Miércoles, 15 de agosto de 2018
Introducción
Contenidos
- Introducción
- Resumen histórico
- Monumentos y puntos de interés
- Restos de la Guerra Civil en Estremera
- Mapa de los Monumentos y puntos de interés
En el extremo Sudeste de la Comunidad de Madrid, a unos 75,5 km de la capital y a una altitud de 562 metros, se encuentra el municipio de Estremera, de 1.261 habitantes1 y 79 km2 de extensión. El origen de su nombre, conforme a las Relaciones Topográficas de Felipe II2, se halla tanto en el hecho de encontrarse en el extremo entre La Mancha y la Alcarria, como en lo extremado (mejor calidad) de sus frutos, siendo su nombre escrito con “x”, Extremera, en diversos documentos históricos. Otra teoría acerca de su nombre establece como causa el hecho de que los pastores llevaban sus ovejas a extremar (pasar el invierno) en el antiguo prado de “La Omadrá”.
Su término municipal es de forma alargada, con una longitud de 15 a 16 km en dirección Norte-Sur y una anchura de 5 a 6 km de Este a Oeste. Limita, al Este, con Almoguera, en la provincia de Guadalajara, y con Barajas de Melo, en la de Cuenca; al Sur, con las también localidades conquenses de Belinchón y Zarza de Tajo; al Oeste, con Fuentidueña de Tajo y Valdaracete; y al Norte, con Brea de Tajo. Su orografía es suavemente ondulada, situándose su altura máxima, 781 metros, en su parte Noroeste, en los Castillejos, y la mínima, 544 metros, en el medio Oeste, junto al río Tajo, en el límite con Fuentidueña. El Tajo atraviesa su territorio de Este a Oeste por su parte más estrecha, dividiendo así su superficie en dos. Esta circunstancia marca la existencia de cuatro áreas morfológicas diferentes: una amplia vega sin relieves; un valle formado por unos ásperos declives del terreno (escarpes), de yesos y gredas3; un páramo4 llano situado al Sur del Tajo y delimitado por la Autovía A-3 y el límite provincial; y, finalmente, otro páramo al Norte de la población y que se prolonga hasta Brea de Tajo, caracterizado por algo más de ondulaciones y de terreno de montes, así como la presencia de barrancos, como el del Duque, y arroyos, como el del Cansino, que vierten sus aguas en el río Tajo. De este último curso, cabe señalar cómo va cambiando de nombre a lo largo de su recorrido; así, es el arroyo de Valverde antes de llegar al pueblo, del Sepulcro a su paso por él y de la Horcajada desde éste hasta su desembocadura. En la margen izquierda5 del Tajo (al Sur), además del barranco de Casasola, sólo es de destacar el arroyo Salado, límite con el vecino municipio de Barajas de Melo.
Pasemos, a continuación, a la historia de este lugar, el cual, gracias a su situación en la cuenca del río Tajo, reúne una serie de condiciones favorables para el asentamiento humano, como son la existencia de agua, de tierras fértiles y de un clima aceptable. Todo ello ha propiciado la presencia de vida humana desde la prehistoria, existiendo hasta tres yacimiento arqueológicos registrados, dos medievales –Casasola y Armuña, identificado este último con la casa de San Pedro– y uno de la Edad del Bronce, la Cueva de Pedro Fernández, uno de los más importantes de toda la Comunidad de Madrid.
Plaza de Juan Carlos I y hastial6 de los pies de la Iglesia parroquial.
Los orígenes de la aldea de Estremera, y a pesar de haberse encontrado restos que sugieren la existencia de poblados romanos en la zona y de las trazas visigodas halladas al Este del casco urbano –junto a la desembocadura del arroyo de la Horcajada, en el cerro Monroyo–, parece ser que están a principios del siglo XI, existiendo varias teorías diferentes al respecto. Para algunos autores, como Andrés Marín Pérez7 en su “Guía de Madrid y su provincia” (1888-1889), el pueblo se fundó en el año 1006 con vecinos procedentes de los actuales despoblados de Casasola, un pueblo de guerreros; Annos, cuyos habitantes abandonaron la población al ver cómo las hormigas se comían sus viviendas; y Santiago de Vililla. Otra teoría, en cambio, establece que el lugar comenzó a ser castellano tras la dote que Alfonso VI, rey de Castilla, recibió del rey moro de Sevilla al casarse, en 1090, con su hija, la princesa Zaida. Una dote de la que también formaban parte las localidades de Alarcos, Amasotrigo, Caracuel, Consuegra, Cuenca, Huete, Mora, Ocaña, Oreja y Uclés. No obstante, esta teoría, más bien una leyenda, falla en el hecho de que Zaida era nuera, no hija, de Al Mutamid y que su traslado hasta la corte de Alfonso VI se produjo para protegerla de los almorávides8 tras tomar éstos Córdoba y matar en dicha acción a su marido, al-Ma'mun, encargado por su padre de su defensa.
En la realidad, parece ser que la incorporación de este territorio al reino de Castilla se produce tras la toma de Toledo por Alfonso VI en el año 1085. Una unión efímera ya que toda la zona se perdió como consecuencia de la intervención almorávide de finales del siglo XI y las sucesivas derrotas que éstos infligieron a las fuerzas castellanas y entre las que cabe citar la de Sagrajas, en 1068, y la de Uclés, en 1108. En esta última, además de la pérdida de la estratégica fortaleza de Uclés, hay que registrar la muerte del único hijo varón de Alfonso VI, el infante Sancho Alfónsez, fruto de los amores de su padre con la princesa Zaida.
En este mismo siglo XII, la comarca es reconquistada por el rey Alfonso VII cuando sus tropas toman, en octubre de 1137, la fortaleza de Oreja, una pieza clave en la red de posiciones defensivas almorávides. De forma casi inmediata, el 3 de noviembre, el rey concede un fuero9 a su habitantes con el fin de fomentar la repoblación de la zona. En 1167, su nieto Alfonso VIII, que reinó entre 1158 y 1214, cede las aldeas de Fuentidueña y Estremera al monasterio toledano de San Pedro Mártir, siendo en esta ocasión cuando por primera vez aparece el nombre de la localidad en los escritos. Pocos años después, en 1171, el rey dona el castillo de Alarilla a la Orden de Santiago, señalándose posteriormente, el 7 de febrero de 1172, cuáles son los límites de dicho término, estando incluida en éstos la aldea de Estremera que así va a formar parte de las propiedades santiaguistas. Para entonces, la población ya debía de comenzar a tener cierta importancia en la comarca, como puede desprenderse tanto de que el Papa Alejandro III, en la bula10 fundacional de la Orden de Santiago, de 1175, la señalase de forma independiente a las demás, como de que, en 1182, el maestre11 santiaguista le concediese fuero a la aldea, con lo que ésta adquirió la condición de Villa y pasó a tener jurisdicción propia. Más adelante, Estremera se separó de Alarilla y se integró en Uclés, debiendo de ser por entonces la fecha de construcción de la muralla de tierra, dotada de dos torres, señalada en las antes mencionadas Relaciones de Felipe II. En 1195, aprovechando la guerra que se estaba librando entre los reinos de Castilla y León, los almohades12 hacen una incursión por estas tierras, en la que asolan el Castillo de Alarilla, como así aparece citado en los archivos de la Orden de Santiago.
A principios del siglo XIII, la Orden de Santiago crea la Encomienda13 de Estremera, la cual tomó más adelante, al al unirse Valdaracete, el nombre de ambas poblaciones, resultando una Encomienda con bastantes propiedades territoriales, en especial dehesas, de las que se obtenían numerosos impuestos. Gracias a ello y al desplazamiento hacia el Sur de la frontera entre los reinos cristianos y musulmanes, es en este siglo cuando la población comienza a crecer. Entonces, formaban parte de su alfoz14 las antiguas aldeas de Cabeza Lebrera y Armuña, situadas en la margen Sur del Tajo y que, después de ser despobladas en los siglos posteriores, los vecinos de Estremera continuaron cultivando sus términos, cuya ubicación coincide con las actuales fincas de Los Arenales y de San Pedro.
En la siguiente centuria, Estremera pasa a formar parte de la Común de Ocaña, en el reino de Toledo.
En el siglo XV, en 1468, aparecen nuevos datos sobre Estremera, gracias al libro más antiguo que se conserva sobre las visitas que los caballeros santiaguinos hacían a las propiedades de la Orden y a la descripción de sus Encomiendas. Las Casas de las Encomiendas, donde residía el comendador, se situaban inicialmente en los castillos, pero conforme se iba alejando la zona de conflicto, se fueron levantando otras más cómodas ya en el interior de las poblaciones.
En el citado libro de visitas, como leemos en las páginas 111-112 del Tomo XVI de la colección “Arquitectura y Desarrollo Urbano. Comunidad de Madrid”, correspondiente a la Zona Este, se describen las propiedades y los diezmos15 de la Encomienda, por lo que sabemos que el comendador tenía un cortijo y una buena casa dotada de bodega, establo, lagar, pajar y un pozo con abundante agua; que la casa del bastimento16 posee corral y una bodega con 34 tinajas, siendo la mitad de éstas del conde de Osorno, Comendador Mayor de Castilla; y que los diezmos que se pagaban eran los siguientes:
- 150 fanegas17 de pan mediano del diezmo de una Serna,
- 250 fanegas de pan mediano del diezmo de la Vega,
- 150 fanegas de pan mediano del diezmo de San Pedro,
- 60 fanegas de pan mediano del diezmo de las cuartas del pan,
- 1.500 maravedíes22 del diezmo de los hornos del pan,
- 600 maravedíes de los portazgos23,
- 3.000 maravedíes de la Dehesa de la Vega,
- 600 maravedíes de la Dehesa y el Soto,
- 100 maravedíes de la Serna y el Retejar,
- 200 arrobas24 de vino del diezmo del vino,
- y 10 arrobas de aceite del diezmo del aceite.
También por este visitador podemos saber que Estremera tenía la Iglesia de Santa María, en buen estado entonces, reconstruida en 1537 y hoy desaparecida, al ser un templo anterior al actual de Nuestra Señora de los Remedios.
En este siglo, había, en 1511, un hospital en la villa, el de San Miguel, construido por la Orden de Santiago y al que en dicho año se le hacen unas obras en la segunda planta, cuyo importe lo paga el Concejo25. En 1537, según el visitador de la Orden de dicho año, existía la Ermita del Humilladero, cuya construcción se debía al vecino de la villa Francisco de Sevilla. En la visita de 1554, se señala la existencia de otras dos ermitas, la de la Magdalena y la de San Sebastián.
En 1523, el Papa Adriano concede al rey de España que los maestrazgos26 de las Órdenes Militares se incorporen de manera permanente a la Corona española, con lo que el rey Carlos I de España , necesitado de fondos para sus campañas militares europeas, se hace con el control de sus tributos y con sus propiedades, vendiendo algunas de ellas. Así, el 30 de mayo de 1561, vende Estremera y Valdaracete al General de Galeras don Francisco de Mendoza, quien rápidamente traslada su residencia a Estremera para permanecer muy poco tiempo aquí, ya que en 1562, tras su nombramiento como Capitán General de Galeras, marcha a Málaga, ciudad donde moriría al año siguiente, en julio de 1563. Entre los años 1565 y 1568, el príncipe de Éboli, Ruy Gómez de Silva, vende las tierras que el rey Felipe II le había concedido en Italia y compra Estremera, concediéndole dicho soberano el título de duque de Estremera, el cual llevó hasta el año 1572, en que, tras la compra de la villa de Pastrana (Guadalajara), el rey le concede el de duque de Pastrana, quedando de esta forma Estremera vinculada a dicha casa ducal.
De las Relaciones Topográficas de Felipe II, según leemos en la obra de 1921 “Historia de Madrid y de los pueblos de su provincia”, de Juan Ortega Rubio27, podemos obtener diversos destalles sobre cómo era Estremera el 16 de noviembre de 1580, día de nombramiento de los vecinos de la villa Alonso de Albares, Tomás García y Pero Ximénez para contestar a las preguntas de dicha reseña histórica sobre el lugar. De esta forma, sabemos que la población era de unos 550 vecinos28 y que el pueblo contaba con la Iglesia de Santa María de los Remedios, las cuatro ermitas de la Magdalena, de San Sebastián, de San Pedro y de Nuestra Señora del Rosario, y el Hospital de San Miguel, dotado éste con una renta de 15.000 maravedíes. Las casas se construyen con tapial29 de tierra recubiertas de yeso y madera traída de Cuenca y Molina. Judicialmente, dependía de la chancillería30 de Valladolid ,y eclesiásticamente, del arciprestazgo de Ocaña, dentro del arzobispado de Toledo. El terreno era llano y la producción agrícola era de pan, vino, aceite, cáñamo y azafrán, existiendo también algunas huertas junto al río Tajo, distante media legua del núcleo poblado, y en las que se cultivan diversos frutales; es preciso mencionar aquí que la localidad contaba con una barca para cruzar el río, ya que también hay cultivos al otro lado. La cabaña ganadera era escasa, contando el término con caza de conejos, liebres y perdices. La leña era poca también, por lo que los vecinos tenían que importarla o aprovechar los olivares y viñas cercanos al pueblo. Finalmente, hay que decir, según dicha Relación, que el escudo de la villa constaba de dos torres con una puerta en medio, recordando con ello las dos de tierra que llegó a tener la población, y que entre los hombres ilustres del pueblo estaban los doctores don Juan Martínez, don Cipriano Velinchón y don Juan Fernández, respectivamente canónigo y tesorero de la iglesia de Alcalá de Henares, canónigo y catedrático de la iglesia de Talavera, además de comisario del Santo Oficio, y médico de la reina doña Ana.
Otra importante construcción de este siglo es la Ermita-Cripta del Santo Cristo, de la que, sin embargo, y según la obra “Arquitectura y Desarrollo Urbano. Comunidad de Madrid” antes citada, no hay ninguna documentación que así lo confirme. Finalmente, es de mencionar el aumento de población experimentado por la localidad en esta centuria, que pasa de los 229 vecinos contabilizados en 1530 hasta los 666 de 1593. Para entonces, el núcleo urbano ya está articulado alrededor de las plazas de la Iglesia (hoy de Juan Carlos I), en el centro, la de San Isidro, al Sur, y la de Puerta de Viñas, al Norte.
Del siglo XVII no es mucha la información que se conserva sobre Estremera, destacando cómo este término pasó a depender de la Casa del Infantado tras el matrimonio entre el duque de Pastrana, don Rodrigo de Silva y Mendoza, con la duquesa del Infantado, doña Catalina de Mendoza y Sandoval. Sí es de suponer que esta villa, al igual que toda Castilla, quedó diezmada por la epidemia de peste habida entre los años 1683 y 1685, que costó la mitad de su población a un gran número de ciudades castellanas. Una catástrofe ésta a la que hay que unir la mortandad asociada a las malas cosechas, a las crisis económicas de este siglo o a las campañas militares en Europa. A finales de esta centuria, entre 1657 y 1693, el IX duque de Patrana, Gregorio de Silva y Sandoval, construyó un nuevo hospital de una planta en Estremera, quizás por haberse arruinado el anterior hospital de dos plantas de la Orden de Santiago.
En el siglo XVIII es mucha más la información que se conserva del pueblo, gracias a los censos y catastros realizados entonces. Así, conforme al Censo de Campoflorido31, de 1712, sabemos que en ese momento pertenecía a la provincia de Toledo y que su población era de 120 vecinos. En el primer tercio de este siglo, en 1727, comienzan las obras para otro hospital de dos plantas en el pueblo, presumiblemente por haber quedado destruido el anterior durante la Guerra de Sucesión (1704-1714), las cuales acabarían en 1755.
En el Catastro del Marqués de la Ensenada32, de 1752, podemos leer que la población de Estremera había subido hasta los 452 vecinos (1.753 habitantes) que suman los 10 nobles, 234 pecheros33, 140 jornaleros y 68 pobres de solemnidad existentes en la villa. Su producción es, sobre todo, agrícola y mayoritariamente de secano, destacando los cultivos de trigo y cebada sobre los minoritarios de centeno y cebada, contando además con plantaciones de olivos y viñas, así como algo de regadío, en el que se cultivan hortalizas y alcaceres35; posee un único monte de encinas, del que no se extrae ningún fruto. La cabaña ganadera estaba formada entonces por 5.900 cabezas de ganador lanar, 580 de caprino y 478 animales de tiro36.
