos entre los colores con que se pintó. ↑
- 9 Grafio: Instrumento con que se dibujan y hacen las labores en las pinturas estofadas o esgrafiadas10. ↑
- 10 Esgrafiar: Trazar dibujos con el grafio en una superficie estofada haciendo saltar en algunos puntos la capa superficial y dejando así al descubierto el color de la siguiente. ↑
- 11 Misticismo: Estado extraordinario de perfección religiosa, que consiste esencialmente en cierta unión inefable del alma con Dios por el amor, y va acompañado accidentalmente de éxtasis y revelaciones. // Doctrina religiosa y filosófica que enseña la comunicación inmediata y directa entre las personas y la divinidad. ↑
- 12 Naturalismo: En Escultura y Pintura: Tendencia a la representación fiel y descarnada de la realidad. ↑
- 13 Corral de comedias: Patio amplio entre casas, cerrado y frecuentemente descubierto, donde se representaban obras de teatro. ↑
- 14 Veinticuatro: En algunas ciudades de Andalucía, según el antiguo régimen municipal, regidor de ayuntamiento. ↑
- 15 Epigrama: Composición poética breve en que, con precisión y agudeza, se expresa un motivo por lo común festivo o satírico. ↑
- 16 Presbiterio: Área del altar mayor hasta el pie de las gradas por donde se sube a él, que regularmente suele estar cercada con una reja o barandilla. ↑
- 17 Agua: Vertiente de un tejado. ↑
- 18 Orden toscano: Orden que se distingue por ser más sólido y sencillo que el dórico19. ↑
- 19 Orden dórico: Orden que tiene la columna de ocho módulos o diámetros a lo más de altura, el capitel sencillo y el friso20 adornado con metopas24 y triglifos25. ↑
- 20 Friso: Parte del entablamento21 en los órdenes clásicos que media entre el arquitrabe22 y la cornisa23, en ocasiones ornamentado de triglifos, metopas u otros elementos. ↑
- 21 Entablamento: Conjunto de molduras que corona un edificio o un orden de arquitectura y que ordinariamente se compone de arquitrabe, friso y cornisa. ↑
- 22 Arquitrabe: Parte inferior del entablamento, la cual descansa inmediatamente sobre el capitel de la columna. ↑
- 23 Cornisa: Parte superior del entablamento de un pedestal, edificio o habitación. ↑
- 24 Metopa: En el friso dórico, espacio que media entre triglifo y triglifo. ↑
- 25 Triglifo: Adorno del friso dórico que tiene forma de rectángulo saliente y está surcado por dos glifos26 centrales y medio glifo a cada lado. ↑
- 26 Glifo: Canal vertical poco profundo que decora el frente de los triglifos en los órdenes clásicos. ↑
- 27 Arco de medio punto: Arco que consta de una semicircunferencia. ↑
- 28 Lado del Evangelio y lado de la Epístola: En una Iglesia, se llama lado del Evangelio al situado en la parte izquierda desde el punto de vista de los fieles, mirando estos hacia el altar. Mientras que el de la Epístola es el de la parte derecha. Toman este nombre de los lados del presbiterio desde donde se lee el Evangelio y la Epístola durante la misa. ↑
- 29 Bóveda de medio cañón / Bóveda de cañón: Bóveda de superficie generalmente semicilíndrica que cubre el espacio comprendido entre dos muros paralelos. ↑
- 30 Luneto: Bovedilla en forma de media luna abierta en la bóveda principal para dar luz a esta. ↑
- 31 Bóveda de arista o por arista: Bóveda de aljibe. // Bóveda cuyos dos cañones semicilíndricos se cortan el uno al otro. ↑
- 32 Pechina: Cada uno de los cuatro triángulos curvilíneos que forman el anillo de la cúpula con los arcos torales33 sobre los que estriba. ↑
- 33 Arco toral: Cada uno de los cuatro en que estriba la media naranja de un edificio. ↑
- 34 Intradós: Superficie inferior de un arco o bóveda. ↑
- 35 Arco apuntado: Arco que consta de dos centros situados en la línea de arranque. ↑
- 36 Arco abocinado: Arco que tiene más luz37 en un paramento que en el opuesto. ↑
- 37 Luz: Distancia horizontal entre los apoyos de un arco, viga, etc. ↑
- 38 Rosca: Faja de material que, sola o con otras concéntricas, forma un arco o bóveda. ↑
- 39 Punta de diamante: Pirámide de poca altura que como adorno se suele labrar en piedras u otras materias. ↑
- 40 Imposta: Hilada de sillares41 algo voladiza, a veces con moldura, sobre la cual va sentado un arco. // Faja saliente de poco volumen, en la fachada de los edificios, que marca el forjado del piso. ↑
