Pensar en la madrileña Calle Serrano es pensar en tiendas de lujo, moda, joyas... Sin embargo, hay un rincón lejos de esa vorágine que son las compras. Un palacio que alberga un tesoro que nada tiene que ver con el oro, sino con el Arte. Hablamos del Museo Lázaro Galdiano, formado por los fondos de las colecciones que, a lo largo de toda su vida, atesoró el empresario, editor, bibliófilo y coleccionista de arte Don José Lázaro Galdiano.
Fundación y Museo
El Museo Lázaro Galdiano fue fundado y abierto al público el 27 de enero de 1951 una vez que todos sus fondos habían sido inventariados por Emilio Camps Cazorla. Se cumplía así el deseo de su dueño, Don José, quien dispuso que, a su muerte, todas sus colecciones pasaran a manos del Estado para que estuvieran a disposición de investigadores y para que acercaran la cultura al pueblo, uno de los objetivos por los que siempre trabajó. El lugar no podía ser otro que su propia casa, el Palacio de "Parque Florido", del que hablaremos más adelante. Su primer director, tanto del museo como de la fundación del mismo nombre y creada en 1948, fue Don José Camón Aznar, quien, con la colaboración del arquitecto Fernando Chueca Goitia, que se encargó de reformar el conjunto palaciego, creó un espacio ejemplar para la época. La idea no era enseñar la casa tal y como la había habitado Lázaro Galdiano, sino mostrar las colecciones siguiendo una serie de criterios museográficos, históricos, cronológicos y estéticos. De este modo, las diferentes estancias fueron todas modificadas, salvo la planta noble (en el primer piso), dos habitaciones de la segunda y una de la tercera.
Desde entonces, podríamos hablar de dos etapas por las que ha pasado el museo. Durante la primera, desde que abre en 1951 hasta el año 2001, la planta baja acogería una exposición de arqueología y de artes decorativas, así como algunas obras de la escuela italiana. La planta noble, o planta primera, mostraba obras de pintura española y del resto de Europa de los siglos XV al XIX, y una sala dedicada a Armería, que se encontraba al lado de la antigua entrada principal del palacio. La planta segunda se centraba en las distintas escuelas pictóricas europeas de entre los siglos XV y XIX, finalizando su visita en una sala con obras de Goya y una vitrina con relojes. Finalmente, la planta tercera exponía una muestra de las colecciones de monedas, textiles, medallas, etc., pero ésta sería clausurada poco antes de que el museo cerrara de manera temporal en el año 2001. La segunda etapa arranca justo en ese momento, debido a las necesidades de reforma y mejora del edificio. La directora de la fundación era por entonces era Doña Araceli Pereda Alonso, quien realizó un amplio proyecto de rehabilitación. Las obras comenzarían en el edificio de la "España Moderna", del que hablaremos más adelante, y terminarían con una total renovación del museo, que volvería a abrir sus puertas el 13 de febrero de 2004. La restauración de los techos, puertas y zócalos fue un trabajo de la empresa Tekne, y la reforma arquitectónica corrió a cargo de Fernando Borrego, mientras que la museográfica fue puesta en manos de Jesús Moreno y Asociados, siguiendo el proyecto museístico de su entonces directora, Doña Leticia Arbeteta Mira.
En la actualidad, la fundación gestiona no sólo el museo, sino también la Biblioteca, el Archivo, y el Gabinete de Estampas y Dibujos, y edita, además de otras publicaciones, la revista de arte "Goya".
En lo que concierne al museo, éste expone un total de casi cinco mil piezas repartidas en las cuatro plantas del palacio. La planta baja se corresponde con la antigua zona de servicio; en ella, el visitante podrá acercarse a la figura de Don José Lázaro Galdiano en sus facetas de coleccionista, bibliófilo y editor, así como ver la llamada Cámara del Tesoro, que detallaremos a su debido tiempo. La planta primera es la planta noble del palacio; aquí se ha conservado de manera íntegra la decoración y la distribución, además de los techos pintados por el artista Eugenio Lucas Villamil, y, en ella, se hará un recorrido por el arte español desde el siglo XV al XIX. La planta segunda era la zona privada del palacio, pero fue muy transformada durante la reforma de mediados del siglo XX; en sus salas, se exhibe una selección de obras, tanto de pinturas como de otros objetos decorativos, de las escuelas europeas, como la flamenca, holandesa, italiana, francesa e inglesa; también se ha dedicado un espacio a una de las mejores colecciones de miniaturas que existe en Europa. Por último, la planta tercera acoge el llamado "Gabinete del coleccionista", donde se muestran otros tipos de colecciones no incluidas en el resto del museo, como armas, monedas, medallas, etc., a través de vitrinas y cajones que invitan a ser abiertos por el público para descubrir en ellos más piezas además de las que ya hay expuestas a simple vista.
Nosotros recorreremos en este primer reportaje las plantas Baja y Primera, dejando las otras dos para una segunda visita.
Pero antes de de comenzar el recorrido, conozcamos un poco más acerca del edificio que alberga tan maravilloso museo.
El Palacio de "Parque Florido"
Los orígenes de este conjunto palaciego los encontramos a finales del año 1903, cuando Don José Lázaro Galdiano encarga al arquitecto José Urioste el proyecto de la habría de ser su nueva casa familiar, el Palacio de "Parque Florido", así llamado en honor de su esposa, Doña Paula Florido y Toledo. En aquellos momentos, Urioste ya era famoso por haber sido el autor del Pabellón Español en la Exposición Universal de París de 1900; dicho pabellón se erigió en estilo neoplateresco, rememorando así una de las mejores épocas que había vivido la monarquía hispana. La novedad de este estilo, su tendencia comprometida y el ser una alternativa a las formas afrancesadas de entonces hicieron que Lázaro Galdiano quisiera que su futuro palacio siguiera este mismo modelo.
Los planos se firmaron en mayo de 1904; sin embargo, una serie de desacuerdos hicieron que el coleccionista dejara las obras en manos de Joaquín Kramer, quien estuvo al frente hasta 1906. Kramer introduciría varios cambios en el proyecto original, siempre bajo las indicaciones de Lázaro. Dos años más tarde, en 1908, el palacio sería terminado por Francisco Borrás, siendo el resultado un edificio de "estilo Renacimiento muy sobrio", según palabras de su propietario.
La decoración interior corrió a cargo de varios artistas: el escultor Manuel Castaños hizo la ornamentación de las cornisas y las sobrepuertas de los salones; Juan Vancell se encargó del pórtico de la fachada principal; y Eugenio Lucas Villamil pintó los techos de las dependencias más importantes, pinturas que veremos más detalladamente a lo largo del recorrido de la Planta Primera.
