Miércoles, 2 de septiembre de 2015
Introducción
Cuenca, siglo XVI
- Introducción
- Monumentos y puntos de interés
- Personajes de Cuenca del siglo XVI
- Mapa de los Monumentos y puntos de interés
- Más Cuenca
- Monográficos de Cuenca
El siglo XVI comienza para Cuenca de manera esperanzadora al recolectar los frutos de los esfuerzos realizados durante la centuria anterior en favorecer el comercio y especializarse en la producción de paños de alta calidad, lo cual la ha convertido en un referente de dicho mercado y en una de las cuatro ciudades (las otras eran León, Segovia y Soria) que ostentaban una alcaldía de la poderosa organización ganadera castellana conocida como La Mesta1. Otras labores de cierta importancia eran las que se encuadraban alrededor de la producción de alfombras, el bordado, el curtido, la herrería, la madera, la orfebrería, la rejería, o la tapicería, emprendiéndose además nuevas actividades como la imprenta (a partir de 1528 o 1529) y la fabricación de papel (en 1532 ya había dos molinos dedicados a ello). Quizás un factor más de la bondad de su hacienda y de su origen en el siglo XV sea que, desde el reinado de Enrique IV (Valladolid, 1425 - Madrid, 1474), Cuenca era una de las seis ciudades castellanas que disponían de ceca5.
Esta próspera situación económica, basada casi en su totalidad únicamente en dos motores productivos, la ganadería y la industria textil, traerán consigo un aumento de la población, que llegó a totalizar más de quince mil habitantes a finales de este siglo y una expansión de la ciudad, extramuros de la misma, que la dividió en dos: por un lado, el viejo recinto amurallado medieval, o Ciudad Alta, en la que no caben más ampliaciones, y por otro lado, un nuevo espacio urbano en pleno crecimiento, la Ciudad Baja, configurada alrededor de los caminos que desde las puertas de la muralla enlazaban el municipio con Madrid, La Mancha y Valencia. Una población que, manteniendo la importancia de los nobles, el aumento de importancia de la burguesía gracias al comercio, o la llegada de artesanos y campesinos en busca de mejorar su vida en una rica ciudad, ha visto la desaparición de las minorías; los judíos han desaparecido, convirtiéndose o abandonando el país tras su expulsión en 1492 por los Reyes Católicos; los moros de antes de la conquista de Cuenca se han incorporado a la sociedad cristiana y sólo quedan algunos, procedentes de Granada, de número muy reducido (29 en 1589).
La iglesia conquense es otro los sectores de singular importancia en la ciudad, no en vano el valor de su obispado, 55.000 ducados6, lo situaba en quinto lugar en el conjunto del país tras los de Toledo, Sevilla, Plasencia y Santiago. Así, podemos contemplar cómo fueron llegando e instalándose en Cuenca importantes órdenes religiosas, como, entre otras, los dominicos, los franciscanos, los mercedarios, o los trinitarios; la instalación de un Tribunal Permanente del Santo Oficio (siglo XV); la apertura de los hospitales religiosos de San Antón, San Lázaro, San Sebastián, Santa Lucía (de mujeres) y Santiago; y la llegada o creación de los colegios, igualmente religiosos, de Santa Catalina (en 1516) y de Jesuitas.
La importancia de la ciudad, su riqueza económica y la existencia de un potente estamento eclesiástico dieron como resultado la existencia de notables sectores de la población de gran poder económico (nobleza, burguesía, o alto clero) que favorecieron el desarrollo de las artes con la implantación de arquitectos, canteros, escultores, orfebres o pintores.
Los mayores cambios arquitectónicos de la ciudad se deben a la iglesia, la cual, en este siglo XVI, vuelve a construir el Palacio Episcopal; aprovecha las ruinas del Castillo para erigir sobre ellas el Tribunal de la Inquisición; construye intramuros los conventos de Angélicas, Bernardas, Jesuitas y Petras; los colegios de Santa Catalina y de San José; y levanta, extramuros, los conventos de los Descalzos, de los Dominicos, construyendo además el Puente de San Pablo para facilitar la comunicación entre este último y la Ciudad Alta, y el Monasterio de las Concepcionistas, en 1559.
La nobleza y la burguesía no llevan a cabo grandes construcciones, pudiendo mencionarse aquí el desaparecido Palacio de Don Luis Carrillo Albornoz, o la aún existente Casa de las Rejas.
El Ayuntamiento lleva a cabo importantes obras, como la traída de aguas a Cuenca desde la Cueva del Fraile a través de un acueducto; la instalación del reloj de la torre de Mangana; dos pósitos7, uno, en 1569, en el Campo de San Francisco y otro junto a la Puerta del Postigo; amplía y mejora la Plaza Mayor, existiendo un proyecto de 1538 de construir una plaza porticada8, siendo preciso para ello el derribo de varios edificios, motivo por lo que quizás no se llevó a cabo; o la construcción en 1512, obedeciendo órdenes reales, de una casa destinada a mancebía10 que saca a pública subasta.
El Puente de San Antón fue otras de las importantes construcciones llevadas a cabo en este siglo en el que surgió la Cuenca postmedieval, que seguiría manteniendo su trama urbana hasta gran parte del siglo XIX.
Pero no todo es favorable para el municipio conquense durante el siglo XVI. Sufrió una epidemia de peste, padecida en la ciudad entre los años 1508 y 1509, y de la que surgió la fiesta de San Roque, a quien se le ruega para que ponga fin a la enfermedad; la Guerra de las Comunidades (1520 - 1522), en la que el municipio tomará primero partido por los comuneros11 y un año después, en 1521, jurará lealtad al rey; la prohibición en 1548 por parte de las Cortes de Valladolid de vender paños nacionales en el extranjero, a la par que autorizaba la importación de los mismos, una medida que hará un gran daño a la industria textil castellana, y en particular a la de Cuenca, Segovia, o Ávila, como así se transmite en las Cortes de 1576, de 1588 y de 1592.
Finalizaremos esta pequeña introducción del siglo XVI en Cuenca haciendo mención a la visita que el rey Felipe II (1527 - 1598) realizó a la ciudad el 30 de abril de 1564, cuando, de vuelta de las Cortes celebradas en Monzón, se dirigía a Madrid invitado por el Obispo de la diócesis conquense entre los años 1562 y 1571 Don Bernardo de Fresneda (Fresneda, Burgos, 1495 - Santo Domingo de la Calzada, La Rioja, 1577). El soberano entró en la ciudad acompañado de los archiduques austriacos Rodolfo y Ernesto, sobrinos suyos, y del Nuncio12 de Su Santidad, siendo recibido con tanta suntuosidad por parte del Concejo13 y de la Iglesia (el Santo Oficio le rindió honores con un centenar de jinetes) que quizás la imagen ofrecida por el municipio correspondía a la de una ciudad de gran importancia y varios años después, cuando el pintor Van de Wyngaerde hubo de dibujar las principales ciudades del reino, fue incluida Cuenca entre las mismas, gracias a lo cual, en dichos grabados tenemos representada a la Cuenca del siglo XVI.
Pasemos ya a hacer un recorrido por las construcciones de interés que se levantaron durante este siglo en la ciudad y que han perdurado hasta nuestros días.
Monumentos y puntos de interés ▲
El Puente de Bezudo, por el que se cruza el foso exterior del antiguo Castillo de Cuenca y se llega hasta la entrada de éste, conocida como Arco de Bezudo, está construido de mampostería14 y consta de dos arcos de medio punto16.
Levantado inicialmente, al igual que la anterior puerta, en el siglo XI, ha sido posteriormente reformado y reconstruido en varias ocasiones, destacando, entre los distintos maestros canteros que en ello han participado, los nombres de Juan Gil, Juanes de Mendizábal "el Mozo", Juanes de Zuloeta y Martínez Peralejo. La última intervención de importancia llevada a cabo sobre él procede de finales del siglo XX, en particular de 1990, cuando tanto el puente como los alrededores adquirieron su aspecto actual.
Localización: Calle Trabuco, s/n. 16001 Cuenca.
El Arco de Bezudo, o de los Hermanos Bezudo, también conocido como Puerta del Castillo, está formado por un arco de medio punto cuyas desgastadas impostas17 y primeras dovelas18 surgen directamente de los paramentos19 interiores de las dos torres que franquean la entrada al viejo castillo. Por encima del arco y bajo la moldura con que está rematada la construcción, aparecen dos cuerpos de sillares20 con tres escudos en ellos muy gastados y difíciles de identificar, dos en el cuerpo inferior y uno en el superior. La actual puerta es una obra del siglo XVI realizada por Juan Andrea Rodi sobre el anterior arco de herradura del siglo XI y en la que posteriormente realizaron intervenciones Juanes de Mendizábal "el Mozo" y Juanes de Zuloeta.
El nombre de los Hermanos Bezudo lo tomó en honor a dos bravos hermanos que participaron en la conquista de Cuenca que llevaron a cabo en 1106 fuerzas de los Concejos de Ávila, Segovia y Zamora bajo el mando de Fernán Ruiz de Minaya y que le costaría la vida a uno de ellos, Pedro, al ser el primero que, valientemente, cruzó esta entrada. Sin embargo, fue tal el número de bajas que tuvieron dichos Concejos en esta campaña que, al poco tiempo, debieron abandonar la ciudad al no tener fuerzas suficientes con que asegurar su conservación.
Localización: Calle Trabuco, s/n. 16001 Cuenca.
Junto a las ruinas de las murallas del Castillo, se construyó a partir del año 1575 el edificio que desde el 7 de diciembre de 1583 ocuparía el Tribunal de Distrito de la Inquisición de Cuenca (hasta ese momento ubicado en una casa de la Calle San Pedro y, anteriormente y hasta 1574, en el Palacio Episcopal) y que en la actualidad acoge las instalaciones del Archivo Histórico Provincial de Cuenca, o de Protocolos. La llegada de las tropas napoleónicas durante la Guerra de la Independencia (1808-1814) y la sucesión de las guerras carlistas (1833-1840, 1846-1849-, 1872-1876), durante las cuales fue utilizado como cuartel, lo dejaran prácticamente destruido. En 1890, será reformado para convertirse en cárcel civil provincial (hoy día aún se conoce el edificio como la cárcel), uso que mantuvo hasta los años 70 del pasado siglo XX.
En el año 1965, el Archivo sería trasladado desde un edificio que estaba cedido al Ayuntamiento hasta la Casa de la Cultura junto con la Biblioteca Pública; más adelante, en 1985, el Ministerio de Cultura encargaría la adecuación de la antigua cárcel como Archivo Histórico, contando ahora con un total de 4.926 metros cuadrados construidos y una capacidad para unos 7.000 metros de estanterías.
Cabe decir, además, que en él se guardan documentos notariales tanto de la ciudad de Cuenca como de la provincia que se remontan al año 1503.
Localización: Calle Trabuco, s/n. 16001 Cuenca.
En la parte alta de la Calle de San Pedro, contiguo al Palacio de los Toreno, se encuentra la antigua Casa de la Cofradía de la Epifanía20a, una cofradía fundada por Alfonso IX (Zamora, 1171 - Sarria, Lugo, 1230) en conmemoración de haber comenzado el 6 de enero, festividad de la Epifanía, el sitio a la ciudad de Cuenca que llevó a su conquista. De la antigua construcción solo queda la interesante portada renacentista construida en piedra por el maestro cantero Simón Navio, entre los años 1588 y 1589, que vemos a continuación.
Ésta portada está formada por un arco de medio punto que arranca de unas impostas claramente marcadas y que a su vez se sustentan sobre unas jambas20b que parecen haber sido rebajadas, seguramente el ancho de la entrada, en fecha posterior a su construcción. Por encima del arco sobresale una moldura sobre la que hay una cartela20c en la que puede leerse, en castellano antiguo, sobre la fundación y construcción de la Casa de la Cofradía y que puede entenderse como "Esta es la Cofradía de la Epifanía, y del Señor San Pedro, que la fundó el rey Alfonso IX. Se rehízo en el año de 1589 siendo prioste20d Marcos de Rigoitia de Garnica". Sobre la anterior inscripción se encuentra, destacando a la vista por los restos de coloración que aún posee, el escudo real con las armas de Castilla y León, blasón de esta Cofradía, enmarcado entre sendas pilastras que a su vez sostienen un frontón triangular, rematado por tres bolas y conteniendo el escudo de armas de San Pedro en el tímpano20e.
Localización: Calle de San Pedro, entre los números 39 y 41. 16001 Cuenca.
Bajando la empinada Calle de San Pedro, encontramos lo que en tiempos fue Colegio de los Jesuitas, instalado en una casa de esta calle en el año 1554; iniciado por el canónigo21 Don Pedro del Pozo, fue terminado y dotado por el canónigo de la Catedral Don Pedro de Marquina, capellán24 del rey, quien patrocinó las obras de reforma necesarias para su instalación en el edificio en el año 1561 de la mano del maestro de cantería Juan de Palacios. Treinta años más tarde, en 1591, el maestro de cantería Pedro de Mendizábal y el carpintero Juan López llevaron a cabo obras menores de solería. Marquina será quien figure en las actas de fundación del Colegio, la cual se llevaría a cabo el 30 de septiembre de 1571, contando con dos escuelas de escribir y leer; la cláusula primera apuntaba que en él se debería enseñar doctrina cristiana, gramática, lectura y escritura, y de no ser así, el edificio tendría que pasar a funcionar como hospital general.
Poco se conoce de la actividad de la orden en Cuenca hasta que tuvieron que abandonarla, como en el resto de España, tras el mandato de su expulsión dictado por Carlos III (1716 - 1788) en 1767. Tras esto, el edificio sería destinado a albergar la Memoria de los Niños Expósitos de San Julián, fundación benéfica cuya creación se remontaba al año 1597. En la actualidad, acoge un almacén de agua que cuenta con dos depósitos, uno de 400 m3 y otro de 800 m3.
La portada del edificio, un arco de medio punto con algunos elementos ornamentales, es del siglo XVIII y está sobrepuesta a otra más antigua. El Colegio contó en su día con una Iglesia en la que había varias obras pictóricas de valor, algunas de las cuales fueron llevadas a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid; destacaba el retablo, labrado en estuco26 por el escultor Juan Louise Musante en 1573, siendo la pintura que lo presidía una obra del artista italiano Rómulo Cincinato.
