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una Ventana desde Madrid

Andalucía

Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929 (I)

Por Lourdes Morales Farfán

Miércoles, 25 de noviembre de 2015


Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Paseo de la Plaza de España

Paseo de la Plaza de España.

La en otros tiempos rica y pujante ciudad de Sevilla entró en el siglo XX con una estructura atrasada, lejos de la industrialización que otros lugares vivieron durante la centuria anterior y un desarrollo urbanístico con insuficiente agua potable para toda la población y una red de alcantarillado sin terminar, que apenas había sobrepasado sus antiguas murallas. A pesar de la desaparición de gran parte de éstas, tras la Revolución de 1868 que destronó a la Reina Isabel II, la ciudad veía estrangulada su expansión por diferentes motivos. Por el Este, las vías de ferrocarril surgidas desde la caída de las murallas frenaban igualmente su crecimiento; por el Oeste, se encontraba con el cauce del río Guadalquivir y las frecuentes riadas de éste que causaban el mismo efecto, si no peor aún; en el Norte, el cementerio y el hospital allí existentes degradaban la ciudad; no quedaba más que el Sur, con su Palacio de San Telmo y los numerosos jardines que allí había, para permitir su ensanche. A pesar de todo ello, la ciudad, debido a una gran emigración de población campesina que encontraba más atrayente la vida en la ciudad, experimentó un crecimiento poblacional del 64% en el primer tercio del siglo XX, pasando de los 148.315 habitantes de 1900 a los 228.729 de 1930. A este aumento no fueron causas ajenas las numerosas obras de reformas urbanas y la Exposición Iberoamericana de 1929 que se sucedieron entonces en Sevilla.

Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Estanque central de la Plaza de América

Estanque central de la Plaza de América.

Pero antes de hablar de esta última, mencionemos, aunque sea brevemente, otras dos anteriores a ella y de donde surgió la idea de realizarla. En el año 1905, se celebra la Exposición de Productos Sevillanos e Industrias Agrícolas, Vinícolas y Mineras, en donde, entre otros premios, existió uno instaurado por la prensa local que obtuvo el Director Gerente de la Fábrica de Vidrios "La Trinidad" Luis Rodríguez Caso, Comandante de Artillería y hombre muy emprendedor. Tras lograr el anterior galardón, Caso pasó a ser un habitual de ciertos círculos sociales, entre ellos una tertulia en la que exponía sus proyectos de regeneración para un país aún apesadumbrado por la derrota de 1898. Surgió así la idea de celebrar, en 1908, coincidiendo con el centenario del inicio de la Guerra de la Independencia Española (1808-1814), la fiesta "España en Sevilla", en la que participarían grupos folclóricos procedentes de todas las regiones españolas, en un acto de homenaje a la Bandera y a la unidad nacional. El 30 de abril, día señalado para ello, se izó solemnemente la Bandera Nacional en un acto en el que también estaban las distintas banderas regionales y las de los países hispanoamericanos, algo curioso si tenemos en cuenta que, entonces, el nacionalismo catalán cobraba gran fuerza, y Cuba y Filipinas se habían independizado apenas diez años antes. La fiesta fue todo un éxito y Rodríguez Caso, su organizador, fue homenajeado el 25 de junio de 1909 en la Capitanía General de Sevilla, momento en que él pronunció un discurso en donde planteaba la posibilidad de realizar en la ciudad, para el año 1911, una Exposición Internacional Hispano-Ultramarina.

Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Hotel Alfonso XIII

Hotel Alfonso XIII, el primer "Gran Hotel" con que contó Sevilla.

Las autoridades asistentes se mostraron poco entusiasmadas por la idea, algo entendible al carecer de una más detallada información, pero la prensa local se entusiasmó con la idea, presentándola como una forma de situar a la ciudad en el siglo XX, algo que logró la movilización social. La reacción del gobierno central fue, primero, apoyar la iniciativa, para posteriormente retirarlo argumentando que dicha empresa pertenecía a la Sociedad Unión Ibero-Americana, fundada en 1886. Aunque esta postura ocasionó vivas protestas de diferentes sectores de la sociedad sevillana, las cuantiosas bajas militares que estaba provocando el conflicto que a la vez se sucedía en el Rif (Norte de Marruecos) enfrió las mismas y el proyecto parecía terminado antes de haberlo empezado. Sin embargo, bajo el título de "Alerta sevillanos", Caso y sus compañeros de tertulia publicaban, el 7 de febrero de 1910, un artículo en el que informaban de las intenciones de la ciudad de Bilbao, sin las protestas ahora de la Unión Ibero-Americana, de organizar otra exposición que se llamaría "Exposición Anglo-Ibero-Americana". Ante esto, el pueblo sevillano se unió en defensa de su certamen y se manifestó en defensa de su Exposición delante del rey Alfonso XIII durante una visita de éste a Sevilla. Posteriormente, el rey se convertiría en un visitante asiduo de la ciudad durante todo el proceso de preparación y obras del certamen. Poco después, Bilbao dejaría de ser un problema, al no tener fondos con que continuar su empresa, por lo que la capital andaluza logra el permiso oficial el día 19 de marzo de 1910 para celebrar la Exposición Hispano-Americana en 1914. Nadie diría entonces que aún deberían de pasar 19 años para celebrarla.

Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Vista del Pabellón Real desde el vértice Noroeste

Vista del Pabellón Real desde el vértice Noroeste.

La organización de la Exposición tuvo diferentes órganos directores desde la primera Comisión Iniciadora, formada por Caso y sus compañeros de tertulia, carentes de cualquier medio con el que poder llevar a cabo la iniciativa, excepto la capacidad de convicción para con las autoridades. Descartada la empresa privada, falta de las condiciones económicas necesarias para ejecutar el proyecto, fue el Ayuntamiento de Sevilla el que asumió la responsabilidad de su realización con la creación del Comité Ejecutivo, dependiente de él. Muy criticado en 1912 por su politización, a partir de 1914 el Comité se fue abriendo a distintos sectores de la población sevillana de una forma que mientras iba ganando como foro representativo de la misma, iba perdiendo en su capacidad de decisión. Por este motivo, se crea un nuevo órgano, la Comisión Permanente, con menos personal y más capacidad de acción. A pesar de tener unos muy detallados reglamentos de actuación, el Comité apenas hizo caso de ellos, algo en lo que coincidió con Aníbal González, arquitecto jefe de la Exposición entre 1911 y 1926, y al que se debe el carácter historicista de la mayoría de las construcciones de la muestra, al haber marcado el camino con sus primeros edificios para la misma. No obstante, Aníbal actuaba sin respetar los presupuestos, plazos, etc., contando siempre con el visto bueno del Comité, lo cual, al nombrar un nuevo Director Artístico en sustitución de él y ante el que tendría que presentar sus trabajos, ocasionó que dimitiera. Lo sustituiría en la dirección artística de la Exposición Vicente Traver y Thomas (Castellón de la Plana, 1888 - 1966), y en su obra cumbre, la Plaza de España, Pedro Sánchez Núñez (1882 - 1956). En el momento de su dimisión, 1926, sólo se había terminado el Parque y la Plaza de América, estando la de España aún en obras, al igual que gran parte de todas las demás construcciones.

Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Entrada monumental del Pabellón de Bellas Artes

Entrada monumental del Pabellón de Bellas Artes.

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En un principio, el Gobierno Central apenas interviene en la dirección del proyecto, nombra a algunos representantes ante la Comisión Permanente y crea la Comisaría Regia, la cual, al representar al rey, es en realidad la máxima autoridad. Tras el establecimiento de la dictadura de Miguel Primo de Rivera el 13 de septiembre de 1923, comienza una mayor intervención al regularizar las funciones del Comité Ejecutivo, pero es a partir de 1926, después del nombramiento como Comisario Regio de José Cruz Conde (Córdoba, 1878 - Madrid, 1939), cuando, debido a lo ineficaz en las actuaciones del Comité, decide tomar el mando de la misma, desplazando al Ayuntamiento en beneficio de la Comisión Regia, dependiente directamente de la Presidencial del Gobierno. Este nuevo mando, junto a algunas disposiciones que no hacían sino aumentar él mismo, provocó otras varias dimisiones, entre ellas las de los alcaldes Agustín Vázquez Armero y Pedro Armero Manjón, en 1926 y 1927, respectivamente.

Aunque inicialmente no se pensó que la celebración de la Exposición se extendería tanto en el tiempo, la situación urbanística de Sevilla y el lujo que se le quiso dar al acontecimiento obligaron a llevar a cabo tal cantidad de obras que junto las carencias económicas, las dudas sobre los países asistentes, o la muere de la Reina Madre, María Cristina, el 6 de febrero de 1929, obligaron a posponer continuamente la fecha de inauguración, sucediéndose las de octubre de 1914, enero de 1916, abril de 1927, octubre de 1928, marzo de 1929 y, finalmente, 7 y 9 de mayo de 1929. Estos retrasos provocaron la coincidencia de fechas con la Exposición de Barcelona, algo que en principio nadie deseaba. Otro problema con las fechas sucedió con la de clausura, el 21 de junio de 1930, la cual no se fijó hasta diciembre de 1929, con lo que muchos expositores participaron en el certamen sin saber exactamente hasta cuándo duraría éste. Igualmente, el Reglamento General de la Exposición, por la que se regulaba la participación privada, no estuvo disponible hasta abril de 1927.

Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Cúpula del Pabellón de Portugal

Cúpula del Pabellón de Portugal.

Es en el año 1926 cuando el Gobierno comienza una intervención con el fin de dar una mayor rapidez a los trabajos, no sólo por el mejor aprovechamiento de todo el capital invertido, sino también para poder mostrar al mundo una obra que ensalzase la imagen de España; sin embargo, esto obligó a que, llegado el momento de la inauguración, muchos pabellones no estuvieran terminados aún. A esta nueva determinación del Gobierno no es ajena la llegada al poder de Primo de Rivera y la política americana que éste quería seguir. Es también a partir de 1926, con Cruz Conde al mando, cuando comienza una campaña de propaganda, ya que hasta entonces apenas se había hecho nada, pero ni ésta siguió siendo mejorable, ya que la opinión general al respecto es que fue poca, tardía y no se invirtió lo suficiente para poder obtener buenos resultados. Una buena forma de publicitarse y de lograr un mejor conocimiento de la localidad es con la organización de congresos, algo que también puede beneficiar a los congregados si en la ciudad se vive una ocasión especial. De hecho, en Sevilla, desde que comenzó la preparación de la Exposición, se sucedieron cinco congresos apoyados por el Gobierno (I y II Congresos de Historia y Geografía Hispano-Americana, en 1914 y 1921; IV Congreso Internacional de Carreteras, en 1923; Congreso Nacional de Comercio Español en Ultramar, en 1923; y el Congreso Internacional de Oceanografía, Hidrografía Marina e Hidrología Continental, en 1929), además de muchos otros de un menor reconocimiento.

Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Fachada Norte (posterior) del Pabellón Mudéjar

Fachada Norte (posterior) del Pabellón Mudéjar.

En un principio, la Exposición iba a estar abierta a todo tipo de participantes, pero dada la mala situación económica de Sevilla se prefirió dar mayores facilidades a las muestras artísticas, en detrimento de las industriales, algo que se pensaba podía despertar un mayor interés turístico; aún así, la artesanía local tuvo un brillante desempeño.

Rodríguez Caso deseaba que en la Exposición participaran todos los pueblos que habían sido colonizados por España, incluidos los africanos, los cuales no fueron incluidos en la misma hasta la Comisaría Regia (2 de octubre de 1922 - 21 de diciembre de 1925) de Fernando Barón y Martínez Agulló, cuando también se decidió la participación de Portugal y Brasil.

En el certamen, participaron dieciocho Estados, aparte de España, y su concurrencia no fue fácil, ya que en ocasiones hubo que repetir varias veces la invitación. Una invitación discutida por algunos sectores, que no veían con buenos ojos su presencia, era la de Estados Unidos, con el que se había combatido en el año 1898; sin embargo, el propio monarca Alfonso XIII intercedió en favor de su asistencia, lo cual también fue compartido por un sector de la población, que valoraba el beneficio que para la Exposición podría suponer la muestra de sus adelantos técnicos. Los estados asistentes fueron Argentina, Bolivia (g), Brasil, Colombia, Costa Rica (g), Cuba, Chile, Santo Domingo, Ecuador (g), El Salvador (g), Estados Unidos de América, Guatemala, México, Panamá (g), Perú, Portugal, Uruguay y Venezuela (p), todos ellos con pabellones permanentes, excepto el señalado con (p), que es provisional, y los 5 con (g), que expusieron en las Galerías. A estas naciones, el Ayuntamiento sevillano les cedió suelo municipal para que pudiesen levantar sus pabellones en él, con unas condiciones muy poco modificadas posteriormente por el Gobierno y que establecían, entre otras obligaciones, la cesión por 75 años del mismo con la condición de que lo utilizasen en labores artísticas o comerciales relacionadas con su país. Los Estados Unidos de América obtuvieron unas mejores condiciones, al negociar directamente con el Gobierno nacional y lograr una prórroga en la cesión por un tiempo indefinido.

Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Torre Sur de la Plaza de España

Torre Sur de la Plaza de España vista desde la galería de la planta baja que recorre perimetralmente la construcción.

También fueron invitadas a participar las distintas regiones españolas y todas las provincias andaluzas (Almería, Cádiz, Córdoba, Granada, Huelva, Jaén, Málaga y Sevilla), siendo la región de las Islas Baleares la única que no tuvo pabellón propio. Debiendo acudir, según les señaló Aníbal González, con representaciones del arte y la etnografía1 propias de cada una de ellas, las dificultades económicas de entonces provocaron que la concurrencia no fuera todo lo brillante que se hubiera deseado y que algunas regiones no tuvieran finalizado su pabellón en el momento de la inauguración de la Exposición. A ello también influyó que la Exposición de Barcelona también pugnaba por obtener una destacada participación regional.

Un magno proyecto no realizado fue, en 1918, la idea de crear una Universidad Hispano-Americana destinada a estudiantes de Hispanoamérica, y a pesar de no prosperar el proyecto, fue utilizado para obtener fondos del Gobierno central destinados a ella y utilizarlos, en cambio, en otras construcciones de la Exposición.

