Miércoles, 7 de enero de 2015
Nadie se extrañará si decimos que cada rincón de El Retiro alberga su propia historia, formando así un conjunto que hace del parque uno de los lugares de Madrid más interesantes por descubrir. Uno de estos rincones son los Jardines de Herrero Palacios, realizados en lo que antaño fuera la Casa de Fieras de El Retiro. De este modo, el origen de este lugar debemos buscarlo en el año 1830, cuando el rey Fernando VII decide crear en su Reservado, en el límite Oriental del parque, lo que podría denominarse como su zoológico particular; para ello, mandaría construir el edificio conocido como Casa de Fieras, que veremos más adelante en este reportaje, el cual alberga hoy una biblioteca municipal. Así pues, los primeros animales que habitarían la planta baja del edificio no serían muy numerosos, tal y como apunta Rosario Mariblanca en su libro "Historia del Buen Retiro": "[...] una pantera, un chacal, dos hienas, una cebra, un avestruz y varios cachorros de tigre". Arriba, tendrían sus dependencias privadas los miembros de la Familia Real, mientras que en los alrededores se levantarían las casas para los guardas.
Durante el reinado de Isabel II (1833-1868), se realizarán algunas mejoras en el parque, siendo la Casa de Fieras uno de los mayores atractivos del lugar, que se había ido abriendo poco a poco al público; así, la recuperación del arbolado y de los jardines correría a cargo de los jardineros Lázaro Quintas, Ramón Romualdo y Fernando Boutelou. Será tras el destronamiento de Isabel II, con el General Prim como presidente del Gobierno provisional formado, cuando El Retiro pase de ser una propiedad de la Familia Real, a ser un parque público, mientras que en el año 1868, los animales que había en el zoológico de aclimatación, creado en el Jardín Botánico por Carlos III para albergar las especies exóticas que llegaban de Asia y América y convirtiéndose en el segundo zoo de Europa, serían trasladados a la Casa de Fieras, ahora propiedad del Ayuntamiento de Madrid, aumentando además la colección con un camello y una llama macho.
Es entonces cuando se embellece la entrada a este zoológico con la puerta que veremos más adelante y se derriban las tapias que lo delimitan para colocar la verja que, durante el reinado de Carlos III, estaba en el antiguo Pósito, alternando la rejería con pilastras rematadas con jarrones de piedra. Se ampliará también el recinto, se construirá el foso de los monos y las oseras, y se adquirirán nuevos animales, como leones, un elefante, faisanes, etc. El precio para ver todo ello: 25 céntimos. Sin embargo, éste no era suficiente para sostener económicamente el complejo, por lo que en el año 1883 se decide arrendar la Casa de Fieras al domador Luis Cavannas, que llevaría también sus propios animales, fijándose el precio de entrada en 1 peseta (salvo los domingos y los jueves de la primera semana de mes, que sería de 50 céntimos) y llegando al acuerdo de que el 10% de lo recaudado sería para el Ayuntamiento.
Ya a comienzos del siglo XX, en 1918, se le encargará al Jardinero Mayor de El Retiro, Cecilio Rodríguez, la reforma de la Casa de Fieras: creará la pequeña plazoleta tras la entrada principal, adornada con azulejería sevillana que extenderá por todo el recinto, y abrirá una serie de estanquillos de estilo oriental en las zonas principales, así como otros para las aves palmípedas1; asimismo, se creará la pequeña biblioteca pública de la que hablaremos más adelante, y las pérgolas2 y arcos cubiertos que adornan el paseo central. Don Cecilio también proyectó una ampliación, pero fue suspendida durante bastante tiempo y, a su término, esa zona no se destinó a los animales del zoológico (los criterios europeos para este tipo de instalaciones distaban mucho de lo que aquí había, siendo aconsejable la construcción de un zoo nuevo): es lo que hoy conocemos como Jardines de Cecilio Rodríguez.