En aquella época, el pueblo no contaba con muchos bienes de propios37 –las casas del Ayuntamiento, una carnicería, dos hornos de pan, un monte de doscientas fanegas y una dehesa junto a éste de cien fanegas– y además daban muy pocos beneficios a las arcas municipales. La localidad tiene un hospital para pobres y los siguientes comercios e industrias: tres molinos de aceite, un arruinado molino de harina, una abacería38, una aguardentería39, un estanco de tabaco, una herrería, dos listonerías40 y especerías42, y una zapatería, además de una carnicería pública y dos hornos de igual carácter. Las profesiones presentes en la villa eran, entre otras, las de dos alcabaleros43, un mayordomo de las rentas del duque del Infantado, un alguacil, cinco clérigos sacerdotes, un sacristán, un médico, dos boticarios, un cirujano, un maestro de gramática y dos de niños, un escribano, un maestro albañil, un maestro zapatero, un barquero, un carpintero, dos carreteros, un cazador, dos curtidores, cuatro panaderos, un polvorista, tres sastres, un tejero45, sesenta y cinco labradores, sesenta y cuatro trajineros46, ciento veinticinco jornaleros, cuarenta mozos de labranza y treinta pastores sirvientes. Es de destacar también la existencia de sesenta y cuatro esparteros48 o sogueros49, y otros doscientos cuarenta y cuatro que trabajan con el esparto, además de en su otro oficio principal. Aunque, ante esta cifra, pueda parecer que un número desproporcionadamente alto de estremereños trabaja con un elemento que no merece aparecer ni como cultivado ni como producido en el pueblo según el Catastro de Ensenada, más adelante, en las Relaciones del Cardenal Lorenzana50, queda resuelta la aparente contradicción.
En 1773, el Censo del Conde de Aranda51 da una población en Estremera de 1.889 habitantes. En 1782, según las Relaciones de Lorenzana, el número de habitantes es de 450 vecinos (es decir, entre 1.800 y 2.025 habitantes), por lo que, al menos en número de vecinos, la cantidad de habitantes ha permanecido estancada, cuando no ha disminuido, desde el Catastro de Ensenada, que daba un censo de 452 vecinos. Estremera sigue produciendo cebada, trigo, vino y aceite, y además, se menciona la producción de esparto, con el que gran parte de los vecinos fabrican cubiertas, lías53 y felpudos en sus propias casas. El esparto necesario para utilizarlo en estos menesteres, entre veinticinco y treinta mil arrobas, se trae al pueblo desde La Mancha, Murcia y los pueblos de los alrededores. En estos años, continúa existiendo la barca para cruzar el río ya mencionada antes y, junto a ella, se levanta un molino harinero de seis piedras del que no se hace ninguna mención sobre su posible estado de ruina, como sí lo hacía Ensenada, por lo que, o es uno nuevo, o se ha reparado el antiguo. Al igual que en las Relaciones de Felipe II, aquí también se cita a los vecinos ilustres del siglo XVIII, aunque en este caso sólo es uno, el presidente, gobernador y comandante de la Real Audiencia de Panamá, el teniente general don Dionisio Martínez de la Vega.
En 1787, el Censo de Floridablanca señala a 1.785 almas, entre las cuales hay un cura, cuatro clérigos, un teniente54 de cura, un sacristán, un acólito55, un miembro de Órdenes Menores, diez hidalgos68, dos abogados, un escribano, cuatro estudiantes, 133 labradores, 120 jornaleros, un comerciante, 25 artesanos, 85 criados y 1.355 menores o sin profesión.
Durante el siglo XIX, una centuria desastrosa para la nación (destrucción del país durante la Guerra de la Independencia Española (1808-1814), pérdida de las colonias americanas y asiáticas, guerras carlistas, pronunciamientos militares, diversos cambios de régimen), se realizan varios diccionarios geográficos del país, por lo que, al igual que en el XVIII, hay más información disponible sobre el pueblo que en siglos anteriores. En el “Diccionario Geográfico-Estadístico de España y Portugal” (1827), de Sebastián Miñano69, la población de Estremera ha subido en un 14% hasta los 590 vecinos (2.036 habitantes), una parroquia y un hospital, y en 1820, se ha construido un puente de madera sobre el río Tajo. La producción agrícola es de trigo, cebada, vino, aceite, centeno y patatas. Industrialmente, produce sogas de esparto y felpudos.
Con la nueva división territorial de la nación, en 1833, y la desaparición definitiva de los señoríos71, en 1837, Estremera deja de formar parte de la provincia de Guadalajara para integrarse en la de Madrid, dentro del partido judicial de Chinchón. A mediados de siglo, hay nuevos datos sobre Estremera gracias al “Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar” (1846-1850), de Pascual Madoz, en el que se contabilizan 624 vecinos (2.996 habitantes), lo que es un 47% más que lo censado por Miñano, una disparidad de cifras que suele ser habitual entre estos dos autores. En este diccionario, se menciona la existencia de una plaza llana y cuadrada en la que está la casa del Ayuntamiento, un edificio éste con seis arcos de piedra en su fachada principal sobre los que se extiende un balcón de hierro que se prolonga por toda la fachada. Madoz también cita la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de los Remedios, tres ermitas situadas a las afueras de la población (San Miguel, Santísimo Cristo y el Pilar), una alberguería72, una escuela de instrucción primaria para niños –dotada con 1.800 reales y con lo que las familias de los niños pagan al mes, y en la que se enseñan las primeras letras, geografía y gramática castellana–, otra de niñas –sin dotación, salvo lo que pagan los familiares de las niñas, y en la que se imparten simplemente costura y punto de media– , dos fuentes con pilones, cuyas aguas salobres sólo sirven como abrevadero, y un cementerio situado en el exterior de la ermita del Santísimo Cristo. En el río Tajo, que atraviesa el término, existen un molino harinero de seis piedras del que dice que es uno de los mejores de la ribera y una barca que lo cruza. La agricultura produce cebada, aceite y sobre todo trigo; la ganadería consta de cabezas de lanar y vacuno; y en sus campos, hay caza de conejos, liebres, perdices, lobos y zorros, a la par que en sus aguas se pueden pescar barbos y alguna anguila. La industria se basa en la agrícola, existiendo, además del molino harinero, dos de aceite y la elaboración de esparto, mientras que el comercio se concentra en la exportación de granos y felpudos, y la importación de garbanzos, arroz y pescados.
En el año 1865, Estremera, según los datos publicados por el historiador Cayetano Rosell y López73 en su obra “Crónica de la Provincia de Madrid”, tiene 1.635 habitantes y conserva la barca para el paso del Tajo, río cuyas aguas sirven de abastecimiento al pueblo.
A finales de siglo, en 1888, publica Andrés Marín Pérez la “Guía de Madrid y su provincia”, en la que, además de ciertos datos sobre sus orígenes ya mencionados al principio de este reportaje, le asigna a Extremera una población de 490 vecinos y 1.995 habitantes, entre los que hay un médico y un farmacéutico, que se surten, tal y como mencionaba Rosell, de las aguas del río Tajo. Para entonces, la villa tiene como edificios principales la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de los Remedios, las ermitas del Santísimo Cristo Sepultado y de San Sebastián –presentando ésta un deteriorado estado de conservación–, la antigua Casa Consistorial y dos escuelas públicas –una para cada sexo y ambas carentes de las condiciones higiénico-sanitarias adecuadas–.
Marín dice de la agricultura de Estremera que está más cuidada que en los pueblos de los alrededores, gracias a la labor del propietario don Mariano Camacho, que ha modernizado su producción al llevar hasta el pueblo diversas máquinas, como aradoras, escardadoras, segadoras y trilladoras, entre otra maquinaria agrícola. La superficie cultivada suma un total de 6.621 hectáreas (ha)74, 59 áreas (a) y 5 centiáreas (ca), de las que 4.752 ha., 19 a. y 48 ca. son de cereales; 428 ha. y 78 ca. de vides; 627 ha., 65 a. y 55 ca. de olivos; y 750 ha., 78 a. y 26 ca. de prados, mientras que los cultivos de regadío, de legumbres y verduras ocupan 42 ha., 94 a. y 98 ca.
La cabaña ganadera está formada por 400 mulas y 100 asnos como animales de tiro, y 2.000 cabezas de lanar y 80 de cabrío. El sector industrial cuenta con molinos de harina, dos molinos de aceite y la elaboración y producción, además, de pan, vino y esparto. El comercio se limita a la exportación de harinas y de cordelaje75, y a la importación de tejidos y géneros ultramarinos, vendiéndose al por menor en el pueblo el pan, el aceite y el vino en él producidos. También existen en el municipio dos posadas de tipo mediano, en donde se puede comer y dormir por dos pesetas, tres cuando es la temporada de precio más alto.
Estremera comienza el siglo XX con una población de 1.883 personas en el año 1900, lo que significa una disminución del 6% con respecto a la cifra de 1.995 que aportaba Marín Pérez en 1888. No obstante, diez años después, el número ha aumentado hasta los 1.949 habitantes, una subida que se ve frenada en 1920, cuando, debido a la mortalidad asociada a la epidemia de gripe del año 1918, la población baja hasta los 1.928 habitantes.
En 1921, Juan Ortega Rubio, en su “Historia de Madrid y de los pueblos de su provincia”, asigna una población de 1.968 habitantes de hecho y 1.949 de derecho76. De su iglesia parroquial, la de Nuestra Señora de los Remedios, nos cuenta que tiene tres naves con las bóvedas asentadas sobre seis columnas y cita como de mérito las esculturas de sus altares colaterales77, la Virgen del Rosario y la Virgen del Carmen. Recomienda la vista de la Ermita del Sepulcro, con algunas “buenas imágenes” y de cuya construcción deja abierta la posibilidad de que sea una obra de Juan de Herrera, artífice del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Alaba las condiciones de la Casa Consistorial y describe como en un estado cercano a la ruina el antiguo palacio del duque de Pastrana, vendido por sus herederos a principios del siglo XX. Ortega también hace mención de la casa solariega de los Camacho y censura los locales ocupados por las dos escuelas, una de niños y otra de niñas, de primera enseñanza. Como actividades de la población, el historiador señala la agricultura y la fabricación de esparto, existiendo ganadería lanar y vacuna, y continuando habiendo caza de conejos, liebres, perdices, lobos y zorros, así como pesca de anguilas y barbos.
A pesar de los efectos de la gripe y de la Guerra Civil Española (1936-1939) la población continuará aumentando durante las décadas de los años 20 y 30, sumando 2.111 personas en 1930 y 2.134 en 1940. En 1936, se planeó la construcción de un grupo de escuelas; sin embargo, no se sabe si esto fue realizado o no, por lo que los siguientes datos sobre nuevas instalaciones escolares son de 1953, cuando el alcalde solicitó la construcción de una nueva escuela mixta de párvulos por haberse quedado pequeña la anterior. A principios de siglo, continuaba funcionando el Hospital de San Miguel, haciéndose cargo de él, en 1918, la Congregación de San Vicente, la cual habilitó en su segunda planta viviendas para alquiler. Durante la guerra, perdió todo el equipamiento hospitalario y, aunque en 1944 se restauró para viviendas de alquiler, en 1977, al estar el edificio arruinado, se vendió como solar. La iglesia es otra de las construcciones que se vio afectada por la guerra, ya que, además de perder sus cuadros y esculturas, sufrió daños estructurales por las galerías que había construidas bajo ella.
Con la llegada de la década de los años 50, comienza la disminución de la población en Estremera, la cual emigra, normalmente hacia la capital, Madrid, en busca de mejores oportunidades laborales. Así, en 1950, la cifra ya ha descendido hasta los 2.002 habitantes, un número que continuará bajando hasta sumar los 1.862 en 1960, 1.442 en 1970, 1.108 en 1981, 1.056 en 1991 y 1.028 en 2000. En cuanto a los servicios con que contaba la villa a mediados de siglo, cabe decir que en 1958 Estremera tenía médico, comadrona, farmacéutico y veterinario, y disponía de central telefónica, correos, fonda, posada y enlace con la capital mediante coches de línea. Los estremereños disfrutaban, igualmente, de un cine, un salón de baile, dos bares y cuatro tabernas.
En el año 2010, cambia la tendencia y la población comienza a subir, sumando 1.508 personas, un 47% más que diez años antes. No obstante, quizás por la crisis económica vivida por el país a continuación, esta cifra ha descendido en un 16% hasta los 1.261 habitantes del año 2017, como aparece en el Padrón municipal del 1 de enero de dicho año.
En el año 2016, Estremera, conforme a los datos del Instituto de Estadística de la Comunidad de Madrid, posee un PIB per cápita de 43.462€ –superior al de la zona, de 17.610€, y al de la comunidad madrileña, de 32.210€–, constituido por un 14,46% dedicado a los servicios a empresas y hostelería, un 10,54% a los servicios de distribución y hostelería, un 5,03% a la construcción, un 2,49% a la minería, industria y energía, un 64,92% a otros servicios, y sólo un 2,57% a la agricultura y ganadería, lo que señala claramente el cambio de motores económicos experimentado por la localidad frente a siglos pasados. No obstante, el Indicador de Renta Disponible Bruta per cápita de 10.839,83€ es inferior al de la zona, de 13.323,43€, y al de la comunidad, de 18.443,52€.
Sin entretenernos más, pasemos a recorrer el pueblo y ver qué elementos de interés podemos ir conociendo en él.
Monumentos y puntos de interés
Nuestro punto de partida comienza en la que fuera Plaza Mayor, llamada hoy Plaza de Don Juan Carlos I, lugar que constituye uno de los espacios más importantes de la localidad, no sólo por ser la plaza de mayor tamaño de la localidad, sino también por estar flanqueado por el gran edificio que es la iglesia y por el Ayuntamiento.
Su origen, como el de la mayoría de las plazas mayores del país, puede que esté relacionado con la celebración en este espacio del mercado, aprovechando de este modo las zonas cercanas a los cruces de los caminos que llevaban a pueblos vecinos. De hecho, de aquí parte la Calle de las Naranjas, que en su prolongación desemboca en la Plaza de Puerta de Viñas; este recorrido coincide con el camino que conduce de Estremera a Valdaracete, Carabaña y Brea de Tajo en dirección Norte. Si es cierto lo que se relata en las Relaciones de Felipe II de que hubo en el municipio una muralla, puede que fuera aquí, en la Plaza de Puerta de Viñas, donde se hallase una de las puertas de entrada y salida de la ciudad.
A lo largo de los siglos, el lugar ha tenido diferentes nombres (a finales del siglo XIX era la Plaza de la Constitución) y desde tiempo atrás tuvo edificios representativos, como la Iglesia de Nuestra Señora de los Remedios, de la que hablaremos más adelante, la casa de la Encomienda, al lado del templo, o el Ayuntamiento, que también veremos, los cuales dieron la configuración a este espacio desde el siglo XVI. La plaza también ha sido el escenario perfecto en el que celebrar corridas de toros, además de albergar, hasta los años 70 del pasado siglo XX, el mercado de abastos. Igualmente, miran a este espacio abierto algunas edificaciones de carácter rural, como la Vivienda tradicional de la Plaza de Don Juan Carlos I, 11, con un gran balcón que asoma ocupando toda la fachada y que apoya en una ménsula78 corrida, debajo de la que hay un portón de madera con remaches de hierro, mientras que las ventanas están protegidas con contraventanas.
En 1990, se realiza una rehabilitación de la plaza, siguiendo el proyecto elaborado por Alicia González y Elena Keller, con el cual se pretende unificar el espacio, darle la valoración merecida a las dos edificaciones más importantes y hacer que sea una zona principalmente peatonal. El centro será una plataforma totalmente vacía, quedando eliminado el jardín entonces existente, para así obtener una visión completa del templo; se creará una doble hilera de árboles de hoja caduca a ambos lados de la calzada, de manera que centre la fachada del consistorio; y se instala una fuente-bebedero al lado de la barbacana79 de la iglesia. El centro de la plaza será rellenado con terrizo80 y bordeado con losa caliza, al igual que las demás aceras, siendo las calzadas de asfalto.
Sin embargo, esta ejecución no debió de resultar demasiado buena, pues unos años después, en 1999, la Dirección General de Arquitectura y Vivienda de la Comunidad de Madrid, junto con el Ayuntamiento, y dentro del Programa Regional de Inversiones y Servicios de Madrid (PRISMA), llevan a cabo una remodelación del lugar con un presupuesto de 35 millones de pesetas y esta vez con el proyecto de Manuel Bastarreche. Se pavimentó con granito (material más resistente que la caliza) y se recuperó el espacio central de terrizo para estancia y paseo peatonal, pues por aquel entonces estaba casi siempre ocupado con coches cuyos propietarios vieron allí un buen espacio de aparcamiento; las calles fueron adoquinadas también con piedra granítica, bordeando las aceras con alcorques81 para que se conservaran los plátanos que flanqueaban las calzadas, creándose así para el futuro, cuando los árboles fueran más frondosos, dos frescos paseos de sombra de cara al verano. Asimismo, se instaló una fuente de granito en la zona más alta de la plaza, con sendos jardines a los lados, y se pusieron farolas nuevas, unas jardineras de piedra y unos bancos de madera.
Hoy, este espacio es utilizado como centro de la vida de los estremereños, siendo testigo de los acontecimientos más significativos, como el mercado semanal, o las procesiones religiosas, entre otros.
Como decíamos antes, uno de los laterales de la plaza, el Oeste, está flanqueado por el edificio del Ayuntamiento, que ha conservado de la antigua casa consistorial la bonita arcada renacentista82 del siglo XVI, siendo el resto del inmueble una construcción de los años 80 del pasado siglo XX con la que se ha tratado de mantener la estructura del anterior.