En el año 1906, Lázaro Galdiano pide a Francisco Borrás que, además de encargarse del palacio, construya separado de éste y a un lado del jardín un pabellón en el que instalaría las oficinas, la administración y el almacén de la editorial y la revista "La España Moderna", ambas fundadas y dirigidas por el propio Lázaro. El resultado fue un sencillo edificio clasicista. En la reforma llevada a cabo por Chueca Goitia fue muy transformado, de modo que del original sólo queda parte de la fachada que da al jardín. En la actualidad, es conocido como Edificio de "La España Moderna" y alberga las dependencias de la fundación, un auditorio, una sala de exposiciones temporales, las instalaciones de la Biblioteca y el Archivo, y las oficinas de la revista de arte "Goya". A finales de los años 90, el inmueble fue rehabilitado de la mano de Alberto Ballarín y Rafael Fernández del Amo.
Ambos edificios se encuentra rodeados por un maravilloso jardín que, tal y como podemos saber a través de la guía del museo, responde a una "repetición formal de los principios" recogidos en los "tratados de jardinería de finales del siglo XIX" cuyo origen está en el estilo paisajista del siglo anterior, adaptando el modelo que los franceses denominaban como "hôtel de ville" al clima de Madrid y al gusto isabelino. Lo extraordinario de este espacio no es sólo su belleza, sino también el hecho de haber conseguido sobrevivir a lo largo de los años, siendo así uno de los pocos conjuntos de palacio-jardín de este tipo que se conservan en Madrid. Su artífice parece ser Alfonso Spalla, un paisajista italiano que usó un estilo mixto aprendido en París en el que combinaba los trazados rígidos con las formas sinuosas. Entre la vegetación que podemos ver en el jardín, tenemos palmeras, coníferas y frondosas, como un almez y el plátano podado en candelabro. Pasear por estos jardines era hacerlo también por parte de la colección de Lázaro Galdiano, pues en él se disponían varios bustos de emperadores y una estatua de Galatea, que aún podemos ver hoy día tras la recuperación que de este espacio hizo en el año 2004 el estudio de paisajismo Citerea.
No nos demoremos más e iniciemos la visita al Museo Lázaro Galdiano.
Localización: Calle Serrano, 122. CP: 28006 Madrid.
Comencemos por la Planta Baja: "El coleccionista y la colección". Como ya hemos indicado antes, en el museo se expone parte de las colecciones que Don José Lázaro Galdiano donó al Estado. Así, en las salas que componen esta planta, se nos invita a hacer un recorrido por su vida a través de algunas de las distintas obras de arte y diferentes objetos que atesoró y que hoy podemos ver aquí expuestos; todo ello nos acercará al perfil de Lázaro Galdiano como coleccionista y a su aportación al mundo del arte y de la cultura europeos.
Iniciamos la visita por la Sala 1: "El coleccionista". Después de estudiar Derecho y estar un tiempo en Barcelona, Lázaro Galdiano vuelve a Madrid en 1888 y funda su editorial, que llevará por nombre "La España Moderna". Será también en ese momento cuando empiece a formar su colección de arte. Tras su matrimonio con la argentina Paula Florido y Toledo en 1903, un año después comenzó la construcción del Palacio de "Parque Florido", donde guardó sus tesoros. Durante la Guerra Civil Española (1936-1939), marcha a París, lugar en el que formaría una nueva colección, algo que también haría más tarde, en 1940, cuando se traslada a Estados Unidos. Estas dos colecciones serán instaladas en el palacio en 1945, año en que vuelve a Madrid.
De todas las obras y objetos que Don José reunió a lo largo de su vida, una de las partes más significativas es la pinacoteca1, siendo especialmente importante a la hora de estudiar la pintura en España. Destacable fue la admiración que sintió siempre por Francisco de Goya, de quien decía que su nombre "se halla escrito con indelebles caracteres en el cielo del Arte". Del pintor adquirió no sólo lienzos y dibujos, sino también algunas obras gráficas y cinco cartas autógrafas, de las cuales dos están ilustradas. Pero de ello hablaremos más detenidamente cuando veamos la Sala 13, en la primera planta; mientras, aquí se nos darán algunas pinceladas de esta "unión" Lázaro Galdiano - Goya a través de los paneles expositivos.
Otra de sus facetas a conocer será la de editor. "La España moderna" fue, además de editorial, una revista de gran aceptación entre finales del siglo XIX y principios del XX. A ella, desde 1889 y hasta 1914, se sumaron otras obras periódicas y más de 600 monografías2. La línea editorial, si se nos permite la licencia de llamarlo así, sería siempre la de modernizar España a través de una serie de publicaciones escritas y avaladas por escritores de prestigio del momento, como Leopoldo Alas "Clarín", o Emilia Pardo Bazán, entre otros.
También conoceremos su afición por los libros. Gran bibliófilo3, adquirió un buen conjunto de ejemplares, entre los que destacaron algunos raros, otros de bellas encuadernaciones... En definitiva, su pasión le hizo saber seleccionar qué merecía la pena conservar y cuidar. Y no sólo eso, sino que él mismo decidió que su biblioteca debería permanecer siempre unida y estar al alcance de los investigadores.
Así, en esta sala, veremos un ejemplo de lo que fue la labor como coleccionista de Lázaro Galdiano, una especie de anticipo de lo que nos espera a lo largo de todo el museo. Aquí, podremos contemplar cuatro cuadros de especial relevancia: la "Aparición de la Virgen a San Francisco", de Mateo Cerezo, que nos muestra la pasión de Don José por la pintura del Siglo de Oro, algo que comprobaremos en salas posteriores; un lienzo que representa a "San Sebastián", obra anónima que antaño perteneció al Marqués de Salamanca y que Lázaro consiguió recuperar cuando se encontraba fuera de España; "Paisaje con contrabandistas", pintado por Eugenio Lucas Velázquez en 1861, artista muy valorado por el coleccionista y a cuyo hijo, Eugenio Lucas Villamil, encargó las pinturas de los techos del palacio; y el cuadro "El Archiduque Leopoldo Guillermo visitando su colección de Bruselas", de David Teniers, fiel representación de los gabinetes de las colecciones europeas.
La sala se completa con otros objetos importantes, como la llamada "Taza de Julio César", obra en plata del último tercio del siglo XVI que perteneció al cardenal Ippolito Aldobrandini, quien más tarde sería Papa con el nombre de Clemente VIII. Se trata de la primera de un conjunto de 12 piezas dedicadas a los doce césares, o emperadores. El resto está en diferentes colecciones y museos a lo largo de todo el mundo, o en paradero desconocido.
Salimos por la derecha y estaremos en la Sala 2: "Aportación a la historia del arte español". En una España que a finales del siglo XIX acababa de perder sus últimas colonias, los intelectuales echan una mirada al pasado para tratar de recuperar aquellos modelos que daban integridad a lo que fue el gran imperio. Para Lázaro Galdiano, esto lo halló en la firme defensa del patrimonio artístico y las ideas regeneracionistas plasmadas en algunas de las obras que adquirió. Ejemplo de ello serán las diferentes imágenes de reyes, escritores y otros personajes importantes de España, así como algunas piezas que representan las civilizaciones que habitaron la Península. Fue esta su forma de reivindicar la importancia del arte dentro de la historia de nuestro país, incluyendo obras extranjeras con el fin de ampliar los conocimientos de los españoles.
