Miércoles, 27 de enero de 2021
Introducción
Contenidos
- Introducción
- Edificios civiles y hospitales del siglo XVI
- Mapa de los Monumentos y puntos de interés
- Más Sevilla
- Monográficos de Sevilla
A continuación, en esta página, la cuarta que uVdM dedica al siglo XVI en Sevilla, recorreremos los diferentes edificios civiles y hospitales de dicho siglo que aún se conservan en Sevilla y que, por su funcionalidad, no los hemos incluido en las páginas Sevilla (VIII), Sevilla (IX) y Sevilla (X), en las que, respectivamente, vimos las casas-palacios, conventos e iglesias de dicha centuria. Además, al igual que en la introducción de cada una de ellas tratamos someramente, y en este orden, sobre la población, la religión y la cultura, en ésta será el urbanismo del siglo XVI el aspecto a considerar. Un urbanismo que, a lo largo de este período, se verá beneficiado por la enorme riqueza –impuestos cobrados por el Ayuntamiento sobre los barcos, mercancías y pasajeros; los pasajeros, tripulantes, militares y personal de la administración que volvían de América con abundante oro y el dispendio que de éste hacían en la ciudad; los ingresos que dejaban en la ciudad el personal y las instituciones dependientes del comercio con América, etc.– que para la ciudad significó el monopolio del comercio con América, lo que, igualmente, obligó a la construcción de nuevos edificios con que atenderlo. Estas circunstancias, la mayor disponibilidad económica y la necesidad de levantar nuevas edificaciones contribuyeron también en una mayor facilidad para la llegada y la difusión del Renacimiento1.
Sevilla comenzó el siglo XVI con una estructura urbana cuasimedieval, en la que, a pesar de haber transcurrido más de doscientos cincuenta años desde su reconquista cristiana (1248), proliferaban los elementos característicos del pasado musulmán, acontecido éste entre los siglos VIII y XIII. Encontramos, así, una ciudad delimitada en gran parte por las antiguas murallas medievales, recorrida por calles estrechas y tortuosas en las que se levantaban, normalmente, casas bajas y de sencillas fachadas. Esta trama urbana fue evolucionando conforme iba avanzando el siglo y llegaba el Renacimiento.
Así, las murallas irían perdiendo su principal función de defensa, por lo que se levantaría, adosadas a ellas, un buen número de nuevas construcciones. No obstante, su valía no desapareció, al ser útiles tanto para el cobro de impuestos sobre los productos que entraban a la ciudad como para el control de las personas en los casos de epidemias.
Igualmente, hubo algunos intentos de modernizar las calles, ensanchándolas y alineándolas, y aunque con no demasiado éxito, sí se logró enladrillar la mayoría. Los vecinos eran responsables de la reparación de los posibles daños de las vías, existiendo, desde el reinado de los Reyes Católicos, inspectores que revisaban su estado. En el caso de que los vecinos no cumplieran con su obligación, el Ayuntamiento efectuaba la reparación necesaria, cobrándosela luego a aquéllos. No obstante, las basuras en las calles constituyeron un grave problema entonces.
Otra dificultad para la ciudad la constituía La Laguna, nombre con el que se conocía la charca que había quedado en Sevilla tras el desvío de un tramo del río Guadalquivir y que no acababa de secarse por completo, al ir rellenándose tanto con la lluvia como con las aguas sucias que eran vertidas en sus aledaños. En 1574, el asistente don Francisco de Zapata, conde de Barajas, desecó esta laguna y la convirtió en un paseo arbolado de álamos, de ahí su nombre de la Alameda, al que embelleció, dentro del estilo renacentista, con diversas fuentes y con dos columnas de granito procedentes del templo romano de la calle Mármoles. Estas últimas se encuentran rematadas por las estatuas de los que, tradicionalmente, se han considerado como fundadores de la ciudad, Hércules y Julio César, obras ambas del escultor Diego de Pescara. Como podemos leer acerca de ellas en la página 148 del libro “Historia de Sevilla”, de José María de Mena, “[...] retratan a Carlos I y Felipe II, en indumento2 de Hércules y de César [...]”. Además de éstas, situadas en uno de los extremos de la Alameda, hay otras dos, instaladas ya en el siglo XVIII, coronadas por dos leones portando los escudos de España y de Sevilla.
Sevilla no contaba con Plaza Mayor, pero, por la importancia de los edificios que la enmarcaban –el Ayuntamiento, la Audiencia, la Cárcel Real y el Convento de San Francisco–, la Plaza de San Francisco quedaba señalada como si lo fuese y constituía, junto a la Alameda, las dos principales plazas de la ciudad. Otras plazas a destacar son la del Salvador, en cuyo interior se celebraba el mercado.
En cuanto a las casas, se fue dando más importancia a su aspecto exterior, dotándolas de una mayor monumentalidad y altura, como podemos ver en los palacios de la Condesa de Lebrija y de Mañara, en la casa-palacio de los Moreno de la Cova y en las casas de Pilatos, de los Pinelo y de Salinas. En general, con la llegada del Renacimiento, los dueños que se lo podían permitir fueron levantando, o reformando, sus casas alrededor de un patio y con unas fachadas dotadas de un mayor número de vanos3 y de portadas de carácter más monumental. De esta forma, las casas palaciegas sevillanas, a lo largo del siglo, irán evolucionando desde el estilo mudéjar4 al renacentista.
Las clases más humildes, en cambio, continuaron viviendo en corrales de vecinos, de origen musulmán y dotados de patio, una única entrada y servicios comunes. Francisco de Ariño, cronista de Sevilla y vecino del barrio de Triana, recoge en su libro “Sucesos de Sevilla de 1592 á 1604”, la existencia, a finales de siglo, de los corrales de Trompeteros (pág. 29), de la Porra (pág. 32) y de la Parra (pág. 93), aunque estos dos últimos puede que sean el mismo.
La ciudad estaba dividida entonces en collaciones5, formadas éstas por un conjunto de viviendas dependientes de un templo parroquial. Según vemos en la página 97 del libro “Historia de Sevilla”, de Manuel Jesús Roldán, las collaciones en Sevilla a principios del siglo XVI sumaban un total de 27, siendo las mayores la de la Catedral de Santa María la Mayor y la de la Iglesia de Santa Ana. Esta cifra aumentó a 29 para finales de esta centuria al sumarse las collaciones de San Bernardo y de San Roque, situadas ambas fuera de las murallas de la ciudad.
El comercio con América hizo del río Guadalquivir, con el área portuaria extendida entre la Puerta de Triana y la Torre del Oro, la pieza fundamental del desarrollo económico de Sevilla. Para ello, el río necesitaba estar libre para el tránsito de un elevado número de barcos que, además, iban creciendo en tamaño. Esto, en ocasiones, fue un problema, debido, sobre todo, a los bancos de arena y al depósito de desechos. Continuando con el Guadalquivir, es de señalar cómo en aquel tiempo –y a pesar de que, como ya hemos mencionado, la collación de Santa Ana era una de las dos mayores de la ciudad– no había aún un puente de piedra que comunicara el Barrio de Triana, situado al otro lado del río, con el resto de la ciudad. El paso entre ambas zonas seguía dependiendo de uno de barcas, con todos los problemas de mantenimiento y vulnerabilidad que ello conllevaba. A pesar de que para finales de siglo se estudió la posibilidad de sustituirlo por otro de piedra, este proyecto no se llevó a cabo, dado el elevado precio de la obra.
En esta época, los principales órganos de gobierno presentes en Sevilla eran el Concejo, lo que vendría a ser el Ayuntamiento en la actualidad, y la Audiencia, el órgano de mayor importancia judicial en la ciudad. El Concejo estaba inicialmente formado por los caballeros veinticuatro6, nombre que recibía por el número inicial de miembros que lo formaban, aunque en este siglo llegaron a sumar hasta 83 personas. El cargo de mayor importancia en Sevilla era el de asistente, conocido en otras ciudades con el nombre de corregidor y que actuaba como representante del rey. Con él, el monarca controlaba el poder municipal. El segundo cargo en importancia recaía en el alguacil mayor, el cual –según podemos leer en la página 103 de la obra de Manuel Jesús Roldán “Historia de Sevilla”– no podía ser ocupado, desde el año 1556, por sevillanos.
La Audiencia tiene sus orígenes en los tribunales de la Edad Media que auxiliaban a la Corona en las causas de justicia. Inicialmente, era un tribunal de carácter itinerante, hasta que Juan I, rey de Castilla entre 1379 y 1390, lo situó en Segovia. Posteriormente, Juan II, soberano castellano entre 1406 y 1454, lo dividió en dos, continuando uno, en Segovia, mientra que el otro se instalaba en Sevilla. En 1447, se reunificaron en uno solo, que, con el nombre de Chancillería, se instaló en Valladolid, permaneciendo así hasta 1494, año en que los Reyes Católicos crearon una nueva, con sede inicial en Ciudad Real y trasladada, en 1505, hasta Granada. No se sabe con certeza la fecha de creación de la Real Audiencia de Sevilla, siendo de particular importancia las Ordenanzas de los años 1525 y 1566, y la Real Provisión de 5 de mayo de 1554, en la que se establece que pasará a llamarse Real Audiencia de Sevilla. Consistía entonces en un órgano judicial al que se apelaba de causas civiles y criminales procedentes de otros juzgados de inferior categoría. Posteriormente, en 1812, toma el nombre de Audiencia de Sevilla, considerada antecesora de la Audiencia Territorial de Sevilla, de 1834, la cual actúa como tribunal superior de las provincias de Sevilla, Cádiz, Córdoba y Huelva.
Pintura del siglo XVI, atribuida a Sánchez Coello, existente en el Museo de América y datada entre 1576 y 1600.
En ella, se pueden observar tanto la gran actividad del puerto de Sevilla como el trabajo de sus astilleros.
Durante este siglo, y debido a la bonanza económica, se construyeron en Sevilla, entre otros, los edificios de la Audiencia Real, el Ayuntamiento, la Fábrica de Artillería, y los hospitales de las Cinco Llagas, de Nuestra Señora de la Paz y de San Bernardo (o de los Viejos). Además, y debidos a la situación de privilegio de que disfrutaba Sevilla en relación al comercio con el Nuevo Mundo, se construyeron la Casa de Contratación de Indias, la Casa de la Moneda y la Lonja de Mercaderes.
De entre estos tres últimos, de la Casa de Contratación y de la Lonja de Mercaderes trataremos a continuación, en esta misma página, mientras que de la Casa de la Moneda, debido a la gran reconstrucción a la que fue sometida durante el siglo XVIII, lo haremos, más profundamente, al publicar la página correspondiente a dicho siglo.
