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una Ventana desde Madrid

Museos de Madrid

MAN - Museo Arqueológico Nacional (V)

Por Lourdes Morales Farfán

Miércoles, 05 de diciembre de 2018


Museo Arqueológico Nacional, Llegada a Dizful (Irán) del gobernador de Loristán y Arabistán y del Vicecónsul de España Adolfo Rivadeneyra (Valparaíso, Chile, 1841-Madrid, 1882). El cuadro, de 1877, es un encargo realizado por Rivadeneyra al pintor José Pellicer Feñé

Llegada a Dizful (Irán) del gobernador de Loristán y Arabistán y del Vicecónsul de España Adolfo Rivadeneyra (Valparaíso, Chile, 1841-Madrid, 1882). El cuadro, de 1877, es un encargo realizado por Rivadeneyra al pintor José Pellicer Feñé.

Vamos llegando casi al final de nuestro recorrido por el Museo Arqueológico Nacional y en este quinto reportaje veremos otras tres de sus secciones instaladas en la segunda planta. Por un lado, conoceremos la Historia del Museo en la sala 31, desde su fundación en 1867 por la reina Isabel II y su inauguración en 1871 de la mano del rey Amadeo I de Saboya hasta la actualidad; conoceremos cómo han aumentado sus colecciones, cómo se han redefinido sus espacios expositivos, etc. Por otro lado, la sala 32 está dedicada a Oriente Próximo Antiguo y, en ella, se nos muestra la herencia cultural de lugares como Mesopotamia, Irán y la Península Arábiga. Por último, las salas de la 33 a la 35 acogen la parte de la colección que representa el Nilo. Egipto y Nubia, estando esta sección organizada en tres apartados: la sociedad, desde la vida que llevaban los habitantes del Nilo hasta la del faraón; el panteón egipcio, con los varios y diferentes dioses y prácticas religiosas; y la muerte y sus rituales.


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Museo Arqueológico Nacional, Viñetas publicadas en "La Ilustración Española y Americana"

Viñetas publicadas en "La Ilustración Española y Americana".

Como hemos dicho anteriormente, comenzaremos el recorrido de esta página por la Sala 31, dedicada a la Historia del Museo. Antes de meternos de lleno en ello, cabe destacar que estamos, como dice la propia guía del museo, en “un espacio interpretativo” en el que se ha ilustrado no sólo su origen, sino también cómo se han ido formando sus colecciones en el siglo XIX y qué cambios internos ha sufrido a lo largo del tiempo, además de las diferentes maneras de ingreso que han tenido estas colecciones.

El motivo de haber instalado esta parte justo en esta sala no es casual. Y es que se enlaza, en la figura de la reina Isabel II, el término cronológico de la exposición con la fundación y el origen del museo que la acoge. Asimismo, se explica aquí la presencia en la institución de colecciones no españolas, un espacio que justamente precede a la visita de las salas que se han destinado a Oriente Próximo Antiguo, Egipto y Grecia.

El Museo Arqueológico Nacional fue creado por Isabel II en el año 1867, siguiendo así la tendencia europea de entonces: la creación, por parte de los países, de grandes museos nacionales con el objetivo de enseñar los testimonios del pasado de cada país. Con ello, se cubría la necesidad de reunir en una sola institución las colecciones de antigüedades que, hasta ese momento, se hallaban dispersas en distintos lugares, representándose así la historia de España desde sus orígenes y, además, ofreciendo una panorámica de las civilizaciones antiguas del resto del mundo. A esto, se sumó el desarrollo que tuvo la arqueología y la toma de conciencia de que había que proteger el gran patrimonio cultural que se encontraba en peligro a causa de guerras, invasiones y desamortizaciones1, evitándose de esta manera su desaparición. Tal y como se indica en los carteles explicativos de la sala, “El nuevo Museo debía reunir, conservar y estudiar estos bienes para ponerlos al servicio de los ciudadanos, contribuyendo de este modo a su formación e instrucción”.

Por ello, la exposición comienza con una serie de documentación gráfica de la época, en la cual se nos muestra cómo era el antiguo Casino de la Reina, palacete levantado en los terrenos de la llamada Huerta del Clérigo Bayo (hoy cerca de la Glorieta de Embajadores) y que sirvió como sede primitiva del museo que inaugurara el 9 de julio de 1871 Amadeo I de Saboya. En este pequeño edificio, cedido poco antes por la Corona al Estado y de escaso tamaño para los fondos del museo, se exhibía la colección siguiendo los criterios expositivos que imperaban en ese momento, algo que podemos imaginar contemplando la representación del grabado de las salas que acompaña estas líneas. De aquel entonces es una fotografía datada entre 1876 y 1880 en la que aparecen los conservadores y el personal del museo en la puerta de aquel palacio, siendo, así, el documento fotográfico más antiguo que el museo conserva sobre la propia institución y sus trabajadores.

Museo Arqueológico Nacional, Monetario del Infante don Gabriel de Borbón, siglo XVIII

Monetario del Infante don Gabriel de Borbón, siglo XVIII.

En una segunda parte de esta sala, se nos enseña, a través de una selección de piezas y de documentación, cómo el recién inaugurado museo fue dotado de colecciones: por un lado, con fondos arqueológicos y numismáticos2 provenientes del Museo de Medallas y Antigüedades de la Biblioteca Nacional (creada por Felipe V en 1711 como Real Librería e instalada en la actualidad en el edificio que iniciara Francisco Jareño en 1866 y terminara Antonio Ruiz de Salces en 1892), como por ejemplo el Monetario del Infante don Gabriel, que vemos en la imagen; por otro lado, con algunos objetos arqueológicos y etnográficos3 del Real Gabinete de Historia Natural (creado por Carlos III en 1771 y hoy Museo de Ciencias Naturales); y en tercer lugar, con los fondos de la Escuela Superior de Diplomática. Además, aquí veremos, por medio de distintos objetos y documentos mostrados, la importancia que supusieron las Comisiones Científicas que creó el museo con su personal para recoger objetos. Un buen ejemplo de esto último que mencionamos es el cuadro de la fragata Arapiles y una recopilación de objetos chipriotas como muestra del viaje de ésta por el Mediterráneo en el año 1871, momento en que se obtuvieron numerosas piezas arqueológicas para la institución.

Museo Arqueológico Nacional, Objetos e imágenes de las distintas etapas por las que ha pasado el MAN desde la posguerra a 2008

Objetos e imágenes de las distintas etapas por las que ha pasado el MAN desde la posguerra a 2008.

Igualmente, hay una serie de documentos gráficos con los que se nos enseña cómo fue construido el edificio y dividido el Palacio de Biblioteca y Museos Nacionales, sede definitiva del museo desde su traslado en 1892, donde sería inaugurado, pues, nuevamente el 5 de julio de 1895. Como curiosidad, podemos señalar que este palacio fue uno de los primeros edificios de Madrid donde se empleó el hierro como material de construcción; muestra de ello es un fragmento de un pilar que se expone en esta sala y que fue hallado durante las obras de rehabilitación en el interior de un muro, donde había sido reutilizado como dintel4.

Tal y como recoge la institución en su guía, este “conjunto de objetos y documentación gráfica [...] pretende transportar al visitante a un Museo desaparecido, del que sólo nos quedan las imágenes”. Sin embargo, se han conservado, asimismo, algunos pequeños objetos de entonces, como cartelas6, soportes o marcos, a través de los cuales es posible imaginar algunos de los detalles que se pueden apreciar en las fotografías acerca de los cinco grandes montajes del museo desde finales del siglo XIX hasta comienzos del XXI; con ello, se concluye cómo las tendencias museísticas, las necesidades del público o el propio devenir histórico han ido condicionando la manera de exhibir las colecciones.

Del mismo modo, se hace una mención especial a la labor, un tanto desconocida, pero no por ello menos importante, de protección del museo durante la Guerra Civil Española (1936-1939); así, mediante un audiovisual, se nos presenta un contexto más amplio acerca de la preservación del patrimonio en los años que duró la contienda, aportándose además documentos relacionados y procedentes de archivos de diferentes instituciones. Por otro lado, otro audiovisual nos muestra los distintos proyectos del museo, sus reformas y sus ampliaciones.

Museo Arqueológico Nacional, Ampliando horizontes: Vitrina explicativa sobre la forma de llegada al MAN de los objetos procedentes de Grecia, Próximo Oriente, Nubia, Egipto y Sáhara

Vitrina explicativa sobre la forma de llegada al MAN de los objetos procedentes de Grecia, Próximo Oriente, Nubia, Egipto y Sáhara.

Dos vitrinas articulan la sala en la que nos encontramos. La primera de ellas detalla, por medio de varias piezas que sirven como ejemplo, las principales formas de ingreso de las colecciones de los museos (excavaciones arqueológicas –la más relevante en este museo–, hallazgos casuales, compras, daciones7, legados8, donaciones10, depósitos12, permutas13 y/o adscripciones14 por decomisos15). Llama la atención la gran fotografía en la que aparece el Marqués de Cerralbo excavando una tumba (hacia 1911).

Finalmente, la segunda vitrina expone objetos y documentación que nos explica la presencia en el museo de bienes culturales que no tienen procedencia española, diferenciándose aquí cuatro bloques de fondos según dicha procedencia: de Grecia (sobre todo antiguas colecciones particulares); de Próximo Oriente (especialmente obtenidos con la colección Santa-Olalla); de Nubia y Egipto (misiones arqueológicas); y del Sáhara (expediciones científicas). Los objetos aquí exhibidos están acompañados de una variada documentación gráfica que reproduce diarios de campo, libros de registro, fichas de inventario, y fotografías de expediciones, monumentos y yacimientos. Todo ello nos sirve de anticipo de las salas que veremos a continuación.


