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una Ventana desde Madrid

Legado de los Austrias

Felipe III (1598-1621)


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Madrid, Felipe III, Estatua de Felipe III

Estatua de Felipe III situada en la Plaza Mayor de Madrid.

El rey Felipe III “el Piadoso” (Madrid, 14 de abril de 1578 – Ibídem, 31 de marzo de 1621) accedió al trono de la Corona española a la muerte de su padre, Felipe II (1556-1598), el 13 de septiembre de 1598. En 1598, se casó en Valencia con Margarita de Austria-Estiria, nieta de su tío-abuelo (era hermano menor de Carlos I (1516-1556)) el emperador Fernando I de Habsburgo, naciendo de este matrimonio ocho hijos, entre ellos su heredero al trono, el futuro Felipe IV (1621-1665); la reina consorte de Francia, por su matrimonio con Luis XIII, Ana María Mauricia; y la emperatriz consorte del Sacro Imperio Romano Germánico, por su matrimonio con Fernando III, María Ana. Aunque se piensa en él como el primero de los llamados Austrias menores debido a la gran importancia de quienes fueron sus antecesores en el trono, Felipe II y Carlos I, quizás esta consideración sea un tanto injusta ya que bajo su reinado el Imperio Español alcanzó sus mayores dimensiones territoriales, viviéndose además la llamada Pax Hispánica gracias a una política llevada a cabo por el rey y por su valido1, el Duque de Lerma, de carácter más pacifista y menos beligerante. Tras el fin de la guerra con Francia, en 1598, reinando aún Felipe II, se firma la paz con Inglaterra en 1604, con la que se venía combatiendo desde 1585, y como consecuencia de lo anterior se firma en 1609 la tregua de los Doce Años con las Provincias Unidas de los Países Bajos en un conflicto que había comenzado en 1568.

El monarca, un gran aficionado a la caza además de al teatro y a la pintura, delegó los asuntos de gobierno en manos de su primer ministro, Francisco Gómez de Sandoval-Rojas y Borja (Tordesillas, 1553 – Valladolid, 1625), I Duque de Lerma, un hombre que supo aumentar de manera desmedida su fortuna gracias a la compra de cargos públicos, la corrupción y el tráfico de influencias que se vivieron durante su mandato. Un hecho acontecido durante el reinado fue la expulsión de 300.000 moriscos2, lo cual trajo consigo problemas económicos que afectaron en gran medida al Reino de Valencia (perdió un tercio de su población), a zonas de Aragón (perdieron una quinta parte de la misma) y Murcia, que vieron disminuir sus rentas y la pérdida de una mano de obra eminentemente agrícola; los cultivos de azúcar y arroz se tuvieron que sustituir por otros de morera, trigo y vid. Los motivos para su exilio fueron, entre otros, la desconfianza que ofrecían sobre su conversión real al catolicismo (los moriscos eran musulmanes bautizados), la posibilidad de una colaboración con el Imperio Turco (enemigo de la Corona española) o con los piratas berberiscos (que seguían asaltando las costas de Levante), la disminución del nivel de vida del país ante la menor llegada de recursos de América que hizo que muchos cristianos viesen con rencor a un grupo que ya consideraban como diferente al no hallarse integrado, o la rebelión de las Alpujarras de los moriscos granadinos, que dio lugar a una guerra librada entre los años 1568 y 1571 en que se vivieron escenas de gran crueldad por parte de ambos bandos.

En 1618, el rey provoca el cese del Duque de Lerma, siendo sucedido por el binomio formado por el Duque de Uceda, hijo del propio Lerma, y el Inquisidor General, Fray Luis Aliaga, que no lograrían nunca tener la misma influencia en el monarca de la que tenía Lerma.

Durante su reinado, comienza el llamado Siglo de Oro de las Artes y la Literatura española. Se publican obras como “Guzmán de Alfarache”, de Mateo Alemán; “Don Quijote de La Mancha”, de Miguel de Cervantes (en 1605 la primera parte y en 1615 la segunda); y escriben sus primeras obras Francisco de Quevedo, Luis de Góngora o Lope de Vega. El pintor Diego Velázquez comienza a pintar, con obras como “El Almuerzo”, en 1618-19, “Vieja friendo huevos”, en 1618, “El aguador de Sevilla”, o “Jerónima de la Fuente”, ambos en 1620.

Felipe III fue el primer rey español nacido en Madrid y también el único que trasladó su capital fuera de ella, a Valladolid, todo ello bajo la dirección del Duque de Lerma, quien logró así aumentar su fortuna. El valido comenzó comprando edificios a bajo precio en Valladolid para trasladar la Corte hasta ella en 1601 y vender los inmuebles previamente comprados a un precio muy superior al pagado por ellos. En 1606, tras obtener 250.000 ducados3 de oro que le pagó el Ayuntamiento de Madrid, lleva de nuevo la Corte a esta ciudad, habiendo hecho, al parecer, según algunas fuentes, la misma operación inmobiliaria de comprar barato (en Madrid, sin la Corte, quedaron muchas viviendas vacías) para luego vender a muy buen precio.

No obstante, fue con Felipe III con quien Madrid pasó a ser, de manera definitiva, la capital de España. A pesar de haber sido el Austria de más breve reinado, durante éste se llevaron a cabo un gran número de obras en la Villa, como la explanación de la Plaza Mayor y la construcción de viviendas alrededor de la misma; comienza a transformarse la fachada meridional (Sur) del viejo Alcázar, adelantándola e igualando así los muros de las diferentes torres que le daban aún el aspecto de una fortaleza medieval; y se funda el Real Monasterio de la Encarnación. El Duque de Uceda construyó el Palacio de los Consejos con formas similares a las del Alcázar y planeaba levantar junto al mismo el Convento del Sacramento, tal y como el rey lo había hecho con la Encarnación al lado del Alcázar.

Otras construcciones de tiempos de Felipe III y hoy desaparecidas fueron el Convento del Caballero de Gracia, anterior al actual de 1786; el Noviciado de Jesuitas, de 1602; el Convento de San Gil, en 1606; el Convento de Mercedarios de Santa Bárbara, de 1606; el Convento de Jesús, de los Trinitarios, en 1606; el Convento de San Basilio, de 1608; el Convento de los Capuchinos del Prado, de 1609; el Convento de Trinitarias Descalzas, de 1609; y el Convento de Mostenses, de 1611.

Pero pasemos a descubrir cuáles fueron las edificaciones que se ejecutaron en Madrid durante su reinado y que, afortunadamente, sí han llegado a nuestros días.


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Madrid, Felipe III, Real Monasterio de Agustinas Recoletas de la Visitación de Santa Isabel y Colegio de Nuestra Señora de la Asunción

Real Monasterio de Agustinas Recoletas de la Visitación de Santa Isabel y Colegio de Nuestra Señora de la Asunción.

En la Calle Santa Isabel, sobre el solar que ocupó la antigua Casilla de Antonio Pérez, Secretario de Felipe II, se levanta el Real Monasterio de Agustinas Recoletas de la Visitación de Santa Isabel y Colegio de Nuestra Señora de la Asunción. El primero debe su creación, como Convento de Agustinas Recoletas, a la dama madrileña, viuda de un rico caballero genovés, Doña Prudencia Grillo, quien cedió su casa, en la Calle del Príncipe, junto al Corral de Comedias, como sede conventual. La dama, que junto a tres de sus doncellas ingresó profesando4 en el convento, contó para la realización de la benefactora obra con la colaboración de influyentes personalidades de la época, como el Beato Fray Alonso de Orozco y la acaudalada señora Doña María de Aragón, dama de la reina Doña Ana de Austria, cuarta esposa de Felipe II. El segundo lo fundó Felipe II en Alcalá, en el año 1595, como Casa-Recogimiento de Santa Isabel, nombre que le otorgó en honor a su hija Isabel Clara Eugenia.

Reinando ya Felipe III, dota el convento con 6.000 ducados, haciéndose cargo de su protección en 1610 la esposa del monarca, la reina Margarita de Austria, quien autorizó el traslado de las Agustinas Recoletas hasta un lugar más recogido situado en la Calle Atocha, a donde también se había trasladado la antes nombrada Casa-Recogimiento. Sin embargo, al pretender también la soberana que las monjas aceptaran la reforma de las recoletas de Fray Agustín de Atocha, algunas de ellas abandonaron esta comunidad y se trasladaron a otros conventos. El lugar elegido como sede era, como hemos mencionado, la Casilla de Antonio Pérez, el famoso Secretario de Felipe II, que la Corona había expoliado y que en realidad no tenía nada de casilla, al ser una finca grande y lujosa dotada de numerosos edificios, en uno de los cuales se hallaba instalado desde 1595 el Colegio de Huérfanos de Cortesanos. En este mismo año de 1610 comienzan las obras para la construcción de la Iglesia conventual a cargo, según algunas fuentes, del religioso carmelita Fray Alberto de la Madre de Dios, siguiendo el diseño trazado por el arquitecto Juan Gómez de Mora (Cuenca, 1586 – Madrid, 1648) para un templo de contenidas dimensiones. Este mismo arquitecto adecuaría la anterior casilla como convento entre 1610 y 1611, pudiendo disponer para la obra de la aportación de maderas de la posesión real de Valsaín y de varias piezas de mármol que aportó Felipe III.

Gómez de Mora continuaría su labor en este Real Monasterio durante el reinado de Felipe IV en que, tras la estabilización de la economía de la congregación, se emprende una reforma de la Iglesia y del convento en la que se comienza, en 1640, la construcción de un nuevo templo. A cargo de la ejecución de esta Iglesia estuvo el maestro de obras Gerónimo Lázaro Goyti, pero al morir ambos, Gómez de Mora en 1648 y Lázaro Goyti al año siguiente, se paralizaron las obras hasta 1655, momento en que las continuó Pedro Lázaro Goyti, hijo del anterior maestro. Es en esto años, en particular en 1649, cuando el convento deja de estar al cargo de las niñas huérfanas.

En el siglo XVIII, Felipe V (1700-1746) le proporcionó un estatuto al convento que se mantendrá hasta la Guerra de la Independencia, aunque pocos años antes de ésta, en 1805, durante el reinado de Carlos IV (1788-1808), la comunidad se ve obligada a vender algunas de sus joyas para asegurar su subsistencia, una situación que empeoraría durante la contienda con los franceses. En 1810, es suprimido el convento y las monjas deben abandonarlo para volver en 1812 y, nuevamente, dejarlo para alojarse en el entonces Convento de la Magdalena, hoy de San Alonso de Orozco. Durante la guerra, los soldados franceses expoliaron el convento de la plata y los objetos artísticos que hallaron. Con la llegada de la posguerra, la situación de las monjas en el destrozado país no mejora y tienen que seguir manteniéndose a base de vender las joyas y otros objetos de plata que aún tuvieran, agravándose la situación con la Desamortización5 de Mendizábal (1836-37), en que deben alojar a las igualmente agustinas del desamortizado Convento de la Encarnación. La Revolución de 1868 provoca que deban alojar también a las concepcionistas de El Pardo, procediendo ambas comunidades, agustinas y concepcionistas, a hacer vida conventual separada.