El primitivo consistorio debía de ser, como decimos, del siglo XVI, dada la arcada que ha llegado a nuestros días (seis arcos de medio punto83 hechos en piedra caliza y sustentados por columnas de estilo toscano84-jónico98); sin embargo, no se tienen noticias de él hasta 1846, momento en que Madoz describe la hoy Plaza de Don Juan Carlos I como “llana y cuadrada, estando en uno de sus lados la casa del ayuntamiento, que tiene en su fachada principal un soportal con seis arcos de piedra y encima un balcón de hierro del largo del edificio”. El resto de los datos que se tengan de él serán en relación a las obras con las que será intervenido.
Una de estas obras serán las llevadas a cabo en 1887 por el arquitecto Luis María Argenty Herrera, quien redacta un proyecto para la reparación del inmueble. En la memoria presentada junto con el proyecto, se informa de que la primera crujía111, comprendida por los arcos, estaba en estado de ruina, y de que hacía años había sido contenida con un apeo112 de los maderos de pino de la primera planta, formado por una carrera114 que sostenía dichos maderos y sustentada ésta a su vez por pies derechos115; según el informe, esa carrera estaba volcada y prácticamente fuera del muro de la fachada. Así, la intervención de Argenty consiste en reparar la primera crujía, aumentando el apeo de los maderos, y hacer apeos nuevos de los paramentos de fachada y medianería116, cambiando el arco lateral por un muro. Como dato relevante, en los planos de la primera planta se puede observar que había instalada una escuela en el edificio.
En el año 1963, el balcón corrido que mira a la plaza, de 14 metros de largo por uno de ancho, estaba arruinado, motivo por el cual el alcalde solicita a la Diputación Provincial ayuda técnica y económica para que sea reparado o reconstruido, pues es inservible y peligroso, a pesar de estar apuntalado. En 1964, la Diputación aprueba un presupuesto para tal fin, siendo terminadas las obras en septiembre de ese año. Poco después, en 1976, la Corporación Municipal encarga al arquitecto Juan Esteban Casas la redacción de un proyecto de reforma del edificio. En él, se proponía mantener de manera íntegra las características del inmueble, tanto visuales como constructivas, y se limitaría a realizar un saneamiento desde los cimientos de las zonas imprescindibles a las instalaciones, a remozar la fachada y a colocar un reloj, además de recercar nuevamente los vanos abiertos en la fachada.
Este plan, finalmente, no sería llevado a cabo, sino que, por el contrario, el antiguo edificio del Ayuntamiento sería derribado, conservándose las arquerías. En 1981, el propio Juan Esteban Casas redactaría otro proyecto de nueva construcción en el mismo solar, en el que se recoge que se conservará la arcada del porche de la planta baja, las columnas y sus basamentos, y el espacio porticado; asimismo, se mantienen las características generales del inmueble en lo que se refiere a alturas, planteamiento de la fachada y texturas de los materiales.
Conforme al Ayuntamiento antiguo, el cambio más significativo que podemos apreciar visualmente se da en la cubierta (antes simplemente a dos aguas117), donde hay un gran alero, antes inexistente, y donde se realiza una mansarda118 en la que se instalaría el reloj. También hay cambios en el primer piso, en el que se da un tratamiento de arquería a los huecos, asimilándolos a la planta baja.
El inmueble cuenta con una protección integral, que se extiende a toda la fachada que da a la plaza, así como una protección ambiental, que alcanza al resto del edificio, según queda recogido en el Catálogo de Elementos Protegidos de Estremera.
Localización: Plaza de Don Juan Carlos I, 1. 28595 Estremera.
En la misma plaza, en su lateral Este, encontramos la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de los Remedios, construida por la Orden de Santiago, la cual se alza en la parte más alta del casco histórico de Estremera, elevándose sobre una plataforma que bordea una barbacana de contención.
Con una planta de tres naves, ligeramente desviada respecto a la orientación tradicional Este-Oeste, su cabecera es plana y su crucero, aunque no queda marcado en la planta, sí lo hace en volumen. Las naves laterales quedan separadas de la central por medio de pilares119 de orden compuesto que sustentan arcos de medio punto. Por su parte, la nave central, más ancha y larga que las laterales, consta de cinco tramos separados entre sí por machones120 de sección mixtilínea formados por una base rectangular a la que quedan adosadas media columna toscana y una pilastra rectangular en la nave lateral; está cubierta con bóvedas vaídas121, mientras que las de los lados lo hacen con bóvedas apaineladas122, decoradas con distintos motivos de yesería barroca123. El tramo del coro, que vemos entre machones con pilastras rectangulares, se sostiene por una viga de carrera que apoya sobre pies derechos por medio de zapatas125, siendo planos este techo y el que lo cubre; cuenta, asimismo, con una balaustrada127 de madera. El crucero se cubre con una cúpula moldurada con escayola sostenida por pechinas131, mientras que la capilla mayor lo hace con una bóveda de cañón133. A los pies, se halla el coro alto, quedando la torre en el lado de la Epístola134, mismo lateral en el que se añadieron los cuerpos que acogen la capilla del Cristo, la antigua sacristía (por la que se accede al interior del templo) y la casa parroquial, ésta de dos plantas; la sacristía nueva, también en un cuerpo añadido, se encuentra tras el Altar Mayor.
En sus muros, se abren dos puertas principales, una frente a la otra en cada una de las fachadas, si bien la entrada habitual es la de la nave de la Epístola. El acceso se produce por un arco de medio punto abierto entre contrafuertes136, carente de ornamentos, a excepción de un mínimo resalte en el arco y en su clave137. El interior queda iluminado por vanos adintelados situados en las naves laterales, así como por los dos óculos138 que hay en el muro Oeste, el de la Capilla de la Soledad y el del coro.
A la derecha del coro, se abre la Capilla de la Virgen de la Soledad, en la cual se ubica la pila bautismal. De planta cuadrada, se encuentra cerrada por una reja de forja y se cubre por un casquete ornamentado por yeserías. Como decíamos antes, se ilumina mediante un óculo y una ventana alargada situada en la fachada Norte. Seguidamente, en este mismo lado y en dirección hacia la cabecera, están la Capilla de San Francisco, el acceso Norte, la Capilla de la Inmaculada y la Capilla de Santa Rita. Nos pasamos al lado de la Epístola y, comenzando por los pies, vemos, en este orden, la escalera de subida al coro, la Capilla de San Isidro, la puerta Sur, la Capilla de la Virgen del Carmen y la Capilla de la Virgen del Pilar. Esta última sirve de acceso, por medio de un arco de medio punto cerrado por una reja de madera con escudos superiores, a la Capilla del Cristo, capilla Sacramental139 del templo. Tiene planta cuadrada y está cubierta por una bóveda rebajada decorada con yeserías y sustentada por pechinas; la luz penetra aquí a través de una ventana adintelada alargada abierta en el muro Sur; sirve de ornamentación un friso moderno de azulejos de Talavera de la Reina (Toledo), delante del cual hay un banco de madera.
En la cabecera, lugar en el que tenemos la Capilla Mayor y el Altar Mayor, hay un retablo barroco en el que en su zócalo se abren las puertas por las que se accede a las sacristías, una de frente y otra en el lado derecho. En el primer machón del lado de la Epístola, está el pílpito, con una barandilla de forja.
En el exterior, destacan la torre y el crucero, en el que se alza la cúpula rematada por el tambor141 de la linterna142 cubierto por un chapitel143 de pizarra que corona un pináculo144 ochavado149 con una veleta y una cruz de forja. Por lo que respecta a la torre, ésta es de mampostería150 con sillares en las esquinas, a excepción del cuerpo del campanario, que tiene la pared Oeste construida de ladrillo. En este cuerpo, se abren dos huecos de medio punto en los paramentos Oeste y Sur, quedando la fachada Oeste decorada con un frontispicio152 mixtilíneo153 de ladrillo con un reloj y otra campana de remate, dentro de una espadaña metálica.
En el año 1998, se llevó a cabo una restauración que requirió un estudio previo de la arquitecta Alicia González Díaz. Gracias a este proyecto, se conoce que la iglesia presenta un trazado modulado que nos hace creer que en su construcción pudo intervenir un arquitecto renacentista y, por los materiales usados y las distintas trazas, que pudo ser levantada en dos fases: por un lado, la primera, desde los pies, con la torre, el coro y la capilla del bautismo, y los cuatro tramos, hasta lo que sería el crucero, todo ello hecho con mampuestos de piedra y yeso, empezando por los pies y la fachada Norte; por otro lado, la segunda fase incluiría el crucero, con la cúpula, aprovechando el último tramo y una parte de la cabecera, para lo que se usó un aparejo con machones y verdugada154 de ladrillo y cajones de mampuesto con mortero155 de cal.
En cuanto a si existió una iglesia anterior, diversos datos hacen suponer que a lo largo de los siglos se trató del mismo templo, el cual fue sufriendo diferentes restauraciones y superposiciones. Así, un hecho importante lo aporta el libro de visitas de 1480 de los caballeros de la Orden de Santiago, donde se nos dice que la iglesia, con la advocación de Santa María, está muy bien cuidada y cuenta sólo con una capellanía156. Por otro lado, el libro de 1537 dice que la iglesia acaba de ser reconstruida nuevamente, con una Capilla Mayor cubierta con bóveda de cantería, mientras que el resto es un cuerpo con arcos de crucería en el techo y paredes de yeso, con una tribuna y un coro de pino al fondo. Al exterior de la puerta principal, había un portal de madera de pino con un tejado que sostenían cinco pilares de piedra blanca tosca; a un lado, había dos escaleras pequeñas de piedra para subir a la entrada de la iglesia, elevada ésta sobre el suelo de la plaza.
En el Archivo Histórico de Protocolos de Madrid, se guardan varias escrituras del año 1568 por las cuales don Ruy Gómez de Silva y doña Ana de Mendoza, príncipes de Éboli, pagan la construcción de una iglesia colegial, lo que hace suponer que hacen reconstruir el templo que ya existía, explicándose así el estilo renacentista superpuesto al gótico de las bóvedas de crucería. Más adelante, en 1580, en las Relaciones de Felipe II, se cita que “en esta villa hay una iglesia y no más, la cual tiene por vocación a Santa María de los Remedios, en la cual hay una capellanía que fundó el bachiller Pedro Alonso, vicario y cura que fue de la villa de Mohernando y su partido”.
Según los libros de fábrica que se guardan en el archivo parroquial, datado el más antiguo conservado de 1583, el crucero, su cúpula y el chapitel se terminaron en 1596; el coro fue mandado levantar en 1599; el Altar Mayor, sus gradas y el retablo se finalizaron alrededor de 1620, mismo año en que se repara el chapitel; diez después, en 1630, se pone pizarra en el chapitel, mientras que en 1632, el visitador ordena la construcción de un portal y una puerta a los pies del templo. Falta la documentación correspondiente a los años desde 1632 a 1723, y no se vuelven a conocer obras hasta 1755, momento en que se hace la sacristía nueva (que coincide con la actual) tras la cabecera. El terremoto de 1755 será también aquí percibido, rompiendo los dos pórticos de acceso (el de los pies y el de la fachada Sur), el techo del coro, la cúpula y la sacristía mencionada. En 1777, el deterioro hace necesario el derribo de la cúpula para construir una nueva. Ya en el siglo siguiente, en 1850, se reduce la plataforma en la que estaba apoyado el edificio; no se sabe si el motivo fue éste o problemas de cimentación, pero ese año la iglesia se rompe en dos, desplazándose y perdiendo el plomo la fachada Oeste, la torre, el coro y la capilla del bautismo. Toda esta parte será derruida en 1871 con el fin de reconstruirla nuevamente, siendo terminadas las obras en 1890.
Durante la Guerra Civil Española, la iglesia fue usada como cuartel. Según se cuenta en el tomo XVI de la colección “Arquitectura y Desarrollo Urbano. Comunidad de Madrid”, dedicado a la zona Este, “no está muy claro que se excavaran cuevas debajo de la iglesia para utilizarlas como refugios, el caso es que existen y se utilizaron, pero seguramente fueron realizadas en épocas anteriores –algunas leyendas del pueblo dicen que estaban comunicadas con el palacio– y quizá se ampliaron, sufriendo la iglesia numerosos desperfectos además de perder bastantes retablos e imágenes”. Esto conllevó que, en el año 1945, Regiones Devastadas llevara a cabo una gran obra de restauración y conservación que estaría dirigida por el arquitecto Javier Barroso; ésta consistió en demoler y reconstruir los muros y ángulos sueltos de la capilla del Santísimo Cristo y de su cúpula, reponer la cubierta de la sacristía, reconstruir la linterna de la cúpula y el coro, realzar las basas de los contrafuertes y del zócalo, y revocar157 las fachadas. Durante las obras, aparecieron otros desperfectos de los que hacerse cargo. Así, a partir de 1956, se añade a lo anterior la realización nueva de la armadura del chapitel y de la linterna, además del recalce de los pilares de la nave central y del crucero. La construcción de la casa parroquial podría datarse de finales de la década de los 50.
El 11 de mayo de 1982, la Iglesia de Nuestra Señora de los Remedios sería declarada Bien de Interés Cultural, mismo año en que el arquitecto José Gómez de Parada Martín-González hace un proyecto para reparar las cubiertas de las naves laterales; sin embargo, no se sabe si llegó a realizarse, pues no se ha hallado la documentación pertinente. Al año siguiente, Miguel Ángel Baldellou presentará, por su parte, un nuevo estudio de rehabilitación. A finales de la década siguiente, en 1998, la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Consejería de Educación y Cultura de la Comunidad de Madrid encarga a la arquitecta Alicia González Díaz que redacte un proyecto de restauración parcial del templo. Estas obras empezarían en 2002: se recuperaría la imagen exterior de la iglesia, se restaurarían las sacristías y se acondicionaría la plataforma sobre la que apoya el edificio. Posteriormente, en 2006, se llevaría a cabo la segunda fase de los trabajos, restaurándose la barbacana sobre la que asienta la iglesia.
Por lo que se refiere a las obras de arte, se conserva el retablo mayor, de principios del siglo XVIII, aunque está recompuesto en la parte inferior, debido a los destrozos que sufrió en la guerra. Su forma se adapta al arco fajón158 que forma la capilla. Está compuesto por un único cuerpo que apoya sobre un zócalo (reconstruido), que está dividido en tres calles, y que remata un ático. Se sustenta en tres grandes columnas salomónicas159, a excepción del ático, que cuenta con estípites160 y está profundamente decorado con rocallas162, florones, angelotes y ménsulas. En el centro, hay un camarín163 que remata un arco de medio punto y que contiene una talla barroca del siglo XVIII de la Virgen de los Remedios; a ambos lados, hay sendas pinturas modernas, mientras que en el ático se puede ver un Calvario con la efigie de Cristo del siglo XVI y las tallas de la Virgen y de San Juan, éstas del XVIII.
En la capilla Sacramental, o del Cristo, antigua capilla privada de San José, o de los Megía, está el Cristo de Casasola, talla del siglo XVI de la escuela castellana. Sin embargo, el elemento más importante es el retablo de la Orden de Santiago, obra plateresca164 también del XVI; es de madera dorada y policromada, y cuenta con un banco que sustenta un cuerpo de tres calles y un ático, quedando las calles separadas por cuatro pilastras cajeadas165 con decoración a candelieri166 que aguantan una cornisa sobre la que recae el ático; éste está formado por dos balaustres adosados en los que se apoya la cornisa, coronada por una venera167 rematada con una bola. En el banco, además de una profusa ornamentación a base de relieves de animales, vegetales y copas, se ve, en el centro, la Cruz de Santiago; en las tablas, figuran, de derecha a izquierda: la Oración de Cristo en el Huerto de los Olivos, con el donante sobre el que se lee “Vicari / de Cara / Vaña”; el Abrazo ante la Puerta Dorada; y el Santiago Apóstol de peregrino, con el mismo donante, sobre el que leemos “Administrador de Cuenca”. En el ático, aparece la escena de la Piedad.
Otro de los elementos de interés del templo es el órgano, el más antiguo de los órganos históricos completos que se han conservado en la Comunidad de Madrid. Fue construido por Pedro de Liborna Echevarría, organero y afinador de la Real capilla en 1716, siendo este instrumento, pues, uno de los pocos ejemplares originales que existen de este maestro, junto con el que hay en el lado de la Epístola de la Catedral de Segovia. El 30 de septiembre del año 1991, esta pieza fue incluida en el Inventario General de Bienes Muebles del Estado Español.
La Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de los Remedios se encuentra incluida en el Catálogo de Elementos Protegidos del Ayuntamiento de Estremera, donde goza de una protección integral.
Junto a la iglesia, se hallan las Caballerizas de lo que fue el Palacio de los Príncipes de Éboli y Duques de Pastrana, cuyo origen tenemos que buscar en el siglo XV, momento en que Estremera ya pertenecía a la Encomienda de la Orden de Santiago.
En esta localidad, la casa de la Encomienda fue construida por el comendador don Diego de Torres, siendo terminada en el año 1480 en lo que hoy es la Calle Palacio, al lado de la iglesia. Así, la casa de la Encomienda y el bastimento del maestre eran una sola unidad constructiva, algo poco común. En este conjunto, había tres partes diferenciadas: la torre del “aposentamiento”, que con el edificio en torno al patio formaba la casa de la Encomienda, y el bastimento del maestre, que daba a un corral por medio del cual quedaba unido a la casa. La torre no tenía un carácter defensivo, sino que ponía de relieve el poder civil de la persona que vivía allí.