Localización: Calle de San Pedro, 37. 16001 Cuenca.
Cerrando uno de los extremos de la Plaza Mayor se encuentra el Convento de San Pedro de las Justinianas, más conocido en Cuenca como de las Las Petras. Fue fundado en el año 1509 por Don Alfonso Ruiz (o Alonso, según la fuente consultada), canónigo de la Catedral conquense. Cuando las monjas llegaron a la ciudad, se instalaron en una casa que había en la Plaza Mayor, nombrando el general de la orden de San Lorenzo Justiniano, que se encontraba en Roma, al cabildo catedralicio patrono de este convento. Por otro lado, algunos autores apuntan que el convento fue construido, según bula27, a comienzos del siglo XVI, por lo que hemos decidido incluirlo en este reportaje dedicado a dicha centuria, a pesar de que la Iglesia es del siglo XVIII y el aspecto del resto del conjunto dista mucho de lo que debió ser en su origen.
El 23 de julio de 1757, las monjas dirigen un escrito al cabildo, en el que solicitan ampliar la Iglesia, especificando que las obras no afectarían a las dependencias conventuales. En cuanto al dinero necesario, también informan de que tienen unos devotos que costearán los trabajos del nuevo templo. El devoto, en singular, al que se referían era el canónigo Don Diego Lujando, gran creyente de la Virgen del Pilar, que se veneraba en esta Iglesia, siendo él quien patrocinó la reedificación.
Obtenido el permiso del cabildo, dieron comienzo las obras de reforma, pero la poca consistencia de la vieja fábrica hizo que hubiera que demoler no sólo la construcción original que se había conservado, sino también lo que se hallaba ya construido de la nueva. Será en ese momento cuando Lujando llame a Alejandro González Velázquez y a Blas de Rentería, maestros arquitectos en la Corte de Madrid, quienes harían las trazas y el proyecto del nuevo templo. La ejecución de la obra fue concretada por Lujando con José Martín de Aldehuela y con Francisco Biñuales, maestro de cantería y albañilería, el 22 de enero de 1761, comprometiéndose ambos a acabar los trabajos en un plazo de seis meses.
Así, el exterior de la Iglesia es muy austero, siendo sus fachadas (Sur y Oeste) pintadas, como quedaba expresado en las condiciones, en ese mismo siglo. Pero durante la centuria siguiente, la fachada principal presentaría un deterioro notable, por lo que la abadesa se dirigió en 1857 al Ministro de Justicia, pidiendo que el Estado repare el convento; la respuesta fue un informe de Manuel Mateo, maestro mayor de obras de Cuenca, en el que se detallaba el estado en el que estaba el edificio. Pasados unos años, el arquitecto diocesano Juan José Trigueros hizo un proyecto con el que pretendía regularizar la fachada, repartiendo los vanos28 de manera simétrica y conforme a las dependencias internas del convento. Sin embargo, nada se hizo tampoco entonces. Así las cosas, la abadesa realizó un escrito con fecha de 25 de marzo de 1882 informando del estado ruinoso en que se encontraba la fachada principal del conjunto monacal. Sí se atendió esta llamada, esta vez con rapidez ante el grave deterioro, encargándose la obra a Rafael Alfaro, arquitecto diocesano, quien pensó en una reforma de la fachada similar a la que ya había planeado Trigueros. También la portada necesitaba de una remodelación urgente, pues incluso su dintel estaba resquebrajado.
El resultado fue una fachada, que más parece de un edificio civil que de uno religioso, con una ordenación en vertical de las ventanas; la puerta, adintelada, queda enmarcada por pilastras29 y sobre ella hay un óculo ovalado adornado con una guirnalda en la que se ve la insignia del Papa (mitra30 y llaves), emblema de la orden de San Lorenzo Justiniano.
En el interior, la planta de la Iglesia es elíptica, teniendo el coro en los pies, al ser un templo conventual. En el otro extremo, está el presbiterio, de forma cuadrada. Con una decoración refinada, en el centro de la bóveda31 se hallaba una pintura en la que estaba representada la Venida de la Virgen del Pilar, obra de Luis Velázquez. El retablo mayor, ideado por Alejandro González Velázquez, estaba compuesto por un bajorrelieve de la misma Virgen del Pilar, realizado en estuco por el escultor José Ramírez, entre cuatro columnas corintias32. La nave contaba con seis nichos, en los que se dispusieron otros altares más pequeños, dos de ellos con bajorrelieves de la Santísima Trinidad y de Santa Ana, San José y la Virgen María, también de José Ramírez; los otros cuatro altares, con diseño de Ventura Rodríguez y ejecutados por José Martín de Aldehuela, tenían las esculturas de San José, San Julián, San Diego y Santa Gertrudis. Todo ello se perdió, destruido, durante la Guerra Civil Española.
En 1997, el convento fue incoado para ser declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de monumento.
Localización: Calle de San Pedro, 1. 16001 Cuenca.
Al lado de la Catedral, tenemos el Palacio Episcopal, que si bien su origen lo hallamos a partir del año 1250, el aspecto con el que ha llegado a nuestros días es el que adquirió a partir del siglo XVI. Pero vayamos primero atrás, a mediados del siglo XIII, momento en que el Cabildo de la Catedral dio al obispo Mateo Reinal unas casas (posiblemente de origen musulmán, ya que de ellas se han conservado unas inscripciones árabes y una puerta con decoración de yeserías) para que éste se instalara en ellas. A finales del siglo XV, en 1489, se instalará en ese mismo edificio el Tribunal de la Inquisición, permaneciendo en él durante 40 años. Sin embargo, en 1518, Don Diego Ramírez es nombrado obispo de Cuenca y no tardará en expresar su deseo de vivir en el Palacio Episcopal, para lo cual no dudó en intentar que el Tribunal de la Inquisición se trasladara; pero no se tomaron muy en cuenta sus intenciones, pues el mismo rey Carlos I (1500-1558) llegó a aconsejarle que fuera él quien abandonara el edificio. Aceptada la situación, el obispo compartió durante un tiempo el palacio con el Santo Oficio, quedándose el primero con la parte delantera, que contaba con un patio central, y el segundo, con la parte posterior, que tenía otro patio.
Será en 1530 cuando el Tribunal se traslade a una casa propiedad del canónigo Gómez Carrillo y cercana al palacio, si bien siguió ocupando las estancias del llamado "cuarto de San Julián", dependencia así denominada por decirse que en ella residió el santo. Cinco años más tarde, en 1535, el obispo Diego Ramírez decide remodelar el palacio, contratando para ello a Pedro de Alviz, que planificó un edificio que se ordenaría en torno a un patio central, mientras que las labores de carpintería y albañilería serían encargadas al carpintero Alonso de León. El patio era de planta cuadrada, con tres arcos de estilo gótico en cada panda42 de la planta baja, contando la parte alta con una galería con el doble de arcos, éstos de tipo carpanel43, que se apoyaban sobre columnas jónicas44. Delante de este patio hay otro, en este caso de una sola planta, al que se accede directamente desde el exterior; éste tiene dos puertas platerescas51, una que lleva a la casa del obispo y que tiene su escudo, y otra que comunica con el patio principal y en la que se puede leer una inscripción latina con la que se recuerda al constructor, además de mostrar una efigie de Don Diego Ramírez. En el siglo XVIII, el patio fue remodelado, sufriendo entonces graves daños el frontón52 de las portadas y las pilastras, que fueron cercenadas. Un siglo antes, en el XVII, se había colocado una portada almohadillada53 en el zaguán55, decorada con pirámides y bolas.
A finales del siglo XVI, el obispo Don Rodrigo de Castro termina las obras iniciadas por su predecesor, reedificando el paño Este del palacio, el "cuarto de San Julián", ocupado hasta 1573 por el Tribunal de la Inquisición. El arquitecto que se encargaría de las obras sería, en este caso, el italiano Juan Andrea Rodi, que en 1580 proyectaría para esta zona la construcción de un dormitorio y dos amplias salas con las paredes de yeso bruñido56 y el suelo de ladrillo. Las ventanas y puertas eran de madera de nogal y pino con ricas molduras, contando las segundas con los escudos del obispo, que serían realizados en 1588 por el escultor Giraldo de Flugo. Diversas obras menores se llevarían a cabo ya en los últimos años del siglo XVI, como la instalación en 1589 de una fuente en el patio, ya que en 1589 el palacio contaba ya con agua corriente.
Como decíamos antes, a comienzos del siglo XVIII se realizaron unas profundas reformas en el patio delantero, ampliando la crujía57 que da a la fachada principal y que linda con el crucero58 Sur de la Catedral. Una fachada puramente clasicista y con una portada que, quizás, fue reaprovechada y que cuenta con las imágenes de la Prudencia y la Justicia en sus enjutas59. En 1781, el obispo Don Felipe Antonio Solano ordenó cerrar el patio principal, figurando su escudo en uno de los frentes, y decorar el techo del salón del lado Sur de la planta noble con una cúpula con águilas en relieve en las pechinas60, obra, posiblemente, de Mateo López.
En los últimos años del siglo XIX, el arquitecto Rafael Alfaro tuvo el encargo de rehacer en el jardín el muro de contención y de consolidar la única columna que quedó en pie en el patio delantero tras la reforma del XVIII. En 1912, la Iglesia de Santa María de Gracia sería demolida. En ella había sido enterrado Don Pedro de Montemayor, cuyo sepulcro, magnífica obra plateresca del siglo XVI, fue trasladado al Palacio Episcopal, donde sería colocado en una de las salas creadas en el "cuarto de San Julián". En el año 1983, Gustavo Torner proyectaría la decoración del Museo Diocesano, que sería instalado en el palacio e inaugurado el 23 de mayo de ese año, además del Archivo de la Diócesis y las oficinas del Obispado.
Localización: Calle del Obispo Valero, 1. 16001 Cuenca.
Torre de Mangana desde el Cerro del Socorro. Siglo XVI.
La estructura metálica que se ve delante de ella, a su derecha, es el Monumento a la Constitución. Siglo XX.
La edificación que vamos a ver a continuación, y de la que se desconoce de manera certera tanto el momento de su construcción inicial como la motivación de su nombre, se ha erigido en el transcurso de los siglos como uno de los símbolos identitarios de la ciudad de Cuenca. Nos referimos a la Torre de Mangana, la cual se levanta orgullosamente sobre las numerosas ruinas que se extienden a sus pies, como testigos de la vitalidad que el ser humano desplegó a su alrededor en épocas pasadas.
Pero antes de continuar con su historia, veamos algunas de sus principales características. Se trata de una torre de planta cuadrada, con 8 plantas interiores distribuidas a lo largo de sus 28 metros de altura formados por tres cuerpos superpuestos, de los cuales, el superior, el de campanas, está cubierto por un tejadillo a cuatro aguas62. Está construida con muros de mampostería que se encuentran reforzados en las esquinas con sillería. La única puerta de acceso, en su lateral Este, tiene un arco de medio punto con dovelas y jambas de sillería, mismo material de que está construido el matacán64. Sobre la puerta, dispuestas en un eje perpendicular central, hay cuatro ventanas saeteras65 y una ventana rectangular sobre éstas, todas con recercado de sillería. Los laterales Sur y Norte, donde se encuentran las esferas del reloj, carecen de vanos, algo que se repite en la fachada Oeste, carente de toda particularidad.
La primera mención de esta atalaya, quizás uno de los pocos restos que quedan de la alcazaba conquense, es en el siglo XVI, cuando el Concejo decide instalar en ella el reloj que desde 1493, año en que los Reyes Católicos autorizaron su instalación dado que el sonido del único reloj existente hasta entonces, el de la Catedral, no llegaba hasta los nuevos límites de la población, no ha encontrado un emplazamiento fijo. Inicialmente se instaló en este mismo barrio del Alcázar, en una torre de ubicación al parecer desconocida, aunque según algunas fuentes, ésta se encontraba en la Calle Zapaterías Vieja, frente a la Casa del Corregidor, por lo que se llamaba Cárcel, Queda, o Espantaperros. En ella permaneció hasta que a principios del siglo XVI, en su primera o segunda década, al desplomarse la maquinaría destrozando una casa vecina, se decidió su traslado hasta la Iglesia de San Andrés; aquí estuvo poco tiempo, al decidirse su vuelta al barrio inicial, sopesando primero su instalación en la hoy derruida Iglesia de Santa María la Nueva, situada en la Plaza de Mangana, y eligiendo finalmente, el 12 de enero de 1530, una torre ya existente en el adarve66.
Antes de proseguir, debemos precisar que no se sabe con certeza si ya existía dicha torre, o si fue levantada expresamente con la intención de colocar en ella el reloj.
Prosiguiendo con la situación anterior, dicha torre lindaba con la casa de Hernando de Montemayor, apareciendo documentalmente, como podemos leer en el libro "Arquitecturas de Cuenca, Tomo I" de María Luz Rokiski Lázaro, con el nombre de torrecilla de la casa de Montemayor, siendo necesario el entrar a través de esta última para acceder a aquella. Esta particularidad, que obligaba al trasiego periódico de los relojeros a través de una propiedad particular, ocasionó distintos problemas hasta que el dueño y el Concejo llegaron a un acuerdo en 1531, mediante el cual aceptaba la servidumbre de paso a cambio de una indemnización. Más adelante, en 1532, el Ayuntamiento mandó abrir una puerta del adarve que se hallaba cerrada y por la que se accedía hasta la torre sin pasar por la anterior propiedad.
Laterales Este (ventanas) y Norte (reloj) de la Torre de Mangana y restos arqueológicos de su entorno.
Las primeras modificaciones de la torre comenzaron en 1532, con la cruz y la veleta de hierro que el rejero Esteban Limosín, encargado del reloj entre 1531 y 1534, situó sobre el chapitel forrado de hojalata que remataba la torre; sin embargo, estos elementos no aparecen en el dibujo que el pintor Antón Wyngaerde realizó en 1565 y que se conserva actualmente. Es en 1535, al nombrarse a Alonso Beltrán como encargado del funcionamiento del reloj Mangana, cuando aparece por primera vez esta denominación que ha quedado como nombre del edificio. Alonso permanecería de relojero hasta 1576, año en que sería sustituido por su hijo Francisco Beltrán, quien estaría a cargo del mismo hasta el año 1614. Aunque hay bastante certidumbre de que el arquitecto italiano Juan Andrea Rodi realizó diferentes obras en la misma a finales del siglo XVI, y de que al parecer Juan Vélez, en 1564, intervino en una reforma que comprendía la escalera y las vidrieras, no aparecen señales de ningún cambio externo en la imagen de Mangana reflejada en la vista de Cuenca realizada, en 1773, por Don Juan Llanes y Massa.