En 1972, la Casa de Fieras es clausurada definitivamente, concediendo el Ayuntamiento de Madrid a una empresa privada la creación y explotación de un zoológico nuevo en terrenos de la Casa de Campo con instalaciones más modernas, acordes con las necesidades de los animales. Así, esta zona de El Retiro será ajardinada, conservándose los estanques, las oseras y el foso de los monos; la pajarera será retirada, ubicando en su lugar una zona de juegos; y se quitaría la verja que delimitaba el recinto, sustituyéndola por setos, conservando únicamente la primitiva puerta de entrada. Estas nuevas reformas correrían a cargo del arquitecto municipal Manuel Herrero Palacios, siendo inaugurados los jardines que ahora llevan su nombre el 29 de julio de 1976.
Localización: Situado en el lateral Este del Parque de El Retiro, delimitado al Norte por la Biblioteca Pública Municipal Eugenio Trías (antigua Casa de Fieras), al Sur por los Jardines de Cecilio Rodríguez, al Oeste por el Paseo de Fernán Núñez y al Este por la Avenida Menéndez Pelayo, por la que se puede acceder hasta él a través de las Puertas de Herrero Palacios y del Doce de Octubre. 28014 Madrid.
Comenzamos en la Puerta de Herrero Palacios, lugar por el que entraremos al parque y, asimismo, directos a estos jardines. Se trata de un acceso de construcción reciente (año 2000) y prácticamente idéntica a la Puerta del Doce de Octubre que veremos más adelante, ambas proyectadas dentro del plan por el que el perímetro de El Retiro sería cerrado en su totalidad.
Realizada en ladrillo, está compuesta por dos pilares sin basa en cuya parte frontal se adosan sendas pilastras, o salientes, quedando rematados por una moldura de piedra de trazas sencillas; en el pilar de la izquierda, podemos ver una placa en la que sus letras doradas, junto con el escudo municipal del Ayuntamiento de Madrid, nos indican el nombre de la puerta: "PUERTA / DE / HERRERO PALACIOS / JARDINES DEL BUEN RETIRO". Una escalinata y dos rampas, una a cada lado, salvan la diferencia de altura a la que se encuentra el parque respecto de la calle.
En cuanto a la verja, ésta se compone de una doble hoja de hierro dividida en dos partes: la inferior, formada por círculos que se cortan entre sí, y la superior, con barras verticales que se unen, dos a dos, a los extremos de unos semicírculos. Sobre el dintel, hay un adorno de formas geométricas en cuyo centro se pueden ver las siglas "MJA".
Localización: Avenida de Menéndez Pelayo, frente a las consultas externas del Hospital Niño Jesús. 28009 Madrid.
Entramos y avanzamos por el paseo hasta llegar a una plaza en la que encontraremos dos Estanques gemelos de los Patos de la antigua Casa de Fieras, justo frente a uno de los accesos a los Jardines de Cecilio Rodríguez. Ambos están fechados, aproximadamente, de entre 1918 y 1921, momento en que el propio Cecilio Rodríguez, como Jardinero Mayor de El Retiro que era en esos años, realizó una serie de reformas en el lugar que había ocupado la mencionada Casa de Fieras del parque.
Así pues, estamos ante dos estanques simétricos que cuentan, cada uno de ellos, con una isla circular de piedra con escalinata y con una caseta para los pequeños habitantes que aquí encontraremos: los patos. Con unas medidas aproximadas de unos 6 metros de largo por 4 metros de ancho, quedan ambos bordeados por un enlosado de granito y una valla metálica.
Es aquí, dentro de uno de los dos estanques, donde podremos ver un Ciprés de los pantanos, árbol que forma parte de la Senda Botánica 5: "Jardines de Cecilio Rodríguez y Herrero Palacios".
