Miércoles, 22 de abril de 2020
Introducción
Contenidos
- Introducción
- Resumen histórico
- Palacios del siglo XV
- Más Sevilla
- Monográficos de Sevilla
En esta primera página de las dos que dedicamos al siglo XV en Sevilla, veremos, en primer lugar, un breve resumen sobre el acontecer histórico de dicha centuria en la capital hispalense para, a continuación, mostrar cuatro de los palacios y casas de este siglo conservados en la ciudad.
En el siglo XV, se suceden en el trono castellano los reyes Enrique III (1390-1406), Juan II (1406-1454), Enrique IV (1454-1474) e Isabel I, más conocida como Isabel “la Católica” (1474-1504), quien, desde 1475, compartió el trono con su marido Fernando II de Aragón y V de Castilla.
Durante esta centuria, la corona castellana libra tres guerras con el reino nazarí1 de Granada: las sucedidas entre 1431 y 1439, 1455 y 1465, y 1481 y 1492, esta última bajo el gobierno de los Reyes Católicos –y, por tanto, con la participación de tropas castellanas y aragonesas–, que desembocó en la conquista del reino nazarí de Granada y en el fin de la Reconquista. Además, participa en la conquista de las Islas Canarias, tomándose las islas de Gran Canaria (entre 1478 y 1483), de La Palma (entre 1492 y 1493) y de Tenerife (entre 1494 y 1496), completándose así, con esta última, la incorporación de todo el archipiélago canario2 a la corona de Castilla. Asimismo, patrocinará, en 1492, la expedición de Colón que culminará con el Descubrimiento de América.
Sin embargo, a pesar de las grandes gestas que se sucedieron en este siglo, para Sevilla el reflejo de éste es la construcción de la que es la mayor catedral gótica4 del mundo y el más importante de sus monumentos arquitectónicos, aun contando con la presencia de otros señalados hitos como la Giralda, la Torre del Oro o el Palacio mudéjar de Pedro I. Nos referimos a la Catedral de Santa María de la Sede, cuya construcción, decidida en 1401 e iniciada al año siguiente, se prolongaría durante más de un siglo.
Resumen histórico ▲
La población de Sevilla a finales del siglo XIV era, como podemos leer en la página 61 de la obra “Historia de Sevilla: II La Ciudad Medieval”, de Miguel Ángel Ladero Quesada, de 2.613 vecinos, unos 15.000 habitantes, si sumamos personal eclesiástico y población judía y mora. Una cifra ésta que aumentó, conforme a la misma obra anterior, hasta los 5.000 vecinos9 del primer tercio del siglo XV y los 7.000 –unas 40.000 almas–, de 1484.
El siglo XV no comienza bien para Sevilla. Si bien Enrique III, al acudir a la ciudad en 1396, había paralizado los enfrentamientos entre las diferentes casas nobiliarias que habían ensangrentado las calles sevillanas y promulgado un nuevo ordenamiento público. Sin embargo, la calma no duró mucho y para finales de siglo las luchas callejeras entre el bando de los Pérez de Guzmán y el de los Ponce de León, y la corrupción vuelven a estar presentes. Por ello, el rey se presenta en Sevilla, sin avisar, el 3 de febrero de 1402 y, además de apartar de sus cargos a los alcaldes y regidores de la ciudad por corrupción, juzga a don Enrique de Guzmán, II conde de Niebla, y a don Pedro Ponce de León y Haro, VII señor de Marchena. Ambos nobles son condenados a muerte –sentencia luego conmutada por la de destierro de Sevilla– y sus criados severamente castigados.
Sin embargo, en 1406, la muerte del rey, con 27 años de edad, dejó como heredero de la corona de Castilla a Juan II, de sólo dos años, lo que fue aprovechado por los diferentes sectores de la nobleza castellana para intentar aumentar sus zonas de influencia. Estas luchas, y los perjuicios económicos con ellas acarreados, supondrán un freno para el desarrollo de Sevilla.
Debido a la minoría de edad de Juan II, se hacen cargo de la regencia del reino su madre, la reina Catalina de Lancaster, y su tío paterno, el infante Fernando. Este último, encargado del territorio de la parte de la corona de Castilla localizado al Sur del Tajo, comenzó su regencia devolviendo a sus puestos a los regidores que habían sido cesados por su hermano y emprendiendo exitosamente varios ataques contra el reino de Granada, a resultas de los cuales, en 1407, son conquistadas, entre otras, las fortalezas de Ayamonte, Pruna y Zahara; en 1419, la de Priego; y en 1410, la de Antequera, conquista ésta partir de la cual el infante fue conocido como Fernando de Antequera.
En 1412, el infante Fernando accede al trono de Aragón como Fernando I, un reino que no gobernará mucho tiempo, al morir en 1416. Dos años después, en octubre de 1418, los hijos de Fernando de Antequera, infantes de Aragón desde que su padre accediera al trono aragonés, logran pactar que su hermana, la infanta María, se casara con el joven Juan II, lo que les otorgaría una mayor autoridad –la reina Catalina había muerto en julio de 1418– sobre el joven rey cuando éste, en 1419, pasara a ocupar el trono de forma efectiva.
En el año 1420, uno de los infantes de Aragón, don Enrique, da el llamado Golpe de Tordesillas, por el que apresa a Juan II con el objeto de casarse con la hermana del rey y de quitarle el poder a su hermano don Juan, igualmente infante de Aragón. El rey sería liberado pocos meses después por don Álvaro de Luna, comenzando así una etapa en la que se irán sucediendo los períodos de paz con desórdenes y conflictos, entre los que cabe citar la Guerra entre Castilla y Aragón, de 1429-1430, y la Guerra Civil Castellana de 1437-1445.
Este enfrentamiento les servirá a los Guzmán y a los Ponce de León para reanudar sus disputas, en especial entre los años 1416 y 1420. En 1429, Juan II concede a Pedro Ponce de León y Haro el Condado de Medellín y, en 1431, se lo permuta por el Condado de Arcos.
Entre 1433 y 1439, hay nuevas luchas con el reino de Granada, resultado de las cuales será la toma la plaza de Castellar.
En 1433, el conde de Luna, don Fadrique de Aragón, nieto del rey aragonés Martín I, lidera una conspiración de poca trayectoria con el objeto de convertir Sevilla en una república al estilo de las italianas.
Once años después, en 1444, un ejército navarro bajo el mando del infante de Aragón don Enrique invade Andalucía y, tras conquistar Carmona, pone sitio a Sevilla, lo que ocasiona en la ciudad una etapa de hambre de catastróficos efectos para la población. En cuanto a los motivos que ocasionaron esta incursión, éstos se encuentran en la antes mencionada Guerra Civil Castellana, que enfrentó al grupo de la nobleza, comandado por don Álvaro de Luna, quien contaba con el apoyo del mismo Juan II, contra el grupo liderado por los hijos de Fernando de Antequera, los infantes de Aragón don Enrique y don Juan. Este último era además rey consorte de Navarra, de ahí la presencia de un ejército navarro en el asedio a Sevilla.
En 1445, Juan II le concede el Ducado de Medina Sidonia al conde de Niebla en agradecimiento a que Sevilla se mantuviera fiel durante este conflicto.
Tras la llegada al trono, en 1455, de Enrique IV, comienza una nueva etapa de enfrentamientos con el reino de Granada, que se alargaría hasta 1464 y por el que éste perdería diversas plazas, entre ellas la de Gibraltar.
La conquista de Gibraltar, en 1462, es causa de nuevos enfrentamientos entre don Juan Alonso Pérez de Guzmán, I duque de Medina Sidonia y III conde de Niebla, con don Juan Ponce de León y Ayala, II conde de Arcos. A pesar de que en la toma de esta plaza participaron las fuerzas coaligadas de ambas casas nobiliarias, el motivo de la disputa parece ser que lo ocasionó el que Pérez de Guzmán quisiera arrogarse todo el mérito de la victoria. Un enfrentamiento que en 1464 calmaba Enrique IV haciendo acto de presencia en Sevilla y que no volvería a recrudecerse hasta 1471.
Este período de “no beligerancia” entre ambos nobles tiene su causa en la propia situación política del reino de Castilla que se viviría desde 1465, tras la llamada “Farsa de Ávila”, en la cual un grupo de nobles, después de simbolizar con una estatua de madera la destitución como rey de Enrique IV, juró lealtad a su hermano el infante Alfonso, de sólo doce años de edad, ya que además negaba la paternidad del rey sobre su hija Juana. La importancia de este acto hay que medirla teniendo en cuenta que a él asistieron, entre otros, el arzobispo de Toledo, que fue quien quitó la corona a la efigie, y don Juan Pacheco, I marqués de Villena y anterior valido de Enrique IV.