Si bien durante los siglos XVI, XVII y XVIII apenas hubo cambio en esta construcción, no sucedió lo mismo en el siglo XIX, ya que tras la caída de un rayo a finales del XVIII y los daños ocasionados por la ocupación francesa durante la Guerra de la Independencia Española (1808-1814), el arquitecto Mateo López (Iniesta, 1750 - Cuenca,1819) tuvo que realizarle importantes obras de reparación. Sin embargo, el resultado de las mismas, quizás debido a la penuria generalizada de España tras el anterior conflicto bélico, no fue del todo satisfactorio, o duradero, ya que en 1862 el chapitel67 estaba en tan mal estado que se estudió la sustitución del mismo por otro de estilo herreriano68, un proyecto del que ha quedado un dibujo que se guarda en el Archivo Municipal de la localidad. En su lugar, y según se ve en una fotografía de principios del siglo XX, la torre se remató con un cuerpo de hierro abierto del que colgaba una campana.
El siglo XX trae nuevos y profundos cambios en el aspecto exterior de la Torre de Mangana. Así, en 1926, el arquitecto Fernando Alcántara la reformó dotándola de un estilo neomudéjar en el que desapareció el chapitel y, en su lugar, construyó un cuerpo de campanas, de planta cuadrada y dimensiones reducidas, coronado por una pequeña cúpula. El aspecto externo de los paramentos también fue intensamente modificado, al cubrirlos con una colorida decoración, de rosas y ocres con motivos islámicos, de origen norteafricano, y rematar la torre con almenas69 de aspecto similar a las de la mezquita cordobesa. En 1970, se alteró nuevamente la apariencia de este símbolo conquense con la actuación del arquitecto Víctor Caballero Ungría, que hizo que desapareciera el anterior revestimiento, el tejado, y le instaló un robusto matacán que dio a la vieja torre un aspecto eminentemente militar. En 1975, el arquitecto municipal Fernando Barja urbanizó la plaza en la que se levanta la torre y el 6 de diciembre de 1986, octavo aniversario constitucional, se inauguró en esta plaza el Monumento a la Constitución de 1978, regalo de su autor, Gustavo Torner (Cuenca, 1925), a su ciudad.
Ya en el siglo XXI, y tras unas obras iniciadas en el año 1999 en las que aparecieron importantes restos arqueológicos, como restos de casas y monedas de oro, entre otros, la Plaza de Mangana está a la espera de que finalice una importante intervención que, se prevé, musealizará este interesante yacimiento arqueológico.
Localización: Calle Alcázar, 2. 16001 Cuenca.
La Iglesia de Santa Cruz, una de las primeras trece parroquias en que se dividió Cuenca tras la conquista cristiana de la ciudad, estaba constituida originalmente por un humilde templo de planta rectangular y una única nave construida de mampostería y techumbre de madera. A pesar de su modesto aspecto, estaba considerada como una de las principales parroquias conquense, por lo que en el siglo XVI se llevó a cabo una completa reedificación del edificio.
La primera medida consistió en la construcción del campanario a los pies del templo, obra llevada a cabo por el maestro cantero Sebastián de Arnani. Más adelante, entre los años 1554 y 1557, comenzó la reconstrucción del edificio, estando a cargo de la misma Martín de Mendizábal "el Viejo", aunque no sería hasta el gobierno del Obispo Fresneda cuando, tras encargársela en 1568 a Francisco de Goycoa, comenzaría la intervención de la que surgiría una nueva Santa Cruz en el solar en el que se levantaba la antigua iglesia medieval. Este notable arquitecto dejó el proyecto a cargo de Juanes de Mendizábal "el Mozo", sobrino de "el Viejo", y en 1571, al morir Goycoa, la dirección pasó a cargo del arquitecto Pedro de la Vaca, quien modificó las anteriores trazas y dotó la nave de una mayor anchura, finalizándose los trabajos en 1581.
Los muros del templo y los arcos entre los contrafuertes, adosados a unas columnas dóricas70, se deben a "el Mozo"; el artesonado de madera lo realizaron los maestros carpinteros Francisco Pinarejo, Damián Saravia de Oropesa y Jerónimo Vadello, y los entalladores76 Gaspar de Berriote y Villanueva; el dorado que cubre a este último lo pintó Bernardo de Oviedo; y el estucado del Retablo Mayor y el Sagrario, en 1581, fue del albañil Alonso de Torres. La portada está formada por un arco de medio punto enmarcado entre dos pilastras cajeadas78 de estilo jónico. Por encima de todo ello se encuentra la inscripción "O Crux aves pesunica", procedente de la antigua iglesia de Santa María la Nueva, bajo un cornisamento sobre el que aparece una hornacina como coronación del conjunto.
En el siglo XVIII, vuelve a realizarse una importante reforma sobre Santa Cruz para, en este caso, sustituir su cubierta de madera por una bóveda de piedra, siendo el promotor de la misma el obispo de Cuenca entre 1738 y 1759 Don José Antonio Flores-Osorio y Velasco. Así, para cuando en enero de 1755 se celebró la junta del Cabildo Catedralicio en la que se trató de dicha remodelación, ya tenía el arquitecto Fray Vicente Sevilla, hombre de confianza del obispo, un boceto de la bóveda y la lista de las otras mejoras que había que hacerle a la Iglesia. Para realizar este trabajo, se escogió al maestro albañil y cantero Manuel de Santa María, quien, tras firmar el contrato el 22 de febrero de 1755, finalizó las obras en 1756, poco antes de su muerte, sucedida el 7 de agosto de este mismo año. En ellas, se sustituyeron las columnas dóricas del siglo XVI por pilastras; se construyó una bóveda de medio cañón79 con lunetos80 para la que se utilizó, por su poco peso, piedra toba81; se actuó también en la Capilla del Santo Sepulcro, en la de Don Diego Hernández de Parada, en el campanario y en el presbiterio82; estando previsto que se tendría cuidado al retirar el artesonado para poder reutilizar su madera en las puertas del edificio. Por este trabajo, el maestro cobró cuarenta mil setecientos veintinueve reales de vellón83, una cifra muy superior a la del proyecto inicial, veinticinco mil quinientos reales, debido a los cambios introducidos en el mismo.
Al finalizar las diversas restauraciones y reformas, quedó un templo de planta rectangular y ábside poligonal, con una sola nave cubierta por una bóveda de medio cañón con lunetos y dividida en seis tramos mediante contrafuertes con pilastras adosadas que tenía diversas capillas en el presbiterio y en el lateral Sur. Como portada, conservó la del siglo XVI, y la sacristía, debido a la escasez de terreno, se tuvo que instalar por debajo de la capilla mayor.
Lamentablemente, no es completa la descripción anterior que ha llegado hasta nosotros, ya que el desplome de la bóveda, quizás por la poca fortaleza de los muros del siglo XVI construidos para sostener un techo de madera y no de piedra, destruyó gran parte de su interior ya muy avanzado el siglo XX. No obstante, se conservan algunos restos de pinturas y dibujos del siglo XVIII, entre los que destaca una posible representación del rey Salomón.
Restaurada en parte en los años 90 del pasado siglo XX, se instaló en su interior el Centro de Artesanía Iglesia de Santa Cruz, en donde los artesanos conquenses exponían y vendían sus productos. Tras la clausura de dicho centro hace pocos años, está previsto adaptar esta antigua Iglesia como museo en donde exponer la sección de Bellas Artes del Museo Provincial, así como otras obras procedentes de varias instituciones, entre las que destaca el Museo del Prado y Patrimonio Nacional.
Localización: Calle Santa Catalina, 2. 16001 Cuenca.
Cuando en la Edad Media comenzó a aumentar la población, la ciudad se fue ampliando hacia la parte baja, surgiendo asimismo la necesidad de contar con nuevos templos. Uno de ellos fue la Iglesia de San Andrés, una de las 11 parroquias84 originales que, posteriormente, tras la reforma del obispo Cabeza de Vaca, aumentarían a 14. Hacia el año 1827, el número de parroquias se reduciría a 8, momento en que la de San Andrés se fusionaría con la parroquia de San Juan. Más adelante, en 1897, hubo una nueva reagrupación, pasando a depender San Andrés a partir de entonces de la Iglesia del Salvador.
No se tienen referencias ni del momento exacto de la construcción de este templo, ni de su arquitectura, que se presume de mampostería y con planta de una sola nave cubierta con armadura de madera. Lo que sí se conoce, y en lo que coinciden varios autores, es que en el año 1510 se instaló en su torre el reloj de la ciudad, permaneciendo en ella durante no demasiado tiempo.
Será a comienzos del siglo XVI, coincidiendo con una etapa de mayor auge constructivo, cuando el edificio sea reedificado, concretamente en la década de los años 20. A cargo de las obras estaría el arquitecto Pedro de Alviz, con quien colaboraría el maestro de cantería Sebastián de Arnani. Tras la muerte del primero en 1545, será Arnani el responsable de su dirección; sin embargo, no tenía el cantero la estima de sus compañeros, ni al parecer, según señalan algunas fuentes, demasiada buena reputación, por lo que no es extraño que en 1553, y por cien ducados, éste traspasara a la viuda de Alviz la responsabilidad de dirigir la finalización de las obras. Varios años estuvo la construcción parada, quizás por problemas económicos, hasta que ya bien avanzado el siglo XVI Juanes de Mendizábal y Pedro de Aguirre, su yerno, la retomaron. Fallecido el primero en 1586, es su primo Martín de Mendizábal quien se hace cargo a partir del 18 de abril de 1589, comprometiéndose a respetar el contrato, las trazas y las condiciones ya fijadas.
Pero los constantes cambios en la dirección de las obras repercutían en las mismas ya que avanzaban con enorme lentitud. Y no acabarían ahí, pues el 16 de enero de 1591, Pedro de Aguirre acuerda con Alonso de Olivares, racionero85 de la Catedral de Cuenca, acabar la reedificación, esta vez bajo unas nuevas condiciones y trazas concertadas y firmadas por ambos. Mendizábal continuaría trabajando con Aguirre hasta el 26 de diciembre de ese año, momento en que le traspasaría a éste su parte de la obra, dejándole a él por completo al frente. Para ese momento, las paredes de mampostería ya estaban levantadas, estando además rematadas con una cornisa, y se había colocado el tejado. A continuación, la siguiente tarea de Aguirre sería demoler las paredes que aún pervivían a los pies del templo y que pertenecían al edificio anterior, y levantar otras también de mampostería, coronarlas con una cornisa para igualarlas a las nuevas y protegerlas con un tejado. Tras esto, la Iglesia tendría que ser cerrada con bóvedas de ladrillo, tal y como se especificaba en el contrato, donde igualmente se apuntaba que las paredes debían estar estucadas de manera similar a como lo estaba la capilla del Marqués de Cañete, en la Catedral. Finalmente, Aguirre tenía que edificar el cuerpo de campanas y la portada principal con piedra que se extraería de la hoz87 del Huécar. Por desgracia, Aguirre moriría antes de terminar el encargo, quedándose al frente de las obras los maestros de cantería Rodrigo de la Pedrosa, Juan de Palacios Camino y Juan del Arco, quienes se comprometían a respetar las trazas del fallecido. El 20 de octubre de 1592, Palacios Camino cede su parte a Pedrosa, y el 13 de mayo de 1593, hará lo mismo Del Arco, por lo que Pedrosa sería desde ese momento el único responsable. Pero no será tampoco quien acabe el templo, pues aunque sí se colocó el tejado y sí se había cubierto el presbiterio, dejaría sin abovedar los dos tramos de la Iglesia.
La primera mitad del siglo XVII estaría caracterizada por una profunda crisis, lo cual trajo como consecuencia para el templo que ahora tratamos que las obras no se reanudaran en él hasta finales de dicha centuria. Sin embargo, para entonces el edificio estaba en muy mal estado; tanto que el mayordomo88 de la Iglesia escribió al provisor89 del Obispado de Cuenca el 22 de noviembre de 1675 para comunicárselo. Las paredes y los arcos del presbiterio, y posiblemente los cimientos, se encontraban afectados por la humedad, por lo que se pidió a Domingo Ruiz, maestro mayor de obras del Obispado, que viera el edificio e hiciera una relación de las reparaciones necesarias. El 9 de diciembre de ese mismo año, Domingo Ruiz presentó las trazas y las condiciones para las obras que se debían llevar a cabo, entre las cuales tuvo en cuenta que: los arcos del presbiterio debían ser macizados; los dos tramos que aún no se habían cubierto tenían que hacerlo con bóvedas de arista; los arcos tendrían que alzarse con piedra toba; había que reparar las grietas de las paredes y, una vez hecho eso, se blanquearían con yeso; y además, habría que retejar los tejados. El coste de todo ello se fijó en 10.000 reales.
Tras varios días pregonando la obra sin que ningún maestro presentara ninguna oferta, el 19 de diciembre Felipe Crespo se ofreció a realizarla por 9.000 reales. Así, el 7 de mayo de 1676, Crespo, con Ruiz como su fiador, se comprometió a terminar los trabajos en septiembre de ese año. No será ya hasta finales del siglo XVIII cuando el templo vuelva a verse sometido a importantes obras.
Estamos, pues, ante una Iglesia de planta ligeramente trapezoidal90, debido a la necesidad de "encajarla" en el pequeño solar en el que se situó, respetando así Pedro de Alviz el trazado medieval de Cuenca. Y si bien hubo intentos de hacerla mayor, los propios vecinos solicitarían el 30 de marzo de 1522 al Ayuntamiento de la ciudad que prohibiera dicho agrandamiento, pues invadiría unas calles ya de por sí estrechas, haciendo además sus casas más oscuras.