Frente a los estanques, y en uno de los extremos que conforman el paseo central de los Jardines de Herrero Palacios, sobre la escalinata que salva la diferente altura del terreno, tenemos los dos Osos tumbados de la Casa de Fieras, figuras que nos remiten, como es obvio, al uso que tuvo esta zona del parque desde el reinado de Fernando VII y que guardan relación con los osos sentados que hay en el otro extremo del paso y con los dos leones que rematan la que era puerta de entrada a la Casa de Fieras, que veremos más adelante, así como con los que hay en la Montaña Artificial.
Realizados hacia la década de 1850, forman una pareja, a pesar de ser diferentes entre sí, ya que el de la izquierda tiene la cabeza baja, como si estuviera comiendo, mientras que el de la derecha la tiene levantada y girada hacia el paseo. Al igual que el resto de figuras antes mencionadas, están hechos de granito y con una técnica no demasiado refinada, como si estuvieran proyectados para ser vistos manteniendo cierta distancia.
Desde aquí, recorreremos el paseo central, el cual está provisto de varias pérgolas hechas con arcos metálicos y que consiguen que el conjunto de estos osos y los dos del otro extremo tenga un mayor sentido temático a la hora de vincularlos con la Casa de Fieras, formando así un único grupo escultórico.
El paseo central se interrumpe como a mitad de camino por otro que lo corta perpendicularmente y que parte de otro de los accesos a estos jardines: la Puerta del Doce de Octubre.
Como ya indicamos antes, esta entrada es idéntica a la ya vista Puerta de Herrero Palacios y fue construida en el mismo período en que se proyectó el cerramiento por completo del Parque de El Retiro. Asimismo, la verja también es igual a su gemela, con la salvedad del remate, ya que éste carece de las siglas con que sí cuenta el otro en el centro.
Localización: Frente al número 61 de la Avenida de Menéndez Pelayo, esquina con la Calle Doce de Octubre. 28009 Madrid.
Cerca de la puerta y del paseo central de los jardines, tenemos una pequeña construcción de ladrillo. Se trata de la Biblioteca Popular de los Jardines del Arquitecto Herrero Palacios, una de las dos con que cuenta El Retiro (la otra, también dentro del parque, está situada en la Glorieta Pérez Galdós). Fueron realizadas a comienzos del siglo XX, hacia el año 1919, con el objetivo de fomentar la lectura a través de estos puntos, en cuyos estantes se depositarían diferentes obras literarias, a veces relacionadas con las esculturas de escritores que estaban cercanas. Si bien los diseños no eran todos iguales, sí que tenían características de un marcado estilo modernista, muy propio de la época.
Como si fuera un templete, está formada por dos pilares adelantados respecto del cuerpo central, en el que se sitúa la estantería; éste cuerpo cuenta con dos partes: la inferior, o basamento, y la superior, que se cierra con un arco rebajado3 sobre el que se asienta un remate en el que se puede leer "BIBLIOTECA POPULAR / AYUNTAMIENTO DE MADRID".
Tal y como podemos contemplar en el azulejo que aparece en el frontal de su parte inferior, en mayo de 1994 la Feria del Libro de Madrid rehabilitó esta biblioteca y la que hay en la Glorieta Pérez Galdós, como recuerdo y símbolo histórico de aquella voluntad cultural con la que fueron creadas. Aún hoy día, es posible ver en sus estantes algún que otro libro y periódicos que dejan los paseantes para quien guste hacer uso de ellos.
A pocos metros, avanzando en nuestro camino, se halla un Banco troncocónico5 que por su fecha de datación (la década de 1830) pudo formar parte de la Casa de Fieras, aunque su posición actual no sea la original, pues se trata de una zona verde sin tránsito, por lo que quizás en su momento estuvo situado en algún punto del recinto en el que sirviera para su función primitiva, mientras que ahora no es más que un elemento decorativo más de los jardines.
Así pues, estamos ante un banco formado por tres cuerpos como si de una columna se tratara: la inferior, o basa, que hace de asiento y que está compuesta por losas de piedra que apoyan sobre ménsulas8, asentándose éstas en la tierra; la intermedia, o fuste9; y la superior, o remate, siendo ésta de piedra caliza y la más decorada, si bien algunas de sus zonas han perdido tal ornamentación.