Durante esta etapa de inestabilidad, en la que la mayor parte de Castilla sigue reconociendo como rey a Enrique IV, los Pérez de Guzmán y los Ponce de León cesaron en sus luchas con el fin de impedir que Pedro Pacheco los desplazase del control de Sevilla; así, aunque reconocieron como rey a Alfonso XII –ordinal éste con el que fue proclamado rey pero que, dada la invalidez de su nombramiento, no ha contado históricamente como tal–, siguieron manteniendo contacto con Enrique IV. A la par, ambos ampliaron sus dominios con el beneplácito de Alfonso XII: Guzmán se hizo con Gibraltar, Jimena y Huelva, mientras que Ponce ocupó Cádiz; unos movimientos éstos que serán reconocidos por Enrique IV en la visita que hace a Sevilla en 1469, tras la muerte, el año anterior, de su hermano Alfonso, que pone fin a este enfrentamiento.
Entre 1471 y 1474, el duque de Medina Sidonia sigue luchando con la Casa de los Ponce de León, ahora en la persona de Rodrigo Ponce de León, III conde de Arcos y II marqués de Cádiz, en la que sería la mayor disputa de ambas casas nobiliarias y que tuvo como consecuencia, entre otras, el que bastantes sevillanos muriesen de hambre. La causa de esta mortandad fue la fuerte subida de precios que experimentaron los alimentos por su menor disponibilidad ya que los hortelanos y demás suministradores tenían miedo de acudir a Sevilla debido a los sangrientos enfrentamientos que se estaban produciendo.
El motivo para este nuevo conflicto entre Pérez de Guzmán y Ponce de León fue la sucesión de Enrique IV: mientras el duque apoyaba los derechos al trono de la hermana del rey, la futura reina Isabel I, el conde, casado con una hija del marqués de Villena, Juan Pacheco, seguía a este último en su defensa de la hija de Enrique IV, la princesa Juana de Castilla. Esta princesa era la misma a la que unos años antes, durante la “Farsa de Ávila”, se había negado que fuera hija de Enrique IV, una ceremonia en la que estuvo presente Juan Pacheco.
Esta lucha cesó con la muerte de Enrique IV, el 11 de diciembre de 1474, y la conclusión a la que llegaron ambas casas nobiliarias de que ninguna podía obtener el triunfo absoluto: mientras en Sevilla la victoria era para Pérez de Guzmán, en Jerez y en una buena parte del campo, era Ponce de León quien dominaba.
Entre 1475 y 1479, se libra la Guerra de Sucesión al trono de Castilla, en la que se enfrentaron la reina Isabel II y su sobrina, la infanta Juana de Castilla y reina consorte de Portugal, la cual terminó con el triunfo de la primera. Durante parte de este conflicto, entre 1477 y 1478, la reina Isabel estableció su corte en Sevilla.
Una vez terminada esta guerra, los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, llevaron a cabo una serie de medidas con el objeto de recuperar el control de la monarquía sobre la alta nobleza. De este modo, se la apartó del gobierno de las grandes ciudades, a la par que se devolvía el control del concejo a la pequeña nobleza y a los caballeros; se reforzó la autoridad real, nombrando a los corregidores10; se creó la Santa Hermandad, una especie de “policía rural” que inicialmente estuvo bajo el mando del hermanastro de Fernando el Católico, el duque de Villahermosa, lo que le aseguraba una total fidelidad a la Corona; se introdujo la Inquisición para que se encargara de los casos socio-religiosos; y se recuperaron para la Corona, aunque en algunos casos no de forma inmediata, gran parte de los territorios con que los nobles habían ampliados sus posesiones durante los últimos años del reinado de Enrique IV, o, tras la “Farsa de Ávila”, el de su hermano, el infante Alfonso, recobrando Cádiz en 1493 y Gibraltar, en 1502.
Anteriormente, en 1475, los Reyes Católicos habían dado su autorización para el traslado del muelle de Sevilla junto a la Torre del Oro, lo que significó el fin del antiguo puerto que, desde tiempos de los árabes, había existido junto a la Puerta Real.
El 27 de diciembre de 1481, con la toma de la fortaleza de Zahara, en Cádiz, y el asesinato de todos sus habitantes cristianos, el reino musulmán de Granada rompe el tratado de paz y da comienzo a la Guerra de Granada. Ésta finalizaría once años después, el 2 de enero de 1492, con la entrega, por parte del derrotado rey Boabdil, de la ciudad de Granada a los Reyes Católicos. Con ello, terminaba la Reconquista, un período histórico de casi 8 siglos de duración que había comenzado en 711 con la derrota del visigodo rey Rodrigo frente a los invasores musulmanes y la rápida conquista que éstos hicieron de su reino.
En esta guerra, considerada en ocasiones como el último conflicto del medievo y el primero de la Edad Moderna, participaron numerosos caballeros sevillanos. Y al igual que tantos otros españoles que se distinguieron en ella, los hispalenses protagonizaron diferentes hechos de armas, entre los que cabe destacar, en respuesta a la toma de Zahara por los granadinos, la conquista que Ponce de León realizó el 28 de febrero de 1482 de la plaza de Alhama, a tan sólo unos 38 km de la ciudad de Granada. Tras esta captura, y ante la dificultad de defenderla, dada su cercanía a la capital del reino nazarí, las fuerzas de Ponce de León fueron reforzadas por un ejército de la nobleza andaluza que comandaba su rival, el duque de Medina Sidonia, quedando esta acción como una demostración tanto de la autoridad real como de la voluntad global de triunfo que había en esta empresa.
El Descubrimiento de América, en el año 1492, significó para Sevilla el comienzo, en la siguiente centuria, de la, al menos hasta el momento presente, más brillante etapa de su historia. Los motivos por los que fue Sevilla la elegida para monopolizar el tráfico con el nuevo mundo son diversos. En primer lugar, el hecho de que fuera un único puerto el que monopolizara el tráfico con América fue una decisión tomada por la Corona con el fin de evitar la intromisión de otros países en aquellos territorios. En segundo lugar, en aquella época de navegación a vela, la corriente de los vientos alisios13 marcaban la ruta que debían tomar las embarcaciones que quisieran atravesar el Atlántico hacia el Oeste, por lo que esta circunstancia reducía los posibles puertos de salida a aquéllos situados entre Ayamonte, en la provincia de Huelva, y Cádiz.
Una vez limitada la posible zona a elegir, las razones de que fuera este puerto y no otro, como Cádiz, por ejemplo, se encuentran en su propia localización y en la entidad de que ya gozaba como ciudad y puerto, condición esta última que no reunía aún la ciudad de Cádiz. Su situación, a unos 84 km de la costa, facilitaba su defensa frente a enemigos exteriores, dificultaba el contrabando y simplificaba el control del tráfico marítimo, circunstancia ésta que se complicaba con los puertos de Huelva, que, además, estaban peor comunicados con el interior peninsular.
La muerte del II duque de Medina Sidonia, don Enrique Pérez de Guzmán y Meneses, el 25 de agosto de 1492, unida a la de su eterno rival, el III conde de Arcos, don Rodrigo Ponce de León, el 27 de agosto de 1492, acabó con las constantes disputas que ambas casas nobiliarias habían tenido por el control de la capital sevillana. Si a esto unimos el fin de la Guerra de Granada, Sevilla encaraba el Descubrimiento de América en las mejores condiciones posibles, al haberse terminado los dos principales asuntos que durante el medievo habían marcado su gobierno.
Veamos, a continuación, algunos de los edificios construidos durante el siglo XV en Sevilla. En esta página, encontraremos principalmente los palacios que vieron la luz en esta centuria, además de alguna casa importante, mientras que los edificios religiosos quedarán recogidos en la publicación de Sevilla (VII): siglo XV (y II).
Palacios del siglo XV ▲
En el barrio de Feria, perteneciente al distrito Casco Antiguo, nos encontraremos con uno de los lugares más emblemáticos de la capital hispalense: el Palacio de las Dueñas, perteneciente a la Casa de Alba y que toma el nombre del hoy desaparecido Monasterio de Santa María de las Dueñas, que se hallaba en el solar cercano y que fue demolido en el año 1868.