La nave queda dividida en tres tramos a través de columnas adosadas al muro. La sacristía está situada detrás del altar, lo cual, en palabras de María Luz Rokiski Lázaro recogidas en su libro "Arquitecturas de Cuenca, Tomo I", "supone una gran novedad", teniendo para ello el arquitecto que cortar el pilar, que arranca de una ménsula92 que apoya en un baquetón93. Para dar más espacio al presbiterio e insinuar los brazos del crucero, los arcos entre las columnas están volteados, abriendo en ellos las ventanas de medio punto, las cuales poseen molduras típicas del siglo XVI. El presbiterio quedaría cubierto con una bóveda entre finales del siglo XVI y comienzos del XVII, mientras que las de los dos tramos de la nave se realizarían en el último tercio del XVII, momento en que también se abrirían aquí sus vanos correspondientes.
En el exterior, destaca su portada, cuyas jambas fueron destruidas, dañando así sus proporciones. Según Rokiski Lázaro, "Está concebida como si fuera un templete superpuesto a una portada", efecto conseguido por haber colocado detrás de las bolas los aletones que unen los dos cuerpos de la portada. Asimismo, las columnas, que se alzan sobre grandes pedestales, tienen un mayor relieve del habitual. La parte superior queda coronada con un frontón triangular, rematado con una cruz y adornado con bolas, bajo el cual hay una hornacina con la imagen de San Andrés.
La torre quedó dispuesta a los pies del templo, apoyada en una ménsula debido a lo estrecha que era la calle y aprovechando el giro que da aquí la fachada de la Iglesia.
Durante la Guerra Civil Española (1936-1939), el edificio fue dañado gravemente, siendo además destruidos los objetos de su interior, como el órgano, los retablos, las imágenes, etc. Acabada la contienda, la Iglesia fue cedida a las cofradías para que pudieran guardar allí los pasos de las procesiones, perteneciendo desde el año 1964 al Ayuntamiento.
Recientemente, ha sido sometida a una serie de restauraciones que se han llevado a cabo en dos campañas. La primera, en 2007, trató los muros exteriores y la cubierta, mientras que la segunda, entre 2010 y 2011, se centró en los muros interiores y en sustituir el suelo de guijarros del siglo XX por otro más acorde con el uso que ahora tiene. Asimismo, salieron a la luz las fosas de enterramiento, en las que los difuntos eran enterrados siempre mirando al altar, que se suman a los arcosolios96 de los laterales de la Iglesia. Varios de los cuerpos fueron hallados momificados, e incluso con las ropas con las que fueron enterrados, debido a unas condiciones particulares de humedad y temperatura.
Localización: Calle del Peso, s/n. 16001 Cuenca.
Nos dirigimos ahora al Barrio de San Antón, en el cual quedan agrupadas tres pequeñas barriadas, la de San Antón, la de San Lázaro y la de Belén, que se organizan en la ladera del Cerro de La Majestad. Fue aquí donde se encontraba el llamado Hospital de San Antonio Abad, fundado hacia el año 1352 por una comunidad benéfica y asistencial que, bajo la advocación del santo, eran llamado "antoneros", y que se dedicaron a cuidar a personas con enfermedades infecciosas hasta su disolución por el Papa Pío VI en el año 1791. Hasta aquí llegaron numerosos peregrinos y gente en busca de trabajo que, sin dinero para tener otro lugar de residencia, se fueron instalando en unas casas, en principio provisionales, que ellos mismos construían.
Dos construcciones veremos en este barrio. La primera de ellas será el Puente de San Antón, de origen un tanto incierto, pues varios son los datos que se tienen en función de la fuente consultada. Así, hay quienes apuntan que ya estaba erigido en tiempos de Alfonso VIII y que, aunque ha sido reforzado con el paso de los años, los sillares que lo conforman mantienen la técnica romana, quizás del siglo IV; de ser así, estaríamos ante la única construcción completa que se ha conservado en Cuenca de época previa a la conquista cristiana.
Contaba el puente con cuatro arcos, dos pequeños en los extremos y dos centrales de mayor tamaño por los que pasaba el agua. En el año 1822, el arco que se encontraba sobre el machón97 que quedaba en el lado de la ciudad es cortado para que no pasaran las tropas del general Jorge Bessières, auque no sirvió de nada, pues accedieron poco después y sin apenas esfuerzo. Más tarde, en 1851, fue cerrado al tránsito por su mal estado, siendo sustituido por uno de madera provisional en el paraje de El Sargal. Declarado en ruinas, en 1867 se apuntalaron sus arcos, reparándose el puente al año siguiente. Ya a finales del siglo XX, en 1995, fueron añadidas las aceras, siendo así ensanchado.
Localización: Calle San Lázaro. 16002 Cuenca.
La segunda construcción que veremos aquí será la Iglesia de Nuestra Señora de la Luz, patrona de Cuenca y alcaldesa honoraria de la ciudad, cuyo origen debemos buscarlo siglos atrás. A la entrada del Puente de San Antón, se situó desde tiempo antiguo, antes incluso que los "antoneros", la Ermita de Nuestra Señora de la Luz. Cuenta la tradición que numerosas veces se le apareció esta Virgen a Alfonso VIII cuando acampaba aquí con sus tropas esperando poder asaltar la muralla de Cuenca, apariciones que fueron interpretadas por el monarca como una señal de seguridad de cara a la conquista de la ciudad. Tomada Cuenca, el rey ordenó levantar aquí una ermita dedicada a la Virgen bajo la advocación de la Luz. Parece que primero estuvo bajo las murallas, al otro lado del río, si bien es cierto que al poco tiempo fue trasladada al lugar en el que hoy se encuentra la actual Iglesia, pues cuando los "antoneros" llegaron aquí y construyeron su Iglesia-Hospital, lo hicieron rodeando el templo de la Virgen. Éste es el motivo por el que hoy podemos ver que la Iglesia cuenta con dos puertas: la de la izquierda, que es la de la antigua ermita, y la de la derecha, de los monjes del primitivo hospital. En cambio, otras fuentes apuntan que de la antigua Ermita de la Virgen de la Luz nada ha quedado salvo la portada, que es la de la izquierda, mientras que el templo es prácticamente del siglo XVIII, obra de José Martín de Aldehuela, quien dispuso la entrada de la derecha como nuevo acceso.
Con el tiempo, la ermita se iba quedando pequeña, por lo que fray Cristóbal Agustín de Montalvo proyectó la unión de ambos templos, resultando un edificio de planta circular, con cúpula y linterna98 renacentista; en la portada, casi ilegible hoy, figura la inscripción "Esta obra y la iglesia hizo el venerable señor frey Xpistobal Agustín de Montalvo, comendador de las casas y encomienda de San Antón de Cuenca y Murcia y Huete, acabose en el año de mil quinientos y veinte y tres años". Habiendo sido restaurado el templo en varias ocasiones, la más importante fue en el año 1764 de la mano de José Martín de Aldehuela. Podemos apreciar las líneas neoclásicas propias de la época, habiendo utilizado los elementos ornamentales en base a la búsqueda de la intimidad propia de un edificio religioso. Del exterior de la Iglesia, cabe destacar la portada de la antigua ermita, antes mencionada, si bien no es la original, sino una posterior trazada por el maestro de cantería Gil Martínez Parejano en 1523. Por su parte, el interior del templo quedó muy deteriorado tras la Guerra de la Independencia; los franceses quemaron la Iglesia, así como algunas imágenes y el archivo, quedando al aire los tejados y salvándose, milagrosamente, la figura de la Virgen, que había sido ocultada.
Anunciada la subasta pública del templo, el Ayuntamiento y el Obispado llegan a un acuerdo mediante el cual el primero elevará una instancia a Fernando VII con el objetivo de quedarse con la Iglesia de San Antón, lo cual es aprobado, pasando el edificio a pertenecer al Ayuntamiento. El 12 de agosto de 1815, las obras de restauración tocan a su fin, trasladándose de nuevo la imagen de la Virgen al templo desde la parroquia de San Juan Bautista, en la que se encontraba desde que acabó la guerra. Cinco años más tarde, se funda la Hermandad de Socorro de Nuestra Señora de la Luz.
La Guerra Civil Española trajo una vez más la destrucción a la Iglesia, siendo arruinado el templo y quemados sus altares; la Virgen, tan querida para los conquenses, fue mutilada a la par que le cortaron la cabeza, para ser hallada, finalmente, entre los escombros una vez acabada la contienda; de ahí, sería trasladada a la parroquia de El Salvador mientras se llevaban a cabo las obras de reparación.
Localización: Calle San Lázaro, s/n. 16002 Cuenca.
El actual Hospital de Santiago tiene su origen siglos atrás, concretamente en el XII, cuando en 1182 Tello Pérez y Pedro Gutiérrez dan al maestre99 de la orden de Santiago unas casas que, construidas sobre un cerro a las afueras, habían recibido de manos del rey Alfonso VIII por haber participado en la conquista de Cuenca, siendo así la fundación hospitalaria más antigua de la ciudad. Estaba construido en mampostería y contaba con dos plantas: una baja, con una cocina y tres habitaciones, y una alta, con otras tres habitaciones y una sala; la Iglesia, levantada a su lado, era de una sola nave y se cubría con un artesonado policromado, teniendo como entrada una portada de sillería. Al principio, en este hospital se atendía a todos aquellos cristianos que habían sido redimidos de su cautiverio, si bien más adelante, a partir de 1250, sólo acogió a peregrinos y enfermos, a medida que sus rentas y posesiones crecían gracias a las donaciones y privilegios que recibía tanto de la Iglesia como de los reyes. Según cuenta la tradición, fue levantado sobre las propiedades de Zeit-Abu-Zeit, el último rey árabe de Valencia, que se había convertido al cristianismo; sin embargo, otras fuentes apuntan que tras convertirse, este rey se retiró a una torre llamada Torrebuceit, para después trasladarse, durante su vejez, a este hospital para asistir a enfermos.
Derribado el antiguo edificio, al parecer por amenazar la seguridad de la ciudad por su posición, en el año 1511 se redactan las condiciones de reedificación del hospital, adjudicándose las obras al maestro de cantería Juan del Castillo. El nuevo proyecto presentaba un edificio de cuatro grandes crujías que rodeaban un patio porticado y en el que hombres y mujeres estarían separados. Sin embargo, al año siguiente, el procurador100 Bernardino de Salmerón puso una denuncia en el Ayuntamiento en contra de las obras, pues aseguraba que emplazar el hospital, un edificio tan fuerte, en una parte tan alta de Cuenca constituía un peligro para la ciudad. El corregidor101 paró los trabajos, a la par que informaba de lo sucedido a la reina Doña Juana y a su Consejo; no viendo ningún inconveniente, pues la construcción carecería de torres, almenas, o saeteras desde las que poder atacar, y sabedora de la importancia de contar con dicho hospital en la ciudad, la reina ordenó que las obras continuaran tal y como quedaba establecido en el contrato, es decir, no dando a los cimientos más de dos pies102 de ancho, y dos y medio a las paredes. De este modo, en 1526 el hospital estaba prácticamente terminado.
Los informes de los visitadores103, correspondientes a los años 1526, 1528, 1536, 1538 y 1604, nos dan una idea de cuál era el aspecto que tenía el hospital en el siglo XVI. De este modo, la fachada principal, como ahora, se orientaba al Este; en la entrada había un gran patio cerrado con un pretil104 en el que estaba la casa del portero, pajares, caballerizas, etc., así como el acceso a la Iglesia. Atravesado el patio, se encontraba la Puerta Dorada, de estilo plateresco, cuyo nombre lo recibía por estar policromada en ese color; se trataba de un arco entre columnas y la protegía un voladizo105 sostenido por columnas y adornado con casetones106, quedando rematado el conjunto por una hornacina con la imagen del Apóstol Santiago, así como con la presencia de los escudos de la orden de Santiago y los de los reyes. Esta puerta daba acceso al zaguán, de paredes enlucidas107 y techo de madera; ahí, había dos puertas, una, hacia la Iglesia, y otra, al patio que ha llegado a nuestros días. Este segundo patio, que es el principal, es de planta cuadrada y tiene dos alturas con galerías cerradas en época posterior, de columnas de piedra con la cruz de Santiago y zapatas108 de madera en la baja, y pies derechos en la alta; en el centro, había un aljibe que en el año 1600 fue sustituido por la fuente que aún hoy permanece y que fue diseñada por Martín de Mendizábal "el Viejo" y su hijo Martín de Mendizábal "el Mozo".
Alrededor de este patio, se organizan las diferentes dependencias. En el lado Este, se ubicó la escalera principal, que llevaba a una gran sala que contaba con un trascuarto con balcones que daban a la fachada principal; por su parte, en la planta baja había una habitación en la que se destilaba agua, otra en la que vivía el pastor y otra en la que había tres trojes111 para el trigo. En la crujía Sur, en la parte inferior, se ubicaban una contaduría, una hospedería y una de las cocinas, mientras que en la parte superior había otra hospedería y tres estancias para los oficiales; desde este lado se accedía al patio en el que descargaban las mercancías los carros. En la crujía Oeste, había una sala que funcionaba como principal y que contaba con dos recámaras, una despensa y una bodega; también aquí, se abrieron dos enfermerías para mujeres, una de ellas, con diez camas, para las enfermas de calenturas, y otra, con catorce lechos, para las destinadas a cirugía; ambas tenían un altar para misas, uno de ellos dedicado a Santa Catalina y otro, a Santa Marta, siendo Diego de la Rambla quien, en 1556, pintó uno de los dos retablos. Por último, en el lateral Norte, en la planta baja, había otras tres habitaciones para los oficiales, una botica y un acceso al patio de al lado, mientras que en la planta alta estaba, además de unas estancias para enfermeros, la llamada "sala de Santiago", con veintidós camas, destinada a los enfermos de calenturas; desde aquí, podían asistir a la misa que se llevaba a cabo en el Altar Mayor de la Iglesia.
Desde aquí, se podía pasar a otro pabellón adosado al principal y cuya distribución se hacía, nuevamente, en torno a un patio que en la planta alta contaba con unos corredores de columnas de piedra donde los enfermos tomaban el sol. En la parte baja del lado Oeste, estaba la llamada "sala de San Damián", con ocho camas ocupadas por enfermos de bubas112, mientras que en la parte alta estaba la "sala de San Cosme", con once camas para el cuidado de enfermos de cirugía, además de una capilla para la misa. En la crujía Norte, había una cocina y un ropero para los enfermos. Al lado de este pabellón, había otro más con otro patio en el que se abrieron corredores para que los enfermos disfrutaran de un rato de sol. Lo siguiente ya era el cementerio.