En el lado opuesto, hay un Edificio de mantenimiento construido en ladrillo con una sola altura y cubierto con un tejado a cuatro aguas; en él, se encuentran las oficinas de los encargados del parque, de los jardineros, el personal de riego, etc. A su vez, la pequeña casita que tiene al lado y que se cubre con un tejado de zinc guarda la maquinaria de filtración del agua reciclada con que se riega el parque.
Al final del paseo central, encontramos la pareja de Osos sentados de la Casa de Fieras que mencionamos anteriormente y que forman, como dijimos, un conjunto con los osos tumbados del inicio del recorrido. Realizados, como aquellos, alrededor de la década de 1850, originalmente su ubicación no era ésta, sino que se hallaban en el foso de los osos polares. En este caso, los animales, ambos idénticos, están representados sentados con las fauces abiertas y la pata delantera de la izquierda un poco adelantada.
Pasamos por entre la pareja de osos y llegamos a un espacio conformado por tres elementos. A la izquierda, tenemos el Estanque circular de la antigua Casa de Fieras, realizado durante las reformas que de esta zona hizo entre 1918 y 1921 Cecilio Rodríguez, Jardinero Mayor de El Retiro, si bien la caseta principal que en él encontramos es fruto de obras posteriores.
De formas sinuosas y con unos 10 metros de diámetro, en el centro cuenta con una isla en la que se sitúa un pabellón de grandes dimensiones para que aniden las aves; asimismo, una pequeña caseta de madera sirve para el mismo fin, mientras que un conjunto de rocas dan a este estanque artificial un aspecto más natural.
En la actualidad, los patos, entre otras ánades10, y las palomas son los habitantes habituales de este espacio.
En el centro, hallamos el Foso de los Monos, creado bajo el reinado de Alfonso XII, al igual que las grutas de los osos, dependiendo ya la Casa de Fieras del Ayuntamiento de Madrid y estando el Parque de El Retiro abierto al público.
Se trata, como vemos, de un foso octogonal con una estructura de igual forma en su centro en el que los primates (babuinos y chimpancés) saltaban y entretenían a los curiosos que se acercaban a la verja que rodea el recinto, especialmente a los más pequeños.
Aunque se pensó levantar en él una sala de lectura, finalmente se ha conservado, siendo parte de la memoria de aquellos que aún recuerdan aquel primer zoo que conocieron en Madrid. En su interior, se han colocado algunas siluetas de los animales que en su día habitaron en la Casa de Fieras, así como varios carteles en los que es posible contemplar fotografías antiguas de las instalaciones.
A la derecha, frente a una caseta de mantenimiento, y a la izquierda del foso de los monos, podremos ver las dos Oseras que han llegado a nuestros días. Realizadas en rocalla, en ellas habitaba un par de osos pardos que, dadas las pequeñas dimensiones de las jaulas, nos sirve para hacernos una idea de lo imposible que debía ser para los animales sentirse bien allí.
Frente al foso de los monos, y cerrando el espacio de los Jardines de Herrero Palacios por su lado Norte, tenemos la que fuera antigua Casa de Fieras como tal. En ella, se encontraban las jaulas de los leones, tigres, una pantera, un chacal, etc. en su planta inferior, mientras que en la superior había habilitadas una serie de estancias en las que descansaba la Familia Real.
Hasta fechas recientes, el edificio ha albergado las instalaciones administrativas de la Junta Municipal de Retiro, hoy día trasladadas a otras dependencias. Tras una profunda rehabilitación, en la actualidad ha vuelto a abrir sus puertas, esta vez convertido en Biblioteca Pública Municipal Eugenio Trías, pudiéndose contemplar varios puestos de lectura donde antes se hallaban las jaulas de los fieros animales.
Localización: Paseo de Fernán Núñez, 24. 28009 Madrid.