De este modo, en esta sala podremos ver varias piezas, representando cada una de ellas una idea diferente. Algunas destacan por ser grandes obras en sí mismas, mientras que otras lo hacen por su significado histórico, o por representar a personajes relevantes.
En el centro de la estancia, hay tres expositores en los que se muestran un jarro de bronce perteneciente a la cultura tartésica4, algunas arquetas de marfil de entre los siglos XII y XIV, y dos de los capiteles hispanomusulmanes que posee el museo, éstos en concreto provenientes de Toledo y de Córdoba. Cabe aquí recordar que la Fundación Lázaro Galdiano participó en la reconstrucción de parte del palacio de Medina Azahara. En la vitrina de la pared, hay piezas de distintas épocas: espadas, exvotos5 íberos, vidrios y bronces romanos, patenas6 visigodas, un braserillo de mano islámico... E incluso la que se cree que pudiera ser la llave del Castillo del Moral (Lucena, Córdoba), prisión que fue de Boabdil "el Chico".
En cuanto a los cuadros, de las paredes cuelgan verdaderas joyas pictóricas. La más antigua es el "Tríptico de la Virgen con el Niño y ángeles músicos", obra de principios del siglo XV de Johannes Hispalensis, o Juan de Sevilla, que además destaca por estar firmada. A su lado, está "San Lázaro con sus hermanas Marta y María", pintado a comienzos del XVI por Maestro de Perea. Como ejemplo de patrocinios reales y nobiliarios, veremos dos tablas que antiguamente formaron parte de un retablo, "La misa de San Gregorio" y "Los Reyes Católicos (?) con Santa Elena y Santa Bárbara", ambas atribuidas al Maestro de Manzanillo. Del pintor lituano Michel Sittow, veremos una pequeña pintura de la Virgen con el Niño, mientras que otros de los cuadros que contemplaremos son relevantes por quienes se representa en ellos: "Góngora", una réplica del que pintara Velázquez y que se encuentra en el Museo de Boston; "Lope de Vega", de Eugenio Cajés; "Carlos III", de Antón Rafael Mengs; y "Carlos II", del círculo de Sebastián Herrera Barnuevo.
Pero sin duda, tres grandes obras serán las que centren nuestra atención no sólo por la temática, sino por sus autores: la "Epifania", de El Greco; un "San Diego de Alcalá", de Zurbarán; y un lienzo de la "Comunión de Santa Teresa", de Juan Martín Cabezalero, que Lázaro Galdiano recuperó en París, pues allí había sido vendida por el Marqués de Salamanca.
Vamos ahora a la Sala 3: "La belleza como pretexto". En ella, comprobaremos cómo la belleza formal fue uno de los pilares en los que se basó Lázaro a la hora de adquirir ciertas obras u objetos. Para mostrar esto, las piezas aquí expuestas no sólo destacan por su valor artístico e histórico, sino que además son un reflejo de la visión estética de la época.
Buena muestra de esto que decimos es la lámpara de mezquita que se halla en el centro de la sala. Procedente de Siria o Egipto, fue realizada en vidrio esmaltado y dorado en tiempos del sultán mameluco7 Muhammad Ibn Qalawun y está datada entre los años 1294 y 1341, aproximadamente. También merece la pena destacar un altorrelieve9 conocido como "Madonna Cernazai", obra del escultor y arquitecto Niccolò di Giovanni Florentino de finales del siglo XV y que Lázaro Galdiano adquirió en la subasta de la Colección Hearst celebrada en 1941 en Nueva York. De igual interés es el bajorrelieve10 de "Cristo con la cruz a cuestas", hecho en mármol a comienzos del siglo XVI por un autor anónimo.
En cuanto a las pinturas, de especial relevancia es el retrato de "Ana de Austria", de Alonso Sánchez Coello, pintado alrededor de 1571. Completan la sala otros retratos, como el de "María Luisa Gabriela de Saboya", hecho hacia 1712-1714 por Miguel Jacinto Meléndez; y dos cuadros de la escuela flamenca datados a finales del siglo XVI y atribuidos a Maerten de Vos, oleos que representan a "Don Martín Hurtado de Arbieto presentado por San Martín" y "Doña Catalina, esposa de Don Martín Hurtado de Arbieto, presentada por Santa Catalina".
Al fondo de esta Planta Baja, encontramos la Sala 4: "La cámara del tesoro", lugar en el que se expone lo que podríamos llamar la "colección de colecciones", tal y como apuntan en el museo. En este espacio, se reúne un conjunto de valiosas piezas, un verdadero tesoro a los ojos de los visitantes tal y como éstos se lo pueden imaginar, donde verán un constante resplandor en mitad de la oscuridad de la sala proveniente de las piedras preciosas y los metales nobles de los casi quinientos objetos aquí expuestos entre joyas, platería y otros elementos que van desde el siglo IV a. de C. hasta la primera mitad del XX.
Nada más entrar, preside la estancia la "Espada del Conde de Tendilla", que se alza en el centro de la sala; realizada en el año 1486 por Giacomo Magnolino en plata dorada y esmalte, fue un regalo del Papa Inocencio VIII a Don Íñigo López de Mendoza, II Conde de Tendilla, habiendo sido adquirida por Don José en Munich a principios del siglo XX. También hay varias piezas arqueológicas de oro, entre las cuales podemos destacar la "Diadema de Ribadeo", datada entre los siglos III y I a. de C., así como una colección de pendientes helenísticos, fenicios y romanos, o de anillos, entre otras. Asimismo, hay una muestra de la época visigoda, presente aquí en unas fíbulas11 y unas placas de cinturón del siglo VI d. de C.; un anillo visigodo y dos bizantinos son igualmente importantes, teniendo uno de ellos una esmeralda con los santos Pedro y Pablo grabados. La Europa Oriental queda representada por una serie de joyas medievales, como la "Placa de oro con esmalte", adquirida en Nueva York por Lázaro Galdiano junto a otras piezas de la colección del Príncipe Botkin. Completan el conjunto algunos objetos religiosos de entre los siglos XIII y XV.
En las vitrinas, otra de las secciones es la llamada "Oro y plata para el templo", en la cual se engloba un conjunto de plata de los siglos XV, XVI y XVII destinado a la liturgia religiosa española, como por ejemplo el "Cáliz con el escudo del Gran Capitán" (Gonzalo Fernández de Córdoba).