Cuando llega a la villa el príncipe de Éboli, Ruy Gómez de Silva, posteriormente duque de Estremera y más tarde duque de Pastrana, construye aquí su palacio, probablemente edificado sobre parte de la casa de la Encomienda.
A principios del siglo XX, los descendientes de los duques de Estremera vendieron el palacio junto con otras propiedades, y en 1921, el historiador Juan Ortega Rubio apunta en su obra “Historia de Madrid y los pueblos de su provincia” que “casi en ruinas se encuentra el antiguo palacio del duque del Infantado”. El inmueble sería rehabilitado como teatro por el ayuntamiento, sin embargo, hubo un incendio durante la primera representación que se llevó a cabo en él y que lo dejó completamente en ruinas. Más adelante, lo compraría un particular, que levantó un edificio que más parecía una nave que un edificio de viviendas, acondicionando la planta baja como discoteca, ocupando el callejón de la iglesia y adosando una nave a la fachada posterior de la antigua bodega. En 1973, el arquitecto Joaquín Ruiz Hervás legalizaría el local, pues se había construido sin licencia e incluso sin proyecto.
Así, lo único que podemos decir que ha quedado prácticamente intacto de lo que originariamente fue la casa de la Encomienda es la estructura de la bodega, sin tinajas, pues el dueño las destruyó, habiendo sido utilizada como caballerizas del palacio.
El edificio, hoy convertido en discoteca, consta de dos plantas con una cubierta inclinada a dos aguas de teja curva. En la planta baja, se abren sendos portones, mientras que en la alta, se abren dos huecos adintelados que dan a un balcón corrido con balaustrada de forja. Los muros son de ladrillo con sillares168 reforzando las esquinas.
El inmueble cuenta con una protección ambiental, según consta en el Catálogo de Elementos Protegidos del Ayuntamiento de Estremera, mientras que la parcela en la que se levanta, incluyendo el patio trasero, tiene una protección parcial.
Al Este del municipio, dentro del cementerio y al otro lado del arroyo de Valverde, se encuentra la Ermita-Cripta del Santo Cristo. No se sabe exactamente cuándo fue construida, debido a que no se tiene constancia de la existencia de ningún documento que arroje algún dato sobre ello, si bien los expertos creen que podría tratarse de finales del siglo XVI por la fachada y sus trazas (de hecho, se ha llegado a atribuir la autoría de los planos al arquitecto Juan de Herrera o a su discípulo, Juan de Mora); sin embargo, ésta fue totalmente reconstruida por los vecinos entre 1954 y 1956, después de que se viniera abajo tras la Guerra Civil.
Los primeros datos escritos que nos llegan sobre la ermita los da el Notario Apostólico Pedro Ponze de León y Ortega a través de un informe, con fecha de 14 de marzo de 1756, en el que trata acerca de los efectos que en la villa produjo el terremoto de Lisboa de un año antes (aunque se refiere a unos movimientos sísmicos que se produjeron entre el uno y el siete de marzo de 1756), escribiendo que “se sintió otro temblor en una ermita extramuros de esta villa (que es del Santísimo Cristo Sepultado), en la que había mucha gente que padeció igual susto”, no haciendo ninguna descripción sobre los daños acaecidos ni en la ermita ni en el municipio. Unos años más tarde, en las respuestas que se dieron en las Descripciones del Cardenal Lorenzana, es curioso leer cómo el párroco de Estremera dice que “en este pueblo no hay convento alguno, santuario ni imagen célebre, y la advocación de la parroquial es Nuestra Señora de los Remedios”, no haciendo mención alguna sobre la ermita. Décadas más tarde, en 1846, Madoz la nombra en su Diccionario junto a las ermitas del Pilar y de San Miguel, todas a las afueras de Estremera. A pesar de que apenas se nombre la Ermita del Santo Cristo en los documentos cuando ha habido varios de estos templos en el pueblo, no sería extraño que alguno de ellos hubiera sido éste que nos ocupa y que hubiese cambiado su advocación por la del Santo Cristo. Así, por ejemplo, en las Relaciones de Felipe II, se mencionan las ermitas de Santa María Magdalena, de San Sebastián, de San Pedro y de Nuestra Señora del Rosario, y un Humilladero, diciendo de todo ello que son pobres y que se sostienen gracias a las limosnas. De este modo, si es cierta la suposición de que la del Santo Cristo es de finales del siglo XVI, tenía que ser alguna de éstas.
La fachada, única con que cuenta la ermita, forma parte del muro de contención que sostiene las tierras excavadas que forman la plataforma del cementerio. De este modo, el interior del templo queda enterrado en la ladera de esta pequeña colina, sobre la cual aparecen cuatro linternas que permiten el paso de luz dentro del edificio. Esta fachada está compuesta por dos cuerpos. Por un lado, está el inferior, de sillería de piedra, rematado por una cornisa y dividido en cinco paños que enmarcan pilastras; cuenta, asimismo, con un hueco central de acceso al templo, formado por un arco de medio punto, y otros dos adintelados en los paños adyacentes. Por otro lado, tenemos el cuerpo superior, hecho de fábrica de piedra y revocado casi por completo, a excepción del borde, que enmarca un lienzo rectangular que tiene la anchura de los tres cuerpos inferiores del centro y que queda flanqueado por mensulones; tenemos aquí, pues, un paño liso en el que sólo destaca una cruz de piedra en el centro, alineada con la clave del arco inferior. Finalmente, los cuatro extremos del paño superior quedan coronados por bolas de piedra de estilo herreriano170, mientras que en el centro se alza una espadaña con arco de medio punto y remate en forma de frontón triangular.
Una vez dentro, vemos un espacio formado por tres naves divididas por arcos de medio punto que apoyan sobre cuatro pilares. La nave central se cubre con una bóveda de cañón con cúpula y las laterales, con bóvedas de arista171, a excepción de un pequeño tramo en la cabecera que, separado por muros de la nave central, se cubre con una bóveda de cañón. El crucero, de pequeño tamaño, cuenta con una cúpula. Aunque en la actualidad todo el interior se encuentra reconstruido con hormigón armado, aún es posible apreciar la presencia de los encofrados172 de madera.
Desde 1988, la Ermita del Santo Cristo tiene una protección integral, tal y como queda recogido en el Catálogo de Elementos Protegidos del municipio.
Localización: Al Este de Estremera, a las afueras del municipio, dentro del cementerio y al otro lado del arroyo de Valverde. En la M-222 dirección Illana (Guadalajara). 28595 Estremera.
Varias son las casas señoriales que podremos ver en Estremera, de entre las cuales destacan la de los Camacho, la casa Martínez Aedo y la que veremos a continuación, la Casa de la Plaza de la Casa Nueva, 1. Ocupando el extremo de una manzana, estamos ante un edificio del siglo XVIII que, lamentablemente, se halla en un estado casi ruinoso. Su mayor interés lo encontramos en la fachada que da a la plaza, hecha de mampostería rejuntada con mortero de cal y sillares en las esquinas; aún se pueden apreciar restos de revoco en la parte inferior del muro, por lo que se desprende de ello que quizás tenía un zócalo revocado.
Formada por dos plantas, la de abajo cuenta con grandes huecos abiertos casi hasta el suelo, mientras que los de la planta de arriba son de tamaño mucho menor y probablemente darían luz a la cámara, algo habitual en las casas de la zona. Asimismo, se nota un intento de haber querido recercar los vanos, hoy con mortero de cemento para poder contener la ruina; la rejería que actualmente contemplamos en ellos es la más antigua del pueblo. El conjunto queda cubierto con un tejado a cuatro aguas de teja cerámica curva, del que sobresale un alero de madera.
Esta casa cuenta con una protección estructural que incluye su patio, mientras que el portón de entrada está protegido íntegramente, tal y como se especifica en el Catálogo de Elementos Protegidos de Estremera.
En la Calle Manuel Martínez Aedo, dando nombre al edificio, veremos la Casa Martínez Aedo, del siglo XVII. El inmueble ha mantenido su estructura original, con un patio central con columnas. Está compuesto de dos plantas y una fachada de unos 25 metros de longitud hecha con aparejo173 mixto de piedra y ladrillo; en ella, en el centro, se abre una portada barroca enmarcada por un almohadillado174 de piedra que continúa hasta la segunda planta para, de este modo, recercar el vano superior, que se abre a un balcón. A cada lado de la cornisa sobre el dintel de la puerta, hay sendas pirámides rematadas por bolas herrerianas. Finalmente, esta parte central de la fachada queda coronada por un escudo de armas, igualmente de piedra. Los huecos de ambas plantas quedan protegidos por rejas de forja, mientras que la cubierta es de teja curva a dos aguas con un alero de madera.
Según el Catálogo de Elementos Protegidos de la ciudad, la casa está protegida de manera integral.
El último de los edificios señoriales que encontraremos en Estremera es la llamada Casa de los Camacho, al igual que la anterior, del siglo XVII, siendo la mejor conservada de las tres. De su encalada176 fachada principal, destaca su portada, hecha ésta en piedra caliza y sobresaliendo de la alineación del muro; se trata de un pórtico compuesto por dos columnas toscanas que apoyan sobre pedestal cúbico y que sostienen un entablamento compuesto por un arquitrabe con gotas, un friso con metopas y triglifos, y una cornisa que hace la función de suelo del balcón superior, donde apoya la barandilla de forja. Ambos huecos, el de entrada y el de la planta de arriba, están recercados con molduras de piedra caliza.
Sobre el dintel del vano superior, se alza un cuerpo que enmarcan dos pilastras con relieves de flores, rematadas éstas por bolas herrerianas y sustentando un arco de medio punto. Este cuerpo, a modo de buhardilla, queda cubierto a dos aguas con teja cerámica y coronado por otra bola y una veleta, mientras que el frontal nos muestra una placa metálica con una leyenda que, lamentablemente, el mal estado de conservación apenas nos deja leer: “[...] tu reino […] reinaré”.
El inmueble cuenta con dos plantas en las que se abren grandes ventanas con baldones que apoyan sobre ménsulas de hierro forjado y que cierran rejas del mismo material. Las cruces que rematan dos de estas rejas, junto con la placa antes citada, hacen pensar a algunos autores que quizás el edificio tuvo antaño la función de convento, sin embargo, es un dato que no se ha podido comprobar. Sí que se conoce, en cambio, y gracias al Catastro de Ensenada, de 1752, cómo en este documento aparece el nombre de don Matías Camacho como presbítero de la villa y con varias posesiones, si bien no se sabe si esto guarda alguna relación con la teoría antes mencionada de que la casa hubiera sido un convento, o si simplemente hace alusión a que el edificio fuese la casa del presbítero.
En el Catálogo de Elementos Protegidos de la localidad, la Casa de los Camacho figura inscrita con una protección integral, extendiéndose ésta al patio trasero (número 7 de la vivienda).
Localización: Calle de la Iglesia, 5, 7 y 9. 28595 Estremera.
Además de las casas señoriales que hemos visto anteriormente, tenemos en Estremera varios ejemplos de Viviendas urbanas que se hallan situadas, fundamentalmente, en las calles que desembocan en la Plaza de Juan Carlos I. Se trata de casas unifamiliares con fachadas de grandes dimensiones, construidas entre medianeras con características típicas de la arquitectura culta y provistas de patios, o corrales, en la parte trasera, quedando éstos rodeados por el resto de dependencias auxiliares, las cuales dan a otra calle, ocupando de esta manera todo el ancho de la manzana. Cuentan con entre dos y tres plantas de altura, con composiciones simétricas de grandes vanos recercados y rejerías de forja en las ventanas de la planta baja y en los balcones del primer piso. Algunas de estas viviendas disponen de una bodega cuya existencia se intuye por los huecos de ventilación que hay justo a ras del suelo. Las cubiertas son a dos aguas con teja cerámica y son frecuentes los canes177 de madera en los aleros, material que puede también estar presente en al parte baja de estos elementos.
Una de estas casas es la Vivienda urbana de la Calle de la Iglesia, 6, donde podemos ver como ejemplo los canes que mencionábamos antes en el sofito178 del alero del tejado y, entre ellos, la presencia de rosetones policromados dibujados.
Es ésta una casa dividida en dos plantas, con un zócalo en su fachada almohadillado de revoco pintado en color crema que continúa hacia arriba hasta enmarcar los huecos abiertos en la planta baja. Los vanos del primer piso, todos ellos balcones con baranda de forja, presentan molduras que los recercan, así como una franja también moldurada que forma plinto179 con una doble pilastra que hay a ambos lados de la fachada. La puerta de acceso denota el carácter agropecuario de la vivienda, siendo ésta un portón de madera pintada con remaches de hierro dividido en dos hojas y con una portezuela más pequeña en la de la derecha para facilitar el paso a las personas.
Este edificio tiene una protección ambiental de segundo grado, según se recoge en el Catálogo de Elementos Protegidos de la ciudad.
Localización: Calle de la Iglesia, 6. 28595 Estremera.
Otro ejemplo es la Vivienda urbana de la Calle de la Iglesia, 19 (actual 21). Igual que la anterior, es de dos plantas y cuenta con un zócalo almohadillado, si bien posee un carácter más urbano, distinguiéndose de las demás casas de esta calle por el color terroso de su fachada, frente a las paredes blancas que estamos acostumbrados a ver por el casco urbano de Estremera.
Cuenta, igualmente, con un prominente alero de madera sostenido por canecillos moldurados del mismo material. La puerta es también de madera, en este caso barnizada y sin pintar, con tallado en los cercos, mainel180 y cuarterones181. En cuanto al resto de huecos abiertos en la fachada principal, tanto los del primer piso como los de la planta baja se encuentran recercados por el almohadillado que vemos en el zócalo, teniendo además rejerías de forja. El inmueble tiene, asimismo, una bodega, lo que podemos saber por las ventanas que, como en la casa del número 6, hay a ras del suelo.
El Catálogo de Elementos Protegidos municipal le da a esta vivienda una protección ambiental.
Localización: Calle de la Iglesia, 19 (actual 21). 28595 Estremera.
El último edificio que veremos de esta tipología, a pesar de haber varios más en el resto del pueblo, será la Vivienda urbana de la Plaza de San Isidro, 5.
Se trata de una casa bastante más modesta que las anteriormente vistas y carente, por tanto, de las características cultas, arquitectónicamente hablando, que ya habíamos percibido en las demás, como por ejemplo la presencia de elementos ornamentales de órdenes neoclásicos y de almohadillados. Los que tiene son, más bien, de carácter popular, aunque es de destacar la simetría de su fachada, el recercado de los huecos, el recrecido del revoco en el dintel con orejas, los canecillos de madera en la cornisa, el sofito de azulejos, el balcón corrido para los vanos de la primera planta y la línea de imposta hecha con azulejos.
Como las otras, el Catálogo de Elementos Protegidos otorga a esta casa una protección ambiental.
Además de las casas de tipología urbana, Estremera cuenta con algunas Viviendas rurales distribuidas por su término, sobre todo en los extremos del municipio, donde, a medida que nos alejamos del centro, se van convirtiendo en casas-cueva, o donde algunas conservan sus huertas en la parte posterior. Sin embargo, es el núcleo y las calles que desembocan en la Plaza Juan Carlos I la zona en la que se agrupan los edificios de este tipo, de mayor tamaño y calidad constructiva.
Este tipo de inmuebles tiene, generalmente, unas dependencias agropecuarias anejas, suporponiéndose esta función, la agraria, con la residencial en una misma parcela, ejerciendo el patio trasero o lateral un papel de espacio distribuidor. En cuanto a la organización de las casas, éstas siguen un patrón prácticamente igual: el cuerpo residencial se dispone en la parte de la fachada principal y el patio abierto con naves rodeándolo (algunas con acceso desde calles próximas por medio de portalones que hoy casi han desaparecido).
La parte residencial se divide en dos plantas: una, la baja, es la principal, donde se instalaban las habitaciones y las cuadras, y la otra, la superior, es una especie de altillo utilizado usualmente como pajar y granero, con estrechos ventanucos que permiten su ventilación. Algunas casas cuentan con un piso más con balcones. Asimismo, algunas de estas viviendas tienen un espacio excavado a modo de cueva con distintos usos, como algunos relacionados con la producción del vino, o también como fresquera o incluso como almacén. Estas bodegas se dejan ver en la fachada por pequeños vanos abiertos a ras de la acera, tal y como podemos observar en la Vivienda rural de la Calle San José María Rubio, 9, edificio que fuera antiguo Hospital de San Miguel, como indican en el Catálogo de Elementos Protegidos de Estremera; de dos plantas y con cubierta inclinada, cuenta con una zona cubierta con fachada que da al patio con una estructura de madera.