Y llegamos al final de nuestro recorrido viendo la Puerta de los Jardines del Arquitecto Herrero Palacios, punto que también podríamos tomar como inicio, según sean nuestras preferencias. Se trata del acceso original a la antigua Casa de Fieras fundada por Fernando VII; entonces, contaba con dos hojas de rejería que prolongaban el cerramiento del recinto y que no se han conservado. Está formada por dos pilares de ladrillo rematados por sendos leones de piedra y que, en su día, acompañaban otros dos de menor tamaño que flanqueaban la puerta coronados con jarrones.
En el pilar de la derecha, podemos ver una lápida con el escudo de Madrid y en la que reza la inscripción "JARDINES / DEL ARQUITECTO / HERRERO PALACIOS / EN / RECONOCIMIENTO / A LOS SERVICIOS / PRESTADOS AL / AYUNTAMIENTO / PARA LA MEJORA / Y / EMBELLECIMIENTO / DE LA VILLA / 28 FEBRERO 1981".
Una vez que atravesamos la entrada, nos encontramos en una especie de glorieta semicircular, creación de Cecilio Rodríguez dentro del proyecto que en 1918 se llevó a cabo para reformar la Casa de Fieras. En ella, dan su forma unos bancos decorados con azulejos y en cuyos extremos se disponen dos pilares, uno a cada lado, rematados por faroles.
Lourdes Morales Farfán es Licenciada en Periodismo por la Universidad Rey Juan Carlos. ↑
Cuenta la leyenda que en tiempos de Felipe V, allá por el siglo XVIII, día tras día las plantas crecían en su Jardín del Buen Retiro como de la nada. Ya podían estar mustias, o haber sido podadas por los jardineros, que al día siguiente volvían a lucir espléndidas, no dando crédito ni los trabajadores, ni el propio monarca. Parecía cosa de magia, o casi se podría decir que de duendes… Y es que algunos empleados llegaron a afirmar que habían visto a un pequeño personaje mágico realizar tales hazañas con la vegetación. Sin embargo, nunca podían atraparle, pues se escapaba escondiéndose entre la maleza.
Con el tiempo, como ya sabemos, El Retiro pasó a estar abierto al público, por lo que muchas parejas buscaban algún que otro lugar apartado dentro del parque en el que poder dedicarse algún que otro arrumaco lejos de las miradas ajenas, algo que casi a modo de tradición continúa en la actualidad. Algunas de esas parejas afirman que han podido sentir la presencia de este travieso y escurridizo duende. Es más, se dice incluso que quienes consiguen verlo, tendrán una relación estable y llena de amor.
Sobre una de las oseras, hay una figura realizada en el año 1985 por el escultor José Noja. Desde allí, un gracioso personaje de orejas puntiagudas y nariz más que prominente observa a los paseantes de El Retiro mientras toca su flauta, sostenida por unas diminutas manos. No sabemos si el artista pudo verlo y plasmarlo en esta obra, ni si esta escultura cobra vida de noche, cuando las puertas del parque echan el cierre y nadie puede verlo, pero aquellas parejas que crean en la magia pueden pasar a visitarle, y los padres pasarán, a buen seguro, un rato divertido con los más pequeños de la casa desafiándoles a encontrar en El Retiro al duende que, siglos atrás, volvía loco nada más y nada menos que al mismísimo rey Felipe V.
Dentro de los diferentes elementos de interés que hay en los Jardines de Herrero Palacios, encontraremos ocho especies que forman parte de la Parque El Retiro, Senda Botánica 5: "Jardines de Cecilio Rodríguez y Herrero Palacios".