- 41 Sillar: Piedra labrada, por lo común en forma de paralelepípedo42 rectángulo, que forma parte de un muro de sillería43. ↑
- 42 Paralelepípedo: Sólido limitado por seis paralelogramos42b, cuyas caras opuestas son iguales y paralelas. ↑
- 42b Paralelogramo: Cuadrilátero cuyos lados opuestos son paralelos entre sí. ↑
- 44 Vano: En una estructura de construcción, distancia libre entre dos soportes y, en un puente, espacio libre entre dos pilas o entre dos estribos consecutivos. ↑
- 45 Cajear: Hacer una caja o hueco en una pieza para ensamblarla con otra. ↑
- 46 Frontón: Remate triangular o curvo de una fachada, un pórtico, una puerta o una ventana. ↑
- 47 Tímpano: Espacio triangular que queda entre las dos cornisas inclinadas de un frontón y la horizontal de su base. ↑
- 48 Arco peraltado: Aquel cuya altura excede al de media circunferencia. Se consigue incluyendo una serie de tramos rectos por encima de la línea de imposta. ↑
- 49 De acarreo: Dicho de una cosa: Que se trae de otra parte por tierra, o no es del lugar donde está, sino que ha venido a él desde otro. ↑
- 50 Orden corintio: Orden que tiene la columna de unos diez módulos o diámetros de altura, el capitel adornado con hojas de acanto51 y caulículos52, y la cornisa con modillones54. ↑
- 51 Acanto: Planta de la familia de las acantáceas, perenne, herbácea, con hojas anuales, largas, rizadas y espinosas. // Ornato hecho a imitación de las hojas del acanto, característico del capitel del orden corintio. ↑
- 52 Caulículo: Cada uno de los vástagos o tallos que nacen del interior de las hojas de acanto del capitel corintio y se vuelven en espiral bajo el ábaco53. ↑
- 53 Ábaco: Conjunto de molduras, generalmente en forma de dado, que corona el capitel y tiene la función de recibir directamente la carga del arquitrabe. ↑
- 54 Modillón: Miembro voladizo sobre el que se asienta una cornisa o alero, o los extremos de un dintel55. ↑
- 55 Dintel: Pieza horizontal superior de puertas, ventanas y otros huecos, apoyada en sus extremos sobre las jambas56 y destinada a soportar cargas. ↑
- 56 Jamba: Cada una de las dos piezas que, dispuestas verticalmente en los dos lados de una puerta o ventana, sostienen el dintel o el arco de ella. ↑
- 57 Corona de Castilla: En tiempos de Alfonso X, la Corona de Castilla comprendía los reinos de Castilla, Córdoba, Galicia, Jaén, León, Murcia, Sevilla y Toledo. ↑
- 58 Ablución: Lavatorio ritual del cuerpo o de una parte de él con el fin de purificarlo. ↑
- 59 Arco ojival: Arco apuntado: Arco que consta de dos centros situados en la línea de arranque. ↑
- 60 Gótico: Dicho del arte: Desarrollado en Europa desde finales del siglo XII hasta el Renacimiento y caracterizado, en arquitectura, por el arco apuntado, la bóveda de crucería61 y los pináculos64. ↑
- 61 Bóveda de crucería: Bóveda característica del estilo gótico, compuesta por arcos que se cruzan diagonalmente en un punto central, o clave62, formando nervios63. ↑
- 62 Clave: Piedra central y más elevada con que se cierra el arco o la bóveda. ↑
- 63 Nervio: Arco que, cruzándose con otro u otros, sirve para formar la bóveda de crucería. Es elemento característico del estilo gótico. ↑
- 64 Pináculo: Remate piramidal o cónico que en la arquitectura gótica cumple una doble función, estética y estructural. ↑
- 65 Columna salomónica: Columna que tiene el fuste66 contorneado en espiral. ↑
- 66 Fuste: Parte de la columna que media entre el capitel y la basa67. ↑
- 67 Basa: Asiento sobre el que se pone la columna o la estatua. ↑
- 68 Planta de salón: Planta rectangular, con una nave central y al menos dos laterales, en donde todas ellas tienen la misma altura. ↑
- 69 Linterna: Torre pequeña más alta que ancha y con ventanas, que se pone como remate en algunos edificios y sobre las medias naranjas de las iglesias. ↑
- 70 Neoclasicismo: Movimiento literario y artístico dominante en Europa desde finales del siglo XVII y a lo largo del siglo XVIII, que aspira a restaurar el gusto y las normas del clasicismo grecorromano. ↑
- 71 Tejaroz: Alero del tejado. // Tejadillo construido sobre una puerta o ventana. ↑
- 72 Óculo: Ventana pequeña redonda u ovalada. ↑