Encontrar el lugar en el que situar el emplazamiento para la Exposición no fue una tarea fácil, aunque prácticamente todo el mundo estaba de acuerdo en que éste tenía que estar al Sur, el único sitio por donde Sevilla podía posteriormente crecer. El lugar escogido finalmente estuvo señalado por la gran cantidad de suelo que el Ayuntamiento poseía en la zona, aunque hubo que comprar más y enfrentarse a la revalorización que del mismo habían hecho sus propietarios. De hecho, parte de los 1.343.200 metros cuadrados que ocupó el acontecimiento eran sólo arrendados, con lo que los pabellones en ellos construidos fueron demolidos al terminar la celebración. Se dividía en los núcleos de los Jardines de San Telmo, el Prado de San Sebastián, el Paseo de las Delicias, el Sector Sur, el Parque de María Luisa, la Plaza de España y la Plaza de América, destacando estos tres últimos por ser los mejor organizados. Un factor añadido en la elección del lugar fue la cercanía a él del Parque de María Luisa, para el que se había reservado un papel especial en la celebración. De hecho, en 1910, el Comité Ejecutivo encargó su reforma al prestigioso arquitecto paisajista francés Jean Claude Nicolás Forestier (Aix-les-Bains, Saboya, 9 de enero de 1861 - París, 26 de octubre de 1930), conservador de los jardines públicos de París y Bosque de Boulogne, el cual finalizó la obra exitosamente y en el plazo fijado, 1914.

Una vez terminados los jardines, es el Ayuntamiento quien, en 1915, decide emprender en solitario, financiándolo, la construcción de un gran hotel que pueda atraer a un turismo de calidad ante la pasividad y el nulo interés demostrados por la iniciativa privada.

Veamos qué construcciones realizadas con motivo de la Exposición se han conservado hasta nuestros días.


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Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Gran Hotel Alfonso XIII

Gran Hotel Alfonso XIII. Fachadas Norte (izquierda) y Oeste (derecha).

Junto a la Puerta de Jerez, ocupando la manzana delimitada por la Avenida Roma y las calles de San Fernando, Doña María de Padilla y Palos de la Frontera, se encuentran, sobre una superficie de 13.088 metros cuadrados, el Gran Hotel Alfonso XIII y sus jardines.

Desde un primer momento, los organizadores de la Exposición tuvieron claro, al igual que un importante número de sevillanos, la carencia que tenía la ciudad de un casino y de un lujoso Gran Hotel, algo que ya fue tenido en cuenta por Rodríguez Caso en su discurso de 1909. De hecho, dos años después, el 23 de junio de 1911, el Comité Ejecutivo de la Exposición es autorizado por el Ayuntamiento sevillano para la búsqueda de una entidad privada que construyese ambos edificios, estableciendo como posibles ubicaciones de los mismos los Jardines de Eslava o los de María Cristina. Así, pocos meses después, el importante terrateniente y político Don Miguel Sánchez-Dalp y Calonge (Aracena, Huelva, 1871 - Sevilla, 1961) intenta establecer una sociedad en Sevilla para la construcción de tan lujoso hotel; sin embargo, esta iniciativa fracasaría, al no lograr reunir el suficiente capital. Por este motivo, y ante la falta de algún otro proyecto de carácter privado, el 9 de abril de 1915 es el Ayuntamiento, a través de una delegación que otorga al Comité Ejecutivo, quien debe responsabilizarse de la obra, cediendo para ello los Jardines de Eslava, valorados entonces en 1.300.000 pesetas, y concediendo varias subvenciones hasta totalizar, a 31 de diciembre de 1925, 3.800.326 pesetas. Una cantidad a la que hay que añadir otros tres millones de pesetas, contabilizados en 1926 para muebles y diverso menaje, posteriormente rebajados en 1.024.178 pesetas, y otros 4.955.284 necesarios para la finalización de las obras, según las cuentas del 9 de abril de 1929.

Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Fachada principal del Gran Hotel Alfonso XIII

Fachada principal (Norte) del Gran Hotel Alfonso XIII.

La suma de todas las cuantías anteriores nos da una cifra muy superior a la presupuestada inicialmente por el Comité Ejecutivo, el cual, al organizar el concurso de arquitectos para la edificación del Hotel Alfonso XIII, estableció que debía ser levantado por un importe máximo de 2.000.000 de pesetas. Antes de este concurso, el Comité encargó unos anteproyectos a los arquitectos Francisco de Urcola Lazcanotegui, Templier y Casalis, a partir de los cuales establecieron las condiciones de la convocatoria, en la que solicitaban la construcción de un hotel con una capacidad de doscientas habitaciones ampliables, en una segunda fase no realizada, hasta trescientas. Al concurso se presentaron once propuestas diferentes, siendo elegida la que llevaba por nombre "Guadalquivir", de José Espiau y Muñoz (Sevilla, 1879 - 1938), quien, para su realización, se había inspirado en el anteproyecto de Francisco de Urcola, y aunque posteriormente fue Urcola quien se encargó de la obra, los dos arquitectos firmaron el edificio.

Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Torre-mirador del Gran Hotel Alfonso XIII

Torre-mirador del Gran Hotel Alfonso XIII.

Este Gran Hotel es un inmueble de planta cuadrada construido alrededor de un gran patio porticado al que se quiso dotar, tomando como modelo el del Hospital de los Venerables, de un espacio central algo hundido con una fuente en su interior, algo con lo que no estuvo de acuerdo el rey Alfonso XIII, por lo que el suelo se situó al mismo nivel que el del resto del edificio. Cuenta con dos fachadas principales, la Norte, que da a la Calle de San Fernando, y la Oeste, a los Jardines de Cristina, unidas ambas por una torre mirador situada en el vértice Noroeste y una monumental portada.

El edificio está realizado en un estilo ecléctico2 que reúne diversos elementos del regionalismo sevillano con las fachadas de ladrillo visto, adornadas con cerámicas en las que aparecen diversos elementos propios de los estilos mudéjar3, renacentista4 o barroco5, algo que pudo causar la falta de unanimidad en el fallo del jurado, al no estar basado en las características paredes blancas, típicas de las casas rurales, que hubieran preferido algunos sus miembros, como Benigno de la Vega Inclán y Flaquer (Valladolid, 1858 - 1942), o Luis Moliní Uribarri, que votaron a favor del proyecto de Vicente Traver, nombrado como "H".

La inauguración del hotel, el 17 de marzo de 1928, no desilusionó a nadie; Sevilla contaba a partir de entonces con un alojamiento de primer nivel en el que alojar muy dignamente a todo visitante ilustre de la ciudad. No en vano, el coste de los lujos con que se dotó estuvo muy por encima de lo previamente presupuestado y fue causa de una grave crisis en el Ayuntamiento.

El Alfonso XIII ha tenido diversas restauraciones, destacando las de 1971, dirigida por uno de los últimos miembros del regionalismo sevillano, el arquitecto Antonio Delgado y Roig (Sevilla, 1902 - 2002); y la realizada para la Exposición Internacional de Sevilla de 1992.

Localización: Calle San Fernando, 2. 41004 Sevilla.


Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Monumento al Cid Campeador

Monumento al Cid Campeador.

En la Avenida del Cid, entre las glorietas de Juan de Austria, por el Norte, y de San Diego, por el Sur, cercano a esta última, se encuentra el Monumento al Cid Campeador, el héroe medieval español, una estatua ecuestre7 obra de la estadounidense Anna Hyatt Huntington (Cambridge, Massachusetts, Estados Unidos, 1876 - Redding, Connecticut, Estados Unidos, 1973), quien, tras realizarla en 1929, decidió donarla a la ciudad de Sevilla. Al parecer hay otras copias de la misma en las ciudades de Nueva York, San Francisco y San Diego (Estados Unidos), en Buenos Aires (Argentina) y en Valencia (España). En ella, aparece nuestro héroe, Rodrigo Díaz de Vivar, empuñando con la mano derecha una lanza embanderada8, mientras lleva en la cintura su famosa espada Tizona, y con la izquierda lleva las riendas de "Babieca", su caballo. Éste lo ha querido presentar la autora con la pata izquierda levantada, lo cual en Estados Unidos tiene su significado, ya que allí, al igual que en algunos otros países, una estatua ecuestre en la que el caballo tiene una pata delantera levantada nos está informando de que el homenajeado murió a consecuencias de las heridas recibidas en el combate (si está con las dos delanteras levantadas es que murió en combate, y si tiene las cuatro apoyadas en el suelo, es que la causa de su fallecimiento no se debió a motivos bélicos).

El motivo de bronce se levanta sobre un pedestal construido con sillares9 de piedra en el que aparecen las inscripciones "Sevilla / morada y corte del rey poeta Mutamid10 / hospedó a Mío Cid embajador / de Alfonso VI y le vio volver / victorioso del rey de Granada", en su cara derecha, y "El Campeador / firme calamidad para el Islam / fue por la viril firmeza de su carácter / y por su heroica energía uno de los / grandes milagros del Creador. / Ben Bassam13", en la izquierda.

Localización: Avenida del Cid, s/n. 41004 Sevilla.


Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Pabellón de Portugal

Pabellón de Portugal.

En las inmediaciones del anterior monumento, en terrenos de El Prado de San Sebastián, se halla el que fuera Pabellón de Portugal, obra de los hermanos Carlos y Guillermo Rebello de Andrade, quienes proyectaron un edificio de marcado carácter neobarroco e historicista inspirado en el estilo Joao V, donde la cubierta, un techo en urna en el espacio central, queda dotada de un marcado movimiento, mientras que los muros presentan un contraste entre el encalado14 blanco y el granito de Viana; la decoración vino de la mano de los ceramistas Leopoldo Luigi Battistini y Viriato Silva, Alves de Sá, el forjador Ivo Días, los escultores Francisco Franco y Henrique Moreira, y el pintor Jorge Barradas.

El Pabellón de Portugal no era el único con el que el país participó en la Exposición (fue el que más presupuesto destinó: 2.700.000 pesetas para construir 3.250 m2 en una parcela de 4.614 m2), sino que en su parcela compartía espacio con el Pabellón de Macao, con forma de pagoda15 india, y varias edificaciones menores, hoy todo ello desaparecido. El edificio principal constaba de una parte que sería permanente, la más pequeña, que es la que ha llegado a nuestros días, y otra parte de mayor superficie, que sería provisional y que ha desaparecido. Ésta se hallaba levantada en la parte trasera del edificio actual y estaba compuesta por un patio central porticado rodeado por tres galerías en forma de U y estando el cuarto lateral cerrado por una construcción similar al pabellón que vemos hoy. El acceso al pabellón actual está tras una zona ajardinada y un colorido empedrado; aquí, la fachada principal queda abierta por una portada barroca sobre la que se halla un gran balcón que queda rematado por el escudo nacional de Portugal.

La participación de Portugal en la muestra no estaba del todo cerrada, pues cuando era prácticamente segura, el Gobierno portugués cambió de idea, negándose a construir un pabellón oficial y cediendo la asistencia sólo al sector privado, algo grave, pues prácticamente carecía de sentido la celebración de una Exposición que perdía así su carácter íbero-americano. Además, el país luso estaba envuelto en una serie de golpes de estado que no ayudaba a aclarar la situación. Así, un Comité de Propaganda presidido por el Ministro de España en Lisboa comenzó con la tarea de escribir continuos artículos en los medios de comunicación portugueses para conseguir la unión de los particulares y su determinación a construir un pabellón, una campaña en la que colaboraron la Sociedad de Geografía y la de Bellas Artes portuguesas, así como los numerosos españoles que tenían su residencia en Lisboa. De este modo, el 13 de marzo de 1926 se tuvo conocimiento de que finalmente sí que habría presencia oficial del país.

Entre las instalaciones de expositores, destacan las dedicadas a los vinos de Oporto, el café, el cacao, las conservas, la cerámica y la maquinaria industrial empleada en la elaboración de aceites. Además, en el mes de octubre de 1929 y hasta su clausura el 31 de enero del año siguiente, se llevó a cabo una Exposición de Arte Antiguo con obras que cedió el Museo Nacional de Lisboa, entre las que había pinturas, piezas de orfebrería, tapices, etc. Asimismo, el pabellón contó con un teatro con capacidad para 250 personas en el que se visionaban películas sobre la industria y la historia de Portugal.

Clausurado en enero de 1930, tras la Exposición, es sede del Consulado General de Portugal en Sevilla, función que sigue desempeñando en la actualidad.

Localización: Avenida del Cid, 1. 41004 Sevilla.


Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Casino de la Exposición del Pabellón de Sevilla

Casino de la Exposición del Pabellón de Sevilla (antiguo Salón de Fiestas durante la Exposición).

Cerca de la Portada de San Diego, en un vértice de los que eran Jardines de San Telmo y comunicada con aquella por la que fue nombrada como Avenida de San Telmo, en realidad un ramal de acceso desde la Glorieta de San Diego, se situó el Pabellón de Sevilla, el cual reemplazaba al Gran Casino proyectado inicialmente por Aníbal González y que, tras varios cambios en el proyecto, nunca llegó a construirse. En 1925, el Comité de la Exposición encarga a Vicente Traver y Thomas la realización de un nuevo proyecto que es aprobado el 13 de enero de 1927. Este pabellón, de estilo neobarroco e influencias italianas y de levante, curiosamente alejado por completo del regionalismo sevillano, cuando una de las premisas de los pabellones regionales o provinciales era su inspiración en la arquitectura local, está formado por dos cuerpos, uno de carácter cuadrangular con una rotonda-vestíbulo circular en su interior, el Salón de Fiestas, unido por el Suroeste a otro de planta rectangular levantado como teatro. El hecho de unir en una misma construcción un casino y un teatro seguía las experiencias de otros importantes lugares de vacaciones europeos como Baden-Baden, en Alemania; Montecarlo, en Mónaco; o Evian-les-Bains, Niza y Vichy, en Francia. Esto permitía que el público asistente al teatro, una vez finalizara la función, pudiera cenar, bailar, o jugar sin tener que salir del edificio.