En lo que concierne a la Iglesia, ésta era de una sola nave cubierta con un artesonado de madera. El Altar Mayor estaba en alto sobre una tribuna, al nivel de la "sala de Santiago", para que los enfermos, como apuntábamos antes, pudieran asistir a los oficios religiosos; debajo se hallaba otro altar; detrás, estaba la sacristía, por la cual se accedía a la tribuna y al campanario, éste en la cabecera de la Iglesia. Frente a la fachada Oeste, había un jardín con árboles frutales, plantas de legumbres y flores para hacer aguas para la botica; además, contaba con un estanque con peces, obra de Pedro de Mendizábal y Juan de Peñacauda, en cuyo centro se colocó un cenador113. También disponía el hospital de una gran extensión de terreno con plantaciones de cereales y huerta, así como de un batán114, terrenos que llegaban hasta la ribera del Júcar, en las cercanías del Puente de San Antón.
En cuanto a todos aquellos que participaron en las obras del hospital, varios son los nombres que aparecen en el siglo XVI, de los cuales merece la pena destacar a algunos de ellos: el ya mencionado Juan del Castillo; Alonso del Castillo, en 1508; Juan Vélez, carpintero, en 1514; Antonio Flórez y el maestro Miguel, que enlosaron patios y zaguanes entre 1526 y 1528; Francisco de Frías, Pedro Suárez y Pedro Cerezo, relacionados con la carpintería en 1528 los dos primeros y, en 1529, el tercero, quien además participó de forma destacada en las obras del templo; los maestros de cantería Pedro del Mazo en 1588, Francisco de Calahorra entre 1536 y 1538, Martín y Pedro de Vergara entre 1538 y 1556, Gil Martínez Parejano en 1556, Martín de Mendizábal "el Viejo" entre 1556 y 1558, que comenzó las obras de las salas de las mujeres y que acabó su hijo Juanes de Mendizábal "el Mozo", quien llevó el agua al hospital en 1567 y que hizo la sala para los enfermos de bubas en 1568.
En el siglo XVII, la fachada principal fue remodelada, siendo las trazas, en 1608, del arquitecto Francisco de Mora y la ejecución del maestro de cantería Juan Fernández de la Serna; en 1623, Fray Alberto de la Madre de Dios diseñó las puertas y ventanas, que fueron realizadas por Francisco Montalvo. Además, la Puerta Dorada fue derribada; una nueva fachada cerró la parte Este del hospital; en el balcón principal, se puso un medallón con el Apóstol Santiago a caballo y aparece el año de 1634, quizás correspondiente a cuando se acabó la obra, mientras que en los balcones cercanos se puso el escudo de la orden de Santiago sostenido por ángeles. En 1666, la portada de la Iglesia fue reformada, dando como resultado una puerta adintelada con pilastras coronadas con pirámides y bolas; en la parte superior, habría una hornacina enmarcada con roleos115.
Sin embargo, a finales de 1762 y comienzos de 1763 se decidió que la Iglesia, que amenazaba ruina, había de ser reedificada en el mismo solar tras derribar la vieja. El encargado de este nuevo proyecto fue José Martín de Aldehuela, quien en mayo de 1763 entregaba las trazas, que fueron enviadas a Madrid para su aprobación por Tiburcio de Aguirre, caballero de la Orden de Alcántara y ministro del Consejo de Carlos III. Una vez aprobado el proyecto, las obras fueron sacadas a subasta. Tras varios contratiempos, la subasta fue ganada por el arquitecto Lorenzo de Santa María con una cantidad de 136.000 reales que le serían pagados en tres plazos, comprometiéndose él a terminar la nueva Iglesia en no más de tres años.
En este templo, el espacio se unifica mediante un muro continuo y curvo, articulado con nichos y tribunas inaccesibles con celosías entre pilastras. Entre los nervios de la cúpula, se abren una serie de ventanas. En los brazos del crucero, hay dos relieves de estuco en los que se representa la Aparición de la Virgen al Apóstol Santiago. Las paredes debían tener colores sutiles, así, las molduras de las ventanas serían doradas, las celosías del coro, verde, los muros exteriores contarían con trampantojos116, las barandas de madera imitarían el hierro, y los altares, también de madera, imitarían mármoles. De cara al exterior, el ábside estaría recorrido por pilastras jónicas, terminando con una espadaña; dada su orientación mirando hacia la ciudad, sería tratado como si fuera la fachada principal.
Ya en el siglo XVIII, se abrió la puerta del lado Sur, en la que se ve la fecha de 1722, además de decorarse la botica del siglo XVI con pinturas de guirnaldas, de las que sólo han quedado restos. En 1673, el hospital compró un solar al cabildo de tejedores; en él, a finales del siglo XVII y principios del XVIII, se hizo una escalera doble que une la calle con el edificio.
Habiendo sufrido graves daños durante la Guerra de la Independencia, desde el año 1877, el hospital está a cargo de las Hijas de la Caridad y continúa siendo una institución benéfica, acogiendo a ancianos que son cuidados entre sus muros, además de contar con un colegio.
Localización: Calle Mateo Miguel Ayllón, s/n. 16002 Cuenca.
El Almudí117, o Pósito Real, también conocido como alhorí118, lo construyó el maestro cantero Pedro López de la Vaca, a quien se lo había encargado el Ayuntamiento en 1528 tras recibir éste, a su vez, dicho mandato de Felipe II. El lugar escogido para su fábrica fue junto a la Puerta del Postigo, sobre la muralla de la ciudad, actualmente frente al lateral Sur del Convento de Benedictinas, en la Calle del Pósito, a la que este edificio ha dado nombre. De la importancia y funcionalidad de él, además de para guardar el grano, nos puede informar el hecho de que en el reglamento de la Diputación aparecía la obligatoriedad de vender todos los cereales en su puerta.
De planta rectangular y dos alturas en su interior, está construido con sillería y mampostería, contando con una fachada principal, de una anchura más que considerable y orientada al Noreste, decorada con tres escudos: el de Cuenca, sobre la puerta; el de España, en el centro; y un tercero, no identificado, a la derecha.
A lo largo de la historia, ha sido modificado en varias ocasiones, destacando la obra llevada a cabo bajo el reinado (1746-1759) de Fernando VI (1713-1759), en la que fue reconstruido, salvándose la anterior portada del XVI, de sillería almohadillada y arco de medio punto, que se ve descentrada a la izquierda. A principios del siglo XX, en 1906, el aspecto de la fachada fue nuevamente modificado, al perder algo de altura debido al mayor nivel de la calle con el fin de mejorar el recorrido por ella.
Una vez perdida su función primordial, ha sido utilizado para tareas tan dispares como Conservatorio de Música, Museo Arqueológico, o gimnasio, estando en la actualidad (septiembre de 2015), según nos informa la página del Ayuntamiento, utilizado por diferentes servicios municipales, contando además con una sala de exposiciones.
Localización: Calle Pósito, 4. 16001 Cuenca.
En la Puerta de Valencia, hallamos el Monasterio de la Concepción Francisca, o Franciscana, el único de monjas que estaba situado extramuros de la ciudad y que los conquenses conocen también con el nombre de Concepcionistas de la Puerta de Valencia.
Su fundación se llevó a cabo en el año 1501 de la mano de Don Álvaro Pérez de Montemayor, canónigo que era de la Santa Iglesia Catedral de Toledo, y tres años después, en 1504, el monasterio ya estaba construido. Para ello, la Iglesia se levantaría en el solar en el que antaño estuviera la Ermita de la Trinidad, por lo que, como apunta María Luz Rokiski Lázaro en su libro "Arquitecturas de Cuenca, Tomo I", en algunos documentos del siglo XVI el monasterio es llamado de las monjas de la Trinidad. Pidió Pérez de Montemayor ser enterrado junto con su familia en la capilla mayor, delante del altar; y así se hizo, en un sepulcro que, en 1512, había sido labrado por el entallador Diego de Flandes por un precio de 19.600 maravedíes119. De este sepulcro, por desgracia, sólo se tienen descripciones escritas, no habiendo llegado a nuestros días una imagen del mismo; se sabe que era de alabastro y que tenía una representación yaciente de Pérez de Montemayor, a la que acompañaba la de un paje; además, quedaba alzado sobre unos leones y tenía los frentes adornados con cuatro escudos sustentados por niños.
El edificio monacal tiene tres alturas, presentando al exterior unas fachadas extremadamente sobrias en las que se abren unas ventanas asimétricas y de pequeño tamaño que apenas si dejan pasar la luz, y en las que también se puede ver el escudo del fundador. El ingreso al monasterio se hace por una puerta de arco de medio punto y trazas sencillas. Ya en el interior, las distintas dependencias se organizan alrededor de un patio de planta irregular. Sin embargo, poco ha llegado a nuestros días de aquella construcción original, salvo el patio (adaptado), los tramos de escalera y la portada de acceso a la Iglesia.
Dicha portada, obra de Pedro de Alviz, es de estilo plateresco con algunos elementos barrocos, si bien el diseño es muy sencillo, siendo el acceso un arco de medio punto enmarcado por pilastras adosadas sobre las que asienta un entablamento que queda rematado por un frontón triangular. En cuanto a la decoración, las enjutas quedan adornadas con unos ángeles que sustentan sendos escudos; el friso120 tiene grutescos121 y medallones con cabezas de perfil; y el tímpano cuenta con una hornacina que acoge una imagen de la Virgen a la que, a ambos lados, unos ángeles ofrecen frutos. La portada está coronada por una figura que tiene a su lado una calavera, quizás una alegoría de la muerte, pues se completa, a los pies, con la inscripción "Memento mori respice finem".
En el siglo XVII, los maestros Juan Bautista de Vierna, de cantería, y Diego de Ramos, de albañilería, llevan a cabo unas obras en el monasterio de las que, sin embargo, no se conocen detalles. En la misma centuria, Cristóbal Sánchez realizó una fuente y se sabe que en 1612, Juan del Villar y Martín Fernández, ambos escultores, labraron un retablo para la capilla mayor, el cual sería sustituido más adelante, ya en el siglo XVIII, por uno de José Martín de Aldehuela que sería más acorde con el estilo del nuevo templo. Y es que en dicho siglo, la Iglesia fue rehecha por completo por Aldehuela, quien entregaba la redacción de las condiciones según el proyecto encargado por las monjas el 24 de septiembre de 1768. Al día siguiente, la obra era adjudicada al propio Martín de Aldehuela, junto con los también arquitectos Agustín López y Pedro Merino Torre. Los trabajos, pues, comenzaron, no sin antes tapiar el claustro con el fin de asegurar la intimidad de la clausura de las monjas hasta que las obras estuvieran acabadas.
Gracias a la descripción detallada de las condiciones, hoy sabemos que el maestro podía disponer de todo el material de construcción que extrajera del derribo del edificio anterior, como las tejas, la piedra, la madera, etc., quedando en manos de las monjas la rejería, las vidrieras, la carpintería de puertas y ventanas, y la sillería del coro. Se utilizó, así, mampostería en los muros, ladrillo en arcos y bóvedas, y piedra para rellenar los cimientos, alcanzando estos últimos una altura de seis pies. En el interior, la huella de José Martín se había de notar en los colores claros, la decoración ligera, o las tribunas sin acceso a modo de simple ornamento. En el exterior, se conservaría, como hemos visto, la primitiva portada del siglo XVI.
La Guerra Civil, como en tantas otras, hizo sus estragos en esta Iglesia, siendo utilizada como cárcel del pueblo, devastado su interior y quemado el retablo mayor junto con su camarín.
En 1997, el monasterio fue incoado para ser declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de monumento.
Localización: Calle Puerta de Valencia, 4. 16001 Cuenca.
Muy cerca del Monasterio de la Concepción Francisca, encontramos la llamada Casa de las Rejas. Fue construida a finales del siglo XVI y comienzos del XVII al término de lo que en tiempos fue el Campo de San Francisco, zona que en aquella época era una de las preferidas de la burguesía.
Cuenta con dos plantas en las que las estancias se ordenan en torno a un patio porticado; cabe destacar que el zaguán, en lugar de quedar frente al patio, está situado siguiendo la tradición islámica, pues hace una entrada en recodo. En la fachada principal, podemos ver cuatro ventanas que quedan cerradas mediante unas rejas de hierro que le han dado el nombre a la casa; asimismo, entre dos de ellas hay un escudo que sostienen dos tenantes123 desnudos. Tenía, además, una ventana en el ángulo enmarcada con pilastras, pero posteriormente fue cegada y en su lugar se colocó un adorno barroco. Las numerosas reformas para adaptar el edificio a los diferentes usos que ha tenido a lo largo del tiempo han hecho que, actualmente, nos haya llegado con un aspecto muy diferente del que tuvo originalmente cuando fue construida. En la esquina, se halla la Posada de San Julián, que algunas fuentes apuntan que debió formar parte de la Casa de las Rejas y que en 1999 fue incoada para ser declarada Bien de Interés Cultural en la categoría de monumento.
Varias son las leyendas, todas ellas pasionales, que se han forjado alrededor de esta casa. Por un lado, se dice que el escudo era de una conocida familia y que el señor de la casa, a causa de una trampa, apuñaló a su esposa, siendo después víctima de la consternación por lo que había hecho, al mismo tiempo que quien había urdido el engaño caía en manos del verdugo; para evitar que la familia fuera recordada por tales hechos, las armas habrían sido borradas del escudo. También se cuenta que hubo un joven que se enamoró de una muchacha que en esta casa vivía con su familia; sin embargo, el padre ya tenía otros planes para ella, por lo que para impedir esta relación, no dudó en emparedar al chico en el antes mencionado balcón esquinado; la joven, enamorada como estaba, cayó enferma y pidió pasar los días que le quedaran de vida en la habitación en la que había muerto su amor.
Localización: Calle de las Torres, 3 y 5. 16001 Cuenca.
Al Este de la ciudad de Cuenca, extramuros de la misma, sobre un espigón situado en la margen izquierda124 de la hoz del Huécar, se levanta el Convento de San Pablo, construido para los frailes dominicos en el siglo XVI en el mismo lugar en donde todo indica que anteriormente existió un monasterio. Su fundación, en 1523, se debió al canónigo Don Juan del Pozo, quien tendría la dicha de ver la bendición de su iglesia, por parte del obispo de Coria don Francisco de Mendoza, en 1538, sólo un año antes de su muerte, sucedida ésta el 5 de noviembre de 1539. Tras su fallecimiento, sería enterrado en el crucero de este templo.