Madrid, Felipe III, Portada de la Iglesia del Real Monasterio de Agustinas Recoletas de la Visitación de Santa Isabel y Colegio de Nuestra Señora de la Asunción

Portada de la Iglesia del Real Monasterio de Agustinas Recoletas de la Visitación de Santa Isabel y Colegio de Nuestra Señora de la Asunción.

En 1732, son reformadas las instalaciones y nuevamente en 1876, es cuando el Arquitecto Mayor de Palacio José Segundo de Lema (1823-1891), tras construir una casa para el alojamiento del rector y de dos capellanes, unas escuelas de carácter gratuito en un nuevo edificio y otras varias obras, lleva a cabo una reforma general de todo el conjunto que ejecutó su ayudante Enrique María Repullés y Vargas (Madrid, 1845 – 1922).

A principios del siglo XX las religiosas ven como su vinculación con la Casa Real va desapareciendo, recibiendo una muy escasa ayuda económica de la misma, lo que hace que, en busca de su supervivencia como comunidad, se vayan aproximando a los agustinos recoletos y a la federación de agustinas recoletas. Sin embargo, dados los disturbios existentes en Madrid tras la proclamación de la II República española, el 14 de abril de 1931, hace que el 11 de mayo de este mismo año las monjas deban marcharse del convento y, aunque vuelven poco después, de nuevo lo abandonan en 1936 ante la Ordenanza del Ministerio de Instrucción Pública sobre incautación de bienes religiosos. A comienzos de la Guerra Civil Española (1936-1939), el edificio es asaltado y quemado, despareciendo gran parte de la reforma llevada a cabo en el siglo XIX y de las obras de arte que había ido reuniendo a lo largo de los siglos, destacando entre las pérdidas el gran lienzo de su Retablo Mayor, en donde el maestro José Ribera y Cucó (Játiva, España, 1591 – Nápoles, Italia, 1652) había representando a la Inmaculada Concepción de María. Afortunadamente, no desaparecieron las de la clausura, entre las que se cuentan importantes obras de los siglos XVII y XVIII.

Tras quedar el edificio en ruinas y la Iglesia desprovista de todos sus elementos ornamentales, se realizó una primera reconstrucción parcial entre los años 1941 y 1946 por parte de la Dirección General de Regiones Devastadas, según un proyecto de los arquitectos Diego Méndez González (Madrid, 1906 – 1987) y José Yárnoz Larrosa (Pamplona, 1884 – Madrid, 1966). A este proyecto le sucedió otro, en 1964, de José del Río que realizó Ramón Andrada Pfeifer (Madrid, 1923 – 1992).

En la actualidad, la Iglesia, de discretas dimensiones, es de planta de cruz latina6, tiene una única nave de dos tramos techada por una bóveda de cañón8 sobre arcos fajones9 y dotada de lunetos10, ábside11 plano y crucero12 octogonal, estando cubierto este último por una cúpula con linterna13 sustentada sobre pechinas14 y machones16 achaflanados17. En la fachada de la Iglesia, de dos cuerpos rematados por un frontón19 a semejanza de las iglesias conventuales construidas en Madrid tras la Contrarreforma, destacan, sobre el revoco20 que la cubre, el granito de las puertas adinteladas y del zócalo del edificio. En el eje central, podemos destacar, sobre la puerta principal, un cornisamento de doble moldura que distingue ambos cuerpos y en cuyo interior resalta un Escudo Real orlado con el Toisón de Oro21; por encima de éste, hay una ventana alargada rematada por un arco de medio punto22 bajo el frontón triangular con un óculo23 en el tímpano24. Es de señalar que tras la desaparición por el fuego del anterior Retablo Mayor, el actual, una obra de Mateo de Zabalía de alrededor de 1642, se instaló en el templo tras la última y procede de la Catedral de Pamplona, en particular de la Capilla Barbazana.

El Real Colegio Santa Isabel-La Asunción es hoy (mayo de 2016) un centro de educación concertada que da clase a 1.200 alumnos, cubriendo las diferentes etapas educativas, desde Infantil (con 3 años) hasta 4º curso de Educación Secundaria Obligatoria (ESO); además, cuenta con un aula de enlace para inmigrantes que no hablan castellano y otras varias de compensatoria y diversificación. También es posible cursar en él los estudios de Bachillerato en calidad de colegio privado.

El Real Monasterio de Agustinas Recoletas de la Visitación de Santa Isabel y Colegio de Nuestra Señora de la Asunción fue declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de monumento en el año 1995.

Localización: : Calle de Santa Isabel, 46. 28012 Madrid.


Madrid, Felipe III, Hospital de Incurables de Nuestra Señora del Carmen

Hospital de Incurables de Nuestra Señora del Carmen.

El antiguo Hospital de Incurables de Nuestra Señora del Carmen, en la actualidad Iglesia del Santísimo Cristo de la Fe, tiene su origen en el año 1592 como hospital particular que, al parecer, pertenecía a la Congregación de Nuestra Señora del Amor de Dios, ubicada en la Iglesia de San Juan de Dios. En el año 1610, comenzó a acoger a los Niños Desamparados, que eran incluseros25 y que hasta ese momento se hallaban en el hospital de Santa Isabel, en la calle del mismo nombre; más adelante, se alojaron igualmente a otros niños huérfanos, momento a partir del cual se llamó “Colegio de los Desamparados”, estando bajo el patrocinio de los señores Agustín de Torres y Francisco Martínez Espinosa, fallecido este último en 1660. Asimismo, se utilizó como asilo de mujeres impedidas, llamadas “las Carrascas” por los madrileños. De este modo, el Hospital de Incurables del Carmen, dedicado a varones, fue fundado en 1852 a iniciativa del Gobernador Civil Don Melchor Ordóñez, dependiendo de la Beneficencia General del Estado, y se estableció en el espacio en el que anteriormente hubo otras instituciones de similar índole, aprovechando igualmente la Iglesia.

El templo en el que nos hallamos, de estilo barroco, aunque con ciertas formas renacentistas en su exterior, fue construido por orden de Felipe III, comenzando las obras en torno al año 1592 y siendo acabadas en 1620. Más tarde, le sería añadida la Capilla de San Nicolás, también llamada del Amor de Dios, trabajo que debió llevarse a cabo antes de 1656, pues en el Plano de Teixeira27, la Iglesia ya aparece dibujada con ella.

Durante la Guerra Civil Española, fue incendiada y saqueada, quedando en un estado de ruina. Restaurada parcialmente tras la contienda, se estableció en ella la destruida Iglesia de El Salvador y San Nicolás, hasta ser restaurada la Parroquia de San Martín. Más adelante, quedó abandonada, volviendo a caer en un estado de ruina tal que se desplomó parte de su techo, arrastrando consigo las bóvedas. Lugar de resguardo de vagabundos, que para paliar el frío hacían fogatas en su interior, el templo se convirtió en poco más que una escombrera. Y así continuó hasta que el Arzobispado entregó la propiedad al Ayuntamiento de Madrid, siendo en 1974 cedida a la Hermandad de los Cruzados de la Fe, quienes continúan al frente de la misma.

Al exterior, tenemos una fachada principal de extrema sencillez y sobriedad, dividida en tres tramos y siendo el cuerpo último una espadaña en la que se abren tres vanos28, carente de campanas y rematada por un frontón triangular. El segundo y el tercer cuerpo cuentan con sendos ventanales cerrados con rejería del siglo XVII, mientras que en el primero se halla la puerta de acceso, adintelada y realizada en piedra. Dentro, se trata de una Iglesia de una sola nave, cubierta con bóveda de cañón con lunetos en los laterales.

El Hospital de Incurables de Nuestra Señora del Carmen fue declarado Monumento Histórico-Artístico en 1981. Se puede leer un monográfico sobre el templo entrando en el siguiente enlace.

Localización: : Calle de Atocha, 87. 28012 Madrid.


Madrid, Felipe III, Imprenta de Juan de la Cuesta

Imprenta de Juan de la Cuesta.

A su lado, se encuentra el solar en el que antaño estuvo ubicada la famosa Imprenta de Juan de la Cuesta, o Imprenta del Quijote, como también es conocida, por haber sido allí donde a comienzos de 1605 el impresor Juan de la Cuesta publicara la primera edición de la que es considerada la obra cumbre de las letras españolas: “El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha”, de Miguel de Cervantes Saavedra. Cabe aquí mencionar que la segunda parte de “El Quijote” fue editada en 1615 en la misma imprenta, pero ésta ya no se hallaba ubicada aquí, pues había sido trasladada en 1609 a la Calle San Eugenio, 7, esquina con la Calle de Santa Isabel.

No hemos conseguido hallar datos que corroboren que el edificio que se levanta ahora en dicho solar sea el que vio nacer tan insigne obra, ni tampoco algún autor o experto que afirme lo contrario, pues las fuentes consultadas sólo se aproximan a mencionar el lugar como el solar en el que estuvo la imprenta, o la imprenta como tal, sin aportar datos más precisos sobre ello (año o siglo de construcción, etc.). Sin embargo, dado que muchos de ellos hablan en pasado al apuntar que “la imprenta estaba ubicada” en esta calle, parecería lógico pensar que el inmueble que ahora nos ocupa no sea el de los siglos XVI-XVII y que, en caso de que lo sea, quizás no quedaría de él más que los muros.

Se dice, aunque sin precisar fecha, que aquí estuvo instalado el Beaterio de San José, con iglesia propia y regentado por monjas terciarias, y que en el siglo XIX acogió la primera escuela de párvulos29 gracias a la iniciativa de la Sociedad Filantrópica de Educación Popular.

Declarado Monumento Histórico-Artístico Nacional por Real Decreto de 24 de julio de 1981, el edificio fue rehabilitado entre los años 1984 y 1987 por los arquitectos José Joaquín Aracil Bellod y José Carlos Palacios Gonzalo. Casi una década después, en 2005, la Sociedad Cervantina, fundada en 1953, se convirtió en su propietaria con el fin de instalar crear en él un Museo Cervantino.