Traver diseñó un inmueble al que dotó de una fachada con frontones16 curvos partidos y recubierta por molduras mixtilíneas17 en donde destaca la cúpula18 rebajada19 que cubre el Salón de Fiestas. El acceso hasta éste es a través de una terraza ovalada enmarcada entre las arcadas22 de columnas de los extremos. A ambos lados de la entrada principal, hay sendos retablos ovalados de cerámica realizados por Manuel Cañas Martínez (Madrid, 1869 - Utrera, Sevilla, 1954) y situados bajo un frontón mixtilíneo apoyado sobre columnas salomónicas23. En el interior del mismo, la cúpula, de 18 metros de altura y dotada de linterna29 y claraboyas (estas últimas hoy cegadas), está apoyada sobre dieciséis columnas de orden corintio30. La decoración de este Salón se basa en vidrieras de colores; escayolas pintadas (en especial de verde-gris y oro) que recubrían (y recubren) sus paredes; rosetones con pinturas al fresco de sus dos laterales, en los que se hace alusión a las dos principales fiestas sevillanas, la Semana Santa y la Feria; y las lámparas de bronce que cuelgan de la galería que rodea el círculo central, junto a diversas consolas de caoba y mármol que se han conservado en el lugar desde la Exposición.

El Salón de Fiestas estaba comunicado, a través de un acceso hoy cerrado situado al fondo del mismo, con el teatro, en particular con su patio de butacas; se trataba de un lujoso vestíbulo sobre el que se ubicaba el espacio dedicado a la orquesta. Por los laterales del Salón, se accede, por medio de puertas situadas bajo arcos de medio punto37, a diversos salones, estando a la izquierda el salón-comedor, y a la derecha, construido como vestíbulo lateral del teatro, diversos salones y un pequeño patio con columnas y fuente de mármol central. Hay que hacer hincapié en que aunque el teatro tenía una entrada principal y dos laterales que lo comunicaban con el exterior, en realidad la entrada principal la formaban las cinco puertas que lo comunicaban con el Salón.

Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Teatro Lope de Vega del Pabellón de Sevilla

Teatro Lope de Vega del Pabellón de Sevilla.

El teatro, unido al anterior cuerpo, está construido en el estilo italiano característico de los dedicados a la lírica, con planta de concha conforme a la acústica, patio de butacas, plateas38 y palcos en el entresuelo y el principal. Constaba de cuatro plantas con un telar de 22 metros de alto, dotado de un telón de damasco bordado, con el escudo de Sevilla en el centro, y un escenario dividido en escena como tal y en postescenario; el primero medía 18 metros de ancho por 11 de fondo, mientras el segundo tenía 12 de ancho por 6 de fondo. Estaba provisto de los últimos adelantos técnicos, entre ellos el alumbrado escénico y diversa maquinaria utilizada para crear distintos efectos especiales de imagen y sonido (relámpagos, truenos, etc.).

El local disponía de modernos sistemas de seguridad, en especial contra incendios, y estaba climatizado para moderar las situaciones de frío y calor; en el primer caso, mediante el uso de aislantes térmicos, como una doble capa de corcho, y en el segundo, por medio de tuberías de latón con pequeñas perforaciones que, situadas en el techo, producían una ligera y refrescante sensación de lluvia artificial.

La sala, decorada en estilo neobarroco, tenía la bóveda y otros lugares ornamentados con pinturas, cuya autoría se atribuye en exclusividad a los pintores José Martínez del Cid y Eloy Zaragoza aunque otras fuentes añaden a estas autorías las de Manuel Cañas y su hijo Francisco. De la bóveda colgaba una gran lámpara de madera tallada y estofada39 en oro. La decoración continuaba con las escayolas y barandas pintadas de marfil y dorado; las cortinas y tapicerías, de rojo; y las puertas y el mobiliario, de verde-gris. Finalmente, cabe contar que este último, muy lujoso y suministrado por la empresa Crowner S.A., de Madrid, contaba entre otros elementos con muebles de caoba cubana, pies de mesa de columna salomónica, cortinas de terciopelo, oro y seda, almohadones de pluma, o cristal de Bohemia en las lámparas de bronce.

El teatro fue inaugurado el 9 de mayo de 1929, el mismo día que se inauguró la Exposición Iberoamericana, con la representación de "El Vergonzoso en Palacio", de Tirso de Molina (sobrenombre de Fray Gabriel Téllez, Madrid, 1579 - Almazán, Soria, 1648). Tras la Exposición, el teatro, dada su lejanía del centro de la ciudad y la existencia en éste de otros, fue infrautilizado hasta que en 1935 es reclamado por el Ayuntamiento y, una vez recuperado, es cambiada su denominación en 1936 por la de Teatro Municipal Lope de Vega, celebrándose en él durante dicho verano diversos bailes con orquesta. El 18 de julio, día en que comenzó la Guerra Civil Española (1936-1939), finalizan dichos bailes, y el Casino es utilizado como hospital hasta el 25 de abril de 1938, cuando un incendio destruye gran parte de la sala del teatro, incluida la gran lámpara de madera. Medianamente reparado, en octubre de 1939 da comienzo en su interior una nueva temporada de ópera.

En 1950, es sometido a diversas reformas, y posteriormente, entre los años 1977 y 1985, es cedido al Ministerio de Cultura, quien le efectúa someras reparaciones y le cambia el nombre por el de Teatro Nacional de Sevilla Lope de Vega. No es hasta el año 1984 cuando se comienza la restauración del Casino bajo la dirección del arquitecto José García-Tapia, intervención que continúa, al año siguiente, en el Teatro, siendo dirigida ésta por el igualmente arquitecto Víctor Pérez Escolano (Valencia, 1945). Es en este último año cuando de la bóveda del teatro vuelve a colgar una gran lámpara, de bronce y cristales, procedente del también teatro El Coliseo, reconvertido entonces en sede bancaria.

En la actualidad, el antiguo Salón de Fiestas ha cambiado su nombre por el de Casino de la Exposición, estando destinado a sala de usos múltiples y vestíbulo del renombrado Teatro Lope de Vega.

Localización: Glorieta de San Diego, s/n (Casino) y Av María Luisa, s/n (Teatro). 41013 Sevilla.


Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Pilares que enmarcaban el camino de acceso al Pabellón de Sevilla llamado Avenida de San Telmo

Pilares que enmarcaban el camino de acceso al Pabellón de Sevilla, llamado Avenida de San Telmo.

La entrada a la Exposición Ibero-Americana, se situó en la Glorieta de San Diego y para ella diseñó Vicente Traver la Portada de la Exposición, formada por ocho grandes pilares41 enmarcando las avenidas de Portugal, de la Plaza de España (renombrada posteriormente como de Isabel la Católica), de María Luisa y de San Telmo (en realidad un acceso al Pabellón de Sevilla diseñado también por él), y un arco triunfal en el centro de los mismos. Los pilares, conservados todos, son de planta cuadrada con basa de mármol y cuerpo de ladrillo visto adornado con una pilastra cajeada42 y un reducido friso43 ornamentado con motivos vegetales y, a su vez, rematado por un frontón curvo partido en cada una de sus cuatro caras. Sobre el cuerpo, se eleva un pináculo51 de estilo neobarroco en el que se mezclan, decorándolo, los motivos vegetales y geométricos. Los cuatro pilares que enmarcan las avenidas de Isabel la Católica y de María Luisa son de mayor tamaño y cuentan además con ménsulas56 neobarrocas bajo los frontones antes citados.

Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Portada de San Diego

Portada de San Diego.

En el centro de estos cuatro pilares, se encuentra la Portada de San Diego, un arco de triunfo de estilo neobarroco diseñado también por Vicente Traver, con unas dimensiones muy inferiores, debido probablemente a dificultades económicas, a lo inicialmente planteado por Aníbal González. Sobre un podium57 de piedra caliza, se levanta una estructura de tres arcos de medio punto situados entre cuatro pilastras cajeadas de ladrillo visto, con una escultura de piedra arenisca en el interior de cada uno de ellos. El central es mayor que los laterales y se apoya sobre cuatro columnas de mármol con basa, fuste liso y capiteles compuestos58, mientras que los dos laterales se sostienen sobre jambas de ladrillo visto con formas almohadilladas63 como si fueran sillares de piedra. La imagen central es una simbología de Hispania, obra de Manuel Delgado Brackembury (Las Cabezas de San Juan, Sevilla, 1882 - 1941), que la ha querido representar como una figura femenina que con su mano izquierda retiene a un león que apoya su pata derecha sobre la bola del mundo, mientras que con la derecha sostiene el escudo con los cuatros antiguos reinos de la Corona de España (Aragón, Castilla, León y Navarra), y las dos laterales son sendas figuras femeninas, la "Tierra de Sevilla" y el "Cielo de Sevilla", en las que su autor, Enrique Pérez Comendador (Hervás, Cáceres, 1900 - Madrid, 1981), ha querido representar la riqueza, tanto material como espiritual, de la capital sevillana; la "Tierra", situada a la izquierda, lleva frutas en su mano derecha y espigas de trigo y uvas en la izquierda; el "Cielo" sostiene con su mano derecha una pequeña imagen de "La Inmaculada".

Bajo el pedestal de Hispania, brota una pequeña fuente, con forma de máscara y de un único caño, que vierte su agua sobre una pequeña taza con forma de venera64 que, a su vez, se desborda sobre la alberca inferior, de mayores dimensiones.

Localización: Glorieta de San Diego, s/n. 41013 Sevilla.


Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Bar Citröen

Bar Citröen.

El siguiente lugar por el que pasamos es el edificio del Bar Citröen, al que en algunas ocasiones, parece que de manera errónea, se toma como los restos del que fuera el Pabellón de la Quinta de Goya, cuando, en realidad, éste fue derribado. Y es que según cuenta el bisnieto del propietario del establecimiento originario del actual Bar Citröen y que podemos leer en el Blog Retahila.es, este edificio no era sino un pequeño kiosko acristalado dedicado a servir cafés y refrescos a los visitantes del parque, que posteriormente, durante los años 40 del pasado siglo XX, se reformó hasta tomar un aspecto muy similar al actual. Igualmente, podemos leer en el anterior blog que el nombre del bar se debe a un amigo del dueño que por aquellos años del pasado siglo, finales de la década de los 20 y principios de la de los treinta, aparcaba un vehículo de su propiedad y marca Citröen, de notable aspecto, con el fin de promocionarlo y así poder realizar ventas del mismo, ya que este avispado comerciante utilizaba este bar, en aquella época en que no existían los concesionarios de vehículos, como si fuera uno, llegando a veces a firmar en su interior los contratos de venta. De esta manera el kiosko pasó a ser conocido como el Bar Citröen.

Localización: Glorieta de San Diego, s/n. 41013 Sevilla.


Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Pabellón de Información

Pabellón de Información.

Por detrás de la Portada de la Exposición y frente al Bar Citröen, se encuentra el Restaurante "La Raza", cuyo edificio no es sino una remodelación, adecuación y ampliación del que fuera Pabellón de Información durante la Exposición Iberoamericana, realizado obviamente, como su nombre indica, para ofrecer información al público visitante. Su construcción fue aprobada el 13 de enero de 1928, siendo los autores del proyecto los arquitectos Vicente Traver y José Granados de la Vega (1898-1990).

El pabellón estaba formado por un cuerpo central de planta rectangular unido a otros dos cuerpos laterales, también de planta rectangular, aunque de un tamaño sensiblemente menor. En la fachada principal, cuenta con dos torres de cuerpo cilíndrico que delimitan el espacio central, separándolo de los laterales; ambos están rematados con un pináculo de obra sobre el que se levanta un adorno de forja. La decoración exterior, bastante sencilla, estaba basada, según podemos leer en el libro "Historia de la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929", de Eduardo Rodríguez Bernal, en la ornamentación neobarroca65 madrileña. Se trataba de un pequeño pabellón con unas dimensiones, tomadas de Exposición Ibero-Americana de Sevilla 1929, uno de los mejores blogs dedicados a la citada Exposición, de 146 metros cuadrados.

A pesar de las diversas reformas y modificaciones realizadas sobre el antiguo Pabellón de Información, aún es posible divisar parte de las dos antiguas torres circulares, como mostramos en la fotografía adjunta.

Localización: Avenida de Isabel la Católica, 2. 41013 Sevilla.


Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Monumento a la Raza

Monumento a la Raza.


En la Avenida de Isabel la Católica, entre el Bar Citröen y el restaurante "La Raza", antiguo Pabellón de Información, y cerca de la torre Norte de la Plaza de España, se encuentra el Monumento a la Raza, o Monumento a Rubén Darío, inaugurado el 12 de octubre, Día de la Hispanidad, de 1929. Su autor fue el artista sevillano Santiago Martínez Marín (Villaverde del Río, Sevilla, 1890 - Sevilla, 1979), quien lo diseñó con un carácter mural y decorado con guirnaldas de flores y medusas. En ambos paramentos66, tiene cartelas67 de mármol con letras de bronce en las que pueden leerse versos del poeta nicaragüense Rubén Darío (Ciudad Darío, Matagalpa, 1867 - León, 1916) de su obra Cantos de vida y esperanza.

Así, en la cara enfrentada a la entrada (lateral Norte), el visitante podía leer primero, como saludo especial a aquellos visitantes iberoamericanos para quienes estaba dedicada esta gran Exposición que no en vano llevaba el nombre de Iberoamericana:




INCLITAS RAZAS VBERRI-
MAS, SANGRE DE HISPANIA
FECVNDA, ESPIRITVS
FRATERNOS, LVMINOSAS
ALMAS, ¡SALVE!

Y tras sobrepasarlo (lateral Sur):

LA EXPOSICIÓN
IBERO AMERICANA
AL INMORTAL
CANTOR DE LA RAZA
MCMXXIX


Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Glorieta de Goya, situada en el lugar donde se levantó el Pabellón de la Quinta de Goya

Glorieta de Goya, situada en el lugar donde se levantó el Pabellón de la Quinta de Goya.