- 73 Alminar: Torre de las mezquitas, por lo común elevada y poco gruesa, desde cuya altura convoca el almuédano74 a los musulmanes en las horas de oración. ↑
- 74 Almuédano: Musulmán que desde el alminar convoca en voz alta al pueblo para que acuda a la oración. ↑
- 75 Bóveda vaída o baída: Bóveda formada por una semiesfera cortada por cuatro planos verticales, que corresponden a los lados de un rectángulo inscritos en un círculo. ↑
- 76 Trompa: Bóveda fuera del paramento de un muro. ↑
- 77 Orden compuesto: Orden que en el capitel de sus columnas reúne las volutas78 del jónico79 con las dos filas de hojas de acanto del corintio, guarda las proporciones de este para lo demás y lleva en la cornisa dentículos80 y modillones sencillos. ↑
- 78 Voluta: Adorno en forma de espiral o caracol, que se coloca en los capiteles de los órdenes jónico y compuesto. ↑
- 79 Orden jónico: Orden que tiene la columna de unos nueve módulos o diámetros de altura, el capitel, adornado con grandes volutas, y dentículos en la cornisa. ↑
- 80 Dentículo: Cada uno de los adornos con forma de paralelepípedo rectángulo que, formando fila, se colocan en la parte superior del friso del orden jónico y en algunos otros miembros arquitectónicos. ↑
- 81 Banco: Base o parte inferior de un retablo, que puede estar dividido en dos pisos. ↑
- 82 Calle: Cada una de las divisiones verticales de un retablo. ↑
- 83 Ático: Parte superior de la calle central de un retablo. ↑
- 84 Transfiguración: Estado glorioso en que Jesucristo se mostró entre Moisés y Elías en el monte Tabor, ante la presencia de sus discípulos Pedro, Juan y Santiago. ↑
- 85 Rocalla: Decoración disimétrica inspirada en el arte chino, que imita contornos de piedras y de conchas y caracteriza una modalidad del estilo dominante en el reinado de Luis XV de Francia en la arquitectura, la cerámica y el moblaje. ↑
- 86 Camarín: En un templo, capilla pequeña, generalmente exenta, donde se rinde culto a una imagen muy venerada. ↑
- 87 Freático: Dicho del agua: Que está acumulada en el subsuelo y puede aprovecharse por medio de pozos. ↑
- 88 Mezquita aljama: Se llama así a la mezquita mayor de una ciudad. ↑
- 89 Foro romano: En la antigua Roma, plaza donde se trataban los negocios públicos y se celebraban los juicios. ↑
- 90 Iglesia Colegial: Iglesia que, no siendo sede propia del arzobispo u obispo, se compone de abad91 y canónigos92 seculares94, y en ella se celebran los oficios divinos como en las catedrales. ↑
- 91 Abad: Superior de algunas colegiatas. ↑
- 92 Canónigo: Eclesiástico que tiene una canonjía93. ↑
- 93 Canonjía: Prebenda por la que se pertenece al cabildo de iglesia catedral o colegial. ↑
- 94 Canónigo secular: Dicho de un sacerdote o del clero: Que vive en el siglo95, a distinción del que vive en clausura. ↑
- 95 Siglo: Mundo de la vida civil, en oposición al de la vida religiosa. ↑
- 96 Neoplateresco: Estilo arquitectónico surgido en España a finales del siglo XIX y principios del XX inspirado en arquitecturas de tipo historicista que buscaba en los elementos artísticos el pasado esplendor de España. Este movimiento adquirió fuerza tras el desastre de 1898 (guerra hispano-estadounidense con la pérdida de Cuba, Guam, Puerto Rico y Filipinas). ↑
- 97 Arco escarzano: Arco que es menor que la semicircunferencia del mismo radio. ↑
- 98 Mampostería: Obra hecha con mampuestos99 colocados y ajustados unos con otros sin sujeción a determinado orden de hiladas o tamaños. ↑
- 99 Mampuesto: Piedra sin labrar que se puede colocar en obra con la mano. ↑
- 100 Chapitel: Remate de una torre, generalmente en forma piramidal o cónica. ↑
- 101 Albanega: Espacio triangular comprendido entre la rosca de un arco y el alfiz102. ↑
- 102 Alfiz: Recuadro del arco árabe, que envuelve las albanegas y arranca bien desde las impostas, bien desde el suelo. ↑
- 103 Jaspe: Piedra silícea de grano fino, textura homogénea, opaca y de colores variados. // Mármol veteado. ↑
- 104 Cartela: Pedazo de cartón, madera u otra materia, a modo de tarjeta, destinado para poner o escribir en él algo. // Ménsula105 a modo de modillón, de más altura que vuelo. ↑
- 105 Ménsula: Elemento perfilado con diversas molduras, que sobresale de un plano vertical y sirve para recibir o sostener algo. ↑