En la fachada principal, podemos ver una lápida. Tanto ésta como la de la Calle San Eugenio fueron colocadas a propuesta del académico José Ramón Mélida, quien, con motivo del tercer centenario de la publicación de “El Quijote”, tuvo la iniciativa de ubicar estos recuerdos en los lugares en los que estuvo instalada la imprenta, idea que presentó el 21 de noviembre de 1904 en la sesión celebrada en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. De este modo, la propuesta fue aprobada por la Presidencia del Consejo de Ministros el 12 de octubre de ese mismo año, convocándose un concurso en enero de 1905 en el que, además, se fijaban las condiciones que debía reunir la obra: debía ser una alegoría a la novela, tenía que tener el escudo de la imprenta y el texto que aparecería en la lápida sería redactado por la Real Academia Española. Con estos condicionantes, el proyecto ganador fue el presentado por el escultor Lorenzo Coullaut Valera, siendo inaugurada la lápida cuatro meses después, el 9 de mayo de 1905.

Se trata de una lápida rectangular con un diseño que nos recuerda un retablo plateresco30. En la parte superior, vemos una representación a medio cuerpo de Miguel de Cervantes que se circunscribe en un medallón; aparece vestido de época, con capa, gola31 y una pluma en la mano derecha. En el centro, hay un altorrelieve32 de una escena de “El Quijote” en la que el caballero está montado a caballo, sosteniendo la lanza en la mano y acompañado de Sancho, su escudero, que va a pie tirando de su asno; ambos salen de la imprenta, cuyo nombre está en una cartela33 (“Imprenta Juan de la Cuesta”), mientras que al lado hay una ventana con rejería de la época. Bajo esta representación, se lee una inscripción: “AQUI ESTUVO LA IMPRENTA DONDE SE HIZO EN 1604 LA EDICION PRINCIPE DE LA PRIMERA PARTE DE EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIJOTE DE LA MANCHA COMPUESTA POR MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA Y PUBLICADA EN MAYO DE 1605 CONMEMORACION MCCCCCV”. En la parte inferior, dos tenantes34 sujetan con sus manos un ejemplar de la novela, en el cual se ha reproducido la portada original de la edición de 1605.

Localización: : Calle de Atocha, 87. 28012 Madrid.


Madrid, Felipe III, Casa-Museo de Lope de Vega

Casa-Museo de Lope de Vega.

En la Calle Cervantes, ironías del destino dada la enemistad que existía entre ambos genios de la literatura, hallamos la Casa-Museo de Lope de Vega, lugar en el cual vivió sus últimos 25 años el que fuera conocido como Fénix de los Ingenios. Fue en el año 1751 cuando el historiador madrileño Álvarez de Baena logró localizar la vivienda y, gracias a dicho estudio, en 1862 el cronista Ramón Mesonero Romanos documentó la historia del edificio. De este modo, este último apunta en su obra “El antiguo Madrid” que el inmueble ya existía en el año 1587 y que Lope de Vega lo adquirió, según las escrituras, el 7 de septiembre de 1610. Utilizada como vivienda durante todo estos siglos, la casa ha sufrido varios cambios desde entonces y hasta ahora, tanto en su interior como en su exterior, pero ha conseguido mantener su estructura principal, así como la disposición.

Su conversión a museo comenzará en 1929 gracias a la que fue su última dueña, Antonia García, viuda de Cabrejo, quien estableció la Fundación Docente García Cabrejo para crear un museo, mientras que la Real Academia Española se haría cargo de su patronato, además de comprometerse a restaurar la casa. Unos años más tarde, en 1935, el edificio era declarado Monumento Histórico-Artístico, abriendo al público como Casa-Museo el día 30 de diciembre de ese mismo año, siendo los arquitectos Emilio Moya y Pedro Muguruza los encargados de su restauración.

Madrid, Felipe III, Estudio de la Casa-Museo de Lope de Vega

Estudio de la Casa-Museo de Lope de Vega.

Para amueblarla y decorarla, además de dotarla de objetos personales de Lope de Vega, se tuvieron en cuenta varias referencias: por un lado, el inventario del testamento del escritor, fechado en 1627; por otro lado, el legado de su hija Antonia Clara, de 1664; y por último, la documentación histórica del propio edificio. Asimismo, se añadieron objetos que aportaron distintas instituciones, de las que destacan el Convento de las Religiosas Trinitarias, la Fundación García Cabrejo, el Museo Nacional del Prado, el Museo Arqueológico Nacional y el Instituto Valencia de Don Juan. Todo el proyecto contó, además, con la participación de intelectuales como Ramón Menéndez Pidal, Agustín González de Amezúa, o Américo Castro, entre otros.

Unos años después, se llevó a cabo una nueva restauración del edificio, esta vez de la mano del arquitecto Fernando Chueca Goitia. Más tarde, en 1990, la Real Academia Española y la Comunidad de Madrid firmaron un convenio de colaboración para la rehabilitación del inmueble, siendo el gobierno regional el que se encarga de su gestión en la actualidad.

Madrid, Felipe III, Jardín de la Casa-Museo de Lope de Vega

Jardín de la Casa-Museo de Lope de Vega.

Estamos, pues, frente a una casa de dos plantas, con buhardilla y jardín trasero, en la que, en el piso superior, se abren cuatro vanos dotados de balcón, mientras que en el inferior hay tres huecos cerrados con rejería y la puerta de entrada, abierta en el extremo izquierdo según miramos de frente. Se trata de un acceso adintelado realizado en piedra, en cuyo dintel hay una inscripción en la que se lee “D. O. M. / PARVA PROPIA MAGNA / MAGNA ALIENA PARVA”, que se traduciría como “Lo pequeño, siendo propio, es grande / Lo grande, siendo ajeno, es pequeño” y que Calderón lo hizo como “Que propio albergue es mucho, aún siendo poco / y mucho albergue es poco, siendo ajeno”.

En su recorrido interior, podremos volver al Siglo de Oro durante la hora aproximada que dura su visita. Para saber más sobre ella, se puede encontrar más información en el reportaje monográfico que “una Ventana desde Madrid (uVdM)” publicó sobre esta Casa-Museo de Lope de Vega.

Localización: : Calle de Cervantes, 11. 28014 Madrid.


Madrid, Felipe III, Casa del siglo XVII

Casa del siglo XVII.

La Casa del siglo XVII que tratamos en este artículo es citada documentalmente por primera vez el 23 de febrero de 1613, cuando su entonces propietario, Juan Simón del Valle, la privilegia con 750 maravedíes a pagar anualmente a cambio de quedar exenta la vivienda de la Regalía de Aposento. Ésta era una disposición de tiempos de Felipe II, realizada tras el establecimiento de la Capital del Imperio en Madrid en julio de 1561, por la que se disponía que todos los propietarios debían ceder la mitad de sus viviendas a un miembro de la Corte, con excepción de aquellas en las que no era posible repartir el edificio de manera que asegurase una vida independiente tanto al propietario como al huésped y que quedaban marcadas como viviendas de incómoda repartición, libres de la obligatoriedad del alojamiento, pero no de pagar un tribuno a cambio. Una consecuencia de esta Regalía fue el surgimiento de las llamadas Casas a la Malicia, dotadas de una disposición engañosa a la vista para así hacer creer a la Junta de Aposento que eran de incómoda repartición.

La historia de esta antigua casa está unida, al menos desde el siglo XVIII, a otro edifico anexo situado en el número 39 de la Calle del Barco, de construcción más reciente (siglo XVIII) y que ha compartido titularidad con el mismo al menos desde la Visita General realizada en 1750, durante el reinado de Carlos III (1759-1788), en el que a la casa se le dio el numero 14 y al edificio anexo el 23, dentro ambos de la manzana 363. En la Planimetría General de Madrid realizada con ocasión de dicha Visita General, ambos edificios quedan registrados como pertenecientes a Don Andrés de Ayala Godoy, por lo que debió ser posteriormente, aunque dentro de este mismo siglo, cuando la casa pasó a manos de la Orden de Malta que, quizás, lo utilizó de hospedería para sus caballeros. De esta pertenencia a la Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta, ha quedado su escudo adornando la portada principal de la casa. El inmueble permaneció en manos de los caballeros hospitalarios hasta el siglo XIX, cuando, tras la Desamortización de Mendizábal llevada a cabo entre los años1836 y 1837, es puesto en venta, pasando a ser utilizado para oficinas y viviendas, pudiendo destacarse el hecho de que, entre los muchos residentes que la ocuparon, estuvo Ana Ruiz Hernández, madre del escritor y poeta español Antonio Machado Ruiz (Sevilla, 26 de julio de 1875 – Colliure, Francia, 22 de febrero de 1939).

En el siglo XX, el edificio es dañado durante la Guerra Civil Española por la explosión de un obús que cae en las inmediaciones, siendo posteriormente reparado y permaneciendo como un inmueble ocupado por un gran número de viviendas y distintos negocios –entre los que destaca la célebre Taberna Pepita– hasta el año 1991, en que lo adquiere el Ayuntamiento con la intención de rehabilitarlo y convertirlo en viviendas sociales. Sin embargo, esta intención no se materializaría y en el año 2014, el edificio es nuevamente vendido, pasando a manos privadas. En la actualidad (mayo de 2016), la fachada de la casa permanece cubierta casi en su totalidad por una red de seguridad debido a las importantes obras de rehabilitación que en ella se están llevando a cabo.

Esta casa del siglo XVII, de 711 metros2 de superficie, está formada por una planta baja, dos plantas superiores, semisótano y buhardillas. Consta, en su fachada principal, de cinco ejes verticales de vanos, estando la portada principal, única entrada, situada en el eje central. Ésta está formada por jambas35 de piedra sosteniendo un dintel de idéntico material sobre el que se apoya el escudo de la Orden de Malta que mostramos en la fotografía adjunta. Los vanos de las dos plantas superiores tienen balcones de forja, a diferencia de los cuatro de la planta baja, cerrados por rejas, a excepción del que se había utilizado como entrada a la antigua Taberna Pepita.

Localización: : Corredera Baja de San Pablo, 20. 28004 Madrid.


Madrid, Felipe III, Parroquia de Nuestra Señora del Carmen y San Luis Obispo

Parroquia de Nuestra Señora del Carmen y San Luis Obispo.

A escasos metros de la Puerta del Sol, hallamos la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen y San Luis Obispo. Su origen se remonta al anterior monarca, Felipe II, a quien unos religiosos de la orden de los carmelitas calzados solicitaron permiso para fundar un convento. Aprobada la autorización, se les concedió un solar donde antes se habían levantado unas mancebías36 y en cuyas inmediaciones ya había otros conventos de diferentes órdenes. Los religiosos estuvieron primero viviendo en unos cobertizos de madera, siendo fundado el convento en 1575, y si bien parece que las advocaciones bajo las cuales se hizo fueron las de San Antón y San Dámaso, siempre fue conocido como del Carmen. Su construcción contó con la ayuda no sólo de Felipe II, sino también con la de su hermana Doña Juana, la de la Villa en sí y, en 1635, con los 30.000 ducados que dejó Fray Ambrosio Vallejo, obispo que fuera de Popayán y Trujillo, a cambio de ostentar el patronazgo de la Capilla Mayor.

