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una Ventana desde Madrid

Andalucía

Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929 (y II)

Por Lourdes Morales Farfán

Miércoles, 16 de marzo de 2016


Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Portada del Pabellón de Argentina

Portada del Pabellón de Argentina.

En esta nueva página sobre la Exposición Iberoamericana de 1929, finalizaremos el recorrido que iniciamos en Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929 (I) por las construcciones que de este certamen aún se conservan en la ciudad.

En este segundo tramo, que mostramos con iconos rojos en el mapa y que no es sino una continuación del anterior señalado con azules, recorreremos tres obras del Comité Ejecutivo, la Estación de Delicias, las Galerías y el Stadium, además de la Caseta de Electricidad, construida por la Compañía Sevillana de Electricidad para el Parque de Atracciones realizado por este comité; cuatro Pabellones Oficiales, el Pabellón de la Compañía Arrendataria de Tabaco, el Pabellón de la Cruz Roja, el Pabellón de Marruecos y el Pabellón del Ministerio de Marina; un Pabellón Regional, el Pabellón Regional de las Diputaciones Vascongadas; un Pabellón Andaluz, el Pabellón de Córdoba; y nueve Pabellones Extranjeros, el Pabellón de Argentina, el Pabellón de Chile, el Pabellón de Colombia, el Pabellón de Cuba, el Pabellón de Guatemala, el Pabellón de los Estados Unidos de América, el Pabellón de Perú, el Pabellón de Santo Domingo y el Pabellón de Uruguay.

Veamos, pues, con detenimiento y detalle cada uno de ellos.


* * *
Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Pabellón de Cuba

Pabellón de Cuba.

La asistencia de Cuba a la Exposición no era nada segura, principalmente porque la Guerra de 1898, tras la que España perdió la isla como colonia, aún estaba muy reciente, a lo que habría que sumar la inestabilidad política del país, bajo una administración militar por parte de EEUU. De ahí que cuando en 1911 se le remite al gobierno cubano la primera invitación, éste respondió de manera un tanto evasiva, pidiendo más información antes de tomar una decisión. Esa decisión llegó en septiembre de 1926, cuando Cuba acepta participar en el certamen, primero, con un edificio provisional, y después, con dos, uno provisional y otro permanente. Así, el 22 de diciembre del año siguiente, el gobierno de la isla promulga una ley mediante la cual se asignan 50.000 pesos con los que cubrir los gastos de dicha participación, una cantidad que a comienzos de 1928 sería ampliada a 160.000. Para las obras, el Comité ofrecería un terreno de unos 7.000 metros cuadrados en la Avenida de la Reina Victoria, muy cerca del Pabellón de Santo Domingo, haciéndose la entrega oficial de la parcela el 9 de junio de 1928: 2.000 metros cuadrados serían para edificar, mientras que el resto serían jardines para plantas tropicales.

El diseño del Pabellón de Cuba corrió a cargo de los arquitectos cubanos Don Evelio Govantes y Don Félix Cabarrocas, siendo el proyecto llevado a cabo por miembros del ejército al mando de los ingenieros militares Don Luis Hernández Savio y Don Alfonso González del Real. Las obras fueron terminadas el 24 de abril de 1929. Estaba compuesto por dos edificaciones, uno provisional, de 45 por 30 metros, y otro permanente, de 30 metros por 10, que es el que ha llegado a nuestros días. Éste se hizo con cimientos y muros de hormigón que daban soporte a muros de carga de ladrillo en la fachada, contando la principal con jácenas1 metálicas perpendiculares y losas de hormigón; en el centro y en los laterales, las cubiertas eran de teja árabe sobre tablas de madera. En el interior, estaba compuesto por dos plantas y un mirador, siguiendo de este modo el esquema propio de villa y estando dotado de diversos elementos típicos de la arquitectura cubana, como por ejemplo el porche de la entrada, una gran arcada realizada con piedras que fueron traídas de las canteras cubanas de Jaimanita, así como la escalera que parte del vestíbulo, de caoba, y el mirador, junto con todos los elementos realizados con maderas nobles (balcones, rejas, barandas, artesonados2...).

Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Fachada principal del Pabellón de Cuba

Fachada principal del Pabellón de Cuba.

La distribución era muy sencilla. En la planta baja, se instaló un gran vestíbulo, donde se reprodujeron las columnas de la Catedral de La Habana y las ventanas de Camagüey; desde aquí, como hemos apuntado antes, parte la impresionante escalera desde la que se accede al primer piso y en la que figura un mascarón4 tallado rematado con un farol. Bajo ella, en el ala izquierda, se ubicaron varias salas y dependencias auxiliares. En la planta baja también había un auditorio y oficinas de la Comisión. La decoración contaba con cuadros de pintores cubanos de la época que fueron pensionados por el gobierno, así como con un busto del General Gerardo Machado y Morales, presidente de la República de Cuba entre 1925 y 1933. Por su parte, en la planta alta se hallaban las exposiciones de organismos oficiales, como Marina, Guerra, Obras Públicas, Gobernación y Comunicaciones. Una escalera secundaria que partía de aquí llevaba al mirador, pudiéndose contemplar un artesonado colonial, además de un plano en relieve del distrito centro de La Habana. Igualmente, se exponía una selección de monedas que iban desde la época colonial hasta esa fecha, maquetas y planos de obras realizadas por el gobierno en distintas zonas de Cuba, y gráficos y fotografías de la Marina de Guerra y de los cuerpos militares.

En cuanto al edificio provisional, éste se construyó tras el principal con una altura igual a la planta baja del pabellón permanente. Contaba con un patio central rodeado por galerías corridas, haciéndose el acceso a él por una puerta en la fachada principal que daba a un vestíbulo de notables dimensiones. Aquí se mostraron las exposiciones de las secretarías de Agricultura, Hacienda, Comercio y Trabajo: una maqueta de un trapiche5 para enseñar cómo se elaboraba el azúcar; una fábrica de tabaco en la que se mostraba un puro de nada menos que 2,60 metros de largo y 55 kilos de peso, y en la que lo producido se regalaba entre el público; sanidad y beneficencia; diferentes industrias y los servicios Postales, Telégrafos, Ferrocarriles y Marítimos, con un mapa en relieve de Cuba que enseñaba dónde estaban las líneas telefónicas, telegráficas y de ferrocarril con un pequeño tren en movimiento; y varias maquetas, como una granja agrícola con útiles modernos para el cultivo de caña de azúcar, o el edificio del Capitolio, que en aquellos momentos estaba siendo construido en La Habana. Lamentablemente, esta construcción, en la que sobresalían una vez más las maderas nobles empleadas, se demolió cuando finalizó la Exposición.

En agosto de 1983, comienzan las obras de restauración y rehabilitación del edificio permanente, un proyecto de la empresa VICON S.A. bajo la dirección del arquitecto Don Francisco Torres Martínez y el aparejador Don José Pérez Torres; los trabajos, que tenían como fin que el pabellón acogiera la sede de la Delegación de Gobernación de la Junta de Andalucía, terminaron en marzo de 1985, y si bien se intentaron respetar los elementos del edificio original, hubo que construir un adosado en la parte trasera debido a la insuficiencia de espacio para su nuevo uso. En la actualidad, es sede de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo de la Junta de Andalucía.

Localización: Paseo de la Palmera, 24. 41012 Sevilla.


Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Pabellón de Santo Domingo

Pabellón de Santo Domingo.

A pocos metros del Pabellón de Cuba se encuentra el Pabellón de Santo Domingo, o de la República Dominicana. En 1925, el Secretario de Agricultura e Inmigración de dicho país comunica al Cónsul de España allí destinado la voluntad de que la República Dominicana participe en la celebración de la Exposición del 29, quedando la decisión final a la espera de obtener más información al respecto. Dos años después, en enero de 1927, se acuerda su asistencia, promulgándose en diciembre la ley en la que se asigna un crédito de 50.000 pesos oro y quedando concretada la participación en febrero de 1928 con la petición que haría el presidente del Gobierno dominicano, Horacio Vásquez, de los terrenos para construir el que sería su pabellón. Si bien al principio la solicitud se hizo para levantar un pabellón provisional, más adelante se decidió que éste sería permanente, por lo que se acogieron, como otros de idénticas características, a los 75 años de uso y disfrute. El convenio definitivo fue firmado el 18 de abril de 1928 por el Comisario José Cruz Conde y el Cónsul M. Coisou, mientras que el proyecto de construcción del edificio fue redactado por la Dirección General de Obras Públicas de la República Dominicana, siendo supervisado por el arquitecto Martín Gallart y Canti, y aprobado el 11 de mayo de 1928 por el Comité Ejecutivo de la Exposición.

Así, el Ayuntamiento le concedió unos terrenos en el margen derecho de la Avenida de la Palmera, con el Pabellón de Cuba al Norte y el Pabellón de Agricultura, hoy desaparecido, al Sur. Las obras darían comienzo en junio de 1928, con Manuel Pérez González y Cía. como contratista y un plazo de ejecución de diez meses, tiempo que no fue necesario, pues fue finalizado en ocho meses, ascendiendo el coste a 500.000 pesetas.

El resultado es el que vemos, un edificio de dos plantas con unas medidas de 30 por 13 metros. Los cimientos fueron de hormigón armado, mientras que los muros de carga eran de ladrillo macizo, con un entramado también de hormigón hecho con losas y vigas, estando éstas falseadas con forros de madera que simulaban antiguos artesonados; la cubierta, por su parte, era a la andaluza, es decir, plana con azotea, los muros fueron revestidos con revoco6 para que parecieran hechos de piedra, y para la solería se utilizó mármol, con azulejos de Triana para los zócalos. En el exterior, destaca la fachada principal, con un pórtico7 con una arcada central de arcos de medio punto y el escudo de Diego Colón por encima de la puerta de entrada, enmarcada ésta con motivos vegetales; la fachada queda coronada con un remate escalonado en el centro, mientras que en cada una de las esquinas superiores del edificio se sitúan unas garitas que recuerdan las fortificaciones militares que había en la isla.

Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Pabellón de Santo Domingo visto desde su fachada Norte

Pabellón de Santo Domingo visto desde su fachada Norte.

En el interior, cada planta contaba con un gran salón destinado a exposiciones con galerías a ambos lados en las que se ubicaban diferentes dependencias, como oficinas, aseos, etc. Según diversos autores, la construcción del pabellón tuvo algunas críticas en la isla caribeña debido a su poca originalidad, pues, al parecer, se reprodujo con una escala de 1:3 el Alcázar de Colón, o Casa del Almirante, que Diego Colón, hijo mayor de Cristóbal Colón, mandó construir en el año 1510 en Santo Domingo, en la ribera del río Ozoma, siguiendo un proyecto del que era Maestro Mayor de la Catedral de Sevilla, Alonso Rodríguez.