Sí diremos sobre la Casa de la Moneda de Sevilla que ésta tuvo su origen en la anterior ceca7 de la ciudad y que fue una de las cinco cecas castellanas a las que los Reyes Católicos, en 1497, permitieron continuar con su labor. Cerca de ésta, en las huertas de las Atarazanas, se levantó la Casa Nueva de la Moneda, en una ubicación situada a media distancia de la que separaba a los muelles de la Casa de Contratación. Tal y como se señala en la ficha de la Casa de la Moneda existente en Infraestructura de Datos Espaciales (ide.Sevilla), era éste un trayecto en el que los mercaderes de metales preciosos compraban los lingotes de plata y oro a los pasajeros que volvían de América para, a continuación, encargarse de su acuñación “[...] en una casa de moneda [...]”. De la importancia de esta Casa de la Moneda hablan los datos de que, durante el reinado de Felipe II, en la España peninsular, fue la responsable del 87% del oro acuñado y del 72% de la plata labrada.
Pasemos, a continuación, a ver los edificios civiles y hospitales que se construyeron en este siglo XVI y que han llegado a nuestros días.
Nuestro punto de partida es el Ayuntamiento de Sevilla, situado entre la Plaza Nueva, por donde tiene su entrada, y la Plaza de San Francisco, lugar en el que antaño estuvo el Convento Casa Grande de San Francisco, hoy desaparecido –de él, sólo ha llegado a nuestros días la Capilla de San Onofre– y al que se hallaba unido, posiblemente, por medio del arquillo existente, a través del cual se accedía al compás8 del recinto conventual.
Antes de entrar en detalles sobre el edificio actual, debemos mencionar que la primitiva sede del Ayuntamiento estuvo situada en el Corral de los Olmos, junto al Patio de los Naranjos, compartiendo así dicho espacio con el Cabildo catedralicio.
Las trazas de lo que serían las nuevas Casas Capitulares, así como su decoración, están datadas en el año 1528 (1526 ó 1527, según otros autores) y fueron ejecutadas por Diego de Riaño, quien, debido al retraso (la construcción se demoró hasta 1532), no puedo ver terminada la obra, pues fallecería en 1534. Su continuación, entre 1535 y 1560, corrió a cargo de Juan Sánchez, discípulo del primero, autor de la fachada que da a la Plaza de San Francisco y de la escalera. Más adelante, entre los años 1561 y 1569, sería Hernán Ruiz II quien se pondría al frente de la dirección de los trabajos, atribuyéndosele a él, por el parecido de la decoración a la empleada en sus obras, la planta que se asienta sobre el arquillo, la cúpula de la escalera del archivo y la planta alta de la fachada de la Plaza de San Francisco. Hernán Ruiz II sería sucedido por Benvenuto Tortello de 1569 a 1571, al cual se ha atribuido la construcción de la Capilla del Concejo.
A lo largo del siglo XIX, y derribado ya el convento franciscano, el inmueble sería reformado y ampliado con una nueva planta en el solar resultante. A este período, corresponden tanto la fachada que da a la Plaza Nueva (1861), obra de Balbino Marrón, como la ampliación realizada hacia la Plaza de San Francisco (1868), de Demetrio de los Ríos, quien intentaría imitar el aspecto de la construcción original.
Las últimas restauraciones corresponden ya al siglo XX, cuando el edificio del consistorio sevillano fue reformado entre 1989 y 1992, primero, por Aurelio del Pozo, y después, por Luis Fernando Gómez-Stern.
De este modo, el inmueble que tenemos actualmente está compuesto por dos módulos diferenciados por sus estilos: por un lado, el construido originalmente, de estilo renacentista, y por otro lado, el resultante de la ampliación del XIX, éste, neoclásico10.
Se trata de una construcción de planta rectangular, y, por tanto, de cuatro fachadas, y de tres plantas, siendo las dos primeras de la zona Sur y Este las pertenecientes a la obra original, mientras que la ampliación se corresponde con la tercera planta, ocupando, pues, el espacio entre las plazas de San Francisco y Nueva.
Así, en la fachada de la Plaza de San Francisco, podemos contemplar dos plantas que, aunque fueron realizadas en dos períodos distintos, guardan un mismo esquema compositivo, quedando ambas decoradas con una amplia variedad de elementos platerescos11. El primer piso consta de un zócalo y pilastras con ornamentación a candelieri14 en los entrepaños; en cuanto a la planta alta, el esquema es parecido, si bien las columnas se hallan en los laterales, y los pilares, en el centro. Los citados entrepaños tienen todos el mismo tamaño, a excepción del central, en el que se abre la puerta, y que es, por tanto, de una anchura mayor.
Por lo que respecta a las ventanas, éstas son de diferentes medidas, siendo más anchas las abiertas en la zona de la puerta y más estrechas las laterales; su decoración va en función de sus dimensiones, presentando emblemas heráldicos las mayores.
Cuenta el edificio con un apeadero, de planta rectangular y cubrición de bóvedas vaídas18 con nervios19 corvados24; en este espacio, destacan los elementos ornamentales de estilo gótico, los frisos25, los tondos37 y los tenantes38.
El alzado queda desarrollado por medio de un esquema de arco triunfal39 con las figuras de Hércules y Julio César, rematándose en la planta alta con un vano adintelado40 decorado con motivos heráldicos. Según la Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía, “El mensaje iconográfico alude a la concepción del edificio como templo de la justicia y como testigo y reflejo de la historia de la ciudad”.
Del interior del consistorio, podríamos destacar la llamada Sala Capitular Baja, que se cubre con una bóveda vaída acasetonada42 renacentista; la pieza se halla ornamentada con figuras que representan a reyes, así como con emblemas del emperador Carlos V. En cuanto a la escalera, de ella destaca también su cubierta, una cúpula atribuida a Hernán Ruiz II que, según consta en la Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía, “en su época representó un avance artístico y técnico”; sus elementos decorativos salieron de las manos de Toribio de Liébana y Roque Balduque, participando también Esteban Jamete.
Ya en la planta alta, tenemos la otra Sala Capitular, cubierta con un destacado artesonado de madera dorada y estofada43 diez años más tarde de su construcción por Antón Velázquez y Miguel Vallés, y que guarda cierto parecido con el techo del Salón de Carlos V del Alcázar sevillano. Junto a esta sala, es encuentra el Archivo del Ayuntamiento y Contaduría, una estancia alargada hacia la Plaza de San Francisco y la avenida, decorada por medio de hornacinas, pilastras de grutescos46 al Oeste y dos pares de columnas que han llegado a nuestros días de la doble galería porticada con que contaba el edificio original y que, agregada por Hernán Ruiz II a partir de 1563 en su extremo Norte, fue derribada durante las obras del siglo XIX.
El edificio del Ayuntamiento de Sevilla fue declarado Monumento Histórico-Artístico el 4 de junio de 1931.
Frente al Ayuntamiento, en la Plaza de San Francisco, encontraremos el edificio que antaño ocupó la Real Audiencia de Sevilla y que hoy (enero de 2021) es sede de la Fundación Cajasol.
Si bien se desconoce cuándo fue creada la llamada Real Audiencia de los Grados de Sevilla, sí se sabe que, a principios del siglo XVI, esta institución estaba instalada en la Casa de Pilatos, siendo por entonces cuando se trasladaría a la casa Cuadra de la plaza donde hoy se asienta.
El actual inmueble, uno de los más tardíos en transformar su estilo al renacentista, sería construido por mandato de Felipe II entre 1595 y 1597. Poco después, en 1605, se renovaría su fachada al encontrarse derribada, proponiendo el Ayuntamiento que el inmueble fuera retranqueado para regular de este modo la imagen de la plaza, obras que finalizarían en 1606. La ejecución de los trabajos, “A falta de documentación”, como podemos leer en la Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía, se ha atribuido “a diversos arquitectos, principalmente a Hernán Ruiz, Vermondo Resta y Alonso de Vancelvira”.
Varias han sido las transformaciones que ha sufrido con el paso de los siglos. Así, a partir de 1818, se trasladaría la portada y el balcón principal al centro del inmueble; en 1842, la fachada sería coronada con un reloj y una escultura con la imagen de San Saturno; y en 1861, se eliminaría la torre por hallarse en estado ruinoso.
Ya en el siglo XX, el 6 de agosto de 1918, se produciría un incendio que obligaría a la institución de la Audiencia a trasladarse al edificio del entonces Palacio de Justicia (en la actualidad, sede del Archivo Histórico Provincial), en la Calle Almirante Apodaca, lugar en el que permanecería hasta 1924; en cuanto a la parte histórica del archivo que sobrevivió al incendio, una parte se depositó en el Palacio Arzobispal, mientras que otra fue a la sede de la Universidad de Sevilla, regresando a mediados de siglo al edificio de la Real Audiencia. Entre 1918 y 1923, Aníbal González dirigiría los trabajos de rehabilitación tras el incendio, mediante los cuales el edificio adquiriría “un aspecto similar a la Universidad de Alcalá de Henares”, según la Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía. Finalmente, en 1970, se llevarían a cabo nuevos trabajos en la antigua Real Audiencia, dirigidos en esta ocasión por Rafael Manzano Martos, con el objetivo de adaptarla como sede central de la Caja de Ahorros Provincial San Fernando de Sevilla y Jerez (hoy, Fundación Cajasol), siendo la Audiencia trasladada al inmueble que se había construido en el Prado de San Sebastián y que albergaría los Juzgados de Sevilla.
Si observamos la fachada principal, veremos que ésta está dividida en tres plantas, quedando éstas, a su vez, separadas horizontalmente por una cornisa, mientras que verticalmente se estructura con pilastras de distintos órdenes, dividiendo los espacios en altura de dos, tres y cuatro huecos: el piso bajo, con ventanales de grandes dimensiones con orejetas; la segunda planta, con balcones que coronan frontones47 triangulares rematados por bolas; y el tercer cuerpo, con vanos de medio punto flanqueados por columnas corintias48. El conjunto se remata por medio de un antepecho52 abalaustrado53 ornamentado con bolas y flameros54.
La portada de acceso se abre en el centro de esta fachada principal, ocupando su diseño los tres cuerpos. Así, el cuerpo bajo es un gran hueco adintelado que flanquean pares de pilastras cajeadas55 que sostienen un entablamento, del cual la cornisa es la base del balcón principal. El segundo parte de un vano también adintelado, a cuyos lados hay, asimismo, sendos pares de pilastras, en este caso, jónicas56 y sobre pedestal; aquí, se puede ver una inscripción y un escudo rematando la ventana. Por último, el tercer cuerpo parte de la cornisa y nos muestra un escudo de los Austria con el águila bicéfala, estando flanqueado por pares de pilastras que, al igual que los anteriores, sustentan un entablamento, éste coronado por un frontón triangular rematado por pedestales con bolas y copetes62.