Museo Arqueológico Nacional, Sala 32, Oriente Próximo Antiguo. A la izquierda, tenemos la maqueta de las ruinas de la ciudad de Persépolis durante los siglos XVII y XVIII

Sala 32, Oriente Próximo Antiguo. A la izquierda, tenemos la maqueta de las ruinas de la ciudad de Persépolis durante los siglos XVII y XVIII.

En la Sala 32, relacionada con Oriente Próximo Antiguo, se exponen los objetos procedentes de esta región, de casi nueve millones de km2, en la que son claves los ríos Tigris y Éufrates, y que se extiende desde el Mar Egeo hasta el valle del Indo, y desde Asia Central y el Cáucaso hasta la Península Arábiga. Su historia antigua se extiende a lo largo de casi once mil años, desde el 11.000 a.C. hasta el 632 d.C. Aquí, es donde se encuentra la región denominada como Creciente Fértil, cuna de la agricultura, de la ganadería, de las primeras aldeas y en donde, en el año 3.500 a.C., surgen las primeras ciudades y, con ellas, el Estado y la realeza, al igual que la escritura y, más adelante, la rueda. En 2350 a.C., el rey Sargón de Acad funda el imperio acadio17, el primer Estado de grandes dimensiones territoriales. En 2100 a.C., la ciudad de Ur con su III Dinastía se proclama como sucesora de las tradiciones sumeria18 y acadia. Entre 1792 y 1750 a.C., Hammurabi19, junto a sus sucesores, convierten Babilonia en cabeza de un imperio posteriormente eclipsado por los de Mitanni20 y Hatti21.

A sus habitantes (sumerios, acadios, babilonios22, aqueménidas23, partos24, sasánidas25, cananeos26, hebreos27, arameos28, fenicios29 y, posteriormente, griegos, romanos, bizantinos y árabes) les debemos la astronomía, la ingeniería, las matemáticas, la medicina, la metalurgia, las técnicas de irrigación y el derecho.

Para el conocimiento de la Antigüedad en Oriente Próximo, el museo dispone de las fuentes escritas y de los españoles que se han desplazado hasta Oriente, ya sea como arqueólogos, como coleccionistas o simplemente como viajeros.

Las fuentes escritas son aquellos documentos procedentes de Oriente Próximo, de diferentes lenguas y dialectos, que fueron redactados en cuneiforme30, siendo ésta aquella escritura ejecutada al grabar sobre arcilla con un cálamo31 triangular. De este tipo podemos citar textos en lengua sumeria o acadia realizados sobre ladrillos; documentos en arameo, fenicio o nabateo32. De la misma época de aparición de la escritura son los sellos y los cilindros, mediante los cuales se determinaba la identidad de la persona o su autoridad. El explorador español García de Silva y Figueroa, en el siglo XVII, interpreta por primera vez estos signos como un tipo de escritura antigua. La glíptica33, el arte de grabar sobre piedras duras, constituye así una fuente en el conocimiento de estas culturas.

En cuanto a los españoles desplazados hasta Oriente, si bien en España no se habían realizado muchos estudios sobre esta zona, sí es cierto que hay algunos personajes nacionales que con su labor (embajadores, peregrinos, comerciantes, coleccionistas y arqueólogos) han ayudado a su redescubrimiento. Podemos citar a Benjamín de Tudela, quien en 1166 viajó hasta Bagdad; a Ruy González de Clavijo, fallecido en 1412; García de Silva (1550-1624) y Adolfo Rivadeneyra (1841-1882). Sin embargo, es un arqueólogo del siglo XX, Julio Martínez Santa-Olalla (Burgos, 1905-Madrid, 1972) quien, con su conjunto de piezas iraquíes e iraníes, más ha aportado a los fondos del museo. Además, últimamente la arqueología española ha dedicado mayor interés a Oriente Próximo Antiguo, logrando informaciones de gran importancia para su mejor conocimiento.

Veamos a continuación los legados mesopotámico, iraní y arábigo expuestos en esta sala.


Museo Arqueológico Nacional, Vitrinas del Legado de Mesopotamia

Vitrinas del Legado de Mesopotamia.

El Legado de Mesopotamia, que formó parte del Creciente Fértil, se refiere al procedente de la zona geográfica situada entre los ríos Tigris y Éufrates, y ocupada hoy por Iraq. El progreso que alcanzaron sus diversos pobladores (acadios, amorritas34, arameos, asirios35, caldeos36, hurritas37 y sumerios) en astronomía, ciencias, ingeniería, matemáticas, medicina, metalurgia, técnicas de irrigación e instalaciones hidráulicas fue espectacular. Fueron los inventores de la rueda; tenían cultivos de cebada, higueras, olivos, palmeras datileras y trigo; y domesticaban animales para lograr leche y pieles.

En Mesopotamia, las ciudades-Estado eran gobernadas por reyes, siendo esta institución la más importante desde el punto de vista político. En alguna de ellas, como las ciudades-Estado de Sumeria, el soberano era además el representante terrestre de la deidad a la que cada urbe encomendase su protección. Surge así el rey-sacerdote, denominado, en tiempo de Sargón de Acad, como ensi (señor), lugal (gran hombre) y sarru (rey). Posteriormente, con las expansiones imperiales de Babilonia y Asiria, el poder del rey no hizo sino crecer sobre la vida religiosa, la administración, las leyes y las actividades públicas. Hay que tener presente que la legitimidad de su gobierno gravitaba sobre su dualidad humana y divina. Estas sociedades, cada vez más complejas, tuvieron el Código de Hammurabi, la primera recopilación de leyes desde el II milenio a.C.

Entre las vitrinas expositoras del Legado de Mesopotamia, vemos, en la primera, realizada en diorita38, la Cabeza de Gudea, rey de la ciudad-Estado de Lagash39 entre 2144 y 2124 a.C. A su izquierda, la pieza de arcilla que tenemos es el ladrillo fundacional del templo de Eninnu, de la ciudad de Girsu40, cuya obra se llevó a cabo durante este reinado.

La sencillez en la manufactura de la arcilla, cuya obtención en las riberas de los ríos era fácil y económica, hizo de ella, a partir del V milenio a.C., un elemento vital en la construcción de edificios mediante los ladrillos de adobe41, que no es sino una mezcla de arcilla y paja secada al aire. Igualmente, su uso se generalizó en la realización de figurillas, elementos agrícolas y recipientes

Con el paso del tiempo, la utilización del horno y de óxidos metálicos propició la fabricación de ladrillos vidriados, de colores y de una gran durabilidad, que fueron utilizados para el recubrimiento de fachadas.

El panteón42 de dioses mesopotámico era bastante numeroso y abierto a la admisión de nuevas deidades; entre ellas, podemos citar a Anu, Enki, Ishtar o Innana y Marduk, dioses respectivamente del cielo, de los artistas, del amor y de los guerreros, y más importantes del reino de Hammurabi.

Desde finales del III milenio a.C., en ocasiones, junto a los templos, se erigieron los zigurats, aquellas torres escalonadas y piramidales, coronadas con una capilla que actuaba como residencia y lugar de encuentro de la deidad, el soberano y los sacerdotes.

Museo Arqueológico Nacional, Bronces de Luristán

Bronces de Luristán.

El Legado de Irán procede de la meseta iraní, la cual se encontraba habitada desde el IV milenio a.C. y formó parte del antiguo Imperio Persa. Sus habitantes practicaron la agricultura de regadío, para lo cual utilizaron canales subterráneos y rescataron fuentes naturales. Otro medio de subsistencia diaria fue la ganadería, mientras que la minería de alabastro, ámbar, diorita, lapislázuli, oro y turquesa propició el establecimiento de rutas comerciales.

Finalizando el II milenio a.C., la región fue ocupada, primero, por las inmigraciones medas43; a continuación, por las persas44, con quienes se fundó el Imperio Persa Aqueménida, en el 550 a.C., reinando Ciro II; y posteriormente, por los sasánidas.

La colección de cerámica iraní es una de las más importantes del Museo Arqueológico Nacional. Esta colección, procedente de los yacimientos en Irán de Tepe Hissar, Tepe Giyan y Tepe Sialk, se compone de recipientes de pasta (blanquecina, negra o grisácea bruñida) decorados con formas geométricas de color ocre. Entre ellos, destacan los bellos jarros de pico muy largo y rematados con adornos de caballos o pájaros.

Los llamados bronces de Luristán, provincia del Oeste de Irán, expuestos en el MAN, proceden de las necrópolis45 de Luristán, región situada en el centro de los montes Zagros, entre el golfo Pérsico y el Kurdistán de Iraq. Los objetos hallados en los lujosos ajuares46 que contenían las necrópolis de los valles de Dizful y Harsin son una muestra del desarrollo que alcanzaron en la metalurgia del bronce. Estos elementos encontrados (alfileres, arreos de caballo, puñales, diversos objetos de adorno y vasijas) presentan un elevado grado de refinamiento, con una iconografía propia, en la que se incluye la figura del Señor de los Animales y en la que se plasma la importancia que estos pueblos daban al caballo.

Museo Arqueológico Nacional, Estela funeraria

Estela funeraria.

El Legado de la Península Arábiga está formado principalmente por diversas inscripciones en lenguas sudarábigas y una estela47 funeraria de ojos oculados48 en representación de la diosa Ulluza. Entre los pueblos sudarábigos, era tradicional marcar la sepultura con una estela o estatua. Esta estela, procedente de Yemen, es de piedra, está datada entre los siglos I a.C. y I d.C. y por encima del nombre del difunto hay grabados dos grandes ojos en recuerdo de la diosa Ulluza.