El primero de ellos es el Ciprés de los Pantanos (Taxodium distichum), número 50 dentro de la senda. Esta conífera, procedente del Sudeste de Estados Unidos, es el árbol oficial del Estado de Louisiana y es uno de los pocos ejemplares, dentro de esta familia, que puede desarrollarse tanto fuera como dentro del agua. De tronco ancho en su base y tan alto como esbelto, sus ramas quedan desnudas de hojas hacia el otoño, lo que le ha dado el sobrenombre de ciprés calvo. En algunas zonas de Estados Unidos, su madera, de gran resistencia, es utilizada como material de construcción en barcos, toneles, e incluso edificios. Dentro de El Retiro, hay dos de estos ejemplares en los Jardines de Herrero Palacios, cerca de la puerta de acceso a los de Cecilio Rodríguez, además de otro en el centro del estanque del Palacio de Cristal. Para saber más sobre él, podéis ir a este enlace.
El siguiente, con el número 51, es otra conífera, en este caso el llamado Abeto de Masjoan (Abies x masjoanii), nombre dado por la masía en la que fue descubierta esta especie en los años 50, la finca de Masjoan, en Espinelves, en el macizo del Montseny. Se trata de una mezcla de abetos blancos y pinsapos de la que, a partir de 1960, se generalizó su plantación no sólo en El Retiro, sino en parques y jardines de toda España, siendo actualmente su uso como árbol ornamental. Aquí, hallaremos uno de estos abetos cerca de los estanques gemelos, así como varios más al lado de la antigua puerta de la Casa de Fieras. Podemos conocer más detalles de estos árboles en el siguiente enlace.
El número 52 es una Paulonia (Poulownia tomentosa), árbol de origen chino cuya principal característica es la rapidez con la que crece, pues tan sólo en sus primeros cinco años de vida puede llegar a medir hasta 15 metros de alto. De hojas largas (hasta 35 centímetros), las flores que se abren en invierno forman unos bellos racimos de color violáceo con un olor que recuerda a las violetas. En China, es un ejemplar que desde antiguo ha estado relacionado con la buena suerte, la reencarnación y el renacer. En El Retiro, podremos encontrar paulonias en las inmediaciones del Paseo de las Estatuas y en la zona del Jardín de los Planteles que queda más cerca del Polideportivo de la Chopera, si bien la mayor cantidad de estos árboles se concentra en los Jardines de Herrero Palacios. Para ver más características, podemos leer el artículo dedicado a ellos dentro del reportaje sobre la Senda 5, en el siguiente enlace.
Continuaremos con el Ginkgo (Ginkgo biloba), que ocupa el número 53 en la senda; tras ir desapareciendo poco a poco sus diferentes especies en las distintas partes del mundo donde crecía de manera natural, ésta en concreto ha conseguido conservarse en pequeñas zonas naturales y en monasterios de China y Japón. Será a partir de 1961 cuando gracias al médico, explorador y naturalista alemán Engelbert Kaempfer vuelva a generalizarse hasta la actualidad. Con una posibilidad de vida de más de 2.500 años, posee las únicas hojas conocidas que crecen en forma de abanico. Como curiosidad, cabe mencionar que los ginkgos fueron los únicos árboles que sobrevivieron a los efectos causados por la bomba atómica lanzada sobre Hiroshima. En los Jardines de Herrero Palacios, los podemos ver cerca de la Puerta del Doce de Octubre, mientras que también hay ginkgos en el Jardín de Vivaces, en el Bosque del Recuerdo, cerca de la Puerta de la Independencia y al lado de la escultura de Diana. Se pueden leer más características acerca de ellos en este enlace.
Cerca tenemos el Liquidámbar (Liquidambar styraciflua), número 54 de la senda; originario de México, Guatemala y el Sudeste de Estados Unidos, crece de forma natural en el Estado de Virginia, habiendo sido introducido en Europa por primera vez en el año 1861 por el religioso John Banister. Con una altura de hasta 40 metros, su corteza produce una resina olorosa conocida como "estoraque americano" y "bálsamo de Copalme" que en Sudamérica se utiliza como incienso. Veremos estos árboles aquí, en los Jardines de Herrero Palacios, además de en la zona de la Puerta de la Independencia, cerca del Estanque de las Campanillas y en el centro del Huerto del Francés. Para saber más sobre esta especie, se puede leer su artículo completo en este enlace.