Dejamos atrás el Bar Citröen y continuamos hacia la Torre Norte de la Plaza de España hasta llegar a la Glorieta de Goya, encuadrada entre las avenidas de Isabel la Católica, del Gran Capitán y de Portugal, en donde durante la Exposición de 1929 se levantó el Pabellón de la Quinta de Goya, del cual ha tomado la glorieta su actual nombre. De aquella construcción no queda sino las dos columnas dóricas que vemos sustentar una ligera estructura de madera y que tienen una historia aún más antigua, ya que originalmente formaban parte del ya inexistente Palacio de la Inquisición de Madrid.

El Pabellón de Goya fue construido por iniciativa de un grupo de amigos, amantes de la pintura, que, en vistas del alto número de visitantes que se esperaba en Sevilla con motivo de la Exposición, formaron la Sociedad Quinta de Goya, con la idea de crear un espacio en el que se recordara la vida y las obras del genial pintor aragonés, Don Francisco de Goya y Lucientes (Fuendetodos, Zaragoza, 1746 - Burdeos, Francia, 1828). Y la mejor forma de acercar el pabellón a Goya fue reconstruir, a una escala reducida, la de vivienda madrileña, tan querida por él, conocida como La Quinta del Sordo (Goya quedó sordo a partir del año 1792) y tristemente derribada alrededor del año 1909. La Sociedad antes mencionada contó con el apoyo del Comité de la Exposición, que para la construcción del edificio les cedió un espacio rectangular de unos 400 metros cuadrados localizado en un privilegiado lugar, entre la Puerta de San Diego y la Torre Norte de la Plaza de España; así, el Pabellón de Goya estaría ubicado en un lugar de paso obligado para la mayor parte de los visitantes de la Exposición. Como arquitecto encargado de hacer realidad el edificio, la Sociedad seleccionó al también zaragozano Manuel Muñoz Casayús, y como director artístico de la Quinta de Goya, al pintor Julio Moisés Fernández de Villasante (Tortosa, Tarragona, 1888 - Suances, Cantabria, 1968), quien supo rodearse de importantes personalidades artísticas, como la del profesor de Heliograbado68 de la Escuela de Artes Gráficas y Director durante muchos años de la Calcografía69 Nacional, José Sánchez Gerona, un reconocido experto en Goya y en su época.

Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Portada de la Memoria del Pabellón de la Quinta de Goya con representación gráfica del mismo

Portada de la Memoria del Pabellón de la Quinta de Goya con representación gráfica del mismo. Colección de la autora.

Veamos a continuación, basándonos en la Memoria de la Quinta de Goya, fechada en Madrid, en noviembre de 1928, la descripción del pabellón que la Sociedad Quinta de Goya pensaba construir. En él, se quería recrear sólo aquellas salas de la demolida Quintaque, por su contenido o función en tiempos del pintor, pudieran tener un especial significado para el visitante, como el "Recibimiento", el "Gabinete", el "Estudio", o el "Comedor", además de otras dos inexistentes en la antigua vivienda pero que por su contenido despertarían igualmente el interés de la gente. Estas últimas son la "Biblioteca de Goya", en donde se pretendía mostrar todo lo que se había escrito sobre Don Francisco de Goya, y el "Museo particular", que contaría con aguafuertes, cuadros, dibujos y litografías originales del pintor aragonés, para lo cual se solicitó el préstamo de los mismos a sus entonces poseedores, tanto a personas particulares como a organismos oficiales, habiendo accedido un gran número de ellos a su cesión temporal con motivo del magno certamen. En las habitaciones recreadas como el "Estudio", se decidió mostrar a Goya pintando a "La Maja Desnuda", para lo cual el escultor Juan Cristóbal González de Quesada (Ohanes, Almería, 1897 - Casalso de los Vidrios, Madrid, 1961) realizó estatuas, a tamaño natural, del pintor y la modelo; y en el "Comedor" y en el "Gabinete", quedaron representados Goya y su nieto Mariano, durante momentos particulares de su vida, mediante estatuas igualmente de Juan Cristóbal.

En el "Hall", estarían expuestas maquetas de elementos que guardaran una relación directa con la obra de Goya, obra del pintor escenógrafo70 José Martínez Garí (Alicante, 1869 - 1936), y expondría para su venta, entre otros muchos objetos goyescos71, reproducciones de cuadros y tapices de Francisco de Goya. La voluntad era la de reproducir lo más fielmente, en todo aquello que fuera posible, la época del pintor, cuidando hasta el aspecto de las jóvenes que atenderían al público, las cuales deberían estar vestidas como majas72.

Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Postal adjunta a la Memoria del Pabellón de la Quinta de Goya

Postal adjunta a la Memoria del Pabellón de la Quinta de Goya. En su reverso venía impreso:
"En su viaje a Sevilla, con ocasión de la Exposición Ibero Amerocana, no deje usted de visitar «LA QUINTA DE GOYA». En ella podrá admirar, a más de una colección de cuadros auténticos del célebre artista, una serie de escenas de su vida, entre ellas el momento de pintar su famoso cuadro «La Maja desnuda». Podrá también adquirir infinidad de objetos, hechos de diversas materias, que le recordarán las obras de tan inmortal pintor.
Colección de la autora.

Según podemos leer en el diario ABC, del día 28 de agosto de 1988, la Quinta de Goya fue inaugurada por los Reyes de España Don Alfonso XIII y su esposa Doña Victoria Eugenia el 14 de mayo de 1929, llegando a ser uno de los pabellones que más visitas recibió. La puerta principal de entrada se situaba a la derecha de la fachada principal, y al traspasarla, lo primero que llamaba la atención era la maqueta de la Ermita de San Antonio de la Florida allí expuesta. Esta sala estaba dividida en ochavas74, contando la mitad de ellas con entradas a otras reducidas salas, en las que había expuestas pinturas originales o dioramas76 que recreaban famosas escenas pintadas por Goya, como la de la "Romería de la pradera de San Isidro", diorama éste de Julio Moisés Fernández. La siguiente ochava descrita es la representación de una habitación de la vieja Quinta en la que aparece Goya escribiendo sobre una mesa y su nieto Mariano jugando con un coche de juguete, aludiendo aquí a la idea que tuvo Goya de pintar "El niño del carricoche" mientras veía jugar a su nieto. El autorretrato de Goya y el retrato de su esposa, Josefa Bayeu, aparecían colgados de la paredes.

En la tercera ochava, nombrada como "Estudio de Goya", se recrea lo ya descrito antes en la "Memoria", una réplica del estudio del pintor, con esculturas a tamaño real de Goya pintando y la modelo posando, mientras el cuadro de "La Maja Desnuda" aún está sin terminar. El contenido de la cuarta y última ochava, llamada "Nocturno Goyesco" y de la que no se hace mención en la Memoria, es una representación de una antigua calle de Madrid en la que aparece Goya paseando entre representaciones de conocidos elementos de sus pinturas; así, se ven brujas y trasgos77, monstruos y paredes cuyos desconchados recuerdan la apariencia humana, similares a los por él dibujados en "Los Caprichos", y con una gran escenificación de Garí en la que utilizó espejos para poder reflejar la escena frente a si misma y al otro lado de la sala. Tras esta ochava, había otras dos salas, una primera, con copias en las paredes de famosos cuadros de Goya, dedicada a la venta de objetos goyescos, y otra segunda en la que se exponían sus más famosos cuadros, cedidos por museos y particulares. En una última sala se mostraban diversos grabados originales, como los de "La Tauromaquia", "Los Caprichos", "Los Desastres de la Guerra" y "Los Proverbios", y una vez pasada esta dependencia, se había llegado de nuevo a la puerta de entrada, en donde se podía contemplar la maqueta de Fuendetodos, localidad natal de Francisco de Goya.

El final de la Exposición trajo consigo igualmente el final del Pabellón de la Quinta de Goya, una penosa pérdida de un lugar en el que un grupo de amigos supo recrear uno de los lugares más querido por el pintor y, con ello, su época y, quizás también, por qué no, las pesadillas tanto de éste como de toda una generación.


Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Plaza de España

Plaza de España. De izquierda a derecha vemos el Puente y la Puerta de Navarra, el Edificio Central con los Puentes de Castilla y León y la Fuente Central entre ambos, y el Puente y la Puerta de Aragón. La arena esparcida en primer plano procede de una competición hípica que se estaba celebrando en esos momentos y es que en la Plaza de España se celebran frecuentemente espectáculos públicos, como así lo quería su autor, Aníbal González, quien lo tuvo en cuenta al diseñarla.

El siguiente punto al que llegamos, uno de los más señalados tanto de la Exposición Iberoamericana de 1929 como del Parque de María Luisa, es la Plaza de España, el proyecto con el que Aníbal González culminó toda una brillante carrera, a pesar de no haberla finalizado por haber dimitido antes de todos los cargos que ocupaba en esta Exposición. Tras comenzar su fábrica en 1914, en el momento de apartarse, Aníbal González dejó prácticamente terminada la plaza y levantadas las dos torres, finalizando las obras, en 1929, José Granados de la Vega y en especial Pedro Sánchez Núñez, quienes no se apartaron del camino marcado por González.

La Plaza de España, construida con la finalidad de delimitar por el Este la Exposición, ocupa una superficie de unos 50.000 metros cuadrados por los que discurre una ría navegable de unos 515 metros de recorrido. De planta semielíptica, está delimitada, en su parte curva, por un monumental edificio de estilo historicista y por la Avenida de Isabel la Católica en su lateral recto. Para la construcción de este edificio, o conjunto de edificios formados por el central y los dos existentes entre éste y las torres, que con el tiempo se ha convertido en un símbolo de la arquitectura regionalista sevillana, Aníbal González empleó diferentes componentes procedentes de la arquitectura gótica y renacentista, construyéndolo con ladrillo visto, elemento típico de la arquitectura hispano-musulmana. En sus fachadas, el arquitecto cuidó el detalle con esmero, como se refleja en los diferentes artesonados, azulejos, o balaustres78 con que cuenta. Cada arco, capitel, o cornisa ha sido trabajado con el mismo interés, correspondiendo la autoría de la mayor parte de su cerámica vidriada al escultor-ceramista Pedro Navia Campo (1897-1960).

Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Edificio central tras los Puentes de Castilla y León

Edificio central tras los Puentes de Castilla y León.

El edificio central es el único, a diferencia de los pabellones laterales, que tiene tres plantas de altura, una arcada saliente sobre el paseo y una volumetría posterior que sobresale del resto de la fachada. Una galería cubierta, abierta hacia la plaza por una arquería de arcos de medio punto sobre dobles columnillas de apoyo, recorre perimetralmente la monumental fachada, sosteniendo sobre ella otra galería, esta vez descubierta y delimitada por una balaustrada. Los edificios están cubiertos por un tejado a dos aguas80, a excepción del central, cuya cubierta es de pabellón.

Las fachadas se encuentran recorridas por diferentes escudos y motivos ornamentales, entre los que merece destacarse los escudos de España y de los Borbones (dinastía reinante en España desde 1700) sobre el edificio central; el escudo de Sevilla sobre las puertas que recuerdan a los antiguos reinos de Aragón y Navarra; los escudos del Emperador Carlos V con el águila imperial y rodeados por el Toisón de Oro81; los medallones en relieve que recuerdan a 48 destacadas personalidades de la historia de España; y los cuatro heraldos82, de tres metros de alto, situados sobre los paramentos de las dos torres, en homenaje a los cuatro antiguos reinos españoles de Aragón, Castilla, León y Navarra.

Las edificaciones se realizaron con la intención de ser utilizadas posteriormente como sede de una Universidad Obrera, estando la Escuela de Artes y Oficios situada en el edificio central y las naves-taller sobre los inmuebles situados sobre las puertas de Aragón y Navarra; el espacio existente entre éstas y las torres serían las sedes de los Museos Artístico e Industrial. Sin embargo, nada de ello se realizó posteriormente, y toda la construcción ha sido utilizada como una magnífica sede de distintos organismos públicos: el edificio central, tras ser sede de la Capitanía General de la II Región Militar, en la actualidad lo es del Cuartel General de la Fuerza Terrestre y del Museo Militar de Sevilla; otros organismos que ocupan distintas dependencias en ella son la Delegación del Gobierno en Andalucía, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir y diversos órganos de los ministerios de Interior y Administraciones Públicas.

Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Vista de la Plaza de España desde la Puerta de Navarra

Vista de la Plaza de España desde la Puerta de Navarra.

Un paseo de 35 metros de ancho que se extiende por delante de los inmuebles, separado de éstos por un muro de azulejos y de la ría por una balaustrada, cuenta con 48 bancos, dedicados cada uno de ellos a las distintas provincias españolas, faltando dos hasta completar las 50 actuales, por no estar representada Sevilla y por, en el momento de diseñar la plaza, ser sólo una la existente en el Archipiélago Canario, ya que éste no se separó en las dos actuales de Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas hasta 1927, cuando la obra ya estaba muy avanzada. Los bancos de cada espacio provincial se distribuyen en forma de U alrededor de un espacio central en el que aparece dibujado, sobre azulejos, el mapa provincial, mientras que de los tres bancos, sólo uno, el central, tiene respaldo, estando éste también decorado con algún elemento representativo de la provincia. Estos respaldos están delimitados por anaqueles destinados en origen a contener fotografías, libros, mapas, etc, igualmente de la misma.

Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Torre Norte y ría de la Plaza de España vistas desde la Torre Sur

Torre Norte y ría de la Plaza de España vistas desde la Torre Sur.

El espacio central de la plaza, situado a una altura inferior a la del anterior paseo, está separado de éste por una ría de unos 15 metros de anchura y comunicado con él mediante cuatro puentes con balaustradas cerámicas y cuatro farolas, dos en cada extremo, que son los únicos elementos procedentes de la iluminación original que se han conservado en la plaza. Cada uno de los puentes tiene el nombre de uno de los antiguos cuatro reinos españoles. Justo en el centro de la plaza, aparece un elemento no previsto en los planos originales de Aníbal González, quien no deseaba situar aquí ningún elemento que pudiera entorpecer los posibles espectáculos públicos a desarrollar en la plaza; se trata de una fuente diseñada por el sucesor de Aníbal como arquitecto jefe de la Exposición, Vicente Traver, formada por un vaso exterior y otro interior de mármol decorados con 16 mascarones83 de mármol rojo y conteniendo gran número de surtidores vertiendo sus aguas de forma un tanto arbitraria. A pesar de la fuente, ha quedado el suficiente espacio para poder desarrollar en ella gran número de espectáculos, como así se viene sucediendo.