La incorporación de la Península Arábiga a los estudios sobre el Próximo Oriente, a través de la arqueología en Arabia Saudita, Bahrein, Emiratos Árabes, Sultanato de Omán y Yemen, es reciente.

Hasta hace poco tiempo, eran dos las tradiciones sobre la Arabia de antes del Islam. Por un lado, la Arabia feliz, poseedora de una fabulosa riqueza; y por otro, la de la reina de Saba, procedente de la Biblia.

Alrededor del I mileno a.C., es el Sur de esta península el que vive un importante desarrollo político. Entre lo siglos VIII y I a.C., se confirma el reino de Saba y a las gentes de los oasis como preeminentes en la región. Posteriormente, entre el I y el VII d.C., es el reino de Himyar el hegemónico. En 662, las anteriores tradiciones culturales y religiosas de Arabia son doblegadas por el Islam.


Museo Arqueológico Nacional, Sala 33, El Nilo: Egipto y Nubia

Sala 33, El Nilo: Egipto y Nubia.

Llegamos a las salas 33 a 35, dedicadas por el MAN a las culturas egipcia y nubia.

En la Sala 33, bajo el nombre de El Nilo: Egipto y Nubia, teniendo como vertebrador al río Nilo desde su paso por Sudán Medio hasta el delta49 en el que desemboca en el Mar Mediterráneo, se recorren las antiguas culturas faraónica, en Egipto, y nubia, en Sudán.

A pesar de su obligada separación por la primera catarata del río Nilo, las dos mantuvieron el contacto durante miles de años, dando como resultado la existencia de gran número de semejanzas y disparidades. Aunque en algunos casos, para facilitar su compresión, se muestran juntos los objetos de ambas culturas, normalmente se exponen por separado, habiendo escogido los colores amarillo y marrón para señalar, respectivamente, los correspondientes a Egipto y Nubia.

En el museo, el conocimiento del Valle del Nilo llega a través de dos fuentes: las huellas y los mensajes.

Entre las huellas, presentes a través de los restos arqueológicos, destacan los hallazgos de los arqueólogos españoles en los yacimientos de Nubia y de Heraclópolis Magna y que podemos encontrar en dos vitrinas de periódica reposición existentes a la entrada de la sala 33.

Museo Arqueológico Nacional, Tapa de sarcófago nubio, 1530-1077 a. C.

Tapa de sarcófago nubio, 1530-1077 a. C.

La decisión tomada por el gobierno egipcio, en 1959, de construir la presa de Asuán puso en peligro los monumentos y yacimientos existentes en el espacio geográfico, perteneciente a Egipto y Sudán, de la Baja Nubia, por lo que ambos países solicitaron ayuda a la UNESCO50 con el fin de excavarlos y rescatarlos. España fue uno de los países que acudió en su ayuda, enviando una misión arqueológica dirigida por el arqueólogo Martín Almagro Basch, que permaneció en el terreno durante seis años. Esta labor fue recompensada por ambos países con la cesión de más de tres mil objetos encontrados en los yacimientos de Nubia que engrosaron los fondos del MAN. Gracias a los mismos, en el museo se encuentran representadas casi todas las etapas culturales de Nubia, excepto la correspondiente a la época napatea51. Cuenta así con cerámicas, esculturas, estelas, inscripciones y objetos de uso cotidiano de las épocas Grupo C (cultura nativa de la Baja Nubia), Reino de Kerma, conquista egipcia de Nubia y culturas meroítica52 y postmeroítica, así como los períodos cristiano y medieval.

En la imagen adjunta, mostramos una tapa de sarcófago de madera policromada procedente de Nubia. Está datada entre los años 1539 y 1077 a.C., durante el Reino Nuevo. Es de forma antropomorfa (humana) y tiene peluca de rayas amarillas, collar usekh53 y dos columnas de inscripción prácticamente desaparecidas.

Museo Arqueológico Nacional, Falsa puerta de Shedy y Heryshefnakht

Falsa puerta de Shedy y Heryshefnakht, 2118.1980 a. C.

Igualmente, Egipto concedió a España un permiso, que aún continúa en vigor, que permite excavar en Heracleópolis Magna, capital del nomo54 XX del Alto Egipto y conocida como Nen-nesu para los antiguos egipcios y Ehnasya el-Medina para los árabes, y por el que, hasta 1980, se permitía el “reparto de piezas de excavaciones”. Entre las piezas traídas al museo, se encuentran las falsas puertas y mesas de ofrenda halladas en un cementerio datado alrededor del año 2000 a.C., durante el Primer Período Intermedio o inicios del Reino Medio, cuando Heracleópolis Magna era capital de Egipto. Del Tercer Período Intermedio, datado entre los siglos IX y VIII a.C., se encuentran los ajuares funerarios de altos dignatarios locales, como gobernadores y sacerdotes, algunos relacionados con la familia real de Tanis y Tebas, procedentes de una necrópolis que, posteriormente, durante la época saíta55, fue reutilizada.

Junto a estos objetos y permisos, Egipto también cedió el Templo de Debod, el cual fue desmontado, trasladado piedra a piedra hasta Madrid y vuelto a montar allí, permitiendo que en la capital de España se pueda contemplar un templo egipcio mandado construir en Nubia por el rey Adijalamani, o Azakeramón, entre los años 200 y 180 a.C.

Los mensajes se hallan en diferentes soportes, lenguas y escrituras, como la lengua egipcia, escrita de forma jeroglífica56, hierática57 y demótica58, además del copto, el griego, el meroítico, paleonubio y árabe.

La fotografía que aquí mostramos es la Falsa puerta de Shedy y Heryshefnakht, de piedra caliza y datada entre los años 2118 y 1980 a.C., hallada en la necrópolis del Primer Período Intermedio/Inicios del Reino Medio. Situada sobre la pared Oeste de la capilla que tenía la tumba de Shedy y Heryshefnakht, en el centro, se representa al difunto durante la celebración de la comida funeraria, mientras que en jambas y dinteles aparecen inscripciones con fórmulas funerarias en las que se invoca a Osiris, Annubis y el nombre de los titulares de la tumba.

Museo Arqueológico Nacional, Mapas de Egipto, Nubia y el Nilo junto a un audivisual de este último

Mapas de Egipto, Nubia y el Nilo junto a un audivisual de este último.

A continuación, en esta sala, se expone, a través de mapas y audiovisuales, diversa información cronológica, geográfica e histórica. Vemos, así, los territorios de Egipto y Nubia a través de sendos mapas, mientras que, a través de otro, podemos seguir el recorrido del Nilo, comenzando en Jartum y terminando en el Mediterráneo. En este espacio, el río es la base de la exposición, pudiéndose seguir las barcas que por él navegaron y disfrutar de la visión del paisaje, el ecosistema, los medios de producción y los pobladores de sus riberas.

La obligada adaptación de los antiguos egipcios a su entorno natural, formado por el valle del Nilo y los desiertos, con el aprovechamiento de sus recursos, hace que plantas autóctonas, como el loto, la mandrágora, la palmera, el papiro, la persea, el sicómoro, el trigo y la vid, y otras importadas, como el incienso y la mirra, se asocien automáticamente a la civilización egipcia. De la misma manera que se representan a animales de la vida diaria (gatos, perros, asnos o bóvidos), del desierto (antílopes o chacales) y otros que actualmente sólo están en el interior de África, pero que antiguamente habitaban en Nubia y Egipto (leones, cocodrilos, hipopótamos, etc.).

Museo Arqueológico Nacional, Objetos nubios y egipcios con representaciones humanas, animales y vegetales

Objetos nubios y egipcios con representaciones humanas, animales y vegetales.

Veamos, seguidamente, cómo eran los antiguos pobladores de estas tierras.

Los egipcios eran de constitución media, con ojos oscuros y cabello negro. Los nubios, por su parte, tenían los labios anchos, el cabello rizado y los ojos algo salientes, mientras que su piel era oscura –de hecho, en las fuentes clásicas los llamaban etíopes, es decir, hombres de piel quemada–, diferenciándose los habitantes del Norte de los del Sur por tenerla los primeros más clara.

Para los egipcios, las cuatro razas de la humanidad las formaron libios y asiáticos, al lado de egipcios y nubios.

En estas primeras vitrinas, se exponen diversos elementos (esculturas, cabezas, recipientes, fragmentos de piedra) de las culturas nubia y egipcia en los que aparecen representados hombres, animales y vegetales.

Museo Arqueológico Nacional, Vitrina dedicada al Nilo y sus recursos

Vitrina dedicada al Nilo y sus recursos.

Para el desarrollo de las civilizaciones egipcia y nubia, fue vital la existencia del río Nilo, concentrándose allí, apartada del desierto, la población. En este valle, la agricultura se vio muy beneficiada por el fértil limo59 que las inundaciones provocadas por las periódicas crecidas del río llevaban a tierra. Con el objeto de pronosticar dichos desbordamientos, los egipcios construyeron los nilómetros60. Igualmente, gracias al río Nilo, los habitantes de sus riberas pudieron verse beneficiados por la pesca en sus aguas y por la disponibilidad de éstas, utilizadas para beber y para regar los campos. Las aguas se transportaban hasta los campos a través de canales a los que subían desde el propio cauce mediante el shaduf (cigoñal61), primero, y después, desde la época helenística62, con la noria.