El siguiente será el 55, que se corresponde con el Sauce llorón (Salix babilonica), proveniente de Asia, pero de origen incierto debido a su antigüedad. La flexibilidad de sus ramas y sus hojas estrechas y alargadas son las que propician esa apariencia tan propia de estos árboles. La tradición de plantarlos en los cementerios proviene de China, donde se cree en la existencia de la llamada "Ciudad de los Sauces", donde habitan los "inmortales", es decir, los espíritus de quienes han vivido siguiendo el taoísmo. Por otro lado, cabe mencionar que de ellos se extrae el conocido analgésico ácido acetilsalicílico. Dos grandes ejemplares podremos ver cerca del estanque de estos jardines, así como otros dos al lado de la Ría de Patinar. Para ampliar las características sobre los sauces llorones, se puede leer su artículo completo en este enlace.
Otro de los árboles que entran dentro de esta senda es el Plátano de sombra (Platanus orientalis), con el número 56, también de origen un tanto incierto, como el anterior, si bien se cree que en el siglo XVII se dio en España un cruce entre las especies del plátano oriental y el plátano occidental americano, resultando de ello este híbrido. Su facilidad de adaptación a los ambientes urbanos, su resistencia a la contaminación y la buena sombra que ofrece hacen que sea un árbol muy extendido en las ciudades, a pesar de haber sido reconocido como un alto productor de polen alergénico. Se trata de una de las especies con mayor presencia en El Retiro (casi mil ejemplares en el año 2013), pudiendo verlo al lado de la Casa de Fieras, en el Paseo de Carruajes, en el Paseo del Estanque y detrás del Palacio de Cristal. Las características completas se pueden leer en el reportaje dedicado a la Senda 5, o en este enlace.
El último árbol que veremos en esta senda lleva el número 57 y se trata de una Sófora de Japón (Sophora japonica), que crece de manera natural en China y Corea, y, curiosamente, no en Japón, como podría sugerirnos su nombre, así denominado por el científico, botánico y zoólogo sueco Carlos Linneo en el siglo XVIII. También conocido como "árbol de las pagodas", o "árbol de la miel", algunos extractos de esta especie son usados por las farmacéuticas y por la medicina tradicional china como antiinflamatorios y como calmantes. A lo largo de todo el parque hay plantados más de 600 de estos ejemplares, concentrándose una buena cantidad de ellos en los jardines que hay al lado de la Avenida de Menéndez Pelayo, entre Casa de Fieras y la Casita del Pescador. Para ampliar la información sobre las sóforas de Japón, se puede acceder a su artículo completo entrando en este enlace.
Manuel Herrero Palacios (1911-1992), doctor en arquitectura por la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid, fue arquitecto municipal de esta ciudad, obteniendo el cargo de Director de Parques y Jardines Municipales entre los años 1960 y 1983. Entre sus obras más destacadas, se encuentran el diseño del Monumento a los Caídos, en la actualidad sede de la Junta de Distrito de Moncloa, en la Plaza de Moncloa, que realizó tras ganar el concurso público convocado en el año 1949; la reforma, en 1952, del Paseo del Prado; la llevada en esta misma década en la Puerta del Sol, con la creación de una zona ajardinada en su centro con dos fuentes posteriormente trasladadas, en 1985, hasta el Paseo de Federico García Lorca, en Vallecas; las obras de la Plaza de Colón, del Centro Cultural de la Villa y de los Jardines del Descubrimiento; los Jardines del Cuartel de la Montaña, con el fin de levantar en su centro del Templo de Debod; el estadio de Vallehermoso; y su intervención, bien de nueva fábrica, o bien de reforma, en un gran número de fuentes de la capital española. Entre estas últimas, señalamos el Estanque de Isabel "la Católica", en el Paseo de la Castellana, y la Fuente de los Delfines, en la plaza de la República Argentina.