Don Juan del Pozo escogió para la construcción de tan extraordinaria obra a los arquitectos Juan y Pedro de Alviz, dos hermanos naturales de Vizcaya. Ambos eran de formación gótica, algo que se puede comprobar en el primer edificio construido de todo el complejo, la Iglesia, la cual fue diseñada con las formas típicas de las iglesias conventuales levantadas durante el reinado de los Reyes Católicos (1474-1516). Así, tenemos un templo de planta rectangular, con una sola nave y cubierta con bóveda de crucería estrellada y diseño geométrico, presentando las dispuestas sobre el crucero y la cabecera una mayor elaboración. La nave, extendida a lo largo de tres tramos, contiene diversas capillas hornacinas situadas entre los contrafuertes; el coro se encuentra ubicado a los pies del templo, levantado sobre un arco escarzano125 y presentando un sotacoro126 penumbroso, en contraposición con la luz que ilumina el presbiterio, que ocupa todo el ancho de la nave y que está dispuesto a una altura algo mayor que la del resto de la nave, por lo que se accede hasta él mediante unas gradas127.
En el interior de la nave, coexisten diferentes estilos según el momento de su construcción. Así, al haberla comenzado, como era normal entonces, por la cabecera, en ella tenemos que los arcos de la capilla mayor y del crucero son apuntados128 y se apoyan sobre baquetones, mientras que los de la nave son de medio punto y arrancan desde semicolumnas apoyadas sobre pilares circulares y ménsulas. Dado que esta última característica es propia del trabajo de Pedro de Alviz y que fue él quien se hizo cargo de las obras a la muerte de su hermano, quizás sea él el responsable de haber modificado el estilo de los arcos en la nave, algo que no realizó en la techumbre de la misma, al tener todo el templo el mismo estilo de cubiertas.
Dos años después de haber ordenado la construcción del monasterio, Don Juan del Pozo dispuso también la construcción de la portada principal de la Iglesia, labor que le encargó al maestro de cantería Pedro de Oñate el 27 de octubre de 1525 y que fue derruida en el siglo XVIII para construir la que actualmente se puede contemplar. Para saber cómo era la primera, hay dos fuentes de información: una es el contrato para su construcción, en el cual hay una descripción de la misma, y la otra es uno de los dibujos que Wyngaerde realizó de Cuenca en 1565 y en el que sale la portada de San Pablo. Estaba formada por dos puertas gemelas de arcos escarzanos separadas por un parteluz130 y situadas bajo un arco en cuyo tímpano se encontraba la imagen de la Asunción de la Virgen con Don Juan del Pozo de rodillas a sus pies. Sobre todo este conjunto, estaban las figuras de San Pablo, en el centro, y de Santo Domingo y de Santo Tomás, a los lados, y a su vez, éstas quedaban situadas bajo un gran arco conopial132 que coronaba todos los elementos. El autor de las esculturas fue Elmo de Horn. No hemos encontrado la fecha de terminación de la portada, pero sí la información, en el libro "Arquitecturas de Cuenca" de Mª Luz Rokiski Lázaro, de que en el año 1559 la portada aún se encontraba sin terminar, de que Don Pedro del Pozo, familiar de Don Juan y también canónigo, dispuso en su testamento que dejaba quinientos ducados para la finalización de la portada, del retablo, del claustro y del puente, y que exponía su voluntad de ser enterrado en este convento.
Antes de seguir con la portada actual, volvamos a la Iglesia y mencionemos el importante desacuerdo que hubo a su finalización entre el arquitecto, Pedro de Alviz, y el fundador, Don Juan del Pozo, y de cuya importancia dan fe los árbitros nombrados para dilucidarlo: el Marqués de Cañete, un obispo y cuatro arquitectos.
En el siglo XVIII, la fachada principal es modificada en su conjunto, quedando delimitada entre dos pilastras cajeadas de estilo jónico y bajo una cornisa volada. Por encima de ésta y como remate del conjunto, aparece en su centro una espadaña que conserva los dos vanos que tenía la que aparece en el plano de Wyngaerde, aunque ésta se encontraba en otra localización, en el lateral lindante con el convento, siendo pocas más las semejanzas entre ambas.
La portada, levantada por José Martín de Aldehuela, está constituida por tres cuerpos: el inferior tiene dos columnas jónicas, con fustes estriados y atravesados por guirnaldas de flores, con una portada central bajo arco de medio punto y también enmarcada por un bocel de geométricas formas que en su parte superior desciende desde el entablamento hasta la clave; el central se articula alrededor de un vano rectangular, enmarcado entre dobles pilastras y pináculos con la figura de un perro delante de la ventana, en su centro, como símbolo de los Dominicos, considerados los guardianes del Señor; en el superior, entre los jarrones de sus laterales y bajo un frontón conopial, se encuentra el escudo de la Inquisición, ya que hay que tener presente que aquí se celebraron importantes procesos inquisitoriales.
Otra importante modificación, llevada a cabo en el siglo XVIII por el arquitecto José Martín, fue la Capilla de la Virgen del Rosario, original del siglo XVI y cuya devoción, según algunas fuentes, podría extenderse hasta la época medieval; de hecho, existía hasta no hace mucho la Romería de la Virgen del Rosario, que subía hasta los alrededores de San Pablo. Dicha capilla, abierta en la hornacina existente entre un contrafuerte de la nave, no lo olvidemos, se diseñó, como si de un templo en miniatura se tratase, con una planta oval y un camarín detrás del altar, transformando el espacio de la hornacina en un tramo de este pequeño templo. Su cubierta es una cúpula elíptica abierta con lunetos. Lamentablemente el altar desapareció al ser incendiado en 1936.
Aunque la fábrica de la Iglesia comenzó en 1523, las obras del resto de dependencias conventuales no se iniciaron hasta el año 1533, a cargo también de Pedro de Alviz, encargándose de la albañilería y de la carpintería los maestros Juan Sánchez y su hijo Pedro Sánchez Estuhi, como así se refleja en el contrato firmado con ellos por el fundador en octubre de 1532. Estos últimos eran, asimismo, entalladores, por lo que fueron los encargados de amueblar la biblioteca, el refectorio136, la sala capitular y la sacristía, para la que labraron una cajonería similar a la de la Catedral y un altar en el que poder oficiar misas.
El edificio diseñado por Alviz era muy distinto al que ha llegado hasta nosotros, debido a los cambios habidos a lo largo de su historia; no obstante, del diseño original se ha conservado el claustro rectangular, construido en estilo plateresco y con una galería abierta a su alrededor. Las arcadas de dicha galería están formadas por arcos de medio punto, apoyadas sobre columnas de robusto aspecto y levantadas sobre plintos137 de cierta altura, cuyos decorados capiteles son de estilo plateresco, en contraposición a las puertas, de estilo gótico, de acceso al claustro. Los arcos fueron cegados durante el siglo XVIII y descubiertos a finales del siglo XX, para su reapertura como establecimiento de hostelería. A lo largo del claustro, se repiten los escudos de Don Juan del Pozo.
Vamos a describir brevemente las distintas dependencias que formaban la casa conventual, organizadas alrededor del claustro. La fachada principal, sobre cuya entrada permanece el escudo del fundador, era la del lateral Sur; en ella, a continuación del zaguán, se abrían dos habitaciones para guardar las limosnas, y en la planta baja se construyeron la cocina, la despensa, el fregadero y el almacén para los utensilios de cocina y comedor, dado que era aquí donde se tenía pensado situar el refectorio; la planta alta estaba reservada a biblioteca y dormitorio para los criados. En el lateral Este, en su planta baja, se diseñó un gran salón cubierto por una armadura de madera y dotado de una gran chimenea para su calefacción, que posteriormente se decidió utilizar como refectorio, levantándose un púlpito en él; en la planta alta estaban las celdas de los monjes, dispuestas en dos filas alrededor de un pasillo central. Esta disposición continúa en el lateral Norte, en el que en su planta baja se encuentra la sacristía, otro zaguán y la sala capitular, también cubierta por una armadura de madera y abierta, mediante un balcón techado por una bóveda estrellada, a la hoz del Huécar. En el lado Oeste, colindante con la Iglesia, la planta baja estaba ocupada por las hornacinas de ésta y en la planta alta, las habitaciones contaban con chimenea. Finalmente decir que este cenobio también disponía de cuadra, estando destinada la planta alta de la misma al alojamiento de los sus mozos.
En cuanto a las diferentes utilizaciones del edificio a lo largo de la historia, decir que éste permaneció como convento hasta 1836, cuando, tras la Desamortización de Mendizábal, fueron expulsados los monjes; en 1885, durante la epidemia de cólera, fue utilizado como hospital; posteriormente, Don Miguel Payá y Rico (1811-1891), obispo de Cuenca entre 1857 y 1874, dispuso su utilización como colegio para los niños pobres; en 1887, Don Juan María Valero Nacarino, obispo de la ciudad entre 1882 y 1890), estableció en él el Seminario Menor, para seminaristas externos con pensión menor a la del Seminario de San Julián; el 3 de julio de 1922, Don Cruz Laplana y Laguna (Plan, Huesca, 1875 - fusilado cerca de Villar de Olaya, Cuenca, 1936) cedió el edificio a los monjes paules para que lo utilizaran como seminario de sus teólogos, en donde permanecieron hasta su expulsión a principios de 1936; a continuación, fue utilizado como guardería hasta el inicio de la Guerra Civil Española, cuando el edificio fue asaltado y expoliado, quedando destruidos altares y retablos, perdiéndose entre estos últimos el Retablo Mayor, de estilo gótico, que antes había pertenecido a la Catedral; tras el fin de la guerra, volvieron los monjes paules al convento y reabrieron el Seminario, permaneciendo en él hasta el año 1974; más adelante, la Iglesia fue utilizada por el Obispado conquense como espacio en el que dar los conciertos de música religiosa y las dependencias del convento fueron convertidas, en 1993, en un Parador Nacional de Turismo. Finalmente, el Obispado cedió el templo al Ministerio de Cultura en 2005 y tras una importante restauración e intervención arqueológica, éste la cedió a la Fundación Torner, para instalar en ella el Espacio Torner, en el que se exponen unas cuarentas obras, en pintura y escultura, del artista conquense Gustavo Torner.
Otra importante construcción de Cuenca, debida a Don Juan del Pozo, es el Puente de San Pablo, construido para una mejor comunicación entre la ciudad y el convento. Levantado en el siglo XVI, parte de él se desplomó en el XVIII, y tras su demolición debido a su mal estado en el XIX, fue sustituido a principios del XX por el actual Puente de San Pablo, que vemos en la fotografía adjunta y del cual trataremos en la página correspondiente a éste siglo.
Localización: Subida a San Pablo, s/n. 16001 Cuenca.
Lourdes Morales Farfán es Licenciada en Periodismo por la Universidad Rey Juan Carlos. ↑
Alfonso de Valdés (Cuenca, 1490 - Viena, 1532) era hijo del regidor conquense Hernando de Valdés y, entre otros cargos, fue escribiente de la Chancillería138 Real y acompañó a Carlos I en sus viajes por Europa como secretario de cartas latinas, lo que le costaría la vida al morir por la epidemia de peste de Viena. Mantuvo correspondencia con importantes personajes de la época, entre los que cabe citar a Erasmo de Rotterdam (1466-1536), siendo además un reconocido escritor, de cuyas obras destaca "De las cosas acaecidas en Roma".
Juan de Valdés (Cuenca, 1499 - Nápoles, 1541) era hermano de Alfonso y tras entrar al servicio del Marqués de Villena Don Diego López Pacheco (1506-1556), estudió Teología en la Universidad de Alcalá, manteniendo, al igual que su hermano, correspondencia con Erasmo de Rotterdam, siendo ambos destacadas figuras del erasmismo español. A causa de sus escritos, cayó en desgracia ante la Inquisición, por lo que hubo de huir de España y establecerse en Roma, en donde llegó a ser gentilhombre141 del Papa Clemente VII (1478-1534) hasta la muerte de éste, momento en que marchó hasta el Reino de Nápoles, en donde ejerció como archivero del mismo. Entre sus escritos, destaca "Diálogo de la Lengua".
Diego Hurtado de Mendoza y Silva (Cuenca, ¿? - Barcelona, 1542), I Marqués de Cañete (aunque anteriormente los Reyes Católicos ya le habían concedico dicho título a su abuelo Don Juan Hurtado de Mendoza al no emitirse el pertinente despacho real no fue hasta el reinado de Carlos I, al emitir aquel, cuando se considera oficialmente como I Marqués de Cañete a su nieto Don Diego) y Guarda Mayor de Cuenca, demostró una gran fidelidad al rey Fernando "el Católico" (Sos, 1452 - Madrigalejo, 1516 ) durante su regencia de Castilla, entre 1507 y 1516, por lo que fue recompensado nombrándosele gobernador de Galicia, cargo que ocupó entre 1510 y 1517. En 1520, se desplaza a Alemania junto a Carlos I, entrando a formar parte del Consejo de Guerra y volviendo a Castilla para enterarse de lo que estaba sucediendo por motivo de la Guerra de Comunidades (1520-1522), volviendo en enero de 1521 a informar de ello al rey y de nuevo a España en julio de ese mismo año. En 1524, vuelve al lado del soberano, obteniendo para su Casa, con carácter hereditario, el puesto de Montero Mayor de Castilla.
Nombrado en 1534 Virrey de Navarra, en 1542 pidió su relevo, muriendo ese mismo año en Barcelona mientras se preparaba para ir a defender a Perpignan (que desde 1172 pertenecía a la Corona de Aragón) de los intentos de anexión franceses.
Andrés Hurtado de Mendoza y Cabrera (Cuenca, ¿? - Lima, 1560), hijo y heredero de Diego Hurtado de Mendoza, sirvió, al igual que su padre, al rey Carlos I, para el que combatió en Alemania, Flandes, Túnez (1535) y Argel (1541). Tras ser nombrado Virrey del Perú en 1554, llevó allí una intensa actividad en la que, tras lograr su pacificación, fundó, entre otras, las ciudades de Santa María de la Parrilla (1555), Cañete (1556) y Santa Ana de los Cuatro Ríos de Cuenca (1557) (perteneciente a Ecuador, el cual formaba parte entonces del virreinato peruano); estableció escuelas para la población nativa; impulsó los cultivos del olivo y de la vid; y fomentó las expediciones por el territorio, como la encomendada a Pedro de Ursúa (Arizcun, comarca de Baztán, Navarra, 1526 - Perú, 1561) de descubrir El Dorado142, o a su hijo García Hurtado de Mendoza de pacificar Chile. Tras ser cesado por el rey Felipe II, murió poco después en la capital del virreinato.