"El cristal de roca" y las "Gemas de color" son otros de los apartados de los expositores, en los cuales podemos contemplar un grupo de piezas que algunos han querido comparar con el llamado "Tesoro del Delfín" expuesto en el Museo del Prado y cuyas fundas se pueden ver en el Museo Nacional de Artes Decorativas. Los cristales están dispuestos a la forma de las antiguas "Wunderkammern", o cámaras de maravillas, pudiéndose admirar además preciosas joyas labradas de entre los siglos XV al XVIII; también hay ejemplos de maestros historicistas12, como algunos vasos y relicarios13, que reproducen casi a la perfección algunos ejemplares inspirados en modelos antiguos. Entre el conjunto de piedras duras, se exponen vasos, rosarios, cubiertos de lujo, cajas, neceseres, etc. En cuanto a la sección de la "Plata civil", en ella se representa la imagen que podrían tener antiguamente los aparadores14, con fuentes, cubiertos, vasos, etc.
Especial mención tienen las joyas personales de Doña Paula Florido, esposa de Lázaro Galdiano, realizadas a comienzos del siglo XX y que, a pesar de no ser una adquisición como colección, no podían faltar en este espacio.
Nos vamos acercando al final del recorrido por esta Planta Baja. Vayamos ahora a la Sala 5: "Arte europeo traído a España". Aquí, podremos ver una selección escogida de las varias colecciones de arte europeo que Don José Lázaro Galdiano pudo adquirir y reunir en los distintos países de Europa donde estuvo, así como en Estados Unidos. Está compuesta por diferentes objetos, como pequeños bronces con fines ornamentales de los siglos XVII y XVIII; joyas provenientes de Francia e Italia; esmaltes de Limoges (Francia) del XVI y el XVII de Pierre Reymond y de las familias Penicaud, Limousin y Noylier; objetos civiles realizados en plata en Holanda y Alemania; y algunos ejemplos de pintura holandesa, alemana, flamenca e inglesa. No olvidemos lo que ya hemos mencionado anteriormente de que Lázaro Galdiano estaba convencido de que introducir obras extranjeras en España podría aumentar el nivel cultural del país.
De la escuela flamenca, tenemos un tríptico del "Descendimiento", obra del Maestro de la Santa Segre, mientras que la alemana está representada por la "Crucifixión con santos", del Maestro de los Nimbos Pintados, obra de finales del siglo XV colorista y brillante, propia del gótico. También de este período es una vidriera de origen italiano realizada por Antonio da Pandino en la que aparece la figura de "San Miguel pesando las almas". Por su parte, de la escuela inglesa es el retrato de "Lady Sondes", obra de Sir Joshua Reynolds. Completan el apartado pictórico de esta sala el "Bodegón con frutas y ostras", del artista holandés Jacob van Walscapelle, y el "Triunfo del amor", también llamado "Alegoría de las Artes", del flamenco Thomas Willeboirts Bosschaert.
Antes de irnos, nos detendremos en el "Cristo atado a la columna" que veremos de pie al fondo de la sala, maravillosa obra realizada en mármol por Michelangelo Naccherino para el retablo de la Iglesia de la Trinidad de Nápoles, donde hacía pareja con una imagen de la Virgen que, en la actualidad, está en la Fundación Selgas de Cudillero (Asturias). Regalada al rey Felipe III por Don Pedro Fernández de Castro, Conde de Lemos, más tarde sería donada por el monarca al desaparecido Convento de Trinitarios de Madrid. Éste fue desamortizado15 y, más tarde, derribado, momento en que el Cristo pasó a estar varios días en la acera de la Calle Atocha. Así, llegaría al mercado del arte en París, donde fue vista por el Conde de las Almenas, si bien sería adquirida más adelante por Lázaro Galdiano. Al igual que esta obra, Naccherino realizaría otra sobre el mismo tema para Cosimo II de Medicis.
Y finalizamos nuestra visita por esta Planta Baja en la Sala 6: "Joyas Bibliográficas". Ya comentamos al principio del recorrido el interés de Lázaro Galdiano por los libros y cómo esto le llevo a crear una maravillosa biblioteca con ejemplares, manuscritos, encuadernaciones artísticas y otros impresos de gran interés. Sin embargo, por motivos de conservación éstos no pueden permanecer expuestos de manera permanente. Así, esta sala está destinada precisamente a mostrar estos fondos de forma temporal con el fin de darlos a conocer a los visitantes, cambiando cada cierto tiempo la temática de la exposición. Es precisamente por este carácter temporal por lo que hemos preferido no incluir ninguna fotografía de esta sala, si bien no podíamos pasarla por alto antes de continuar.
Subiremos ahora a la Planta Primera: "Arte español", donde se muestra una selección de obras de arte de nuestro país (tanto de pinturas, como esculturas y artes suntuarias) expuestas en un total de ocho salas que el visitante verá en un orden cronológico. Salas que se han ubicado en lo que en su día fueron los llamados salones de aparato del palacio.
Para apreciar todo el valor de las obras aquí reunidas, hay que tener en cuenta el orgullo que a Lázaro Galdiano le producía el arte español en tanto que éste es una muestra más de la riqueza cultural del país. Como ya hemos mencionado a lo largo de este reportaje, el coleccionismo de obras hispanas era para él una forma de buscar la propia identidad, además de una herramienta para educar a los ciudadanos.
Comenzaremos este segundo recorrido por la Sala 7: "Arte español de los siglos XV y XVI", lugar que originalmente fue el Salón de Honor del palacio, que continuará en la Sala 8. Para la decoración escultórica, Lázaro Galdiano confió en Manuel Castaños, con la supervisión de Francisco Borrás; en cuanto al magnífico techo, éste es una obra de Eugenio Lucas Villamil, quien representó una alegoría de "Las cuatro estaciones".
Aquí se han reunido varias tablas góticas y renacentistas de la segunda mitad del siglo XV en las que distinguiremos varias técnicas e influencias. Obras muy admiradas por Don José, lo que le valió ganarse las críticas de sus contemporáneos, quienes las consideraban como un arte "bárbaro". Sin embargo, ese desprecio que se tenía por estas piezas hizo que Lázaro pudiera adquirirlas a muy buen precio, apostando así por un estilo que más tarde sería reconocido.
Por un lado, tenemos varios ejemplos de la escuela aragonesa. El Reino de Aragón, gracias al comercio y al contacto político y cultural que se tenía por entonces con Italia y con la Corte papal de Avignon, será el lugar donde se concentré más profundamente el llamado Gótico Internacional, cuyas características principales son: representar unos rostros idealizados de santos; jerarquizar las figuras, dándole así más importancia a unas que a otras; la creación de escenas planas, sin profundidad, con fondos dorados; el óleo se utiliza de manera lineal, como si fueran dibujos; y el color dorado se usa para resaltar los contornos de los nimbos16 y los mantos, así como del estofado17, mientras que las corlas18 de plata se emplean para representar las telas. De este modo, de la escuela aragonesa podemos contemplar tablas como la "Virgen de Mosén Esperandeu de Santa Fe", obra de Blasco de Grañén de 1439; un "San Miguel Arcángel con dos donantes", del círculo de Juan Rius y Domingo Ram; y una tabla de "San Sebastián", así como otra de "San Miguel", ambas de Juan de la Abadía "el Viejo".