En la imagen, vemos, entre otros, un vaso con una decoración de cocodrilos (300-350 a.C.) y las maquetas de las barcas (1939-1760 a.C.) que entonces debían de surcar las aguas del Nilo.

Museo Arqueológico Nacional, Gstos de bronce y terracota (664-332 a.C.)

Gstos de bronce y terracota (664-332 a.C.).

La agricultura y la ganadería, a través de las granjas, las labores en el campo y la cría de ganado vacuno, caprino y de cerda, además de la de aves, fueron la base de la economía doméstica de Nubia y Egipto. Los rebaños, a cargo de pastores, eran utilizados tanto como animales de labor como para la alimentación, obteniéndose de ellos leche, carne y grasa.

Otros animales presentes en las casas egipcias de entonces eran los perros y gatos. En cuanto a los caballos, éstos comenzaron a formar parte de los ejércitos nubios a principios del I milenio a.C., mientras que los dromedarios se utilizaban para los viajes por el desierto.

Aquí, veremos figuras de gatos realizadas en bronce y terracota entre los años 664 y 332 a.C., durante la Baja Época.

Museo Arqueológico Nacional, Escritura jeroglífica de la tapa de un sarcófago (664-332 a. C.)

Escritura jeroglífica de la tapa de un sarcófago (664-332 a. C.).

La lengua egipcia se escribe con tres tipos diferentes de escritura: la jeroglífica, de tipo figurativo y normalmente practicada sobre piedra, y que se usó desde el III milenio a.C. hasta el siglo IV d.C., reinando el emperador romano Teodosio “el Grande”; la hierática, que no es sino una evolución de la anterior para escribir más rápido y utilizada sobre papiro u ostraca63; y la demótica, que a su vez deriva de la hierática y con la que se escribe sobre los mismos medios que ésta. Finalmente, en el período final del antiguo Egipto, existe un gran número de documentos escritos en griego, copto y árabe.

En Nubia, hasta el siglo II a.C., el idioma utilizado era el egipcio con escritura jeroglífica, comenzándose entonces a utilizar la escritura meroítica, la cual aún no ha sido del todo descifrada. Posteriormente, durante la época ptolemaica64 y romana, y sobre todo en la Baja Nubia, se abraza la escritura griega, la más utilizada tanto en el Mediterráneo como en Oriente. Más adelante, al ser conquistada por los árabes, éstos introducen su lengua, siendo ésta la empleada actualmente en Sudán.

La pieza que aquí mostramos es un trozo de la tapa de un sarcófago, de madera policromada y datado en la Baja Época, entre los años 664 y 332 a.C., con escritura jeroglífica (diez líneas verticales de jeroglífico cursivo). En las cuatro columnas de en medio, leídas de arriba a abajo, consta el nombre de su titular, el sacerdote Djedinhertiuefankh, el cual era hijo de la señora Disishepesherib. En las líneas exteriores, ambas invertidas, se hace mención de los dioses Ra-Horakhty y Atum.

Museo Arqueológico Nacional, Vitrinas expositoras de la vida diaria y las manufacturas de Egipto y Nubia

Vitrinas expositoras de la vida diaria y las manufacturas de Egipto y Nubia.

El devenir de las ciudades y aldeas de Egipto estaba marcado por la anuales crecidas del río Nilo, que provocaban que los edificios de adobe tuvieran que volverse a levantar de forma regular. Si los pobres que vivían en los pantanos habitaban en un sencillo abrigo de cañas, las casas de los nobles contaban con terrazas de orientación Norte, jardines, cocinas exteriores, silos65 y establos. Igualmente, los vestidos y adornos corporales eran otro elemento de diferenciación social. Los miembros de condición más elevada, además de elaboradas joyas de oro y plata, utilizaban para las ceremonias pelucas adornadas con flores y conos perfumados, mientras que a diario vestían con sencillas túnicas de lino, faldas y sandalias.

En Egipto, los artesanos eran un grupo minoritario que realizaban su labor, por un lado, en palacios, casas nobles, templos o tumbas, y por otro, en talleres de reducidas dimensiones. Destacaron en la elaboración de cestos, fayenza66, tejidos y vidrio, el modelado de la arcilla, el tallado de alabastro o en los trabajos con metales, además de en la escultura y la pintura. Hay que tener presente que gran parte de sus productos estaban destinados al uso diario por la población, tanto aquí como en el Mas Allá.

Museo Arqueológico Nacional, Banda de época copta (siglos V-VI d. C.)

Banda de época copta (siglos V-VI d. C.).

En Nubia, se han hallado ciudades y poblados cuyos centros eran monumentales y aldeas con un irregular trazado de sus calles. Los monarcas meroíticos crearon, en la ciudad de Kerma, un entorno modélico destinado a las élites, diseminando en poblados la mayor parte de la población, cierto número de ella nómada67. En las tumbas nubias, se han encontrado objetos de ornamentación personal que denotan el interés de sus dueños por exhibir su elevada posición social, pudiendo citarse un gran número de artículos de tocador, en particular los cosméticos. Entre las joyas, sobresalían los collares, las pulseras y las tobilleras, utilizándose las piedras preciosas tanto en éstas como en amuletos, cuentas o escarabeos68.

Dentro de las manufacturas nubias, destaca el surgimiento del vidrio soplado en el siglo I a.C., siendo de señalar, igualmente, los tempranos usos de la metalurgia, sobre todo la de bronce y la de hierro, manufacturándose este último en la antigua ciudad de Meroe, conocida como la Birmingham de África. Entre la artesanía de Nubia, predomina la producción de cerámica, pudiendo citarse también los tejidos, de lana hilada con torsión S, propios de las técnicas y modas de los romanos durante el Bajo Imperio y que fueron encontrados en Argín. Finalmente, decir que, de los metales extraídos en el país durante toda la antigüedad, sobresale el “oro de Nubia”.

Los tejidos utilizados por los coptos (cristianos egipcios), al estar realizados mediante técnica de tapiz y utilizando materiales tradicionalmente faraónicos, como el lino, traídos durante la época ptolemaica, como la seda, o trabajados desde la época romana, como el algodón, además de otros, como el hilo o el cáñamo, forman una encomiable herencia. Normalmente, tenían colores muy vivos y dibujos de formas geométricas, vegetales, animales o humanas.

En la imagen, mostramos una banda con bordes festoneados y decoración geométrica, de lana y lino, realizada en época copta, datada entre los siglos V y VI d.C. y hallada en Akhmim.

Museo Arqueológico Nacional, Estatua del faraón Nectanebo I (380-362 a. C.)

Estatua del faraón Nectanebo I (380-362 a. C.).

La sociedad egipcia estaba claramente diferenciada en clases, ocupando el faraón su cúspide. Por debajo de él, estaban los jefes de la administración, el clero y el ejército; continuando el descenso, el siguiente nivel lo ocupaban los funcionarios, contando entre éstos a los artistas, escribas y sacerdotes; finalmente, en la base social, tenemos a los campesinos, los siervos y los capturados en campañas bélicas.

En Nubia, la familia real era igualmente preponderante, copiando los monarcas la estética egipcia y celebrando su coronación en Djebel Barkal, el santuario de Amón más importante de la Alta Nubia. Los nubios destacaron como guerreros, en general, y arqueros, en particular, además de como sacerdotes y pastores.

Faraón es un término que deriva del egipcio “per aa”, con cuyo significado de “casa grande” es como se llamaba al palacio del soberano egipcio. Este último, como hijo de dios y encarnación de Horus69, era el único interlocutor entre los hombres y los dioses, debiendo complacer a estas deidades para mantener el orden en el cosmos, así como levantar y mejorar sus templos, además de controlar que se les rindiera culto.

Al faraón, un líder para su pueblo y un héroe vencedor de sus enemigos, le pertenecía todo (hombres, animales, cosechas), impartía justicia y era su deber el proteger y el agrandar el reino.

La estatua que aquí tenemos, tallada en granito y datada entre los años 380 y 362 a.C., es la del faraón Nectanebo I, de la XXX dinastía.


Museo Arqueológico Nacional, Sala 34, Las creencias en Egipto

Sala 34, Las creencias en Egipto.

Pasamos a la Sala 34, dedicada a Las Creencias y el Mundo Funerario en Egipto y Nubia, comenzando la exposición por la parte centrada en la religión del antiguo Egipto. Empezamos por remarcar que no hay ninguna palabra en el antiguo idioma egipcio para denominar la religión tal y como se concibe actualmente, ya que entonces abarcaba también lo que hoy denominamos filosofía, moral y política. Su religión, cuyo conocimiento en cuanto a fiestas, mitos y rituales nos ha llegado a través de escritos y representaciones iconográficas, no se conformó a través de una “revelación”, al no existir ninguna brusca separación entre los tiempos históricos y míticos.

En cuanto a las diversas manifestaciones religiosas, éstas eran a través de la adoración, el culto, la fe, la piedad y la plegaria.

La cosmogonía70 egipcia sigue la definición teológica de que la Creación no es sino un principio ordenador por el que se pasa del caos al cosmos para lograr un mundo cuyo equilibro, Maat para los egipcios, hay que mantener.

Dicha Creación, según los escritos de varios santuarios, se llamó la “Primera Vez” y, a pesar de la existencia de diversas versiones, todas coinciden en lo fundamental para explicar el Génesis. Los elementos básicos fueron el Sol y el Agua ya que en un principio sólo existía el llamado Océano Primigenio hasta que el Creador despertó con la forma de un Sol; creó la primera colina y, al situarse en ella, formó el primer amanecer. A continuación, viene el segundo estadio, el de creación de los seres, cuyo mito es diferente según la ciudad cosmogónica de la que proceda (Heliópolis, Hermópolis, Menfis, Esna o Tebas). Esta creación se representa con Shu, dios del aire, separando a la diosa Nut (el cielo) del dios Gueb (la tierra).