Francisco de Mendoza y Bobadilla (Cuenca, 1508 - Arcos de la Llana, Burgos, 1566), hermano de Andrés Hurtado de Mendoza, eclesiástico y humanista que, dentro de la Iglesia, desempeñó, entre otros, los cargos de Obispo de Coria entre los años 1533 y 1550, y de Burgos entre 1550 y 1566; fue nombrado Cardenal en 1544 por Paulo III (1468-1549) y Arzobispo de Valencia en 1566, muriendo antes de incorporarse a este último puesto. En 1554, fue designado gobernador de Siena hasta la entrega de esta ciudad a Florencia. Fue amigo de San Ignacio de Loyola (1491-1566); conoció en 1531 a Juan Luis Vives (1492-1540) y Erasmo de Rotterdam le tenía por uno de los grandes humanistas españoles. Se piensa que fue él el autor de "Tizón de la Nobleza Española", obra en la que se declara la existencia de sangre judía entre la nobleza española.
Simón de Cuenca, conquistador español que en 1519 desembarcó, junto a Hernán Cortés (1485-1547), en México. Fue regidor de Veracruz, en donde mantuvo preso a Pánfilo de Narváez, muriendo en Xicalango mientras esperaba con dos navíos tener noticias de Hernán Cortés, en un enfrentamiento con el capitán Francisco de Medina.
Pedro de Xaraba (Cuenca, 1490, 94 o 96, - Villaverde, Cuenca, 1576), religioso franciscano, Provincial143 de Castilla y Visitador extraordinario de Andalucía y Mallorca. Fue nombrado por Felipe II, como representante de la Universidad de Alcalá, teólogo consultor en el Concilio de Trento (1545-1563), cayendo gravemente enfermo al emprender el viaje hasta Trento (Italia), por lo que fue relevado del mismo y nombrado Calificador de la Santa Inquisición144 en Cuenca.
Francisco Zamora (Cuenca, 1508 - Piombino, Italia, 1571), religioso franciscano que llegó a ser General de la Orden de Frailes Menores, o franciscanos de la Observancia, entre 1559 y 1565. Anteriormente, había ocupado los cargos de guardián de los conventos franciscanos de Alcázar de San Juan (Ciudad Real), en 1546, y de Huete (Cuenca), en 1550; procurador general de los franciscanos en Roma, en 1552; comisario general ante la corte papal, en 1553; y en 1555, presidió el capítulo general de la Orden, celebrado en Utrecht. Otro nombramiento de su dilatada carrera fue el de Comisario Visitador en Inglaterra, pudiendo también haber sido obispo de Tuy y de Ávila, si no hubiera renunciado a los mismos.
Francisco Becerril (Cuenca, 1494 - Cuenca, 1572) era hijo del platero y orfebre Alonso Becerril, originario de Potes, en Santander, y residente desde niño en Cuenca. Francisco fue, al igual que su padre, platero, destacando por sus obras como uno de los más importantes artesanos en esta disciplina de su época. Entre sus trabajos, destacó la que sería la obra de su vida, una gran custodia de plata para la Catedral conquense que le encomendó hacer el que fuera Obispo de esta diócesis entre 1518 y 1537 Don Diego Ramírez de Fuenleal (Villaescusa de Haro, Cuenca, ¿1459? - Cuenca, 1537) y que, tras su muerte, finalizó en 1573 su hijo Cristóbal, el cual iba a dar continuidad a esta ilustre familia de artesanos. Lamentablemente, esta obra de arte fue destruida en 1808 por las tropas francesas durante la Guerra de la Independencia Española (1808-1814).
Fernando Carrillo de Mendoza (Cuenca, ¿1525 - 1579?), Conde de Priego, fue embajador en Portugal de Felipe II, Capitán General de Sevilla y Mayordomo Mayor (dirigía su educación) del hermanastro de este rey, Don Juan de Austria. Tras participar en la batalla de Lepanto, junto a dos de sus hijos, y teniendo a Don Juan como comandante en jefe de la liga cristiana, fue designado para comunicar al Papa el victorioso resultado del combate, concediéndole S.S. Papa Pío V (1504 - 1572) autorización para construir el Monasterio de San Miguel de la Victoria, en Priego, una promesa que Don Fernando había realizado si tanto él como sus hijos sobrevivían al combate.
Más Cuenca ▲
- Cuenca (I): siglos IX a XIII, de su fundación a la conquista castellana
- Cuenca (II): siglos XIV a XV, desarrollo urbano y despegue económico
- Cuenca (IV): siglo XVII, la caída de la economía conquense
- Cuenca (V): siglo XVIII, el intento de regeneración de una ciudad barroca
- Cuenca (VI): siglo XIX, hundimiento de la producción y desamortización eclesiástica
- Cuenca (VII): siglo XX, la recuperación del casco histórico
- Índice de Monumentos de Cuenca
Monográficos de Cuenca ▲
- Cuenca: Calle de San Pedro
- Cuenca: Iglesia de San Pedro
- Cuenca: La Ciudad Encantada
- 1 Mesta: En el año 1273, Alfonso X "el Sabio" decide conceder una serie de privilegios a los ganaderos trashumantes2 del Reino de Castilla, dando lugar a la creación de la Mesta, institución que reunía todas las cofradías y asociaciones de ganaderos que en dicho siglo había en Castilla. De este modo, se concedía la libertad de poder pastar en todo el territorio; castigar a todo aquel que atentara contra los pastores; no estar obligado a pagar montazgo3, pontazgo4, ni demás impuestos de paso; y, finalmente, tenían sus propios jueces, además de ser el mismo rey el que refrendaba las decisiones que tomaran. Aquellos que pertenecían a la Mesta estaban organizados en cuadrillas, eligiendo a sus alcaldes y teniendo los cargos una autoridad real. ↑
- 2 Trashumancia: Acción y efecto de trashumar. // Dicho del ganado: Pasar con sus conductores desde las dehesas de invierno a las de verano, y viceversa. ↑
- 3 Montazgo: Tributo pagado por el tránsito de ganado por un monte. ↑
- 4 Pontazgo: Derechos que se pagan en algunas partes para pasar por los puentes. ↑
- 5 Ceca: Casa donde se labra moneda. ↑
- 6 Ducado: Moneda de oro que se usó en España hasta fines del siglo XVI, de valor variable. ↑
- 7 Pósito: Instituto de carácter municipal y de muy antiguo origen, destinado a mantener acopio de granos, principalmente de trigo, y prestarlos en condiciones módicas a los labradores y vecinos durante los meses de menos abundancia. // Casa en que se guarda el grano de dicho instituto. ↑
- 8 Porticado: Dicho de una construcción: Que tiene soportales9. ↑
- 9 Soportal: Espacio cubierto que en algunas casas precede a la entrada principal. // Pórtico, a manera de claustro, que tienen algunos edificios o manzanas de casas en sus fachadas y delante de las puertas y tiendas que hay en ellas. ↑
- 10 Mancebía: Burdel. // Casa de prostitución. ↑
- 11 Comunero: Perteneciente o relativo a las Comunidades de Castilla. // Hombre que seguía el partido de las Comunidades de Castilla. ↑
- 12 Nuncio: Representante diplomático del Papa, que ejerce además, como legado, ciertas facultades pontificias. ↑
- 13 Concejo: Casa consistorial. // Ayuntamiento. ↑
- 14 Mampostería: Obra hecha con mampuestos15 colocados y ajustados unos con otros sin sujeción a determinado orden de hiladas o tamaños. ↑
- 15 Mampuesto: Se dice del material que se emplea en la obra de mampostería. // Piedra sin labrar que se puede colocar en obra con la mano. ↑
- 16 Arco de medio punto: El que consta de una semicircunferencia. ↑
- 17 Imposta: Hilada de sillares algo voladiza, a veces con moldura, sobre la cual va sentado un arco. ↑
- 18 Dovela: Piedra labrada en forma de cuña, para formar arcos o bóvedas, el borde del suelo del alfarje, etc. // Cada una de las superficies de intradós o de trasdós de las piedras de un arco o bóveda. ↑
- 19 Paramento: Cada una de las dos caras de una pared. ↑
- 20 Sillar: Cada una de las piedras labradas, por lo común en forma de paralelepípedo rectángulo, que forma parte de una construcción de sillería. ↑
- 20a Epifanía: Festividad que celebra la Iglesia católica el día 6 de enero, en conmemoración de la adoración de los Reyes Magos. ↑
- 20b Jamba: Cada una de las dos piezas labradas que, puestas verticalmente en los dos lados de las puertas o ventanas, sostienen el dintel o el arco de ellas. ↑
- 20c Cartela: Pedazo de cartón, madera u otra materia, a modo de tarjeta, destinado para poner o escribir en él algo. ↑
- 20d Prioste: Mayordomo de una hermandad o cofradía. ↑
- 20e Tímpano: Espacio triangular que queda entre las dos cornisas inclinadas de un frontón y la horizontal de su base. ↑
- 21 Canónigo: Eclesiástico que tiene una canonjía22. ↑
- 22 Canonjía: Prebenda23 por la que se pertenece al cabildo de iglesia catedral o colegial. ↑
- 23 Prebenda: Cualesquiera de los antiguos beneficios eclesiásticos superiores de las iglesias catedrales y colegiatas; como la dignidad, el canonicato, la ración, etc. ↑
- 24 Capellán: Eclesiástico que obtiene alguna capellanía25. // Cualquier eclesiástico, aunque no tenga capellanía. // Sacerdote que dice misa en un oratorio privado y frecuentemente mora en la casa. ↑
- 25 Capellanía: Fundación en la que ciertos bienes quedan sujetos al cumplimiento de misas y otras cargas pías. ↑
- 26 Estuco: Masa de yeso blanco y agua de cola, con la cual se hacen y preparan muchos objetos que después se doran o pintan. ↑
- 27 Bula: Documento pontificio relativo a materia de fe o de interés general, concesión de gracias o privilegios o asuntos judiciales o administrativos, expedido por la Cancillería Apostólica y autorizado por el sello de su nombre u otro parecido estampado con tinta roja. ↑
- 28 Vano: Parte del muro o fábrica en que no hay sustentáculo o apoyo para el techo o bóveda; por ejemplo, los huecos de ventanas o puertas y los intercolumnios. ↑
- 29 Pilastra: Columna de sección cuadrangular. ↑
- 30 Mitra: Toca alta y apuntada con que en las grandes solemnidades se cubren la cabeza los arzobispos, obispos y algunas otras personas eclesiásticas que tienen este privilegio. ↑
- 31 Bóveda: Obra de fábrica curvada, que sirve para cubrir el espacio comprendido entre dos muros o varios pilares. ↑
- 32 Columna corintia: El que tiene la columna de unos diez módulos33 o diámetros de altura, el capitel36 adornado con hojas de acanto37 y caulículos38, y la cornisa40 con modillones41. ↑
- 33 Módulo: Medida que se usa para las proporciones de los cuerpos arquitectónicos. En la antigua Roma, era el semidiámetro del fuste34 en su parte inferior. ↑
- 34 Fuste: Parte de la columna que media entre el capitel y la basa35. ↑
- 35 Basa: Asiento sobre el que se pone la columna o la estatua. ↑
- 36 Capitel: Parte superior de la columna y de la pilastra, que las corona con forma y ornamentación distintas, según el estilo de arquitectura a que corresponde. ↑
- 37 Acanto: Planta de la familia de las Acantáceas, perenne, herbácea, con hojas anuales, largas, rizadas y espinosas. // Ornato hecho a imitación de las hojas de esta planta, característico del capitel del orden corintio. ↑
- 38 Caulículo: Cada uno de los vástagos que nacen del interior de las hojas que adornan el capitel corintio, y van a enroscarse en los ángulos y medios del ábaco39. ↑
- 39 Ábaco: Parte superior en forma de tablero que corona el capitel. ↑
- 40 Cornisa: Coronamiento compuesto de molduras, o cuerpo voladizo con molduras, que sirve de remate a otro. ↑
- 41 Modillón: Miembro voladizo sobre el que se asienta una cornisa o alero, o los extremos de un dintel. ↑
- 42 Panda: Cada una de las galerías o corredores de un claustro. ↑
- 43 Arco carpanel: El que consta de varias porciones de circunferencia tangentes entre sí y trazadas desde distintos centros. ↑
- 44 Columna jónica: Columna perteneciente al orden jónico45. Su capitel está adornado con volutas. ↑
- 45 Orden jónico: El que tiene la columna de unos nueve módulos o diámetros de altura, el capitel, adornado con grandes volutas46, y dentículos47 en la cornisa. ↑
- 46 Voluta: Adorno en forma de espiral o caracol, que se coloca en los capiteles de los órdenes jónico y compuesto. ↑
- 47 Dentículo: Cada uno de los adornos con forma de paralelepípedo rectángulo que, formando fila, se colocan en la parte superior del friso48 del orden jónico y en algunos otros miembros arquitectónicos. ↑
- 48 Friso: Parte del cornisamento que media entre el arquitrabe49 y la cornisa, donde suelen ponerse follajes y otros adornos. ↑
- 49 Arquitrabe: Parte inferior del entablamento50, la cual descansa inmediatamente sobre el capitel de la columna. ↑
- 50 Entablamento: Cornisamento. // Conjunto de molduras que coronan un edificio o un orden de arquitectura. Ordinariamente se compone de arquitrabe, friso y cornisa. ↑
- 51 Plateresco: Se dice del estilo español de ornamentación empleado por los plateros del siglo XVI, aprovechando elementos de las arquitecturas clásica y ojival. ↑
- 52 Frontón: Remate triangular de una fachada o de un pórtico. Se coloca también encima de puertas y ventanas. ↑
- 53 Almohadillado: Que tiene almohadillas54. ↑
- 54 Almohadilla: Parte del sillar que sobresale de la obra, con las aristas achaflanadas o redondeadas. ↑
- 55 Zaguán: Espacio cubierto situado dentro de una casa, que sirve de entrada a ella y está inmediato a la puerta de la calle. ↑
- 56 Bruñido: Reluciente. ↑