En 1835, la Desamortización de Mendizábal conllevó la expulsión del convento de los religiosos, quienes ya tuvieron que abandonarlo unos años antes, durante la Guerra de la Independencia (1808-1814). Así pues, el culto en la Iglesia se mantuvo gracias a los terciarios carmelitas, laicos que en la vida civil siguen una conducta relacionada con la vida del Carmelo, hasta que el templo se convirtió en filial de la Parroquia de San Luis Obispo. Desaparecida ésta definitivamente en 1935, la del Carmen quedó como Iglesia única; más adelante, con motivo del agrandamiento de la Calle de la Salud, su fachada fue remetida, momento en que se le añadiría la que había sido portada principal de la Iglesia de San Luis. De este modo, del conjunto religioso ha llegado a nuestros días su Iglesia, pues el convento, levantado junto a ella hacia lo que hoy es la Plaza del Carmen, fue demolido, ocupando parte de su solar el antiguo Cine Madrid, del que en la actualidad sólo se ha conservado su fachada y donde, tras su derribo interior, salieron a la luz los vanos originales cegados de la Iglesia del Carmen, algunos arcos del claustro del convento y algunos enterramientos.

El templo fue trazado en 1611 por el arquitecto Miguel de Soria, trabajo por el que cobraría 7.000 ducados y en el que sería ayudado por el maestro cantero Mateo de Cortaire; el convento, por su parte, fue un proyecto de Juan Ruiz, con la colaboración del maestro de obras Juan García. En 1640, las obras estaban casi terminadas, y aunque dos años antes había fallecido Miguel de Soria, pudo concluir la Capilla Mayor y el crucero, además de dejar muy avanzadas la nave y las capillas laterales. Realizadas una serie de reformas en el templo en el siglo XIX, en la centuria siguiente, en 1936, durante la Guerra Civil Española, sufrió un asalto que ocasionó grandes pérdidas. Ejemplo de ello, según algunas fuentes, fue el antiguo Retablo Mayor, cuyo autor fue el escultor y entallador Sebastián de Benavente, contando con Lorenzo Sánchez y Martín de Velasco para su dorado, entre otros artistas, si bien otros autores apuntan que este retablo fue eliminado a comienzos del siglo XIX. De Benavente se han conservado, en cambio, otros retablos que se hicieron para esta Iglesia, como el de la Virgen del Pilar, el de San Antonio y el de la Inmaculada.

Madrid, Felipe III, Antigua portada principal de la desaparecida Iglesia de San Luis

Antigua portada principal de la desaparecida Iglesia de San Luis.

Con planta de cruz latina, el edificio, de estilo barroco, está formado por una sola nave con capillas laterales, cuatro en cada lado, contando además con un crucero cubierto por una cúpula. En el exterior, destaca su sobriedad y sencillez, estando abierto en su día con tres portadas, una en la Calle de la Salud y dos en la del Carmen, una de ellas, la que se correspondía con el presbiterio37, cegada en la actualidad, y todas carentes del revoco con el que contaron en su día. Precisamente en este lado, el conjunto estaba asentado sobre unas gradas que acogían debajo de sí varias tiendas, todo ello desaparecido cuando la Calle del Carmen fue reformada. La torre se levantó en la zona de los pies, en el lado del Evangelio38, y como el resto del templo, es de factura muy sencilla, siendo sus materiales el ladrillo y los sillares, y estando cubierta por un revoco. También aquí, a los pies, fue donde se colocó, como ya hemos mencionado, la portada barroca de la Iglesia de San Luis. Realizada en 1715 (o 1714, según la fuente a consultar) por el arquitecto Francisco Ruiz, está enmarcada por columnas decoradas, mientras que sobre el dintel se sitúa una cartela en la que se puede leer el nombre del titular; por encima, el entablamento39 queda sostenido por canecillos48. Todo ello está rematado por un frontón curvo partido en el que se abre una hornacina que acoge la figura de San Luis Obispo, obra de piedra caliza de Pablo González Velázquez; este hueco cuenta, además, con pilastras laterales ornamentadas con estípites49, con un frontón partido como remate y con un escudo en su tímpano.

Madrid, Felipe III, Portada principal de la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen y San Luis Obispo

Portada principal de la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen y San Luis Obispo.

La fachada que da a la Calle del Carmen es la que se corresponde con el lado de la Epístola. Aquí, como dijimos antes, había dos puertas. La principal, un acceso en forma de arco de medio punto, es del siglo XVII y se enmarca por columnas de orden compuesto50 que se alzan sobre pedestales, teniendo detrás pilastras retranqueadas y también compuestas. En el tímpano, con dos palmas, se puede ver el escudo del Carmelo, mientras que en la parte superior se abre una hornacina que acoge un grupo escultórico, también del siglo XVII, que representa la Imposición del Escapulario58 por la Virgen del Carmen al general de la orden San Simón Stock. Como remate, la portada cuenta con pirámides y acróteras59 con bolas.

El atrio60 que nos conduce al interior está cubierto con bóvedas de cañón sustentadas por arcos fajones y abiertas en los laterales por medio de lunetos. Este mismo tipo de cubierta se da en los brazos del crucero. La Capilla Mayor lo hace con una cúpula sobre pechinas con el escudo carmelita y carece de tambor61 y linterna; vista desde fuera, la cúpula puede llevarnos a engaño, pues si bien dentro es una media esfera, en el exterior es un tejado a cuatro aguas62. En cuanto a las capillas laterales, éstas quedan cerradas por arcos de medio punto, además de ser ciegas al exterior y estar cubiertas por bóvedas vaídas63; las rejas que las custodian son del siglo XVII y sobre ellas hay una serie de balcones a través de los cuales los carmelitas podían seguir los oficios.

La nave central está sostenida por pilastras toscanas64. A los pies de la Iglesia, se sitúa el coro, sobre el que se abre un óculo con una vidriera moderna en la que figura la Virgen del Carmen, y que cuenta con tribunas que llegan a los laterales, acogiendo la del lado del Evangelio el órgano del siglo XVII. Ya en la zona del crucero, hay dos púlpitos de mármol hechos en 1630 con el escudo de los carmelitas como decoración. Al fondo, tenemos la Capilla Mayor, rodeada por una sillería de madera del siglo XVII y atribuida al tallista Gabriel Vázquez, y presidida por un gran retablo clasicista del siglo XVIII en el que se han conservado algunos elementos del primitivo Retablo Mayor. En el grupo central, enmarcado por grandes columnas, se puede ver una escultura de la Virgen del Carmen que sostiene el escapulario de la orden, obra del XVII de Juan Sánchez Barba a la que le falta la figura de San Simón de Stock recibiendo dicho escapulario, destruida en 1936. En el centro del ático65, hay una pintura de la Santísima Trinidad realizada también en el siglo XVII por el artista madrileño Antonio de Pereda. De la misma centuria son las pinturas que hay en la parte superior de los laterales del retablo y en las que se representa a las carmelitas Santa Teresa de Jesús y Santa María Magdalena de Pazzi; debajo, del XVIII, hay dos tallas, una de San Juan Nepomuceno (la más pequeña) y otra de San Simón Stock, según unos autores, ya que otros afirman que pertenecen a Santo Tomás de Villanueva y a San Andrés Corsino.

No enumeraremos aquí todas las capillas con que cuenta este templo, pues convertiríamos este artículo en un monográfico sobre la Iglesia del Carmen y no es ése el cometido del mismo, por lo que invitamos al visitante a que, en horario fuera de culto, recorra y admire con calma este Monumento Histórico-Artístico Nacional que fue declarado en 1983.

Localización: : Calle del Carmen, 10. 28013 Madrid.


Madrid, Felipe III, Edificios de viviendas de la Cava de San Miguel

Edificios de viviendas de la Cava de San Miguel.

El arquitecto Juan Gómez de Mora, al realizar el trazado de la Plaza Mayor en 1617, diseñó igualmente los Edificios de viviendas de la Cava de San Miguel de la acera de los números impares para cerrar la Plaza por su lateral Oeste, salvando así el gran desnivel existente entre ambos terrenos. Esto originó que las fachadas que daban a la Plaza tuvieran seis plantas, mientras que las abiertas a la Cava sumaban ocho, constituyendo estos últimos los edificios de mayor altura existentes en Madrid hasta la llegada del siglo XX. Su labor como contrafuertes del terreno se puede ver en sus muros inclinados, pudiendo observarse la altura del desnivel en la Escalerilla de Piedra y el Arco de Cuchilleros que mostramos en la fotografía que acompaña estas líneas.

Sin embargo, los graves incendios que posteriormente sufrió el recinto hacen que su aspecto actual sea muy diferente a aquel con el que fue construida en el siglo XVII. Así, la menor altura que ahora podemos contemplar en los edificios se debe a la reconstrucción diseñada por Juan de Villanueva y de Montes (Madrid, 1739 – 1811) tras el pavoroso incendio que en 1790 destruyó la tercera parte de la Plaza. Villanueva diseñó un Plaza Mayor de estilo neoclásico y dos plantas menos de altura, y pasó de ser una plaza abierta a las calles que en ella desembocaban a otra cerrada a la que se accedía a través de arcos.

Localización: : Cava de San Miguel. 28005 Madrid.


Madrid, Felipe III, Monasterio de Monjas Jerónimas del Corpus Christi

Monasterio de Monjas Jerónimas del Corpus Christi.

El Monasterio de Monjas Jerónimas del Corpus Christi, de clausura y también conocido popularmente como de las Carboneras por un lienzo de la Inmaculada Concepción que se dice fue encontrado en una carbonería y que con este sobrenombre se guarda en el interior de su Iglesia, fue fundado en el año 1607 por Beatriz Ramírez de Mendoza, Condesa viuda de Castellar. Aya66 del rey Felipe III, se dice que fue perseguida por aconsejar al monarca en contra de la privanza67 del Duque de Lerma, su valido; a raíz de ello, tomo los hábitos, refugiándose en la Concepción Jerónima, de donde fue obligada a salir. Tras esto, quiso fundar la Descalcez Jerónima, lográndolo en su casa el 22 de septiembre de 1605, donde profesaría también su hija y primera priora del monasterio, Sor Juana Zapata, o Sor Juana del Corpus Christi.