Se trata de un edificio de planta cuadrangular que, como hemos dicho, cuenta con tres pisos de altura y al que se accede atravesando un zaguán, llegando a un patio central a cuyo alrededor se organizan las diferentes dependencias.
El mencionado zaguán presenta una triple arquería doble sobre columnas pareadas, teniendo la segunda de las arquerías un cierre con rejas de hierro que da acceso al patio. Éste, porticado y de dos plantas, está delimitado por arquerías de medio punto63 en sus cuatro laterales, mostrando tondos lisos en las enjutas64, y quedando sustentados los arcos por columnas de capitel de castañuela, en el piso bajo, y de capitel jónico, en el alto. La galería superior tiene un antepecho con balaustrada de mármol. En el centro, hay dispuesta una fuente, también de mármol.
De las estancias que lo rodean, destaca la que, antiguamente, recibía el nombre de Salón de Acuerdos. Asimismo, en uno de los frentes, se encuentra la escalera monumental, por medio de la cual se va al piso superior y en la que se pueden contemplar los azulejos que componen su zócalo.
El edificio de la antigua Real Audiencia fue declarado Monumento Histórico-Artístico el 12 de diciembre de 1963, con fecha de publicación en el BOE de 2 de enero de 1964.
Cristóbal Colón, con el patrocinio de los Reyes Católicos, realizó un total de cuatro viajes hasta el Nuevo Mundo (continente americano). El primero, que culminó con el Descubrimiento de América, trascurrió entre el 3 de agosto de 1492, en que zarpó de Palos de Moguer (Huelva), y el 15 de marzo de 1493, cuando arribó a Lisboa. Un segundo viaje lo emprendió partiendo de Cádiz el 25 de septiembre de 1493 y regresando a este mismo puerto el 7 de junio de 1496. Tras esta travesía, el control del tráfico de barcos y mercancías hasta América recayó en un hombre de confianza de la reina de Castilla, Isabel I, su capellán y arcediano de la Catedral de Sevilla, don Juan Rodríguez de Fonseca.
El tercer viaje de Colón comenzó el 30 de mayo de 1498 en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) y terminó el 25 de noviembre de 1500 en Cádiz. El cuarto y último, lo inició en Cádiz el 9 de mayo de 1502 y lo finalizó en Sanlúcar de Barrameda el 7 de noviembre de 1504. Es precisamente durante este cuarto trayecto cuando el 20 de enero de 1503, en Alcalá de Henares (Madrid), los Reyes Católicos firmaron una Real Provisión por la que se creaba la Casa de Contratación y Negociación de Indias, con sede en la ciudad de Sevilla. Así, el tráfico marítimo con el Nuevo Mundo dejaba de estar controlado por una única persona, don Juan Rodríguez de Fonseca, y pasaba a depender de un organismo colegiado que debía contar con un factor, un tesorero y un escribano.
La personas designadas para ocupar estos puestos fueron el genovés Francisco de Pinelo, amigo de Cristóbal Colón y autor de un proyecto inicial, en 1502, de Casa de Contratación, como factor; el doctor Sancho de Matienzo, letrado y canónigo de la catedral sevillana, como tesorero; y Jimeno de Briviesca, con experiencia en la preparación de los últimos viajes de Colón, como escribano y contador.
Como podemos leer en el tratado “Norte de la Casa de Contratación de las Indias Occidentales”, publicado en 1672 por José de Veitia Linaje:
“[...] hasta que la señora Reina Doña Juana por su cédula, fechada en Alcalá de Henares a 14 de Febrero de 1503, refrendada de Juan López, dirigida al Doctor Sancho de Matienço, Canónigo de la Santa Iglesia de la Ciudad de Sevilla; Francisco Pinelo, Jurado, Fiel Ejecutor de ella, y Jimeno de Briviesca, Contador de la Armada de las Indias (que como tal se halla que despachó la primera el año de 1501.) les hizo saber, que juntamente con el Rey había mandado hacer en la dicha Ciudad, en las Atarazanas de ella en la parte que pareciese más conveniente, una Casa para la Contratación, y negociación, de las Indias, y de Canarias, y de las otras Islas que se habían descubierto, y se descubriesen, a la que se habían de traer todas las mercaderías, y otras cosas que necesarias fuesen para la dicha Contratación, y las que se hubiesen de llevar a las dichas Islas, y traer de ellas, y que había de haber en la dicha Casa un Factor, un Tesorero y un Escribano que tuviesen cargo de toda la dicha negociación [...]”.
De esta forma, con esta Casa de Contratación, en vez de seguir el modelo portugués, según el cual era la Corona la que fletaba los barcos, eran los particulares quienes se encargaban de comerciar con América, algo a lo que la Corona de Castilla, entonces, no podía hacer frente. Así, la Casa de Contratación, en vez de ser un estamento comercial, fue un órgano de control de dicho comercio.
Como nos cuenta Ramón María Serrera en la página 6 de su artículo “La Casa de Contratación en el Alcázar de Sevilla (1503-1717)”, publicado en el número 38 del Boletín de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, de 2008, en la Ordenanzas de fundación de la Casa se estipuló que esta fuera “[...] un órgano administrativo de control dependiente de la Corona para controlar, inspeccionar, intervenir, registrar y fiscalizar todas las cosas tocantes a la dicha negociación [...]”, surgiendo así una institución mercantil situada a caballo entre una aduana y una oficina comercial.
A lo largo de su historia, sus Ordenanzas fueron modificadas, ampliadas y sustituidas por otras nuevas, siendo interesante resaltar cómo a partir de septiembre de 1511, por una Real Provisión, sus funcionarios pasaron a ser Jueces Oficiales de la Contratación, con plena jurisdicción, tanto civil como criminal, en lo concerniente a la navegación y el comercio con América.
El 22 de marzo de 1508, la Casa de Contratación vio aumentada su plantilla y, a la par, sus funciones, con el puesto de Piloto Mayor, lo que significó la creación, en su seno, de una escuela de navegación y de una oficina de hidrografía. En cuanto a la importancia de estas nuevas funciones, pensamos que queda aclarada sabiendo que su primer Piloto Mayor fue Américo Vespucio (Amerigo Vespucci), de quien el Nuevo Mundo tomó el nombre de América. Este cargo era el responsable de examinar a los pilotos que quisieran realizar la “Carrera de Indias” y de mantener actualizado el Padrón Real, siendo éste el mapa modelo que se fue creando, y actualizando, conforme a los nuevos descubrimientos y experiencias geográficas y cartográficas se iban sucediendo en América y, por tanto, de donde salían las cartas de navegación. La posterior creación, el 4 de diciembre de 1552, mediante una Real Cédula, de una Cátedra del Arte de Navegación y de Cosmografía hizo que en el interior de la Casa de Contratación surgiera la considerada como la primera moderna Escuela de Navegación de todo Europa. Se convierte así en un centro de investigación universitario sobresaliente en las ramas de Cartografía (ciencia que estudia los mapas), Cosmografía (descripción astronómica del mundo), Geografía (ciencia que trata de la descripción de la Tierra) y Náutica (ciencia o arte de navegar). Entre otros logros, debemos señalar que en esta Casa fue donde Americo Vespucio –como Piloto Mayor– , Fernando de Magallanes y Juan Sebastián de Elcano trazaron la ruta de la Primera Vuelta al Mundo y que también fue en ella donde Juan de la Cosa dibujó el mapa más antiguo del mundo en el que aparece representado el continente americano.
A la situación de deterioro general por la que pasaron los organismos públicos de la Corona Española durante el siglo XVII no fue ajena la Casa de Contratación, al derivar en un organismo corrupto y con exceso de funcionarios en el que se pagaban cifras muy elevadas por ocupar un cargo en esta institución.
Todo ello derivó en un sistema ineficaz, incapaz de controlar las mercancías de contrabando que entraban y salían a ambos lados del Atlántico. De este modo, tras la llegada de la nueva dinastía borbónica (1700), la Casa de Contratación traslada su sede en 1717 hasta Cádiz, ciudad que, en la práctica, se había ido convirtiendo en el puerto inicial y final de la Carrera de Indias.
Como sede de la Casa de Contratación se eligieron inicialmente las Reales Atarazanas, antiguos astilleros construidos en el siglo XIII, durante el reinado de Alfonso X “el Sabio”. Sin embargo, debido a las frecuentes y graves inundaciones que las subidas del río Guadalquivir causaba en la ciudad en aquella época, y dada la cercanía de estos astilleros al río, con el posible daño que el agua causaría a las mercancías que hubiera en ellas almacenadas, se decidió buscar una nueva ubicación.
Este nuevo emplazamiento estaría situado en el Real Alcázar, en el antiguo Al Qasr Al-Mubark, o Alcázar de las Bendiciones, el palacio construido por Al-Mutamid, y en el conocido desde la Edad Media como Cuarto de los Almirante, una elección, esta última, motivada tanto por ser el lugar del Alcázar más cercano al Puerto de las Muelas como por la significación del mismo. Y es que el Cuarto de los Almirante había sido la sede tanto Almirantazgo de Castilla como de su Tribunal, organismo éste al que la Casa de Contratación iba a sustituir en algunas de sus funciones. Además de este Cuarto, la Casa de Contratación se extendería por el espacio limítrofe conocido como los Cuatro Patios, mencionado en ocasiones como Cuatro Palacios.
Una primera fase de los trabajos de construcción, y/o adaptación, de los espacios seleccionados se desarrollaron bajo la dirección del maestro mayor de obras y carpintería del Alcázar Juan de Limpias entre 1503 y 1506. En esta etapa, también se construye la portada de piedra, trabajo del maestro mayor de la Catedral Alonso Rozas. Una obra de ampliación, que, entre otras actuaciones, añadió el Cuarto de los Cuatro Patios, se llevó a cabo entre 1506 y 1515. En 1553, una tercera etapa de construcción volvió a ampliar el espacio disponible con la compra y anexión del colindante Hospital de Santa Isabel. Además de otras obras de mejora, destaca la intervención llevada a cabo en 1604, tras un importante incendio que, afortunadamente, no afectó a su estructura. No obstante, en cuanto a la calidad de su construcción, nunca tuvo este edificio el carácter de suntuoso, sino, más bien, la de un edificio de oficinas y almacenes.
Finalmente, en el siglo XX, en concreto, en el año 1973, la antigua Casa de Contratación de Indias sería derribada, levantándose en su solar la hoy Delegación del Gobierno de la Junta de Andalucía en Sevilla, un edificio que mantiene parte del muro y del patio de la vieja Casa.