En cuanto a las muestras expuestas, fueron los organismos oficiales los encargados de llevarlas a cabo, con el Ingeniero Alfredo Ginebra, director general de Obras Públicas de la República Dominicana, a la cabeza en calidad de delegado general. Estas exposiciones constaban de diferentes apartados y productos: agricultura (algodón, azúcar, cacao, café y tabaco); arte (arqueología, arquitectura, artesanía, escultura, fotografía y pintura); industria (tejidos, sombreros, muebles y jabones); mineralogía8 (oro, plata, cobre, hierro, etc.); y exposiciones gráficas sobre clima, estadísticas, mejoras hechas en el país, etc. Además, el edificio contaba con un salón dedicado al mobiliario y otro de prensa. Por su parte, las salas de la planta superior acogieron una exposición completa dedicada a la heráldica9 dominicana.

El pabellón fue cerrado el 31 de diciembre de 1929, seis meses antes de que la Exposición fuera clausurada, si bien el Comisario Carlos Cañal prometió reabrirlo el Sábado de Gloria. Cinco años más tarde, el 13 de diciembre de 1934, se aceptaría la subrogación11 del contrato por donación del edificio al Estado español. En un principio, se convirtió en residencia del ingeniero agrónomo Villagran, responsable del Servicio Municipal de Parques y Jardines, mientras que años después, desde 1964, lo ocuparía la Oficina Regional de Proyectos del Ministerio de Obras Públicas. Asimismo, también ha sido sede de la Demarcación de Carreteras del Estado en Andalucía Occidental del Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo.

Localización: Avenida de la Palmera, 26. 41012 Sevilla.


Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Antiguo Stadium, actual Estadio Benito Villamarín

Antiguo Stadium, actual Estadio Benito Villamarín.

La necesidad de la construcción de un Stadium para la Exposición en el que acoger las distintas actividades deportivas había estado prevista desde los planes iniciales de la misma, variando su emplazamiento según iban cambiando los proyectos y avanzando las construcciones. De hecho, el arquitecto jefe de la Exposición entre 1911 y 1926, Aníbal González (Sevilla, 1875 - 1929), tenía previsto situar el Stadium en el espacio central de la Plaza de España, algo que se tornó irrealizable en 1927 al instalar el sucesor de González, Vicente Traver y Thomas (Castellón de la Plana, 1888 - 1966), una gran fuente en el centro de esta plaza.

Anteriormente, en 1923 (o 1927, según la fuente a consultar), se había encargado el diseño de unas instalaciones deportivas al arquitecto Antonio Illanes del Río (Umbrete, Sevilla, 1883 - Sevilla, 1973), pero por motivos económicos este proyecto no pudo llegar a realizarse y hubo que simplificarlo, encargándose el mismo arquitecto que había realizado en 1913 el estadio de fútbol de San Mamés, en Bilbao, Manuel María Smith e Ybarra (Bilbao, 1879 - Guecho, Vizcaya), de la adaptación del proyecto del estadio a los nuevos requerimientos económicos. Para su construcción, se seleccionó la empresa de los hermanos José y Eduardo Anduiza, terminándose las obras para finales del año 1928.

El edificio, de pequeñas dimensiones y una capacidad que según la fuente oscila entre los 10.000 espectadores y los 20.000, acercándose la realidad a unos posibles 16.000, estaba formado por la tribuna de Preferencia, dividida en Preferencia Alta, Central -donde se situaba el Palco Presidencial- y Baja; la tribuna de Fondo; y los dos Goles, Norte y Sur.

La inauguración del estadio fue el 17 de marzo de 1929 con un partido internacional en el que se enfrentaron las selecciones de España y Portugal, con el resultado de 5 a 0 a favor de los anfitriones. Al día siguiente, se celebró otro encuentro entre los equipos de Sevilla (con la alineación de siete jugadores del Sevilla y cuatro del Betis) y de Lisboa.

Una vez finalizada la Exposición, el estadio fue otra de las construcciones que permaneció abandonada durante unos años hasta el 16 de julio de 1936, momento en que es cedido, por un período de diez años, al club de fútbol del Real Betis Balompié. Sin embargo, tras el inicio de la Guerra Civil Española (1936-1939) dos días después, esta cesión queda sin efecto, requisándose el estadio para su uso como acuartelamiento militar. Terminando las hostilidades, es restaurado y cedido nuevamente al Real Betis bajo el nombre de Estadio Municipal Heliópolis, inaugurándose oficialmente el 12 de marzo de 1939. En 1961, el equipo bético, bajo la presidencia de Benito Villamarín, adquiere el estadio por 14 millones de pesetas. Nuevas obras fueron llevadas a cabo en él en 1958, con la ampliación de los dos Goles; en 1959, con la instalación de cuatro torres eléctricas; entre 1971 y 1973, con la remodelación de los Goles; en 1975, con la construcción de la Tribuna de Voladizo; en 1979, con la nueva Tribuna de Fondo; en 1981, con la nueva Tribuna de Preferencia y, en 1982, la del Primer Anfiteatro de Preferencia, intervenciones ambas llevadas a cabo para el Mundial de Fútbol de 1982; y en 2000, nuevas actuaciones sobre el Gol Norte y Fondo.

En el año 2000, el viejo Stadium, con una capacidad actualmente de 51.000 espectadores, cambió su nombre por el de Manuel Ruiz de Lopera, presidente del club entre 1992 y 2010, volviendo a recuperar el anterior de Benito Villamarín en 2010.

Localización: Avenida de Heliópolis, s/n. 41012 Sevilla.


Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Torre-alminar del Pabellón de Córdoba

Torre-alminar del Pabellón de Córdoba.

La presencia de Córdoba en el certamen se debió, en gran medida, al empeño de su Comisario Regio, José Cruz Conde, natural de dicha ciudad, encargándose de reunir el dinero necesario a través de diferentes organismos oficiales. Conseguido esto, el proyecto fue realizado por el arquitecto municipal cordobés Carlos Sáenz de Santamaría, quien planearía el Pabellón de Córdoba, un edificio de 614 metros cuadrados encuadrado en una parcela de 1.100 metros cuadrados. En un principio, el 28 de mayo de 1928 se ofreció al arquitecto unos terrenos frente al Jardín de las Delicias, en la avenida del mismo nombre, a la izquierda del acceso que ahí hay a la Plaza de América; sin embargo, en agosto de ese año el proyecto fue modificado, decidiéndose entonces que el edificio sería permanente, por lo que la ubicación fue trasladada a los alrededores de la Plaza de los Conquistadores (concretamente en lo que hoy es la Avenida Reina Mercedes, al lado de los pabellones de Murcia y Jaén), pues en el entorno del Parque de María Luisa sólo se podían construir pabellones de carácter permanente si éstos representaban a las naciones que participaban en la Exposición o si pertenecían a algún organismo oficial; además, el Ayuntamiento tenía intereses en estos terrenos, pues preveía que en un futuro sirvieran para acoger el Sector Sur de la Feria de Abril, por lo que el Pabellón de Córdoba, una vez terminada la muestra, podría ser utilizado durante las fiestas.

Una vez fijado el lugar en el que se construiría el edificio, faltaba decidir quién llevaría a cabo las obras, algo que sería adjudicado a la empresa de Enrique Vázquez Nieto, con la que se fijó en el contrato que deberían estar terminadas por completo en agosto de 1929 como muy tarde. Sin embargo, ocurrieron varias incidencias que retrasaron su finalización, por lo que se rescindió el contrato con la empresa, acordando que los trabajos serían terminados bajo la dirección de Vicente Traver, dándose por acabados el 7 de febrero de 1939 y siendo inaugurado el pabellón de manera oficial al día siguiente, cuando tan sólo faltaban cuatro meses para que concluyera la Exposición. En cuanto al coste de las obras, 400.000 pesetas en total, éste fue sufragado por el Ayuntamiento, mientras que la Diputación se hizo cargo del mobiliario, la instalación y la conservación por algo más de 100.000 pesetas. En el diseño, se aprecian las características arquitectónicas árabes propias de la ciudad de Córdoba, basándose en la Mezquita para los rasgos generales (entrada, techos, bóveda de la nave principal...); además, se reprodujo la torre-alminar de la Iglesia de San Nicolás de la Villa, creando así un edificio de estilo ecléctico y carácter historicista.

En cuanto a su composición, el pabellón tenía una planta irregular y constaba de una planta baja y un pequeño semisótano que serviría como vivienda del conserje y que estaba compuesta por un comedor, una cocina, dos dormitorios y un aseo, además de un almacén y los servicios públicos del propio pabellón. Por su parte, la planta baja tenía, nada más entrar, un vestíbulo que daba paso al resto de dependencias: al fondo, un espacio en el que estuvo la sala dedicada al pintor cordobés Julio Romero de Torres, donde se expusieron 28 de sus pinturas (entre ellas "La chiquita piconera", hecho precisamente para la Exposición) y que fue decorada por su hermano Enrique con telas de lujo diseñadas por el taller veneciano de Fortuny; a la derecha, un salón para acoger a las visitas y las escaleras por las que se subía a la torre; y a la izquierda, tres salones, dos a los lados en estilo árabe cubiertos con artesonado y provistos de lucernarios13, y uno en el centro cubierto con una gran cúpula a imitación del Mihrab nuevo, además de varias dependencias secundarias y dos salas octogonales que cumplían la función de capillas y en las que se exponían obras de platería cordobesa, así como diversos trabajos de artesanía de la provincia. El ala izquierda del pabellón quedaba rematada por un cuerpo en forma de semicírculo por el cual se salía al exterior y estaba formado por una arquería de medio punto con columnas de mármol y escalinata, todo ello inspirado en el Patio de los Naranjos de la Mezquita. La entrada principal estaba situada en una de las fachadas al lado de la torre-alminar. Dicha torre fue realizada con una altura de 15 metros y en su día estuvo decorada con diferentes elementos de escayola que, con el paso de los años, fueron desapareciendo; en el cuerpo de arranque, había un espacio abovedado que comunicaba con el salón principal; el remate es un cuerpo de 4,50 metros que emula un campanario, si bien nunca contó con campanas.

Los muebles, costeados, como dijimos antes, por la Diputación de Córdoba, fueron encargados a la casa Crowner, de Madrid, que realizó piezas en estilo califal para los salones, la torre y el vestíbulo; también califales serían las lámparas que iluminaban las distintas estancias, siendo éstas obra de la casa M. Mateo. Igualmente, se podían contemplar una serie de paneles en los que figuraban los nombres de personajes ilustres cordobeses desde la antigüedad y hasta 1830, como Maimónides, Averroes, o Gonzalo Fernández de Córdoba, más conocido como "el Gran Capitán", entre otros. Asimismo, varias instituciones cordobesas cedieron un buen número de obras de arte y diferentes documentos antiguos para que todo ello fuera expuesto, como el Museo, la Catedral, varias iglesias, el Ayuntamiento, el Archivo de Protocolo e incluso participaron colecciones particulares.

Cuando el certamen terminó, el pabellón fue utilizado como edificio militar para albergar la sede del Grupo de Automovilismo del II Cuerpo del Ejército "Sector Sur". Sin embargo, los años fueron pasando y cada vez se hallaba en un estado de mayor ruina, por lo que se decidió su derribo en los años 70 del pasado siglo XX, quedando en pie solamente la torre-alminar que, como el resto, también presentaba un estado sumamente precario, de modo que en 1995 fue sometida a una profunda restauración de la mano del arquitecto Juan Manuel Rojo Laguillo. En la actualidad, la torre forma parte del Campus Reina Mercedes de la Universidad de Sevilla.