Quizás el hecho de que en la plaza se hayan rodado escenas para películas con una ambientación tan diferente como "Lawrence de Arabia" en 1962, "El Viento y el León" en 1975, "Stars Wars II: El ataque de los clones" en 2002, o "El dictador" en 2011, nos puede hablar de la bondad e intemporalidad de su diseño.

En el año 1981, la Plaza de España fue declarada Bien de Interés Cultural en la categoría de monumento.


Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Pabellón de la Compañía Telefónica Nacional de España

Pabellón de la Compañía Telefónica Nacional de España.

Continuando hacia adelante, y muy cerca de la Plaza de España, encontramos el que fuera Pabellón de la Compañía Telefónica Nacional de España, o Pabellón de Teléfonos, un proyecto que se inició en 1925 bajo la firma del arquitecto de la empresa en Sevilla Juan Talavera y Heredia, y que fue terminado en 1927. El edificio, de planta palladiana y estilo neomudéjar, cuenta con una portada cuya realización se llevó a cabo inspirándose en el Monasterio de Santa Paula, en Sevilla; por su parte, el patio se hizo tomando como modelo el claustro del Monasterio de San Isidoro del Campo, en la localidad sevillana de Santiponce, y otros de tipo mudéjar.

Se trata, en realidad, de un conjunto constructivo formado por tres edificaciones, de las cuales, la central, de una sola planta y con sótano, es la de mayor tamaño, contado ésta frente a ella con un estanque adosado a un muro a cuyos lados suben dos escaleras que dan acceso al arco de medio punto que es la entrada principal y teniendo ésta a ambos lados tres ventanales, el del centro cerrado con hierro forjado. En su fachada, llamará nuestra atención los dos torreones octogonales que rematan sus laterales, cubiertos ambos por sendas cúpulas de media naranja recubiertas con azulejos amarillos; de ellos, parten las otras dos construcciones que completan el conjunto, dos alas porticadas que se abren hacia adelante con respecto al edificio del centro y que terminan en dos pabellones rectangulares de fachada igualmente porticada con tres arcos de medio punto cada una.

Ya en el interior del cuerpo principal, las estancias se organizan en torno al patio central, quedando en el medio una fuente con forma de estrella de ocho puntas cuyo surtidor tiene la forma de un pato que se alza sobre el caparazón de una tortuga; de la fuente, parte un pequeño canal que lleva el agua desde aquí hasta el estanque exterior atravesando el zaguán84.

En cuanto a su historia, en el año 1925, la Compañía Nacional Telefónica pidió tener un pabellón dentro de los terrenos de la Exposición Iberoamericana de 1929 en el que instalaría una subcentral con la que daría servicio telefónico a los países y entidades que estarían participando en la Exposición; además, en este pabellón, la compañía mostraría, a modo de propaganda, las telecomunicaciones que mantenía España en América; de este modo, el Servicio de Telégrafos montaría oficinas de telegrafía y radiotelegrafía, mientras que la Dirección General de Comunicaciones concedería la franquicia telegráfica y postal. Llegada a su fin la Exposición, la Compañía Telefónica siguió usando el inmueble construido hasta finales de los años 80, momento en que esta subcentral cesó su actividad. En la década siguiente, Telefónica era aún dueña del edificio, cediéndoselo a la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía con el fin de que instalara en él la sede de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, algo que finalmente no se hizo.

Desde el año 2000 y hasta la actualidad, el antiguo pabellón acoge la Escuela de Jardinería y Centro de Estudios Medioambientales "Joaquín Romero Murube" tras el acuerdo firmado entre el Ayuntamiento de Sevilla, la Fundación Forja XXI (que rehabilitó el edificio con una escuela taller) y diferentes entidades privadas y públicas.

Localización: Avenida Isabel "La Católica", s/n. 41013 Sevilla.


Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Pabellón de la Prensa

Pabellón de la Prensa.

En las inmediaciones, se halla el que fue Pabellón de la Prensa, construido siguiendo el proyecto del arquitecto Vicente Traver y Thomas, en colaboración del también arquitecto José Granados de la Vega, aprobado el 22 de junio de 1928. Es de estilo regionalista y cuenta con una decoración floral neobarroca, trayéndonos reminiscencias de las típicas fincas andaluzas con motivos como el torreón que funcionó como mirador y que en la actualidad tiene en su interior la biblioteca del colegio que hoy día acoge este edificio. El pabellón se organizó en dos plantas, tres en el torreón, teniendo el acceso al interior por medio de un atrio85 cubierto y porticado con arcos de medio punto, dos de ellos convertidos en ventanas y todos cerrados con rejerías. En la parte superior de esta fachada principal, sobresale un alero86 de grandes dimensiones cubierto con tejas, por debajo del cual se puede ver un friso con motivos vegetales y cinco óculos87, entre los que se disponen las ménsulas que sostienen el alero. En cuanto al torreón, éste es de planta rectangular y se cubre con un tejado a cuatro aguas que queda rematado por dos pináculos cerámicos.

La idea de que la Exposición Iberoamericana contara con un pabellón de este tipo surgió en 1928, cuando se llevó a cabo una Exposición en Colonia (Alemania) y, con motivo de ésta, se celebró en dicha ciudad un Congreso Internacional de Prensa. En el evento, España contó con un pabellón que se ubicó junto con otros de habla hispana, y a él acudieron personalidades como José Cruz Conde, alcalde de Córdoba y comisario de la futura Exposición Iberoamericana de Sevilla al año siguiente. Fue entonces cuando se creyó conveniente que la muestra sevillana contara con un edificio para la prensa como aquel, algo que ya se había vislumbrado el año anterior durante un Congreso de Prensa Latina celebrado en Madrid en el que un redactor del periódico El correo de Andalucía propuso llevar a cabo en Sevilla un congreso iberoamericano de prensa con el que, además, se demostraría el predominio hispano sobre el francés e italiano, algo que ya se reflejaba en el congreso madrileño. De este modo, se crearon dos comisiones, una en Madrid, para establecer relaciones con América, y otra en Sevilla, para organizar el programa. Fue entonces cuando el comisario regio se hizo con la documentación y el mobiliario que contuvo el pabellón de España en la Exposición de Colonia al acabar ésta para añadirlo a la futura Casa de la Prensa.

Durante la Exposición, tuvo como función acoger a aquellos periodistas que llegaran a Sevilla para cubrir las informaciones relacionadas con el evento. Por ello, contó con varios servicios que les hiciera más fácil desempeñar su trabajo, como una sala general de redacción, una sala de lectura, una biblioteca, un laboratorio en el que revelar fotos, y un área de comunicaciones en la que había cabinas de teléfono, telégrafos y estafeta88 de correos para contactar con el exterior, entre otros elementos.

En 1936, fue habilitado como colegio femenino, siguiendo un proyecto de Juan Talavera y Rodrigo Medina, si bien más tarde acogería también a niños. Y colegio sigue siendo en la actualidad, ahora con el nombre de "C.E.I.P. España". Para que pudiera cumplir esta función, fue necesaria una serie de remodelaciones que, además, mantuvieran las particularidades del pabellón; así, se pavimentaron las zonas de recreo y educación física, y se instalaron unas galerías laterales con barandas de madera que distribuyen las estancias de la planta superior, a la que se llega por medio de la escalera que hay en el torreón.

Localización: Glorieta de Covadonga, s/n. 41013 Sevilla.


Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Pabellón Domecq

Pabellón Domecq.

A pocos metros del anterior, se encuentra el Pabellón Domecq, edificio en el que se instaló esta empresa bodeguera de Jerez de la Frontera (Cádiz) y en el que promocionó varios de sus productos, entre ellos, uno de sus vinos denominado "La Raza", creado por la compañía en el año 1892 para conmemorar el 400 aniversario del Descubrimiento de América (1492) y cuya presentación se llevó a cabo el 12 de octubre de 1929, Día de la Hispanidad, mientras que el pabellón fue inaugurado de manera oficial ese mismo año el 21 de octubre.

La autoría del inmueble recayó, por deseo expreso del propio Juan Pedro Domecq, sobre el arquitecto Aurelio Gómez Millán, quien proyectó un edificio levantado en ladrillo visto, amplios ventanales y estilo regionalista, siguiendo unas características similares a las del Pabellón Real, si bien de un tamaño menor y habiendo perdido con el tiempo la crestería89 del segundo cuerpo que sí mantiene el Real. Cuenta con un semisótano, una planta baja organizada en cuatro cuerpos que crean una cruz griega90, y una planta alta de planta octogonal que queda elevada sobre el resto; en el exterior, las dos están unidas por un deambulatorio91, mientras que dentro lo están por una escalera ubicada en el lateral contrario al de la entrada, lugar en el que se halla el vestíbulo. Por su parte, la fachada está rematada por un paño92 de azulejos en el que se representó el escudo real de Alfonso XIII sobre vegetación.

Ya en el interior, el vestíbulo está decorado con un bello zócalo de azulejos realizados por la fábrica de Nuestra Señora de las Nieves y pintados por Hohenleiter; en ellos, se muestran escenas relacionadas con la ganadería y el campo que quedan rodeadas con un marco azul y blanco de flores, y cenefas también con flores y frutas. Si alzamos la vista, podremos contemplar el artesonado original. Subiendo la escalera, llegaríamos al piso alto, donde se halla un salón octogonal en el que se han conservado cuatro paneles pintados con escenas nobiliarias, obra de Hohenleiter, sobre las puertas que dan paso a la terraza; durante la Exposición, este salón era utilizado en diversos actos protocolarios, pues la muestra de los productos se llevaba a cabo en la planta baja.

En cuanto a la función de este edificio tras la Exposición, el único pabellón comercial de los que se construyeron que ha llegado a nuestros días, fue durante varios años sede de la sección femenina de Falange, pasando posteriormente a albergar las instalaciones del Servicio Meteorológico. Actualmente, es sede de la asociación de las Juventudes Musicales de Sevilla.

Localización: Avenida Don Pelayo, s/n. 41013 Sevilla.


Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Plaza de América

Plaza de América.

Desde aquí, nos dirigimos a uno de los puntos principales y más concurridos del Parque de María Luisa: la Plaza de América. Ésta se halla configurada en lo que anteriormente fue conocido como el Huerto de Mariana y aquí podremos ver tres pabellones que en la actualidad conforman todo un conjunto museístico y que detallaremos más adelante.

La Plaza de América es, junto con la ya vista de España, la esencia del carácter que unos años después daría pie a la celebración de la Exposición Iberoamericana de 1929, motivo por el cual hemos creído conveniente reseñarla en este reportaje. En un primer momento, tuvo el nombre de Plaza del Honor, pasando a ser conocida como de América a partir de 1913. Su diseño corrió a cargo del arquitecto Aníbal González, quien lo realizó en 1912, siendo inaugurada unos años después, el 25 de abril de 1916, por los Reyes de España. González planeó una estructura de planta rectangular achaflanada que quedaría definida por 16 columnas en los lados mayores, de 16 metros cada una, que se hallan rematadas por el mismo número de esculturas de victorias aladas; estas figuras, distintas unas de otras, fueron esculpidas por el artista Lorenzo Coullaut Valera (seis de ellas), su discípulo Manuel Delgado Brackembury (cinco) y Pedro Carbonell (otras cinco); aquí también podremos encontrar una serie de farolas de hierro de bella factura y vistosidad.

En el medio, hay un espacio ajardinado con un estanque poligonal en el centro elevado sobre una escalinata y con una fuente central de barro vidriado; aquí, Aníbal González contó con la participación de José Lafita, que haría la decoración, siendo la verja que rodea el conjunto una obra de la fundición de Juan Miró. Una serie de bancos bordea la plaza, siendo los que rodean el estanque de forma curva, ladrillo visto y asientos con mosaicos de azulejos con motivos figurativos, geométricos y vegetales; los respaldos son de forja, también obra de la ya mencionada fundición de Juan Miró.

Collaut Valera propondría cerrar la plaza por el lateral del Paseo de las Delicias con un gran monumento dedicado a Miguel de Cervantes, aunque el elevado coste que ello supondría fue determinante para que finalmente no se llevara a cabo. Sin embargo, la idea del artista sí que llegó a materializarse, pero no en Sevilla, sino en Madrid y con ligeras modificaciones, ya que este proyecto es el que más adelante sería elegido para erigir el Monumento a Monumento a Miguel de Cervantes que hoy se alza majestuoso en la Plaza de España de la capital.


Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Pabellón Real

Pabellón Real.

Como ya hemos dicho, en la Plaza de América podremos contemplar los tres edificios que aquí se construyeron con motivo de la Exposición. El primero de ellos será el llamado Pabellón de la Casa Real, más conocido como Pabellón Real, ubicado en el lateral Este de la plaza. Diseñado por Aníbal González, fue construido con idea de permanencia entre los años 1911 y 1916 en estilo neogótico con el propósito de albergar las Colecciones Artísticas de la Casa Real durante la Exposición: en la Sala I, la Real Armería; en la Sala II, objetos de las Reales Caballerizas; en la Sala III, tapices; y en el resto del pabellón, diferentes elementos, como muebles, relojes, alfombras, etc., todo ello procedente de los Reales Sitios.

El edificio tiene planta de cruz griega sobre una base cuadrada, siendo su cuerpo central, el principal del inmueble, de forma octogonal sobresaliendo por el resto, y que en su día se cubrió con un artesonado a cuatro aguas; las paredes se decoraron con zócalos de azulejo vidriado, obra de Manuel Cañas Martínez de 1917, en los que se representaron los escudos de los reinos de la Corona Española, y en un tamaño menor, los de las capitales de provincia formando una cenefa superior. Lamentablemente, todo ello se perdió por falta de mantenimiento y permanecer durante un largo período de tiempo abierto de manera constante por no contar con puertas. Así, en 1964, se llevaron a cabo unas obras de mantenimiento que acabaron con cualquier resto original que aún pudiera quedar, pues se llegó a dividir su interior en distintas plantas. El vestíbulo es el único que se ha conservado hasta nuestros días.