Museo Arqueológico Nacional, Escultura de la Diosa Isis (664-332 a. C.)

Escultura de la Diosa Isis (664-332 a. C.).

Los dioses del panteón egipcios pueden tener forma antropomorfa (humanas), como Isis, Neith, Min, Osiris y Ptah, o forma tetramorfa (cabeza de animal y cuerpo humano), como Anubis, Sekhmet y Thot, ya que sus teólogos no tuvieron ningún inconveniente, para destacar alguna cualidad, en mezclar el cuerpo humano con el de un animal, independientemente de que éste fuese anfibio, ave, mamífero o reptil. El motivo de ello es que, tras la Creación, los dioses, humanos y animales ocuparon el mismo nivel en cuanto a las categorías creadas, por lo que los dioses resaltaban así su carácter humano y su principal cualidad.

Otros dioses egipcios adoptaron la forma externa de un animal, creyendo los teólogos egipcios que la divinidad normalmente se encarnaba en un solo animal, pero que cuando lo quería, podía hacerlo en todos los ejemplares de la especie. Debido a ello, en los lugares de enterramiento, pueden aparecer centenares de restos de animales, habiéndose encontrado los de cocodrilos, gatos, halcones o pájaros ibis. Algunos de ellos tenían sus propios sarcófagos y de otros se guardaban las vísceras en vasos canopos71.

La escultura de la imagen, datada entre los años 664 y 332 a. C., es de Isis, esposa de Osiris y madre de Horus. Es de bronce y pertenece a la Baja Época.

Museo Arqueológico Nacional, Exposición de, entre otros, amuletos, escarabeos, marfiles mágicos y una venda de una momia con un creyente rindiendo culto

Exposición de, entre otros, amuletos, escarabeos, marfiles mágicos y una venda de una momia con un creyente rindiendo culto.

Los hombres y mujeres egipcios podían solicitar ayuda de cualquiera de sus dioses, atentos éstos a dichos ruegos ya que, no en vano, a veces se les llamaba como “aquel que escucha las plegarias”. Había un diálogo personal entre el creyente y el dios, solicitando el primero la intervención del segundo ante asuntos concretos, normalmente relacionadas con la justicia.

No obstante, al pueblo no le estaba permitido participar en el ceremonial del templo, sino que tenía que adorar al dios en las capillas adyacentes a aquellos. Sin embargo, en ocasiones, el fiel no se atrevía a contactar con su dios y solicitaba la ayuda de un intermediario (un fallecido gratamente reconocido), como podía ser Imhotep, un prestigioso sabio que fue, entre otras disciplinas, reconocido astrónomo, médico y arquitecto.

Los amuletos, portados en collares y pulseras o depositados entre las vendas de la mortaja, protegían a las personas a través de sus propiedades mágicas y religiosas. Había varios tipos: de dioses, de protección, de poder o de propiedad. Entre éstos, el escarabeo, identificado con Khepri, el sol que renace cada mañana, fue muy popular entre la población egipcia.

Los amuletos de que dispone el MAN están datados entre los siglos VIII y IV a.C.

Museo Arqueológico Nacional, Figuras de Isis-Afrodita e Isis lactante (siglos II-I a. C.)

Figuras de Isis-Afrodita e Isis lactante (siglos II-I a. C.).

En época grecorromana, desde la conquista de Egipto por Alejandro Magno, en 332 a.C., hasta la destrucción del templo de Serapis por el patriarca cristiano de Alejandría, en 391 d.C., los egipcios recibirán un gran número de influencias artísticas, filosóficas y religiosas extranjeras que dejaron una gran huella religiosa en el país. Se produjo un sincretismo72 de los dioses egipcios y griegos (Amón/Zeus, Hathor/Afrodita, Horus/Apolo, etc.) que se mantuvo hasta la época romana y que hizo que la religión egipcia se extendiera a lo largo del ámbito mediterráneo.

Las dos figuras que mostramos aquí son, a la izquierda, un altar con la diosa Isis-Afrodita simbolizando el amor y la fecundidad, y a la derecha, un recipiente con la figura de la diosa Isis lactante. Ambas son de terracota, pertenecen al período ptolemaico y están datadas entre los siglos II y I a.C.

Museo Arqueológico Nacional, Estatua de Harsomtusemhat (664-610 a. C.)

Estatua de Harsomtusemhat (664-610 a. C.).

De los templos se ocupaban los sacerdotes, una clase social de la que para ser miembro se exigía saber leer, pero no ser célibe ni vivir dentro del recinto sagrado. Su máximo dirigente, el Sumo Sacerdote, era nombrado directamente por el faraón, mientras que otros miembros, subordinados a aquel, se encargaban del funcionamiento y las ceremonias en el templo. También existió el clero femenino, que, en el ceremonial religioso, tocaba música, cantaba y movía los sistros73.

Entre los rituales, estaban los vasos “hes”74 o las sítulas75 conteniendo agua procedente del lago sagrado con la que hacer libaciones76 de carácter místico77. Durante las fiestas, la barca portando la estatua del dios era sacada en procesión por los sacerdotes.

En la imagen que acompaña estas líneas, tenemos la estatua de Harsomtusemhat, un príncipe, noble y escriba real, además de sacerdote de Horus, Neith, Halthor y Metyer. Es de basalto, de la época de la XXVI dinastía, durante el reinado de Psamético, y está datada entre los años 664 y 610 a.C.

Museo Arqueológico Nacional, Ataúd del Sacerdote Amenemhat (1076-1050 a. C.)

Ataúd del Sacerdote Amenemhat (1076-1050 a. C.).

A continuación, llegamos a la exposición que el MAN dedica al Mundo Funerario, tanto en Egipto como en Nubia, comenzando nuestro recorrido por el primero.

Para los egipcios, la muerte sólo era un paso para llegar al Mas Allá, donde convertirse en Osiris y continuar viviendo por toda la eternidad, siempre y cuando tuviera tumba y ajuar funerario, el cuerpo conservado y momificado, y recibiera culto de carácter fúnebre. Por ello, cuando fallecía una persona, se comenzaba un dilatado período de luto mientras se procedía a la momificación del cuerpo; seguidamente, la momia era llevada hasta la tumba junto a todo lo que había utilizado en vida para poder tenerlo disponible en el Mas Allá.

La persona fallecida, al dejar este mundo, pasaba a ser un akh, un “espíritu” o “transfigurado”, el cual formaba parte de la personalidad junto al ka,“doble del difunto”, y al ba, el “alma”, representada esta última mediante un pájaro de cabeza humana. En el inframundo78, el difunto era acompañado por los dioses Ra y Osiris.

Aquí, se expone el ataúd del Sacerdote Amenemhat, hallado en Tebas (Luxor). Es de forma antropomorfa y fue construido en madera policromada durante el Tercer Período Intermedio/Inicios de la dinastía XXI, entre los años 1076 y 1050 a.C. El sacerdote aparece cubierto con una peluca negra, con los brazos cruzados sobre el pecho y todo él –tapadera, caja e interior– se encuentra cubierto con imágenes e inscripciones del mito de la Creación, la lucha del dios Sol con la serpiente Apofis, etc.

Museo Arqueológico Nacional, Falsas puertas y mesas de ofrenda (2100-1940 a. C.)

Falsas puertas y mesas de ofrenda (2100-1940 a. C.).

En Egipto, las tumbas, se construían normalmente por donde se pone el Sol, en el Oeste. Estaban formadas por una capilla, a la que sólo podían acudir los familiares y en la que se celebraba el culto fúnebre, y separada por un pozo, una cámara subterránea en la que depositar el cuerpo del difunto.

Las tumbas de los reyes fueron desarrollándose desde las características pirámides de los Reinos Antiguo y Medio hasta los hipogeos79, conteniendo textos de carácter funerario y religioso, del Reino Nuevo existentes en el Valle de los Reyes y las Reinas. Algo similar ocurrió con las sepulturas de los nobles, localizadas cerca de las de los reyes y que cambiaron de las primitivas mastabas80, ornamentadas con relieves de gran belleza, hasta las tumbas excavadas en montañas, como las existentes en la zona de Tebas.

Normalmente, en la pared Oeste de la tumba, se instalaba una falsa puerta separando el mundo de los vivos del de los muertos. Éstas tenían dos ojos dibujados en su centro, a través de los cuales los fallecidos podían ver el exterior. En el cuadro central, aparece tallada la escena de la comida fúnebre, mientras que en las jambas y dinteles se inscribe la ofrenda que el rey y los dioses conceden al fallecido, del que constan su nombre y títulos. Por delante de las falsas puertas, se colocaban las mesas de ofrenda, una reproducción realizada en piedra de la esterilla de junco en la que se depositaba la ofrenda (hetep). Originalmente, ésta constaba de una escudilla83 que contenía agua y alimentos. El hecho de que la capilla tuviera estos dos elementos, la falsa puerta y la mesa de ofrenda, permitía el acercamiento de la familia del difunto para que ésta recitara la fórmula inscrita y así permitiera al fallecido acceder a los bienes ofrendados.

Las dos falsas puertas y mesas de ofrendas que mostramos en la fotografía adjunta fueron encontradas en la necrópolis del Primer Período Intermedio/Inicios del Reino Medio de Heracleópolis Magna y están datadas entre los años 2100 y 1940 a.C.