Su construcción original comenzó a mediados del siglo XV por parte de la familia de los Pineda, señores de Casa Bermeja, uno de los más notables linajes de la clase alta de Sevilla entre los que se encontraron personajes que desempeñaron importantes oficios, como por ejemplo “la escribanía14 mayor del cabildo de la ciudad”, además de participar “en episodios bélicos de la Guerra de Granada”, tal y como podemos leer en la web del palacio. Teodoro Falcón Márquez afirma en su artículo “El palacio de Dueñas: sus orígenes: la escritura de compra-venta de 1496” que “Durante la Baja Edad Media el solar que ocuparía con posterioridad el Palacio de las Dueñas debía estar integrado por una serie de viviendas inconexas, de distintos propietarios con sus correspondientes huertos. Al exterior habría sólo tapias desnudas, tras las que se debían asomar ramas de naranjos y limoneros, palmeras y algún ciprés. Unas pequeñas puertas, semiescondidas, abrían indistintamente a humildes viviendas, como a ricas mansiones”. Y añade que “La consolidación de un grupo de casas como una unidad, que se transformaron paulatinamente en el Palacio de las Dueñas, es un proceso que se desarrolló durante varias etapas. El núcleo embrionario fueron unas casas que pertenecieron a Juan de Pineda, Escribano Mayor del Cabildo de la ciudad, núcleo de viviendas que amplió su hijo Pedro, asimismo Escribano Mayor”. Más adelante, el conjunto pasaría a ser propiedad de los marqueses de Villanueva del Río, heredándolo don Fernando Enríquez de Ribera, II marqués de Villanueva del Río, a su vez, padre de Antonia Enríquez de Ribera, quien en el año 1612 se casó con Fernando Álvarez de Toledo, VI duque de Alba, momento a partir del cual, y hasta la actualidad, el palacio quedaría en manos de la Casa de Alba.
Durante el siglo XIX, el conjunto palaciego fue convertido en casa de vecinos, compartimentando para ello con tabiques los salones y cubriendo los artesonados16 que poseía con cielos rasos19. Uno de los inquilinos que aquí habitaría, administrador, además, del palacio, fue Antonio Machado Álvarez, escritor, folclorista y antropólogo, y más conocido como Demófilo, padre del pintor José Machado y de los poetas Manuel y Antonio Machado . El nacimiento de este último en una de las casas de este lugar nos lo recuerda una placa instada en uno de los muros exteriores por el Ayuntamiento de Sevilla en el año 1985: “EN UNA VIVIENDA DE ESTE PALACIO / NACIÓ, EL 26 DE JULIO DE 1875, EL POETA / ANTONIO MACHADO / AQUÍ CONOCIÓ LA LUZ, EL HUERTO CLARO, / LA FUENTE Y EL LIMONERO / AYUNTAMIENTO DE SEVILLA 1985”. Leyéndola, no podemos por menos que recordar los versos con que comienza su poema “Retrato” (1906), recogido en su poemario “Campos de Castilla” (1912):
Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
[...]
En el Palacio de las Dueñas, pasaría el poeta sus primeros ocho años de vida, trasladándose junto con su familia en 1883 a Madrid, lugar donde su abuelo, el antropólogo, zoólogo y geólogo Antonio Machado y Núñez, había sido nombrado catedrático de la Universidad Central .
El acceso al conjunto palaciego se hace por una portada adintelada20 flanqueada por sendas pilastras adosadas que sustentan un frontón22 triangular, en cuyos vértices se alzan pequeñas pilastras rematadas por pináculos de cerámica. Sobre el dintel, hay un arco de medio punto23 que presenta un escudo cerámico del silo XVIII. Nada más atravesarla, llegamos al primer jardín, primitivo picadero24 convertido en una plaza dentro del edificio llena de naranjos y palmeras. Al fondo, hay un apeadero porticado, a través del cual se llega, por medio de una entrada acodada, al patio principal, a cuyo alrededor están dispuestas las diferentes estancias del palacio, el cual queda, a su vez, rodeado por jardines. Este patio, de dos alturas, se halla porticado en sus cuatro laterales y cuenta con arquerías en ambas plantas, las dos ornamentadas con yeserías renacentistas y provista, la parte superior, de una balaustrada25 calada gótica. A su alrededor, hay dos salas rectangulares de notables dimensiones: el comedor de verano, el oratorio, al que precede un vestíbulo decorado con elementos góticos y platerescos29 y que se cubre con una bóveda de nervadura32, y varias habitaciones o casas independientes con la misma distribución con que cuenta la casa principal. Una magnífica escalera se sitúa en la esquina superior derecha del patio; ésta se resuelve mediante dos tramos y se cubre con un artesonado de estilo mudéjar33. Subiendo por ella, se llega a la planta alta, donde se disponen las grandes salas de la vivienda, como la antesala (o sala de recibimiento), el salón de honor, en el que se desarrollan fiestas y reuniones, el comedor de invierno, etc.
El 3 de junio de 1931, el Palacio de las Dueñas fue declarado Monumento Histórico-Artístico Nacional.
Localización: Calle Dueñas, 5. 41003 Sevilla.
Casa de Pilatos. Comenzada a construir a finales del siglo XV (1483) y continuada a lo largo del siglo XVI.
Desde el Palacio de las Dueñas, nos dirigimos hacia el Sur sin salir del casco histórico hasta llegar a la Casa de Pilatos, también llamada Palacio de San Andrés o Palacio del Marqués de Tarifa, un gran conjunto edificatorio cuyas fachadas se extienden a lo largo de varias calles. El acceso principal se lleva a cabo por la Plaza de Pilatos, hacia donde el inmueble presenta una fachada con forma de L; en uno de sus lados, está la portada, construida en piedra formando un arco de medio punto que flanquean sendas pilastras de orden dórico34, con medallones46 en las enjutas48 y una ménsula56 en la clave57 que sirve de sostén a un adorno de piedra; en otro de los lados, hay una construcción de dos alturas en la que sobresale, en la parte superior, la logia58 que popularmente se conoce como Ecce Homo, compuesta por cuatro vanos59 con forma de arcos de medio punto apoyados en columnas de mármol. Por lo que respecta a la fachada que da a la Calle Caballerizas, en ella se abren cinco balcones que protegen unos guardapolvos60 de pizarra. En cuanto a la que da a la Calle Imperial, ésta es un muro continuo que cierra el palacio, predominando los paños ciegos hasta desembocar en la Plaza de San Leandro, lugar donde se abre una serie de huecos superpuestos y regulares.
Los primeros datos que se tienen sobre el origen de este conjunto palaciego son de 1483, momento en que sería mandado a construir por don Pedro Enríquez, Adelantado61 de Andalucía. Esta primera construcción se llevaría a cabo sobre una pequeña capilla ya existente y sería continuada por su hijo, don Fadrique Enríquez de Ribera, primer marqués de Tarifa en Tierra Santa, durante el siglo XVI. A mediados del siglo XVII, mientras en Sevilla se da una crisis económica, la familia Enríquez de Ribera vivirá una crisis sucesoria que conllevará que su casa y estados pasen a la Casa Ducal de Medinaceli por medio de Ana María Luisa Enríquez de Ribera, sobrina del III Duque de Alcalá, quien se casará con Antonio Juan Luis de la Cerda, VII Duque de Medinaceli. El palacio se convirtió en una de las residencias andaluzas de los Capitanes Generales de las Costas de Andalucía, unos cargos que ostentarían los duques hasta finales de siglo. En la centuria siguiente (XVIII), la familia ducal se traslada con toda su administración a Madrid, igual que hizo el resto de la alta nobleza; a partir de este momento, tanto el edificio de la Casa de Pilatos como sus colecciones entrarían en un lento estado de abandono, además de no encajar del todo con los nuevos estilos del siglo XVIII.
Tras este declive, será restaurado a partir de la centuria siguiente, convirtiéndose en uno de los edificios más representativos de la arquitectura civil andaluza del siglo XVI y en el que se puede contemplar la coexistencia en él de elementos medievales, principalmente mudéjares, y elementos renacentistas, así como construcciones manieristas62, piezas platerescas y un jardín romántico63. El resultado que nos ha llegado hoy, tras un largo proceso constructivo y de restauración, es un palacio cuya imagen es, en gran parte, debida al período inicial de las obras que promovió don Fadrique.
Hablaremos con algo más de detalle más adelante del aspecto arquitectónico y decorativo de cada lugar de este conjunto palaciego, aunque sin entrar en una descripción completa de cada estancia, pues no es ese el cometido de este artículo. Sin embargo, mencionaremos aquí algunos de los artífices gracias a los cuales tenemos actualmente este monumento en el corazón de Sevilla. Así, tanto la portada de acceso como el labrado de las columnas, 32 en total, que hay en el Patio Principal provienen de los talleres genoveses de Antonio María de Aprile; las trazas del Jardín Grande, incluyendo galerías y logias superpuestas, son del arquitecto Benvenuto Tortello (aquí se expuso una gran cantidad de la colección escultórica que se encargó de recopilar don Per Afán de Ribera, III Adelantado de Andalucía, con la labor del escultor y restaurador Giulano Meniquini); la magnífica colección de azulejos son, en su mayoría, de los talleres de los hermanos Diego y Juan Polido, salvo los del Salón del Pretorio, que son de Diego Rodríguez y Juan Moreno; las obras hechas durante la etapa en que el palacio perteneció a Fernando Enríquez de Ribera fueron del arquitecto sevillano Juan de Oviedo (remodelación de la fachada Sur, o Quarto de las Mujeres, la Biblioteca y el Salón de Armería); y los maestros Nicolás Ferrero y Andrés Correa fueron, en 1630, los autores de la hornacina y la cruz de jaspes64 policromados que se hallan junto a la portada.