Localización: Campus Universitario Reina Mercedes, Avenida Reina Mercedes, 4 A. 41012 Sevilla.


Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Pabellón Regional de las Diputaciones Vascongadas

Pabellón Regional de las Diputaciones Vascongadas.

Con motivo de la Exposición Internacional, se construyeron los pabellones regionales de Asturias, Aragón, Barcelona, Canarias, Castilla la Nueva, Castilla la Vieja-León, Extremadura, Galicia, Murcia, Navarra, Vascongadas y Valencia siendo el Pabellón Regional de las Diputaciones14 Vascongadas el único que se conserva actualmente, habiendo desaparecido todos los demás.

Las diputaciones vascas acudieron a la Exposición con dos pabellones: por un lado, el denominado como Pabellón de Industrias Vasco, construido tomando como modelo su arquitectura rural, y por otro este pabellón, al que su autor, el arquitecto Diego de Basterra Berástegui (Bilbao, 1883 - 1959), le dio las formas características de las antiguas casas aristocráticas vascas y que tendría el nombre de Palacio Museo. El primero alojará toda la parte expositiva dedicada al comercio e industria vascas, mientras que el segundo lo hará de la cultural.

Diego de Basterra tomó como modelo para la realización de este pabellón el Palacio Museo de Montefuerte, de la localidad vizcaína de Guernica, con lo cual este edificio, de unos seiscientos metros cuadrados por planta, adoptó unas compactas formas muy similares a las de una Casa Consistorial de un municipio vasco. De construcción bastante rápida, entre noviembre de 1928 y marzo de 1929, el diseño original formado por sótano, planta baja y dos plantas superiores no contemplaba el almacén anexo a su fachada posterior, finalmente construido. Por último, cabe señalar que para la portada de acceso el autor tomó como ejemplo el Arco de Santa Ana, de Durango, construido en el siglo XVIII en estilo barroco y única puerta que queda en la villa vizcaína de las seis con que contó su igualmente desaparecida muralla.

En la actualidad, el exterior del conjunto presenta algunas importantes diferencias con respecto al pabellón original. Así, en la fachada principal han sido cegados los cinco arcos de medio punto que formaban el pórtico de entrada al edificio y se han abierto, a la altura del ático, dos nuevos vanos centrales que se unen a los otros dos ya existentes de los laterales, habiéndose conservado afortunadamente el escudo, entonces en vigor, de las tres provincias vascongadas (Álava, Guipúzcoa y Vizcaya), situado sobre su eje central. Otros elementos señalados desaparecidos son los cuatro pináculos situados en las esquinas del tejado.

Una vez dentro del pabellón, lo primero que destacaba era el magnífico hall de que estaba dotado, el cual quedaba situado centralmente y ocupaba toda la altura del edificio para así colaborar en su iluminación mediante la claraboya que lo cubría, algo de suma importancia al estar rodeado de los diferentes espacios expositivos. Tanto en el hall como en los demás espacios de esta planta baja, en donde además se encontraban las Secciones de Historia y Etnografía, se situaron diferentes esculturas y pinturas de los principales artistas guipuzcoanos de entonces. En la Sección de Historia, además de pinturas y maquetas, se dedicaron salas a personajes históricos tan importantes como los vascos San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, o el navegante Juan Sebastián Elcano, el primero en dar la vuelta al mundo. En la Sección de Etnografía, se exponían objetos relacionados con las costumbres y tradiciones vascas (danzas, juegos, levantadores de pesas, etc.), instalándose también una taberna vasca en la planta Sótano.

La primera planta sirvió para exponer el arte moderno vasco junto a muestras de su economía agropecuaria15 e industrial, y realzar los avances experimentados por la región en comunicaciones, educación y sanidad. Hubo además otras secciones presentes en el Palacio Museo, como fueron las de Turismo, Estadística, etc.

La importancia del Pabellón de las Diputaciones Vascas con respecto al conjunto de la muestra nos la puede explicar mejor el hecho de haber sido el tercero en obtener un Gran Premio por su arquitectura, tras los de Sevilla y Madrid. Es igualmente reseñable cómo en el solemne acto de apertura de la Exposición, con el canto del Himno de la misma, participaron el Orfeón Vasco (agrupación creada para el certamen y formada por Orfeón Donostiarra y la Sociedad Coral de Bilbao), la Coral Sevillana y la Banda Municipal de Madrid.

Una vez clausurado el certamen, la Diputación de Guipúzcoa mostró interés por adquirir el pabellón y los terrenos; sin embargo, problemas entre el Ayuntamiento y los propietario del terreno, el cambio de régimen (en 1931 de Monarquía a República) y la Guerra Civil Española propiciaron, primero, el abandono del edificio, y su utilización posterior como cárcel durante este conflicto bélico. A la finalización del mismo, fue transferido al Ejército del Aire, que comenzó instalando el Instituto de Medicina Aeronáutica sevillano en él para continuar usándolo, hasta el año 1968, como Hospital Militar. En 1971, el Ejército del Aire lo cede al Centro Regional de Oncología, que al igual que su anterior usuario realiza diversas obras de modificación en el edificio, hasta que en 1990 es nuevamente cedido, esta vez al Servicio Andaluz de Salud, que lo rebautiza posteriormente como Hospital Duque del Infantado, previéndose -en noviembre de 2015- que para el verano de 2016 esté funcionando como Instituto de Oftalmología.

Localización: Calle Sor Gregoria de Santa Teresa, s/n. 41012 Sevilla.


Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Caseta de electricidad

Caseta de electricidad del Parque de Atracciones construido durante la Expo. Lamentablemente los grafiteros habían pasado por ella.

El edificio que mostramos en la fotografía adjunta es una antigua Caseta de Electricidad, de estilo neobarroco andaluz, construida por la Compañía Sevillana de Electricidad para el suministro eléctrico del Parque de Atracciones que fue levantado para la Exposición de 1929 y del cual, esta caseta, constituye el único recuerdo.

Este Parque de Atracciones, de unos 42.900 metros cuadrados de extensión y situado entre la entonces Avenida de la Reina Victoria, llamada hoy de la Palmera, y la Avenida de la Raza, por sus dimensiones y por la calidad de sus atracciones se podía situar a la altura de los parques existentes entonces en París o Berlín. Sin embargo, y a pesar de haber existido planes para su conservación, tras la finalización del certamen las instalaciones fueron vendidas y hoy se conservan algunas de ellas en el Parque de Atracciones del Monte Igueldo, en Bilbao, como el Lago de Barcas, el Laberinto, los vagones de la Montaña Rusa y los elementos móviles de la Ría Misteriosa.

Localización: Junto al cruce de la Avenida de San José con las calles Lorenzo de Sepúlveda y Chaves Rey, al Noroeste del mismo. 41012 Sevilla.


Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Galerías de Exportación

Galerías o Galerías de Exportación.

En la Avenida de la Raza, a la misma altura de la Caseta de Electricidad, se encuentran las Galerías, o Galerías de Exportación, construidas en ladrillo e hierro y ornamentadas con cerámicas por sus autores, los arquitectos Vicente Traver y Thomas, último director artístico de la Exposición, y José Granados de la Vega (1898-1990). Durante la muestra, fueron sede de las Galerías Comerciales Extranjeras, del Pabellón de Aeronáutica, del Pabellón de Industrias Generales, del Restaurante Sucursal del Pasaje de Oriente y de la Sala de Espectáculos.

El Real Aero Club de Andalucía, con sede en la Base Aérea de Tablada, fue el encargado de organizar, dentro de los terrenos de la Exposición, el II Salón Nacional de Aeronáutica, merced a la Real Orden del 23 de junio de 1928 que así lo establecía. Surge así el Pabellón de Aeronáutica, en cuyo interior se expusieron un notable número de aviones y motores de distintos fabricantes.

En los 7.000 m2 del Pabellón de Industrias Generales o de Exportación se reunieron, junto a la Cámara de Comercio de Murcia, el Comité de la Diputación de Navarra y el Comité de Badajoz, unos ochenta expositores españoles que abarcaban una gran variedad de artículos (alimentos, cerámicas, juguetes, productos químicos, farmacéuticos, vinos, etc.).

El espacio central, constituido por cuatro naves de unos 900 metros2 de superficie y con una cúpula central de 5 metros de altura y 45 metros d diámetro, se construyó con la idea de comunicar las dos grandes galerías aquí existentes, el Pabellón de Industrias Generales y las Galerías Comerciales Extranjeras, mediante un cuerpo central en donde pudieran situarse lugares de descanso, espectáculo y restauración. Dada la utilización de carácter temporal con que fue realizada, se construyó una estructura interior desmontable, con una decoración poco costosa y unas fachadas exteriores similares a las de las galerías que comunicaba. La restauración y sala de fiestas, bajo el nombre de Restaurante Sucursal del Pasaje de Oriente, consistía en café, cervecería, pastelería y restaurante por la mañana, y sala de fiestas en la que se ofrecían bailes por la noche. El nombre lo tomó por estar a cargo del mismo propietario del lujoso restaurante sevillano Pasaje de Oriente, existente en la ciudad desde mediados del siglo XIX. Junto al anterior restaurante, en el Pabellón de Industrias Generales se construyó la Sala de Espectáculos, de 1.250 m2 de superficie, dotada de un órgano de carácter monumental y de un cinematógrafo; en su interior, se proyectaban películas tanto de información turística o industrial como comerciales, se ofrecían conciertos de órgano y se representaban diferentes tipos de espectáculos artísticos.

Tras el fin de la Exposición, las galerías se utilizaron como almacenes o industrias, vendiéndose en subasta todo el material del cinematógrafo; en la actualidad, las galerías están ocupadas por diversos almacenes del Puerto de Sevilla.

Localización: Avenida de la Raza. 41012 Sevilla.


Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Pabellón de la Cruz Roja

Pabellón de la Cruz Roja.

El Pabellón de la Cruz Roja fue una obra que se debió a la decisión de su construcción y de participar en la Exposición por parte de la Asamblea Suprema de la Cruz Roja Española, siendo el representante de esta institución en el certamen Luis García San Miguel, el inspector permanente de los servicios de la mencionada Asamblea Suprema. Con la presencia de esta organización en el certamen, la Cruz Roja pretendía no sólo mostrar las actividades que llevaba acabo tanto en nuestro país como fuera de él, sino que el pabellón cumplía también la función de ser una clínica de urgencia en el recinto de la Exposición, de modo que en él siempre había personal de la Asamblea local. Las obras estaban ya listas para que dieran comienzo a principios de noviembre de 1928 y estaba previsto que concluyeran en tres meses, teniendo como autor del proyecto a Manuel Cárdenas Pastor, arquitecto que era en aquellos momentos de Cruz Roja; la parcela para ello sería una ubicada en la Avenida de la Raza, muy cerca, por su derecha, de los pabellones del Ministerio de Marina y de la Compañía Arrendataria de Tabaco.