Sin embargo, en el Reino de Castilla, se asentaron las técnicas flamencas, tan del gusto de Isabel "la Católica", representando así una tendencia más realista. Las caras de los santos se humanizan, dejando además de aplicar el color dorado en los fondos Y comenzando así a emplearse la perspectiva para representar el espacio. De esta escuela castellana, tenemos en la sala un cuadro de "San Jerónimo en el scriptorium", obra del Maestro del Parral; también son dignos de atención un bello "Tríptico del Nacimiento", del Maestro de Ávila, identificado con García del Barco, quien estaba, al igual que otros pintores, en contra del Gótico Internacional, creando así el estilo hispano-flamenco; y una tabla de la "Visitación de la Virgen a su prima Santa Isabel", de autoría anónima.
En cuanto a las esculturas de la sala, éstas son también de finales del siglo XV, proviniendo la mayor parte de ellas de antiguos retablos, como una talla de "San Pedro entronizado" cuyo autor se desconoce.
La Sala 8: "Arte español de los siglos XV y XVI" es una continuación de la anterior, si bien las obras que hay en ella nos sirven de transición antes de pasar al siglo XVII. Como ya vimos antes, durante el XV coexistieron dos estilos, el Gótico Internacional y el flamenco, prolongándose este último hasta bien entrado el XVI. Mientras tanto, en Italia florece el Renacimiento, que llama a resucitar la Antigüedad clásica. Castilla, como ya hemos apuntado, se decantó por los maestros flamencos, y Aragón y Valencia se inclinaron por los italianos. Sin embargo, a comienzos del siglo XVI la pintura flamenca empieza a decaer, extendiéndose el modelo artístico de Italia por toda la península, así como por el resto de Europa.
De este modo, aquí veremos algunas tablas de este período de transición en el que los artistas comenzaban a incluir en sus obras técnicas tanto flamencas como italianas; pero mientras que las primeras se basaban en primar lo natural, las emociones, las segundas lo hacían en lo científico, viendo en la imagen que representaban todo un problema matemático a resolver. Esta mezcla de estilos la podemos observar en las pinturas de Bartolomé de Castro, que por las ropas podrían ser de la década de 1510 aproximadamente, donde las figuras están en primer plano y el paisaje lo deja al fondo. También hay tres tablas del Maestro de Astorga. Dos de ellas, que proceden de la capilla del cementerio de Astorga (León), tienen reminiscencias italianas y representan la leyenda del Apóstol Santiago; en cambio, la tercera, el "Nacimiento de Cristo con Santo Domingo y San Lorenzo", mezcla los dos modelos: por un lado, los rostros expresivos de los personajes son flamencos; por otro lado, su orden, conforme a un esquema triangular, es una composición italiana.
La sala se completa con una vitrina en la que se expone un conjunto de platería religiosa utilizada en las ceremonias litúrgicas. Finalmente, la talla de la "Virgen con el Niño" que vemos en uno de los laterales de la estancia es obra de algún discípulo del taller de Felipe Vigarny; en el dorso, aparece la firma "Sedano", pintor y policromador de retablos que trabajó con este escultor.
Pero no nos iremos de aquí sin antes mirar al techo, el cual nos recuerda que esta habitación fue en tiempos la Sala de Música del palacio. En él, Eugenio Lucas Villamil representó los gustos musicales de la familia Lázaro-Florido pintando a diversos compositores de música clásica. Así, Richard Wagner aparece en primer plano acompañado de otros artistas, como Verdi, Chopin, Rossini, Beethoven, Mozart, o Liszt.
La temática de las obras que veremos en la siguiente habitación es totalmente diferente a las vistas hasta ahora. Se trata de la Sala 9: "La imagen femenina en los siglos XVI y XVII", la cual se ha instalado en lo que antes fue el vestíbulo del palacio ya que, originariamente, el acceso se hacía por la entrada que hay en la Calle Claudio Coello; es por esto que su decoración, de estilo renacentista, es tan elaborada. Si alzamos la vista, veremos el homenaje que Lucas Villamil le hizo al pintor Francisco de Goya, quien aparece retratado en la esquina inferior derecha ; realizado al óleo sobre lienzo en 1906, se trata del primer encargo que Lázaro Galdiano le hizo al artista.
Pero recorramos la sala. En ella, podremos contemplar numerosos retratos de corte de algunas de las damas más importantes de la aristocracia, como la Duquesa de Medinaceli, o la hija de Felipe II, la Infanta Catalina Micaela, Duquesa de Saboya, ambas obras de autoría anónima hasta el momento. En estos cuadros, las representadas aparecen luciendo sus mejores vestidos y joyas, símbolo todo ello del estatus al que pertenecen. Destaca también el "Retrato de dama joven", atribuido a Sofonisba Anguissola, artista italiana que entre los años 1559 y 1573 se estableció en Madrid como pintora de Felipe II y dama de honor de Isabel de Valois.
En el centro de la estancia, una vitrina nos muestra una serie de bustos que cumplen la función de relicarios y que representan a diferentes santas, si bien éstas aparecen vestidas según la moda de entonces.
Continuamos y pasamos ahora a la Sala 10: "Arte español de los Siglos de Oro". Durante los siglos XVI y XVII, España vivió su mayor apogeo gracias a su expansión política y su riqueza, lo que conllevó un renacer de las artes, en especial de la pintura y la literatura. Así, este período lo podremos ver representado en las obras que cuelgan de las paredes de esta sala, magníficos cuadros de grandes pintores del momento.
Uno de ellos, sin ir más lejos, es el que muestra a "San Francisco de Asís", obra de Domenico Theotocopuli "El Greco" de entre los años 1577 y 1579. Sobre él, se encuentra el "Noli me tangere", un cuadro pintado entre 1609 y 1612 por su hijo, Jorge Manuel Theotocopuli, que en su día formó parte del retablo de Titulcia (Madrid). Atribuida a José de Ribera, tenemos la obra de "San Bartolomé", realizada hacia el año 1635, y de Alonso del Arco, llamado también con el sobrenombre de Sordillo de Pereda, el lienzo de la "Anunciación". José Antolinez firma en 1666 la "Inmaculada" que vemos, mientras que la bellísima imagen de "Santa Rosa de Lima", de alrededor de 1670, es del gran Bartolomé Esteban Murillo, cuadro que Lázaro Galdiano consiguió en Londres en 1934.
El resto de la estancia se completa con diversas piezas de mobiliario de la época, como una mesa del siglo XVII realizada en madera de nogal, roble y castaño con incrustaciones de hueso, y con algunas tallas policromadas procedentes de las escuelas castellana y sevillana, como el "Niño de Pasión", enmarcada en esta última.