Las construcciones se hacen con mampostería de piedra de yeso, revocando posteriormente sus muros con cal y arena donde hoy tenemos enfoscados183, aunque a veces se usaba igualmente tapial y adobe184, además de machones de ladrillo y entramados de pies derechos de madera, material este último traído desde el Alto Tajo por esta vía fluvial, dado que no era muy abundante en la zona en la que nos encontramos. Las cubiertas, de teja cerámica curva, se hacían, normalmente, a dos aguas, si bien algunas más primitivas eran a una sola vertiente, con armaduras con rollizos185 de madera o pares186 que iban empotrados en el muro o sobre durmientes188 para, así, formar el alero con suaves cornisas, ejemplo que podemos contemplar en la Vivienda rural de la Calle del Río, 5 y 7.
Visualmente, hay una apariencia de gran homogeneidad, quedando las fachadas ordenadas por medio de amplias bandas horizontales de iguales acabados y alturas similares, dos o tres plantas sin ninguna disposición predeterminada ya que no se persigue la simetría con la puerta de acceso ni la ordenación de las pequeñas ventanas, éstas con rejas y balcones en el primer piso; las que cuentan con tres plantas, usan la última como cámara o desván, mientras que las de dos ubican esta dependencia en el primer piso o en la parte posterior de la casa.
Ambas casas se encuentran incluidas en el Catálogo de Elementos Protegidos del municipio, gozando de distintos grados de protección: la vivienda de la Calle San José María Rubio, 9, estructural, la de la Calle del Río 5 y 7, ambiental, y el escudo que presenta ésta en su fachada principal, integral.
Localización: Calle de San José María Rubio, 9 y Calle del Río, 5 y 7. 28595 Estremera.
El tercer tipo de construcciones residenciales que podremos encontrar en el pueblo es el de las Viviendas urbano-rurales, las más abundantes en Estremera y las cuales pueden haber sido levantadas de nueva planta o edificaciones populares que han ido modificándose. Se trata de casas de dos o tres plantas, fachadas encaladas, huecos ordenados y balcones con rejas carentes de decoración. Las parcelas en las que se alzan son habitualmente amplias, con anchas fachadas a la calle. Dos elementos destacados en estos inmuebles son, por un lado, las bodegas, muestra de la producción de vino de la zona, y por otro, las cámaras, ubicadas normalmente en la tercera planta, lugar utilizado para almacenar el grano.
En las casas populares que se han ido modificando, se pueden ver características de la arquitectura rural, ampliándose la vivienda, ocupando con habitaciones las cámaras, ocultándose las dependencias agropecuarias al transformar los corrales en patios con jardín, refinándose los acabados y decorando, a veces, los vanos y cornisas; también es frecuente que se agranden los huecos y se instalen balcones en la primera planta, y que se realicen los aleros en los tejados, con cornisas molduradas y canecillos de inspiración clásica. Es común ver casas de tres alturas (una o dos en las partes traseras).
En cuanto a los edificios de nueva construcción, sus rasgos son comunes a los de la arquitectura popular, usándose en las obras materiales mejores para los muros de carga, con mampostería de piedra de yeso y refuerzos de ladrillo, y fachadas encaladas; para las cubiertas, se utilizan armaduras de madera bien labrada, teja árabe curva y canecillos decorados en los aleros del tejado.
Una de las casas destacadas de este tipo es la Vivienda urbano-rural de la Calle Albollón, 26, que cuenta con tres plantas, balcones de forja en el primer piso y algo de recercado de revoco en los vanos de las plantas primera y segunda, si bien estos huecos se hallan descentrados en la planta baja.
Otra de ellas es la Vivienda urbano-rural de la Calle del Río, 2, edificio de tres plantas, con huecos ordenados, balcón corrido en el segundo piso y cubierta a dos aguas. La importancia de este edificio radica en el escudo nobiliario que presenta en su frente.
El escudo de la casa de la Calle del Río tiene una protección integral, según se especifica en el Catálogo de Elementos Protegidos de la localidad.
Localización: Calle Albollón, 26 y Calle del Río, 2. 28595 Estremera.
Avanzamos por la Calle del Río y llegamos a la zona más periférica del casco urbano, lugar en el que se fue emplazando un tipo de vivienda que conocemos como Casas-Cueva: cuevas destinadas a un uso residencial desde tiempos muy remotos y cuya proliferación debemos al tipo de terreno de la zona, fácil de trabajar a pico, y a la topografía del valle del Tajo, con montes de poca altura. Un buen ejemplo lo encontramos en la Casa-Cueva de la Calle del Río, frente a la Calle del Pozo de la Nieve.
Si bien sabemos que este uso de las cuevas se remonta a épocas muy antiguas, los primeros datos escritos que tenemos de ello, de las que podemos considerar cuevas modernas, desde la fundación de Estremera nos los da Pascual Madoz en su Diccionario, momento en que cita la existencia de 60 cuevas habitadas. Aproximadamente una centuria después, el nomenclátor189 del año 1930 da una cifra de 144 cuevas de un total de 643 viviendas, es decir, un 22% de éstas, aunque ningún cronista del siglo XX da cuenta de ello. Al respecto de esto, en el tomo XVI de la colección “Arquitectura y Desarrollo Urbano. Comunidad de Madrid”, dedicado a la zona Este, apuntan que quizás “lo lógico sería pensar que este tipo de vivienda no se menciona porque dejó de existir, pero sorprendentemente todavía hay cuevas habitadas en Estremera”; sin embargo, explican, citando el Diccionario Geográfico de España, del año 1957, que “se dan datos del número de edificios destinados a viviendas, que son 540 y el de edificios destinados a otros usos: 105; pensamos que es extraño que se destinen tantos edificios a otros usos, y que seguramente este debía ser el número de cuevas existentes por esas fechas”.
Entre el valle del Tajuña y el del Tajo, se dan dos tipos de cuevas, las excavadas en las laderas y las que lo están en montes bajos, pero son estas últimas las que existen en Estremera, a excepción de la Ermita del Santo Cristo. Su construcción se hace abriendo primero una zanja larga y ancha que, después, será la calle de acceso; a ambos lados de la zanja, se excavan las cuevas, algunas de ellas ampliadas con cuerpos delanteros que les dan una imagen de casa tradicional, sabiéndose que estamos ante una cueva porque la cubierta es de tierra, así como por las chimeneas que se ven en medio de la hierba. Otras veces se retranquean con respecto a la alineación de la calle, por lo que se crea así un patio delantero, lugar donde se hace la vida en épocas de buen tiempo. Éste es el tipo de vivienda que podemos encontrar en la zona Sur del municipio y en las calles que se prolongan más allá del casco urbano, como la del Río. El corte de la zanja nos da directamente la fachada, que es encalada para protegerla de erosiones, y a partir de ésta se comienza a excavar, pudiendo ser adaptadas y agrandadas con más habitaciones según las necesidades. Sin embargo, algunos autores afirman que la distribución interna guarda un esquema común en todas las cuevas: se tiene siempre la presencia de un vestíbulo de entrada, rectangular y alargado hacia el interior, que es el que recibe más luz, pues cuenta con la puerta de entrada; la sala de estar es la estancia principal de la casa y, a partir de ella, parten los pasillos hacia el resto de dependencias y los pasos hechos en los muros que separan las habitaciones, muros éstos con un espesor de entre 60 cm y un metro; la cocina suele estar a un lado del vestíbulo, con una ventana en la fachada y un hogar con chimenea; la cantidad de dormitorios varía de una cueva a otra, en función de las necesidades familiares, y tienen forma rectangular o cuadrada, quedando el principal al lado contrario de la cocina, con ventana en la fachada, y siendo el resto interiores, a menos que la fachada sea amplia; el almacén no tiene una forma predefinida y no va revestido, y comúnmente se ubica al fondo de la casa; el baño es una ampliación exterior, adosado a la vivienda, nunca dentro.
Las cubiertas son abovedadas, mientras que los suelos, antaño de tierra apisonada, son actualmente de baldosas cerámicas, terrazo o incluso cemento. Los revestimientos interiores y exteriores son enjalbegados190. Estas cuevas suelen contar con una chimenea que sale directamente del terreno, dotando así de ventilación a la casa y proporcionando una salida de humos, así como dando iluminación al interior; por dentro, estas chimeneas son circulares o cuadradas, y al exterior, troncocónicas191 o prismáticas194. Están construidas con un aglomerado de yeso y piedras, y revestidas con una lechada196 de cal. También es frecuente que presenten un tejadillo en la parte superior de la fachada que sale de la tierra de manera directa; éste, de teja cerámica, placa ondulada de fibrocemento o chapa lisa, protege la entrada de la casa y la fachada de la lluvia, prolongándose en algunos casos hasta formar un porche.
Localización: Calle del Río, frente a la Calle del Pozo de la Nieve. 28595 Estremera.
En los años 40 del pasado siglo XX, en particular el 5 de mayo de 1941, las autoridades toman una decisión de gran calado para la agricultura y, por tanto, para la economía de Estremera. Ese día, se aprueban los proyectos de construcción del Canal de Estremera, una gran obra por la que se hará un cauce artificial que, tras tomar las aguas del río Tajo y conducirlas a lo largo de sus 38 km de extensión, permitirá el riego de 3.000 ha. de tierras de cultivo de los municipios de Driebes, en la provincia de Guadalajara; Estremera, Fuentidueña de Tajo, Villamanrique de Tajo y Colmenar de Oreja, en la de Madrid; y Villarubia de Santiago, en la de Toledo.
La idea de la construcción de un canal que, tomando las aguas del río Tajo, permitiese el regadío de la Vega del Tajo, al igual que la Comunidad de Regantes, ya existía en 1852, año en que el gobierno dio una concesión para la construcción de dicho canal a Pedro Valls. Los regantes llegaron a un acuerdo firmado con Valls, por el que le pagaban un diezmo a cambio de que éste realizara la obra. Sin embargo, el 18 de marzo de 1859, sin tener ni siquiera proyecto de construcción, traspasó este acuerdo a una sociedad llamada Pedro Antonio González y Compañía, que, igualmente, traspasó lo firmado sin haber llevado a cabo ninguna intervención.
El nuevo comprador, la Sociedad de Crédito y Fomento Banco de Madrid, contrató al ingeniero José Almazán para que proyectase la obra, pero lamentablemente esta sociedad quebró y la concesión caducó. En 1872, el antiguo gerente de Banco de Madrid solicitó una nueva concesión, pero no pudo construir nada y los regantes, después de varios años pagando sin ver ninguna obra, solicitaron el fin de la concesión, lo que obtuvieron en 1879. En 1882, la Comunidad de Regantes solicita una concesión a su favor que, para 1886, aún no les había sido dada ante las dudas que tenían los miembros de Villamanrique.
Habrá que esperar hasta los años 40 para la construcción de este canal. La forma de conseguir su realización fue algo curiosa ya que se debe al párroco de la localidad, don Teófilo Roldán, quien, ante la situación de hambre y falta de trabajo existente en el pueblo, decidió escribir al Jefe del Estado, el general Franco, sugiriendo su construcción. Pocos días después, don Teófilo es citado en el Ministerio de Obras Públicas para tratar de la construcción del canal, una cita tras la cual quedó pendiente de estudio el proyecto. Dos meses después, el párroco es citado al palacio de El Pardo, residencia del Jefe del Estado, en donde se le comunica la decisión de construirlo. A su vuelta al pueblo, todo el mundo estaba esperando a don Teófilo para llevarlo en brazos hasta la iglesia, donde se cantó un “Te Deum” (“A ti, Dios”, cántico cristiano de acción de gracias).
Recientemente, en la segunda década del siglo XXI, se ha llevado a cabo una importante reforma del Canal de Estremera, con el fin de sustituir el riego a manta197 por sistemas de riego a presión y ahorrar así unos 13 hectómetros cúbicos al año. Para ello, y entre otras actuaciones, se instalaron más de 23 km de tuberías de presión, se habilitaron cuatro puntos de captación de agua del río Tajo y se construyeron cuatro estaciones de bombeo. El agua pasó así de discurrir por un canal al descubierto a hacerlo por una tubería a presión.
Localización: Atraviesa el municipio de Este a Oeste, entrando en éste por las Coordenadas de Google Maps (40.15933, -3.06852) y saliendo de él para entrar en el municipio de Fuentidueña de Tajo en las Coordenadas de Google Maps (40.14031, -3.13915). 28595 Estremera.
Al Sudoeste del pueblo, a una distancia de unos 4,4 Km siguiendo el Camino de Fuente Amarga, se encuentra la Sima, un hoyo en el terreno de unos ocho metros de profundidad utilizado en otros tiempos como corral para el ganado y en el que aún se conservan, en la pared Sur, los restos de un pequeño cobertizo. Éste forma parte de una de las rutas señaladas por la asociación cultural estremereña La Tercia para, ya sea a pie o en bicicleta, disfrutar de los diversos paisajes que rodean la población. En particular, ésta es la Ruta B, o Ruta por las Cañadas, por la que recorreremos un terreno con pequeñas alturas y un gran número de vaguadas dedicado al cultivo de secano y en la que contemplaremos la zona que ha sido reforestada198.
Localización: Coordenadas de Google Maps (40.15397, -3.13731). 28595 Estremera.
La carretera M-241 cruza el río Tajo, al Sur del núcleo urbano de Estremera, sobre un puente de tres arcos rebajados199 construido en hormigón en cuanto a lo que respecta a las bóvedas de los arcos, tajamares201, pilares y pretiles. En los trasdoses202 centrales, cuenta con sendos canales de desagüe.
Este puente esta incluido en el Catálogo de Bienes Protegidos de la localidad como Patrimonio Industrial y Etnográfico, gozando de una protección estructural.
Localización: En la M-241 sobre el río Tajo. Coordenadas de Google Maps (40.14425, -3.09632). 28595 Estremera.
Desde muy antiguo, la vega del Tajo ha sido un lugar cuya fertilidad ha propiciado los asentamientos de núcleos de población dentro del término de Estremera, siendo aprovechados así los recursos que daba el propio río para las labores agrícolas y ganaderas. Al Sur del Tajo, dentro aún de los límites del municipio, se mantienen dos fincas de interés, referentes ambas en materia agrícola en la Comunidad de Madrid. Una de ellas es la Finca de los Arenales.
En el año 1868, es aprobada la ley de colonias agrícolas, con el fin de fomentar el cultivo de terrenos que se encontrasen entre municipios extremadamente alejados y sin entidades de población intermedias. Los propietarios de estos terrenos se acogían a los beneficios que proporcionaba esta ley para tener de este modo exenciones fiscales durante los años que durase la concesión; a cambio, éstos estarían obligados a construir nuevas casas, debiendo estar la explotación a más de un kilómetro de distancia del pueblo.
A pesar de que la norma exigía un máximo de 200 hectáreas para poder acceder a dicha concesión, daba los mismos privilegios a aquellas granjas de cultivos extensivos, lo cual habían solicitado algunos propietarios cuando los terrenos tenían incluso más de 100 hectáreas de más conforme al máximo permitido.
Algunas fuentes suponen que esto es precisamente lo que haría el Marqués de Remisa en el momento en que solicitó la “Granja Arenales”, que contaba nada más y nada menos que con una extensión de 600 hectáreas, solicitud que le fue concedida en el año 1875 por un período de veinte años. Esta finca, a unos 9 kilómetros de Estremera, era de secano y se dedicaba principalmente al cultivo de cereales. Según se cita en el nomenclátor de 1888, se construyeron tres casas de las cinco que había previstas en la concesión, citándose también una población de 11 habitantes. Esta concesión terminaba en 1894, pero no se tienen datos de la evolución de la finca hasta 1930, año en que desaparece una casa, aunque la población había aumentado hasta llegar a los 19 habitantes. A partir de la Guerra Civil, el lugar se consolida como colonia agrícola, multiplicándose así las viviendas y creciendo de manera considerable su población (12 casas y 54 habitantes en 1950).
El conjunto que hoy conocemos, ubicado a un kilómetro y medio del río, lo conforman cinco cuerpos. En primer lugar, la casa principal, junto con una larga nave porticada donde se halla la bodega y otra nave de viviendas para los colonos, forman una “U” que deja en su centro un patio privado arbolado y cercado. Los otros dos cuerpos están destinados, uno, a viviendas, y otro, a labranza, quedando ambos dispuestos de forma simétrica al otro lado de la nave larga, conformando de este modo otra “U” en el lado contrario del patio, pero en este caso abierta al campo y con un terreno utilizado para las propias labores de la explotación.
La casa principal, que cuenta en su interior con una capilla privada, ha sufrido con el tiempo una reforma total; sin embargo, la nave porticada que se halla perpendicular a la casa, a pesar de haber sido también reformada, ha mantenido la bodega con su estructura original: pies derechos con zapatas y carreras conservados, y cubierta con palos de madera; solado de baldosas de barro aparentemente original; y grandes tinajas de vino. Asimismo, en las casas continúan viviendo todo el año los colonos (trabajadores que laboran en la finca). A estas construcciones hay que sumar, a unos 1.300 metros y junto al río, un conjunto pecuario203 simétrico y ordenado formado por varias naves que crean dos patios interiores, dentro de los que hay otras dos naves en diagonal. En el centro de la nave más larga, enfrentados a la casa, destacan cuatro depósitos circulares; al otro lado del río, está el foso, destinado al estiércol.