Afortunadamente, en el interior del Alcázar, ha quedado el antiguo Cuarto del Almirante, con la Sala de Audiencias, también utilizada como Capilla. Esta dependencia se cubre con un artesonado en madera del siglo XVI y cuenta en su interior con el Retablo de la Virgen de los Mareantes, el cual supone, como escribimos en nuestra página Sevilla (X): siglo XVI, el Renacimiento en Sevilla (III), “[...] la primera representación en Europa de los indios americanos, los cuales aparecen cobijados, junto a personajes de la Corte Española, entre los que pueden estar Cristóbal Colón y Hernán Cortés, bajo el manto de la Virgen. A los pies de la Virgen, vemos los distintos tipos de barcos españoles de la época, mientras que en los cuatro cuarteles de los laterales, de arriba a abajo y de izquierda a derecha, tenemos a San Sebastián, Santiago, San Telmo y San Juan. Del significado de esta obra, además del artístico, podemos señalar que era ante él donde los marinos españoles rezaban, implorando por tener una buena travesía, antes de partir hacia América, y era este mismo retablo ante el que se arrodilló Juan Sebastián de Elcano tras volver de su épica travesía en la que dio la primera vuelta al mundo”.
Localización: Patio de Banderas, s/n, en cuanto al Cuarto del Almirante y la Sala de Audiencias; y Plaza de la Contratación, 3, en cuanto al solar de la Casa de Contratación en donde se encuentra hoy la Delegación del Gobierno de la Junta de Andalucía en Sevilla. 41004 Sevilla.
Como hemos visto hasta ahora, la transformación que va sucediéndose en la Sevilla del siglo XVI va unida al desarrollo económico de la ciudad, fomentado, una parte de éste, por el auge de un sector de la sociedad sevillana como era el de los cargadores a Indias, mercaderes dedicados al comercio con estas tierras.
En el año 1503, se crea la Casa de la Contratación, la cual, con sede en Sevilla, concretamente en el Alcázar, como ya hemos visto, establecería una especie de monopolio de este comercio. A mediados de siglo, en 1547, los mercaderes que trataban con las Indias crearían en la capital hispalense el llamado Consulado de Cargadores a Indias (o de Mercaderes), con el fin de solucionar sus propios asuntos civiles y económicos; al principio, éste se instalaría en la Casa de la Contratación, pero la falta de espacio donde estos comerciantes pudieran reunirse la solventaban haciéndolo en las gradas de la Catedral e incluso en el interior del templo, lo que motivó que el Cabildo la rodeara con columnas y cadenas, evitando así el acceso. Es así como surge la necesidad de construir la llamada Casa Lonja, que es el edificio que ahora nos ocupa y que, en la actualidad, acoge la sede del Archivo General de Indias, llegando a un acuerdo para ello en 1572 el arzobispo de la ciudad, don Cristóbal de Rojas y Sandoval, y el rey Felipe II.
Si bien en una lápida ubicada sobre la puerta Norte del inmueble se indica que la Lonja empezaría a utilizarse el 14 de agosto de 1589, en la Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía apuntan que “existen testimonios que avalan que los comerciantes no comenzaron a utilizarla hasta mediados del siglo XVII”, por lo que es posible que su uso hasta ese momento fuese provisional (elecciones, juntas generales, audiencias, etc.). Al tratarse de un edificio de tan grandes dimensiones, el Consulado ocuparía solamente la planta baja; no sería de extrañar, pues, que el piso superior fuese cedido para otros usos. Ejemplo de ello es que entre 1660 y 1674 se instaló aquí la Academia de Pintura fundada por Bartolomé Esteban Murillo.
En 1717, la sede de la Casa de la Contratación, junto con el Consulado de la Casa Lonja, fueron trasladados a Cádiz, año a partir del cual quedaría en Sevilla únicamente una Delegación o Diputación de Comercio. Desde ese momento, las dependencias de la Casa Lonja serían empleadas por diferentes instituciones hasta que, llegado el año 1784, la Corona, con Carlos III como monarca, decreta por Real Orden que se instale en el antiguo inmueble el Archivo de Indias, que permanece hasta nuestros días, para centralizar en este lugar toda la documentación relacionada con los territorios españoles de ultramar y que hasta entonces se hallaba dispersa en diferentes archivos (Simancas, Sevilla y Cádiz). El impulsor del proyecto sería el entonces secretario de Indias don José de Gálvez y el ejecutor, el historiador, académico y cosmógrafo mayor de Indias don Juan Bautista Muñoz.
Así, nos encontramos ante un edificio construido a partir de 1583 por Juan de Minjares, Alonso de Vandelvira y Miguel de Zumárraga –si bien las trazas se deben a Juan de Herrera– en una de las zonas más importantes de la Sevilla del siglo XVI, con la Catedral, los Reales Alcázares, la Casa de la Contratación, la Aduana, las Atarazanas, la Audiencia Real, la nueva Casa de la Moneda, etc. en sus inmediaciones. Las obras se prolongarían hasta 1646. En 1785, sería reconstruido con el fin de instalar en él el ya citado Archivo de Indias.
Se trata de una construcción exenta, de planta cuadrangular y elevada sobre una plataforma con la que se consigue salvar el desnivel del terreno que aquí hay; asimismo, esta altura “establece un juego de proporciones entre la Catedral, el Alcázar y, en su día, la muralla, al que contribuyen los remates piramidales colocados en sus cuatro ángulos”, tal y como se indica desde la Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía.
El inmueble fue levantado con dos pisos de altura y un patio porticado con columnas dóricas y de notables dimensiones en el centro. En los paramentos de las fachadas, se emplearon ladrillo y piedra, lo que los dota de una bicromía de fondo rojo que contrasta con el amarillo de las pilastras de piedra, las cuales se presentan pareadas en las esquinas. Sendos pisos se hallan separados entre sí por medio de un entablamento de piedra que rodea el edificio. Cada fachada se divide, a su vez, verticalmente de manera regular. De este modo, hay once vanos rectangulares en cada frente de la planta alta, entre los que se intercalan las pilastras, mientras que en la planta baja, las ventanas quedan alternas de manera simétrica cada dos con una puerta, habiendo un total de ocho ventanas y tres puertas. De estas últimas, las centrales “encabezan los ejes del cuadrado de la planta y las laterales los de las galerías externas”. En total, la Casa Lonja tiene 12 puertas y nada menos que 76 ventanas, avanzando las puertas sobre las gradas mediante escalones de escasa altura. El segundo cuerpo lo remata un entablamento provisto de una marcada cornisa sobre la que apoya un antepecho abalaustrado que recorre toda esta parte superior, con pedestales coronados por bolas que son una continuación de las pilastras de los cuerpos inferiores; en las esquinas, hay grandes remates piramidales almohadillados70 rematados por una bola y una veleta de forja.
Ya dentro, vemos que las naves de las cuatro crujías72 se cubren por medio de bóvedas vaídas con casetones, mayormente, y decoradas con elementos vegetales. Entre las crujías y el patio antes mencionado, hay otras galerías mas estrechas que se separan con arcos fajones73 y se cubren con bóvedas de arista74. En el centro, se abre el patio, de planta cuadrada y 20 metros de lado. Ensolado en azul y blanco, lo conforman fachadas de doble arquería formadas por cinco arcos de medio punto sustentados por machones75 con medias columnas dóricas en la planta baja, siendo jónicas sobre pedestales en la alta. Sobre los arcos del piso bajo, corre un entablamento con un friso con triglifos sobre el que se alza la planta de arriba, de igual esquema compositivo que la baja y rematada por otro antepecho abalaustrado con pedestales coronados con bola que continúan la línea vertical de las medias columnas inferiores.
El acceso se lleva a cabo por la entrada de la Avenida de la Constitución, por la cual se llega a un vestíbulo revestido de mármol que se cierra en su frente por una cancela de forja que permite la entrada al patio tras atravesar la galería. A la derecha, se halla la escalera, reformada y redecorada por Lucas Cintora en el siglo XVIII, quien la recubriría con jaspe rojo y negro grisáceo, y adornaría el rellano con un motivo de estilo jónico en el que se ve el nombre de la institución: el Archivo de Indias. La escalera queda cubierta por una bóveda esquifada sostenida por diez arcos, recubierta por rosetones76 florales y coronada con una linterna77 central cuadrada que, al exterior, muestra ocho columnas y un cupulín como remate.
Tras la escalera, llegaremos a otro vestíbulo y, más adelante, a la recepción, de planta cuadrada y cubierta con una bóveda vaída recubierta con casetones. Aquí, hay una escalera que nos conduce a la planta alta; la cubrición de esta escalera se hace mediante una bóveda de piedra en la que, en el centro, aparecen las iniciales “JHS” como anagrama78 de Cristo.
La Casa Lonja está declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, junto con la Catedral, la Giralda y el Alcázar, desde 1987. Cuatro años antes, en 1983, fue declarada Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento.
Antiguo Hospital de San Bernardo, también conocido como Hospital de los Viejos, y Capilla de la Divina Pastora.
De los hospitales que se fundaron, se construyeron y/o se reconstruyeron en esta centuria, dos son los que trataremos aquí, al ser los que han llegado a nuestros días manteniendo la esencia del siglo XVI. Es el caso del primero que veremos de ellos: el antiguo Hospital de San Bernardo, también conocido como Hospital de los Viejos, junto con su templo, la Capilla de la Divina Pastora.
Su origen lo hallamos en el siglo XIV. Fundado en 1355 por un grupo de sacerdotes que fueron anexionando una serie de casas con el fin de crear esta institución con un objetivo asistencial, convirtiéndose así en una de las primeras entidades geriátricas de Europa, pues su propósito, tal y como cita Manuel Jesús Roldán en su libro “Iglesias de Sevilla”, era el de “sustento y regalo de la venerable ancianidad y honrada vejez”.
En ese momento, la institución era dirigida por una hermandad formada por un total de 30 religiosos sevillanos, de los cuales, al menos cuatro debían ser canónigos o prebendados de la Catedral. A finales del siglo XIV, dicha hermandad se fusionó con otra de la Parroquia de San Juan de la Palma.