- 57 Crujía: Tránsito largo de algunos edificios que da acceso a las piezas que hay a los lados. ↑
- 58 Crucero: Espacio en que se cruzan la nave mayor de una iglesia y la que la atraviesa. ↑
- 59 Enjuta: Triángulo o espacio que deja en un cuadrado el círculo inscrito en él. ↑
- 60 Pechina: Cada uno de los cuatro triángulos curvilíneos que forman el anillo de la cúpula con los arcos torales61 sobre que estriba. ↑
- 61 Arco toral: Cada uno de los cuatro en que estriba la media naranja de un edificio. ↑
- 62 Agua: Vertiente de un tejado. ↑
- 64 Matacán: Obra voladiza en lo alto de un muro, de una torre o de una puerta fortificada, con parapeto y con aberturas en el suelo para disparar a través de él, observar y hostilizar al enemigo. ↑
- 65 Saetera: Abertura larga y estrecha en un muro para disparar saetas. // Ventanilla estrecha de las que se suelen abrir en las escaleras y otras partes. ↑
- 66 Adarve: Muro de una fortaleza. // Camino situado en lo alto de una muralla, detrás de las almenas; en fortificación moderna, en el terraplén que queda después de construido el parapeto. ↑
- 67 Chapitel: Remate de las torres que se levanta en forma piramidal. ↑
- 68 Herreriano: Perteneciente o relativo a Juan de Herrera o a su obra. La influencia herreriana en los artistas de su época. // Con rasgos característicos de la obra de este arquitecto español. ↑
- 69 Almena: Cada uno de los prismas que coronan los muros de las antiguas fortalezas para resguardarse en ellas los defensores. ↑
- 70 Columna dórica: Columna perteneciente al orden dórico71. Su capitel se compone de un ábaco con un equino74 o un cuarto bocel75, y las más antiguas no tenían basa. ↑
- 71 Orden dórico: El que tiene la columna de ocho módulos o diámetros a lo más de altura, el capitel sencillo y el friso adornado con metopas72 y triglifos. ↑
- 72 Metopa: En el friso dórico, espacio que media entre triglifo73 y triglifo. ↑
- 73 Triglifo: Adorno del friso dórico que tiene forma de rectángulo saliente y está surcado por tres canales. ↑
- 74 Equino: Moldura convexa, característica del capitel dórico. ↑
- 75 Cuarto bocel: Moldura convexa, cuya sección es un cuarto de círculo. ↑
- 76 Entallador: Persona que entalla77. ↑
- 77 Entallar: Hacer figuras de relieve en madera, bronce, mármol, etc. ↑
- 78 Cajear: Hacer una caja o hueco en una pieza para ensamblarla con otra. ↑
- 79 Bóveda de medio cañón: Bóveda de superficie generalmente semicilíndrica que cubre el espacio comprendido entre dos muros paralelos. ↑
- 80 Luneto: Bovedilla en forma de media luna abierta en la bóveda principal para dar luz a esta. ↑
- 81 Piedra toba: Piedra caliza, muy porosa y ligera, formada por la cal que llevan en disolución las aguas de ciertos manantiales y que van depositándola en el suelo o sobre las plantas u otras cosas que hallan a su paso. ↑
- 82 Presbiterio: Área del altar mayor hasta el pie de las gradas por donde se sube a él, que regularmente suele estar cercada con una reja o barandilla. ↑
- 83 Vellón: Liga de plata y cobre con que se labró moneda antiguamente. // Moneda de cobre que se usó en lugar de la fabricada con liga de plata. ↑
- 84 Parroquia: Iglesia en que se administran los sacramentos y se atiende espiritualmente a los fieles de una feligresía. ↑
- 85 Racionero: Prebendado que tenía ración86 en una iglesia catedral o colegial. ↑
- 86 Ración: Prebenda en alguna iglesia catedral o colegial, y que tiene su renta en la mesa del cabildo. ↑
- 87 Hoz: Angostura que forma un río entre dos sierras. ↑
- 88 Mayordomo: Oficial que se nombra en las congregaciones o cofradías para que atienda a los gastos y al cuidado y gobierno de las funciones. // Cada uno de los individuos de ciertas cofradías religiosas. ↑
- 89 Provisor: Juez diocesano nombrado por el obispo, con quien constituye un mismo tribunal, y que tiene potestad ordinaria para ocuparse de causas eclesiásticas. ↑
- 90 Trapezoidal: Perteneciente o relativo al trapezoide91. // De forma de trapezoide. ↑
- 91 Trapezoide: Cuadrilátero irregular que no tiene ningún lado paralelo a otro. ↑
- 92 Ménsula: Miembro de arquitectura perfilado con diversas molduras, que sobresale de un plano vertical y sirve para recibir o sostener algo. ↑
- 93 Baquetón: Baqueta94 grande. ↑
- 94 Baqueta: Moldura redonda y más delgada que el bocel95. ↑
- 95 Bocel: Moldura convexa lisa, de sección semicircular y a veces elíptica. ↑
- 96 Arcosolio: Arco que alberga un sepulcro abierto en la pared. ↑
- 97 Machón: Pilar de fábrica. ↑
- 98 Linterna: Torre pequeña más alta que ancha y con ventanas, que se pone como remate en algunos edificios y sobre las medias naranjas de las iglesias. ↑
- 99 Maestre: Superior de cualquiera de las órdenes militares. ↑
- 100 Procurador: Persona que en virtud de poder o facultad de otra ejecuta en su nombre algo. // En las comunidades, persona por cuya mano corren las dependencias económicas de la casa, o los negocios y diligencias de su provincia. ↑
- 101 Corregidor: Magistrado que en su territorio ejercía la jurisdicción real con mero y mixto imperio, y conocía de las causas contenciosas y gubernativas, y del castigo de los delitos. // Alcalde que libremente nombraba el rey en algunas poblaciones importantes para presidir el ayuntamiento y ejercer varias funciones gubernativas. ↑
- 102 Pie: Medida de longitud usada en muchos países, aunque con varia dimensión. ↑
- 103 Visitador: Juez, ministro o empleado que tiene a su cargo hacer visitas o reconocimientos. ↑
- 104 Pretil: Murete o vallado de piedra u otra materia que se pone en los puentes y en otros lugares para preservar de caídas. ↑
- 105 Voladizo: Que vuela o sale de lo macizo en las paredes o edificios. ↑
- 106 Casetón: Artesón. // Elemento constructivo poligonal, cóncavo, moldurado y con adornos, que dispuesto en serie constituye el artesonado. ↑
- 107 Enlucido: Blanqueado para que tenga buen aspecto. // Capa de yeso, estuco u otra mezcla, que se da a las paredes de una casa con objeto de obtener una superficie tersa. ↑
- 108 Zapata: Pieza puesta horizontalmente sobre la cabeza de un pie derecho109 para sostener la carrera110 que va encima y aminorar su vano. ↑
- 109 Pie derecho: Madero que en los edificios se pone verticalmente para que cargue sobre él algo. ↑
- 110 Carrera: Viga horizontal para sostener otras, o para enlace de las construcciones. ↑
- 111 Troje: Troj. // Espacio limitado por tabiques, para guardar frutos y especialmente cereales. ↑
- 112 Buba: Postilla o tumor pequeño de pus. // Tumor blando, comúnmente doloroso y con pus, que se presenta de ordinario en la región inguinal como consecuencia del mal venéreo, y también a veces en las axilas y en el cuello. ↑
- 113 Cenador: Espacio, comúnmente redondo, que suele haber en los jardines, cercado y vestido de plantas trepadoras, parras o árboles. ↑
- 114 Batán: Máquina generalmente hidráulica, compuesta de gruesos mazos de madera, movidos por un eje, para golpear, desengrasar y enfurtir los paños. ↑
- 115 Roleo: Voluta de capitel. ↑
- 116 Trampantojo: Trampa o ilusión con que se engaña a alguien haciéndole ver lo que no es. ↑
- 117 Almudí: Alhóndiga. // Casa pública destinada para la compra y venta del trigo. En algunos pueblos sirve también para el depósito y para la compra y venta de otros granos, comestibles o mercaderías que no devengan impuestos o arbitrios de ninguna clase mientras no se vendan. ↑
- 118 Alhorí: Alfolí. // Granero o pósito. ↑
- 119 Maravedí: Moneda española, efectiva unas veces y otras imaginaria, que ha tenido diferentes valores y calificativos. ↑
- 120 Friso: Faja más o menos ancha que suele pintarse en la parte inferior de las paredes, de diverso color que estas. También puede ser de seda, estera de junco, papel pintado, azulejos, mármol, etc. ↑
- 121 Grutesco: Se dice del adorno caprichoso de bichos, sabandijas, quimeras y follajes. ↑
- 123 Tenante: Cada una de las figuras de ángeles u hombres que sostienen el escudo. ↑
- 124 Margen izquierda: Si estamos en un río y miramos hacia donde fluye el agua, la margen izquierda de ese río será aquella que se encuentre en el lado izquierdo. ↑
- 125 Arco escarzano: El que es menor que la semicircunferencia del mismo radio. ↑
- 126 Sotacoro: Lugar bajo el coro. ↑
- 127 Grada: Tarima que se suele poner al pie de los altares. ↑
- 128 Arco apuntado: Arco que consta de dos porciones de curva que forman ángulo en la clave129. ↑
- 129 Clave: Piedra con que se cierra el arco o bóveda. ↑
- 130 Parteluz: Mainel131 o columna delgada que divide en dos un hueco de ventana. ↑
- 131 Mainel: Miembro arquitectónico, largo y delgado, que divide un hueco en dos partes verticalmente. ↑
- 132 Arco conopial: El muy rebajado133 y con una escotadura135 en el centro de la clave, que lo hace semejante a un pabellón o cortinaje. ↑
- 133 Arco rebajado: Aquel cuya altura es menor que la mitad de su luz134. ↑
- 134 Luz:: Distancia horizontal entre los apoyos de un arco, viga, etc. ↑
- 135 Escotadura: Entrante que resulta en una cosa cuando está cercenada, o cuando parece que lo está. ↑
- 136 Refectorio: En las comunidades y en algunos colegios, habitación destinada para juntarse a comer. ↑
- 137 Plinto: Base cuadrada de poca altura. ↑
- 138 Chancillería: Cancillería139. ↑
- 139 Cancillería: Oficio de canciller140. ↑
- 140 Canciller: En lo antiguo, secretario encargado del sello real, con el que autorizaba los privilegios y cartas reales. Empezó este título en tiempos de Alfonso VII. ↑
- 141 Gentilhombre: Hombre de condición distinguida que servía en las casas de los grandes. ↑
- 142 El Dorado: Reino (o ciudad) legendario que, según las creencias, estaría ubicado en la zona por la que antiguamente se extendía el Virreinato de Nueva Granada (actuales Colombia, Ecuador, Panamá, Costa Rica y Venezuela, y regiones del norte del Perú y Brasil, y el Oeste de Guyana) y donde se afirmaba que había numerosas minas de oro. Su origen está en el siglo XVI, cuando los conquistadores españoles se enteran de la existencia de un rey en una zona más al norte que celebraba una ceremonia cubriéndose el cuerpo con polvo de oro a la par que realizaba ofrendas en una laguna sagrada. Desde entonces y hasta el siglo XIX, fueron varias las expediciones que se llevaron a cabo para buscar esta riqueza. ↑
- 143 Provincial: Religioso que tiene el gobierno y superioridad sobre todas las casas y conventos de una provincia. ↑
- 144 Calificador de la Santa Inquisición: Teólogo nombrado por este antiguo Tribunal eclesiástico para censurar libros y proposiciones. ↑
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BIBLIOGRAFIA Y ENLACES EXTERNOS:
- Pedro J. Cuevas: "Cuenca"; Editorial Alfonsípolis; ISBN: 978-84-95963-89-5; Depósito Legal: CU-408-2009.
- María Luz Rokiski Lázaro: "Arquitecturas de Cuenca, Tomo I"; Servicio de Publicaciones de la Junta de Comunidades de Castilla - La Mancha; ISBN 84-7788-155-3; Depósito Legal: TO-0887-1995.
- Miguel Ángel Troitiño Vinuesa: "Arquitecturas de Cuenca, Tomo II"; Servicio de Publicaciones de la Junta de Comunidades de Castilla - La Mancha; ISBN 84-7788-156-1; Depósito Legal: TO-0887-1995.
- José Luis Muñoz y José Luis Pinós: "Calles de Cuenca"; Editorial Olcades; ISBN: 84-85520-00-9; Depósito Legal: CU-183-1977.
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- Julio Larrañaga Mendia: "Cuenca: guía Larrañaga"; Estades, Artes Gráficas, S.A.; Depósito Legal: M.11.003-1966.
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- Resolución de 2 de octubre de 1997, de la Dirección General de Cultura de la Consejería de Educación y Cultura, por la que se incoa expediente para declarar bien de interés cultural, con la categoría de monumento, el inmueble correspondiente al monasterio de la Concepción Franciscana, localizado en Cuenca
- Resolución de 6 de octubre de 1999, de la Dirección General de Patrimonio y Museos, de la Consejería de Cultura, por la que se incoa expediente para declarar bien de interés cultural, con categoría de monumento, el inmueble correspondiente a Posada de San Julián, localizado en Cuenca
- Resolución de 1 de octubre de 1997, de la Dirección General de Cultura de la Consejería de Educación y Cultura, por la que se incoa expediente para declarar bien de interés cultural, con la categoría de monumento, el inmueble correspondiente al convento de San Pedro de las Justinianas, localizado en Cuenca
- Ciudades hispánicas Patrimonio de la Humanidad. Centro Virtual Cervantes. Cuenca
- Datos documentales sobre plateros y ensayadores que trabajaron en la ceca de Cuenca en el siglo XVI
- Ayuntamiento de Priego (Historia y Monumentos)
- Ayuntamiento de Cuenca
- Ayuntamiento de Cuenca. Ciudad Patrimonio de la Humanidad
- Gerencia Municipal de Urbanismo del Ayuntamiento de Cuenca
- Portal de Turismo de Castilla - La Mancha. Cuenca
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