El conjunto palaciego se estructura alrededor de dos patios: uno, el de ingreso, y el otro, el principal; en torno a ellos, en una y dos plantas, se organizan las dependencias principales. En el resto del solar, a ambos lados de este cuerpo del edificio, se hallan dos jardines de tamaño y formas distintos: por un lado, en el lado Este, el llamado Jardín Chico, y por otro lado, en el Oeste, el Jardín Grande. En esta parte del palacio, sobresalen las cubiertas inclinadas de teja árabe, esmaltadas en colores azul y blanco en la escalera.
Pasada la puerta de acceso, se llega al Apeadero, un patio cuadrangular65 con galerías en los laterales Norte y Este de cuatro tramos en cada lado, compuestos éstos por arcos que apoyan sobre columnas de mármol; en el lateral Sur, entre el patio y la Calle Caballerizas, hay una crujía66 de dos plantas que se cubre con una cubierta plana. Frente a la puerta de ingreso, está el acceso a las Caballerizas, una puerta de piedra con forma de arco de medio punto que conduce a un cuerpo de dos plantas donde se encuentra el volumen de la escalera. Las caballerizas están compuestas de dos naves de cinco tramos, quedando cubiertas por bóvedas de crucería sustentadas, en el pórtico intermedio, por columnas pareadas, y en los muros exteriores, por pilastras.
De vuelta al apeadero, si se atraviesa la doble galería del lateral Norte, se llega al Patio Principal. Se trata de un recinto de unos 25 x 25 metros, de planta cuadrangular, al que recorren galerías de 6 x 6 vanos; éstas están presentes en los cuatro lados en la planta baja, mientras que en la alta, sólo lo están en tres de sus frentes, quedando el cuarto delimitado por la balaustrada de piedra y tracería67 que recorre la galería superior. Las arcadas son de medio punto y peraltadas68, y se apoyan en columnas de mármol con capiteles de diferentes estilos. Los tímpanos69, las arquivoltas70 y los sobrecapiteles se hallan recubiertos de yeserías en las que aparecen inscripciones árabes. En cuanto a la solería, tanto la del patio como la de la galería inferior, es de mármol blanco y negro, creando dibujos geométricos. En el centro, hay una fuente de mármol, mientras que en las esquinas, se levantan grandes estatuas. El muro que, interiormente, cierra la galería de la planta baja se recubre con un zócalo de azulejos de unos tres metros de alto, siendo éste junto a los que se hallan en las demás dependencias de la planta baja una de las más importantes colecciones en su género, tanto por su variedad como por su composición. Sobre este zócalo, hay 24 hornacinas circulares repartidas que acogen bustos de emperadores romanos. Finalmente, algunos de los huecos presentes en este lugar están enmarcados por ajimeces73 ornamentados con yeserías.
Alrededor del Patio Principal, se hallan las siguientes estancias, de Este a Oeste, todas ellas con paramentos recubiertos de azulejos y yeserías. En la crujía Este, el Salón del Pretorio, o de los Azulejos, entre el patio y el Jardín Chico, de planta rectangular, techo de casetones74 mudéjares y puertas de taracea75 tallada; seguidamente, hay una dependencia de dimensiones más pequeñas. En el frente Norte, hay dos dependencias: por un lado, la Antecapilla, o de Descanso de los Jueces, de planta rectangular y cubierta con una estructura de vigas y tablazón labrados, y en cuyos paramentos sobresale la portada de yeserías mudéjares que precede a la Capilla, considerada ésta como la parte más antigua del palacio por las bóvedas nervadas y las ventanas molduradas góticas; por otro lado, hay una sala anexa a la Antecapilla. En la esquina Noroeste del patio, hay una estancia llamada Gabinete de Pilatos que hace de tránsito entre el propio patio y el Jardín Grande; es ligeramente cuadrada y, en el centro, cuenta con una fuente octogonal de azulejos. En el lateral Oeste, hay una crujía dispuesta entre el Patio Principal y el Jardín Grande que acoge dos habitaciones: una, la Sala de las Columnas, rectangular y cubierta con un techo de alfarje76, y en la que uno de los huecos que da al Jardín Grande está flanqueado por dos columnas y queda cerrado por una reja plateresca; la otra es, como anteriormente, una sala contigua de menor tamaño. El acceso a la escalera monumental que une las plantas baja y alta se halla en la esquina Suroeste del patio; se desarrolla en tres tramos de unos tres metros de ancho; fue construida con solería de losas de Tarifa, mientras que los paramentos se recubren con azulejos y yeserías, presentando una cubierta de artesonados en la que destaca la cúpula de media naranja presente en la parte central, dorada, con lacerías77 y con pechinas78 de mocárabes80.
Tras subir por la escalera, se llega a un espacio desde donde se va, por un lado, a las estancias privadas, y por otro lado, a la galería superior que recorre tres de los flancos del Patio Principal, a la cual se abren diferentes salas y que cuenta con unos paramentos con fragmentos de pinturas murales que formaban parte de la decoración original. Será aquí, en la planta alta, donde podamos contemplar numerosas obras de arte pertenecientes a la colección Medinaceli, como mobiliario y tapices de la época, así como pinturas de Goya, Luca Giordano, Carreño Miranda, etc. La primera dependencia, con acceso desde el lateral Este, es el Salón de los Frescos, o de las Vidrieras, sala rectangular cuyo nombre recibe por los murales que muestra con el Triunfo de las Cuatro Estaciones como tema; un artesonado mudéjar de par82 y nudillo84 cubre el espacio. Desde aquí, se va por un pasillo en L seccionado de otra habitación que accede, por uno de los extremos, a la galería que da al Jardín Chico, y por el otro, a las salas que forman la crujía Norte del patio, conocidas como Salón de Fumar y Comedor. El Salón de Fumar es cuadrado y se cubre con un artesonado mudéjar, mientras que el Comedor es rectangular, cuenta con otro artesonado mudéjar y queda presidido por una chimenea de piedra negra que procede de la biblioteca del palacio, hoy desaparecida. Por el extremo Oeste del Comedor, se llega al Salón del Torreón, espacio utilizado como distribuidor y que se comunica con las habitaciones de la logia Oeste, hacia el Oeste, con el Comedor, hacia el Este, y con la galería que da al Jardín Grande y las dependencias que forman el flanco Oeste del patio principal, hacia el Sur. El techo, a una gran altura, lo forma un artesonado de planta octogonal sobre pechinas. En uno de los frentes, hay una chimenea adosada de mármol negro y rojo. En la esquina Noroeste del Torreón, se encuentra el acceso a la Librería, lugar rectangular desde donde se puede ir al Salón de Retratos Este. En el lateral Oeste del Patio Principal, hay una crujía dividida en tres habitaciones y a la que se une la galería superior que da al Jardín Grande; dichas habitaciones están comunicadas entre sí y son: el Salón Oviedo, nombre dado por el arquitecto del siglo XVII autor de las yeserías del techo, Juan de Oviedo; el Salón Pacheco, cuyo techo está pintado por Francisco Pacheco, teniendo como tema principal la Apoteosis de Hércules; y el Gabinete, de planta cuadrada, techo igualmente pintado y con una chimenea con placas de porcelana de Sèvres.