Los requisitos dictados sobre quién podía ser admitido y cómo en el hospital quedan recogidos en el capítulo XXXI, titulado “De las calidades que han de tener los Pobres que fueren recebidos en este Hospital”, de las reglas de la hermandad, reformadas en 1736: “Los Pobres que ordinariamente se reciben en esta Casa del señor San Bernardo, así hombres, como mugeres, son viejos ancianos de mas de sesenta años; y aunque llegando à esta edad son capazes por edad de ser recebidos, no solo se ha de mirar la cantidad de los años, sino principalmente la calidad de las personas; y una de ellas, y la primera ha de ser, que sea natural de esta Ciudad, pues los Hermanos de esta Hermandad son también naturales de ella; y en caso, que aya natural, y el Hermano à quien tocare el nombramiento de plaza, nombrare forastero, la tal provision sea en sí, ninguna, y el Cabildo provea la tal plaza, y la segunda calidad que se ha de mirar, es, que no sean Pobres de los Mendicantes, sino honrados vergonzantes, y que por sì no se puedan valer, sirviendo por sus personas”.
El hospital permanecería abierto hasta el siglo XIX, momento en que, con la desamortización79, se extinguiría la institución, si bien el conjunto y su iglesia permanecerían en un estado más que aceptable en comparación con otros establecimientos clausurados en dicha época.
A comienzos de los años 70 del pasado siglo XX, la capilla sufriría el expolio del retablo que la presidía, “como los cuadros de Juan de Roelas que se conservan en manos particulares”, apunta Roldán. En cuanto al lienzo en el que se representa la Lactación mística de San Bernardo, éste se ha conservado en la Iglesia de San Andrés.
El deterioro al que podría haber llegado la capilla fue evitado gracias a la llegada al templo de la primitiva Hermandad de la Pastora de Santa Marina. En cuanto al resto del conjunto hospitalario, apenas ha conservado parte de los muros originales y algún elemento del siglo XIV –un arco mudéjar trilobulado situado al inicio de la escalera y el acceso al pozo del que cogía agua el hospital–, habiendo sido restaurado el inmueble en época reciente y acogiendo, en la actualidad, un centro de atención diurna para mayores.
Entre los siglo XVI y XVII, Juan de Oviedo reformaría el conjunto del edificio, dotándolo, mayoritariamente, del aspecto con que nos ha llegado hoy, algo que se puede observar en el patio, que presenta sendas arquerías en dos de sus frentes sustentadas por columnas de mármol.
Por lo que respecta a la capilla, ésta se ubica en una de las esquinas del edificio. Su construcción se ha atribuido tradicionalmente al arquitecto Juan de Oviedo. Muy austera al exterior, destaca su portada, de estilo manierista80. Ésta consta de dos cuerpos. En el inferior, se abre un arco de medio punto, formado por dovelas81 almohadilladas con clave83 resaltada del resto y flanqueado por sendas pilastras, a ambos lados de las cuales se pueden ver dos hornacinas, hoy vacías; este cuerpo queda rematado por un frontón triangular partido, con pináculos en los vértices laterales, en el que, en el centro, se eleva el segundo cuerpo, donde se abre un vano adintelado, cerrado con rejería de forja y coronado con un frontón triangular.
Una vez dentro, tenemos una capilla de planta rectangular formada por dos naves paralelas irregulares en las que se ha conservado parte de una armadura de madera. Y es que la nave original, adosada al patio antes mencionado, se amplió con la nave que hoy constituye el templo actual, ocupando para ello el área ajardinada con que contaba el hospital, momento en que se añadiría la portada antes descrita de Juan de Oviedo. En la nave principal, que presenta algunos restos de la primitiva bóveda, se halla el Retablo Mayor, un diseño de inspiración manierista realizado por José Luis Asián Cano en 2001. El camarín84 acoge la imagen de la titular de la capilla, la Divina Pastora de las Almas, una talla atribuida a Francisco Ruiz Gijón; Manuel Jesús Roldán nos cuenta su historia en “Iglesias de Sevilla”: “Fue la primera representación escultórica de la aparición que tuvo el fraile capuchino fray Isidoro de Sevilla. Su hermandad nació en 1703, en la parroquia de San Gil, pero pronto alcanzó gran devoción en la parroquia de Santa Marina, donde tuvo capilla propia. Tras el incendio del templo mudéjar en 1936 pasó por varias iglesias, hasta asentarse definitivamente en esta capilla en 1992”. El ático del retablo presenta un lienzo de San Miguel Arcángel, obra de época moderna de Manuel Lobato.
Varias más son las obras que cuelgan de sus muros, como un antiguo lienzo de la Divina Pastora del principios del XVIII, atribuido, primero, a Alonso Miguel de Tovar, y más tarde, a Domingo Martínez, y que se halla inserto en un retablo moderno de José Luis Asián. Otro retablo lateral nos muestra un Santísimo Cristo del Amparo, obra moderna del escultor José María Gamero Viñau. En cuanto a la talla de Santa Marina, ésta se debe a Salvador Palao Baños, con policromía de Berlanga. También destaca el simpecado85 donado por el duque de Osuna.
Localización: En la manzana que delimitan las calles Viejos, Amparo y Viriato. 41003 Sevilla.
Antiguo Hospital de las Cinco Llagas o de la Sangre, en la actualidad, sede del Parlamento de Andalucía.
Nuestra última parada es el Hospital de las Cinco Llagas, también conocido como Hospital de la Sangre. Su fundación se llevó a cabo por doña Catalina de Ribera, esposa de don Pedro Enríquez, Adelantado87 de Andalucía –impulsores de la construcción de la Casa de Pilatos–, estableciéndose por primera vez en unas casas propias ubicadas en la Calle Santiago, para lo cual, el Papa Alejandro emitiría una bula88 con fecha del 13 de mayo de 1500. Más adelante, será su hijo, don Fadrique Enríquez de Ribera, primer marqués de Tarifa en Tierra Santa, quien se ocupe de impulsar definitivamente el hospital, pues tras fallecer, en 1539, dejaría dispuesto que se construyera un nuevo edificio de mayor envergadura. Será en ese momento cuando se inicien los trabajos de este inmueble, hospital que llevaría por nombre de las Cinco Llagas y que se dedicaría a la curación y cuidado de mujeres, para lo cual se elegiría el Arrabal de la Macarena, extramuros de la ciudad.
Para determinar el diseño que se seguiría, los patronos enviaron a Toledo, Santiago y Lisboa a Francisco Rodríguez Cumplido, arquitecto de la Iglesia y el Obispado de Cádiz, con el objetivo de estudiar y copiar las trazas de los hospitales ahí levantados. Además de él, también presentarían sus proyectos los arquitectos Luis de Villafranca, Luis de Vega y Martín de Gaínza. Sin embargo, dichos proyectos no acababan de satisfacer a los patronos, por lo que, igualmente, llamarían a otros maestros de la talla de Pedro Machuca, Hernán Ruiz “el Joven” y Gaspar de Vega, así como a los sevillanos Diego Hernández, Benito de Mora y Juan Sánchez. De todos ellos, será Gaínza quien consiga hacerse con el concurso.
Las obras darían comienzo el 25 de marzo de 1546, mientras que primera piedra se colocaría el 12 de mayo de ese mismo año. Bajo la dirección del propio Gaínza, se ejecutarían, hasta 1556, año de su muerte, las fachadas Oeste y Sur, la primera, hasta la altura de las cornisas, además de algunos de los patios y naves detrás de ellas, la torre de la esquina Suroeste y el arranque de la del Noroeste.
Dos años después, el 7 de junio de 1558, Hernán Ruiz “el Joven” será nombrado maestro mayor, permaneciendo al frente de los trabajos hasta 1569. Bajo su supervisión, se completará el ala Oeste del hospital, especialmente, lo referido a las cubiertas, además de terminarse la torre Noroeste, que había quedado inconclusa. No obstante, la obra más significativa de Hernán Ruiz “el Joven” en el Hospital de las Cinco Llagas será la traza y la construcción de su iglesia, diseñada, de manera exenta, en 1558.
A Hernán Ruiz lo sustituirá en la dirección de las obras, entre 1569 y 1584, su hermano, Francisco Sánchez, habiéndose atribuido a él las áreas más al Norte del proyecto.
En 1590, se haría llamar a varios arquitectos con el fin de estudiar la manera más conveniente de cubrir la iglesia, decidiéndose, finalmente, hacerlo mediante una bóveda en lugar de con un artesonado, tal y como se había ideado en un principio.
Ya a mediados de la segunda década del siglo XVII, entre 1615 y 1617, se realizaría, además de las buhardillas y las estancias de la fachada principal, la portada principal del conjunto hospitalario, una obra planeada por Miguel de Zumárraga.
En el comienzo del siglo XIX, en 1808, recién iniciada la Guerra de la Independencia, el hospital sería ocupado por tropas militares. Más adelante en esta misma centuria, concretamente en 1837, tras la centralización de los hospitales, el de las Cinco Llagas sería utilizado como almacén por la Junta Municipal de Beneficencia –creada por Real Orden de 13 de octubre de 1836–, siendo guardadas en él las obras de arte que iba reuniendo dicha Junta.
Desde el mes de marzo de 1972, el Hospital de las Cinco Llagas dependería de la Excelentísima Diputación Provincial de Sevilla y en octubre de 1982, se iniciaría el expediente para que fuera cesado gratuitamente a la Junta de Andalucía. En la actualidad, la parte rehabilitada del edificio acoge la sede del Parlamento de Andalucía.
El proyecto original planteado por Gaínza contemplaba la construcción de cuatro fachadas con sus respectivas torres en sus ángulos. Sin embargo, el edificio quedó sin concluir, terminándose sólo las fachadas Oeste y Sur, y las torres Noroeste y Suroeste. Ya en época reciente, se ha acabado la torre Sureste; además, se ha realizado parte de la fachada Este y se han colocado dos fuentes de mármol en el atrio, ambas traídas de los patios interiores.
El enorme edificio ante el que nos encontramos cuenta con dos pisos de altura, quedando organizadas las fachadas por medio de columnas y pilastras. En el piso bajo, se elevan sobre plintos89 corridos pilastras toscanas90 cajeadas, entre las cuales hay sendas ventanas rematadas por frontones triangulares. En cuanto al piso superior, aquí, hay columnas jónicas y, entre ellas, balcones que se hallan flanqueados por balaustres jónicos y coronados por frontones triangulares con acróteras91 de remates –como curiosidad, cabe mencionar aquí que el nivel del suelo donde se abren estos balcones es más bajo en el interior que en el exterior, por lo que, dentro, estaríamos hablando de ventanas–. Los diferentes módulos quedan culminados por gárgolas92, mientras que sobre la portada principal, se abren dos buhardillas, ambas con un vano adintelado con orejetas que flanquean pilastras rematadas por ménsulas y un frontón curvo en cuyo interior acoge otro recto, estando rotos los dos por un elemento similar a una ménsula.