El pabellón consta de una sola planta de trazas irregulares y se accede a él tras subir previamente por una grada; la puerta es un arco de medio punto rematado por un frontón16 mixtilíneo17 en el que se colocó el emblema de la Cruz Roja; justo aquí se alza un altísimo pináculo. Como cubierta tiene un tejado con un marcado alero que sobresale en todo su perímetro. Además, todos los muros están abiertos con numerosos vanos, tanto rectangulares como de medio punto. En su día, contó con una portada de acceso en la Avenida de la Raza de la que partía un camino con farolas en sus lindes hasta llegar al edificio, así como con un jardín con bancos en su parte posterior.

El pabellón estuvo dotado con un puesto de socorro, con salas de curas y esterilizaciones, un cuarto para practicante, dos para reposo de enfermos graves, un puesto de servicio para camilleros y baños, además de despachos para el médico que estuviera de guardia y para el jefe de la ambulancia. En el vestíbulo, se podía contemplar una exposición de fotografías, planos, proyectos de las diferentes actividades llevadas a cabo por la Cruz Roja en África y en Europa, y de los hospitales y dispensarios que había por toda España. Asimismo, se instaló un puesto de socorro de campaña en los jardines delanteros que constaba de dos tiendas, una para curación y otra con seis camas para heridos, y una ambulancia automóvil.

Como muchos otros pabellones, el paso del tiempo y la adaptación a otros usos han hecho que su estructura haya sido, aunque no en gran medida, modificada. En la actualidad (marzo de 2016), en él está instalada una unidad de Servicio de Sanidad Exterior dependiente del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.

Localización: Avenida de la Raza, 2. 41012 Sevilla.


Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Pabellón de la Compañía Arrendataria de Tabaco

Pabellón de la Compañía Arrendataria de Tabaco.

El Pabellón de la Compañía Arrendataria de Tabaco, obra también de Vicente Traver y situado junto al Pabellón de la Cruz Roja, fue el estanco18 de la Exposición, y no hay que confundirlo con el ya desaparecido Pabellón de Tabacos, ubicado junto al igualmente desaparecido Palacio del Aceite, emplazado al Sureste de la Caseta de Electricidad del Parque de Atracciones.

Este antiguo estanco, de planta rectangular y accesos por su fachada Norte y Sur, está unido a otra construcción de planta también rectangular por su vértice Noroeste y en el conjunto de la edificación destaca la torre, de tres cuerpos, existente en su vértice Noroeste. El pabellón ha sido utilizado hasta tiempo reciente como Archivo de la Junta de Obras del Puerto.

En el otro pabellón que hemos mencionado, el inexistente de Tabacos, la Comisión Central de los Ensayos del Cultivo del Tabaco mostró, en los tres salones de que disponía y a través de diversas fotografías y gráficos, los variados artículos derivados del cultivo de esta planta que eran producidos en España, así como el funcionamiento de una expendeduría20 de tabacos nacionales, puros y mezclados con otros de procedencia extranjera.

Localización: Avenida de Moliní, 6. 41012 Sevilla.


Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Pabellón del Ministerio de Marina

Pabellón del Ministerio de Marina.

El Pabellón del Ministerio de Marina, actual sede de la Comandancia de Marina del Puerto de Sevilla -marzo de 2016-, fue obra igualmente de Vicente Traver y Thomas. Construido entre los años 1927 y 1929, se realizó con la intención de que fuera permanente y de que tras la Exposición sirviera de sede a la Comandancia de Marina, como así ha sucedido. Está inspirado en el barroco sevillano, es de planta rectangular y tiene unas dimensiones de unos 1.300 m2. De aspecto palaciego, con decoración de elementos neobarrocos y adornos cerámicos, está levantado alrededor de un patio central, destacando en la fachada principal el pórtico de ocho columnas toscanas21 que sustenta el balcón con el escudo de España en piedra y la torre de dos cuerpos de su vértice noroeste. Alrededor de esta última, por debajo del reloj, en cada uno de sus laterales, hay cinco escudos de cerámica en recuerdo, cada uno de ellos, de un famoso marino español. En el conjunto del edificio, mayoritariamente de ladrillo, destaca la piedra de las cornisas y de los marcos de puertas y ventanas.

Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Torre del Pabellón del Ministerio de Marina

Torre del Pabellón del Ministerio de Marina.

En el interior del pabellón, la Marina de Guerra Española presentó una exposición en donde se recordaban los históricos viajes realizados por los marinos españoles desde el siglo XV, la cual complementaba la réplica de la carabela Santa María, construida entre 1927 y 1929, que la Marina fondeó junto al Puente de Alfonso XIII.

Entre las salas expositivas de este pabellón, una de las que más llamó la atención, tanto por su construcción de estilo gótico y artesonado de madera como por la calidad de los objetos en ella contenidos, fue la Sala del Descubrimiento de América. En ella, entre otros objetos, se expusieron la Carta de Juan de la Cosa (el mapa más antiguo que se conserva de América), retratos de los hermanos Pinzón (capitanes de La Pinta y La Niña) y una reproducción del estandarte que Cristóbal Colón llevó hasta América. Otras salas fueron la Sala de Felipe II, en la que se recordaba la primera circunnavegación de La Tierra (1519-1522); la de Carlos III, dedicada a las exploraciones de las costas americanas y el Pacífico por la Armada durante el siglo XVIII; la de Isabel II, donde se hacía hincapié en la primera vuelta al mundo realizada por un navío acorazado, la fragata española Numancia, en 1867; la de los Hechos Gloriosos de la Marina Española, situada en el patio cubierto y en donde sobresalían los dos grandes globos terráqueos que giraban lentamente; y la de Isaac Peral, inventor del submarino de igual nombre, conteniendo recuerdos suyos.

En las inmediaciones de Pabellón de la Marina de Guerra se construyeron otros dos pabellones, actualmente inexistentes, dedicados a la Marina Mercante y a la Construcción Naval.

Localización: Avenida de Moliní, 7. 41012 Sevilla.


Cerca del anterior Pabellón del Ministerio de Marina y del Puente de las Delicias, se encuentra el Pabellón de Servicios de Aduanas y Carabineros, en realidad la antigua Estación de Delicias del tren en miniatura construido para la Exposición.

A este edificio, Vicente Traver le dio una planta con forma de H y lo cubrió con un tejado a dos aguas37 de cerchas38 metálicas. Las fachadas Norte y Sur (el tramo central de la H) están cerradas por sendas logias39 de arcos bajo terrazas planas.

En el año 2008, se realizaron importantes obras en su interior con el objeto de instalar en el pabellón la Capitanía Marítima del Puerto de Sevilla; para ello, y sin modificarlo sustancialmente en su aspecto externo, fue vaciado por completo por dentro para excavar un semisótano que permitiera el aumento de la superficie útil, pero no la altura del edificio.

El tren en miniatura, construido ex profeso como medio de comunicación para el interior del recinto de la Exposición, contaba inicialmente con tres pequeños ferrocarriles realizados en Alemania por la Casa Krupp. Cada uno de ellos constaba de una locomotora con su ténder40 y diez vagones con una capacidad para dieciséis personas cada uno de estos últimos (cuatro departamentos de cuatro personas). Fueron bautizados con los nombres de Santa María, La Pinta y La Niña, en recuerdo de las tres señeras carabelas. Una vez iniciada la Exposición y en vista del éxito del tren, se crea una cuarta unidad que fue bautizada como Sevilla. El trayecto contaba con seis estaciones (Glorieta de Bécquer, Paseo de las Delicias, Galerías Comerciales, Barrio Moro, Parque de Atracciones y Plaza de América) y, entre otros lugares, pasaba por el túnel, aún existente, situado bajo el Monte Gurugú en el Parque de María Luisa.

Una vez finalizado el certamen, el tren se almacenó en sus cocheras, en la Plaza de España, y aunque fue nuevamente utilizado (en muy escasas ocasiones), fue desmontado y arrinconado en almacenes hasta que fue desapareciendo el material, vendido como chatarra. Así ocurrió, en 1967, con las unidades Santa María, La Pinta y Sevilla, que el comprador almacenó al aire libre, lo que acentuó su deterioro hasta tal punto que de los vagones sólo quedó el chasis41 al ser utilizada la madera de los compartimentos como leña por los pastores. En 1969, el Parque de Atracciones de Madrid adquiere parte de este material, y en 1970, una vez restaurada, la Santa María vuelve a circular por las instalaciones de este recinto, previéndose que las otras dos unidades lo harían más adelante. Después, en 1995, el Parque de Atracciones corrigió anteriores malogradas reformas dentro de una restauración que modificó sustancialmente su aspecto exterior con respecto al original. Pero ¿y qué sucedió con La Niña? Pues que tras ser instalada en 1963 como atracción infantil del Parque Blancanieves existente junto al Colegio España (antiguo Pabellón de la Prensa), fue restaurada por la Asociación Sevillana de Amigos del Ferrocarril e instalada en su sede, sita en la Estación de Santa Justa, donde permanece.

Localización:Avenida de Guadalhorce, s/n. 41012 Sevilla.


Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Pabellón de Marruecos

Pabellón de Marruecos.

Entre 1912 y 1956, Marruecos se encontraba bajo la figura de ser un protectorado español, de ahí que su participación en la Exposición fuera impulsada por el general José Sanjurjo, por ser él quien entre los años 1925 y 1928 se encontraba al frente de la Alta Comisaría del Protectorado, y por el militar español Francisco Gómez-Jordana Sousa, I Conde de Jordana, Director General de Marruecos y Colonias y, más adelante, sucesor de Sanjurjo. La propuesta de crear un Pabellón de Marruecos fue aceptada por el Alto Comisario, encargándose el proyecto al arquitecto y director de la Escuela de Artes e Industrias Indígenas de Tetuán Don José Gutiérrez Lescura, con quien colaboraría Mariano Bertuchi, pintor y artista especializado en arte musulmán. Así, el 31 de enero de 1925, ambos harían entrega del proyecto, el cual preveía un presupuesto de 128.876,76 pesetas; el 10 de julio de ese año se lleva a cabo la subasta, que quedaría en manos del contratista Don Florencio Masdeu.

La parcela adjudicada por la Comisión Permanente estaría al Sur de los Jardines de las Delicias, muy cerca de donde se construiría el Pabellón del Golfo de Guinea, hoy desaparecido, y del Pabellón de Colombia. La autorización del comienzo de las obras no llegaría hasta pasado un año desde la presentación del proyecto, concretamente el 11 de enero de 1926, y a partir de ahí, éstas tendrían un continuo ir y venir de paralizaciones y modificaciones del proyecto inicial, empezando por el parón nada más comenzar los trabajos debido a las conducciones de agua potable y del río que transcurrían debajo del terreno, lo que conllevó un necesario desvío de las canalizaciones, tras lo cual prosiguieron las obras, sin una fecha concreta de fin. Avanzados los trabajos en el edificio principal y comenzados los de las construcciones perimetrales, la Comisión comunica el 12 de noviembre de 1928 que se paren los de la zona izquierda para proponer modificar y suprimir algunas de las instalaciones que debían ir ahí, ya que se pretendía ampliar el espacio que habría entre el Pabellón de Marruecos y el de las Colonias del Golfo de Guinea para que por él circulara el tren en miniatura que recorría la Exposición. Realizadas las modificaciones, el pabellón fue terminado poco antes de que se inaugurara la muestra.