Se puede destacar la ornamentación realizada a base de cerámicas vidriadas y ladrillo tallado, obras de los pintores ceramistas Gustavo Bacarisas, Manuel Rodríguez y Pérez de Tudela, así como Manuel García Montalván, el Marqués de Benamejí y Manuel Cañas Martínez. Frente al pabellón, se abre un espacio en el que hay seis esculturas de piedra, copia de las realizadas por el escultor José Ordóñez debido a que las originales presentaban un claro deterioro, y que representan unas águilas que sostienen escudos de la Corona española: Señorío de Vizcaya, Reino de España, Ducado de Borgoña y Toscana, Señorío de Molina y Reino de Jerusalén. Asimismo, en el exterior del edificio, la ornamentación fue obra de los artistas Antonio Bidón y Manuel de la Cuesta. Además, cabe destacar que este pabellón sí ha conservado la crestería que con el tiempo perdiera, como ya dijimos, el Pabellón Domecq, una ornamentación que resalta el estilo Reyes Católicos en que está construido el edificio, es decir, en gótico tardío (ejemplo de ello es el Monasterio de San Juan de los Reyes, en Toledo). También es digno de mención el escudo real en el frontón de la fachada.

Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Lateral Sur del Pabellón Real

Lateral Sur del Pabellón Real.

Los cuerpos rectangulares quedaban unidos gracias a unas galerías exteriores abiertas que cumplían la función de deambulatorio entre las salas expositivas; en cada una de ellas, se abren tres arcos rebajados con decoración de bolas sostenidos por columnas helicoidales93 con elementos geométricos y capiteles decorados con cerámicas de color blanco y azul con motivos vegetales; cada arco cuenta con un antepecho94 calado con filigranas95.

En el interior, las cuatro estancias cuentan con cuadros de cerámica en los que se representan distintas escenas históricas de las cuatro órdenes militares españolas: en el vestíbulo, la de Montesa, obra de Gustavo Bacarisas Podestá y operarios de la fábrica Los Remedios; en el salón derecho, la de Calatrava, pintados en 1918 por Manuel Rodríguez y Pérez de Tudela; al fondo, la de Santiago, obra de 1917 de Manuel de la Lastra y Liendo, Marqués de Benamejí; y en el salón de la izquierda, la de Alcántara, pintados por Manuel García Montalván en 1917.

Perteneciente al Ayuntamiento de Sevilla, entre 1978 y 1984 fue cedido para que en el edificio se instalara la Junta de Andalucía, acogiendo más adelante la sede de la Delegación Provincial de Educación. Posteriormente, recuperaron su uso dependencias municipales, estando en él la Delegación de Economía y Empleo y la sede de la Bienal de Arte Flamenco. Actualmente, está previsto que a finales de 2016, el Pabellón Real acoja el futuro Museo Bellver, en el que se podrá ver la Colección Bellver, donada de manera desinteresada a la Junta de Andalucía por Mariano Bellver Utrera (Bilbao, 1926), coleccionista de arte y nieto del escultor Ricardo Bellver (Madrid, 1845 - 1924). Esta colección está compuesta por más de 700 obras de arte de los siglos XVI al XIX entre pinturas, muebles, esculturas de mármol, piezas de orfebrería, etc.


Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Pabellón Mudéjar

Pabellón Mudéjar.

Otro de los edificios que se levantaron en esta plaza con motivo de la Exposición del 29 fue el que fuera Pabellón de Manufacturas y Artes Decorativas, después llamado de Arte Antiguo y más conocido como Pabellón Mudéjar por el estilo neomudéjar en que fue construido, convirtiéndose en el primero que se alzaría de todos los que integraron la Exposición.

Fue diseñado, como el anterior, por Aníbal González, siendo realizado el anteproyecto en 1911, mientras que las obras se iniciarían en 1912 y finalizarían dos años después, en 1914. El acceso se realiza por medio de una gran escalinata y por dos rampas laterales que salvan el desnivel. Nos encontramos ante una magnífica fachada enmarcada entre dos torreones en la que se abren tres puertas, una principal en el centro y dos laterales más pequeñas; las tres están compuestas por arcos dobles de herradura96 decorados con cerámica de vistosos colores y que asientan sobre pares de columnas los centrales, mientras que los laterales lo hacen sobre columnas el arco externo y sobre el dintel el interno. Asimismo, la parte central de la fachada queda rematada por un imponente tejaroz98 que se sustenta sobre dos baquetones99 y que culmina con dos hornacinas de cerámica formadas por pequeñas columnillas y un arco lobulado.

Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Patio del Pabellón Mudéjar

Patio del Pabellón Mudéjar.

Una vez atravesada la puerta principal, estaremos en el vestíbulo, del que destaca la arquería que lo divide en tres zonas, estando en el lateral derecho la escalera que nos llevará a las distintas dependencias y, si seguimos de frente, llegaremos directos al patio porticado. Es digno de admirar también el artesonado del techo. El patio cuenta con dos alturas y está realizado, como el resto del edificio, en ladrillo tallado; la planta baja está formada por arcos de medio punto peraltados101 que apoyan sobre columnas ochavadas y que quedan enmarcados en un alfiz102 decorado con azulejos pintados; en cuanto a la planta alta, ésta la forman una serie de ventanas ajimezadas104. Tras la Exposición, el 28 de noviembre de 1930 hubo un hundimiento que afectó a la fachada posterior, algo que se repetiría unos años después, en la década de los 50, produciéndose entonces el hundimiento del techo de la parte Oeste y desapareciendo, por este motivo, la cubierta de la galería que rodea esta zona; la reconstrucción correría a cargo del arquitecto municipal Antonio Delgado Roig, el mismo que en los años 60 construiría la entreplanta con que hoy cuenta el edificio. Más tarde, en el año 1972, la escalera original diseñada por Aníbal González fue demolida durante unas obras de remodelación ordenadas por el Ministerio de Cultura y llevadas a cabo por José Galnares Sagastizabal con el fin de adecuar el pabellón como museo, siendo sustituida por la que hoy podemos ver de mármol, además de instalar los ascensores en el hueco en el que anteriormente estuvo la primitiva escalera.

Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Taller de pintura de loza del Pabellón Mudéjar

Taller de pintura de loza del Pabellón Mudéjar.

Durante la Exposición, el pabellón acogió la Sección de Arte Antiguo, formada por una colección de 2.314 piezas artísticas de muy diferente composición en lo que se refiere a la importancia de las obras que se expusieron, pues si bien había algunas con un indudable valor artístico, histórico, económico y/o cultural, como la Cruz de la Victoria o numerosos objetos procedentes de iglesias y conventos de la capital andaluza, otras pareció que sólo se expusieron para ser exhibidas por sus titulares.

Como se trataba de un edificio de propiedad municipal, el Ayuntamiento lo cedió al Ateneo de Sevilla para que en él celebrara exposiciones y congresos; además, en el vestíbulo podemos observar una placa en la que se nos indica que en los años 1921 y 1922, la Cruz Roja lo utilizó como hospital para atender a los heridos en la Guerra de Marruecos. Terminada la Exposición, siguió acogiendo diversas exposiciones, siendo destinada la planta alta a albergar la Hemeroteca Municipal.

En la actualidad y desde 1972, es sede del Museo de Artes y Costumbres Populares, donde a través del recorrido de sus salas, los visitantes podrán acercarse a la Etnografía hispalense, contemplando los diferentes objetos expuestos y relacionándolos con sus distintos usos y con las personas que en su día pudieron utilizarlos, así como con la cultura y las tradiciones sevillanas.

Localización: Plaza de América, 3. 41013 Sevilla.


Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Pabellón de Bellas Artes

Pabellón de Bellas Artes.

El tercer y último edificio que veremos en la Plaza de América será el Pabellón de Bellas Artes, obra también de Aníbal González, en este caso diseñado en estilo neorrenacentista, por lo que también fue conocido como Pabellón del Renacimiento, y terminado en 1919. Construido con tres plantas más un sótano, en el exterior distinguimos cinco cuerpos con una altura mayor que el resto del edificio, inspirándose en los torreones el Palacio de Monterrey, en Salamanca, destacando el cuerpo central, más ancho y alto que el resto, y en el que se halla la entrada principal, a cuyos lados hay cuatro hornacinas, dos en cada lateral, con esculturas que representan las Bellas Artes, todas ellas realizadas por el escultor Lorenzo Coullaut Valera; el interior se distribuye en torno a una gran sala central de forma ovalada y realizada en mármol, de la cual parten las dos alas del pabellón, al Oeste y al Este, entre las que se reparten las diferentes salas con que cuenta. Concebido desde un principio como un edificio museístico, Aníbal González estudió los principales museo de Europa, y puesto que pensaba que un museo debía construirse pensando en las obras que contendría, diseñó este pabellón con unas salas en las que los visitantes pudieran pasar de una a otra sin problemas, con una ornamentación mínima y dejando los huecos suficientes como para que la luz iluminara de forma cenital105 indirecta el interior.

El pabellón queda elevado respecto de la plaza, salvando este desnivel una amplia plataforma con escalinata, de modo que el sótano quedaba así mejor aislado del suelo. La planta baja está rodeada sendas logias106, interrumpidas cada cinco vamos por los cuerpos transversales, mientras que en la planta superior, el corredor de la fachada que se corresponde con las logias de abajo cuenta con el doble de huecos a cada lado. Los pretiles107 están profusamente ornamentados, alternando entre pináculos y estatuas. En enero de 1913, se verificó un concurso para adjudicar la realización de las esculturas que irían en las hornacinas de las fachadas de las cuatro naves perpendiculares al cuerpo general, siendo los finalistas Lorenzo Coullaut Valera (L. C. V.) y Manuel Delgado Brackembury (M. D. B.). Las obras, realizadas por ambos, se dispusieron de la siguiente manera: empezando por la izquierda, según miramos el edificio, la Historia (M. D. B.), la Pintura (L. C. V.), la Escultura (M. D. B.) y la Arqueología (L. C. V.); y en la fachada posterior, la Literatura (L. C. V.), la Arquitectura (M. D. B.), la Música (L. C. V.) y la Cerámica (M. D. B.).

Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Lateral Oeste del Pabellón de Bellas Artes

Lateral Oeste del Pabellón de Bellas Artes.

Durante la Exposición, las salas llevaron el nombre de reconocidos artistas sevillanos y otros que trabajaron en la ciudad. Así, las del ala derecha, quedaban distribuidas de este modo: Velázquez, el salón primero principal; Pedro de Mena y Alonso Cano, las galerías adjuntas; Juan Sánchez de Castro y Alejo Fernández, dos salones; Zurbarán, otro salón central; Pedro Roldán y Bernardo Gijón, unas galerías adjuntas; Luis de Vargas y Francisco Pacheco, dos salones; y Diego Morlanes, Juan Martínez Montañés y Juan de Arfe, la última galería. Por su parte, las salas del ala izquierda se repartían así: Murillo, el salón primero principal; Pedro Duque Cornejo y Alonso Berruguete, las galerías adjuntas; Juan de Valdés Leal y Francisco de Goya, dos salones; Roelas, otro salón central; Francisco Salcillo y Benito Hita del Castillo, unas galerías adjuntas; Francisco de Herrera y José Ribera "El Españoleto", dos salones; y Luisa Roldán, Jerónimo Hernández y Gaspar Becerra, la última galería.

Para la muestra, diversas instituciones y particulares cedieron diferentes obras, llegando a contabilizarse más de 500, de modo que la Comisión de Arte Antiguo tuvo que rechazar varios ofrecimientos por falta de espacio, algo que también motivó que la distribución de las obras no siguiera orden cronológico alguno, ya que tuvieron que ser colocadas en función del espacio disponible. La procedencia de muchas de ellas eran iglesias de la Baja Andalucía y de Extremadura; cabe destacar que la Catedral de Toledo contaba con una sala expositiva especial, además de lo bien representado que también se encontraba el Monasterio de Guadalupe, en la localidad del mismo nombre, en Cáceres. Así, había pinturas, esculturas y otras piezas de distintas artes, como muebles, armas, joyas, orfebrería, etc. En cuanto a los autores representados, se podían ver obras de la talla de Tiziano, El Greco, Rafael, Zurbarán, Murillo, Goya...

Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Sala XX, Trajano o Imperial, del Pabellón de Bellas Artes

Sala XX, Trajano o Imperial, del Pabellón de Bellas Artes.

Una vez clausurada la Exposición, el edificio parece que quedó sin una utilización concreta. Es posible que durante la Guerra Civil Española fuera usado como hospital para soldados italianos. Acabada la contienda, el pabellón volvería a quedar en desuso, hasta que en diciembre de 1941, el por entonces alcalde de Sevilla, Don Miguel Ibarra y Lasso de la Vega, lo cede al Ministerio de Educación Nacional con el fin de que en él se instale el Museo Arqueológico Provincial. Así, en la actualidad continúa siendo sede del Museo Arqueológico, instalado aquí desde el 29 de mayo de 1946, fecha de su inauguración. Además, el 1 de marzo de 1962, el museo fue declarado Monumento Histórico-Artístico, declaración que se extiende al Pabellón de las Bellas Artes.

Localización: Plaza de América, s/n. 41013 Sevilla.


Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Vértice Suroeste del Pabellón de Brasil

Vértice Suroeste del Pabellón de Brasil.

Nos vamos acercando al final de este primer recorrido por lo que ha llegado a nosotros de las construcciones de la Exposición del 29 y nuestro siguiente punto está en el antiguo terreno de la Venta de Eritaña, donde veremos el Pabellón de Brasil, situado en la esquina Sur del Parque de María Luisa, paralelo al Paseo de las Delicias, junto al Pabellón de México y tras el de Bellas Artes, y que a punto estuvo de no existir. Y es que resulta que no era demasiado segura la aceptación de Brasil de estar representada en la Exposición por distintos motivos, entre ellos políticos (por un lado, España no había acudido a los actos conmemorativos del centenario de su independencia y, por otro lado, no existía ningún sentimiento íbero-americanista). Finalmente, estos obstáculos fueron salvados (el representante español en Río de Janeiro creía que se conseguiría su presencia si se llamaba al prestigio nacional dentro de la comunidad iberoamericana y, especialmente, si se fomentaba la rivalidad con Argentina, que sí iba a estar en Sevilla) y Brasil tuvo su pabellón en la Exposición sevillana, que en un principio iba a ser construido con mentalidad de permanencia, pero que después, por razones presupuestarias, pasaría a ser una obra provisional.