Museo Arqueológico Nacional, Exposición de objetos religiosos nubios de las épocas Grupo C (2300-1600 a. C.), Tercer período Intermedio/Dinastía XXV (750-664 a. C.), Baja Época (564-362 a. C.), Meroítica (300 a. C. - 350 a. C. y 275 a. C. - 350 d. C.), Cristiana (siglo VI), Edad Media (siglos XIV-XV)

Exposición de objetos religiosos nubios de las épocas Grupo C (2300-1600 a. C.), Tercer período Intermedio/Dinastía XXV (750-664 a. C.), Baja Época (564-362 a. C.), Meroítica (300 a. C. - 350 a. C. y 275 a. C. - 350 d. C.), Cristiana (siglo VI), Edad Media (siglos XIV-XV).

Pasamos ahora al mundo funerario en Nubia, comenzando por la parte dedicada a sus creencias, muy influenciadas éstas por la religión egipcia, con la que, al fusionarse, se produjo una asimilación de deidades.

En las culturas de los Grupo A y C, aparecen las venus de arcilla portando atributos de la fertilidad; en la época del reino de Kush, el dios egipcio Amón, junto a otras divinidades también egipcias, comienza a ser adorado como el dios supremo y protector de la monarquía en Djebel Barkal; a continuación, empieza la influencia helenística con el dios Baco; con el período meroítico, llegan los dioses africanos Apedemak y Aresnufis. Finalmente, llega el cristianismo, el cual se expande progresivamente por el territorio hasta que éste es conquistado por los árabes y gran parte de la población pasa a practicar la fe islámica.

Museo Arqueológico Nacional, Estelas, tobilleras, mesa de ofrendas y recipientes de ajuar funerario hallados en tumbas meroíticas (300 a. C.-350 d. C.)

Estelas, tobilleras, mesa de ofrendas y recipientes de ajuar funerario hallados en tumbas meroíticas (300 a. C.-350 d. C.).

El Más Allá de la época meroítica, basado en las creencias egipcias, tenía en la mesa de ofrendas, presidiendo el rito de la libación, a Isis. En estas tumbas, es frecuente hallar la estatua-ba y una estela con el nombre del difunto o una representación de él. En las cámaras sepulcrales, los cuerpos se depositaban directamente sobre el suelo, una cama o una banqueta, y podían acoger a miembros de una misma familia. No hay muchos testimonios sobre la momificación del cuerpo, en cuyos tobillos se colocaban amuletos, ajorcas (argollas de adorno) y joyas. Como ajuar, éste lo formaban uno o varios recipientes (jarras y botellas) de cerámica.

Museo Arqueológico Nacional, Estatua y cabeza de -ba (300 a. C.-350 d. C.)

Estatua y cabeza de -ba (300 a. C.-350 d. C.).

Las tumbas hallada en las necrópolis nubias presentan dos tipos de estructuras: perteneciendo uno a las culturas Grupo C, Kerma y postmereoítica, y siendo el otro un modelo de tumba real de influencias egipcias. El primero está formado por un túmulo84, a veces rodeado de bucranea (cráneos de bóvidos), sobre la sepultura en la que se encuentra el fallecido en posición fetal y su ajuar. En algunas tumbas reales, se han hallado armas, caballos, perros y, en ocasiones, los restos de sus servidores, que fueron sacrificados.

El segundo tipo, encontrado en El Kumu, Nuri y Meroe, tiene forma de pirámide, con la pendiente muy acusada y, bajo ella, se sitúa la cámara fúnebre, hasta la que se llega por una escalera. La capilla, con la estatua -ba, está al Este.

La estatua-ba que mostramos en esta imagen es de piedra arenisca, de época meroítica y está datada entre los años 300 a. C. y 350 d.C. Estas estatuas, que toman el nombre por su semejanza con el pájaro ba, representación en Egipto del alma del difunto, eran típicas del arte meroítico y solían tener la cabeza rematada por un disco solar. La que aquí vemos, concretamente, se halló en la superficie de la necrópolis de Nag Gamus, en Masmás, en la Nubia egipcia. La cabeza-ba rematada con el disco solar que vemos a su lado tiene igual datación y apareció en la tumba 95 de la misma necrópolis anterior.


Museo Arqueológico Nacional, Recreación de cámara funeraria

Recreación de cámara funeraria.

A continuación, pasamos a la Sala 35, en la que continúa el espacio dedicado al Mundo Funerario. En la primera vitrina, se encuentra el ataúd de un sacerdote, del que se desconoce el nombre, que cuenta con dos tapas: una superior, que sería el cierre, y otra interior, que iría directamente sobre el cuerpo del difunto. Es de madera policromada, está datado del año 1000 a.C., época del Tercer Período Intermedio/Dinastía XXI, y procede de Deir el-Bahari, Bab el-Gasus, Segunda Cachette, Tebas (Luxor). En la vitrina situada enfrente, se exponen la tapa del ataúd de Ihé, cantora de Amón, ataúd que veremos en la cámara sepulcral, y la representación de la diosa de Occidente, quien acoge a la fallecida cuando ésta emprende el camino hacia su última morada. Es de madera policromada, está datada de entre los siglos III y I a.C., durante el período Ptolemaico, y procede de Heracleópolis Magna (Ehnasya el-Medina).

Llegamos hasta la gran vitrina, en la que se muestra una recreación de cómo debía de ser una cámara sepulcral entre los años 1076 y 800 a.C., época de las dinastías XXI o XXII. Ésta, normalmente aislada del mundo de los vivos y subterránea o excavada en una montaña, era la última morada del difunto, donde se depositaba el ataúd con su cuerpo y, junto a éste, los vasos canopos, los ushebtis (de las que hablaremos un poco más adelante) y el ajuar formado por diversos elementos de uso personal y común. Con todo ello, el difunto podría tener, en el Mas Allá, una vida similar a la que tuvo en este mundo. Las paredes de la cámara tenían, en ocasiones, diversas inscripciones e iconografía acerca de la momificación y de los funerales, o de representaciones apoyadas en los textos funerarios. Alrededor de la cámara, se han reproducido escenas tomadas de la tumba de Tutmosis III, en Tebas, con las horas cuarta, décima y duodécima del Libro del Amduat85.

Museo Arqueológico Nacional, Momia de Nespamedu (período Ptolemaico)

Momia de Nespamedu (período Ptolemaico).

En esta otra vitrina, se muestra la Momia de Nespamedu, sacerdote de Imhotep, datada en el período ptolemaico. Son los restos de un varón, muerto a la edad de unos 55 años, cubiertos con sudario86 y cinco cartonajes dorados.

Museo Arqueológico Nacional, Ataúd de Taremetchenbastet (664-524 a. C.)

Ataúd de Taremetchenbastet (664-524 a. C.).



En el antiguo Egipto, en el momento de la muerte, además de la momificación, era también importante el receptáculo en el que proteger el cuerpo del difunto. Los había de diferentes tipos y materiales, la decoración se fue modificando conforme a las distintas épocas y llegaron a fabricarse en serie, dejando un espacio en blanco en el que poner el nombre y los títulos del difunto.

Este ataúd –correspondiente a Taremetchenbastet, hija de Ptahirdis– es de madera policromada y está datado de la Baja Época, dinastía XXVI, entre los años 664 y 524 a.C. La tapa tiene diez columnas de inscripciones con las oraciones correspondientes a los capítulos 640 a 643 de los Textos de las Pirámides, las cuales ayudan al difunto a poder incorporarse.

Museo Arqueológico Nacional, Máscara funeraria (Siglos III a. C. - II d. C.)

Máscara funeraria (Siglos III a. C. - II d. C.).

En aquellas ocasiones en que se no podía acceder a la compra de un sarcófago, el cuerpo se cubría con adobe o elementos vegetales, todos ellos efímeros y no conservados, y el rostro con máscaras de madera. En la Baja Época y en la etapa grecorromana, las máscaras se realizaban a base de varias capas de hilo prensadas, estuco87 y decoración con pan de oro. También se utilizó el yeso, usando piedras blancas y negras para simular los ojos.

La máscara que aquí mostramos, datada de entre los siglos III a.C. y II d.C., de época grecorromana, está hecha con lino, estuco, pan de oro y pintura.

Museo Arqueológico Nacional, Shabtis o ushebtis (De izquierda a derecha, Dinastías XXVI, XXI y XIX)

(De izquierda a derecha, Dinastías XXVI, XXI y XIX).

Desde las tumbas pertenecientes a la XVIII Dinastía, se han hallado unas pequeñas figuras, llamados shabtis o ushebtis, “los que responden”, desde la XXI Dinastía, cuya misión era sustituir al difunto cuando éste era llamado a trabajar en los campos de dios, contestando, según el capítulo VI del Libro de los Muertos, “Soy yo, estoy aquí”. En una tumba, se pueden llegar a encontrar hasta 401 de estas estatuillas: 365 obreros, uno para cada día del año, y 36 capataces que los dirigían, uno para cada diez.

Los que aquí vemos, realizados de fayenza, de izquierda a derecha, son: de la XXVI Dinastía, de la Baja Época y datado de entre los años 564 y 525 a.C.; de la XXI Dinastía, del Tercer Período Intermedio, de entre los años 1076 y 944 a.C. y se halló en Deir el-Bahari, en Tebas (Luxor); y de la XIX Dinastía, del Reino Nuevo, de entre los años 1292 y 1191 a.C.

Museo Arqueológico Nacional, Momia de una joven (730-650 a. C.)

Momia de una joven (730-650 a. C.).