En la actualidad, la explotación agropecuaria instalada en la finca lleva el nombre de “Hecop Finca Arenales”. Como cuentan en la propia web de la empresa, el lugar también es conocido como “Dehesa Arenales” y en mayo de 1953 fue comprado por don José Cosío Gómez a doña María de la Figuera y de la Cerda, momento a partir del cual ha tenido distintas transformaciones de todo tipo. Cuenta hoy con una casa principal, una bodega contigua con cámaras sobre ella para guardar granos, una casa para el mayoral, otra casa con seis viviendas que tiempo atrás fue caballeriza, una cuadra, un establo y un pajar. En 1989, fue constituida una sociedad mercantil que llevaría el nombre de “Inmobiliaria Cosío, S.A.”, con la aportación de las fincas que conformaban dicha explotación; en 1996, cambiaría su nombre al de “Hecop, S.L.”, empresa que actualmente tiene la titularidad de la finca.
En los terrenos cultivables (unas 600 hectáreas), se producen más de 4.000 toneladas al año de cereales –siendo el principal el maíz, con más de 3.000 toneladas anuales, seguido de la cebada, con entre 500 y 1.000 toneladas al año– , aceitunas, guisantes, ajos y alfalfa. Igualmente, la finca cuenta con una cabaña ganadera de 700 cabezas de ganado ovino de las razas Manchega y Assaf, con la que se produce carne y leche, estando además la empresa asociada a la Cooperativa Castellana de Ganaderos, que produce el Queso de Campo Real.
Según el Catálogo de Elementos Protegidos municipal, la finca cuenta con una protección estructural que se extiende a la nave porticada y a la estructura de la cubierta de las naves, mientras que el resto de la construcción goza de una protección ambiental.
Localización: El acceso principal está en el Km. 68 de la A3 Madrid-Valencia, por la comarcal CM-241. 28595 Estremera.
En el límite Este de Estremera, lindando con el municipio de Barajas de Melo (Cuenca), tenemos la otra explotación agropecuaria a la que hacíamos referencia en el artículo anterior. Se trata de la Finca de San Pedro, de la cual no se tienen prácticamente datos acerca ni de su creación, ni de cuándo son las edificaciones que la componen. Se cree, por las respuestas dadas en la Relaciones de Felipe II, que la finca se levanta en el antiguo despoblado tardo medieval de Armuña, que ubican junto al río y que tenía una iglesia bajo la advocación de San Pedro: “en un pueblo despoblado de Armuña se dice la iglesia señor San Pedro, y está junto al río Tajo”. Este despoblado era utilizado para labrar su término, quedando documentada su pertenencia al alfoz de Estremera ya en el siglo XIII.
Asimismo, la presencia de un molino en el Tajo, a tres cuartos de legua204, ya se describe en las citadas Relaciones. En 1752, se dice en el Catastro de Ensenada que hay un molino harinero en ruinas y sin uso, pero treinta años más tarde, en las Descripciones del Cardenal Lorenzana (1782), se apunta que hay un molino harinero de seis piedras, por lo que podríamos suponer que fue reconstruido o levantado de nuevo en este período de tiempo. Éste será descrito por Madoz en su Diccionario (1846) como uno de los mejores molinos de la ribera. En la actualidad, hay una central eléctrica con una presa de pequeño tamaño en un desvío que hace el río, muy cerca de donde quizás debía de estar la barca; de hecho, se dice que aún se conserva el llamado “árbol de la barca”, a cuyo grueso tronco se ataba la maroma con la que se tiraba de la embarcación.
Hoy, hay una casa de labor antigua, de carácter rural, sobre una plataforma un tanto elevada sobre el nivel del río, que cumple el papel de vivienda para los trabajadores de la finca. Está construida de tapial con yeso y enjalbegado de cal, tiene forma de T y está compuesta de dos plantas; el cuerpo frontal se cubre con un tejado a tres aguas, mientras que el perpendicular lo hace con una estructura a dos vertientes hecha con un entramado de madera y teja cerámica curva. A ambos lados del cuerpo central, apoyados en el del fondo, hay sendos patios vallados, uno de los cuales se ha convertido en cochera.
El patio conserva un solado hecho con guijarros205 y un porche con pies derechos de madera originales. Prácticamente toda la casa, salvo la cochera, ha conseguido conservarse con su estado original, al menos la parte exterior. Los accesos se cubren con tejadillos o con una albardilla207. Los huecos que se abren en las fachadas no guardan ninguna alineación, siendo, además, de diferentes tamaños.
Tras esta casa, en pendiente conforme al río, hay otra más pequeña que parece más reciente. Cerca, hay naves modernas y un silo en el que se guarda el maíz cosechado.
Según consta en el Catálogo de Elementos Protegidos de la localidad, hay una protección estructural sobre la cubierta y el porche, mientras que el resto de la construcción se protege ambientalmente.
Localización: n la confluencia de las Calles de Don Bernardo Montejano y Clamoneras. 28595 Estremera.
En Estremera, se encuentra uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de la Comunidad de Madrid, la Cueva de Pedro Fernández, o Sima de las Yeseras, dentro de los terrenos de la Finca de San Pedro, en el que han aparecidos restos de la Edad del Bronce209 inicial y medio. Este yacimiento, hallado en el año 1971 por el Grupo Espeleológico Standard, está formado por una serie de galerías excavadas en suelo yesífero que suman una longitud total de unos cuatro kilómetros. En virtud a los restos de que consta, se pueden situar en ella hasta tres funcionalidades distintas, como son las de cueva-necrópolis, cueva-santuario y cueva de habitación, sin que éstas impidan el que aparezcan más en un futuro. Entre todo lo encontrado en las primeras exploraciones, destacan la sala llamada “La Cocina”, la cual contaba con una repisa en alto en la que se alineaban diversas vasijas enteras; dintintos enterramientos hallados en galerías más alejadas; y una serie de pequeños hoyos que, al compaginarlos con pies derechos, podrían pasar por un santuario. En el momento de escribir estas líneas (agosto de 2018), aún no ha aparecido la entrada principal de la cueva y el único punto de acceso es la sima que quedó tras el hundimiento de una bóveda hipogea217 de unos nueve metros de alta y dos de diámetro.
Por el Decreto 1704/1972, de 15 de junio, se declaró como de utilidad pública la intervención necesaria para revalorizar el yacimiento “Dehesa de San Pedro”, siendo estudiada y explorada la cueva, hasta el año 1979, por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) con el apoyo del anterior grupo espeleológico. En este último año, comenzó, bajo la dirección del arqueólogo don José Sánchez Meseguer, la excavación del yacimiento, lográndose obtener un gran número de restos que aumentaron su datación desde el Calcolítico Decreto 1704/72 hasta una Edad del Bronce muy avanzada.
La cueva se puede dividir en dos zonas; Las Molederas, en la que se engloban las galerías con niveles de habitación del lado oriental, y La Encrucijada, compuesta por las del lado occidental, también con niveles de habitación y con unas piletas excavadas en el suelo, o construidas sobre él, utilizadas en algún caso para recoger agua de lluvia, y unas fosas, semejantes a los fondos de cabaña218, rellenadas con, entre otros elementos, restos de fauna, conchas, carbón, cerámica, cuentas de collar, cantos rodados, molederas219 y punzones.
En varias de las galerías de ambos sectores, se encontraron enterramientos humanos de carácter primario, esto es, colocados en el suelo junto, en algunos casos, su ajuar fúnebre. Otro tipo de restos hallados, allí donde las paredes se juntan con el suelo, ha sido los de tipo secundario, es decir, restos humanos amontonados. Igualmente, en algunas paredes han salido a la luz grabados con un significado todavía no descubierto.
Entre los diferentes elementos aparecidos en las cuevas, hay huesos de animales (buey, cerdo, cabra, oveja, conejo); elementos de sílex (cuchillos, puntas de flecha, etc.); de piedra pulimentada (pequeñas hachas, azuelas, cuentas de collar, etc.); de hueso (punzones, collares con colmillos de jabalí, etc.); de metal (punzones de cobre o de sus aleaciones); de cerámica lisa (cuencos, vasos, etc.); y de cerámica decorada (con acanaladuras, cordones lisos, o impresiones al borde). Asimismo, es de destacar la existencia sobre la sima de los restos de un poblado.
A partir de todo lo aparecido en esta cueva y en otros yacimientos madrileños, varios autores aseguran la existencia en Madrid de un “Bronce Inicial” también llamado Eneolítico220, o “Cultura de Almería”. Entre éstos, está Sánchez Meseguer, quien explica su existencia como el resultado de una evolución de la población indígena al entrar en contacto con otras culturas metalúrgicas, de ahí que aún se encuentren elementos propios del Neolítico, como las cerámicas con decoración de cordones, el tipo de cuencos y ollas, o el de algunos enterramientos. Igualmente, este arqueólogo justifica la presencia de indígenas en un tipo de lugares donde normalmente no se instaló la población del Neolítico por la posible existencia de un cambio climático en el que aumentaran las lluvias y esto les forzara a localizar zonas más secas, desplazándose hacia el Sur, lejos de la sierra, lugar de los yacimientos del Bronce Inicial. No obstante, el tipo de productor agrícola aquí hallado es uno que utiliza molederas y dientes de hoz, lo que lo sitúa en un nivel de desarrollo superior al del Neolítico; es un productor que se desplazó hasta terrenos ricos en caza, como era éste, gracias a los bosques y a la vegetación de monte con que contaba entonces, y en los que encontrar sílex y sal, contando para ello con un yacimiento junto al arroyo Salado.
Gracias a la numerosa información referente al Bronce Medio aportada por la cueva, se puede señalar cómo se da aquí un hábitat en el que coexisten el poblado situado sobre la cueva con la ocupación de su interior, algo que no era normal para una época en la que los poblamientos eran al aire libre y cerca de los ríos. Los enterramientos son en depósito y cuentan con ajuares funerarios formados por vasos de cerámica y, a veces, algunos restos de animales.
En cambio, no se han encontrado restos que atestigüen la existencia de un Bronce Medio avanzado en la zona, habiendo la teoría, según Meseguer, de que esto es posible a una sequía provocada por otro cambio climático que forzó al abandono del lugar.
Tras sus primeras exploraciones, la cueva fue cerrada con el fin de protegerla de entradas indeseadas; sin embargo, en 1987, hubo que proyectar un nuevo cerramiento que sustituyera al anterior, al haber sido éste forzado y la cueva expoliada. En 1988, se cierra nuevamente para ser otra vez violentada la entrada, aunque dada las complicaciones que presentó el acceso, parece ser que los salteadores no llegaron en esta ocasión a pasar hasta su interior. En el año 2010, se volvió a llevar a cabo una exploración de la cueva por un espacio de unas dos semanas, que tuvo como Directora Arqueológica de la expedición a Rosa Rodríguez Herranz, del Departamento de Prehistoria de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), y en la que descendió, uno de los días, el entonces Director General de Patrimonio Histórico Artístico, José Luis Martínez-Almeida.
Localización: Coordenadas de Google Maps (40.12905, -3.07584). 28595 Estremera.
Lourdes Morales Farfán es Licenciada en Periodismo por la Universidad Rey Juan Carlos. ↑
A mediados de 1937, durante la Guerra Civil Española, el gobierno de la República decide la construcción, a partir de diciembre de dicho año, de un enlace ferroviario que uniera las líneas de ferrocarril Madrid-Zaragoza y Madrid-Valencia, dado que, al hallarse Madrid parcialmente rodeada por las tropas sublevadas, la primera sólo podía llegar hasta Guadalajara y la segunda, hasta cerca de Madrid. Surge así, en marzo de 1938 –aunque otras fuentes lo sitúan en el mes de junio–, el Ferrocarril de los Cuarenta Días, o Vía Negrín, que unió las poblaciones de Torrejón y Tarancón, y que se mantuvo en funcionamiento durante el resto de la guerra, transportando alimentos a la capital española. Su nombre lo toma del tiempo que se estipuló para su construcción, aunque al final fueron unos tres meses los que se tardó en terminarlo, un plazo, no obstante, que algunas fuentes consideran excepcional en cuanto a su brevedad, dada la gran longitud de la línea a construir. Sin embargo, esta premura obligó a que la construcción tuviera una serie de peculiaridades, o carencias, como la altura de los túneles, de los que se dice que eran tan bajos que los maquinistas los tomaban a toda la velocidad que el tren podía alcanzar, con el fin de evitar asfixiarse en su interior por el humo de la locomotora.
En 1940, una vez reparadas las dos líneas ferroviarias que unía, se desmanteló el tramo entre Mejorada del Campo y Tarancón con el objeto de utilizar el material ferroviario en la reparación de otras líneas que habían resultado dañadas durante el conflicto. En los años 60, los túneles fueron usados para el cultivo de champiñones, debido a las condiciones de humedad y oscuridad que poseen, y más recientemente, fueron empleados para el rodaje de algunas escenas de la película “Mortadelo y Filemón”, estrenada en 2003.
En Estremera, de aquel Ferrocarril de los Cuarenta Días que sirvió para mejorar el abastecimiento de la capital madrileña, aún quedan algunos túneles y trincheras221, como podemos ver en estas fotos tomadas en mayo de 2017, existiendo, además, el carril-bici que la Comunidad de Madrid habilitó en el tramo existente entre Carabaña y Estremera, de unos 15 km de extensión.
Localización: Coordenadas de Google Maps (40.15635, -3.10821). 28595 Estremera.