El conjunto cuenta, al exterior, con una única portada, abierta ésta en la fachada del mediodía, la cual da a la hoy Calle Parlamento de Andalucía –antigua Calle Andueza–. Se trata de un acceso construido en mármol blanco y compuesto por dos cuerpos. El primero de ellos, se organiza en torno a un vano adintelado, con columnas toscanas pareadas de fuste estriado a ambos lados y sustentadas por pedestales. Entre ellas, hay una hornacina, y sobre el dintel, una lápida en la que figura una inscripción en latín, cuya traducción reza: “Doña Catalina de Ribera, y don Fadrique de Ribera, Marqués de Tarida, Adelantado de Andalucía, con no menor gusto que piedad mandaron hacer este amplísimo Hospital para curar pobres, intitulado de las Cinco Llagas de JesuChristo; y los Reverendísimos Patronos y Administradores de su hacienda, para más perfecta memoria de tan grandes Príncipes, hicieron esta puerta en el año de 1617”. Por lo que respecta al segundo cuerpo, éste se eleva sobre una cornisa volada y presenta un balcón abalaustrado de vano adintelado con columnas jónicas a los lados, estando éstas flanqueadas por pilastras coronadas por ménsulas y dos escudos laterales. El conjunto lo remata un frontón con el escudo de armas de los fundadores en el centro, entre ángeles tenantes y ornatos de volutas. Una cruz de hierro culmina esta portada.
Por lo que respecta a las torres, la de la esquina Suroeste presenta tres cuerpos, de los cuales, los dos primeros son parecidos al resto de la fachada en la que se inscribe, mientras que el último cuenta con un vano de medio punto geminado94 y ornamentado, con balaustres a los lados y coronado por un chapitel97 piramidal recubierto de azulejos policromados. Por su parte, la torre Noroeste se halla igualmente compartimentada; en ella, el chapitel cuenta también con azulejos policromados, si bien éstos, a diferencia de los anteriores, son originales. Según se concluye en la Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía, “En ambas torres aparece una balaustrada en alto relieve, que parece demostrar que originalmente el hospital presentaba dicho elemento en sus fachadas”, por lo que la balaustrada fue nuevamente incorporada en la restauración que se llevó a cabo del edificio en 1991.
El proyecto contemplaba la construcción de un conjunto hospitalario de planta rectangular con cuatro torres cuadradas en las esquinas y, en él, se distinguían dos partes principales: por un lado, la crujía de la fachada, con los patios anexos, y por otro, las salas de los enfermos, que, al cruzarse, formaban seis patios, uno de los cuales acogería la construcción de la iglesia del hospital. De todo ello, en la actualidad, han subsistido las salas de los enfermos, de planta rectangular, y los patios que enumeraremos a continuación, siguiendo la descripción que de ellos aporta la Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía y que reciben el nombre de patio de Farmacia, de San Carlos, del Recibimiento, del Alcohol, de Cobalto, del Cardenal, de la Fuente y de las Flores.
Adosados a la crujía, citada antes, de la fachada, en el ala Oeste, hay dos patios, uno, de planta rectangular y tres galerías, y otro, de planta cuadrada. En el ala Este, hay otros dos, uno, cuadrado y con una fuente situada en su centro, y otro, rectangular y de otras tres galerías. En todos ellos, los elementos sustentantes son columnas de mármol portugués sobre las que se asientan, en la planta baja, arcos de medio punto, y en la alta, arcos rebajados98, todos ellos enmarcados por alfices. Las cubiertas son de vigas con ladrillo por tabla.
Pasada la galería de acceso al edificio, hay un espacio abierto porticado donde se alza la iglesia, adoptando para ello una planta irregular en donde se han yuxtapuesto dos rectángulos; aquí, las galerías están compuestas por arcos de medio punto sobre columnas toscanas pareadas, apoyando en los ángulos en ménsulas ornamentadas y quedando los arcos enmarcados, una vez más, por alfices; en el piso alto, donde se accede a los salones principales, se repite este tipo de soporte, aunque aquí los arcos son rebajados, mientras que las cubiertas vuelven a ser de vigas con ladrillo por tabla; cabe mencionar que, en este patio, la escalera de acceso a la segunda planta se halla en el lado Oeste, estando ésta cubierta por medio de un alfarje de madera ochavado100.
Tanto a izquierda como a derecha del templo hay otros dos patios, éstos de planta cuadrada, teniendo el segundo de ellos únicamente dos galerías. De ellos, se accede al del Este por medio de una portada de ladrillo en forma de arco rebajado sobre la que hay dispuesto un crucifijo, así como los escudos de los fundadores del hospital. En la esquina Noroeste del conjunto, tenemos otro de los patios, de planta cuadrada, mientras que tras la iglesia, después de haber cruzado las dependencias de la biblioteca, se dispone el último de los patios conservados, en este caso, de planta rectangular. En ellos, los soportes son pilares de ladrillo sobre los que asientan arcos de medio punto en ambas plantas, siendo las cubiertas idénticas a las vistas anteriormente.
Como es de esperar en este tipo de construcciones, las diferentes dependencias del edificio se organizan alrededor los patios enumerados. Las que se hallan en las crujías de las fachadas, tanto en el piso bajo como en el alto, son de planta cuadrada y rectangular, habiéndose rehabilitado para la instalación en ellas de oficinas administrativas y sedes de los partidos políticos del Parlamento andaluz. Las salas de los enfermos han conservado la disposición original de grandes naves rectangulares con cubiertas de vigas como las antes mencionadas, determinando en los cruces dos espacios cuadrados. Hoy, acoge la biblioteca, con despachos administrativos del servicio bibliotecario unidos a ella; aquí, la cubrición se realiza mediante una bóveda de cañón101 con lunetos102. En los cruces de estas antiguas salas hay dos bóvedas de interés: por un lado, la del Este, con yeserías planas de formas geométricas, y, por otro lado, la del Oeste, con arcos escarzanos103 de piedra y círculos concéntricos. Sobre estas naves se disponen tres espadañas, de las cuales, el historiador José Antonio Calderón Quijano analizó la que se eleva en la nave Este, que llama Clínica de la Esperanza; ésta es un arco de medio punto coronado por un frontón ondulado con un círculo en el centro, y con una veleta y una cruz de hierro forjado rematándola; ha conservado cuatro mechinales104 “que inducen a pensar en la posible existencia de una celosía”A, según apuntan en la Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía. La espadaña de la nave Oeste es parecida, careciendo, en este caso, de cruz y de veleta. La tercera, que da a uno de los patios situados en uno de los laterales de la iglesia –llamado por Calderón Quijano Patio del Cardenal–, es de un único cuerpo con una triple arquería de vanos de medio punto; el remate es un frontón curvo ondulado y partido en el centro, de donde sobresale un piñón105 con un círculo que presenta una inscripción con el año “1912”, quizás correspondiente al de una de las restauraciones.
Como ya dijimos al inicio de este artículo, la iglesia destaca por hallarse exenta del resto de la construcción. Tres son las portadas por las que se accede a ella: una, principal, y dos, laterales, abiertas en los brazos del crucero, en los lados del Evangelio108 y de la Epístola, respectivamente. La principal se abre a los pies del templo y es un arco triunfal formado por dos cuerpos rematados por un frontón triangular. El primer cuerpo es de estilo dórico, con un arco de medio punto con una ménsula en la clave y flanqueado por columnas dóricas pareadas elevadas sobre podium y que sostienen un entablamento con triglifos; en las enjutas y en la clave, hay tres relieves que representan las virtudes teologales –Fe, Esperanza y Caridad–, todos ellos obras de Juan Bautista Vázquez “el Viejo” realizados en 1564. En el segundo cuerpo, hay presentes sendas hornacinas situadas entre columnas jónicas pareadas que flanquean un arco de medio punto con otra ménsula en su clave; sobre él, están los escudos de los patronos y una inscripción que alude a Santo Tomás y al título del hospital: “QVIA VIDISTI ME THOMA / CREDIDISTI BEATI QVI NON / VIDERUNT ET CREDIDERVNT”, mientras que en las enjutas aparece la inscripción “AÑO 1567”; sobre el entablamento, hay un frontón triangular culminado por acróteras en forma de jarrón. En cuanto a las portadas laterales, éstas repiten el esquema de arco de medio punto, con ménsula en la clave, que flanquean sendas columnas jónicas sobre pedestales; presentan, asimismo, una hornacina central entre registros ovalados, además de un friso decorativo sobre el arco, con jarrones sobre las columnas y una hornacina con forma de venera110 rematando el conjunto.
Al exterior, la fachada de los pies tiene, a ambos lados de la puerta, dos módulos salientes que se articulan por medio de pilastras dóricas, jónicas y corintias, entre las cuales hay varios óculos111 y ventanas; en el último cuerpo se dispone una serie de sillares almohadillados y, sobre la portada, una ventana que permite el paso de luz al interior del templo. Las fachadas laterales se articulan del mismo modo, mientras que la de la cabecera se remata con una espadaña de piedra que presenta un arco adovelado de medio punto, con pilastras adosadas en las jambas y un frontón recto coronándola; de su hueco, cuelga una campana con la inscripción latina “SOLANO ME FECIT. AÑO 1714”. La fachada del templo se remata por unos elementos con forma piramidal acabados en bolas. Por lo que concierne a las cubiertas externas, éstas son todas a dos aguas112 recubiertas con tejas, salvo la de la iglesia, que es de terraza113.
Antes de entrar en la iglesia, ésta cuenta en el exterior con un atrio rectangular delimitado por rejas de hierro y pilares, un espacio ajardinado en el que se pueden contemplar dos fuentes de mármol a las que hacíamos alusión antes por haber sido traídas a este lugar procedentes de los patios interiores.
Con planta de cruz latina114, dentro cuenta con una sola nave dividida en dos tramos y con capillas laterales rectangulares. Los brazos del crucero están poco marcados, mientras que la Capilla Mayor es de planta semicircular; tras el Altar Mayor, se sitúa la sacristía, de planta rectangular. Entre la iglesia y la sacristía, hay una escalera de caracol por la que se sube a la azotea y se accede a la cripta. Por lo que respecta a los soportes del edificio, aparte, claro está, de los muros, destacan los capiteles-péndolas115 que sustentan columnas jónicas adosadas sobre las que asientan arcos fajones y formeros116, éstos, a su vez, sostenedores de las bóvedas, las cuales son vaídas en la nave y en el crucero, de cuarto de esfera, en el presbiterio, y de arista con casetones y motivos geométricos, en la sacristía. Destaca el Retablo Mayor, una obra diseñada por Asensio de Maeda y construida por Diego López Bueno, con pinturas de Alonso Vázquez.
Actualmente, el interior de la iglesia acoge las sesiones de plenos del Parlamento de Andalucía.
El Hospital de las Cinco Llagas sería declarado Monumento Histórico-Artístico el 4 de junio de 1931.