Era creencia de los antiguos egipcios que el cuerpo del difunto, como soporte del alma, debía conservarse intacto para que éste pudiera continuar viviendo en el Más Allá y resucitar como Osiris. Para ello, en un trabajo que duraba setenta días, se momificaba, para lo cual se le extraían las vísceras, con excepción del corazón, y se introducían, como ya hemos visto antes, en los vasos canopos; a continuación, se le deshidrataba, introduciéndolo en carbonato deshidratado de sodio (natrón), se cubría de ungüentos y perfumes, y se vendaba, preparándolo de este modo para que estuviera en condiciones de afrontar su camino hacia la eternidad.

La momia que aquí mostramos es la de una joven muerta aproximadamente a los 25 años de edad. Su datación es de entre los años 730-650 a.C., durante la XXIII y XXVI Dinastía, y los cartonajes que se han colocado sobre ella, de los que carecía en origen, son de la Época Ptolemaica, de entre los siglos III y I a.C.

Museo Arqueológico Nacional, Sarcófago de Ankhefenkhonsu (1000 a. C.)

Sarcófago de Ankhefenkhonsu (1000 a. C.).

Ra, el Dios-Sol, durante el día, atravesaba el cielo sobre una barca para, al anochecer, adentrarse en el ámbito de Osiris, en donde lo aguardaban seres malvados, como la serpiente Apofis, representación del mal, a los que combatía durante las doce horas que duraba esta travesía. Tras su victoria, volvía a surcar el cielo como Khepri, bañando con su luminosidad el cielo y la tierra. La persona difunta acompañaba a Ra cada noche subida en esta barca, para así lograr salir en el día y alcanzar de este modo la eternidad, tal y como se cuenta en el ya citado Libro de los Muertos.

El sarcófago, cuya imagen acompaña estas líneas, es el de Ankhefenkhonsu, un sacerdote puro de Amón. En él, aparece representado Ra como el barquero que lleva el Akh88 del difunto hasta la ultratumba, el reino de Osiris. Es de madera policromada, su datación corresponde a aproximadamente el año 1000 a.C., durante el Tercer Período Intermedio, correspondiente a la XXI Dinastía, y fue hallado en Tebas.

Museo Arqueológico Nacional, Sarcófago de Bak (1539-1191 a. C.)

Sarcófago de Bak (1539-1191 a. C.).

Finalmente, antes de pasar a la Sala 36, dedicada a Grecia, aún tenemos aquí, entre otras piezas, el sarcófago de Bak, una pieza antropomorfa construida en madera policromada entre los años 1539 y 1191 a.C., durante el Reino Nuevo, con las XVIII y XIX Dinastías. Tenemos en él, además de diversas inscripciones, la figura dibujada en la tapadera de la diosa Isis con las alas extendidas.


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Lourdes Morales Farfán es Licenciada en Periodismo por la Universidad Rey Juan Carlos. ↑


AGRADECIMIENTOS

Desde "una Ventana desde Madrid", queremos agradecer a la dirección del museo y a su departamento de comunicación las facilidades dadas para la realización de este reportaje, así como la ayuda y la atención prestadas por el personal del museo.