El edificio principal emula una vivienda de tipo árabe de alto nivel y estaría rodeado de otras construcciones de menor entidad que acogerían las instalaciones de las industrias típicas y que dejarían un espacio entre ellas y el pabellón central que representaría una calle característicamente moruna. Al exterior, el edificio principal tiene una imagen de marcado carácter religioso, con alminares42, minaretes44 y cúpulas, mientras que en el interior estaba la lujosa vivienda; esto fue así debido a que las creencias musulmanas establecían que una casa no podía estar ornamentada en su exterior. El acceso se hace por medio de un zaguán que hay a la entrada y que está formado por una triple arcada de herradura45 y dos columnas, con un frontis47 de yesería48. Dentro, está formado por un patio central de notables dimensiones (12 x 12 metros) dotado de una montera49 de cristal sustentada por columnas octogonales y, en el centro, una fuente de mármol blanco labrada con una pileta recubierta de mosaico y un surtidor; este patio cumple una función de punto de reunión que, además, distribuye las galerías que lo rodean y las dos dependencias laterales más la frontal, en las cuales se expusieron productos de la zona, como tapices, artesonados, labores de cuero, fotografías para fomentar el turismo, etc., y a las que se accedía por puertas de madera maciza labradas y policromadas. La sala principal era la del fondo, que fue llamada "Salón Moro" y que recreaba la estancia más importante y lujosa de algún noble de la zona; en los laterales, contaba con dos habitaciones a cada lado: a la derecha, se encontraba la sala de la colonización, que mostraba productos mineros y agrícolas, y al lado, la sala de arte, donde se podían ver pinturas de artistas marroquíes en las que se mostraban distintos paisajes y motivos del país.

En lo que a la decoración se refiere, ésta es típicamente islámica. Así, podemos contemplar bellos artesonados policromados tanto en las galerías (en cuyas esquinas hay sendas cúpulas triangulares de las que colgaban faroles de metal y cristal, hoy desaparecidos), como en los salones, mosaicos en el suelo de la galería y del acceso, y en los zócalos de las paredes, y una cornisa de tejaroz50 de teja verde vidriada revestida de madera labrada que rodea el patio y que cuenta con canecillos también de madera que funcionan como ménsulas51 de dicho tejaroz. Cabe mencionar que los elementos de cerámica, los artesonados, las yeserías, las puertas y las rejas fueron diseñados, realizados y colocados por miembros de la ya mencionada Escuela de Artes e Industrias Indígenas de Tetuán.

Como ya dijimos, se construyeron también algunos edificios de carácter secundario (dos laterales y uno parcialmente en la parte trasera), los cuales fueron derribados casi todos, a excepción de una pequeña construcción que aún perdura. Es lo que fue conocido como "parque comercial marroquí". Estas edificaciones acogieron, en un lado, la alcaicería52, y al otro, siete bazares y un café típico árabe, y en ellos, se confeccionaban y se mostraban piezas de cuero, joyas, pinturas, etc. realizadas por nativos delante de los visitantes, que podían comprar estos objetos; de este modo, el dinero de las ventas era destinado a sufragar los gastos de mantenimiento y de personal.

Tras la Exposición, el pabellón entra en una fase de abandono, motivo por el cual el Ayuntamiento de Sevilla solicitó su propiedad al Alto Comisario español en Marruecos, pues de no ser así, no pasaría a ser de la ciudad hasta pasados 75 años, tal y como recogían las condiciones jurídicas de la muestra. Así, la cesión fue aprobada el 9 de noviembre de 1942. El 15 de marzo de 1957, el pabellón acoge, por decreto de la alcaldía, el Servicio Municipal de Parques y Jardines, además de un ambulatorio53; asimismo, también acogería a familias que en él serían alojadas por las inundaciones. En los sesenta, el servicio municipal ocuparía el total del edificio, algo que continúa hasta la actualidad.

Localización: Avenida de Moliní, 4. 41012 Sevilla.


Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Pabellón de Colombia

Pabellón de Colombia.

Aunque Colombia mostró su voluntad de acudir a la Exposición desde que tuvo conocimiento del proyecto, no es hasta la presidencia de Miguel Abadía Méndez, entre 1926 y 1930, cuando formaliza su asistencia, tras la liberación de los fondos necesarios para ello por parte del Parlamento colombiano el 20 de junio de 1926. A continuación, el 20 de agosto de 1927, la Comisión Ejecutiva de la Exposición le entrega el terreno y el 22 de noviembre de 1928 se firman las pertinentes escrituras, por las que el Ayuntamiento cede al gobierno colombiano, por un período de 75 años, el suelo sobre el que éste construirá su pabellón, debiendo revertir ambos a la ciudad el 22 de noviembre de 2003.

Colombia tenía la intención de construir tres pabellones, uno permanente, el Pabellón de Colombia, que centra este artículo, y otros dos temporales, dedicados al café suave y al tabaco. Tanto el permanente como el del café fueron obra del arquitecto sevillano José Granados de la Vega, mientras que del segundo se desconoce si fue finalmente construido o no, habiendo desaparecido, como era de esperar, los dos últimos. El Pabellón del Café tenía la forma de la cabeza emplumada de un indio chibcha y, en su interior, además de información sobre la producción cafetera y la maqueta de una plantación, existía un pequeño bar en el que, a la par que se asistía a la actuación de cantantes colombianos, se podía tomar café de este país.

En el Pabellón de Colombia, inaugurado el 26 de septiembre de 1929, se quiso recrear la arquitectura religiosa de dicho país, a la par que se le dotó de una decoración inspirada en las culturas indígenas colombianas chibcha y quimbaya, obra del escultor colombiano Rómulo Rozo Peña (Bogotá, Colombia, 1899 - Mérida, Mexico, 1964). El edificio, construido en ladrillo y de una superficie aproximada de unos 1.200 o 1.300 m2 (según la fuente a consultar), está organizado alrededor de un patio, tiene dos plantas (las dos con galerías) de altura y una escalera imperial para la comunicación de ambas. En su fachada principal, destacan las dos torres de dos cuerpos, cuadrado el inferior y octogonal el superior, de unos 18 metros de altura.

La entrada principal se encuentra guardada por dos guerreras chibchas ataviadas tal y como iban a las fiestas religiosas o a la guerra, realizadas en piedra. La puerta principal está ornamentada con diferentes molduras en las que quedan representadas la tierra, el aire y el agua por el maíz y las flores, las lenguas de fuego, y la rana sagrada Ata, respectivamente. Por encima de la portada, destaca el balcón de piedra y, sobre éste, el monumental escudo de Colombia. Otros diversos mitos y creencias del pueblo andino aparecen representados en la cancela, el resto de esta fachada y en otros puntos del edificio, siendo toda esta decoración obra de Rozo.

La exposición colombiana, a cargo de solamente organismos oficiales y sin la participación de particulares, contaba con las siguientes salas expositivas: Instrucción Pública, en la que se informaba sobre la enseñanza en el país; la de Prensa y Libros, en donde se mostraban una serie de libros, revistas y periódicos editados en Colombia; la de Orgnización Política y Administrativa y Finanzas; la de Comercio Interior y Exterior y Deuda Pública; la de la Dirección General de Higiene, en donde se exhibían diversos productos de farmacia realizados por el Laboratorio Nacional; vías de comunicación en donde se informaba sobre las comunicaciones por carretera, ferrocarril y avión; la de Agricultura, Ganadería e Industrias, con muestras de estos productos y paneles pintados por artistas colombianos; la de Minas, con muestras de esmeraldas, petróleo y platino, así como información sobre la energía hidráulica; la Galería de Pinturas, en la que el Museo de Bellas Artes de Bogotá exponía obras de artistas contemporáneos; el Salón de la Plata, con plata antigua; el de Esmeraldas, con una valiosa colección de estas piedras preciosas; el de El Dorado, en donde se había representado un templo indígena en el que se había expuesto el Tesoro de los Quimbayas, un regalo que el gobierno colombiano realizó en 1892 a la Reina Regente de España, María Cristina de Habsburgo-Lorena (Zidlochovice, República Checa, 1858 - Palacio Real de Madrid, 1929).

Tras terminar el certamen, el gobierno colombiano utilizó del pabellón como consulado, cediendo parte del mismo hasta el año 1985 a la Escuela Náutica "San Telmo". Tras revertir el pabellón a la ciudad en virtud de las escrituras firmadas en 1928, en la actualidad (marzo de 2016) es sede del Consulado de Colombia y de la Fundación Museo Atarazanas.

Localización: Paseo de las Delicias, s/n. 41012 Sevilla.


Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Pabellón de Argentina

Pabellón de Argentina.

Continuaremos ahora con el Pabellón de Argentina. Los primeros contactos entre el representante de España en Buenos Aires y el Gobierno de allí se dieron en 1911, mostrándose ya desde entonces muy favorable a participar en la futura Exposición del 29. La presidencia de Hipólito Yrigoyen de Argentina durante los mandatos 1916-1922 y 1928-1930 también favoreció esta participación, con el apoyo, además, de la opinión pública y la prensa. Así, el Comité Ejecutivo confirmó el 20 de junio de 1925 que Argentina formaría parte de la muestra, de modo que el Ayuntamiento concedió el 31 de marzo del siguiente año una parcela de algo más de 5.600 metros cuadrados en lo que se conocía como "el Naranjal de la Bella" y que más tarde sería la Avenida de las Delicias; la entrega de estos terrenos se haría de manera oficial el 7 de abril de 1926 ante la presencia del rey Alfonso XIII, firmándose las escrituras el 11 de junio de 1927 ante el notario Don Diego Angulo Laguna.

El proyecto del pabellón fue aprobado en diciembre de 1925 y de su diseño se encargaría el arquitecto y presidente de la Comisión de Bellas Artes Don Martín San Noel, quien trazó un edificio compuesto, básicamente, de un cuerpo central formado por dos plantas y un patio, dos alas a los lados, y un torreón de cinco alturas, todo ello decorado con ornamentación barroca y rodeado de jardines. El precio de su construcción ascendió a más de 1.500.000 pesetas, convirtiéndose en el primer pabellón extranjero en ser terminado.

La fachada del cuerpo central del pabellón, que nos recuerda una casona sudamericana, representa un retablo barroco, y en ella podemos ver, en la portada principal, el escudo nacional de Argentina rodeado de motivos de flora indígena; en la planta alta, se situaron la sala de exposiciones artísticas y la biblioteca, en la que se colocaron unos 5.500 libros de escritores hispanoamericanos que se habían publicado en Argentina. En el edificio de la izquierda, se ubicó un anfiteatro para conferencias y exhibiciones de cine sobre el país con un aforo de 200 plazas. Y en el edificio de la derecha, se construyó una sala de planta cuadrada cubierta con una cúpula ochavada54 en la que se instaló la exposición industrial y donde, además, se pudieron admirar unos magníficos frescos. En cuanto a la fachada trasera, ahí se halla la torre, y se instalaron la zona residencial y un "grill-room" en el que se vendían carnes argentinas. La decoración pictórica corrió a cargo del pintor Gustavo Bacarisas, mientras que la de azulejería fue obra del ceramista Montalvan, en el patio central, y de Alfredo Guido, Rodolfo Franco y Alfredo Gramejo para la ornamentación general.

Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Pabellón de Argentina visto desde la margen derecha (Oeste) del Río Guadalquivir

Pabellón de Argentina visto desde la margen derecha (Oeste) del Río Guadalquivir.

Los elementos expositivos estuvieron repartidos en más de dos mil expositores divididos en tres secciones: por un lado, la "Argentina Oficial", donde estaban representados todos los departamentos oficiales del Estado (Obras Públicas, Hacienda, etc.); por otro lado, la "Argentina Productiva", con muestras de las actividades industriales, agrícolas y forestales; y por último, la "Argentina Cultural y Social", donde se enseñaban temas relacionados con museos, universidades, monumentos, etc.

Poco después de que se inaugurara la Exposición, Argentina construyó tres pabellones más: dos bajo el proyecto de Martín S. Noel, de los cuales uno estuvo destinado a instalaciones industriales y el otro al periódico "La Prensa"; y el tercero fue un diseño de Antonio Jiménez, estando dedicado al periódico "La Nación". De ellos no ha llegado nada a nuestros días.

Después de que se clausurara el certamen, el pabellón fue cedido por Argentina al Estado español el 30 de enero de 1935, siendo utilizado con diferentes fines, desde almacén a dependencias de la Organización Femenina durante el franquismo. Años después, en 1949, se crea en la ciudad el que sería el segundo instituto de Sevilla gracias a las gestiones del catedrático Don Vicente Genovés Amores, ubicándose las instalaciones en el Pabellón de Argentina, que pasará a ser conocido desde ese momento como Instituto Murillo. Pasado el tiempo, en el año 1957, se incorporaría el cercano Pabellón de Guatemala como un anexo de este centro educativo. En 1994, se convertiría en sede de la Escuela Superior de Arte Dramático y Danza. En la actualidad, acoge el Conservatorio Profesional de Danza 'Antonio Ruiz Soler'.

Localización: Paseo de las Delicias, s/n. 41012 Sevilla.


Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Pabellón de Guatemala

Pabellón de Guatemala.

A pocos metros, nos encontramos con el Pabellón de Guatemala, uno de los más modestos que formaron parte en la Exposición Iberoamericana. Su participación fue confirmada el 2 de noviembre de 1926 y dos años más tarde, el 26 de noviembre de 1928, Don Manuel Herrera y Herrera, Cónsul55 en Sevilla, es designado por el presidente de la República de Guatemala como delegado de la representación de dicho país. A comienzos del año siguiente, el gobierno guatemalteco acepta la parcela ofrecida gratuitamente de 150 metros cuadrados en las Galerías Americanas, donde estaría ubicado entre los pabellones de Ecuador y Panamá. Sin embargo, en febrero de ese mismo año, el ministro de Fomento consigue 30.000 dólares para que Guatemala pueda participar en la Exposición con un pabellón permanente, lo cual es comunicado a Cruz Conde, quien respondería que la Dirección Técnica del Comité ya había elaborado un proyecto previo del pabellón en mayo de 1926.

De este modo, el 10 de abril de 1929 Guatemala confirma su participación con un pabellón permanente, por lo que su situación cambiaría y estaría ubicado en la Avenida de las Delicias, muy cerca del vecino Pabellón de Argentina, en una parcela de 30 x 20 metros cuadrados en la que se construiría un edificio de 18 x 10 metros cuadrados. El proyecto fue obra de Don José Granados de la Vega, arquitecto de la Dirección Técnica de la Comisión Permanente, llevándose a cabo unas obras que ascenderían a un total de 208.000 pesetas y que concluirían el 3 de agosto de 1929, celebrándose la inauguración oficial el 31 de octubre de ese mismo año por parte del rey Alfonso XIII.

Estamos, pues, ante un edificio de ladrillo de dos plantas (una es un semisótano) que cuenta con un total de 378 metros cuadrados de superficie. Todo él está revestido en su exterior, como podemos ver, de azulejos blancos y azules, obra de Ramos Rejano, haciendo con ello referencia a los colores de la bandera de Guatemala y formando representaciones de imágenes mayas.

En cuanto a los elementos expuestos, de éstos se encargaron los ministerios de Guatemala de Agricultura, Fomento y Educación Pública. Asimismo, desde el país se enviaron a España cinco quintales56 de café que se darían a degustar durante la Exposición a los visitantes, siendo éste servido en un típico rancho57 que se instaló en el lado derecho del pabellón. Cabe también mencionar que Guatemala consiguió varios premios en el certamen: 33 grandes premios, 6 diplomas de honor, 14 medallas de oro, 11 de plata y 1 de bronce, y 10 menciones honoríficas.

En 1931, el gobierno de Guatemala cedió el edificio al Ayuntamiento de Sevilla, que lo convertía en biblioteca infantil. Años después sería cerrado, cayendo en el abandono hasta que el 29 de septiembre de 1953 fue requerido por el director del Instituto Murillo, que se encontraba, como ya dijimos, en el Pabellón de Argentina, para instalar en él una escuela preparatoria, uso que tuvo hasta 1963. Será en ese año cuando la Comisión Permanente decida demolerlo, algo que, como vemos, no se llevó finalmente a cabo, de modo que ocho años después el director del instituto lo solicitaría para instalar un gimnasio. Tras ser profundamente reformado, pasó a depender de la Escuela Superior de Danza.

Localización: Paseo de las Delicias, s/n. 41012 Sevilla.


Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Pabellón de los Estados Unidos de América

Pabellón de los Estados Unidos de América.

Continuamos hacia adelante y hallamos el Pabellón de los Estados Unidos de América, país que participaría con una partida presupuestaria de 700.000 dólares que sería aprobada en febrero de 1925. Entre los fines de dicha participación, se encontraba el de afianzar relaciones con Iberoamérica y el de fomentar el comercio con España con productos como hidrocarburos, materiales de construcción, o maquinaria agrícola, entre otros. Así, el 26 de julio del año siguiente se le otorgaría una parcela de unos 7.200 metros cuadrados en los Jardines de San Telmo, donde se unen la Avenida de María Luisa y el Paseo de las Delicias. Sin embargo, había primero algunos problemas que solventar, ya que la Administración estadounidense no podía construir edificios permanentes en otros países en terrenos de los que no fuera propietario; de este modo, lo que se hizo fue llegar a un acuerdo mediante el cual el Ayuntamiento le concedía a Estados Unidos los terrenos por un período de 75 años a contar desde el 31 de diciembre de 1930, si bien el consistorio podría recuperarlos mediante un pago de 200.994 dólares por el coste de las construcciones, o bien ampliar la cesión por otros 75 años más.

El Comisario General nombrado por Estados Unidos sería el ex gobernador de Arizona Thomas Campbell, mientras que el delegado permanente en Sevilla sería el juez Roderick Nathaniel Marson; también se crearía una comisión de asesores. De entre los cinco arquitectos elegidos para participar en el concurso que se realizó, el proyecto elegido sería el de William Templeton Johnson, autor, entre otros, del Museo de Arte de San Diego, de inspiración plateresca de la España renacentista del siglo XVI, una influencia, pues, española, que era la que se buscaba para el futuro pabellón. El proyecto de Templeton contaba con tres edificios, uno permanente, que sería usado como consulado cuando la Exposición acabara, y dos provisionales, todos ellos edificados por una empresa de Nueva York que comenzó las obras en febrero de 1928.

El pabellón principal tendría una superficie de unos 1.600 metros cuadrados. Con una planta hexagonal, constaría de dos plantas y un patio central rodeado con pórticos cubiertos. Al exterior, se diseñaría con dos fachadas principales, ambas de inspiración renacentista: una daría al Paseo de las Delicias, con una portada que nos trae reminiscencias de la del Museo de Arte de San Diego; la otra sería la de acceso y estaría en la Avenida de María Luisa, con una portada dividida en dos, la parte inferior y hasta el balcón con elementos platerescos y algunos detalles barrocos en las pilastras, y la superior coronada con un frontón partido en el que se circunscribe el balcón enmarcado por una cenefa y rematado por una cornisa ondulada. Por su parte, los pabellones provisionales serían de inspiración plateresca, con fachadas de madera revestida y desprovistas de decoración, la cual se concentraría en la parte superior de éstas.

Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Fachada Sureste del Pabellón de los Estados Unidos de América

Fachada Sureste del Pabellón de los Estados Unidos de América.

En cuanto a los productos expuestos, éstos fueron todos estatales, de modo que los de las empresas privadas fueron ubicados en las Galerías. El edificio permanente acogió una serie de obras del Nacional Museum of Fine Arts, además de contar con una biblioteca con libros de la historia de América, entre otras temáticas; también hubo una muestra de diferentes departamentos de Estado, como Correos, Marina, Hacienda, del Canal de Panamá, Aeronáutica, la Biblioteca del Congreso, etc. Asimismo, se podía contemplar un mapa en el que estaban marcadas las rutas que siguieron los conquistadores españoles. Se exhibieron numerosos adelantos tecnológicos estadounidenses, como una lavadora mecánica, o un refrigerador eléctrico, entre otros.

Uno de los pabellones provisionales acogió un cinematógrafo con un aforo de 350 personas donde se proyectaban películas y documentales de temas históricos, militares y económicos sobre Estados Unidos. En el otro, de exhibiciones, se ubicaron los expositores de los departamentos de Agricultura, Comercio e Interior, con reproducciones de un aeropuerto y del Gran Cañón del Colorado en miniatura, etc. Se contó, además, con una emisora con la que se comunicó Sevilla con todo el mundo y con un centro musical con altavoces fuera del pabellón que emitían música.

Cuando la Exposición fue clausurada, el pabellón provisional de exhibiciones fue desmontado, mientras que el del cinematógrafo fue cedido al Ayuntamiento, que lo convertiría en el Teatro Infantil 'Juan de la Cueva', siendo así el primer espacio en Sevilla destinado a representaciones infantiles, funcionando como tal hasta que fue derribado en los años sesenta. El pabellón principal, en cambio, sobrevivió, pues, como dijimos antes, albergó el consulado americano después del certamen; desde mayo de 2006, por cesión del Ayuntamiento, es sede de la Fundación Valentín de Madariaga - Centro de Arte Contemporáneo.

Localización: Avenida de María Luisa, s/n. 41013 Sevilla.


Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Pabellón de Perú

Pabellón de Perú.

La participación de Perú ya era más o menos clara desde que se propuso la idea en 1911 gracias a las buenas relaciones y la cooperación en diferentes materias que había entre este país y España, pero su compromiso fue firme el 20 de julio de 1925. De este modo, dos años más tarde, en el mes de junio, sería otorgada la parcela correspondiente para que se construyera el Pabellón de Perú en los Jardines de San Telmo, en las inmediaciones de los vecinos edificios de Estados Unidos, Uruguay y Chile, encargándose de ello el Comité Ejecutivo con un proyecto del arquitecto cordobés Manuel Piqueras Cotolí, autor de, entre otros, la fachada de la Escuela de Bellas Artes de Lima, capital peruana en la que falleció.