- 106 Estípite: Pilastra en forma de pirámide truncada107 invertida, con un elemento figurativo en la parte superior. ↑
- 107 Pirámide truncada: Parte de la pirámide comprendida entre la base y otro plano que corta a todas las aristas laterales. ↑
- 108 Gallón: Cada uno de los segmentos cóncavos de ciertas bóvedas, rematados en redondo por su extremidad más ancha. ↑
- 109 Ducado: Moneda de oro que se usó en España hasta fines del siglo XVI, de valor variable. ↑
- 110 Mansarda: Buhardilla: ↑
- 111 Iglesia en cruz latina: Iglesia que se compone de dos naves, una más larga que otra, que se cruzan a escuadra112. ↑
- 112 A escuadra: En forma de escuadra o en ángulo recto. ↑
- 113 Venera: Concha de la vieira, semicircular, formada por una valva plana y otra muy convexa, de diez a doce centímetros de diámetro, rojizas por fuera y blancas por dentro, con dos orejuelas laterales y catorce estrías radiales a modo de costillas gruesas. ↑
- 114 Venerable: Primer título que concede la Iglesia católica a quienes mueren con fama de santidad, y al cual sigue comúnmente el de beato, y por último el de santo. ↑
- 115 Desamortización: Desamortizar: Poner en estado de venta los bienes de manos muertas, mediante disposiciones legales. Por medio de varias desamortizaciones, se pusieron a la venta terrenos y otras propiedades de las llamadas “manos muertas” (la Iglesia y las órdenes eclesiásticas), quienes mediante donaciones y testamentos habían llegado a tener una extensión de terreno sólo inferior a las del rey y la aristocracia. Por estas expropiaciones y ventas la Iglesia no recibió nada a cambio. La Desamortización del ministro Mendizábal, llevada a cabo en 1836, fue una de las mayores y obtuvo unos resultados muy alejados de lo que se deseaba: la creación de una clase media en el país. Sin embargo, sí fue de gran importancia en la historia de España, al expropiar gran parte de las posesiones eclesiásticas sin recibir la Iglesia, como decimos, nada a cambio. Desgraciadamente, las comisiones municipales encargadas de gestionar los trámites modificaron los lotes de terreno en venta, agrupándolos en grandes partidas que alcanzaban unos precios sólo asumibles por la nobleza y la burguesía adinerada. ↑
- 116 Canecillo: Can: Cabeza de una viga del techo interior, que carga en el muro y sobresale al exterior, sosteniendo la corona de la cornisa. // Modillón. ↑
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- Aeropuerto de San Pablo
PUERTO:
- Por Sevilla pasa el Guadalquivir, el único río navegable de España, por lo que es posible llegar a la ciudad desde el Océano Atlántico.
BIBLIOGRAFIA Y ENLACES EXTERNOS:
- Alejandro Guichot y Sierra: "El cicerone de Sevilla. Monumentos y Artes Bellas"; Reeditado por el Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos de Sevilla; Sevilla, 1991; Edición original: Imprenta de Álvarez; Sevilla, 1925.
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- Rafael Sánchez Mantero: “Historia Breve de Sevilla”; Silex Ediciones; ISBN: 84-7737-038-9; Depósito Legal: M-26207-2000.
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- Manuel Jesús Roldán: “Historia de Sevilla”; Editorial Almuzara; ISBN: 978-84-16100-18-7; Depósito Legal: CO-690-2014.
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- Guía Cultural del Patrimonio Cultural de Andalucía
- Iglesia de Santa María la Blanca
- Viajar con el Arte | La Iglesia de Santa María la Blanca de Sevilla
- Archidiócesis de Sevilla | Murillo “resucita” en Santa María la Blanca
- Universidad de Almería | Retablo del Altar Mayor. Iglesia del Divino Salvador, Sevilla
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- Arte Sacro | Nuestra Señora del Carmen, Capilla de las gradas de la Iglesia Colegial del Salvador
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- Junta de Andalucía | Ficha SE-SEV-019 41-091-019, Iglesia del Cclegio-Convento de San Hermenegildo
- Diario de Sevilla | San Hermenegildo: El antiguo colegio que acogió a Pasión
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- Los Venerables, Sevilla | Centro de Investigación Diego Velázquez
- Web oficial del Ayuntamiento de Sevilla
- DRAE