GLOSARIO

- 1 Desamortización: Desamortizar: Poner en estado de venta los bienes de manos muertas, mediante disposiciones legales. Por medio de varias desamortizaciones, se pusieron a la venta terrenos y otras propiedades de las llamadas “manos muertas” (la Iglesia y las órdenes eclesiásticas), quienes mediante donaciones y testamentos habían llegado a tener una extensión de terreno sólo inferior a las del rey y la aristocracia. Por estas expropiaciones y ventas la Iglesia no recibió nada a cambio. La Desamortización del ministro Mendizábal, llevada a cabo en 1836, fue una de las mayores y obtuvo unos resultados muy alejados de lo que se deseaba: la creación de una clase media en España. Sin embargo, sí fue de gran importancia en la historia de España, al expropiar gran parte de las posesiones eclesiásticas sin recibir la Iglesia, como decimos, nada a cambio. Desgraciadamente, las comisiones municipales encargadas de gestionar los trámites modificaron los lotes de terreno en venta, agrupándolos en grandes partidas que alcanzaban unos precios sólo asumibles por la nobleza y la burguesía adinerada.
- 2 Numismática: Disciplina que estudia las monedas y medallas, principalmente las antiguas.
- 3 Etnografía: Estudio descriptivo de las costumbres y tradiciones de los pueblos.
- 4 Dintel: Pieza horizontal superior de puertas, ventanas y otros huecos, apoyada en sus extremos sobre las jambas5 y destinada a soportar cargas.
- 5 Jamba: Cada una de las dos piezas que, dispuestas verticalmente en los dos lados de una puerta o ventana, sostienen el dintel o el arco de ella.
- 6 Cartela: Pedazo de cartón, madera u otra materia, a modo de tarjeta, destinado para poner o escribir en él algo.
- 7 Dación (en pago): Transmisión, al acreedor o a los acreedores, del dominio de una cosa en compensación de una deuda.
- 8 Legado: Disposición legalmente formalizada que de un bien o de una parte del conjunto de sus bienes hace el testador9 a favor de alguien y que debe ser respetada por el heredero o herederos.
- 9 Testador: Persona que hace testamento.
- 10 Donación: Liberalidad11 de alguien que transmite gratuitamente algo que le pertenece a favor de otra persona que lo acepta.
- 11 Liberalidad: Disposición de bienes a favor de alguien sin ninguna prestación suya.
- 12 Depósito: Contrato por el que alguien se compromete a guardar algo por encargo de otra persona.
- 13 Permuta: Contrato por el que se entrega una cosa a cambio de recibir otra.
- 14 Adscripción: Hacer figurar algo entre lo que corresponde a una persona o a una cosa.
- 15 Decomiso: Pena accesoria16 a la principal que consiste en la privación definitiva de los instrumentos y del producto del delito o falta.
- 16 Pena accesoria: Pena que se impone según ley, como inherente, en ciertos casos, a la principal.
- 17 Acadio: Natural de Acad, antiguo reino de Mesopotamia.
- 18 Sumerio: Natural de Sumeria, antigua región de la baja Mesopotamia, cerca del golfo Pérsico.
- 19 Hammurabi: Sexto rey semita de Babilonia (1810-1750 a. C.), fundó un imperio que abarcaba toda Mesopotamia y creó uno de los primeros códigos de leyes escritos, conocido como el Código de Hammurabi.
- 20 Mitanni: Reino de la Alta Mesopotamia, en el Norte de Siria, existente entre los siglos XVI y XIV a. C.
- 21 Hatti: Hatti, o el Imperio Hitita, como es más conocido, fue un antiguo estado, de entre los siglos XVII y XII a. C., que desde Anatolia (en la Turquía asiática) se extendió por el Sur de Siria hasta llegar al río Éufrates.
- 22 Babilonio: Natural de Babilonia, antigua ciudad de Asia.
- 23 Aqueménida: Integrante de la dinastía que gobernó en la antigua Persia entre los siglos VI y IV a. C.
- 24 Parto: Natural de Partia, región del Asia antigua.
- 25 Sasánida: Integrante de la dinastía persa que derrotó a los partos y fue cabeza del imperio del siglo III al VI de nuestra era.
- 26 Cananeo: Natural de la tierra de Canaán, antiguo país de Asia.
- 27 Hebreo: Dicho de una persona: Del pueblo semítico que conquistó y habitó la antigua región de Palestina, también llamado israelita y judío.
- 28 Arameo: Natural de Fenicia, país del Asia antigua.
- 29 Fenicio: Natural de Fenicia, país del Asia antigua.
- 30 Cuneiforme: De forma de cuña. Usado más referido a ciertos caracteres de forma de cuña o de clavo, que algunos pueblos de Asia usaron antiguamente en la escritura.
- 31 Cálamo: Pluma de ave o de metal para escribir.
- 32 Nabateo: Dicho de una persona: De un antiguo pueblo de la Arabia Pétrea, entre el mar Rojo y el río Éufrates.
- 33 Glíptica: Arte de grabar en piedras duras.
- 34 Amorrita: Amorreo: Dicho de una persona: De un pueblo bíblico descendiente de Amorreo, hijo de Canaán.
- 35 Asirio: Natural de Asiria, país del Asia antigua.
- 36 Caldeo: Dicho de una persona: De un grupo semítico que dominó Caldea, antigua región de la Baja Mesopotamia con capital en Babilonia, en los siglos VII y VI a. C.
- 37 Hurrita: Pueblo de origen desconocido establecido en el Oriente Próximo entre los años 2500 y 1000 a.C
- 38 Diorita: Roca eruptiva, granosa, formada por feldespato y un elemento oscuro, que puede ser piroxeno, anfibol o mica negra.
- 39 Lagash: Antigua ciudad-estado mesopotámica, situada en Irak, al Noroeste de la confluencia de los ríos Éufrates y Tigris y al Este de la antigua ciudad mesopotámica de Uruk.
- 40 Girsu: Antigua ciudad sumeria localizada al Noreste de Lagash, en el actual Irak.
- 41 Adobe: Masa de barro mezclado a veces con paja, moldeada en forma de ladrillo y secada al aire, que se emplea en la construcción de paredes o muros.
- 42 Panteón: Conjunto de las divinidades de una religión o de un pueblo.
- 43 Meda: Natural de Media, antigua región de Asia.
- 44 Persa: Natural de Persia, antigua nación de Asia, hoy Irán.
- 45 Necrópolis: Cementerio de gran extensión en que abundan los monumentos fúnebres.
- 46 Ajuar: Hacienda, bienes, conjunto de objetos propios de una persona.
- 47 Estela: Monumento conmemorativo que se erige sobre el suelo en forma de lápida, pedestal o cipo.
- 48 Ocular: Perteneciente o relativo a los ojos.
- 49 Delta: Terreno comprendido entre los brazos de un río en su desembocadura.
- 50 UNESCO: Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
- 51 Época napatea: Época del Reino de Nubia, que trascurre entre aproximadamente el 750 y el 300 a. C., durante la cual éste tenía su capital en Napata.
- 52 Época meroítica: Época del Reino Nubia, que trascurre entre el aproximadamente el 300 y el 300 d. C., durante la cual tuvo su capital en Meroe, ciudad situada en la orilla Este del Nilo.
- 53 Collar usekh: Collar utilizado por la nobleza en el antiguo Egipto; la palabra usekh significa ancho.
- 54 Nomo: Nombre de cada una de las veintidós demarcaciones territoriales en que se dividía el antiguo Egipto.
- 55 Saíta: Nombre que se le da a la XXVI dinastía egipcia, cuya época transcurre entre los años 664 y 525 a. C., por tener su capital en Sais, ciudad situada al Oeste del delta del Nilo.
- 56 Jeroglífico: Dicho de una escritura: Que no representa las palabras mediante signos fonéticos o alfabéticos, sino su significado con figuras o símbolos, como la que usaron los egipcios y otros pueblos antiguos.
- 57 Hierático: Dicho de una escritura: Que era una abreviación de la jeroglífica y fue empleada por los antiguos egipcios.
- 58 Demótico: Dicho de una escritura del antiguo Egipto: De forma simplificada hierática, propia de la casta sacerdotal.
- 59 Limo: Lodo, cieno.
- 60 Nilómetro: Nombre de unas antiguas construcciones, en forma escalonada o de pozo, levantadas para medir el nivel de las aguas en el río Nilo.
- 61 Cigoñal: Pértiga apoyada sobre un pie de horquilla y dispuesta de modo que, atando una vasija a un extremo y tirando de otro, puede sacarse agua de pozos poco profundos.
- 62 Helenístico: Perteneciente o relativo al período histórico que va desde la muerte de Alejandro Magno hasta la conquista romana.
- 63 Ostraca: Lasca de piedra caliza o trozo de cerámica utilizado en la antigüedad para hacer inscripciones cortas o bocetos.
- 64 Ptolemaico: Perteneciente o relativo a la dinastía macedónica que reinó en Egipto desde finales del siglo IV hasta finales del siglo I a. C.
- 65 Silo: Lugar seco en donde se guarda el trigo u otros granos, semillas o forraje.
- 66 Fayenza: Loza fina esmaltada o barnizada.
- 67 Nómada: Dicho de un individuo, de una tribu, de un pueblo: Carente de un lugar estable para vivir y dedicado especialmente a la caza y al pastoreo.
- 68 Escarabeo: Amuleto con forma de escarabajo, símbolo de la resurrección en el antiguo Egipto.
- 69 Horus: Dios egipcio del cielo, la guerra y la caza, hijo de Isis y Osiris.
- 70 Cosmogonía: Relato mítico relativo a los orígenes del mundo.
- 71 Canopo: Canope. Vaso de las antiguas tumbas de Egipto, que estaba destinado a contener las vísceras de los cadáveres momificados. Eran cuatro recipientes en los que, desde finales de la XVIII Dinastía y hasta el período romano, sus tapas eran la representación de los cuatro hijos de Horus, protegiendo cada uno de ellos una víscera. Así, Amset, simbolizado por una cabeza humana, protegía el hígado; Duamutef, por una de chacal, el estómago; Qebehsenuf, por una de gavilán, los intestinos; y Hapi, por una de cinocéfalo71b, los pulmones.
- 71b Cinéfalo: Mamífero cuadrumano que se cría en África, de unos 70 cm de largo, con cabeza redonda, hocico semejante al del perro dogo, cara rodeada de vello blanquecino, manos negras, lomo pardo verdoso, gris el resto del cuerpo, cola larga y callosidades isquiáticas.
- 72 Sincretismo: Combinación de distintas teorías, actitudes u opiniones.
- 73 Sistro: Antiguo instrumento musical de metal en forma de aro o de herradura y atravesado por varillas, que se hacía sonar agitándolo con la mano.
- 74 Hes: Tipo de vaso utilizado por los egipcios en los cultos funerarios y religiosos para realizar libaciones.
- 75 Sítula: Acetre. // Caldero pequeño con asa en que se lleva el agua bendita para las aspersiones litúrgicas.
- 76 Libación: Acción de derramar vino u otro licor en honor de alguna divinidad.
- 77 Misticismo: Doctrina religiosa y filosófica que enseña la comunicación inmediata y directa entre las personas y la divinidad.
- 78 Inframundo: Mundo de los muertos y de los espíritus.
- 79 Hipogeo: Bóveda subterránea que en la Antigüedad se usaba para conservar los cadáveres sin quemarlos. // Capilla o edificio subterráneo.
- 80 Mastaba: Tumba egipcia en forma de pirámide truncada81, de base rectangular, que comunica con un hipogeo funerario.
- 81 Pirámide truncada: Parte de la pirámide comprendida entre la base y otro plano que corta a todas las aristas82 laterales.
- 82 Arista: Línea que resulta de la intersección de dos planos, considerada por su parte exterior.
- 83 Escudilla: Vasija ancha y de forma de una media esfera, que se usa comúnmente para servir en ella la sopa y el caldo.
- 84 Túmulo: Sepulcro levantado de la tierra. // Armazón de madera, vestida de paños fúnebres, que se erige para la celebración de las honras de un difunto. // Montecillo artificial con que en algunos pueblos antiguos era costumbre cubrir una sepultura.
- 85 Libro de Amduat: El Libro del Amduat es la descripción, desde la religión egipcia, del viaje que hace por la noche el Sol, el dios Ra, por el Más Allá.
- 86 Sudario: Lienzo que se pone sobre el rostro de los difuntos o en que se envuelve el cadáver.
- 87 Estuco: Masa de yeso blanco y agua de cola, con la cual se hacen y preparan objetos que después se doran o pintan.
- 88 Akh: Para los antiguos egipcios, se trató de uno de los elementos del ser humano, si bien cambiaría de significado a lo largo de la mitología egipcia. Se trataba, pues, de una fuerza espiritual sobrenatural y, mientras que el Akh pertenecía al cielo, el cuerpo humano pertenecía a la tierra. Así, para alcanzar el Akh tras la muerte, había que llevar a cabo una serie de ceremonias mágicas compuestas de rituales y lecturas de pasajes de los antiguos Textos de las Pirámides, de los Sarcófagos y del Libro de los Muertos.

DATOS DE INTERES

HORARIOS DE APERTURA/VISITA:

- De martes a sábados: 9:30 a 20:00 horas.
- Domingos y festivos: 9:30 a 15:00 horas.
El museo permanecerá cerrado todos los lunes del año y los días 1 y 6 de enero, 1 de mayo y 24, 25 y 31 de diciembre.

LOCALIZACIÓN Y COMUNICACIONES:

TREN:

- Estación de Recoletos (Salida por Paseo de Recoletos, Pares, esquina Calle Villanueva; Líneas de Cercanías Madrid C-1,C-2, C-7,C-8, y C-10

METRO:

- Estación de Serrano, Línea 4.
- Estación de Retiro, Línea 2.

AUTOBÚS:

- Líneas 1, 9, 19, 51 y 74 paran delante del Museo.
- Líneas 5, 14, 27, 45 y 150 paran en el Paseo Recoletos
- Líneas 21 y 53 paran en la Plaza de Colón
- Líneas 2, 15, 20, 28, 52 y 146 paran en la Plaza de la Independencia

COCHE:

- Plaza de Colón, Jardines del Descubrimiento (plazas reservadas para personas con discapacidad).
- Calle Jorge Juan y Plaza de la Independencia, Aparcamiento 3 de Serranopark (24 plazas reservadas para personas con discapacidad)

BICICLETA:

- La Calle Serrano dispone de un carril bici


Los datos de comunicaciones se han obtenido, en septiembre de 2016, de la información que facilita en su web oficial el Museo Arqueológico Nacional, no haciéndose "una Ventana desde Madrid (uVdM)" responsable de las posibles modificaciones de horarios y otros datos que puedan llevar a cabo en el futuro los organismos aquí citados.


BIBLIOGRAFIA Y ENLACES EXTERNOS:
- "Museo Arqueológico Nacional. Guía"; Ministerio de Educación, Cultura y Deporte; Edita: Secretaría General Técnica, Subdirección General de Documentación y Publicaciones; NIPO: 030-16-385-6; ISBN: 978-84-8181-645-7; Depósito Legal: M-13388-2016.
- Ramón Guerra de la Vega: Guía de Madrid, Siglo XIX, Tomo I; Edita: Ramón Guerra de la Vega; Imprime: Monterreina, S.A.; ISBN: 84-88271-06-91, Depósito legal: M. 25493-1993.
- Web oficial del Museo Arqueológico Nacional
- Museo Arqueológico Nacional - virtual
- Boletín del Museo Arqueológico Nacional, nº 32/2014; Ministerio de Educación, Cultura y Deporte; Edita: Secretaría General Técnica, Subdirección General de Documentación y Publicaciones; NIPO: 030-15-185-5; ISBN: 2341-3409.
- "Museo Arqueológico Nacional. Un museo totalmente renovado", dossier de prensa; Ministerio de Educación, Cultura y Deportes, marzo 2014.
- DRAE

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