El pabellón forma un conjunto cerrado entorno a un patio central y teniendo como eje principal simétrico la escalera de la entrada, que nos lleva al patio y, al otro lado, a la escalera que nos conduce a la planta de arriba. Es en el acceso exterior donde se pueden apreciar ciertos rasgos constructivos indígenas, pues eleva la entrada por medio de la escalinata, además del mestizaje a la hora de combinar en las fachadas la piedra con el ladrillo, así como una clara influencia barroca por medio de la portada principal con formas de retablo, salvo que en este caso, en vez de usar trazos curvos, se han utilizado líneas rectas, destacando el frontón partido que cuenta con tres escudos y con decoración de iconografía58 indígena. El resto de elementos de las demás fachadas también nos traen reminiscencias barrocas de construcciones coloniales de Perú, tales como los balcones de madera volados y las celosías que los cierran, o los miradores dispuestos en las esquinas del edificio, que bien parecen torres vigías. Igualmente, se colocaron diferentes figuras de imágenes americanas y formas seminaturales, pájaros, plantas, grecas59, etc. que nos remiten a la cultura preinca.

Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Fachada principal del Pabellón de Perú

Fachada principal del Pabellón de Perú.

La inauguración del pabellón se llevó a cabo el 19 de octubre de 1929, siendo todo lo expuesto en él público, sin participación de entidades privadas. Ejemplo de ello fueron las momias imperiales con máscaras de oro de Paracas (hoy podemos ver una de ellas en el Museo de América de Madrid) o algunas maquetas de excavaciones que prestó para la ocasión el Museo Arqueológico y que estuvieron expuestas en dos estancias en la planta baja, a ambos lados del vestíbulo, así como una buena cantidad de pinturas de artistas peruanos que iban desde la época colonial hasta la contemporánea. Por otro lado, hubo una sala en la planta alta con muestras de minerales, objetos de orfebrería60 realizados en plata, y la reproducción de un lavadero de mineral colonial. Igualmente, había apartados dedicados a la industria textil, a la agricultura y la pesca, y se podían contemplar algunas maquetas de plantaciones de café, tabaco y caña, así como otra de la Universidad Central de San Marcos.

Una vez en desuso, fue sede oficial del organismo director de la Feria de Muestras Iberoamericanas hasta finales de los años 60 del pasado siglo XX, teniendo un uso como pabellón expositor. Ya en los 80, fue restaurado para acoger la sede de la Estación Biológica de Doñana, cerrándose en esos momentos el patio con una cubierta, algo que favorecía preservar la decoración de dicho espacio. En la actualidad, el edificio tiene una doble función, pues comparten en él espacio la Casa de la Ciencia de Sevilla, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y el Consulado General de Perú en Sevilla.

Localización: Avenida de María Luisa, s/n. 41013 Sevilla.


Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Pabellón de Uruguay

Pabellón de Uruguay.

A pocos metros, se halla el Pabellón de Uruguay. En 1911, el Gobierno del país traslada al Encargado de Negocios de España en Montevideo su conformidad de participar en la Exposición del 29, a la espera de saber el carácter de la misma. Dos años después, la aceptación sería en firme. Sin embargo, en 1925, el Ministro de Exteriores uruguayo comunica que hay una marcha atrás en la decisión, ya que si bien se muestra partidario de que el país esté representado en el certamen, las Cámaras debían aprobarlo y eran muy reticentes a ello, pues afirmaban que los productos que iban a promocionar en la Exposición eran ya demandados en todo el mundo, por lo que el gasto que iba a generar la participación era innecesario. Dos años se tardó en volver a decidir si finalmente acudía y en 1927 surgió una iniciativa del Ministerio de Estado por la cual se construiría un pabellón en el que se mostrarían productos industriales, pero también rurales y manufacturados62, además de aspectos de carácter cultural, artístico y administrativo; asimismo, se levantarían dos cobertizos para los productores de lanares y vacunos. De este modo, esta propuesta sería aprobada por el Congreso de los Diputados el 11 de mayo de 1927, fijando una primera dotación de 80.000 pesos-oro que, posteriormente, ascenderían a 100.000 al decidir que el pabellón sería permanente en vez de provisional, pues tras la Exposición el edificio pasaría a ser consulado y una biblioteca bajo el nombre de "América de Uruguay".

Establecida la partida presupuestaria, se crearía un comité que convocaría un concurso entre los arquitectos que residieran en el país para que presentaran sus trabajos, con el 3 de septiembre de 1927 como fecha límite; las condiciones básicas serían dos: que el proyecto fuera económico y que se ajustara al estilo mayoritario del Sur de España, es decir, que el edificio resultante fuera de estilo mudéjar, o morisco, etc., lo cual no acabó de convencer a los arquitectos, pues pensaban que ningún edificio creado de nuevas en alguno de esos estilos sería mejor que los ya existentes en España. En total, se presentaron 19 proyectos, resultando ganador del concurso el de Mauricio Cravotto. En diciembre de ese mismo año, el doctor Francisco Torres Insargarat es nombrado Comisario General del Gobierno uruguayo en la Exposición, trasladándose a Sevilla y estableciéndose en el Consulado de Uruguay para gestionar todo lo relacionado con el otorgamiento de la parcela, etc., consiguiendo que se le cediera el edificio que se iba a construir durante 75 años, igual que los demás países americanos participantes.

Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Portada principal del Pabellón de Uruguay

Portada principal del Pabellón de Uruguay.

La primera ubicación del pabellón iba a estar próxima al de México, pero ésta fue adjudicada a Brasil, por lo que finalmente se le dio una cercana a los pabellones de Estados Unidos y de Chile. Con una superficie de 2.324 metros cuadrados, le fue entregada el 8 de junio de 1928, a falta de que el Ayuntamiento formalizara las escrituras.

El arquitecto Emilio Conforme y el contratista sevillano Manuel Álvarez serían los encargados de ejecutar el proyecto. El edificio estaría compuesto de dos piezas yuxtapuestas y diferenciadas: por un lado, la nave principal, creada por la intersección de dos cuerpos que forman un crucero63; y por otro lado, el cuerpo trasero, con forma de triángulo equilátero64 que queda organizado como deambulatorio65 de baja altura alrededor de un espacio central. Al exterior, resulta ser bastante sobrio, contando con una portada neobarroca.

Por lo que respecta a los productos expuestos, se pudieron ver elementos relacionados con la ganadería y el comercio de carne congelada y en conserva, con otras industrias como la lana, además de diversas obras de arte contemporáneo que fueron elegidas en un Concurso Nacional. Así, por parte del sector público, participaron los ministerios de Obras Públicas e Industria; las direcciones de Agronomía, Inmigración, Inspección de Colonias, Estadísticas, Enseñanza Industrial; las escuelas de Veterinaria y Odontología; etc. En cuanto al sector privado, éste mostró carnes y conservas, calzado, cueros, madera, tejidos, vinos y licores, etc.

En la actualidad, acoge las dependencias de la Unidad Administrativa de la Universidad de Sevilla.

Localización: Avenida de Chile, s/n. 41013 Sevilla.


Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Pabellón de Chile

Pabellón de Chile.

Y terminamos nuestro reportaje dedicado a la Exposición Iberoamericana de 1929 con el Pabellón de Chile. La invitación oficial para participar en el certamen le llegó por parte del Gobierno español el 19 de noviembre de 1924; dos meses después, el 21 de enero de 1926, el Gobierno de Chile aceptaba, siéndole cedidos los terrenos para que construyera su edificio el 28 de noviembre de 1927. Ese mismo año, la Asociación de Arquitectos de Chile celebró un concurso organizado por la Comisión Chilena para la Exposición, recogiendo en las bases que el edificio proyectado sería permanente y los terrenos en los que se construiría; el ganador sería el arquitecto Juan Martínez Gutiérrez, por entonces profesor de Construcción Decorativa en la Universidad de Santiago, cuyo trabajo mostraba ciertos elementos característicos de la cultura chilena, pero también cercanos a la vanguardia expresionista, pues quiso simbolizar la orografía66 del país.

Las obras comenzarían antes de que acabara el año y estarían dirigidas por el propio Martínez Gutiérrez, que llegaría a Sevilla el 31 de octubre de 1927. Sin embargo, los trabajos se desarrollaron con algunos problemas: se hicieron algunas mejoras y ampliaciones sobre el proyecto original, lo cual conllevó una subida en el presupuesto, aceptando el Gobierno de Chile un aumento hasta 1.500.000 pesos; a cambio, la empresa constructora renunció y Martínez Gutiérrez fue cesado a cuatro meses del término de las obras, las cuales finalizaron a mediados de agosto de 1929, estando ya al frente de ellas el arquitecto sevillano Casto Fernández Shaw, que se comprometió a respetar el diseño original. El resultado fue un edificio de 2.687,5 metros cuadrados de superficie, el más extenso de toda la Exposición, enmarcado en una parcela de 5.699 y que alcanzó un coste de entre 250 y 300 pesetas por metro cuadrado.

Cuenta con tres plantas de altura en casi todo el conjunto del pabellón, mientras que la torre asciende hasta los 50 metros de alto. Si bien prácticamente toda su estructura es de hormigón, las zonas nobles cuentan con elementos de madera vista, así como con artesonados en algunas partes. En el patio, las columnas son de piedra natural en dos colores, rojo y gris, mientras que la portada, de formas precolombinas67, es roja, como el zócalo exterior.

En cuanto al contenido de la muestra, hubo una gran variedad de elementos, tanto privados como públicos, distinguiéndose un buen número de secciones: la de Industria, con información sobre los diferentes procesos de extracción y los usos del salitre y el yodo, además de maquinaria pesada, cuero, calzado..., así como una exposición de la Escuela de Artes y Oficios de Santiago; la de vinos, conservas y productos alimentarios, con la asistencia de veinte bodegas y cuarenta empresas conserveras; el Salón de Prensa, donde se hacía un repaso de la historia del periódico chileno "El Mercurio", además de una selección de revistas y diarios de la época; la de Turismo, donde se podían ver fotos de paisajes y playas de Chile, y también se promocionaba el país; el Salón del Cobre, en el que se enseñaba cómo se transformaba este metal hasta que quedaba convertido en algún objeto; la de Fomento, en la que, entre otros, había un mapa con todas las líneas de vapores de Chile que eran utilizadas en el comercio exterior; la de minerales; la de Geografía e Historia; la de Bellas Artes, en la que se mostraba una exposición de 24 esculturas y 170 pinturas del Museo de Bellas Artes de Santiago, así como de artistas contemporáneos, como los pintores chilenos Laureano Ladrón de Guevara y Arturo Gordon; la de arte araucano68 y popular, con colecciones de alfarería, tejidos y plata Araucana; y un largo etcétera. Cabe mencionar también que en el segundo piso se instaló un salón de reproducciones para 300 personas.