Para la construcción del convento, se eligieron unos solares cuyo propietario era Don Nuflo, uno de los hijos del artillero Don Francisco Ramírez, esposo de Beatriz Galindo “La Latina”, preceptora de Isabel “La Católica” y abuelos ambos de Beatriz Ramírez de Mendoza. El arquitecto encargado de las obras sería Miguel de Soria, quien levantaría la Iglesia entre 1610 y 1620, siendo también el autor del convento y contando con la ayuda de Alonso Carrero y Juan del Río. Afortunadamente, el templo no ha sufrido las consecuencias de guerras ni de desamortizaciones, como sí ocurriera con otros edificios religiosos. De estilo barroco y apariencia en la que destaca, sobre todo, su sobriedad, su última restauración se llevó a cabo a finales del pasado siglo XX, siguiendo el proyecto de Antonio González Capitel.

En el exterior, la Iglesia presenta una fachada principal con una base de piedra sobre la que se levanta el muro, en la actualidad revocado con una imitación de ladrillo. La portada se abre en un lateral. Se trata de una puerta adintelada hecha de granito con roleos68 en la parte superior; sobre ella, hay un edículo69 rectangular enmarcado por pilastras en el que se muestra un altorrelieve de autoría desconocida con la escena de los patrones de la orden jerónima, San Jerónimo y Santa Paula, adorando el Santísimo Sacramento, advocación del convento; a ambos lados, se hallan los escudos de los fundadores, los Condes de Castellar, realizados en piedra blanca. Las pilastras sustentan un frontón curvo partido en cuyo centro se alza una cruz. El muro queda rematado por una serie de vanos rectangulares que dotan de iluminación el interior del templo. En la Calle del Codo, se abre otra puerta, también adintelada y de granito; es la entrada a la clausura, además de por donde se pueden comprar los dulces que elaboran las propias monjas; sobre ella, hay dos balcones correspondientes a las casas de los guardeses del convento.

Madrid, Felipe III, Interior de la Iglesia del Monasterio de Monjas Jerónimas del Corpus Christi

Interior de la Iglesia del Monasterio de Monjas Jerónimas del Corpus Christi.

Dentro, el templo consta de una sola nave con planta de salón y presbiterio muy pronunciado, estando los coros (alto y bajo) y el comulgatorio a los pies; queda cubierta por bóvedas de cañón con lunetos sobre arcos fajones. Se accede a la Capilla Mayor por un arco de medio punto, zona que se cubre con una bóveda vaída ornamentada con yeserías de formas geométricas con una cruz central. Al fondo, está el Retablo Mayor, obra trazada y ejecutada en 1589 por el escultor, arquitecto y ensamblador71 Antón de Morales, quien cobró 30.000 reales por ella (16.000 él y 14.000 sus herederos, pues ya había fallecido); fue finalizado en 1622. Las pinturas que lo componen corrieron a cargo de Vicente Carducho y debieron realizarse entre 1622 y 1638, año del fallecimiento del artista. Se organiza en banco73, cuerpo central dividido en tres calles por columnas corintias y ático, también con tres calles divididas por pilastras cajeadas74 dóricas. Se encuentra presidido por su pintura central, una Última Cena hecha por Carducho, flanqueada ésta por dos hornacinas que albergan las esculturas de Morales de San Jerónimo y San Juan Bautista. Corona la composición, en el centro del ático, un Calvario, sobre el que se alza un busto del Padre Eterno, y sendas esculturas laterales, una de San Miguel y otra del Ángel de la Guarda, sobre las cuales se pueden ver pares de ángeles sujetando los escudos de los fundadores. También aquí en la Capilla Mayor cuelga un cuadro en el que está representada la figura yacente de Doña Beatriz Ramírez de Mendoza.

Localización: : Plaza del Conde de Miranda, 3, con vuelta a la Calle de Puñonrostro. 28005 Madrid.


Madrid, Felipe III, Palacio del Marqués de Camarasa

Palacio del Marqués de Camarasa.

En una de las zonas más antiguas de Madrid, con la fachada principal dando a la Calle Mayor y ocupando toda una manzana delimitada además por las calles Traviesa, Sacramento y Duque de Nájera, se encuentra el Palacio de Cañete, o Palacio del Marqués de Camarasa, construido entre finales del siglo XVI y principios del XVII. El edificio está realizado en ladrillo visto sobre sillares de piedra, una combinación presente en otros palacios madrileños de la época. En su sobria fachada principal, en la que destacan las dos torres laterales cubiertas por chapiteles75 y de aspecto herreriano76, se puede señalar también la portada principal adintelada y enmarcada entre pilastras dóricas sustentando un entablamento en el que destacan los triglifos del friso. El palacio no presenta las mismas alturas a lo largo de todo su perímetro, dado el desnivel existente entre la Calle Mayor y la Calle del Sacramento; así, mientras que en la fachada principal tiene un total de tres plantas, contando la baja, en la posterior son cuatro las existentes, pudiendo señalarse aquí la existencia del amplio jardín con que cuenta la finca.

Tras haber sido sucesivamente residencia del Marqués de Falces y de Cañete, del Duque de Nájera y del Marqués de Camarasa, pasó a ser en el siglo XIX propiedad del Estado, que estableció en él en 1849 la sede del Gobierno Civil. En el año 1985, vuelve a cambiar de titular al traspasárselo aquel al Ayuntamiento de Madrid, utilizándolo éste como espacio de oficinas. Finalmente, el 3 de noviembre de 2010 el consistorio madrileño cede su uso, durante un período de 30 años, a la Casa Sefarad-Israel como sede de la institución.

En el año 1817, la fachada principal fue sometida a una importante remodelación a cargo del arquitecto Fermín Pilar Díaz, que respetó en gran medida la obra anterior. Durante esta actuación arquitectónica, el edificio era propiedad del Marqués de Camarasa, motivo por el que quizás también es conocido por este último nombre.

Al igual que otros muchos edificios antiguos, el Palacio de Camarasa también tiene su leyenda y sus fantasmas. En este caso, nos hablan, además de sobre ruidos extraños, de muebles que se mueven solos y de velas que se apagan, de las apariciones del Marqués de Cañete, asesinado en el año 1654, y del religioso Antonio Amada, ejecutado tras ser injustamente acusado de este crimen al ser el único que se encontraba junto al noble en el momento de su fallecimiento. Estos sucesos comenzaron tras la muerte del sacerdote y desaparecieron poco después tras la confesión de un criado, en su lecho de muerte, de haber sido él quien asesinara al marqués por haber tratado éste de seducir a su esposa. No obstante, parece ser que algunos madrileños siguieron considerando que el edifico estaba encantado y en caso de verse obligados a pasar por delante del él, no lo hacían sin antes santiguarse.

Localización: : Calle Mayor, 69. 28013 Madrid.


Madrid, Felipe III, Palacio de los Consejos

Palacio de los Consejos.

En la Calle Mayor, tenemos el gran edificio del Palacio de los Consejos, también conocido como Palacio del Duque de Uceda por haber sido mandado construir por Don Cristóbal Gómez de Sandoval y Rojas, Duque de Uceda, hijo del Duque de Lerma y valido de Felipe III, para residencia de él y su esposa, Mariana Manrique de Padilla, hija del Adelantado Mayor de Castilla. La autoría del proyecto de construcción, entre los años 1613 y 1618, aunque con posteriores reconstrucciones y añadidos, es un tanto discutida entre los investigadores, atribuyéndola algunos de ellos al capitán Alonso de Trujillo y coincidiendo en la participación de Juan Gómez de Mora; asimismo, se apunta a Pedro de Pedrosa como el encargado de su ejecución.

La ambición del Duque de Uceda quedó plasmada en el diseño del palacio y sus similitudes arquitectónicas con el Alcázar no son una casualidad. Como éste, tenía dos patios; sus torres, hoy desaparecidas, estaban rematadas con sendos chapiteles; y además, anexo al edificio estaba el desaparecido Convento del Santísimo Sacramento. Es decir, se trató de una obra simétrica al Alcázar y su Monasterio de la Encarnación, aunque, eso sí, de menores dimensiones. Sin embargo, el Duque no llegó a ver terminada la obra ya que tras la muerte de Felipe III, parte de sus bienes fueron embargados y los Duques de Uceda fueron desterrados de la Corte.

Del interior, destaca la nula uniformidad geométrica, consecuencia de que tanto los patios como la escalera no fueron terminados en la época del Duque, así como de los añadidos posteriores. El palacio consta de dos alturas, más el ático y el basamento. La planta baja tiene sobre sus balcones frontispicios77 triangulares, siendo curvos en la planta principal. Las dos entradas nos dan la bienvenida con columnas de orden dórico. En cuanto a los materiales, son los propios de la época: ladrillo y granito.

Madrid, Felipe III, Portada del Consejo de Estado en el Palacio de los Consejos

Portada del Consejo de Estado en el Palacio de los Consejos.

A mediados del siglo XVII, el palacio sufrió un incendio, tras el cual hubo de ser reformado, obras que llevarían a cabo Felipe Sánchez, Bartolomé Hurtado y Francisco Herrera entre 1679 y 1685. Una segunda reforma fue ejecutada un siglo después, en el XVIII, entre 1778 y 1783 de la mano de Ventura Rodríguez, Manuel Vera, Francisco Sabatini y José de la Ballina. En 1982, sería Fernando Chueca Goitia el encargado de su restauración, mientras que poco después, entre 1985 y 1988, Andrés Perea Ortega realizaría una reforma parcial.

Regentado por la Real Hacienda desde la marcha del Duque de Uceda, entre sus moradores más importantes destaca la reina Mariana de Austria, viuda de Felipe IV, que estuvo allí hasta su muerte en 1696. En 1717, Felipe V mandó trasladar al edificio los consejos de Castilla, Indias, Órdenes y Hacienda; será a partir de entonces cuando empiece a ser conocido como Palacio de los Consejos. En el siglo XIX, pasó a ubicarse en él el Consejo Real; más tarde, también tuvieron aquí sus dependencias el Consejo de Estado, el Tribunal Supremo de Justicia y el Tribunal de las Órdenes Militares, entre otras instituciones. Ya en el siglo XX, se instaló en él el Gobierno Militar y la Capitanía General de Madrid. En la actualidad, el edificio es sede del Consejo de Estado y de la Subinspección General del Ejército Número 1 (SUIGE-1).

El Palacio del Duque de Uceda fue declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento en el año 1982.

Localización: : Calle Mayor, 79, esquina con Calle Pretil de los Consejos, 2 y Calle de Bailén, 23. 28013 Madrid. Frente a los restos de la Iglesia Parroquial de Santa María de la Almudena.


Madrid, Felipe III, Acueducto de Amaniel

Acueducto de Amaniel.