La parte exterior de la Casa de Pilatos está ocupada por los que jardines que, durante todo el texto, hemos estado mencionando: el Chico y el Grande. El Jardín Chico se sitúa en el área Este del recinto y hasta él se llega desde el Salón del Pretorio, ya visto, atravesando una galería que recibe el nombre de Corredor de Zaquizamí. Dicho corredor se abre al jardín por medio de una arcada de tres vanos con forma de arcos de medio punto que se apoyan sobre columnas de mármol y que queda cubierta por un alfarje de casetones. Desde aquí, por el frente Sur, se llega a las estancias privadas, construidas éstas en el cuerpo del edificio que da a la Plaza de Pilatos. En el lado contrario, el corredor se alarga hasta quedar anexo al Salón Dorado; éste lugar, de planta cuadrada, entra en los jardines como una edificación de formas cúbicas que corona una terraza, estando cubierta por un techo de casetones y con cada paramento abierto por medio de un hueco, teniendo uno de ellos una reja plateresca. En cuanto al Jardín Chico como tal, se trata de un espacio abierto que se halla delimitado por las fachadas del propio palacio, por el muro de cerramiento del conjunto de la Calle Imperial y por el muro medianero que comparte con las construcciones que dan a la Calle Medinaceli. Las trazas responden a un diseño geométrico, con muros y parterres85, y con elementos de estilo clásico intercalados entre ellos, como estatuas o columnas. Como podemos leer en la Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía , “Se estructura en tres ámbitos de estilo y composición diferentes”. Así, por un lado, el primero, frente al Corredor de Zaquizamí, es de planta rectangular. Entre él y el siguiente, hay una alberca rectangular con una estatua de bronce en uno de los extremos. El segundo recinto lo componen dos terrazas igualmente rectangulares y dispuestas a alturas diferentes, de modo que la terraza superior queda estructurada en cuatro parterres, en cuyo centro hay una estatua que se alza sobre una columna. El tercer y último ámbito lo conforman varios arriates86 de trazas geométricas cerradas, formando así una glorieta central. Por el lado Noroeste de este espacio, se accede a una escalera que, al subirla, conduce a las terrazas escalonadas que componen la cubierta de las edificaciones que hay entre la Calle Imperial y las crujías que rodean el Patio Principal.
En el lado contrario del edificio, se dispone el Jardín Grande, o de las Logias, un espacio de planta rectangular que se rige por un trazado geométrico unitario. Los ejes principales se hallan rematados con sendas logias en los laterales Norte, Oeste y Sur, pudiéndose contemplar aquí una amplia muestra de esculturas de factura clásica. El eje del jardín lo marca una fuente de mármol formada por una taza sustentada por una pila octogonal y cubierta por una estructura metálica; a su alrededor, hay una trama reticular87 de parterres rectangulares. El acceso se hace por medio de una galería en L que cuenta con dos plantas y con arcos de medio punto soportados por columnas marmóreas. Frente a dicha galería, se abre la logia Oeste, también conocida como Cenador; se trata de un cuerpo de una sola planta abierto al jardín con una arcada formada por tres arcos de medio punto apoyados en columnas de mármol que se elevan sobre un plinto88 prismático. En los paramentos, se disponen dos órdenes de hornacinas que acogen varios bustos y estatuas. Desde este lugar podemos llegar a un pequeño recinto llamado Patio de las Tortugas, donde una escalera sube hasta una galería que pliega a la medianera hasta formar una especie de balcón que asoma al jardín. El otro eje del jardín queda rematado, en los dos extremos, por sendas logias de dos plantas. La del Norte, formada por dos crujías donde se reparten seis dependencias, tiene una fachada que da al jardín, donde se abre un cuerpo central con arcos sobre columnas de mármol en dos plantas, todo ello rematado por un pretil. En la planta baja, hay una fuente circular de cerámica vidriada situada en el centro de la logia y a ras del pavimento. En los paramentos, volvemos a encontrar arcadas, huecos y hornacinas parecidos a los de la logia Oeste. Finalmente, en el frente Sur, se abre una logia más de dos plantas y de tamaño y estructura similar a la del lado contrario; en la planta baja, la crujía en la que se abre, con estancias dispuestas en los laterales, queda adosada “a la nave de las Caballerizas, mientras que en la planta alta forma parte de las estancias privadas distribuidas en otras dos crujías paralelas a la calle Caballerizas”, según la Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía .
En 1931, la Casa de Pilatos fue declarada Monumento Nacional. En la actualidad, sus actuales dueños son los duques de Medinaceli, pudiendo ser visitadas algunas zonas concretas tanto de la planta baja y como de la alta. En la web de la Fundación Casa Ducal de Medinaceli, podemos acceder a un completo recorrido detallado histórico y visual de este maravilloso conjunto palaciego sevillano.
Localización: Plaza de Pilatos, 1. 41003 Sevilla.
Pocos datos históricos se tienen sobre el origen de nuestra siguiente parada: la conocida como Casa del Rey Moro, en la actualidad, sede de la Fundación Blas Infante. En el año 1839, Félix González de León contaba en su libro “Noticia histórica del origen de los nombres de las calles de esta M. N. M. L. y M. H. ciudad de Sevilla, en cuyas noticias se reunen (sic) las de las fundaciones de iglesias parroquiales, conventos, obras pias (sic), casas más conocidas de títulos y Mayorazgos: la de los monumentos de antiguedad (sic) y bellas artes que en ellas se encuentran, la de los sucesos mas (sic) memorables acaecidos en las mismas, con otras noticias curiosas” que “Con efecto es una casa grande muy antigua enriquecida toda ella con hermosas labores arabescas ya muy estropeadas, y algunas puertas tambien (sic) tienen arcos arabes (sic), pero de estas casas hay muchas en Sevilla sin llamarse del rey moro que no sé que (sic) origen tenga”.
El nombre que recibe es con el que se ha conocido tradicionalmente, al igual que el huerto con que contaba en la parte trasera de la casa, hoy un solar denominado “Huerto del Rey Moro”. En la web de la Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía, se cita al investigador español Celestino López Martínez (Sevilla, 22 de septiembre de 1886 - ibídem, 26 de junio de 1962), también conocido como CELOMAR, de quien se dice que “indagó acerca del origen de esta denominación” y que “afirmó que consultando los Padrones de la Parroquia de Santa Lucía de los siglos XVII y XVIII aparece ya la denominación de “Casa del Rey Moro”, con referencias idénticas al huerto”. A partir de estos datos, López Martínez haría un repaso en profundidad “de todos los reyes “moros” que habitaron en Sevilla en los siglos XII y XIII”, concluyendo que quien habitó esta vivienda, y de quien heredó el nombre, fue “el Rey de Niebla y del Algarve D. Abenmafor, a mediados del siglo XIII”.
Sin embargo, los estudios realizados a los restos arquitectónicos de la casa que se han conservado hasta nuestros días establecen que, por la tipología de la construcción y por sus características estilísticas, estaríamos hablando de un edificio de origen mudéjar levantado a finales del siglo XV o principios del XVI. De hecho, el arquitecto Alfonso Jiménez Martín, que dirigió una de las últimas obras de rehabilitación y restauración que se han llevado a cabo en la casa, delimita la fecha entre 1490 y 1505, tomando para ello como referencia las fábricas de ladrillo en bicolores y la reja plateresca con que contó, hoy desaparecida. De este modo, se baraja la posibilidad de que el nombre tenga un origen popular y que se deba al aspecto morisco que desde antiguamente ha presentado, con elementos como los arcos y los pilares del patio.
Se cree que, en época temprana, el edificio pudo pasar de ser una única propiedad privada y unifamiliar a convertirse en una casa de vecindad, uso que seguro tenía en el siglo XIX. González de León, en la obra antes citada de 1839, menciona que la Casa del Rey Moro “al presente es tienda”; de ello, se puede deducir que en las crujías de la fachada de la Calle Sol había instalado algún comercio, además de coincidir con ser la zona más profunda de la casa, donde habitaban distintos inquilinos. Esta utilización del edificio conllevó el cambio y la adaptación de los tabiques interiores del inmueble, además de la remodelación del espacio de las galerías que rodean el patio.
En los años 30 del pasado siglo XX, Celestino López Martínez nos cuenta en su libro “Mudéjares y moriscos sevillanos”, en referencia a la Casa del Rey Moro, que “Gruesas capas de cal cubren los viejos muros y tal vez huellas de la primitiva fábrica, y desde luego ocultarán las preciadas labores arabescas que al decir del cronista González de León enriquecían casi todos los muros del edificio” y afirma que “no se trata de un palacio suntuoso ni de una fábrica mudéjar de singular mérito, pero sí de una casa muy digna de memoria por sus tradiciones”, aunque no habla de ellas. A principio de los años 70, la Dirección General de Bellas Artes del entonces Ministerio de Educación Nacional expropió el edificio, comenzándose en 1972 unas obras de consolidación y restauración que correrían a cargo del arquitecto Rafael Manzano, las cuales se verían interrumpidas. En 1980, será al también arquitecto Alfonso Jiménez Martín a quien se le encargue la continuación de dichas labores, iniciándose éstas dos años después. Tras varios períodos de inactividad, estos trabajos serían terminados a finales de 1990.
El edificio que aquí tenemos, en el número 103 de la Calle Sol, se enmarca en una parcela rectangular de considerables dimensiones y que formó parte de otra mayor de la que restan jardines. Pudo ser una de las primeras construcciones al borde del camino hacia la Puerta del Sol, presentando un perímetro bastante regular, en comparación con el resto de edificaciones de su alrededor. Hoy, la casa tiene dos fachadas: por un lado, la principal, que da a la Calle Sol, y por otro lado, otra, en el lateral izquierdo, por donde antiguamente se accedía a la huerta de la vivienda, en la actualidad, una calle sin salida.