El pabellón, así como los terrenos anejos, serían cedidos al Gobierno español por el chileno el 12 de octubre de 1935 para que en él se instalara una Escuela de Oficios y Artes Aplicadas. Sin embargo, con el estallido de la Guerra Civil Española su destino tuvo que esperar y durante la contienda fue usado como hospital, pasando a tener la utilidad prevista una vez terminada la guerra, algo que continúa hoy día, compartiendo el espacio con el Consulado de Chile, que ahí tiene su sede.

Localización: La Escuela de Arte de Sevilla tiene su acceso por Avenida de Chile, 1, mientras que el Consulado de Chile en la ciudad lo tiene en la Calle de La Rábida, 3. 41013 Sevilla.


* * *

Lourdes Morales Farfán es Licenciada en Periodismo por la Universidad Rey Juan Carlos. ↑



GLOSARIO

- 1 Jácena: Viga maestra. // viga que, tendida sobre pilares o columnas, sirve para sostener las cabezas de otros maderos también horizontales, así como para sustentar cuerpos superiores del edificio.
- 2 Artesonado: Techo, armadura o bóveda con artesones3 de madera, piedra u otros materiales y con forma de artesa invertida.
- 3 Artesón: Elemento constructivo poligonal, cóncavo, moldurado y con adornos, que dispuesto en serie constituye el artesonado.
- 4 Mascarón: Cara disforme o fantástica que se usa como adorno en ciertas obras de arquitectura.
- 5 Trapiche: Molino para extraer el jugo de algunos frutos de la tierra, como la aceituna o la caña de azúcar.
- 6 Revoco: Revestimiento continuo con mortero de cal, yeso y en ocasiones cemento, que se aplica en las fachadas sobre un enfoscado.
- 7 Pórtico: Sitio cubierto y con columnas que se construye delante de los templos u otros edificios suntuosos. // Galería con arcadas o columnas a lo largo de un muro de fachada o de patio.
- 8 Mineralogía: Ciencia que estudia los minerales.
- 9 Heráldica: Perteneciente o relativo a los blasones o a la heráldica. // Arte del blasón10.
- 10 Blasón: Arte de explicar y describir los escudos de armas de cada linaje, ciudad o persona. // Cada figura, señal o pieza de las que se ponen en un escudo.
- 11 Subrogación: Acción y efecto de subrogar12.
- 12 Subrogar: Sustituir o poner a alguien o algo en lugar de otra persona o cosa.
- 13 Lucernario: Linterna. // Torre pequeña más alta que ancha y con ventanas, que se pone como remate en algunos edificios y sobre las medias naranjas de las iglesias.
- 14 Diputación provincial: Corporación elegida para dirigir y administrar los intereses de una provincia.
- 15 Agropecuario: Que tiene relación con la agricultura y la ganadería.
- 16 Frontón: Remate triangular o curvo de una fachada, un pórtico, una puerta o una ventana.
- 17 Mixtilíneo: Dicho de una figura: Que tiene unos lados rectos y otros curvos.
- 18 Estanco: Sitio o tienda donde se venden géneros estancados19, y especialmente sellos, tabaco y cerillas.
- 19 Estancar: Prohibir el curso libre de cierta mercancía, concediendo su venta a determinadas personas o entidades.
- 20 Expendeduría: Tienda en que se vende al por menor tabaco u otros efectos, estancados o monopolizados.
- 21 Columna toscana: Columna perteneciente al orden toscano22, con altura de catorce módulos30, fuste31 liso con mucho éntasis32, capitel de molduras y basa ática33 simplificada.
- 22 Orden toscano: Orden que se distingue por ser más sólido y sencillo que el dórico23.
- 23 Orden dórico: Orden que tiene la columna de ocho módulos o diámetros a lo más de altura, el capitel sencillo y el friso adornado con metopas24 y triglifos28.
- 24 Metopa: En el friso25 dórico, espacio que media entre triglifo y triglifo.
- 25 Friso: Parte del entablamento26 en los órdenes clásicos que media entre el arquitrabe27 y la cornisa, en ocasiones ornamentado de triglifos, metopas u otros elementos.
- 26 Entablamento: Conjunto de molduras que corona un edificio o un orden de arquitectura y que ordinariamente se compone de arquitrabe, friso y cornisa.
- 27 Arquitrabe: Parte inferior del entablamento, la cual descansa inmediatamente sobre el capitel de la columna.
- 28 Triglifo: Adorno del friso dórico que tiene forma de rectángulo saliente y está surcado por dos glifos29 centrales y medio glifo a cada lado.
- 29 Glifo: Canal vertical poco profundo que decora el frente de los triglifos en los órdenes clásicos.
- 30 Módulo: Medida que se usa para las proporciones de los cuerpos arquitectónicos. En la antigua Roma, era el semidiámetro del fuste en su parte inferior.
- 31 Fuste: Parte de la columna que media entre el capitel y la basa.
- 32 Éntasis: Parte más abultada del fuste de algunas columnas.
- 33 Basa ática: Basa formada por una escocia34 entre dos filetes35 y dos toros36, muy usada y de la que se derivaron otras.
- 34 Escocia: Moldura cóncava cuya sección está formada por dos arcos de circunferencias distintas, y más ancha en su parte inferior.
- 35 Filete: Componente de una moldura en forma de lista larga y angosta.
- 36 Toro: Bocel. // Moldura convexa lisa, de sección semicircular y a veces elíptica.
- 37 Aguas: Vertiente de un tejado.
- 38 Cercha: Patrón de contorno curvo, sacado de una tabla, que se aplica de canto en un sillar para labrar en él una superficie cóncava o convexa. // Cada una de las piezas de tabla aserradas que forman segmentos de círculo, con las cuales, encoladas unas con otras, se forma el aro de una mesa redonda, un arco, o cosas semejantes. // Cimbra. // Armazón que sostiene un arco u otra estructura durante su construcción.
- 39 Logia: Galería exterior con arcos sobre columnas, techada y abierta por uno o más lados.
- 40 Ténder: Depósito incorporado a la locomotora o enganchado a ella, que lleva el combustible y agua necesarios para alimentarla durante el viaje.
- 41 Chasis: Armazón del automóvil que soporta la carrocería.
- 42 Alminar: Torre de las mezquitas, por lo común elevada y poco gruesa, desde cuya altura convoca el almuédano43 a los musulmanes en las horas de oración.
- 43 Almuédano: Musulmán que desde el alminar convoca en voz alta al pueblo para que acuda a la oración.
- 44 Minarete: Alminar.
- 45 Arco de herradura: Arco que tiene más de media circunferencia y cuyos arranques vuelan tanto como la imposta46.
- 46 Imposta: Hilada de sillares algo voladiza, a veces con moldura, sobre la cual va sentado un arco.
- 47 Frontis: Fachada o frontispicio de un edificio o de otra cosa.
- 48 Yesería: Obra hecha de yeso.
- 49 Montera: Cubierta de cristales sobre un patio, una galería, etc.
- 50 Tejaroz: Alero del tejado. // Tejadillo construido sobre una puerta o ventana.
- 51 Ménsula: Elemento perfilado con diversas molduras, que sobresale de un plano vertical y sirve para recibir o sostener algo.
- 52 Alcaicería: En Granada y otros pueblos de su antiguo reino, aduana o casa pública donde los cosecheros presentaban la seda para pagar los derechos establecidos por los reyes moros. // Sitio o barrio con tiendas en que se vende seda cruda o en rama u otras mercaderías.
- 53 Ambulatorio: Dispensario. // Establecimiento destinado a prestar asistencia médica y farmacéutica a enfermos que no se alojan en él.
- 54 Ochavado: Dicho de una figura: De ocho ángulos iguales y ocho lados iguales cuatro a cuatro y alternados.
- 55 Cónsul: Persona autorizada en una población de un Estado extranjero para proteger las personas e intereses de los individuos de la nación que la nombra.
- 56 Quintal: Peso de 100 libras equivalente en Castilla a 46 kg aproximadamente.
- 57 Rancho: En diversos países sudamericanos: Granja donde se crían caballos y otros cuadrúpedos.
- 58 Iconografía: Conjunto de imágenes, retratos o representaciones plásticas, especialmente de un mismo tema o con características comunes. // Representación o imagen de un personaje o de una realidad determinados. // Sistema de imágenes simbólicas. // Arte de la imagen o la representación plástica. // Estudio de las imágenes o representaciones plásticas en el arte.
- 59 Greca: Adorno consistente en una faja más o menos ancha en que se repite la misma combinación de elementos decorativos, y especialmente la compuesta por líneas que forman ángulos rectos.
- 60 Orfebrería: Arte del orfebre61.
- 61 Orfebre: Persona que labra objetos artísticos de oro, plata y otros metales preciosos, o aleaciones de ellos.
- 62 Manufacturar: Fabricar con medios mecánicos.
- 63 Crucero: Espacio en que se cruzan la nave mayor de una iglesia y la que la atraviesa.
- 64 Triángulo equilátero: Aquel que tiene sus tres lados iguales, así como sus tres ángulos, siendo cada uno de éstos de 60º.
- 65 Deambulatorio: En las catedrales y otras iglesias, espacio transitable situado detrás del presbiterio que da ingreso a otras capillas situadas en el ábside.
- 66 Orografía: Conjunto de montes de una comarca, región, país, etc.
- 67 Precolombino: Dicho de Iberoamérica o de lo iberoamericano: Anterior a los descubrimientos de Cristóbal Colón.
- 68 Araucano: Dicho de una persona: Especialmente en la conquista española, mapuche69.
- 69 Mapuche: Dicho de una persona: De un pueblo amerindio que, en la época de la conquista española, habitaba en la región central y centro sur de Chile, y que hoy constituye el pueblo indígena mayoritario de Chile.

DATOS DE INTERES

HORARIOS DE APERTURA/VISITA:

LOCALIZACIÓN Y COMUNICACIONES:
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METRO:
AUTOBÚS: Líneas 1, 6, 30, 31, 33, 34,37, C1 y C2.
COCHE:


BIBLIOGRAFIA Y ENLACES EXTERNOS:
- Cristina Domínguez Peláez: "El Parque de María Luisa, esencia histórica de Sevilla"; Servicio de Publicaciones del Ayuntamiento de Sevilla; Sevilla, 1995; ISBN: 84-86810-62-0; Depósito Legal: SE-962-95.
- Eduardo Rodríguez Bernal: "Historia de la Exposición Íbero-Americana de Sevilla de 1929"; Servicio de Publicaciones del Ayuntamiento de Sevilla, 1994; ISBN: 84-86810-39-6; Depósito Legal: SE-1.544-1994.
- Alejandro Guichot y Sierra: "El cicerone de Sevilla. Monumentos y Artes Bellas (Compendio histórico de vulgarización). Tomo I; Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Sevilla; Sevilla, 1991, reedición del original publicado en 1925.
- Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico
- Ayuntamiento de Sevilla. Gerencia de Urbanismo. Archivo Gráfico y Publicaciones
- Exposición Íbero-Americana de Sevilla 1929, de Juan José Cabrero Nieves.
- Diario de Sevilla - El Pabellón Vasco albergará un Instituto de Oftalmología
- DRAE

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