La sala se encuentra instalada en el antiguo Gabinete de la Comedia, lugar en el que ahora podemos imaginar las tertulias que entonces mantendría Don José con sus invitados. Si alzamos la vista una vez más, veremos que Lucas Villamil escogió en esta ocasión una temática muy apropiada a la del conjunto de obras que hoy se exponen aquí, pues, en primer plano, tenemos representado al Fénix de los Ingenios, Lope de Vega, máximo exponente del Siglo de Oro de las letras españolas, el cual está rodeado de otros poetas, novelistas y dramaturgos de distintas épocas, plasmando así el gusto de Lázaro Galdiano.
Avanzamos y entramos en la Sala 11: "Arte español de los Siglos de Oro", la cual lleva el mismo nombre que la anterior por ser complementaria de ella. Así, si antes veíamos diferentes obras españolas de esta época, ahora podremos contemplar algunas realizadas por artistas extranjeros que influenciaron notablemente el trabajo de los pintores de nuestro país. En el siglo XVII, las pinturas españolas dan un giro hacia el realismo, acercándose y acercándonos a las ideas sociales y religiosas de dicha época. A mediados de siglo, las escuelas venecianas y flamencas comenzarán a influir en los pintores españoles, tal y como se puede apreciar en las obras realizadas durante la segunda mitad del XVII.
Una de las más importantes que podemos observar aquí es el cuadro "Cabeza de Mujer", atribuido a Diego Velázquez y que, en principio, parece que fue realizado para ser conservado en el taller a modo de estudio. Del artista asturiano Juan Carreño de Miranda son dos retratos expuestos. El primero de ellos es la imagen de un caballero de la Orden de Santiago. El segundo representa a una dama que, posiblemente, fuera Inés de Zúñiga, Condesa de Monterrey, nuera del Conde-Duque de Olivares y hermana de la menina Isabel de Velasco; la identificación se basaría en que Inés de Zúñiga tenía una curiosa joya en forma de pistola, joya igual a la que posee la mujer del cuadro. También de Carreño son los retratos de "Fernando de Valenzuela", Marqués de Villasierra, y de un joven "Carlos II".
Igualmente, en la sala podremos ver algunos bodegones19 de pequeño tamaño y una buena muestra de pintura de temática religiosa. De esta última, destacan la "Visitación", obra realizada por Antonio de Pereda alrededor de 1645, y "Los desposorios místicos de Santa Catalina", de Francisco de Solís. De la llamada escuela madrileña son los cuadros de "San Agustín" y de "Santa Catalina", ambos de Francisco Rizi, y la impresionante "Inmaculada", de Claudio Coello.
Por último, la estancia cuenta con una vitrina central que acoge una muestra de objetos realizados en plata por algunos de los mejores plateros españoles de la época.
La forma alargada de esta sala ya nos da una pista de qué fue en origen: el antiguo Comedor de Gala de la casa palaciega. En el techo, Eugenio Lucas Villamil representó a varios dioses clásicos, como Baco, Ceres, Diana y Neptuno, aludiendo así a la temática de los alimentos: vino, agricultura, caza y las aguas, respectivamente.
Nos vamos ahora a la Sala 12: "Retratos españoles de los siglos XVIII y XIX", situada en el centro de esta planta, bajo la impresionante vidriera que cubre esta habitación que en su día fue el Salón de Baile del palacio. Si miramos la parte inferior de la galería corrida, lugar en el que se colocaban los músicos, veremos las pinturas realizadas por Lucas Villamil, quien, en esta ocasión, escogió para la decoración unos amorcillos20 tocando diferentes instrumentos y bailando entre flores, mientras que las esquinas las completó con representaciones alegóricas de las estaciones del año.
Aquí se expone, como su nombre indica, una selección de retratos pintados entre los siglos XVIII y XIX. En ellos, se nota la evolución de las técnicas hasta llegar al neoclasicismo francés, que se deja ver en el retrato de "Manuela González Velázquez tocando el piano", obra de Zacarías González Velázquez. También hay ejemplos del romanticismo que recién despierta, como el cuadro de la "Señora de Carsi", en el que Bernardo López representa la imagen de Magdalena de la Herranz, esposa del senador Jaime Carsi Azcárraga y alumna de dibujo del propio artista. De Vicente López Portaña, padre del anterior, son, entre otros, el retrato de la "Infanta Luisa Carlota de Borbón" (hacia 1819) y dos bocetos para trabajos finales: "Fernando VII, con el hábito del Toisón de Oro" (1830-31, aproximadamente) y "Fernando VII, con el hábito de la Orden de Carlos III" (hacia 1808).
Pero sin duda, una de las obras más bellas es el conocido retrato de la escritora del siglo XIX "Gertrudis Gómez de Avelleneda", pintado por el gran artista Federico de Madrazo en 1857. Al lado, podemos ver un cuadro de su hermano Luis de Madrazo, "La marquesita Roncali", retrato de 1855 de Cristina de Roncali y Gaviria a los siete años de edad.
Un buen número de piezas de mobiliario español de los siglos XVIII y XIX completa la sala.
Pasamos a la Sala 13: "Goya y sus contemporáneos", donde se expone, entre otras, una serie de obras del que fuera el artista preferido de Lázaro Galdiano, Francisco de Goya y Lucientes. Por un lado, tenemos "La Magdalena penitente", cercana a los frescos que se pueden admirar en el interior de la Ermita de San Antonio de la Florida y de la que se ha identificado su procedencia de la colección de Francisco Casado de Torres, yerno de Sebastián Martínez, amigo de Goya. Por otro lado, está el retrato del sacerdote e historiador agustino "José de La Canal", quien llegó a ser director de la Real Academia de la Historia. Estos cuadros han sido reconocidos como obras del pintor aragonés, si bien aún hay otros dos de los que no se tiene un veredicto definitivo de los expertos: "Escena de disciplinantes" y "Matrimonio desigual", ambos adquiridos por Lázaro Galdiano como auténticas obras de Goya.
En la sala, también podemos contemplar el "Entierro de Cristo" que en su día decorara el techo de la capilla del Palacio de Sobradiel, en Zaragoza; pintada al óleo entre 1771 y 1772 imitando una obra del artista francés Simon Vouet, hacia el año 1920 fue arrancada de su emplazamiento y pasada a un lienzo; su restauración fue costeada por el Estado de Louisiana y el Museo de Bellas Artes de Alexandría. Los cuadros de "San Hermenegildo en la prisión" y "Santa Isabel de Portugal curando las llagas a una enferma" que aquí se exponen son bocetos de sendas obras que desaparecieron durante la Guerra de la Independencia (1808-1814) de la Iglesia de San Fernando de Torrero, en Zaragoza, y que formaban parte de un conjunto destinado a exaltar la monarquía hispana.
Seguimos recorriendo la estancia y vemos "El Aquelarre" y "El Conjuro", también llamada esta última como "Las Brujas", dos obras que se encuentran entre las más conocidas del pintor y que pertenecieron a la colección de arte de los Duques de Osuna al igual que el cuadro que se sitúa entre ellas, "La era", o "El verano", primer boceto para el cartón definitivo que se encuentra en el Museo del Prado.