- 1 Censo de habitantes: Según el padrón municipal del 1 de enero de 2017 publicado por el INE.↑
- 2 Relaciones Topográficas de Felipe II: Las “Relaciones Topográficas de los Pueblos de España” (o “Relaciones histórico-geográficas de los pueblos de España”, según otros autores), realizadas por orden de Felipe II, fue una obra estadística con la que el rey pretendía dar una descripción lo más detalladamente posible de todas y cada una de las poblaciones que existían en los reinos bajo su mandato. Está formada por un total de siete tomos (seis para pueblos y ciudades, y uno monográfico para Toledo) y su original se encuentra en la biblioteca del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Su estructura es la de un cuestionario concreto con interrogantes (o capítulos, como se llama en la obra) que tratan sobre diferentes aspectos (demográficos, sociológicos, estratégicos, geográficos y económicos) de las localidades. Estas preguntas debían ser respondidas por una delegación de hombres viejos, sabios o letrados, dando tanta información de cada municipio como fuera posible.↑
- 3 Greda: Arcilla arenosa, por lo común de color blanco azulado, usada principalmente para absorber grasa y en la fabricación de cerámica.↑
- 4 Páramo: Terreno yermo, raso y desabrigado.↑
- 5 Margen izquierda: Si estuviéramos en la mitad de un río, mirando hacia donde fluye la corriente (esto es aguas abajo), la margen izquierda sería la orilla situada a nuestra izquierda.↑
- 6 Hastial: En las iglesias, cada una de las tres fachadas correspondientes a los pies y laterales del crucero.↑
- 7 Andrés Marín Pérez: Bibliotecario de la Diputación provincial de Madrid y autor, entre otras, de la “Guía de Madrid”, una obra Geográfica-Histórico-Estadística de la provincia de Madrid publicada en los años 1888-1889.↑
- 8 Almorávide: Dicho de una persona: De una tribu guerrera del Atlas que fundó un vasto imperio en el occidente de África y llegó a dominar toda la España árabe desde 1093 hasta 1148.↑
- 9 Fuero: En España, norma o código históricos dados a un territorio determinado.↑
- 10 Bula: Documento pontificio relativo a materia de fe o de interés general, concesión de gracias o privilegios o asuntos judiciales o administrativos, expedido por la Cancillería Apostólica y autorizado por el sello de su nombre u otro parecido estampado con tinta roja.↑
- 11 Maestre: Superior de cualquiera de las órdenes militares.↑
- 12 Almohade: Seguidor de Aben Tumart, jefe musulmán que en el siglo XII fanatizó a las tribus occidentales de África y dio ocasión a que se fundase un nuevo imperio con ruina del de los almorávides.↑
- 13 Encomienda: Dignidad dotada de renta competente, que en las órdenes militares se daba a algunos caballeros.↑
- 14 Alfoz: Conjunto de diferentes pueblos que dependen de otro principal y están sujetos a una misma ordenación.↑
- 15 Diezmo: Tributo del diez por ciento que sobre el valor de ciertas mercancías recibía el rey. // Contribución que pagaban los fieles a la Iglesia, consistente en la décima parte de sus frutos.↑
- 16 Bastimento: En la Orden de Santiago, derecho de cobrar o pagar las primicias o efectos que constituían las encomiendas de este nombre.↑
- 17 Fanega: Medida de capacidad para áridos que, según el marco de Castilla, tiene 12 celemines 18 y equivale a 55,5 litros, pero es muy variable según las diversas regiones de España. // Medida agraria que, según el marco de Castilla, contiene 576 estadales 20 cuadrados y equivale a 64,596 áreas 21, pero varía según las regiones.↑
- 18 Celemín: Medida de capacidad para áridos, que tiene 4 cuartillos 19 y equivale en Castilla a 4,625 litros aproximadamente. // Medida antigua de superficie que en Castilla equivalía a 537 m2 aproximadamente, y era el espacio de terreno que se consideraba necesario para sembrar un celemín de trigo.↑
- 19 Cuartillo: Medida de capacidad para áridos, cuarta parte de un celemín, equivalente a 1.156 mililitros aproximadamente.↑
- 20 Estadal: Medida de longitud que tiene cuatro varas, equivalente a 3,334 metros.↑
- 21 Área: Unidad de superficie equivalente a 100 metros cuadrados.↑
- 22 Maravedí: Moneda antigua española, efectiva unas veces y otras imaginaria, que tuvo diferentes valores y calificativos.↑
- 23 Portazgo: Derechos que se pagan por pasar por un sitio determinado de un camino.↑
- 24 Arroba: Peso equivalente a 11,502 kg. // Medida de líquidos que varía de peso según las zonas geográficas y los mismos líquidos.↑
- 25 Concejo: Ayuntamiento.↑
- 26 Maestrazgo: Dignidad de maestre de cualquiera de las órdenes militares. // Dominio territorial o señorío del maestre de una orden militar.↑
- 27 Juan Ortega Rubio: Historiador español nacido en Puebla de Mula (Murcia) en 1845 y fallecido en Madrid en 1921. Fue catedrático de historia en la Universidad Complutense de Madrid y publicó, entre otras obras, “Los pueblos de la provincia de Valladolid”, en 1895, e “Historia de Madrid y de los pueblos de su provincia”, en 1921.↑
- 28 Vecino/habitante: Como vecino se contabiliza únicamente al cabeza de familia y cada uno de ellos equivale a 4 o 5 habitantes.↑
- 29 Tapial: Pared o trozo de pared que se hace con tierra amasada.↑
- 30 Chancillería: En la corona de Castilla, cada uno de los dos altos tribunales radicados en Valladolid y Granada.↑
- 31 Censo de Campoflorido: Censo realizado en 1712, siguiendo las órdenes del Real Consejero de Hacienda, con el fin de distribuir, de forma más justa, las cargas asociadas a la Guerra de Sucesión y que constituyó el primer censo de toda España, excepto País Vasco y Navarra. En 1717, tras la orden dada por el Marqués de Campoflorido de concentrarlo en la Secretaría de Hacienda, bajo su mando, tomó su nombre de Censo de Campoflorido.↑
- 32 Catastro del Marqués de la Ensenada: Con el nombre de Catastro del Marqués de la Ensenada se conoce un censo de la población y de la riqueza de Castilla (con excepción de las provincias vascas, que no pagaban impuestos) realizado con fines fiscales, entre los años 1749 y 1756, por el ministro de Fernando VI don Zenón de Semovilla y Bengoechea, Marqués de la Ensenada.↑
- 33 Pechero: Obligado a pagar o contribuir con pecho 34.↑
- 34 Pecho: Tributo que se pagaba al rey, al señor territorial o a cualquier otra autoridad.↑
- 35 Alcacer: Cebada verde y en hierba.↑
- 36 Animal de tiro: Expresión con que son designados los animales domésticos utilizados bien para la tracción animal o bien como animales de transporte.↑
- 37 Bienes de propios: Bienes de un municipio o entidad local menor no afectos al uso común de los vecinos sino a producir rentas patrimoniales.↑
- 38 Abacería: Puesto o tienda donde se venden al por menor aceite, vinagre, legumbres secas, bacalao, etc.↑
- 39 Aguardentería: Tienda en que se vende aguardiente al por menor.↑
- 40 Listonería: Conjunto de cintas o listones 41.↑
- 41 Listón: Cinta de seda de menos de dos dedos de ancho.↑
- 42 Especería: Especiería. // Tienda en que se venden especias.↑
- 43 Alcabalero: Administrador o cobrador de alcabalas 44. // Arrendatario de las alcabalas de alguna provincia, ciudad o pueblo. // Cobrador de tributos o impuestos aunque no sean de alcabala.↑
- 44 Alcabala: Tributo del tanto por ciento del precio que pagaba al fisco el vendedor en el contrato de compraventa y ambos contratantes en el de permuta.↑
- 45 Tejero: Persona que fabrica tejas y ladrillos.↑
- 46 Trajinero: Trajinante. // Que trajina 47.↑
- 47 Trajinar: Acarrear o llevar géneros de un lugar a otro.↑
- 48 Espartero: Persona que fabrica obras de esparto o que las vende.↑
- 49 Soguero: Fabricante o vendedor de sogas.↑
- 50 Relaciones del Cardenal Lorenzana: Cuestionario que constaba de catorce preguntas y que tomaba su nombre del que fuera su promotor, el Cardenal Francisco Antonio de Lorenzana y Butrón (León, 22 de septiembre de 1722 - Roma, 17 de abril de 1804), que las mandó realizar en 1784 para de recabar información de todo tipo sobre la archidiócesis. Dichas preguntas debían ser contestadas por los vicarios, jueces eclesiásticos y curas párrocos del arzobispado.↑
- 51 Censo del Conde de Aranda: El Censo del Conde de Aranda, presidente del Consejo de Castilla, fue encargado entre los años 1768 y 1769 a los obispos que, para ello, recibieron las instrucciones de que, a través de los párrocos de sus respectivas diócesis, recogieran una serie de datos de éstas en un formulario. Así, los datos requeridos eran las circunstancias personales de todos los habitantes adscritos a las diferentes diócesis: edad (hasta 7, 16, 25, 40, 50 y mayores de 50), sexo y estado civil; además, se debía aportar información complementaria sobre el número de exentos en función de su condición: Hidalguía, Real Servicio, Real Hacienda, Cruzada e Inquisición; finalmente, se enumeraban los eclesiásticos y los sirvientes de Iglesia y de Hospitales. Como resultado general se obtuvo la cifra de 9,3 millones de habitantes, si bien se considera que el Censo de Floridablanca 52 (posterior al del Conde de Aranda) es más fiable. Sin embargo, es importante destacar que el Censo del Conde de Aranda es considerado el primer censo, debido a que abarca todo el territorio nacional, además de que, por vez primera, se cuentan personas, no vecinos, a pesar de que omiten los de las tierras de Órdenes Militares; asimismo, y también por primera vez, la población es clasificada por sexo y edad.↑
- 52 Censo de Floridablanca: Censo realizado por el ministro de Carlos III José Moñino y Redondo, Conde de Floridablanca, entre 1786 y 1787, y al que se considera el primer censo de población española realizado con técnicas modernas. En él, se obtuvo información sobre la estructura poblacional conforme a sexo, edad y estado civil, y una ordenación económica de todas las localidades de España.↑
- 53 Lía: Soga de esparto machacado, tejida como trenza, para atar y asegurar los fardos, cargas y otras cosas.↑
- 54 Teniente: Persona que ejerce el cargo o ministerio de otra, y es sustituta suya.↑
- 55 Acólito: En el catolicismo, seglar 56 que ayuda en el altar y administra la eucaristía 57 como ministro 59 extraordinario. // En el catolicismo, monaguillo que ayuda al sacerdote en la misa y en otros actos litúrgicos. // En el catolicismo, eclesiástico al que se le había conferido la superior de las órdenes menores 60, y cuyo ministerio en la Iglesia primitiva era servir al altar.↑
- 56 Seglar: Que no tiene órdenes clericales.↑
- 57 Eucaristía: En la tradición católica, sacramento instituido por Jesucristo, mediante el cual, por las palabras que el sacerdote pronuncia, se transustancian 58 el pan y el vino en el cuerpo y la sangre de Cristo.↑
- 58 Transustanciar: Transformar una sustancia en otra. // En la doctrina católica, convertir el pan y el vino en el cuerpo y sangre de Cristo mediante las palabras de la consagración eucarística.↑
- 59 Ministro: Acólito que ayuda a misa.↑
- 60 Orden Menor: Orden sagrada de ostiario 61, lector 62, exorcista 66 y acólito, suprimidas en el Concilio Vaticano II.↑
- 61 Ostiario: En el catolicismo, eclesiástico al que se le había conferido la inferior de las órdenes menores, y cuyo ministerio en la Iglesia primitiva consistía en abrir y cerrar la iglesia y custodiarla.↑
- 62 Lector: En el catolicismo, eclesiástico al que se le había conferido la segunda de las órdenes menores, y cuyo ministerio en la Iglesia primitiva consistía en instruir a los catecúmenos 63 y neófitos 65.↑
- 63 Catecúmeno: Persona que se está instruyendo en la doctrina y misterios de la fe católica, con el fin de recibir el bautismo 64.↑
- 64 Bautismo: Primero de los sacramentos de muchas Iglesias cristianas, que se administra derramando agua sobre la cabeza o por inmersión, y que imprime el carácter de cristiano a quien lo recibe.↑
- 65 Neófito: Persona recién convertida a una religión. // Persona recién admitida al estado eclesiástico o religioso.↑
- 66 Exorcista: En el catolicismo, eclesiástico al que se le había conferido la tercera de las órdenes menores, y cuyo ministerio en la Iglesia primitiva era exorcizar 67 al demonio.↑
- 67 Exorcizar: En el catolicismo, utilizar exorcismos. // Expulsar al demonio de alguien.↑
- 68 Hidalgo: Persona que por linaje pertenecía al estamento inferior de la nobleza.↑
- 69 Sebastián Miñano: Sebastián Miñano y Bedoya (Becerril de Campos, Palencia, 1779 - Bayona, Fracia, 1845) fue, además de escritor, periodista y político, un geógrafo e historiador español, autor del "Diccionario geográfico y estadístico de España y Portugal", una colección de 11 volúmenes publicada entre 1826 y 1829 y que está considerada como la más destacada obra de su tipo hasta la publicación del Diccionario de Madoz 70.↑
- 70 Diccionario de Madoz: El “Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar” es una obra publicada entre los años 1846 y 1850 por Pascual Madoz. Según confiesa el autor, su realización le llevó más de quince años y contó para ello con la labor de veinte corresponsales y más de mil colaboradores. Este Diccionario está formado por 16 volúmenes en los que se describen todas las poblaciones de España, incluyendo en algunos casos su historia.↑
- 71 Señorío: Territorio perteneciente al señor. // Dignidad de señor.↑
- 72 Alberguería: Posada, mesón o venta. // Casa destinada para recoger a los pobres.↑
- 73 Cayetano Rosell y López: Bibliógrafo, dramaturgo, editor, historiador y traductor español nacido en Aravaca (Madrid) en 1817 y fallecido en Madrid en 1833. Oficial archivero de la Biblioteca Nacional en 1844 y miembro de la Real Academia de la Historia en 1856, que entre muchas otras obras, de ellas algunas comedias y zarzuelas, además de traducciones, escribió en 1865 la “Crónica de la provincia de Madrid”.↑
- 74 Hectárea: Medida de superficie equivalente a 100 áreas.↑
- 75 Cordelaje: Relacionado con las cuerdas.↑
- 76 De hecho y de derecho: Que, además de existir o proceder, existe o procede legítimamente.↑
- 77 Altar colateral: Dicho especialmente de las naves y de los altares: Que están a uno y otro lado de otro principal.↑
- 78 Ménsula: Elemento perfilado con diversas molduras, que sobresale de un plano vertical y sirve para recibir o sostener algo.↑
- 79 Barbacana: Muro bajo con que se suelen rodear las plazuelas que algunas iglesias tienen alrededor de ellas o delante de alguna de sus puertas.↑
- 80 Terrizo: Dicho del suelo: De tierra, sin pavimentar.↑
- 81 Alcorque: Hoyo que se hace al pie de las plantas para detener el agua en los riegos.↑
- 82 Renacimiento: Movimiento artístico europeo, que comienza a mediados del siglo XV, caracterizado por un vivo entusiasmo por el estudio de la Antigüedad clásica griega y latina.↑
- 83 Arco de medio punto: Arco que consta de una semicircunferencia.↑
- 84 Orden toscano: Orden que se distingue por ser más sólido y sencillo que el dórico 85.↑
- 85 Orden dórico: Orden que tiene la columna de ocho módulos 86 o diámetros a lo más de altura, el capitel 89 sencillo y el friso 91 adornado con metopas 95 y triglifos 96.↑
- 86 Módulo: Medida que se usa para las proporciones de los cuerpos arquitectónicos. En la antigua Roma, era el semidiámetro del fuste 87 en su parte inferior.↑
- 87 Fuste: Parte de la columna que media entre el capitel y la basa 88.↑
- 88 Basa: Asiento sobre el que se pone la columna o la estatua.↑
- 89 Capitel: Parte superior de una columna o de una pilastra 90, que la corona con forma de moldura y ornamentación, según el orden arquitectónico a que corresponde.↑
- 90 Pilastra: Columna de sección cuadrangular.↑
- 91 Friso: Parte del entablamento 92 en los órdenes clásicos que media entre el arquitrabe 93 y la cornisa 94, en ocasiones ornamentado de triglifos, metopas u otros elementos. // Faja más o menos ancha que suele pintarse en la parte inferior de las paredes, de diverso color que estas. También puede ser de seda, estera de junco, papel pintado, azulejos, mármol, etc.↑
- 92 Entablamento: Conjunto de molduras que corona un edificio o un orden de arquitectura y que ordinariamente se compone de arquitrabe, friso y cornisa.↑
- 93 Arquitrabe: Parte inferior del entablamento, la cual descansa inmediatamente sobre el capitel de la columna.↑
- 94 Cornisa: Parte superior del entablamento de un pedestal, edificio o habitación. // Conjunto compuesto de molduras que sirve de remate de una construcción.↑
- 95 Metopa: En el friso dórico, espacio que media entre triglifo y triglifo.↑
- 96 Triglifo: Adorno del friso dórico que tiene forma de rectángulo saliente y está surcado por dos glifos 97 centrales y medio glifo a cada lado.↑
- 97 Glifo: Canal vertical poco profundo que decora el frente de los triglifos en los órdenes clásicos.↑
- 98 Orden jónico: Orden que tiene la columna de unos nueve módulos o diámetros de altura, el capitel, adornado con grandes volutas 99, y dentículos 108 en la cornisa.↑
- 99 Voluta: Adorno en forma de espiral o caracol, que se coloca en los capiteles de los órdenes jónico y compuesto 100.↑
- 100 Orden compuesto: Orden que en el capitel de sus columnas reúne las volutas del jónico con las dos filas de hojas de acanto 101 del corintio 102, guarda las proporciones de este para lo demás y lleva en la cornisa dentículos y modillones 105 sencillos.↑
- 101 Acanto: Planta de la familia de las acantáceas, perenne, herbácea, con hojas anuales, largas, rizadas y espinosas.↑
- 102 Orden corintio: Orden que tiene la columna de unos diez módulos o diámetros de altura, el capitel adornado con hojas de acanto y caulículos 103, y la cornisa con modillones.↑
- 103 Caulículo: Cada uno de los vástagos o tallos que nacen del interior de las hojas de acanto del capitel corintio y se vuelven en espiral bajo el ábaco 104.↑