Tomada la parcela asignada el 25 de junio de 1927, las obras darían comienzo en enero del año siguiente, siendo la adjudicataria la empresa Vías y Riesgos, que terminaría la construcción del pabellón a mediados de febrero de 1929 para ser inaugurado oficialmente por S.M. Don Alfonso XIII el 26 de mayo de ese mismo año. Se trató de un proyecto que seguía el diseño del arquitecto Pedro Paulo Bernades Vastos, quien había ideado un edificio que representara la arquitectura neocolonial brasileña, con columnas salomónicas, líneas onduladas en los frontones, etc., y que tras las sucesivas reformas, ha perdido por completo su aspecto original.

De planta cuadrada, cuenta con un patio en su interior que en origen organizaba el resto del edificio. Tiene un ala principal que se divide en dos plantas más semisótano y que cuenta en la parte central de su fachada con la portada, realizada en ladrillo visto y de gran contraste compositivo con el resto del inmueble, enfoscadas como están sus paredes y pintadas con un llamativo color albero108 en las que el ladrillo hace acto de presencia tan sólo a la hora de cercar los vanos y remarcar las líneas de la cornisa. Es en este cuerpo central en el que se despliega una escalinata semicircular que salva la diferencia de alturas entre el nivel de acceso al edificio y el vestíbulo. La subimos y nos encontraremos en un pórtico también semicircular formado por cuatro pares de columnas que sustentan, en el nivel superior, una terraza con sencilla balaustrada igualmente de ladrillo y a la que se abren cinco vanos de la segunda planta del pabellón. A ambos lados de este cuerpo, hay una notable simetría no sólo entre ellos, sino también entre la planta primera y la segunda: tres huecos agrupados y ligeramente separados en las partes intermedias, y un solo hueco en los extremos; en los dos laterales del pórtico, en la parte baja, los huecos del lado derecho son ventanas que dan al semisótano, mientras que dos del lado izquierdo son puertas de acceso independiente al vestíbulo.

Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Portada principal del Pabellón de Brasil

Portada principal del Pabellón de Brasil.

Ya dentro del amplio vestíbulo, el cual ha conservado el pavimento original hecho de maderas tropicales traídas de Brasil y con formas geométricas, hay una escalera de dos tramos bajo la cual se permite el paso al patio interior, que se halla a un nivel inferior al resto. A ambos lados, hay dos salas que, en origen, tenían la función de transición hacia las alas laterales del edificio. En cuanto a la escalera, ésta lleva a la segunda planta del pabellón, en cuya parte central se halla la sala de juntas, que se abre a la terraza antes mencionada del pórtico. Las alas laterales y la del fondo tenían una función utilitaria y expositiva, de modo que su estructura y su composición son de trazas muy sencillas. Se trata de tres naves de dos plantas (baja y semisótano) que dan al patio interior por medio de una galería, formada ésta por pilastras sobre las que se alzaban columnas que se eliminaron en una reforma llevada a cabo en 1935.

Durante la Exposición, la nave derecha mostraba un diorama de Río de Janeiro realizado por el artista Hans Nobauert, así como otros sobre las minas de carbón y la extracción del caucho, y un cuadro de cerámica del ceramista portugués Jorge Colaço en el que se representaban las tres cascadas de mayor importancia en Brasil. La nave de fondo contaba con un muestrario de las más ricas maderas del país. Y por último, la nave de la izquierda exponía la maquinaria que se necesitaba en una explotación de café, además de una Carta Geográfica de las provincias españolas, y muebles y vitrinas hechos en la Escuela de Artífices. En el sótano, se instaló un bar americano donde los visitantes podían tomar gratuitamente un café mate, cacao y chocolate. Todo ello se complementaba con diferentes productos y objetos también expuestos: artículos de alimentación como el café, maderas, fibras, muebles, piedras semipreciosas, tejidos, etc., e incluso automóviles, como el "onibus" que envió el Gobierno de Brasil, el primer automóvil que se había construido de manera íntegra en el país y que podía transportar hasta siete toneladas. Las obras pictóricas que se expusieron, como las realizadas por Antonio Parreiras y por las que le otorgaron la medalla de oro de la Exposición, cuelgan hoy de las paredes del Museo de Historia Nacional de Río de Janeiro.

Cuando la Exposición terminó, el pabellón fue utilizado como escuela de párvulos109. En el año 1935, como apuntábamos antes, el edificio es sometido a una profunda reforma para consolidarlo y hacerlo aprovechable para otros usos, de modo que el pabellón que hoy contemplamos es completamente diferente al original, especialmente su fachada. Tras ser colegio, fue usado como Cuartel de Sanidad y más tarde como Cuartel de Falange; posteriormente, fue sede de la Escuela Superior de Arquitectura Técnica entre 1960 y 1965 hasta que ésta se trasladó, pasando entonces a convertirse, como su vecino el Pabellón de México, en refugio. Como sede de la Delegación de Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento de Sevilla, albergó las dependencias del Cuartel de la Policía Local. Finalmente, en enero de 1999, el consistorio lo cedió por un período de 25 años a la Universidad de Sevilla, volviendo a realizarse obras en el edificio entre 2003 y 2005 bajo la dirección del arquitecto Miguel González Vilchez. Así, en la actualidad es sede del Vicerrectorado de la Universidad de Sevilla.

Localización: Paseo de las Delicias, esquina con la Avenida Eritaña. 41013 Sevilla.


Sevilla, Exposición Iberoamericana de 1929, Pabellón de México

Pabellón de México.

Y terminamos nuestro recorrido con el Pabellón de México, situado en el extremo Sur del Parque de María Luisa, una obra del arquitecto mexicano Manuel Amábilis Domínguez, quien diseñó un edificio con una estética marcadamente indigenista. La construcción corrió a cargo de los ingenieros hermanos Casso, quienes comenzaron las obras a principios de 1927, finalizando en agosto de 1928. Se trata de un edificio con una planta de cruz griega girada 45º respecto de su orientación ortogonal al Paseo de las Delicias, quedando situadas las salas dedicadas a exposición en los brazos y obteniendo así la forma de una X, en clara alusión a esta letra tan característica del nombre del país. Una planta cuadrada se superpone a la cruz griega compartiendo centro con ésta; en este volumen estaban situados los elementos comunes, como el vestíbulo, las comunicaciones entre una planta y otra, los aseos y las oficinas.

El pabellón cuenta con dos plantas más un semisótano, haciéndose el acceso por medio de un pórtico que se abre en el hueco que forman dos de los brazos de la cruz, es decir, en uno de los extremos del volumen cuadrado. La fachada está marcada por diferentes niveles de decoración superpuestos en cada planta, la cual es obra del escultor Leopoldo Tommasi y del pintor Víctor Manuel Reyes. El semisótano está construido como si fuera un zócalo de piedra natural con una ornamentación leve de grecas110 talladas. Por su parte, la planta baja es lisa, con revoco y pintada de color anaranjado, y en ella aparece una decoración geométrica tolteca111 pintada de blanco que recerca la parte inferior de los huecos. Una cornisa decorada con sarape112 divide la planta baja de la primera, donde los huecos aparecen agrupados en tres en cada lado. Dos miradores rematan el pabellón hacia el Este y el Oeste, imitando la silueta y las proporciones de las antiguas cabañas que se ven en el palacio de los Tigres de Chichen Itzá.

Centrémonos ahora en la portada, elevada sobre el nivel de la calle y resaltada por la escalinata. La puerta queda flanqueada por dos columnas toltecas que sustentan el arquitrabe de esta fachada y que representan al dios Quetzalcóatl con forma de serpiente. La puerta en sí es de cerrajería y mantiene una composición que se basa en una malla cuadrada en la que quedan marcadas las diagonales a 45º, como mencionábamos antes al hablar de la planta del edificio. Sobre el arquitrabe, en la primera planta, se dispone un gran escudo de México en piedra tallada en relieve, flanqueado por sendas serpientes aladas y adaptadas a la forma rectangular del tímpano114. A continuación, una cornisa y, sobre ella, también tallado en relieve, el nombre del país al que representa el pabellón: "MÉXICO". Después, otra cornisa, y como remate de este cuerpo central, una composición escalonada en relieve con sendas esculturas a los lados que representan los chacmol115 que se hallaron en las ruinas de Chichen Itzá y, en el centro, cinco figuras unidas por guirnaldas.

Al entrar, estaremos en el vestíbulo, donde se halla la escalera principal, de tres tramos. Del interior, destaca el espacio central, con planta octogonal y de doble altura, asomándose a él todas las dependencias del pabellón. La primera planta cuenta aquí con una galería sostenida por vigas de hormigón armado y provista de la barandilla original de forja dispuesta entre machones116 en esquina que, en su día, cumplían la función de arranque de las columnas que sustentaban unos arcos hoy desaparecidos. Este espacio central queda cubierto con vigas de descuelgue de hormigón que unen los lados opuestos, representando así, una vez más, la X que remarca el edificio. Entre estas vigas, unos lucernarios117 dejan pasar una iluminación cenital, quedando completado el paso de luz por medio de cuatro óculos abiertos en la linterna y pequeñas ventanas cerradas con vidrios de color.

La participación de México en la Exposición no estuvo asegurada hasta pocos años antes de llevarse a cabo su celebración, pues cuando en 1912 se hizo partícipe al país del proyecto, éste rechazó cualquier responsabilidad. Pasado el tiempo, el 21 de abril de 1925 se le comunicó al Ministerio de Estado que México aceptaba participar, sin que haya llegado a conocerse qué motivó este cambio de actitud. Así, el 20 de julio de ese mismo año se concedió una parcela, la cual fue cambiada por la definitiva el 9 de octubre del año siguiente. Su entrega se hizo efectiva tres días después, el 12 de octubre, firmándose la escritura una semana más tarde, el día 19.

Poco se sabe del contenido expuesto en el pabellón, salvo que contó con unos setecientos expositores particulares que aportaron productos de muy diversa índole, como pieles curtidas, objetos de piedra, vinos y licores, café, tabaco, plantas medicinales, y un largo etcétera. Asimismo, se conoce que se estuvo proyectando una película en la que se mostraban la economía y los monumentos arqueológicos del país y que, además, se exponían maquetas de edificios de época precolombina118 que fueron enviadas por el Museo Nacional de México. Dos salones se destinaban a Bellas Artes, mientras que el sótano acogía una muestra sobre gran industria. También cabe mencionar que con motivo de la celebración de la Exposición, México editó dos libros: uno, con un repertorio de fotografías del pabellón titulado "Exposición Íbero Americana. Palacio de México", y otro, obra del artífice del edificio, Manuel Amábilis, en el que hablaba sobre la arquitectura y el estilo del pabellón y que llevaba por nombre "El Pabellón de México en la Exposición Íbero Americana de Sevilla".

Terminado el certamen, el Gobierno de México cede el edificio al Estado español el 13 de diciembre de 1934, cediéndoselo éste a su vez al Ayuntamiento de Sevilla para que al año siguiente cree un centro de maternidad, si bien éste no llegaría a estar en funcionamiento hasta el año 1940, momento en que el pabellón sería rehabilitado y adaptado a su nueva función. Con el traslado del servicio de maternidad, el inmueble fue refugio provisional para familias desahuciadas, custodiándolo la Policía Local, que entonces se encontraba instalada en el vecino Pabellón de Brasil. Poco después, volvería a ser abandonado, cayendo entonces en un estado casi de ruina. Así, en 1997, fue nuevamente restaurado con unas obras que dirigiría el arquitecto Juan Manuel Rojo Laguillo con el fin de albergar el Vicerrectorado de Tercer Ciclo de la Universidad de Sevilla, que ahí continua en la actualidad.

Localización: Avenida de la Palmera, s/n. 41013 Sevilla.