Lourdes Morales Farfán es Licenciada en Periodismo por la Universidad Rey Juan Carlos. ↑
- Sevilla (I): la Hispalis romana
- Sevilla (II): la Isbiliya árabe
- Sevilla (III): siglo XIII, la Sevilla cristiana
- Sevilla (IV): siglo XIV, Sevilla gótico-mudéjar (I)
- Sevilla (V): siglo XIV, Sevilla gótico-mudéjar (y II)
- Sevilla (VI): siglo XV, Fin del medievo (I)
- Sevilla (VII): siglo XV, Fin del medievo (y II)
- Sevilla (VIII): siglo XVI, el Renacimiento en Sevilla (I)
- Sevilla (IX): siglo XVI, el Renacimiento en Sevilla (II)
- Sevilla (X): siglo XVI, el Renacimiento en Sevilla (III)
- Sevilla (XII): siglo XVII, del Renacimiento al Barroco (I)
- Sevilla (XIII): siglo XVII, del Renacimiento al Barroco (II)
- Sevilla (XIV): siglo XVII, del Renacimiento al Barroco (III)
- Índice de Monumentos de Sevilla
- Basílica Menor de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder
- Castillo de San Jorge
- Exposición Ibero-Americana de 1929 (I)
- Exposición Ibero-Americana de 1929 (y II)
- Murallas de Sevilla
- Museo Arqueológico (I)
- Museo Arqueológico (II)
- Museo Arqueológico Antiquarium
- Museo de Artes y Costumbres Populares (I)
- Museo de Artes y Costumbres Populares (II)
- Parque de María Luisa (I)
- Parque de María Luisa (II)
- Parque de María Luisa (y III) - Jardín de las Delicias
- Reales Alcázares (I)
- Reales Alcázares (y II)
- 1 Renacimiento: Movimiento artístico europeo, que comienza a mediados del siglo XV, caracterizado por un vivo entusiasmo por el estudio de la Antigüedad clásica griega y latina. ↑
- 2 Indumento: Vestimenta de persona para adorno o abrigo de su cuerpo. ↑
- 3 Vano: En una estructura de construcción, distancia libre entre dos soportes y, en un puente, espacio libre entre dos pilas o entre dos estribos consecutivos. ↑
- 4 Mudéjar: Dicho de un estilo arquitectónico: Que floreció en España desde el siglo XIII hasta el XVI, caracterizado por la conservación de elementos del arte cristiano y el empleo de la ornamentación árabe. ↑
- 5 Collación o colación: Territorio o parte de vecindario que pertenece a cada parroquia en particular. ↑
- 6 Veinticuatro: En algunas ciudades de Andalucía, según el antiguo régimen municipal, regidor de ayuntamiento. ↑
- 7 Ceca: Establecimiento oficial donde se fabricaba y acuñaba moneda. ↑
- 8 Compás: Atrio9 o lonja de una iglesia o convento. ↑
- 9 Atrio: Espacio descubierto, rodeado de pórticos, que hay en la entrada de algunos edificios. // Andén que hay delante de algunos templos y palacios, por lo regular enlosado y más alto que el piso de la calle. ↑
- 10 Neoclásico: Dicho de un arte o de un estilo modernos: Que tratan de imitar los usados antiguamente en Grecia o en Roma. ↑
- 11 Plateresco: Dicho de un estilo español de ornamentación: Empleado por los plateros del siglo XVI, aprovechando elementos de las arquitecturas clásica y ojival12. // Dicho de un estilo arquitectónico: Que se desarrolló en España en el siglo XVI y que se caracteriza por una ornamentación que recuerda las filigranas de los plateros. ↑
- 12 Ojival: Dicho de un estilo arquitectónico: Que dominó en Europa durante los tres últimos siglos de la Edad Media, y cuyo fundamento estaba en el empleo de la ojiva13 para toda clase de arcos. ↑
- 13 Ojiva: Figura formada por dos arcos de círculo iguales, que se cortan en uno de sus extremos y volviendo la concavidad el uno al otro. ↑
- 14 Candelieri: Tipo de ornamentación surgido en Italia durante el Renacimiento que recuerda el arte antiguo y que se da tanto en pinturas como en relieves escultóricos de obras arquitectónicas. Es una decoración vegetal en la que se nos muestran hojas de acanto15, cintas, etc. y que se da principalmente dentro de las pilastras y columnas, aunque también podemos verlo en retablos dentro de capillas de iglesias y catedrales. En la Península Ibérica, este tipo de ornato se prolongó durante los estilos plateresco y barroco16, conociéndose también como “zarcillo de acanto”. Si bien el diseño es un tanto libre por parte del autor, es usual verlo realizado en plafones rectangulares, con un centro hecho con una copa o candelabro y con una decoración simétrica a los laterales. ↑
- 15 Acanto: Planta de la familia de las acantáceas, perenne, herbácea, con hojas anuales, largas, rizadas y espinosas. ↑
- 16 Barroco: Dicho de un estilo arquitectónico o de las artes plásticas: Que se desarrolló en Europa e Iberoamérica durante los siglos XVII y XVIII, opuesto al clasicismo17 y caracterizado por la complejidad y el dinamismo de las formas, la riqueza de la ornamentación y el efectismo. ↑
- 17 Clasicismo: Estilo artístico o literario conforme a los ideales de la Antigüedad grecorromana. ↑
- 18 Bóveda vaída: Bóveda formada por una semiesfera cortada por cuatro planos verticales, que corresponden a los lados de un rectángulo inscritos en un círculo. ↑
- 19 Nervio: Arco que, cruzándose con otro u otros, sirve para formar la bóveda de crucería20. Es elemento característico del estilo gótico21. ↑
- 20 Crucería: Conjunto de nervios que refuerzan y ornamentan las intersecciones de las bóvedas, típico del estilo gótico. ↑
- 21 Gótico: Dicho del arte: Desarrollado en Europa desde finales del siglo XII hasta el Renacimiento y caracterizado, en arquitectura, por el arco apuntado22, la bóveda de crucería y los pináculos23. ↑
- 22 Arco apuntado: Arco que consta de dos centros situados en la línea de arranque. ↑
- 23 Pináculo: Remate piramidal o cónico que en la arquitectura gótica cumple una doble función, estética y estructural. ↑
- 24 Corvar: Abovedar. // Cubrir con bóveda. // Dar forma de bóveda. ↑
- 25 Friso: Faja más o menos ancha que suele pintarse en la parte inferior de las paredes, de diverso color que estas. También puede ser de seda, estera de junco, papel pintado, azulejos, mármol, etc. // Parte del entablamento26 en los órdenes clásicos que media entre el arquitrabe27 y la cornisa29, en ocasiones ornamentado de triglifos30, metopas36 u otros elementos. ↑
- 26 Entablamento: Conjunto de molduras que corona un edificio o un orden de arquitectura y que ordinariamente se compone de arquitrabe, friso y cornisa. ↑
- 27 Arquitrabe: Parte inferior del entablamento, la cual descansa inmediatamente sobre el capitel28 de la columna. ↑
- 28 Capitel: Parte superior de una columna o de una pilastra, que la corona con forma de moldura y ornamentación, según el orden arquitectónico a que corresponde. ↑
- 29 Cornisa: Conjunto compuesto de molduras que sirve de remate de una construcción. // Parte superior del entablamento de un pedestal, edificio o habitación. ↑
- 30 Triglifo: Adorno del friso dórico31 que tiene forma de rectángulo saliente y está surcado por dos glifos35 centrales y medio glifo a cada lado. ↑
- 31 Orden dórico: Orden que tiene la columna de ocho módulos32 o diámetros a lo más de altura, el capitel sencillo y el friso adornado con metopas y triglifos. ↑
- 32 Módulo: Medida que se usa para las proporciones de los cuerpos arquitectónicos. En la antigua Roma, era el semidiámetro del fuste33 en su parte inferior. ↑
- 33 Fuste: Parte de la columna que media entre el capitel y la basa34. ↑
- 34 Basa: Asiento sobre el que se pone la columna o la estatua. // Pieza inferior sobre la que se apoya el fuste de la columna en todos los órdenes arquitectónicos excepto en el dórico. ↑
- 35 Glifo: Canal vertical poco profundo que decora el frente de los triglifos en los órdenes clásicos. ↑
- 36 Metopa: En el friso dórico, espacio que media entre triglifo y triglifo. ↑
- 37 Tondo: Adorno circular rehundido en un paramento. ↑
- 38 Tenante: Cada una de las figuras de ángeles u hombres que sostienen el escudo. ↑
- 39 Arco triunfal o de triunfo: Monumento compuesto de uno o varios arcos, adornado con obras de escultura y erigido para conmemorar una victoria o algún suceso notable. ↑
- 40 Dintel: Pieza horizontal superior de puertas, ventanas y otros huecos, apoyada en sus extremos sobre las jambas41 y destinada a soportar cargas. ↑
- 41 Jamba: Cada una de las dos piezas que, dispuestas verticalmente en los dos lados de una puerta o ventana, sostienen el dintel o el arco de ella. ↑
- 42 Casetón: Artesón. // Elemento constructivo poligonal, cóncavo, moldurado y con adornos, que dispuesto en serie constituye el artesonado. ↑
- 43 Estofar: Entre doradores, raer con la punta del grafio44 el color dado sobre el dorado de la madera, formando rayas o líneas para que se descubra el oro y haga visos entre los colores con que se pintó. // Dar de blanco a las esculturas en madera para dorarlas y bruñirlas45 después. ↑
- 44 Grafio: Instrumento con que se dibujan y hacen las labores en las pinturas estofadas o esgrafiadas. ↑
- 45 Bruñir: Sacar lustre o brillo a un metal, una piedra, etc. ↑
- 46 Grutesco: Dicho de un adorno: De bichos, sabandijas, quimeras y follajes. ↑
- 47 Frontón: Remate triangular o curvo de una fachada, un pórtico, una puerta o una ventana. ↑
- 48 Orden corintio: Orden que tiene la columna de unos diez módulos o diámetros de altura, el capitel adornado con hojas de acanto y caulículos49, y la cornisa con modillones51. ↑
- 49 Caulículo: Cada uno de los vástagos o tallos que nacen del interior de las hojas de acanto del capitel corintio y se vuelven en espiral bajo el ábaco50. ↑
- 50 Ábaco: Conjunto de molduras, generalmente en forma de dado, que corona el capitel y tiene la función de recibir directamente la carga del arquitrabe. ↑
- 51 Modillón: Miembro voladizo sobre el que se asienta una cornisa o alero, o los extremos de un dintel. ↑
- 52 Antepecho: Pretil o baranda que se coloca en lugar alto para poder asomarse sin peligro de caer. ↑
- 53 Balaustre: Cada una de las columnas pequeñas, generalmente con molduras, que con los barandales forman las barandillas o antepechos de balcones, azoteas, corredores y escaleras. ↑