Como decimos, tiene planta rectangular, estando su espacio distribuido en torno a un patio central porticado por tres de sus lados. Las áreas anterior y posterior del edificio la conforman dos crujías, teniendo sólo una, y menos ancha, en las laterales. La fachada es de ladrillo visto encalado y carece de decoración. Cuenta con dos puertas: una, moderna, por la que se accede a un ala donde se ha instalado una sala de exposiciones, y otra, la original de la casa. En la primera planta, sobresale un balcón, un vano pequeño y una cornisa con poco vuelo que recorre toda la fachada y que sostiene las tejas de las cubiertas hasta el mirador, construido ya en época reciente.
Pero el elemento que más despertará nuestro interés será el patio, pues es el que ha llegado a nuestros días sin reformas (no así, como hemos dicho, el resto de la vivienda). Este patio presenta una serie de arcadas completas en las plantas baja y alta en los laterales Norte y Sur, mientras que sólo la tiene en la parte alta en el lado Este; el lugar donde no hay arcada lo ocupa un muro con vanos comunes. Los arcos son peraltados y quedan enmarcados en alfices que apoyan sobre capiteles en forma de paralelepípedo y que están recortados en la parte inferior de los ángulos; éstos, a su vez, se sustentan en pilares de ladrillo rojizo de distintas secciones, siendo octogonales y con basas simples en la planta baja. En las galerías altas, hay una amplia tipología de soportes, siendo los arcos rebajados89 y estando también enmarcados en alfices. La escalera se halla en el ángulo inferior derecho, permitiendo la disposición del patio y del zaguán de entrada, éste ubicado de manera lateral junto a la medianera de la casa aneja. Los demás elementos que podemos encontrar en el patio son de la última restauración. En el resto de dependencias de la casa, “la adaptación a nuevos usos ha homogeneizado su aspecto”, tal y como señalan en la Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía. Destaca, eso sí, la techumbre del salón principal, un artesonado mudéjar de tirantes90 de trazas sencillas que presenta ornamentación de lacería solamente en los tres tirantes y que ha sido bastante restaurado.
Del gran huerto con que contaba, del que hablábamos antes, hoy se ha conservado sólo una parte, que hay ido, además, segregándose, y una noria.
El 22 de mayo de 2001, la Casa del Rey Moro fue declarada Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento.
Localización: Calle Sol, 103. 41003 Sevilla.
Nuestra última parada la haremos en la Plaza Calderón de la Barca, donde encontraremos el antiguo Palacio del Marqués de la Algaba. Su construcción comenzó alrededor del año 1474, por mandato del primer y segundo señor de la Algaba (el marquesado lo obtendría en el siglo XVI), si bien la imagen que nos ha llegado y la configuración definitiva se corresponden con el siglo XVI. Don Luis Guzmán, segundo señor de la Algaba, sería regidor del concejo sevillano, además de fundar el mayorazgo91 con la Algaba, Alazar, El Vado de Estacas, la Isla de Ardiles, el donadío92 de Albatán y el palacio que aquí vemos. Dicho mayorazgo desaparecería en 1882.
Desde mediados del siglo XVI hasta finales de esa misma centuria, funcionó como Teatro Hércules y, más tarde, se convertiría en casa de vecinos. Al fondo, se halla el jardín, que, bajo el nombre de Cine Arrayán, ha sido utilizado como cine de verano hasta no hace demasiado tiempo. Lamentablemente, el palacio sufrió algunas demoliciones en la parte que hace esquina con la Calle Arrayán, donde se construyeron dos casas cuyas plantas bajas hoy están ocupadas por sendos locales comerciales.
Entre 1998 y 2002, el palacio sería totalmente rehabilitado por la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Sevilla.
Desde el 11 de enero de 2013, día en que fue inaugurado por el entonces alcalde de la ciudad Juan Ignacio Zoido, el Palacio del Marqués de la Algaba acoge el Centro de Arte Mudéjar de Sevilla. Para ello, colaboraron conjuntamente el Ayuntamiento de Sevilla, la Junta de Andalucía y el Estado, participando, además, la Delegación de Participación Ciudadana y el Instituto de la Cultura y las Artes de Sevilla. El centro expone 111 piezas, 20 de ellas procedentes de la colección arqueológica municipal que estaba en depósito en los almacenes del Museo Arqueológico desde 1940, como tinajas mudéjares, sellos y otros útiles domésticos. También de este museo, pero de las piezas que forman parte de su colección estable, son 44 piezas que se exponen aquí, destacando una pila bautismal que donó el pintor Virgilio Mattoni, algunos canes93 policromados del siglo XV que pertenecieron a la Iglesia de San Marcos, trozos de yeserías del Convento de Madre de Dios, etc. Todo ello puede contemplarse junto con las piezas que, expresamente para el centro, restauró la Delegación de Participación Ciudadana, como por ejemplo las pechinas mudéjares del Convento de Santa Clara. Asimismo, el Museo de Artes y Costumbres Populares ha cedido 19 azulejos, mientras que el Museo de Bellas Artes de Sevilla ha prestado una acuarela de Joaquín Guichot de 1872 que se hallaba en depósito en el Museo de Artes y Costumbres Populares y que representa la fachada del Palacio del Marqués de la Algaba, pieza que ha restaurado el Ayuntamiento, al igual que los taujeles94 del palacio, que ha cedido la Gerencia de Urbanismo del consistorio. La exposición se completa con 20 piezas de la colección municipal que, hasta entonces, se hallaban en la Torre de don Fadrique de Santa Clara.
Asimismo, el edificio es sede de la Delegación de Participación Ciudadana y Coordinación de Distritos del Ayuntamiento de Sevilla.
Arquitectónicamente, la distribución del palacio se organizaba alrededor de un gran patio central, con arquerías que sustentaban columnas de mármol. La crujía de la fachada, junto con el apoyo de la galería de entrada que se abre al patio, ubicaba en sus laterales una torre, “similar a una torre defensiva que los señores construyeron en el pueblo de la Algaba y que aún se conserva”, según la Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía, así como la portada principal, de estilo gótico-mudéjar. Esta portada cuenta con dos cuerpos: por un lado, el inferior, de sillares de piedra que enmarca un baquetón95 gótico y con un dintel hecho de dovelas97, y por otro lado, el superior, sobre fondo de ladrillos agramilados98 y con una franja de azulejos, donde se abre un ajimez en alfiz con ornamentación cerámica y arcos lobulados, además de un friso interior de mocárabe de lacería, mientras que los huecos quedan rellenos por azulejos policromados. En la actualidad, está muy deteriorada, pues ha desaparecido el parteluz99 del ajimez, se ha sustituido el antepecho por una baranda de hierro y faltan varias piezas del tablero de mosaicos de lacería.
Localización: Plaza de Calderón de la Barca, s/n. 41003 Sevilla.