En el año 2009, durante unas obras llevadas a cabo en la estación de Metro de Ópera, en la Plaza de Isabel II, aparecieron diferentes restos arqueológicos pertenecientes a la Fuente de los Fuente de los Caños del Peral (restos) y a la Alcantarilla del Arenal, ambos del siglo XVI, y al Acueducto de Amaniel, del siglo XVII, elementos urbanos que habían pertenecido a la Plazuela de los Caños del Peral. Esta plazuela desapareció bajo la superficie a mediados del siglo XIX, al cubrirse los diferentes desniveles del terreno sobre los que hoy se sitúan la Plaza de Oriente, el Teatro Real y la Plaza de Isabel II. Aunque estas ruinas ya habían sido descubiertas anteriormente en 1925 durante las obras de construcción de la Línea 2 del Metro, no es hasta el siglo XXI cuando se procede a su musealización bajo el nombre de Museo de los Caños del Peral, situado en la misma estación de Ópera.

Desde el siglo IX, fecha en la que se inicia la historia de Madrid al levantar el Emir Mohamed I (852-886) una fortaleza en el lugar donde actualmente se encuentra el Palacio Real, hasta el siglo XIX, momento en que el suministro de agua potable a la ciudad queda regularizado con la inauguración del Canal de Isabel II, el abastecimiento de agua a la capital española lo proporcionaban los llamados viajes de agua. Se trataba de unos antiguos sistemas de conducción del líquido elemento procedentes de la época musulmana y ampliados posteriormente por los fontaneros madrileños. Estas conducciones, galerías subterráneas de ladrillo y mampostería78 en gran parte de su recorrido, tomaban el agua de los manantiales situados al Norte de Madrid y la transportaban hasta llenar las arcas cambijas80 existentes en la ciudad, desde donde a su vez se repartía entre los diferentes usuarios (fuentes públicas, conventos y palacios) a los que cada viaje de agua surtía.

El trabajo de mantenimiento y construcción de estos viajes, esencial para la ciudad, era labor de unos fontaneros cuyo oficio y conocimientos eran transmitidos de padres a hijos, como en el caso del que abastecía de agua al Palacio Real, el viaje de Palacio, o viaje de Amaniel, trazado y mantenido inicialmente por el fontanero de Palacio Domingo García en un puesto que luego sería continuado por su hijo y por su nieto. Por este viaje, que traía sus aguas desde un manantial situado en la Dehesa de Amaniel, fue necesario construir el Acuaducto de Amaniel, para así poder cruzar con las mismas el barranco que había dejado el Arroyo del Arenal en la Plazuela de los Caños del Peral.

Las obras de este viaje no finalizarían tras la terminación del mismo ya que se irían sucediendo distintas intervenciones encaminadas a subsanar bien los desperfectos que fueran surgiendo, o bien las nuevas concesiones hechas a comunidades de religiosos y a particulares, así como las búsquedas de nuevos manantiales que asegurasen los cada vez mayores caudales demandados a la conducción. De hecho, e igualmente a comienzos del siglo XVII, se llegó a instaurar un nuevo impuesto especial que asegurase su mantenimiento, en el que debían colaborar la mayoría de los beneficiados por su suministro.

Localización: : Estación de Ópera, Plaza de Isabel II. 28013 Madrid.


Madrid, Felipe III, Real Monasterio de la Encarnación

Real Monasterio de la Encarnación.

Nos vamos acercando al final de nuestro recorrido y no podemos dejar atrás uno de los edificios religiosos más importantes, conocidos y visitados de Madrid: el Real Monasterio de la Encarnación, de agustinas recoletas de clausura. Su fundación se debe a la esposa del propio rey Felipe III, la reina Margarita de Austria, si bien ésta, debido a su fallecimiento, sólo pudo asistir a la colocación de la primera piedra de su construcción, el 2 de junio de 1611. Cinco años después, el 29 de junio de 1616, el monasterio estaba terminado, siendo su primera priora sor María Ana de San José y consagrando la Capilla Mayor el obispo de Braga, que colocó una reliquia de Santa Margarita en su Altar Mayor. Las monjas, que hasta ese momento estaban en la desaparecida Casa del Tesoro, al lado del Alcázar, se trasladaron a él el 2 de julio en una procesión que contó durante su recorrido con la participación de todas las órdenes religiosas, así como con altares y la decoración de tapices que procedían del propio Alcázar.

Las trazas y la ejecución las debemos al arquitecto Juan Gómez de Mora, discípulo del también arquitecto Juan de Herrera, de ahí que el aspecto del edificio nos traiga ciertas reminiscencias escurialenses81, si bien se dice que fue el autor original del proyecto fue el arquitecto fray Alberto de la Madre de Dios. Del aspecto original de su Iglesia, nos queda el exterior, pues lamentablemente en el siglo XVIII sufrió un grave incendio, por lo que tuvo que ser reformada ya en el reinado de Fernando VI (1746-1759), aunque la mayor parte de las obras se llevaron a cabo con Carlos III como rey, entre los años 1755 y 1767, con Ventura Rodríguez al frente de las mismas. Por suerte, algunas obras de arte pudieron ser salvadas, como fue el caso del cuadro central y las esculturas laterales del Retablo Mayor, además de otras varias esculturas, conservado todo ello en la actualidad. Más adelante, en el siglo XIX, el afectado sería el convento, y no la Iglesia, debido a los trabajos de remodelación que se realizaron en la vecina Plaza de Oriente, lo cual conllevó que se tuvieran que realinear algunas partes del monasterio; además, sufriría los efectos de la desamortización de 1836, siendo las monjas exclaustradas82 en 1842 y procediéndose entonces a demoler el convento lentamente, con Narciso Pascual y Colomer al frente de la dirección de los trabajos de desescombro en 1844, quien en aquellos momentos trabajaba en la mencionada remodelación de la Plaza de Oriente. Durante su reconstrucción, iniciada en 1847, las religiosas retornarían a su convento. Ya en el siglo XX, se llevó a cabo una restauración entre 1984 y 1986 de la mano de Manuel del Río Martínez y Juan Hernández Ferrero.

El acceso al templo está precedido de una logia84 empedrada y cerrada con rejería. Al fondo, tenemos la Iglesia con fachada de granito y organización rectangular, y que queda enmarcada por pilastras, al tiempo que se corona por medio de un frontón. En la parte inferior, hay abiertos tres arcos de medio punto correspondientes a las tres puertas de acceso, siendo mayor el central que los laterales. En el centro del primer cuerpo, en un edículo de medio punto rematado con un frontón curvo sobre ménsulas85, hay un relieve hecho en piedra blanca en el que se ha representado la escena de la Encarnación, obra de Antonio Riera; a ambos lados, se abren sendos ventanales enrejados que iluminan el coro alto. En el segundo cuerpo, hay una ventana en el centro prácticamente idéntica a las anteriores, la cual queda flanqueada por los escudos reales en piedra blanca de Felipe III y Margarita de Austria. Corona el conjunto de esta fachada un frontón que tiene, en el tímpano, un óculo calado cerrado con una reja de forja; a los laterales, hay pedestales con bolas y en el centro se alza una cruz.

Madrid, Felipe III, Fachada principal del Real Monasterio de la Encarnación

Fachada principal del Real Monasterio de la Encarnación.

Un pequeño atrio rectangular precede la entrada a la Iglesia, la cual se hace a través de una de las tres puertas adinteladas con que cuenta, siendo más amplia la central, como ocurría con los arcos, y contando ésta en su parte superior con una inscripción enmarcada con volutas que hace referencia a su construcción por parte de Felipe III y a su restauración con Carlos III, y que dice: “D.O.M. / ECCLESIAM INCARNATIONIS DOMINI / REGIA PIETATE ERECTAM / AB ANNO MDCXVI / SOLEMNI RITV CONSECRAVIT / D. ARHIEPIS. PHARSAL. INQUISIT. GENER. / IX CAL. SEPTEMBER AN. MDCCLXVII / CLEMENTE XIII S. P. / CAROLO III REGE CATHOLICO”.

El interior, con planta de cruz latina, cuenta con una sola nave y crucero cubierto con una cúpula sobre pechinas y tambor, quedando el templo sustentado por pilastras adosadas de orden jónico con capitel ornamentado a base de guirnaldas. En los laterales, se disponen grandes arcos de medio punto y una gran ménsula central, cuya clave86 está decorada con una hoja de acanto, mientras que el intradós87 del arco lo hace con guirnaldas, sobre las cuales hay una cornisa ornamentada. La nave, el presbiterio y los brazos del crucero se cubren con bóvedas de cañón en las que se abren lunetos en los laterales y que se sustentan sobre arcos fajones que presentan cabezas de ángeles, entre otros motivos decorativos. El coro alto se dispone a los pies del templo, estando cerrado por una ventana triple con rejería de forja y madera; sobre él, hay otro coro superior, con ventanas separadas por flameros88 y, en el centro, se puede ver un gran escudo real sostenido por dos alegorías89 de la Fama, obra del siglo XVIII del escultor Manuel Arévalo Pacheco. Por su parte, los frescos de las bóvedas de la nave fueron ejecutados por Luis González Velázquez; en ellos, comenzando por los pies de la Iglesia, se representa a San Agustín delante de San Ambrosio, el Bautismo del obispo de Hipona por San Ambrosio y, por último, a Isaac portando la leña para el frustrado sacrificio de su padre Abraham. En cuanto a las pinturas de la cúpula del crucero, éstas fueron realizadas por Antonio González Velázquez, representando en las pechinas de la zona del presbiterio a San Miguel y San Rafael, y en las de la nave a San Gabriel y al Santo Ángel de la Guarda. El paso al tambor se hace por un anillo decorado con ángeles, guirnaldas y clípeos90, obra de Francisco Gutiérrez. En la cúpula, Antonio González Velázquez representó una Gloria, donde San Agustín, San Ambrosio y Santa Mónica, entre otros santos y junto a las alegorías de las virtudes teologales y cardinales, están adorando a la Santísima Trinidad. De Antonio González Velázquez son también los frescos que hay en el área de los brazos del crucero, en los que figuran, en el lado de la Epístola, Uriel y Seatiel, y en el del Evangelio, Baraquiel y Yehudiel, completando así junto con los tres de las pechinas el grupo de los siete arcángeles. En el presbiterio, hay una gran pintura de Francisco Bayeu con La duda de San Agustín, en la que no sabe si escoger la leche de la Virgen o la sangre de Cristo.