Además de estas obras de Goya, y como bien reza el nombre de esta sala, aquí encontraremos, igualmente, algunos retratos realizados por otros artistas contemporáneos al aragonés. De ellos, destacan el de "Vicente de Osorio Moscoso Fernández de Córdoba, Conde de Altamira y Marqués de Astorga", atribuido hasta hace poco a Antón Rápale Mengs y, de un tiempo a esta parte, a Luis Meléndez. De Agustín Esteve y Marqués son los retratos de "Doña María de la O Piscatori, Marquesa de San Andrés", "María Francisca de Asís Vera de Aragón, Condesa de Sástago", "María Guillermina de Baquedano y Quiñones, Duquesa de Veragua" y el boceto de "Fernando VII", cuya obra definitiva se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Sevilla. Por su parte, Juan Gálvez firmó el pequeño lienzo que nos muestra a "Agustina de Aragón". "La tienda de Geniani", de Luis Paret y Alcázar, fue pintada para el Infante Don Luis, su protector; años más tarde, en 1922, fue comprada por Lázaro Galdiano en París.
Finalmente, en el centro de la habitación se ha colocado la llamada "Mesa de Godoy", un regalo que hicieron las regiones españolas al conocido como Príncipe de la Paz.
Esta estancia fue bautizada por Don José Lázaro como Salón Gótico y cumplía las funciones de recibidor para aquellos visitantes que accedieran al palacio por la Calle Serrano. Eugenio Lucas Villamil pintó en este techo "Las Artes reunidas", representando así las aficiones del coleccionista.
Y llegamos al final de este nuestro primer recorrido por el museo. Terminamos en la Sala 14: "Arte español del siglo XIX", donde se ha reunido un buen número de obras de este período atesoradas por Lázaro Galdiano, especialmente de la primera mitad de siglo. Podremos ver aquí cómo persistió durante esta época el tono academicista basado en las técnicas dictadas por las Academias y Escuelas de Bellas Artes, las cuales fueron a sustituir a los talleres de pintura y escultura donde, hasta ese momento, se formaban los artistas. A la par, veremos que en España, al igual que en el resto de Europa, surgió un movimiento romántico de técnicas más libres y expresivas que trataba de reflejar la realidad del mundo popular, aquel con el que se identificaba, una herencia de Goya que se encargaron de plasmar sus seguidores.
Así, aquí tenemos obras como la escena costumbrista de "La sopa boba", del pintor madrileño Leonardo Alenza, autor también de los dos frisos que formaban parte de la decoración interior del Café de Levante, en Madrid, y que hacían un conjunto con los que se encuentran en el Museo del Romanticismo y en el Museo del Prado. Atribuido a Juan Antonio Ribera, hay un retrato del escultor "Antonio Solá", que aparece aquí representado junto a la Estatua de Miguel de Cervantes que él mismo realizara y que hoy podemos ver en la Plaza de las Cortes. Un "Autorretrato" de Antonio María Esquivel y un "Retrato de muchacha" de Valeriano Domínguez Bécquer son claros ejemplos de la escuela romántica andaluza. Ricardo Balaca pintó en 1875 el retrato de "Teresa Vergara", su esposa, y Emilio Sala el del escritor y crítico de arte "Luis Alfonso", a cuyas tertulias en Barcelona asistía Lázaro en su juventud.
De Jenaro Pérez Villaamil, gran artista del paisaje romántico, se exhibe "Torreón en ruinas" junto a otro cuadro de la misma temática, pintado en este caso por Eugenio Lucas; ambos son una muestra de las "pruebas" de rapidez y destreza que solían hacer estos dos pintores, eligiendo para ello un tema que los dos debían representar al mismo tiempo imitando el estilo del contrario; de este modo, en el reverso del cuadro de Pérez Villaamil se puede leer "Villaamil á Lucas / 11, Octubre 1853 / en media hora dada / al amigo y al arte". La pareja "Moros corriendo la pólvora" y "Moros en Tetuán" son de Francisco Lameyer. El gusto de Lázaro Galdiano por las obras de Eugenio Lucas Velázquez que ya mencionáramos al principio de este reportaje le hizo adquirir un buen número de obras de este artista que tan bien siguió la estela dejada por Goya, así como de su hijo, Eugenio Lucas Villamil.
Será este último, como hemos visto en el resto de dependencias de esta planta, quien se encargue de la decoración pictórica del techo de esta sala que, originalmente, fue la escogida por Don José para instalar su despacho-biblioteca. Lucas Villamil pintó en este caso una "Exaltación de la Sabiduría y las Letras españolas", para lo cual se inspiró en "La Era de la Reforma", un fresco de Wilhelm von Kaulbach que decoraba la escalinata del Neues Museum de Berlín hasta que, por desgracia, fue destruido durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
Dos vitrinas en el centro de la sala exhiben varias piezas de cristal de Bohemia, o de la Real Fábrica de La Granja, así como de cerámica de Alcora.
Y terminamos aquí, como hemos dicho, esta visita que nos ha llevado a recorrer las plantas Baja y Primera del Museo Lázaro Galdiano. En la siguiente página, subiremos a los pisos Segundo y Tercero del edificio, dedicados respectivamente al arte europeo que consiguió reunir Don José Lázaro y a otras piezas que no tienen cabida en el resto de plantas del museo, como las colecciones de armas, textiles, monedas, medallas, etc. Sin duda, una verdadera "colección de colecciones".
Lourdes Morales Farfán es Licenciada en Periodismo por la Universidad Rey Juan Carlos. ↑
En "una Ventana desde Madrid (uVdM)" queremos dar las gracias a la Fundación Lázaro Galdiano, cuya Dirección en el momento de escribir este reportaje estaba encabezada por Doña Elena Hernando Gonzalo. También agradecemos toda la ayuda prestada por el Departamento de Difusión, especialmente a Rocío Castillo García, quien en todo momento nos dado todas las facilidades para realizar nuestro trabajo. Por último, no podemos pasar por alto a todo el personal de sala y el de seguridad, cuya atención ha sido inmejorable durante los días que duró la sesión de fotos.
José Lázaro Galdiano nació en la localidad navarra de Beire en el año 1862. Hijo de una familia adinerada, cursó estudios de Derecho en Valladolid, Barcelona y Santiago de Compostela, ciudad esta última donde se licenció. En 1882, se establece en Barcelona, donde compaginará los estudios con un trabajo en la secretaría del Banco de España; también será en la Ciudad Condal donde tenga sus primeros contactos con el periodismo, realizando crónicas de sociedad y críticas de arte en el diario "La Vanguardia".