Lourdes Morales Farfán es Licenciada en Periodismo por la Universidad Rey Juan Carlos. ↑
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- 1 Nazarí: Integrante de la dinastía musulmana fundada por Yúsuf ben Názar, que reinó en Granada desde el siglo XIII al XV. ↑
- 2 Conquista de Canarias: Las islas de Lanzarote, Fuerteventura y El Hierro habían sido conquistadas anteriormente por el noble normando Jean de Bethencourt en 1402, 1404-1405 y 1405, respectivamente. En 1418, Bethencourt le traspasa los derechos sobre estas islas al III conde de Niebla, quien, en 1430, se los vende por 5.000 doblas3 de oro a Guillén de las Casas. El padre de este último había obtenido, en 1420 o 1421, según la fuente a consultar, que el monarca castellano Juan II le concediera los derechos de conquista sobre las islas de Gran Canaria, La Gomera, La Palma y Tenerife, y, en 1445, las había repartido en herencia entre sus hijos Guillén (Gran Canaria y La Gomera), Francisco (Tenerife) y Pedro (La Palma). Guillén, al morir sin hijos, deja las islas en herencia a su sobrina Inés de las Casas, cuyo marido, Hernán (o Fernán) Peraza, logra de los aborígenes gomeros la incoporación, en 1450, de esta isla a su señorío. La heredera de estos últimos será Inés Peraza de las Casas, quien, ante su imposibilidad por falta de medios para conquistar el resto de las Islas Canarias (Gran Canaria, La Palma y Tenerife), verá cómo los Reyes Católicos toman como propia dicha labor en contra de sus derechos de herencia. ↑
- 3 Dobla: Moneda castellana de oro, acuñada en la Edad Media, de ley, peso y valor variables. ↑
- 4 Gótico: Dicho del arte: Desarrollado en Europa desde finales del siglo XII hasta el Renacimiento5 y caracterizado, en arquitectura, por el arco apuntado6, la bóveda de crucería7 y los pináculos8. ↑
- 5 Renacimiento: Movimiento artístico europeo, que comienza a mediados del siglo XV, caracterizado por un vivo entusiasmo por el estudio de la Antigüedad clásica griega y latina. ↑
- 6 Arco apuntado: Arco que consta de dos centros situados en la línea de arranque. ↑
- 7 Crucería: Conjunto de nervios que refuerzan y ornamentan las intersecciones de las bóvedas, típico del estilo gótico. ↑
- 8 Pináculo: Parte superior y más alta de un edificio o templo. // Remate piramidal o cónico que en la arquitectura gótica cumple una doble función, estética y estructural. ↑
- 9 Vecino/habitante: Como vecino se contabiliza únicamente al cabeza de familia y cada uno de ellos equivale a 4 ó 5 habitantes ↑
- 10 Corregidor: Magistrado que en su territorio ejercía la jurisdicción real con mero11 y mixto imperio12, y conocía de las causas contenciosas y gubernativas, y del castigo de los delitos. // Alcalde que libremente nombraba el rey en algunas poblaciones importantes para presidir el ayuntamiento y ejercer varias funciones gubernativas. ↑
- 11 Mero imperio: Potestad que residía en el soberano y, por delegación, en ciertos señores o magistrados, para imponer, previo proceso, penas a los delincuentes. ↑
- 12 Mixto imperio: Facultad que residía en el soberano y, por delegación, en algunos señores o jueces para decidir las causas civiles y ejecutar las sentencias. ↑
- 13 Vientos alisios: Vientos fijos que convergen hacia el ecuador, con inclinación al nordeste o al sudeste, según el hemisferio en que reinan. ↑
- 14 Escribanía: Oficio de los escribanos15 públicos. ↑
- 15 Escribano: Persona que por oficio público está autorizada para dar fe de las escrituras y demás actos que pasan ante él. ↑
- 16 Artesonado: Techo, armadura o bóveda con artesones17 de madera, piedra u otros materiales y con forma de artesa18 invertida. ↑
- 17 Artesón: Elemento constructivo poligonal, cóncavo, moldurado y con adornos, que dispuesto en serie constituye el artesonado. ↑
- 18 Artesa: Cajón cuadrilongo, por lo común de madera, que por sus cuatro lados va angostando hacia el fondo y sirve para amasar el pan y para otros usos. ↑
- 19 Cielo raso: En el interior de los edificios, techo de superficie plana y lisa. ↑
- 20 Dintel: ieza horizontal superior de puertas, ventanas y otros huecos, apoyada en sus extremos sobre las jambas21 y destinada a soportar cargas. ↑
- 21 Jamba: Cada una de las dos piezas que, dispuestas verticalmente en los dos lados de una puerta o ventana, sostienen el dintel o el arco de ella. ↑
- 22 Frontón: Remate triangular o curvo de una fachada, un pórtico, una puerta o una ventana. ↑
- 23 Arco de medio punto: Arco que consta de una semicircunferencia. ↑
- 24 Picadero: Lugar o sitio donde los picadores adiestran y trabajan los caballos, y las personas aprenden a montar. ↑
- 25 Balaustrada: Balaustrado. // Serie u orden de balaustres26, y, por extensión, barandilla o antepecho27. ↑
- 26 Balaustre: Cada una de las columnas pequeñas, generalmente con molduras, que con los barandales forman las barandillas o antepechos de balcones, azoteas, corredores y escaleras. ↑
- 27 Antepecho: Pretil28 o baranda que se coloca en lugar alto para poder asomarse sin peligro de caer. ↑
- 28 Pretil: Murete o vallado de piedra u otra materia que se pone en los puentes y en otros lugares para preservar de caídas. ↑
- 29 Plateresco: Dicho de un estilo español de ornamentación: Empleado por los plateros del siglo XVI, aprovechando elementos de las arquitecturas clásica y ojival30. ↑
- 30 Ojival: Dicho de un estilo arquitectónico: Que dominó en Europa durante los tres últimos siglos de la Edad Media, y cuyo fundamento estaba en el empleo de la ojiva31 para toda clase de arcos. ↑
- 31 Ojiva: Figura formada por dos arcos de círculo iguales, que se cortan en uno de sus extremos y volviendo la concavidad el uno al otro. ↑
- 32 Nervadura: Nervio. // Arco que, cruzándose con otro u otros, sirve para formar la bóveda de crucería. Es elemento característico del estilo gótico. ↑
- 33 Mudéjar: Dicho de un estilo arquitectónico: Que floreció en España desde el siglo XIII hasta el XVI, caracterizado por la conservación de elementos del arte cristiano y el empleo de la ornamentación árabe. ↑
- 34 Orden dórico: Orden que tiene la columna de ocho módulos35 o diámetros a lo más de altura, el capitel38 sencillo y el friso39 adornado con metopas43 y triglifos44. ↑
- 35 Módulo: Medida que se usa para las proporciones de los cuerpos arquitectónicos. En la antigua Roma, era el semidiámetro del fuste36 en su parte inferior. ↑
- 36 Fuste: Parte de la columna que media entre el capitel y la basa37. ↑
- 37 Basa: Asiento sobre el que se pone la columna o la estatua. ↑
- 38 Capitel: Parte superior de una columna o de una pilastra, que la corona con forma de moldura y ornamentación, según el orden arquitectónico a que corresponde. ↑
- 39 Friso: Faja más o menos ancha que suele pintarse en la parte inferior de las paredes, de diverso color que estas. También puede ser de seda, estera de junco, papel pintado, azulejos, mármol, etc. // Parte del entablamento en los órdenes clásicos que media entre el arquitrabe40 y la cornisa42, en ocasiones ornamentado de triglifos, metopas u otros elementos. ↑
- 40 Arquitrabe: Parte inferior del entablamento41, la cual descansa inmediatamente sobre el capitel de la columna. ↑
- 41 Entablamento: Conjunto de molduras que corona un edificio o un orden de arquitectura y que ordinariamente se compone de arquitrabe, friso y cornisa. ↑
- 42 Cornisa: Parte superior del entablamento de un pedestal, edificio o habitación. ↑
- 43 Metopa: En el friso dórico, espacio que media entre triglifo y triglifo. ↑
- 44 Triglifo: Adorno del friso dórico que tiene forma de rectángulo saliente y está surcado por dos glifos45 centrales y medio glifo a cada lado. ↑
- 45 Glifo: Canal vertical poco profundo que decora el frente de los triglifos en los órdenes clásicos. ↑
- 46 Medallón: Bajorrelieve47 de forma redonda u ovalada. ↑
- 47 Bajorrelieve: Relieve en que las figuras resaltan poco del plano. ↑
- 48 Enjuta: Albanega. // Espacio triangular comprendido entre la rosca49 de un arco y el alfiz50. ↑
- 49 Rosca: Faja de material que, sola o con otras concéntricas, forma un arco o bóveda. ↑
- 50 Alfiz: Recuadro del arco árabe, que envuelve las albanegas y arranca bien desde las impostas51, bien desde el suelo. ↑
- 51 Imposta: Hilada de sillares52 algo voladiza, a veces con moldura, sobre la cual va sentado un arco. ↑
- 52 Sillar: Piedra labrada, por lo común en forma de paralelepípedo53 rectángulo, que forma parte de un muro de sillería. ↑
- 53 Paralelepípedo: Sólido limitado por seis paralelogramos54, cuyas caras opuestas son iguales y paralelas. ↑