- 54 Flamero: En arquitectura, pináculo decorativo característico del Renacimiento, habitualmente realizado en piedra, con forma de antorcha, copa, o vaso, de cuya parte superior sale la recreación de una llama de fuego. ↑
- 55 Cajear: Hacer una caja o hueco en una pieza para ensamblarla con otra. ↑
- 56 Orden jónico: Orden que tiene la columna de unos nueve módulos o diámetros de altura, el capitel, adornado con grandes volutas57, y dentículos59 en la cornisa. ↑
- 57 Voluta: Adorno en forma de espiral o caracol, que se coloca en los capiteles de los órdenes jónico y compuesto58. ↑
- 58 Orden compuesto: Orden que en el capitel de sus columnas reúne las volutas del jónico con las dos filas de hojas de acanto del corintio, guarda las proporciones de este para lo demás y lleva en la cornisa dentículos y modillones sencillos. ↑
- 59 Dentículo: Cada uno de los adornos con forma de paralelepípedo60 rectángulo que, formando fila, se colocan en la parte superior del friso del orden jónico y en algunos otros miembros arquitectónicos. ↑
- 60 Paralelepípedo: Sólido limitado por seis paralelogramos61, cuyas caras opuestas son iguales y paralelas. ↑
- 61 Paralelogramo: Cuadrilátero cuyos lados opuestos son paralelos entre sí. ↑
- 62 Copete: Adorno que suele ponerse en la parte superior de los espejos, sillones y otros muebles. ↑
- 63 Arco de medio punto: Arco que consta de una semicircunferencia. ↑
- 64 Enjuta: Albanega. // Espacio triangular comprendido entre la rosca65 de un arco y el alfiz66. ↑
- 65 Rosca: Faja de material que, sola o con otras concéntricas, forma un arco o bóveda. ↑
- 66 Alfiz: Recuadro del arco árabe, que envuelve las albanegas y arranca bien desde las impostas67, bien desde el suelo. ↑
- 67 Imposta: Hilada de sillares68 algo voladiza, a veces con moldura, sobre la cual va sentado un arco. ↑
- 68 Sillar: Piedra labrada, por lo común en forma de paralelepípedo rectángulo, que forma parte de un muro de sillería69. ↑
- 69 Sillería: Fábrica hecha de sillares asentados unos sobre otros y en hileras. ↑
- 70 Almohadilla: Parte del sillar que sobresale de la obra, con las aristas achaflanadas71 o redondeadas. ↑
- 71 Chaflán: Plano largo y estrecho que, en lugar de esquina, une dos paramentos o superficies planas que forman ángulo. ↑
- 72 Crujía: Tránsito largo de algunos edificios que da acceso a las piezas que hay a los lados. // Espacio comprendido entre dos muros de carga. ↑
- 73 Fajón: Arco de refuerzo de una bóveda. ↑
- 74 Bóveda de arista, o esquifada, o de aljibe: Bóveda cuyos dos cañones semicilíndricos se cortan el uno al otro. ↑
- 75 Machón: Pilar de fábrica. ↑
- 76 Rosetón: Ventana circular calada, con adornos. // Adorno circular que se coloca en los techos. ↑
- 77 Linterna: Torre pequeña más alta que ancha y con ventanas, que se pone como remate en algunos edificios y sobre las medias naranjas de las iglesias. ↑
- 78 Anagrama: Símbolo o emblema, especialmente el constituido por letras. ↑
- 79 Desamortización: Desamortizar: Poner en estado de venta los bienes de manos muertas, mediante disposiciones legales. Por medio de varias desamortizaciones, se pusieron a la venta terrenos y otras propiedades de las llamadas “manos muertas” (la Iglesia y las órdenes eclesiásticas), quienes mediante donaciones y testamentos habían llegado a tener una extensión de terreno sólo inferior a las del rey y la aristocracia. Por estas expropiaciones y ventas la Iglesia no recibió nada a cambio. La Desamortización del ministro Mendizábal, llevada a cabo en 1836, fue una de las mayores y obtuvo unos resultados muy alejados de lo que se deseaba: la creación de una clase media en España. Sin embargo, sí fue de gran importancia en la historia de España, al expropiar gran parte de las posesiones eclesiásticas sin recibir la Iglesia, como decimos, nada a cambio. Desgraciadamente, las comisiones municipales encargadas de gestionar los trámites modificaron los lotes de terreno en venta, agrupándolos en grandes partidas que alcanzaban unos precios sólo asumibles por la nobleza y la burguesía adinerada. ↑
- 80 Manierismo: Estilo artístico y literario del Renacimiento tardío, caracterizado por su refinamiento y artificiosidad. ↑
- 81 Dovela: Piedra labrada en forma de cuña, para formar arcos o bóvedas, el borde del suelo del alfarje82, etc. ↑
- 82 Alfarje: Techo con maderas labradas y entrelazadas artísticamente, dispuesto o no para pisar encima. ↑
- 83 Clave: Piedra central y más elevada con que se cierra el arco o la bóveda. ↑
- 84 Camarín: En un templo, capilla pequeña, generalmente exenta, donde se rinde culto a una imagen muy venerada. ↑
- 85 Simpecado: Insignia que en las procesiones andaluzas marcha delante de las cofradías de la Virgen, y que ostenta el lema sine labe concepta86. ↑
- 86 Sine labe concepta: Sin pecado concebida. ↑
- 87 Adelantado: Antiguamente, jefe militar y político de una provincia fronteriza. // Antiguamente y en tiempos de paz, presidente o justicia mayor de reino, provincia o distrito determinados, y capitán general en tiempos de guerra. ↑
- 88 Bula: Documento pontificio relativo a materia de fe o de interés general, concesión de gracias o privilegios o asuntos judiciales o administrativos, expedido por la Cancillería Apostólica y autorizado por el sello de su nombre u otro parecido estampado con tinta roja. ↑
- 89 Plinto: Parte cuadrada inferior de la basa de una columna. ↑
- 90 Orden toscano: Orden que se distingue por ser más sólido y sencillo que el dórico. ↑
- 91 Acrótera o acrotera: Cada uno de los pedestales que sirven de remate en los frontones, y sobre los cuales suelen colocarse estatuas, macetones u otros adornos. // Estatua o adorno que se coloca sobre una acrotera. ↑
- 92 Gárgola: Parte final del caño, por lo común adornada con figuras fantásticas, que sobresale del muro en forma de ménsula93 y da salida al agua de los tejados, terrazas o fuentes. ↑
- 93 Ménsula: Elemento perfilado con diversas molduras, que sobresale de un plano vertical y sirve para recibir o sostener algo. ↑
- 94 Arco geminado: Aquel que se encuentra dividido en dos por un parteluz95. ↑
- 95 Parteluz:: Mainel96 o columna delgada que divide en dos el hueco de una ventana o de una puerta. ↑
- 96 Mainel: Miembro arquitectónico, largo y delgado, que divide un hueco en dos partes verticalmente. ↑
- 97 Chapitel: Remate de una torre, generalmente en forma piramidal o cónica. ↑
- 98 Arco rebajado: Arco cuya altura es menor que la mitad de su luz99. ↑
- 99 Luz: Distancia horizontal entre los apoyos de un arco, viga, etc. ↑
- 100 Ochavado: Dicho de una figura: De ocho ángulos iguales y ocho lados iguales cuatro a cuatro y alternados. ↑
- 101 Bóveda de cañón: Bóveda de superficie generalmente semicilíndrica que cubre el espacio comprendido entre dos muros paralelos. ↑
- 102 Luneto: Bovedilla en forma de media luna abierta en la bóveda principal para dar luz a esta. ↑
- 103 Arco escarzano: Arco que es menor que la semicircunferencia del mismo radio. ↑
- 104 Mechinal: Agujero cuadrado que se deja en las paredes cuando se fabrica un edificio, para meter en él un palo horizontal del andamio. ↑
- 105 Piñón: Remate triangular de los hastiales106 góticos. ↑
- 106 Hastial: Parte superior triangular de la fachada de un edificio, en la cual descansan las dos vertientes del tejado o cubierta, y, por extensión, toda la fachada. // En las iglesias, cada una de las tres fachadas correspondientes a los pies y laterales del crucero107. ↑
- 107 Crucero: Espacio en que se cruzan la nave mayor de una iglesia y la que la atraviesa. ↑
- 108 Lado del Evangelio y lado de la Epístola: En una Iglesia, se llama lado del Evangelio al situado en la parte izquierda desde el punto de vista de los fieles, mirando éstos hacia el altar, mientras que el de la Epístola es el de la parte derecha. Toman este nombre de los lados del presbiterio109 desde donde se lee el Evangelio y la Epístola durante la misa. ↑
- 109 Presbiterio: Área del altar mayor hasta el pie de las gradas por donde se sube a él, que regularmente suele estar cercada con una reja o barandilla. ↑
- 110 Venera: Concha de la vieira, semicircular, formada por una valva plana y otra muy convexa, de diez a doce centímetros de diámetro, rojizas por fuera y blancas por dentro, con dos orejuelas laterales y catorce estrías radiales a modo de costillas gruesas. ↑
- 111 Óculo: Ventana pequeña redonda u ovalada. ↑
- 112 Agua: Vertiente de un tejado. ↑
- 113 Terraza: Cubierta plana y practicable de un edificio, provista de barandas o muros. ↑
- 114 Cruz latina: Cruz de forma ordinaria, cuyo travesaño divide al palo en partes desiguales. ↑
- 115 Péndola: Pieza vertical de la armadura de una cubierta. // Cada una de las varillas verticales que sostienen el piso de un puente colgante o tienen una función similar en otras obras. ↑
- 116 Arco formero: Cada uno de los arcos en que descansa una bóveda baída. ↑
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BIBLIOGRAFIA Y ENLACES EXTERNOS:
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- Manuel Jesús Roldán: “Iglesias de Sevilla”; Editorial Almuzara; ISBN: 978-84-92924-61-5; Depósito Legal: J-1238-2010.
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- “Regla de la Hermandad de señores sacerdotes naturales de Sevilla, dedicada a mantener pobres ancianos, hombres, y mugeres naturales de dicha Ciudad. Debaxo del patrocinio del melifluo doctor de la Iglesia el Señor San Bernardo, cuya fundación tuvo principio el Año de 1355. Reformada este Año de 1736”
- Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía - Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico
- Web oficial del Ayuntamiento de Sevilla
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- DRAE