La cabecera del templo tiene planta rectangular, contando con un coro bajo en el lado del Evangelio y la entrada a la sacristía en el de la Epístola. En los vanos de la parte superior de la Capilla Mayor, se ven relieves en estuco91 de ángeles que sujetan palmas, obra de Isidro Carnicero. En el centro, tenemos el Retablo Mayor, realizado hacia 1767 durante la reforma tras el incendio. El original, hecho entre 1614 y 1619 y perdido entonces, fue realizado por Juan Gómez de Mora y Diego de Guzmán, siendo el ensamblador Juan Muñoz, mientras que Juan de Portillo se encargó de dorarlo. El actual, de Ventura Rodríguez, es de mármoles de distintos colores con aplicaciones de bronce dorado, cuenta con banco, cuerpo central de una sola calle y ático, y se sustenta sobre columnas pareadas corintias. En el centro, protagoniza el retablo un cuadro de la Encarnación, o Anunciación, obra de Vicente Carducho del retablo original del siglo XVII; aunque fue contratado en 1614, el cuadro aparece firmado como “FECIT VICENTIUS CARDUTIUS / PICTOR REGIS 1616”. Las esculturas laterales, también del retablo primitivo, son unas tallas de madera policromada que representan a San Agustín y a su madre Santa Mónica, habiendo sido hechas ambas por el escultor Juan González, discípulo de Gregorio Fernández. En el centro del ático, entre pilastras cajeadas, hay una hornacina en la que se ve la paloma del Espíritu Santo con un gran resplandor, estando el conjunto coronado por un frontón curvo partido rematado con ángeles que portan coronas de laurel y ramos de azucenas, obra de Juan Pascual de Mena de 1772. Delante, está el sagrario-expositor, diseñado igualmente por Ventura Rodríguez con los mismos materiales que el retablo; la cúpula que lo cubre apoya sobre columnillas corintias, mientras que en la parte superior hay figuras de ángeles de bronce hechos por el escultor Manuel Álvarez; los Padres de la Iglesia y la portezuela con la imagen del Buen Pastor son obra de de Isidro Carnicero.

Declarado Bien de Interés Cultural en 1994, en la actualidad y desde 1995 es posible realizar un recorrido museístico por algunas de las dependencias del monasterio gracias a que se encuentra bajo la tutela de Patrimonio Nacional. Así, se podrá ver la portería reglar, el Salón de Reyes, el claustro, el coro, la zona del relicario, la sacristía y, finalmente, la Iglesia.

Localización: : Plaza de la Encarnación, 1, con vuelta a la Calle San Quintín, 2, y a la Calle de la Encarnación, 2. 28013 Madrid.


Madrid, Felipe III, Casa de Don Fadrique de Vargas en obras, foto tomada en el año 2012

Casa de Don Fadrique de Vargas en obras, foto tomada en el año 2012.

En el año 1562, Felipe II (enlace) compra a los herederos de Fadrique de Vargas una pequeña casa de campo propiedad de la familia de los Vargas, una de las más importantes de Madrid, situada cerca del Alcázar (enlace) madrileño, en la margen derecha (Oeste) del río Manzanares. Una vez en su propiedad la Casa de Don Fadrique de Vargas, el monarca encargó su reforma al arquitecto renacentista Juan Bautista de Toledo (Toledo, o Madrid, 1515 – Madrid, 1567), quien llevó a cabo unas obras en las que dotó a la vieja casa, en todas sus fachadas, de una doble galería porticada formada por arcos rebajados92 en la inferior y de medio punto en la superior, apoyados todos sobre columnas de sección no demasiado gruesa. El edificio era de dos plantas y estaba compuesto por tres cuerpos, dos extremos y uno central retranqueado.

Es durante el reinado de Felipe III (enlace) cuando la imagen de la Casa de Don Fadrique de Vargas alcanza su momento de mayor brillantez con la intervención que sobre ella realizó el arquitecto real Juan Gómez de Mora al ampliar sus habitaciones, aumentar las fuentes de los jardines e instalar en éste la Estatua de Felipe III que hoy se halla situada en el centro de la Plaza Mayor (enlace). Ésta fue comenzada por el escultor Juan de Bolonia (Douai, Francia, 1529 – Florencia, Italia, 1608) y terminada por su discípulo Pietro Tacca (Carrara, Italia, 1577 – Florencia, Italia, 1640). Junto a la estatua y por detrás de la misma, se encontraba situada la Fuente del Águila, formada por cuatro tazas superpuestas y coronada por el águila bicéfala del escudo del Emperador Carlos V. La fuente original se encuentra actualmente desmontada y almacenada, existiendo una reproducción ésta, aunque carente igualmente del águila, instalada en el Jardín del Claustro del Centro Universitario María Cristina, en San Lorenzo de El Escorial. El jardín, de formas geométricas, finalizaba en una densa arboleda tras la cual se habían excavado cinco estanques en donde poder pescar y que fueron el origen del actual estanque grande allí existente.

Madrid, Felipe III, Casa de Don Fadrique de Vargas en obras, foto tomada en el año 2015

Casa de Don Fadrique de Vargas en obras, foto tomada en el año 2015.

Durante el reinado de Carlos III (enlace), en 1768, el gran arquitecto Francesco Sabatini (Palermo, Italia, 1722 – Madrid, 1797), a quien se deben en Madrid, entre otras varias obras, la terminación del Palacio Real (enlace), la Real Casa de la Aduana, o la Puerta de Alcalá, llevó a cabo nuevas obras de mejora de este antiguo palacete en las que las galerías perimetrales formadas por arcos y columnas fueron sustituidas por sólidos muros con ritmo de arcos en la planta inferior y vanos adintelados en la superior. Se unificaron las techumbres y el edificio adquirió así un aspecto neoclásico, en sustitución de su anterior imagen renacentista.

En la actualidad (mayo de 2016), y desde hace varios años, se llevan a cabo unas importantes obras de remodelación sobre la Casa de Don Fadrique de Vargas que han deparado interesantes sorpresas, como el hallazgo efectuado por miembros de la organización Salvemos la Casa de Campo (enlace), en el Archivo General del Palacio Real, de unos documentos que señalan la posibilidad de que la portada barroca del edificio sea obra de Pedro de Ribera (Madrid, 1681 – 1742), autor entre otras obras del Cuartel del Conde-Duque (enlace), de la Ermita de la Virgen del Puerto (enlace), o del Puente de Toledo (enlace). Los cambios efectuados en el edificio, según la evolución de las obras, pueden observarse en las dos fotos que acompañan a este artículo, tomadas en los años 2012 y 2015.

Localización: : En la Casa de Campo, junto al Reservado Chico. 28011 Madrid.


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Lourdes Morales Farfán es Licenciada en Periodismo por la Universidad Rey Juan Carlos. ↑