De vuelta a Madrid, a finales de 1888 pone en marcha su propia editorial, "La España Moderna", mismo nombre que daría a su revista, en la que colaborarían los literatos más importantes de la época, como Leopoldo Alas "Clarín", Juan Valera, Miguel de Unamuno, Benito Pérez Galdós, o Emilia Pardo Bazán, entre otros. Además, también publicaría algunos clásicos de la literatura occidental que, hasta ese momento, nunca habían sido traducidos al español. Gran bibliófilo, consiguió crear una biblioteca con más de 20.000 volúmenes, entre impresos y manuscritos. También será a su regreso a Madrid cuando comience a formar su colección con toda clase de objetos de arte, desde pintura y escultura, a joyas, monedas, medallas, armas, textiles, etc., faceta que compaginará con la de marchante de arte.
En 1903, contrae matrimonio en Roma con una rica dama argentina, Doña Paula Florido y Toledo, quien ya había quedado viuda en tres ocasiones. Al año siguiente, en 1904, se comienza a construir su residencia, el Palacio de "Parque Florido". Casi tres décadas después, en 1932, fallece su esposa; a partir de entonces, comenzará a viajar y a permanecer largos períodos de tiempo fuera de España, especialmente en París y Nueva York, donde iniciará nuevas colecciones que unirá a las ya creadas en Madrid.
En 1945, regresa a la capital española, instalando en el palacio las colecciones adquiridas en el extranjero. El 1 de diciembre de 1947, Don José Lázaro Galdiano fallecería en su palacio, legando todos sus bienes al Estado español. En 1948, se crearía la fundación que lleva su nombre y en 1951, abriría al público el Museo Lázaro Galdiano.
- 1 Pinacoteca: Galería o museo de pinturas. ↑
- 2 Monografía: Descripción y tratado especial de determinada parte de una ciencia, o de algún asunto en particular. ↑
- 3 Bibliófilo: Persona aficionada a las ediciones originales, más correctas o más raras de los libros. // Persona amante de los libros. ↑
- 4 Tartesios: Se dice de un pueblo hispánico prerromano que habitaba la Tartéside, región situada en el occidente de la actual Andalucía y que tuvo por capital a Tartesos. Los romanos la llamaron después Turdetania. ↑
- 5 Exvoto: Don u ofrenda, como una muleta, una mortaja, una figura de cera, cabellos, tablillas, cuadros, etc., que los fieles dedican a Dios, a la Virgen o a los santos en señal y recuerdo de un beneficio recibido, y que se cuelgan en los muros o en la techumbre de los templos. // Ofrenda parecida que los gentiles hacían a sus dioses. ↑
- 6 Patena: En el rito católico, bandeja pequeña, generalmente dorada, donde se deposita la hostia durante la celebración eucarística. // Lámina o medalla grande que se usaba como alhaja o adorno. ↑
- 7 Mameluco: Soldado de una milicia privilegiada de los soldanes8 de Egipto. ↑
- 8 Soldán: Era usada más comúnmente para referirse a los soberanos musulmanes de Persia y Egipto. ↑
- 9 Altorrelieve: Relieve en que las figuras salen del plano más de la mitad de su bulto. ↑
- 10 Bajorrelieve: Relieve en que las figuras resaltan poco del plano. ↑
- 11 Fíbula: Especie de hebilla o broche para sujetar las prendas de vestir. ↑
- 12 Historicismo: Tendencia intelectual a reducir la realidad humana a su historicidad o condición histórica. ↑
- 13 Relicario: Lugar donde están guardadas las reliquias. // Caja o estuche comúnmente precioso para custodiar reliquias. ↑
- 14 Aparador: Mueble donde se guarda o contiene lo necesario para el servicio de la mesa. ↑
- 15 Desamortizar: Poner en estado de venta los bienes de manos muertas, mediante disposiciones legales. Tras varias desamortizaciones, se puso a la venta terrenos y otras propiedades de las llamadas "manos muertas" (la Iglesia y las órdenes eclesiásticas), quienes mediante donaciones y testamentos habían llegado a tener una extensión de terreno sólo inferior a las del rey y la aristocracia. Por estas expropiaciones y ventas, la Iglesia no recibió nada a cambio. ↑
- 16 Nimbo: Aureola. // Resplandor, disco o círculo luminoso que suele figurarse detrás de la cabeza de las imágenes sagradas. ↑
- 17 Estofado: Entre doradores, raer con la punta del grafio el color dado sobre el dorado de la madera, formando rayas o líneas para que se descubra el oro y haga visos entre los colores con que se pintó. // Pintar sobre el oro bruñido relieves al temple. // Colorear sobre el dorado hojas de talla. // Dar de blanco a las esculturas en madera para dorarlas y bruñirlas después. ↑
- 18 Corla: Corladura. // Barniz que, dado sobre una pieza plateada y bruñida, la hace parecer dorada. // Técnica o proceso de aplicar la corladura. ↑
- 19 Bodegón: Composición pictórica que expone como tema principal frutas, verdura, caza, pesca, otras viandas y objetos domésticos diversos. // Género pictórico formado por este tipo de obras. ↑
- 20 Amorcillo: En las artes plásticas, niño desnudo y alado, generalmente portador de un emblema del amor, como flechas, carcaj, venda, paloma, rosas, etc. ↑
HORARIOS DE APERTURA/VISITA:
- Lunes y de Miércoles a sábados de 9:30 a 16:30 horas.
- Domingo y festivos: de 10:00 a 15:00 horas.
El museo permanece cerrado (Datos del año 2013):
- Todos los martes.
- Los días 1 y 6 de enero; 5 y 6 de abril; 1 y 15 de mayo; 15 de agosto; 1 de noviembre; 24, 25 y 31 de diciembre.
LOCALIZACIÓN Y COMUNICACIONES:
TREN:
METRO:
- Línea 5, Estación de Rubén Darío en su salida por el Paseo de la Castellana.
- Líneas 5 y 9, Estación de Núñez de Balboa en su salida por la Calle Velázaquez.
- Líneas 6, 7 y 9, Estación de Avenida de América en su salida por la Calle Pedro de Valdivia.
- Líneas 7 y 10, Estación de Gregorio Marañón.
AUTOBÚS:
- Líneas 7, 14, 27, 40, 145 y 150, Paseo de la Castellana.
- Líneas 9, 16, 19 y 51, Calle de Serrano.
- Línea 12, Calle María de Molina.
- Línea 61, Calle Diego de León.
Estos datos se han tomado, en agosto de 2013, de la información que facilita en su web oficial la Fundación Lázaro Galdiano, no haciéndose "una Ventana desde Madrid (uVdM)" responsable de las posibles modificaciones de horarios y otros datos que puedan llevar a cabo en el futuro los organismos aquí citados.
BIBLIOGRAFIA Y ENLACES EXTERNOS:
- VV.AA.: "Guía breve del Museo Lázaro Galdiano"; Fundación Lázaro Galdiano; Madrid, 2012. ISBN: 978-84-938453-6-0; Depósito Legal: M-13758-2012.
- Fundación Lázaro Galdiano
- DRAE