- 104 Ábaco: Conjunto de molduras, generalmente en forma de dado, que corona el capitel y tiene la función de recibir directamente la carga del arquitrabe.↑
- 105 Modillón: Miembro voladizo sobre el que se asienta una cornisa o alero, o los extremos de un dintel 106.↑
- 106 Dintel: Pieza horizontal superior de puertas, ventanas y otros huecos, apoyada en sus extremos sobre las jambas 107 y destinada a soportar cargas.↑
- 107 Jamba: Cada una de las dos piezas que, dispuestas verticalmente en los dos lados de una puerta o ventana, sostienen el dintel o el arco de ella.↑
- 108 Dentículo: Cada uno de los adornos con forma de paralelepípedo 109 rectángulo que, formando fila, se colocan en la parte superior del friso del orden jónico y en algunos otros miembros arquitectónicos.↑
- 109 Paralelepípedo: Sólido limitado por seis paralelogramos 110, cuyas caras opuestas son iguales y paralelas.↑
- 110 Paralelogramo: Cuadrilátero cuyos lados opuestos son paralelos entre sí.↑
- 111 Crujía: Tránsito largo de algunos edificios que da acceso a las piezas que hay a los lados.↑
- 112 Apeo: Armazón, madero o fábrica con que se apea 113 el todo o parte de un edificio, construcción o terreno.↑
- 113 Apear: Sostener provisionalmente con armazones, maderos o fábricas el todo o parte de algún edificio, construcción o terreno.↑
- 114 Carrera: Viga horizontal para sostener otras, o para enlace de las construcciones.↑
- 115 Pie derecho: Madero que en los edificios se pone verticalmente para que cargue sobre él algo.↑
- 116 Medianería: Pared común a dos casas u otras construcciones contiguas.↑
- 117 Agua: Vertiente de un tejado.↑
- 118 Mansarda: Buhardilla. // Parte de un edificio situada inmediatamente debajo del tejado, con techo en pendiente y destinada a vivienda. // Ventana que se levanta por encima del tejado de una casa, con su caballete cubierto de tejas o pizarras, y sirve para dar luz a los desvanes o para salir por ella a los tejados.↑
- 119 Pilar: Elemento estructural resistente, de sección poligonal o circular, con función de soporte.↑
- 120 Machón: Pilar de fábrica.↑
- 121 Bóveda vaída: Bóveda formada por una semiesfera cortada por cuatro planos verticales, que corresponden a los lados de un rectángulo inscritos en un círculo.↑
- 122 Apainelado: Arco que consta de varias porciones de circunferencia tangentes entre sí y trazadas desde distintos centros.↑
- 123 Barroco: Dicho de un estilo arquitectónico o de las artes plásticas: Que se desarrolló en Europa e Iberoamérica durante los siglos XVII y XVIII, opuesto al clasicismo 124 y caracterizado por la complejidad y el dinamismo de las formas, la riqueza de la ornamentación y el efectismo.↑
- 124 Clasicismo: Estilo artístico o literario conforme a los ideales de la Antigüedad grecorromana.↑
- 125 Zapata: Pieza puesta horizontalmente sobre la cabeza de un pie derecho para sostener la carrera que va encima y aminorar su vano 126.↑
- 126 Vano: En una estructura de construcción, distancia libre entre dos soportes y, en un puente, espacio libre entre dos pilas o entre dos estribos consecutivos.↑
- 127 Balaustrada: Serie u orden de balaustres 128, y, por extensión, barandilla o antepecho 129.↑
- 128 Balaustre: Cada una de las columnas pequeñas, generalmente con molduras, que con los barandales forman las barandillas o antepechos de balcones, azoteas, corredores y escaleras.↑
- 129 Antepecho: Pretil 130 o baranda que se coloca en lugar alto para poder asomarse sin peligro de caer.↑
- 130 Pretil: Murete o vallado de piedra u otra materia que se pone en los puentes y en otros lugares para preservar de caídas.↑
- 131 Pechina: Cada uno de los cuatro triángulos curvilíneos que forman el anillo de la cúpula con los arcos torales 132 sobre los que estriba.↑
- 132 Arco toral: Cada uno de los cuatro en que estriba la media naranja de un edificio.↑
- 133 Bóveda de cañón: Bóveda de superficie generalmente semicilíndrica que cubre el espacio comprendido entre dos muros paralelos.↑
- 134 Lado del Evangelio y lado de la Epístola: En una Iglesia, se llama lado del Evangelio al situado en la parte izquierda desde el punto de vista de los fieles, mirando estos hacia el altar, mientras que el de la Epístola es el de la parte derecha. Toman este nombre de los lados del presbiterio 135 desde donde se lee el Evangelio y la Epístola durante la misa.↑
- 135 Presbiterio: Área del altar mayor hasta el pie de las gradas por donde se sube a él, que regularmente suele estar cercada con una reja o barandilla.↑
- 136 Contrafuerte: Refuerzo vertical en el paramento de un muro para aumentar su estabilidad.↑
- 137 Clave: Piedra central y más elevada con que se cierra el arco o la bóveda.↑
- 138 Óculo: Ventana pequeña redonda u ovalada.↑
- 139 Sacramental: Dicho especialmente de una palabra o una fórmula: Consagrada 140 por la ley o la costumbre para un acto o ceremonia.↑
- 140 Consagrar: Hacer sagrado a alguien o algo.↑
- 141 Tambor: Pared vertical redonda o poligonal, generalmente con ventanas, que sostiene una cúpula.↑
- 142 Linterna: Torre pequeña más alta que ancha y con ventanas, que se pone como remate en algunos edificios y sobre las medias naranjas de las iglesias.↑
- 143 Chapitel: Remate de una torre, generalmente en forma piramidal o cónica.↑
- 144 Pináculo: Remate piramidal o cónico que en la arquitectura gótica 145 cumple una doble función, estética y estructural.↑
- 145 Gótico: Dicho del arte: Desarrollado en Europa desde finales del siglo XII hasta el Renacimiento y caracterizado, en arquitectura, por el arco apuntado 146, la bóveda de crucería 147 y los pináculos. ↑
- 146 Arco apuntado: Arco que consta de dos centros situados en la línea de arranque.↑
- 147 Crucería: Conjunto de nervios 148 que refuerzan y ornamentan las intersecciones de las bóvedas, típico del estilo gótico.↑
- 148 Nervio: Arco que, cruzándose con otro u otros, sirve para formar la bóveda de crucería. Es elemento característico del estilo gótico.↑
- 149 Ochavado: Dicho de una figura: De ocho ángulos iguales y ocho lados iguales cuatro a cuatro y alternados.↑
- 150 Mampostería: Obra hecha con mampuestos 151 colocados y ajustados unos con otros sin sujeción a determinado orden de hiladas o tamaños.↑
- 151 Mampuesto: Piedra sin labrar que se puede colocar en obra con la mano.↑
- 152 Frontispicio: Frontón. // Remate triangular o curvo de una fachada, un pórtico, una puerta o una ventana.↑
- 153 Mixtilíneo: Dicho de una figura: Que tiene unos lados rectos y otros curvos.↑
- 154 Verdugada: Hilada horizontal, doble o sencilla, de ladrillo en una fábrica de tierra o mampostería.↑
- 155 Mortero: Conglomerado o masa constituida por arena, conglomerante y agua, que puede contener además algún aditivo.↑
- 156 Capellanía: Fundación en la que ciertos bienes quedan sujetos al cumplimiento de misas y otras cargas pías.↑
- 157 Revocar: Enlucir o pintar de nuevo por la parte que está al exterior las paredes de un edificio, y, por extensión, enlucir cualquier paramento.↑
- 158 Arco fajón: Arco de refuerzo de una bóveda.↑
- 159 Columna salomónica: Columna que tiene el fuste contorneado en espiral.↑
- 160 Estípite: Pilastra en forma de pirámide truncada 161 invertida, con un elemento figurativo en la parte superior.↑
- 161 Pirámide truncada: Parte de la pirámide comprendida entre la base y otro plano que corta a todas las aristas laterales.↑
- 162 Rocalla: Decoración disimétrica inspirada en el arte chino, que imita contornos de piedras y de conchas y caracteriza una modalidad del estilo dominante en el reinado de Luis XV de Francia en la arquitectura, la cerámica y el moblaje.↑
- 163 Camarín: En un templo, capilla pequeña, generalmente exenta, donde se rinde culto a una imagen muy venerada.↑
- 164 Plateresco: Dicho de un estilo arquitectónico: Que se desarrolló en España en el siglo XVI y que se caracteriza por una ornamentación que recuerda las filigranas de los plateros.↑
- 165 Cajear: Hacer una caja o hueco en una pieza para ensamblarla con otra.↑
- 166 Decoración a candelieri: Tipo de ornamentación surgido en Italia durante el Renacimiento que recuerda el arte antiguo y que se da tanto en pinturas como en relieves escultóricos de obras arquitectónicas. Es una decoración vegetal en la que se nos muestran hojas de acanto, cintas, etc. y que se da principalmente dentro de las pilastras y columnas, aunque también podemos verlo en retablos dentro de capillas de iglesias y catedrales. En la Península Ibérica, este tipo de ornato se prolongó durante los estilos plateresco y barroco, conociéndose también como “zarcillo de acanto”. Si bien el diseño es un tanto libre por parte del autor, es usual verlo realizado en plafones rectangulares, con un centro hecho con una copa o candelabro y con una decoración simétrica a los laterales.↑
- 167 Venera: Concha de la vieira, semicircular, formada por una valva plana y otra muy convexa, de diez a doce centímetros de diámetro, rojizas por fuera y blancas por dentro, con dos orejuelas laterales y catorce estrías radiales a modo de costillas gruesas.↑
- 168 Sillar: Piedra labrada, por lo común en forma de paralelepípedo rectángulo, que forma parte de un muro de sillería 169.↑
- 169 Sillería: Fábrica hecha de sillares asentados unos sobre otros y en hileras.↑
- 170 Herreriano: Perteneciente o relativo a Juan de Herrera, arquitecto español del siglo XVI.↑
- 171 Bóveda de arista: Bóveda de aljibe. // Bóveda cuyos dos cañones semicilíndricos se cortan el uno al otro.↑
- 172 Encofrado: Molde formado con tableros o chapas de metal o de material análogo, en el que se vacía el hormigón hasta que fragua, y que se desmonta después.↑
- 173 Aparejo: Forma y modo de disponer, tallar y enlazar los materiales de una construcción.↑
- 174 Almohadilla: Parte del sillar que sobresale de la obra, con las aristas achaflanadas 175 o redondeadas.↑
- 175 Chaflán: Plano largo y estrecho que, en lugar de esquina, une dos paramentos o superficies planas que forman ángulo.↑
- 176 Encalar: Blanquear con cal algo, principalmente una pared.↑
- 177 Can: Cabeza de una viga del techo interior, que carga en el muro y sobresale al exterior, sosteniendo la corona de la cornisa.↑
- 178 Sofito: Plano inferior del saliente de una cornisa o de otro cuerpo voladizo.↑
- 179 Plinto: Parte cuadrada inferior de la basa de una columna.↑
- 180 Mainel: Miembro arquitectónico, largo y delgado, que divide un hueco en dos partes verticalmente.↑
- 181 Cuarterón: Cada uno de los cuadros que hay entre los peinazos 182 de las puertas y ventanas.↑
- 182 Peinazo: Listón o madero que atraviesa entre los largueros de puertas y ventanas para formar los cuarterones.↑
- 183 Enfoscado: Capa de mortero con que está guarnecido un muro.↑
- 184 Adobe: Masa de barro mezclado a veces con paja, moldeada en forma de ladrillo y secada al aire, que se emplea en la construcción de paredes o muros.↑
- 185 Rollizo: Dicho de un madero: En forma de rollo.↑
- 186 Par: Cada uno de los dos maderos que en un cuchillo 187 de armadura tienen la inclinación del tejado.↑
- 187 Cuchillo: Conjunto de piezas de madera o hierro que, colocado verticalmente sobre apoyos, sostiene la cubierta de un edificio o el piso de un puente o una cimbra.↑
- 188 Durmiente: Madero colocado horizontalmente y sobre el cual se apoyan otros, horizontales o verticales.↑
- 189 Nomenclátor: Catálogo de nombres propios o de voces técnicas de una disciplina.↑
- 190 Enjalbegar: Blanquear las paredes con cal, yeso o tierra blanca.↑
- 191 Troncocónico: En forma de cono truncado192.↑
- 192 Cono truncado: Parte de cono comprendida entre la base y otro plano que corta todas sus generatrices 193.↑
- 193 Generatriz: Dicho de una línea o de una figura: Que por su movimiento engendra, respectivamente, una figura o un cuerpo.↑
- 194 Prismático: De forma de prisma 195.↑
- 195 Prisma: Cuerpo limitado por dos polígonos planos, paralelos e iguales, que se llaman bases, y por tantos paralelogramos cuantos lados tengan dichas bases, las cuales, según su forma, dan nombre al prisma: triangular, pentagonal, etc.↑
- 196 Lechada: Masa muy suelta de cal o yeso, o de cal mezclada con arena, o de yeso con tierra, que sirve para blanquear paredes y para unir piedras o hiladas de ladrillo.↑
- 197 Riego a manta: Sistema de riego mediante el cual se cubre de agua por completo un terreno plano.↑
- 198 Reforestar: Repoblar un terreno con plantas forestales.↑
- 199 Arco rebajado: Arco cuya altura es menor que la mitad de su luz 200.↑
- 200 Luz: Distancia horizontal entre los apoyos de un arco, viga, etc.↑
- 201 Tajamar: Parte de un apoyo o pila de un puente para cortar el agua y disminuir su empuje.↑
- 202 Trasdós: Cara exterior o superior de un muro, arco, bóveda o cúpula.↑
- 203 Pecuario: Perteneciente o relativo al ganado.↑
- 204 Legua: Medida itineraria, variable según los países o regiones, definida por el camino que regularmente se anda en una hora, y que en el antiguo sistema español equivale a 5.572,7 metros.↑
- 205 Guijarro: Pequeño canto rodado 206.↑
- 206 Canto rodado: Canto pelado. // Piedra alisada y redondeada a fuerza de rodar impulsada por las aguas.↑
- 207 Albardilla: Caballete 208 o tejadillo que se pone en los muros para que el agua de la lluvia no los penetre ni resbale por los paramentos.↑
- 208 Caballete: Línea horizontal y más elevada de un tejado, de la cual arrancan dos vertientes.↑
- 209 Edad del Bronce: Período de la Edad de los Metales 210 posterior a la del Cobre 215 y anterior a la del Hierro 216.↑
- 210 Edad de los Metales: Período prehistórico que siguió a la Edad de Piedra 211 y durante el cual el ser humano empezó a usar útiles y armas de metal.↑
- 211 Edad de Piedra: Período prehistórico de la humanidad, anterior al uso de los metales, caracterizado por el tallado o pulimento de la piedra y que se divide en Paleolítico 212, Mesolítico 213 y Neolítico214.↑
- 212 Paleolítico: Dicho de un período: Primero de la Edad de Piedra, caracterizado por el uso de piedra tallada.↑
- 213 Mesolítico: Dicho de un período prehistórico: Intermedio entre el Paleolítico y el Neolítico.↑
- 214 Neolítico: Dicho de un período: Último de la Edad de Piedra, caracterizado por sus innovaciones en el terreno de la técnica y de la organización económica y social.↑
- 215 Edad del Cobre: Primer período de la Edad de los Metales.↑
- 216 Edad del Hierro: Último período de la Edad de los Metales.↑
- 217 Bóveda hipogea: Bóveda subterránea que en la Antigüedad se usaba para conservar los cadáveres sin quemarlos.↑
- 218 Fondo de cabaña: Un fondo de cabaña sería la hondonada resultante del suelo excavado de una estructura residencial.↑
- 219 Moledera:: Piedra en que se muele.↑
- 220 Eneolítico: Dicho de un período prehistórico: De transición entre la Edad de la Piedra pulimentada y la del Bronce.↑
- 221 Trinchera: Zanja defensiva que permite disparar a cubierto del enemigo.↑
LOCALIZACIÓN Y COMUNICACIONES:
AUTOBUS:
INTERURBANOS:
- Línea 350A: Arganda (Hospital) - Estremera.
- Línea 351: Madrid (Rda. Atocha) - Estremera - Barajas de Melo.
- Línea 355: Fuentidueña de Tajo - Centro Penitenciario - Estremera.
CARRETERAS:
Desde Madrid:
- Por la A-3 > Salida 62 > M-240 > M-241.
TREN:
METRO:
METRO LIGERO/TRAVÍA:
Los datos de comunicaciones se han tomado, en agosto de 2018, web del Consorcio de Transportes de Madrid, de la web web de la asociación cultural La Tercia y de Google Maps.
BIBLIOGRAFIA Y ENLACES EXTERNOS:
- VV.AA.: “Arquitectura y Desarrollo Urbano. Tomo XVI. Comunidad de Madrid”; Edita: Dirección General de Vivienda y Rehabilitación, Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio, Fundación Caja Madrid y Fundación Arquitectura COAM; ISBN: 978-84-451-3210-4; Depósito Legal: M-22.752-2009.
- Agustín Izquierdo (dirección editorial): “Aranjuez y la vega del Tajo”; Colección “Biblioteca Madrileña de Bolsillo / Pueblos y ciudades”; Servicio de Publicaciones de la Consejería de Educación y Cultura de la Comunidad de Madrid; ISBN: 84-451-1584-7; Depósito Legal: M-13744-1999.
- Sebastián de Miñano: "Diccionario Geográfico-Estadístico de España y Portugal. Tomo IV."; Imprenta de Pierart-Peralta, Plazuelo del Cordón, N.1, Madrid; 1826.
- Pascual Madoz: "Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de Ultramar. Tomo VII."; LA ILUSTRACION. Est. Tipográfico-Literario Universal, Calle de la Madera baja, núm. 8, Madrid; 1847.
- Cayetano Rosell y López: “Crónica de la provincia de Madrid.”; Madrid, 1865; Comunidad de Madrid, AGE (COCULSA), Torregalindo, 5 Madrid-16; ISBN: 84-500-9500-X, Depósito Legal: M-41587-1983.
- Andrés Marín Pérez: “Guía de Madrid y su provincia. Tomo I.”; Escuela tipográfica del Hospicio. Calle de Fuencarral, 84, Madrid; 1888.
- Juan Ortega Rubio: "Historia de Madrid y de los Pueblos de su Provincia. Tomo II."; Imprenta Municipal, Madrid; 1921.
- Decreto 1704/1972, de 15 de junio, por el que se declaran de utilidad pública las obras y servicios necesarios para la revalorización del yacimiento arqueológico «Dehesa de San Pedro», en el término de Estremera (Madrid).
- Web de la Explotación Agropecuaria Hecop Finca Arenales
- Plan General de Ordenación Urbana. Catálogo de Bienes Protegidos
- Censo de Pecheros de Carlos I, 1528 (Archivo .xls)
- Censo de la Corona de Castilla, 1591 (Archivo .xls)
- Censo de Campoflorido, 1712 (Archivo .xls)
- Censo del Marqués de la Ensenada, 1752 (Archivo .xls)
- La Población de la Actual Provincia de Madrid en el Censo de Floridablanca (1786) (Archivo .pdf)
- Web oficial de la asociación cultural La Tercia
- ACUAES - Modernización de la zona regable del Canal de Estremera
- "Un pozo de conocimiento", de Esther Alvarado; 15/10/2010, El Mundo
- Dibujos en la roca. El arte rupestre en la Comunidad de Madrid
- DRAE