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Lourdes Morales Farfán es Licenciada en Periodismo por la Universidad Rey Juan Carlos. ↑



GLOSARIO

- 1 Etnografía: Estudio descriptivo de las costumbres y tradiciones de los pueblos.
- 2 Ecléctico: Combinación de elementos de diversos estilos, ideas o posibilidades.
- 3 Mudéjar: Dicho de un estilo arquitectónico: Que floreció en España desde el siglo XIII hasta el XVI, caracterizado por la conservación de elementos del arte cristiano y el empleo de la ornamentación árabe.
- 4 Renacentista: Movimiento artístico europeo, que comienza a mediados del siglo XV, caracterizado por un vivo entusiasmo por el estudio de la Antigüedad clásica griega y latina.
- 5 Barroco: Dicho de un estilo arquitectónico o de las artes plásticas: Que se desarrolló en Europa e Iberoamérica durante los siglos XVII y XVIII, opuesto al clasicismo6 y caracterizado por la complejidad y el dinamismo de las formas, la riqueza de la ornamentación y el efectismo.
- 6 Clasicismo: Estilo artístico o literario conforme a los ideales de la Antigüedad grecorromana.
- 7 Ecuestre: Dicho de una figura: Puesta a caballo.
- 8 Embanderada: Adornar con banderas.
- 9 Sillar: Piedra labrada, por lo común en forma de paralelepípedo rectángulo, que forma parte de un muro de sillería.
- 10 Mutamid: Muhammad ibn 'Abbad al-Mu'tamid (Beja, Portugal, 1040 - Agmat, Marruecos, 1095), rey de la taifa11 de Sevilla entre 1069 y 1090 que fue depuesto por los almorávides12, a los que había pedido que le ayudaran en su lucha contra los reinos cristianos.
- 11 Taifa: Cada uno de los reinos en que se dividió la España musulmana al disolverse el califato cordobés.
- 12 Almorávide: Dicho de una persona: De una tribu guerrera del Atlas que fundó un vasto imperio en el occidente de África y llegó a dominar toda la España árabe desde 1093 hasta 1148.
- 13 Ben Bassam: Historiador musulmán del siglo XII.
- 14 Encalar: Blanquear con cal algo, principalmente una pared.
- 15 Pagoda: Templo de las deidades en algunos pueblos de Oriente.
- 16 Frontón: Remate triangular o curvo de una fachada, un pórtico, una puerta o una ventana.
- 17 Mixtilíneo: Dicho de una figura: Que tiene unos lados rectos y otros curvos.
- 18 Cúpula: Bóveda en forma de una media esfera u otra aproximada con que suele cubrirse todo un edificio o parte de él.
- 19 Rebajada: Su generatriz20 la forma un arco rabajado21.
- 20 Generatriz: Dicho de una línea o de una figura: Que por su movimiento engendra, respectivamente, una figura o un cuerpo.
- 21 Arco rebajado: Arco cuya altura es menor que la mitad de su luz.
- 22 Arcada: Conjunto o serie de arcos en las fábricas, y especialmente en los puentes.
- 23 Columna salomónica: Columna que tiene el fuste24 contorneado en espiral.
- 24 Fuste: Parte de la columna que media entre el capitel25 y la basa28.
- 25 Capitel: Parte superior de una columna o de una pilastra26, que la corona con forma de moldura27 y ornamentación, según el orden arquitectónico a que corresponde.
- 26 Pilastra: Columna de sección cuadrangular.
- 27 Moldura: Parte saliente de perfil uniforme, que sirve para adornar o reforzar obras de arquitectura, carpintería y otras artes.
- 28 Basa: Asiento sobre el que se pone la columna o la estatua.
- 29 Linterna: Torre pequeña más alta que ancha y con ventanas, que se pone como remate en algunos edificios y sobre las medias naranjas de las iglesias.
- 30 Orden corintio: Orden que tiene la columna de unos diez módulos o diámetros de altura, el capitel adornado con hojas de acanto31 y caulículos32, y la cornisa con modillones34.
- 31 Acanto: Planta de la familia de las acantáceas, perenne, herbácea, con hojas anuales, largas, rizadas y espinosas.
- 32 Caulículo: Cada uno de los vástagos o tallos que nacen del interior de las hojas de acanto del capitel corintio y se vuelven en espiral bajo el ábaco33.
- 33 Ábaco: Parte superior en forma de tablero que corona el capitel.
- 34 Modillón: Miembro voladizo sobre el que se asienta una cornisa o alero, o los extremos de un dintel35.
- 35 Dintel: Parte superior de las puertas, ventanas y otros huecos que carga sobre las jambas36.
- 36 Jamba: Cada una de las dos piezas labradas que, puestas verticalmente en los dos lados de las puertas o ventanas, sostienen el dintel o el arco de ellas.
- 37 Arco de medio punto: Arco que consta de una semicircunferencia.
- 38 Platea: Patio o parte baja de los teatros.
- 39 Estofar: Entre doradores, raer con la punta del grafio40.el color dado sobre el dorado de la madera, formando rayas o líneas para que se descubra el oro y haga visos entre los colores con que se pintó.
- 40 Grafio: Instrumento con que se dibujan y hacen las labores en las pinturas estofadas.
- 41 Pilar: Elemento estructural resistente, de sección poligonal o circular, con función de soporte.
- 42 Cajear: Hacer una caja o hueco en una pieza para ensamblarla con otra.
- 43 Friso: Parte del entablamento44 en los órdenes clásicos que media entre el arquitrabe45 y la cornisa46, en ocasiones ornamentado de triglifos47, metopas50 u otros elementos.
- 44 Entablamento: Conjunto de molduras que corona un edificio o un orden de arquitectura y que ordinariamente se compone de arquitrabe, friso y cornisa.
- 45 Arquitrabe: Parte inferior del entablamento, la cual descansa inmediatamente sobre el capitel de la columna.
- 46 Cornisa: Parte superior del entablamento de un pedestal, edificio o habitación.
- 47 Triglifo: Adorno del friso dórico48 que tiene forma de rectángulo saliente y está surcado por dos glifos49 centrales y medio glifo a cada lado.
- 48 Orden dórico: Orden que tiene la columna de ocho módulos o diámetros a lo más de altura, el capitel sencillo y el friso adornado con metopas y triglifos.
- 49 Glifo: Canal vertical poco profundo que decora el frente de los triglifos en los órdenes clásicos.
- 50 Metopa: En el friso dórico, espacio que media entre triglifo y triglifo.
- 51 Pináculo: Parte superior y más alta de un edificio o templo. // Remate piramidal o cónico que en la arquitectura gótica52 cumple una doble función, estética y estructural.
- 52 Gótico: Dicho del arte: Desarrollado en Europa desde finales del siglo XII hasta el Renacimiento y caracterizado, en arquitectura, por el arco apuntado53, la bóveda de crucería54 y los pináculos.
- 53 Arco apuntado: Arco que consta de dos centros situados en la línea de arranque.
- 54 Crucería: Conjunto de nervios55 que refuerzan y ornamentan las intersecciones de las bóvedas.
- 55 Nervio: Arco que, cruzándose con otro u otros, sirve para formar la bóveda de crucería. Es elemento característico del estilo gótico.
- 56 Ménsula: Elemento perfilado con diversas molduras, que sobresale de un plano vertical y sirve para recibir o sostener algo.
- 57 Pódium: Podio. // Pedestal largo en que descansan varias columnas.
- 58 Capitel compuesto: Capitel que tiene ábaco achaflanado59, volutas60 como el jónico61 y hojas de acanto como el corintio.
- 59 Chaflán: Cara, por lo común larga y estrecha, que resulta, en un sólido, de cortar por un plano una esquina.
- 60 Voluta: Adorno en forma de espiral o caracol, que se coloca en los capiteles de los órdenes jónico y compuesto.
- 61 Orden jónico: Orden que tiene la columna de unos nueve módulos o diámetros de altura, el capitel, adornado con grandes volutas, y dentículos62 en la cornisa.
- 62 Dentículo: Cada uno de los adornos con forma de paralelepípedo rectángulo que, formando fila, se colocan en la parte superior del friso del orden jónico y en algunos otros miembros arquitectónicos.
- 63 Almohadillado: Parte del sillar que sobresale de la obra, con las aristas achaflanadas o redondeadas.
- 64 Venera: Concha de la vieira, semicircular, formada por una valva plana y otra muy convexa, de diez a doce centímetros de diámetro, rojizas por fuera y blancas por dentro, con dos orejuelas laterales y catorce estrías radiales a modo de costillas gruesas.
- 65 Neobarroco: Durante los siglos XIX y principios del XX, el estilo conocido como historicista o romanticismo intentaba utilizar estilos arquitectónicos de épocas pasadas, desarrollándose así, entre otros, el Neobarroco.
- 66 Paramento: Cada una de las dos caras de una pared.
- 67 Cartela: Pedazo de cartón, madera u otra materia, a modo de tarjeta, destinado para poner o escribir en él algo.
- 68 Heliograbado: Procedimiento para obtener, en planchas convenientemente preparadas, y mediante la acción de la luz solar, grabados en relieve.
- 69 Calcografía: Arte de grabar en láminas metálicas con objeto de conseguir mediante estampación lo grabado.
- 70 Escenografía: Arte de diseñar o realizar decorados para el teatro, el cine o la televisión.
- 71 Goyesco: Perteneciente o relativo a Francisco de Goya, pintor español.
- 72 Maja: En los siglos XVIII y XIX, persona de las clases populares de Madrid que en su porte, acciones y vestidos afectaba libertad y guapeza73.
- 73 Guapeza: Cualidad de guapo. // Ostentación en los vestidos. // Bizarría, ánimo y resolución en los peligros.
- 74 Ochava: Edificio o lugar que tiene forma ochavada75.
- 75 Ochavado: Dicho de una figura: De ocho ángulos iguales y ocho lados iguales cuatro a cuatro y alternados
- 76 Diorama: Panorama en el que lienzos transparentes pintados por ambas caras permiten, por efectos de iluminación, ver en un mismo sitio dos cosas distintas.
- 77 Trasgo: Duende.
- 78 Balaustre: Cada una de las columnas pequeñas, generalmente con molduras, que con los barandales79 forman las barandillas o antepechos de balcones, azoteas, corredores y escaleras.
- 79 Barandal: Barra o listón horizontales que sujetan los balaustres de una barandilla por la parte superior o inferior.
- 80 Agua: Vertiente de un tejado.
- 81 Toisón de Oro: Insignia de la Orden del Toisón, instituida por Felipe el Bueno, duque de Borgoña, en 1430, y otorgada históricamente por la dinastía Habsburgo-Borbón.
- 82 Heraldo: Mensajero.
- 83 Mascarón: Cara disforme o fantástica que se usa como adorno en ciertas obras de arquitectura.
- 84 Zaguán: Espacio cubierto situado dentro de una casa, que sirve de entrada a ella y está inmediato a la puerta de la calle.
- 85 Atrio: Espacio descubierto, rodeado de pórticos, que hay en la entrada de algunos edificios.
- 86 Alero: Parte inferior del tejado, que sale fuera de la pared y sirve para desviar de ella las aguas llovedizas.
- 87 Óculo: Ventana pequeña redonda u ovalada.
- 88 Estafeta: Casa u oficina del correo, donde se entregan las cartas que se envían, y se recogen las que se reciben.
- 89 Crestería: Línea continua de ornamentos que coronan una fachada, tejado, sillería de coro o altar.
- 90 Cruz griega: Figura formada por dos líneas que se atraviesan o cortan perpendicularmente.
- 91 Deambulatorio: En las catedrales y otras iglesias, espacio transitable situado detrás del presbiterio que da ingreso a otras capillas situadas en el ábside.
- 92 Paño: Lienzo de pared.
- 93 Helicoidal: En forma de hélice.
- 94 Antepecho: Pretil o baranda que se coloca en lugar alto para poder asomarse sin peligro de caer.
- 95 Filigrana: Obra formada de hilos de oro y plata, unidos y soldados con mucha perfección y delicadeza.
- 96 Arco de herradura: El que tiene más de media circunferencia y cuyos arranques vuelan tanto como la imposta97.
- 97 Imposta: Hilada de sillares algo voladiza, a veces con moldura, sobre la cual va sentado un arco.
- 98 Tejaroz: Alero del tejado. // Tejadillo construido sobre una puerta o ventana.
- 99 Baqueta: Junquillo. // Moldura redonda y más delgada que el bocel100.
- 100 Bocel: Moldura convexa lisa, de sección semicircular y a veces elíptica.
- 101 Peraltar: Levantar la curva de un arco, bóveda o armadura más de lo que corresponde al semicírculo.
- 102 Alfiz: Recuadro del arco árabe, que envuelve las albanegas103 y arranca bien desde las impostas, bien desde el suelo.
- 103 Albanega: Espacio triangular comprendido entre la rosca de un arco y el alfiz.
- 104 Ajimez: Ventana arqueada, dividida en el centro por una columna.
- 105 Cenital: Perteneciente o relativo al cenit.
- 106 Logia: Galería exterior con arcos sobre columnas, techada y abierta por uno o más lados.
- 107 Pretil: Murete o vallado de piedra u otra materia que se pone en los puentes y en otros lugares para preservar de caídas.
- 108 Albero: Tierra de color ocre usada en jardinería y en las plazas de toros. // Del color de esa tierra.
- 109 Párvulo: Niño que está en el primer estadio de la enseñanza escolar.
- 110 Greca: Adorno consistente en una faja más o menos ancha en que se repite la misma combinación de elementos decorativos, y especialmente la compuesta por líneas que forman ángulos rectos.
- 111 Tolteca: Dicho de una persona: De ciertos grupos étnicos que dominaron en el antiguo México.
- 112 Sarape: Especie de frazada113 de lana o colcha de algodón generalmente de colores vivos, con abertura o sin ella en el centro para la cabeza, que se lleva para abrigarse.
- 113 Frazada: Manta peluda que se echa sobre la cama.
- 114 Tímpano: Espacio triangular que queda entre las dos cornisas inclinadas de un frontón y la horizontal de su base.
- 115 Chacmol: En escultura maya, figura de un dios reclinado, con las rodillas dobladas y una vasija sobre el vientre.
- 116 Machón: Pilar de fábrica.
- 117 Lucernario: Linterna. // Torre pequeña más alta que ancha y con ventanas, que se pone como remate en algunos edificios y sobre las medias naranjas de las iglesias.
- 118 Precolombino: Dicho de Iberoamérica o de lo iberoamericano: Anterior a los descubrimientos de Cristóbal Colón.

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AUTOBÚS: Líneas 1, 6, 30, 31, 33, 34,37, C1 y C2.
COCHE:


BIBLIOGRAFIA Y ENLACES EXTERNOS:
- Cristina Domínguez Peláez: "El Parque de María Luisa, esencia histórica de Sevilla"; Servicio de Publicaciones del Ayuntamiento de Sevilla; Sevilla, 1995; ISBN: 84-86810-62-0; Depósito Legal: SE-962-95.
- Manuel García Martín: "El Parque de María Luisa de Sevilla"; Martín Editor; Gas Natural SDG, S.A.; Barcelona, 1992; ISBN: 604-3916-X; Depósito Legal: B-33768-92.
- Eduardo Rodríguez Bernal: "Historia de la Exposición Íbero-Americana de Sevilla de 1929"; Servicio de Publicaciones del Ayuntamiento de Sevilla, 1994; ISBN: 84-86810-39-6; Depósito Legal: SE-1.544-1994.
- Alejandro Guichot y Sierra: "El cicerone de Sevilla. Monumentos y Artes Bellas (Compendio histórico de vulgarización). Tomo I; Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Sevilla; Sevilla, 1991, reedición del original publicado en 1925.
- Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico
- Ayuntamiento de Sevilla. Gerencia de Urbanismo. Archivo Gráfico y Publicaciones
- Exposición Íbero-Americana de Sevilla 1929, de Juan José Cabrero Nieves.
- Retahila.es
- DRAE

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