Más Parque del Retiro
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- Senda Botánica 6: “El Antiguo Reservado”
- Senda Botánica 7: “La zona de recreo”
- Índice Monumental del Parque del Retiro
- 1 Palmípedo: Se dice de las aves que tienen los dedos palmeados, a propósito para la natación; por ejemplo, el ganso, el pelícano, la gaviota y el pájaro bobo. ↑
- 2 Pérgola: Armazón para sostener una planta. ↑
- 3 Arco rebajado: Arco cuya altura es menor que la mitad de su luz4. ↑
- 4 Luz: Distancia horizontal entre los apoyos de un arco, viga, etc. ↑
- 5 Troncocónico: En forma de cono truncado6. ↑
- 6 Cono truncado: Parte de cono comprendida entre la base y otro plano que corta todas sus generatrices7. ↑
- 7 Generatriz: Dicho de una línea o de una figura: Que por su movimiento engendra, respectivamente, una figura o un sólido geométrico. ↑
- 8 Ménsula: Miembro de arquitectura perfilado con diversas molduras, que sobresale de un plano vertical y sirve para recibir o sostener algo. ↑
- 9 Fuste: Parte de la columna que media entre el capitel y la basa. ↑
- 10 Ánade: Ave palmípeda. // Ave con los mismos caracteres genéricos que el pato. ↑
HORARIOS DE APERTURA/VISITA:
- Primavera - Verano (de abril a septiembre): 06:00 a 24:00
- Otoño -Invierno (de octubre a marzo): 06:00 a 22:00
LOCALIZACIÓN Y COMUNICACIONES:
- Estación de Retiro, Línea 2.
- Estación de Príncipe de Vergara, Líneas 2 y 9.
- Estación de Ibiza, Línea 9.
- Estación de Atocha, Línea 1.
- Estación de Atocha-Renfe, Línea 1.
AUTOBÚS:
- Líneas 1, 2, 9, 14, 15, 19, 20, 26, 28, 32, 51, 52, 61, 63, 74, 146, 152, 202, C.
COCHE:
Los datos de comunicaciones se han tomado, en enero de 2015, de la información facilitada por el Ayuntamiento de Madrid y corresponden a la totalidad de los Jardines del Buen Retiro, siendo aconsejable tomar aquel medio que nos deje más cerca de los Jardines de Herrero Palacios, situado éste al Este del Parque, en la Avenida Menéndez Pelayo, entre la Puerta de Herrero Palacios y la Puerta del Doce de Octubre.
BIBLIOGRAFIA Y ENLACES EXTERNOS:
- María del Carmen Simón Palmer: "El Retiro, Parque de Madrid"; Biblioteca Básica de Madrid; Ediciones La Librería; Madrid, 1991; ISBN: 84-87290-17-5; Depósito Legal: M.10.964-1991.
- Rosario Mariblanca: "Historia del Buen Retiro"; Ediciones La Librería; Madrid, 2008; ISBN: 978-84-9873-006-7; Depósito Legal:M-14934-2008.
- Carmen Ariza Muñoz: "Buen Retiro"; Serie Parques y Jardines de Madrid; Fundación Caja Madrid; Ediciones Doce Calles, S.L.; Primera edición: Mayo 1994; Segunda revisión ampliada y revisada: Octubre 2001; ISBN (Obra completa): 84-89471-13-4; ISBN: 84-89471-16-9; Depósito Legal: M-52.770-2001.
- María Isabel Gea Ortigas: "El Palacio del Buen Retiro (1630-1814)"; La Pequeña Biblioteca de Madrid; Ediciones La Librería; Madrid, 2009. ISBN: 978-84-9873-040-1; Depósito Legal: M-15206-2019.
- César Hernández García "Chegar": "El Retiro para todos"; Visión Libros; Madrid, 2013; ISBN: 978-84-9011-983-9; Depósito Legal: M-11333-2013.
- Monumentamadrid
- Biblioteca Pública Municipal Eugenio Trías. Casa de Fieras de El Retiro. Ayuntamiento de Madrid
- DRAE