GLOSARIO

- 1 Valido: Hombre que, por tener la confianza de un alto personaje, ejercía el poder de este. // Primero ministro. // Ministro superior que el rey solía nombrar para que le aliviase en parte el trabajo del despacho, encomendándole ciertos negocios con jurisdicción de despacharlos por sí solo.
- 2 Morisco: Dicho de una persona: Musulmana, que, terminada la Reconquista, era bautizada y se quedaba en España.
- 3 Ducado: Moneda de oro que se usó en España hasta fines del siglo XVI, de valor variable.
- 4 Profesar: Dicho de un novicio: Comprometerse a cumplir los votos propios de la orden religiosa en que ingresó. // Ingresar en una orden religiosa.
- 5 Desamortización: Desamortizar: Poner en estado de venta los bienes de manos muertas, mediante disposiciones legales. Mediante varias desamortizaciones, se pusieron a la venta terrenos y otras propiedades de las llamadas "manos muertas" (la Iglesia y las órdenes eclesiásticas), quienes mediante donaciones y testamentos habían llegado a tener una extensión de terreno sólo inferior a las del rey y la aristocracia. La Desamortización del ministro Mendizábal, llevada a cabo en 1836, fue una de las mayores y obtuvo unos resultados muy alejados de lo que se deseaba: la creación de una clase media en España. Sin embargo, sí fue de gran importancia en la historia de España al expropiar gran parte de las posesiones eclesiásticas sin recibir la Iglesia nada a cambio. Desgraciadamente, las comisiones municipales encargadas de gestionar la venta de los terrenos modificaron los lotes de estos terrenos, agrupándolos en grandes partidas que alcanzaban unos precios sólo asumibles por la nobleza y la burguesía adinerada.
- 6 Iglesia en cruz latina: Iglesia que se compone de dos naves, una más larga que otra, que se cruzan a escuadra7.
- 7 A escuadra: En forma de escuadra o en ángulo recto.
- 8 Bóveda de cañón: Bóveda de superficie generalmente semicilíndrica que cubre el espacio comprendido entre dos muros paralelos.
- 9 Arco fajón: Arco adherente a una bóveda.
- 10 Luneto: Bovedilla en forma de media luna abierta en la bóveda principal para dar luz a esta.
- 11 Ábside: En una iglesia, parte abovedada y por lo común semicircular que sobresale en la fachada posterior, donde normalmente se instalaban el altar y el presbiterio.
- 12 Crucero: Espacio en que se cruzan la nave mayor de una iglesia y la que la atraviesa.
- 13 Linterna: Torre pequeña más alta que ancha y con ventanas, que se pone como remate en algunos edificios y sobre las medias naranjas de las iglesias.
- 14 Pechina: Cada uno de los cuatro triángulos curvilíneos que forman el anillo de la cúpula con los arcos torales15 sobre que estriba.
- 15 Arco toral: Cada uno de los cuatro en que estriba la media naranja de un edificio.
- 16 Machón: Pilar de fábrica.
- 17 Achaflanar: Dar a una esquina forma de chaflán18.
- 18 Chaflán: Plano largo y estrecho que, en lugar de esquina, une dos paramentos o superficies planas que forman ángulo.
- 19 Frontón: Remate triangular o curvo de una fachada, un pórtico, una puerta o una ventana.
- 20 Revoco: Revestimiento continuo con mortero de cal, yeso y en ocasiones cemento, que se aplica en las fachadas sobre un enfoscado.
- 21 Toisón de Oro: Insignia de la Orden del Toisón, instituida por Felipe el Bueno, duque de Borgoña, en 1430, y otorgada históricamente por la dinastía Habsburgo-Borbón.
- 22 Arco de medio punto: Arco que consta de una semicircunferencia.
- 23 Óculo: Ventana pequeña redonda u ovalada.
- 24 Tímpano: Espacio triangular que queda entre las dos cornisas inclinadas de un frontón y la horizontal de su base.
- 25 Inclusero: Que se cría o se ha criado en la inclusa26.
- 26 Inclusa: De Nuestra Señora de la Inclusa, imagen de la Virgen traída en el siglo XVI de la isla L'Écluse, en Holanda, y colocada en la casa de expósitos de Madrid. // Casa en donde se recoge y cría a los niños expósitos.
- 27 Plano de Teixeira: Plano de Madrid realizado alrededor de 1635 por el cartógrafo portugués Pedro Teixeira. Aunque no es el más antiguo de la ciudad, sí se considera el más importante por la minuciosidad con que representa, en perspectiva caballera, las calles y casas de Madrid.
- 28 Vano: Parte del muro o fábrica en que no hay sustentáculo o apoyo para el techo o bóveda; por ejemplo, los huecos de ventanas o puertas y los intercolumnios.
- 29 Párvulo: Niño que está en el primer estadio de la enseñanza escolar.
- 30 Plateresco: Dicho de un estilo español de ornamentación: Empleado por los plateros del siglo XVI, aprovechando elementos de las arquitecturas clásica y ojival.
- 31 Gola: Adorno del cuello, que se hacía de lienzo plegado y alechugado, o de tul y encajes.
- 32 Altorrelieve: Relieve en que las figuras salen del plano más de la mitad de su bulto.
- 33 Cartela: Pedazo de cartón, madera u otra materia, a modo de tarjeta, destinado para poner o escribir en él algo.
- 34 Tenante: Cada una de las figuras de ángeles u hombres que sostienen el escudo.
- 35 Jamba: Cada una de las dos piezas que, dispuestas verticalmente en los dos lados de una puerta o ventana, sostienen el dintel o el arco de ella.
- 36 Mancebía: Casa de prostitución.
- 37 Presbiterio: Área del altar mayor hasta el pie de las gradas por donde se sube a él, que regularmente suele estar cercada con una reja o barandilla.
- 38 Lado del Evangelio y lado de la Epístola: En una Iglesia, se llama lado del Evangelio al situado en la parte izquierda desde el punto de vista de los fieles, mirando éstos hacia el altar, mientras que el de la Epístola es el de la parte derecha. Toman este nombre de los lados del presbiterio desde donde se lee el Evangelio y la Epístola durante la misa.
- 39 Entablamento: Conjunto de molduras que corona un edificio o un orden de arquitectura y que ordinariamente se compone de arquitrabe40, friso41 y cornisa47.
- 40 Arquitrabe: Parte inferior del entablamento, la cual descansa inmediatamente sobre el capitel de la columna.
- 41 Friso: Parte del entablamento en los órdenes clásicos que media entre el arquitrabe y la cornisa, en ocasiones ornamentado de triglifos42, metopas46 u otros elementos.
- 42 Triglifo: Adorno del friso dórico43 que tiene forma de rectángulo saliente y está surcado por dos glifos45 centrales y medio glifo a cada lado.
- 43 Orden dórico: Orden que tiene la columna de ocho módulos44 o diámetros a lo más de altura, el capitel sencillo y el friso adornado con metopas y triglifos.
- 44 Módulo: Medida que se usa para las proporciones de los cuerpos arquitectónicos. En la antigua Roma, era el semidiámetro del fuste en su parte inferior.
- 45 Glifo: Canal vertical poco profundo que decora el frente de los triglifos en los órdenes clásicos.
- 46 Metopa: En el friso dórico, espacio que media entre triglifo y triglifo.
- 47 Cornisa: Parte superior del entablamento de un pedestal, edificio o habitación.
- 48 Canecillo: Can. // Cabeza de una viga del techo interior, que carga en el muro y sobresale al exterior, sosteniendo la corona de la cornisa. // Modillón. // Miembro voladizo sobre el que se asienta una cornisa o alero, o los extremos de un dintel.
- 49 Estípite: Pilastra en forma de pirámide truncada invertida, con un elemento figurativo en la parte superior.
- 50 Orden compuesto: Orden que en el capitel de sus columnas reúne las volutas51 del jónico52 con las dos filas de hojas de acanto53 del corintio54, guarda las proporciones de este para lo demás y lleva en la cornisa dentículos57 y modillones sencillos.
- 51 Voluta: Adorno en forma de espiral o caracol, que se coloca en los capiteles de los órdenes jónico y compuesto.
- 52 Orden jónico: Orden que tiene la columna de unos nueve módulos o diámetros de altura, el capitel, adornado con grandes volutas, y dentículos en la cornisa.
- 53 Acanto: Planta de la familia de las acantáceas, perenne, herbácea, con hojas anuales, largas, rizadas y espinosas. // Ornato hecho a imitación de las hojas del acanto, característico del capitel del orden corintio.
- 54 Orden corintio: Orden que tiene la columna de unos diez módulos o diámetros de altura, el capitel adornado con hojas de acanto y caulículos55, y la cornisa con modillones.
- 55 Caulículo: Cada uno de los vástagos o tallos que nacen del interior de las hojas de acanto del capitel corintio y se vuelven en espiral bajo el ábaco56.
- 56 Ábaco: Conjunto de molduras, generalmente en forma de dado, que corona el capitel y tiene la función de recibir directamente la carga del arquitrabe.
- 57 Dentículo: Cada uno de los adornos con forma de paralelepípedo rectángulo que, formando fila, se colocan en la parte superior del friso del orden jónico y en algunos otros miembros arquitectónicos.
- 58 Escapulario: Tira o pedazo de tela con una abertura por donde se mete la cabeza, que cuelga sobre el pecho y la espalda y sirve de distintivo a varias órdenes religiosas. // Objeto devoto formado por dos pedazos pequeños de tela unidos con dos cintas largas para echarlo al cuello.
- 59 Acrótera: Cada uno de los pedestales que sirven de remate en los frontones, y sobre los cuales suelen colocarse estatuas, macetones u otros adornos. // Estatua o adorno que se coloca sobre una acrotera.
- 60 Atrio: Andén que hay delante de algunos templos y palacios, por lo regular enlosado y más alto que el piso de la calle.
- 61 Tambor: Pared vertical redonda o poligonal, generalmente con ventanas, que sostiene una cúpula.
- 62 Agua: Vertiente de un tejado.
- 63 Bóveda vaída: Bóveda baída. // Bóveda formada por una semiesfera cortada por cuatro planos verticales, que corresponden a los lados de un rectángulo inscritos en un círculo.
- 64 Orden toscano: Orden que se distingue por ser más sólido y sencillo que el dórico.
- 65 Ático de un retablo: Parte superior de la calle central cuando sobresale del último piso.
- 66 Aya: Persona encargada en las casas principales de custodiar niños o jóvenes y de cuidar de su crianza y educación.
- 67 Privanza: Primer lugar en la gracia y confianza de un príncipe o alto personaje, y, por ext., de cualquier otra persona.
- 68 Roleo: Voluta de capitel.
- 69 Edículo: Templete que sirve de tabernáculo, relicario, etc.
- 71 Ensamblador: Persona que ensambla72.
- 72 Ensamblar: Unir, juntar, ajustar, especialmente piezas de madera.
- 73 Banco: Parte inferior horizontal del retablo.
- 74 Cajear: Hacer una caja o hueco en una pieza para ensamblarla con otra.
- 75 Chapitel: Remate de una torre, generalmente en forma piramidal o cónica.
- 76 Herreriano: Perteneciente o relativo a Juan de Herrera, arquitecto español del siglo XVI.
- 77 Frontispicio: Frontón.
- 78 Mampostería: Obra hecha con mampuestos79 colocados y ajustados unos con otros sin sujeción a determinado orden de hiladas o tamaños.
- 79 Mampuesto: Piedra sin labrar que se puede colocar en obra con la mano.
- 80 Cambija: Arca de agua elevada sobre las cañerías que la conducen.
- 81 Escurialense: Perteneciente o relativo al monasterio de El Escorial. En este caso se refiere a su estilo arquitectónico.
- 82 Exclaustrada: Permitir u ordenar a un religioso que abandone el claustro83.
- 83 Claustro: En este caso: Estado monástico. // Perteneciente o relativo al estado de los monjes o al monasterio.
- 84 Logia: Galería exterior con arcos sobre columnas, techada y abierta por uno o más lados.
- 85 Ménsula: Elemento perfilado con diversas molduras, que sobresale de un plano vertical y sirve para recibir o sostener algo.
- 86 Clave: Piedra central y más elevada con que se cierra el arco o la bóveda.
- 87 Intradós: Superficie inferior de un arco o bóveda.
- 88 Flamero: Candelabro que, por medio de mixtos contenidos en él, arroja una gran llama. En este caso se trata de un elemento ornamental con dicha forma.
- 89 Alegoría: Obra o composición literaria o artística de sentido alegórico.
- 90 Clípeo: Escudo de forma circular y abombada usado en la Antigüedad clásica. // Ornamento en muros y paredes con forma de clípeo.
- 91 Estuco: Masa de yeso blanco y agua de cola, con la cual se hacen y preparan objetos que después se doran o pintan. // Revestimiento continuo, compuesto de cal apagada y polvo de mármol, y a veces de alabastro o yeso.
- 92 Arco Rebajado: Arco cuya altura es menor que la mitad de su luz93.
- 93 Luz: Distancia horizontal entre los apoyos de un arco, viga, etc.

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BIBLIOGRAFIA Y ENLACES EXTERNOS:
- Varios autores bajo la dirección de Amparo Berlinches Acín: “Arquitectura de Madrid”; Fundación COAM; ISBN: 84-88496-68-0; Depósito Legal: M-50484-2003.
- Pedro F. García Gutiérrez y Agustín F. Martínez Carbajo: “Iglesias de Madrid”; Ediciones La Librería; ISBN-13: 978-84-96470-48-4; Depósito Legal: M-34219-2006.
- Pedro F. García Gutiérrez y Agustín F. Martínez Carbajo: “Iglesias conventuales de Madrid”; Ediciones La Librería; ISBN: 978-84-9873-105-7; Depósito Legal: S-28-2011.
- Ramón Guerra de la Vega: “Madrid de los Austrias”; Editor Ramón Guerra de la Vega; ISBN: 84-398-1478-X; Depósito Legal: M-16286-84.
- Ramón Guerra de la Vega: “Iglesias y Conventos del Antiguo Madrid”; Editor Ramón Guerra de la Vega; ISBN: 84-88271-12-3; Depósito Legal: M-43866-1996.
- José del Corral: “El Madrid de los Austrias”; Editorial El Avapies, S.A.; ISBN: 84-86280-01-X; Depósito Legal: M-40465-1983.
- Ramón Mesonero Romanos: “El antiguo Madrid. Paseos histórico-anecdóticos por las calles y casas de esta villa”. Tomos I y II.
- Patrimonio Nacional
- Sociedad Cervantina
- Proyecto de rehabilitación de la Iglesia del Cristo de la Fe. Acuatro Arquitectos.
- Ficha en Memoria de Madrid de la lápida en la Imprenta de Juan de la Cuesta.
- Web oficial de la Casa Museo de Lope de Vega
- Web oficial del Consejo de Estado
- Monumentamadrid
- Real Colegio Santa Isabel - La Asunción. Historia del colegio
- Una casa del siglo XVII en la Corredera Baja de San Pablo
- DRAE

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