- 54 Paralelogramo: Cuadrilátero55 cuyos lados opuestos son paralelos entre sí. ↑
- 55 Cuadrilátero: Dicho de un polígono: Que tiene cuatro ángulos y cuatro lados. ↑
- 56 Ménsula: Elemento perfilado con diversas molduras, que sobresale de un plano vertical y sirve para recibir o sostener algo. ↑
- 57 Clave: Piedra central y más elevada con que se cierra el arco o la bóveda. ↑
- 58 Logia: Galería exterior con arcos sobre columnas, techada y abierta por uno o más lados. ↑
- 59 Vano: En una estructura de construcción, distancia libre entre dos soportes y, en un puente, espacio libre entre dos pilas o entre dos estribos consecutivos. ↑
- 60 Guardapolvo: Tejadillo voladizo construido sobre un balcón o una ventana, para desviar el agua de lluvia. ↑
- 61 Adelantado: Antiguamente, jefe militar y político de una provincia fronteriza. // Antiguamente y en tiempos de paz, presidente o justicia mayor de reino, provincia o distrito determinados, y capitán general en tiempos de guerra. ↑
- 62 Manierismo: Estilo artístico y literario del Renacimiento tardío, caracterizado por su refinamiento y artificiosidad. ↑
- 63 Romanticismo: Movimiento cultural que se desarrolla en Europa desde fines del siglo XVIII y durante la primera mitad del XIX y que, en oposición al Neoclasicismo, exalta la libertad creativa, la fantasía y los sentimientos. ↑
- 64 Jaspe: Piedra silícea de grano fino, textura homogénea, opaca y de colores variados. // Mármol veteado. ↑
- 65 Cuadrangular: Que tiene o forma cuatro ángulos. ↑
- 66 Crujía: Espacio comprendido entre dos muros de carga. ↑
- 67 Tracería: Ornamento arquitectónico formado por combinaciones de figuras geométricas. ↑
- 68 Peraltar: Levantar la curva de un arco, bóveda o armadura más de lo que corresponde al semicírculo. ↑
- 69 Tímpano: Espacio triangular que queda entre las dos cornisas inclinadas de un frontón y la horizontal de su base. ↑
- 70 Arquivolta: Conjunto de arcos concéntricos que componen una portada abocinada71. ↑
- 71 Arco abocinado: Arco que tiene más luz72 en un paramento que en el opuesto. ↑
- 72 Luz: Distancia horizontal entre los apoyos de un arco, viga, etc. ↑
- 73 Ajimez: Ventana arqueada, dividida en el centro por una columna. // Saledizo o balcón saliente hecho de madera y con celosías. ↑
- 74 Casetón: Artesón. // Elemento constructivo poligonal, cóncavo, moldurado y con adornos, que dispuesto en serie constituye el artesonado. ↑
- 75 Taracea: Embutido hecho con pedazos menudos de chapa de madera en sus colores naturales, o de madera teñida, concha, nácar y otras materias. // Entarimado hecho de maderas finas de diversos colores formando dibujo. // Obra realizada con elementos tomados de diversos sitios. ↑
- 76 Alfarje: Techo con maderas labradas y entrelazadas artísticamente, dispuesto o no para pisar encima. ↑
- 77 Lacería: Conjunto de lazos, especialmente en labores de adorno. ↑
- 78 Pechina: Cada uno de los cuatro triángulos curvilíneos que forman el anillo de la cúpula con los arcos torales79 sobre los que estriba. ↑
- 79 Arco toral: Cada uno de los cuatro en que estriba la media naranja de un edificio. ↑
- 80 Mocárabe: Labor formada por la combinación geométrica de prismas81 acoplados, cuyo extremo inferior se corta en forma de superficie cóncava, que se usa como adorno de bóvedas, cornisas, etc. ↑
- 81 Prisma: Cuerpo limitado por dos polígonos planos, paralelos e iguales, que se llaman bases, y por tantos paralelogramos cuantos lados tengan dichas bases, las cuales, según su forma, dan nombre al prisma: triangular, pentagonal, etc. ↑
- 82 Par: Cada uno de los dos maderos que en un cuchillo83 de armadura tienen la inclinación del tejado. ↑
- 83 Cuchillo: Conjunto de piezas de madera o hierro que, colocado verticalmente sobre apoyos, sostiene la cubierta de un edificio o el piso de un puente o una cimbra. ↑
- 84 Nudillo: Zoquete o pedazo corto y grueso de madera, que se empotra en la fábrica para clavar en él algo; como las vigas de techo, marcos de ventana, etc. ↑
- 85 Parterre: Jardín o parte de él con césped, flores y anchos paseos. ↑
- 86 Arriate: Era estrecha y dispuesta para tener plantas de adorno junto a las paredes de los jardines y patios. ↑
- 87 Reticular: De forma de redecilla o red. ↑
- 88 Plinto: Parte cuadrada inferior de la basa de una columna. ↑
- 89 Arco rebajado: Arco cuya altura es menor que la mitad de su luz. ↑
- 90 Tirante: Pieza de madera o barra de hierro colocada horizontalmente en la armadura de un tejado o entre dos muros para evitar un desplome. ↑
- 91 Mayorazgo: Institución del derecho civil que, por las leyes desvinculadoras del siglo XIX, quedó circunscrita en España a los títulos nobiliarios, y que tiene por objeto perpetuar en la familia la propiedad de ciertos bienes o derechos con arreglo a las condiciones que se dicten al establecerla o, a falta de ellas, a las prescritas por la ley. ↑
- 92 Donadío: Heredamiento o hacienda procedente de donaciones reales. ↑
- 93 Can: Modillón. // Miembro voladizo sobre el que se asienta una cornisa o alero, o los extremos de un dintel. ↑
- 94 Taujel: Listón de madera, reglón. ↑
- 95 Baquetón: Baqueta grande. // Junquillo. // Moldura redonda y más delgada que el bocel96. ↑
- 96 Bocel: Moldura convexa lisa, de sección semicircular y a veces elíptica. ↑
- 97 Dovela: Piedra labrada en forma de cuña, para formar arcos o bóvedas, el borde del suelo del alfarje, etc. ↑
- 98 Agramilar: Pintar hiladas de ladrillo en una pared. // Constr. Cortar y raspar los ladrillos para igualarlos o reducir su tamaño. ↑
- 99 Parteluz: Mainel100 o columna delgada que divide en dos el hueco de una ventana o de una puerta. ↑
- 100 Mainel: Miembro arquitectónico, largo y delgado, que divide un hueco en dos partes verticalmente. ↑
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AEROPUERTO:
- Aeropuerto de San Pablo
PUERTO:
- Por Sevilla pasa el Guadalquivir, el único río navegable de España, por lo que es posible llegar a la ciudad desde el Océano Atlántico.
BIBLIOGRAFIA Y ENLACES EXTERNOS:
- Miguel Ángel Ladero Quesada: "Historia de Sevilla - La Ciudad Medieval"; Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Sevilla; ISBN: 84-7405-163-0; Depósito Legal: VA.118-1980.
- José María de Mena: "Historia de Sevilla"; Plaza&Janés Editories, S.A.; ISBN: 84-01-37200-3; Depósito Legal: B.37.692-1987.
- Manuel Jesús Roldán: "Historia de Sevilla"; Editorial Almuzara; ISBN: 978-84-16100-18-7; Depósito Legal: CO-690-2014.
- Rafael Sánchez Mantero: "Historia Breve de Sevilla"; Silex Ediciones; ISBN: 84-7737-038-9; Depósito Legal: M-26207-2000.
- Jaime Passolas Jáuregui: "Apuntes para conocer Sevilla"; Editorial Jirones de Azul; I.S.B.N.: 84-935059-2-7; Depósito Legal: SE-4393-06.
- Juan Luis Carriazo Rubio: "La Casa de Arcos entre Sevilla y la frontera de Granada (1374-1474); Universidad de Sevilla, Catálogo Focus-Abengoa; ISBN: 84-472-1761-7; Depósito Legal: SE-4.249-2003.
- Celestino López Martínez: “Mudéjares y moriscos sevillanos”; Editorial Renacimiento, 1994 (edición reimpresa); ISBN 10: 8486307899; ISBN 13: 9788486307899.
- José María de Mena: "Los Reinos Olvidados de España"; Plaza&Janés; ISBN: 978-84-01-34788-7; Depósito Legal: B-20.882-2012.
- Félix González de León: “Noticia histórica del origen de los nombres de las calles de esta M. N. M. L. y M. H. ciudad de Sevilla, en cuyas noticias se reunen (sic) las de las fundaciones de iglesias parroquiales, conventos, obras pias (sic), casas más conocidas de títulos y Mayorazgos: la de los monumentos de antiguedad (sic) y bellas artes que en ellas se encuentran, la de los sucesos mas (sic) memorables acaecidos en las mismas, con otras noticias curiosas”; Impresor: José Morales; Sevilla, 1839.
- Guillermo Fatás y Gonzalo M. Borrás: "Diccionario de Términos de Arte"; Alianza Editorial, S.A., ISBN: 84-7838-388-3; Depósito Legal: M-26.868-1993.
- Nuevo Centro del Mudéjar
- Teodoro Falcón Márquez: “El palacio de Dueñas: sus orígenes: la escritura de compra-venta de 1496”; Laboratorio de Arte: Revista del Departamento de Historia del Arte, ISSN 1130-5762, Nº. 10, 1997, págs. 105-122.
- Web oficial de la Fundación Blas Infante
- Web oficial de la Fundación Casa Ducal de Medinaceli
- Web oficial de Las Dueñas. Casa de Alba.
- Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía - Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico
- Plan General de Ordenación Urbana de Sevilla
- Web oficial del Ayuntamiento de Sevilla
- Real Academia de la Historia- Diccionario Biográfico Español
- DRAE